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universidad? 7 consejos
psicológicos
A la hora de aprenderse un temario, limitarse a memorizar leyendo
apuntes no es la solución.
por Arturo Torres
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Así pues… ¿cómo estudiar para la universidad? ¿Cómo podemos adoptar esos
hábitos de estudio que nos permitirán adaptarnos bien al ritmo de trabajo y de
aprendizaje que se espera de nosotros en una facultad? Veámoslo.
Así pues, deshazte de la idea de que detrás de ti hay una red salvavidas de
personas dispuestas a evitar que tengas que repetir asignaturas o pagar
nuevamente por presentarte a exámenes. Esto ya no funciona así.
Existe la costumbre de ver las preguntas en clase como una rareza, algo que solo
enlentece el ritmo del temario. Sin embargo, son la esencia de lo que significa
enseñar. La sesión de preguntas sirve para rellenar las lagunas de
conocimiento que quedan entre lo que se explica y lo que se aprende analizando
lo que dicen los profesores. Lo normal es que aparezcan este tipo de vacíos de
conocimiento, de modo que hay que hacer algo por evitar que sigan existiendo.
Plantear una duda en voz alta es algo que puede evitarnos minutos e incluso
horas de buscar entre los apuntes, revisar la bibliografía, consultar a otros
alumnos, etc.
3. Crea un calendario
Debes evitar por todos los medios hacer que tus ratos de estudio dependan de las
fechas en las que tienes exámenes para ponerte a revisar los apuntes pocos días
antes.
Para ello, crea calendarios desde la primera semana del semestre, ubica los días
de los exámenes, y crea un primer boceto de tus sesiones de estudio para cada
asignatura. Teniendo en cuenta que para optimizar tus tiempos de estudio
deberías dedicar tiempo a estudiar todas las asignaturas al menos una vez a
la semana, reparte esas sesiones para que te quede un calendario compensado.
4. Crea esquemas
No te limites a leer lo que pone en los libros, en las fotocopias y en los apuntes
que has tomado a medida que escuchabas lo que se decía en clase. Redacta tus
propias versiones de esos contenidos. Puede parecer una tarea “extra”
innecesaria, ya que teóricamente implica duplicar algo que ya existe en otros
soportes visuales, pero en realidad no lo es. El motivo es muy sencillo: hacer eso
te exige expresar en tus propias palabras un contenido y hacer que forme un
“todo” coherente.
Por ejemplo, realizar esta actividad con el contenido a aprender permitirá que
detectes a tiempo esos “vacíos” de conocimiento y esas aparentes contradicciones
que, de otro modo, solo llegarían a tu conocimiento en el momento de hacer el
examen o poco antes. Además, hará mucho más fácil el estudio, pues tener todo
el contenido en un único lugar y formando parte de un texto estructurado de
una manera que para ti tenga sentido facilita mucho las cosas.
Por otro lado, el hecho de escribir de nuevo los contenidos del temario hace que
los memorices mucho mejor de lo que lo harías simplemente leyendo, pues hace
que esa información quede mejor fijada en tu memoria.