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Fama y crítica del «boom» (Oviedo)

Los procesos literarios son ondas o arcos temporales que tienen sus cumbres
y sus hondonadas. Es una característica inherente al movimiento. histórico
que, luego de un tiempo de dominación y aceptación general, venga otro en
el que se insinúe una fatiga por los modelos poco antes celebrados y se
proponga su reemplazo por otros que los desafían y contradicen.
En pocas palabras podría decirse que el «boom» fue, en primer
lugar, una notable conjunción de grandes novelas a mediados de la dé-
cada del sesenta y una revaloración de otras, no menos importantes,
que habían sido soslayadas o leídas en distinto contexto. El «boom»
funcionó como un imán que concentró la atención sobre un puñado
de nuevos autores y sobre sus inmediatos maestros, creando así un
diseño o mapa que redefinió nuestra literatura.
Ese cambio no sólo consistió en el redescubrimiento o la aparición de
ciertos autores contemporáneos -los mayores habían estado activos
desde los años treinta y cuarenta, como Asturias (18.2.1.) y Carpentier
(19.2.3.)-, sino en el surgimiento de una nueva y más amplia capa de
lectores, de un auge editorial dentro y fuera del continente y de una especie
de expectativa histórica despertada por la naciente Revolución
Cubana. La consolidación de estos tres aspectos explica la rápida difusión
que alcanzó todo lo que venía presentado bajo el membrete del
«boom».
Hubo una explosiva riqueza creadora que fue oportunamente apoyada por
grandes editoriales en España (Seix Barral, en Barcelona, fue fundamental),
Argentina, México y otros países y respaldada por la acogida de una
verdadera masa de lectores.

XVII. LA NARRATIVA DEL SIGLO XX:


LA NUEVA NOVELA Y SU AUGE (Bellini)
Boom de la literatura hispanoamericana. El término fue usado por
algunos críticos con sentido reductivo, pero ya nadie duda de que el
grupo, en el cual figuran autores como Cortázar y Sábato, Fuentes,
Vargas Llosa y García Márquez, tuvo una indiscutible
calidad artística, un vigor de innovación que se impuso en toda la
narrativa hispanoamericana.
Entre las voces que durante años permanecieron injustamente
ignoradas figuran los argentinos Roberto Arlt y Leopoldo Maréchal, y
del mismo modo los uruguayos Felisberto Hernández y Juan Carlos
Onetti.
Este último empezó a gozar de renombre en cuanto se afirmaron los
narradores del boom.
Onetti
Su manera de enfrentarse con la realidad no se basa en la anécdota
sino en la problemática que implica. Su obra no atrae por recursos
mágicos o fantásticos ni por llamativas innovaciones estilísticas o
estructurales, sino por la profundidad, por la agudeza de su
indagación psicológica, por una filosofía de la «desesperanza»,
podríamos decir.
Preside sus novelas una visión pesimista de la vida, cuya monotonía y
falta de interés destaca.

Personajes aparentemente concretos pero puros problemas en el


fondo; realidades que constituyen problemáticas irrealidades;
ámbitos que emiten continuos mensajes negativos; un razonar
interior, monologante, que da la dimensión oculta del individuo.
La observación minuciosa de las cosas es una característica de la
narrativa de Onetti. Las descripciones son parte importante de los
acontecimientos, los contienen y preanuncian su evolución.

FIGURAS DEL GENERO


POLICIAL EN ONETTI
Josefina Ludmer
Sueños de venganza, aventura y opulencia: asesinatos, drogas, estafas
; el clima y ciertos mecanismos de
los relatos policiales van a constituir el paradigma de mundo
imaginario comunicable y a la vez la materia social de la ficción de
Onetti.
Tres rasgos de la novela policial trabajados por Onetti: primero: tanto
el género policial clásico como la novela negra se fundan en la
derogación de alguna regla moral o legal básica, y dramatizan el juego
de fuerzas contrarias e iguales, cuyo equilibrio se establece en el curso
del relato para probar finalmente la excelencia de una de ellas, la de
la ley; segundo: la novela policial está gobernada por la búsqueda
del saber, pero el relato ofrece resistencia al conocimiento y produce
ignorancia mediante un sistema narrativo fraccionado e incompleto,
como en negativo, que bruscamente se revela hacia el fin. Tercero:
novela policial juega a la vez con una ética (la lucha contra los
infractores).
El cierre de sus novelas, despojado del valor de verdad, implica
siempre, sin embargo, a algún representante de la ley.

Onetti tan memorable: Una semblanza de sus cuentos


Alejandro José López Cáceres
Dado que suelen sobrellevar existencias grises, anodinas, o que viven
asediados por el fracaso de todas sus
empresas, llega un momento en el cual una encrucijada de hastío o
derrota los obliga a buscar una salida. Fue un autodidacta. Con todo,
entre los muchos autores que recorrió y que le entusiasmaron,
ninguno
marcó su literatura tan profunda y diversamente como lo hizo
William Faulkner.
Una de las mayores obsesiones de Onetti es cómo entregar la
información de la historia que está narrando. Y suele hacerlo con un
severo cuentagotas. Esta disposición para contar es la característica
más representativa de la novela policíaca, género por el cual tenía el
maestro uruguayo especial debilidad.

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