Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Los procesos literarios son ondas o arcos temporales que tienen sus cumbres
y sus hondonadas. Es una característica inherente al movimiento. histórico
que, luego de un tiempo de dominación y aceptación general, venga otro en
el que se insinúe una fatiga por los modelos poco antes celebrados y se
proponga su reemplazo por otros que los desafían y contradicen.
En pocas palabras podría decirse que el «boom» fue, en primer
lugar, una notable conjunción de grandes novelas a mediados de la dé-
cada del sesenta y una revaloración de otras, no menos importantes,
que habían sido soslayadas o leídas en distinto contexto. El «boom»
funcionó como un imán que concentró la atención sobre un puñado
de nuevos autores y sobre sus inmediatos maestros, creando así un
diseño o mapa que redefinió nuestra literatura.
Ese cambio no sólo consistió en el redescubrimiento o la aparición de
ciertos autores contemporáneos -los mayores habían estado activos
desde los años treinta y cuarenta, como Asturias (18.2.1.) y Carpentier
(19.2.3.)-, sino en el surgimiento de una nueva y más amplia capa de
lectores, de un auge editorial dentro y fuera del continente y de una especie
de expectativa histórica despertada por la naciente Revolución
Cubana. La consolidación de estos tres aspectos explica la rápida difusión
que alcanzó todo lo que venía presentado bajo el membrete del
«boom».
Hubo una explosiva riqueza creadora que fue oportunamente apoyada por
grandes editoriales en España (Seix Barral, en Barcelona, fue fundamental),
Argentina, México y otros países y respaldada por la acogida de una
verdadera masa de lectores.