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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO

DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE HUMANIDADES

EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

1. Conocimiento: Ordinario y Científico 1


La investigación científica arranca con la percepción de que el acervo de conocimiento
disponible es insuficiente para manejar determinados problemas. No empieza con un borrón
y cuenta nueva, porque la investigación se ocupa de problemas, y no es posible formular una
pregunta —por no hablar ya de darle respuesta— fuera de algún cuerpo de conocimiento:
sólo quienes ven pueden darse cuenta de que falta algo.
Parte del conocimiento previo de que acarrea toda investigación es conocimiento ordinario,
esto es, conocimiento no especializado, y parte de él es conocimiento científico- osea, se ha
obtenido mediante el método de la ciencia y puede volver a someterse a prueba, enriquecerse
y, llegado el caso, superarse mediante el mismo método. A medida que progresa, la
investigación corrige o hasta rechaza porciones del acervo del conocimiento ordinario. Así se
enriquece este último con los resultados de la ciencia: parte del sentido común de hoy día es
resultado de la investigación científica de ayer. La ciencia, en resolución, crece a partir del
conocimiento común y le rebasa con su crecimiento: de hecho, la investigación científica
empieza en el lugar mismo en que la experiencia y el conocimiento ordinarios dejan de
resolver problemas o hasta de plantearlos.
La ciencia no es una mera prolongación ni un simple afinamiento del conocimiento
ordinario, en el sentido en que el microscopio, por ejemplo, amplía el ámbito de la visión. La
ciencia es un conocimiento de naturaleza especial: (trata primariamente, aunque no
exclusivamente, de acaecimientos inobservables e insospechados por el lego no educado;
tales son, por ejemplo, la evolución de las estrellas y la duplicación de los cromosomas; la
ciencia inventa y arriesga conjeturas que van más allá del conocimiento común, tales como
las leyes de la mecánica cuántica o las de los reflejos condicionados; y somete esos
supuestos a contrastación con la experiencia con ayuda de técnicas especiales, como la
espectroscopia o el control del jugo gástrico, técnicas que, a su vez, requieren teorías
especiales.
Consiguientemente, el sentido común no puede ser juez autorizado de la ciencia, y el
intento de estimar las ideas y los procedimientos científicos a la luz del conocimiento común
u ordinario exclusivamente es descabellado: la ciencia elabora sus propios cánones de
validez y, en muchos temas se encuentra muy lejos del conocimiento común, el cual va
convirtiéndose progresivamente en ciencia fósil. Imaginémonos a la mujer de un Físico
rechazando una nueva teoría de su marido sobre las partículas elementales porque esa teoría
no es intuitiva, o a un biólogo que se aferrara a la hipótesis de la naturaleza hereditaria de los
caracteres adquiridos simplemente porque esa hipótesis coincide con la experiencia común
por lo que hace a la evolución cultural. Parece estar clara la conclusión que deben inferir todo
eso los filósofos; no intentemos reducir la ciencia a conocimiento común, sino aprendamos
algo de ciencia antes de filosofar sobre ella.
La discontinuidad radical entre la ciencia y el conocimiento común en numerosos respectos
y, particularmente por lo que hace al método, no debe, de todos modos, hacemos ignorar su
continuidad en otros respectos, por lo menos si se limita el concepto de conocimiento común
a las opiniones sostenidas por lo que se suele llamar sano sentido común o, en otras lenguas,
buen sentido. Efectivamente, tanto el sano sentido común cuanto las ciencias aspiran a ser
racionales y objetivos: son críticos y aspiran a coherencia (racionalidad), e intentan adaptarse
a los hechos en vez de permitirse especulaciones sin control (objetividad).
Pero el ideal de racionalidad, a saber, la sistematización coherente de enunciados
fundados y contrastadles, se consigue mediante teorías, y éstas son el núcleo de la ciencia,
más que del conocimiento común, acumulación de piezas de información laxamente
vinculadas. Y el ideal de la objetividad —a saber, la construcción de imágenes de la realidad

1
Extraído de Bunge Mario. (2008) La investigación científica. Barcelona: Ariel. P 19-22.
que sean verdaderas impersonales— no puede realizarse más que rebasando los estrechos
límites de la vida cotidiana y de la experiencia privada, abandonando el punió de vista
antropocéntrico, formulando la hipótesis de la existencia de objetos físicos más allá de
nuestras pobres y caóticas impresiones, y contrastando tales supuestos por medio de la
experiencia intersubjetiva {transpersonal) planeada e interpretada con la ayuda de teorías. El
sentido común no puede conseguir más que una objetividad limitada porque está demasiado
estrechamente vinculado a la percepción y a la acción, y cuando las rebasa lo hace a menudo
en la forma del mito: sólo la ciencia inventa teorías que, aunque no se limitan a condensar
nuestras experiencias, pueden contrastarse con esta para ser verificadas o falsadas.
Un aspecto de la objetividad que tienen en común el buen sentido y la ciencia es el
naturalismo, o sea, la negativa a admitir entidades no naturales (por ejemplo, un pensamiento
desencarnado) y fuentes o modos de conocimiento no naturales (por ejemplo, la intuición
metafísica). Pero el sentido común, reticente como es ante lo inobservable, ha tenido a veces
un efecto paralizador de la imaginación científica, la ciencia, por su parte, no teme a las
entidades inobservables que pone hipotéticamente, siempre que el conjunto hipotético pueda
mantenerse bajo su control: la ciencia, en efecto, tiene medios muy peculiares (pero nada
esotéricos ni infalibles) para someter a contraste o prueba dichos supuestos.
Una consecuencia de la vigilancia crítica y de la recusación naturalista de los modos de
conocimientos esotéricos es el falibilismo, o sea, el reconocimiento de que nuestro
conocimiento del mundo es provisional e incierto —lo cual no excluye el progreso científico,
sino que más bien lo exige. Los enunciados científicos, igual que los de la experiencia común,
son opiniones, pero opiniones ilustradas (fundadas y contrastables) en vez de dicta arbitrarios
o charlas insusceptibles de contrastación o prueba. Lo único que puede probarse hasta
quedar más allá de toda duda razonable son o bien teoremas de la lógica y la matemática, o
bien enunciados fácticos triviales (particulares v de observación) como "este volumen es
pesado".
Los enunciados referentes a la experiencia inmediata no son esencialmente incorregibles,
pero rara vez resultan dignos de duda: aunque son también conjeturas, en la práctica los
manejamos como si fueran certezas. Precisamente por esa razón son científicamente
irrelevantes: si puede manejarlos de un modo suficiente el sentido común, ¿por qué apelar a
la ciencia? Esta es la razón por la cual no existe una ciencia de la mecanografía ni de la
conducción de automóviles. En cambio, los enunciados que se refieren a algo más que las
experiencias inmediatas son dudosas y, por tanto, vale la pena someterlos varias veces a
contrastación y darles un fundamento. Pero en la ciencia la duda es mucho más creadora que
paralizadora: la duda estimula la investigación, la búsqueda de ideas que den razón di- los
hechos de un modo cada vez más adecuado. Así se produce un abanico de opiniones
científicas de desigual peso: unas de ellas están mejor fundadas y más detalladamente
contrastadas que oirás. Por eso el escéptico tiene razón cuando duda de cualquier cosa en
particular, y yerra cuando duda de todo en la misma medida.
Dicho brevemente: las opiniones científicas son racionales y objetivas como las del sano
sentido común: pero mucho más que ellas. ¿Y que es entonces —si algo hay— lo que da a
la ciencia su superioridad sobre el conocimiento común? No, ciertamente. la sustancia o tema,
puesto que un mismo objeto puede ser considerado de modo no científico, o basta
anticientífico, y según el espíritu de la ciencia. La hipnosis, por ejemplo, puede estudiarse de
un modo acientífico, como ocurre cuando se describen casos sin la ayuda de la teoría ni del
experimento. También puede considerarse como un hecho super-normal o hasta
sobrenatural, que no implica ni a los órganos de los sentidos ni al sistema nervioso, o sea,
como resultado de una acción directa de mente a mente. Por último, puede plantearse el
estudio de la hipnosis científicamente, esto es, construyendo conjeturas acerca del
mecanismo fisiológico subyacente al comportamiento hipnótico y controlando o contrastando
dichas hipótesis en el laboratorio. En principio, pues, el objeto o tema no es lo (pie distingue
a la ciencia de la no-ciencia, aunque algunos problemas determinados —por ejemplo, el de
la estructura de la materia— difícilmente puedan formularse fuera de un contexto científico.
2. El conocimiento científico como proceso y como producto2
Cuando apelamos al conocimiento podemos hacerlo desde dos perspectivas diferentes: la
de su proceso de creación y la de sus resultados.

a) En el caso del conocimiento como proceso de creación de ideas sobre la realidad


objetiva, parece claro que todavía hoy podemos seguir sosteniendo la idea de que sus
características continúan siendo las del misterio (todavía no han quedado bien definido
como se fabrica realmente un concepto, la bioquímica parece estar trabajando
seriamente en ello después del relativo fracaso del psicoanálisis) y la complejidad. De
cualquier modo, en la creación del conocimiento parece ya admitido en la actualidad,
desde Morton, que hay que tener muy claro la influencia de las condiciones sociales
(clase, generación, oficio, étnia, etc) y las culturales (valores, mentalidad).

b) En el caso del conocimiento como producto su característica más acusa e importante


es que es meramente conceptual, es decir que siempre posee una naturaleza ideal,
intelectual y racional pero nunca material y exterior. De ahí que tenga el conocimiento
como producto un carácter selectivo, dado que nunca capta la globalidad de realidad
sino su esencia, es decir que el conocimiento es siempre parcial con respecto a la
totalidad real. Todo ello hace que el conocimiento como producto sea limitado y
mejorable.
Es decir, el resultado de la actividad cognoscitiva es la de fabricar conceptos
(etimológicamente, lo concebido) que dan lugar a la formación de proposiciones (o
enunciados) que son la relación entre dos conceptos de naturaleza diversa y de
razonamientos, es decir de la capacidad de relacionar múltiples conceptos archivados
en nuestra memoria física.

3. Elementos del Conocimiento Científico3

El conocimiento científico tiene los elementos siguientes:


Hechos,
Principios,
Hipótesis,
Leyes,
Teorías.

Los hechos
Literalmente hecho significa algo realizado, algo efectuado. El hecho es aquello que tiene una
existencia propia, independientemente de nuestro pensamiento. Todo juicio supone un
“hecho”. Se denomina hecho a cualquier cosa que forma parte de la realidad como ocurrencias
sensibles y observables.
Los fenomenólogos distinguen el hecho (factum) de la esencia (eidos). En la investigación
científica los hechos son recogidos mediante el procedimiento de la observación inesperada
y la observación planificada. Un hecho es la materia prima de la ciencia. Un hecho es algo
que existe en el tiempo y en el espacio y que son percibidos de la misma forma por diferentes
observadores.
Jean Le Rond D’Alembert (1717- 1783), uno de los pensadores más eminentes de la
Ilustración francesa, señala que la historia es hechos; los hechos son o de Dios, o del hombre,
o de la Naturaleza. Los hechos que son de Dios corresponden a la historia sagrada. Los
hechos que son del hombre corresponden a la historia natural (Discurso preliminar de la
enciclopedia).

2
Prats, Joaquim (2012) Las Ciencias Sociales en el contexto del conocimiento científico: La Investigación en
Ciencias Sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona. Departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales.
P.3.
3 Terrones, Eudoro. (2009) Elementos del conocimiento científico. Extraído de

http://eudoroterrones.blogspot.pe/2009/03/elementos-del-conocimiento-cientifico.html
Los hechos por sí solos no significan nada; sólo adquieren significación cuando se engarzan
dentro de un contexto o marco teórico. El hecho es una parte de la realidad objetiva o concreta
que puede ser captado a través de los instrumentos materiales (Microscopio, telescopio, etc.)
e instrumentos teóricos desarrollados por una disciplina (la teoría de la realidad en Einstein,
etc.)
Hecho científico es todo aquello que sucede realmente, lo que es considerado por la
experiencia como dato real. Conjuntamente con la hipótesis, la ley y la teoría, el hecho es un
elemento del conocimiento científico, susceptible de ser comprobado por contrastación y que
se utiliza para elaborar, confirmar o refutar las teorías científicas.
Los hechos cumplen en la investigación científicas varias funciones básicas: a. ayudan a
iniciar las teorías; b. llevan al cuestionamiento, reformulación o rechazo de las teorías
existentes; c. aclaran y consolidan las teorías (Goode y Hato, 1967).

Los principios
El término principio proviene del latín principium y significa: fundamento, inicio, punto de
partida.
Principio es la explicación última o suprema del ser de algo. Aristóteles diría que el principio
es la fuente primaria de todo ser, de toda actualidad y de todo conocimiento.
Ejemplo de principios lógicos son los siguientes:
1. “Todo objeto es idéntico a sí mismo” (principio de identidad). Este principio se simboliza
mediante la fórmula: “A es A”.
2. “Ningún objeto puede ser y dejar de ser al mismo lo que es” (Principio de no-contradicción).
Este principio se simboliza mediante la fórmula: “A no es no –A”.
3. “Un objeto es o no es algo; no cabe un tercer término” (principio de tercero excluido). Este
principio se simboliza con la fórmula “A es B o no es B”. y “A es la razón de B”.
4. “Todo objeto debe tener una razón suficiente que lo explique” (principio de razón suficiente).

Las hipótesis
El término hipótesis deriva de los términos riegos hipó, “por debajo”, y thésis, “lo que se pone”.
Etimológicamente, hipótesis quiere decir “debajo de la tesis” “lo que se pone por debajo”. La
hipótesis es el ensayo de explicación de ciertos hechos, la supuesta relación que existe entre
ello (lo que está en la base, debajo de una situación dada que trata de explicarse).
La hipótesis es una idea preconcebida, una explicación anticipada, una anticipación que ha
de comprobarse en los objetos y por los objetos de conocimiento, o, en su caso, desecharse
por impracticable. La hipótesis es una verdad posible, pero aún no probada.
La hipótesis es un enunciado, una proposición afirmativa y condicional, una respuesta
provisional o tentativa a un fenómeno, es un juicio de posibilidad que se utiliza para la
explicación científica de los hechos de una realidad natural o social.
Una hipótesis establece una relación entre dos o más variables mensurables para explicar y
predecir en la medida de lo posible, aquellos fenómenos de una parcela determinada de la
realidad en caso de comprobarse la relación establecida.
Ejemplo de hipótesis: Sea el problema ¿qué relación existe entre el poder político gobernante,
el poder legislativo y los narcotraficantes? Se formula la siguiente hipótesis: “los grupos de
poder político gobernante y el poder legislativo amparan, encubren y fomentan realmente a
los narcotraficantes al no permitir la investigación exhaustiva e imparcial a los asesores del
gobierno y a militares comprometidos.

Las leyes
El término ley proviene del latín lex, que quiere decir “lo que se lee”. Ley científica es un
enunciado racional, hipotético, comprobado y confiable para describir, explicar y predecir
hechos o fenómenos del mundo real, bajo determinadas condiciones.
La ley científica se basa en observaciones o experiencias, comparadas metódicamente. Se
dice que la ley científica es racional porque procede de la reflexión, “Porque une unos con
otros hechos del mismo orden, siguiendo así su natural encadenamiento” diría R. Hourtico.
Las leyes científicas son siempre a posteriori y gobernadas por los hechos o fenómenos a los
cuales deben ser sometidos.
Según Bertrand Russell (obra “la perspectiva científica”), para llegar a establecer una ley
científica existen tres etapas fundamentales: la primera consiste en observar los hechos
significativos; la segunda, en sentar hipótesis queso son verdaderas expliquen aquellos
hechos; la tercera, en deducir de estas hipótesis consecuencias que puedan ser puestas a
prueba por la observación.
Las hipótesis confirmadas se convierten en leyes científicas:
Ejemplo de leyes científicas:
1. “La fuerza es igual a la resistencia multiplicada por la velocidad” (Ley de Aristóteles);
2. “La fuerza es igual a la masa multiplicada por la aceleración2 (Ley de Newton).
3. “los objetivos en movimiento o en reposo tienden a permanecer en ese estado a menos
que actúe sobre ellos una fuerza exterior” (Ley de Newton – ley del movimiento / Principio de
inercia);
4. “La aceleración de una masa por efecto de una fuerza es inversamente proporcional al a
masa y directamente proporcional a la fuerza” (ley de Newton – Ley del movimiento / Principio
fundamental de la dinámica);
5. “A cada acción se opone una reacción y de sentido contrario” (Ley de Newton – Ley del
movimiento / Principio de acción y reacción);
6. “La fuerza es igual a la velocidad de variación del impulso” (Ley de Albert Einstein);
7. “En las mismas circunstancias, las mismas causas producen siempre los mismos efectos”
(Ley de causalidad);
8. “Los cuerpos se atraen en razón directa del producto de sus masas y en razón inversa del
cuadrado de sus distancias” (Ley de la Gravitación Universal, enunciado en 1687, de Isaac
Newton).
Leyes de la caída de los cuerpos:
1º) Todos los cuerpos abandonados en el espacio caen;
2º) Todos los cuerpos caen en el vacío a la misma velocidad;
3º) La velocidad de un cuerpo que cae en el vacío es proporcional al tiempo de caída”.

La teoría científica
El término teoría procede del griego teoría, derivado de theorós y que significa “aquel que da
una mirada”, “contemplar o ver con los ojos del espíritu”. Teoría es una visión intelectual o
racional de la realidad, del mundo, de las cosas, de la sociedad. Cada época elabora y
desarrolla sus propias teorías, según el nivel de evolución en que se encuentra, sustituyendo
a las teorías antiguas, al ser consideradas como teorías superadas, obsoletas y anacrónicas.
Pero el sentido que paciencia le da al término teoría en la actualidad no es de “contemplación”,
hoy designa una “construcción” intelectual expresado en un sistema coherente de
proposiciones universales, que son comprobables y comunicables y capaces de explicar un
área problemática.

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