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L INTRoDUccTÓN
oonÍalros DECIR et;E EL "n[[,AGRo" DE LA\TDA transita a través
de dos grandes momentos; e1 primero es el de la fecundación
(cfr. cap. I, 3.1) y e1 segundo es el de1 nacimiento. Analizaremos a con-
tinuación este último como así también ios primeros dieciocho meses
de vida, que implican eI pasaje de la simbiosis ln utero a una simbio-
sis externa con la madre.
2. NACIMIENTO
79
tamaño y conformación anatómica, tanto de la madre como del hijo,
la posición que adopta el feto en ei canal de parto, la elasticidad de los
músculos uterinos de Ia madre. Asimismo, intervienen en el mencio-
nado proceso otros elementos entre los cuales podemos considerar la
ejercitación preüa de la madre para pujar, los temores y fantasías
maternas acerca del parto y del hijo,la información que posea acerca
de este proceso, como ya dijimos anteriormente.
El parto queda asociado en la madre, entre otras, a experiencias
de separación y de dolor tanto fisico como psÍquico '. Se abandona de
cierta forma e1 lugar de fr4-a para convertirse en madre y a su vez
transforma a sus padres en abuelos;es decir, que modifica el orden de
filiación. E1 hijo está ahora fuera del vientre y frente a 1a sociedad; es-
ta experiencia conlleva el sentimiento de alteridad, es decir, el reco-
nocimiento del recién nacido como otro sujeto y como diferente del be-
bé con e1 que soñaba; esto hiere eI sentimiento narcisista materno
pues ese bebé, tal vez,no se conüerta en el redentor de sus esperan-
zas perdidas, sino en alguien que desde la expresión de sus necesida-
des reclame su atención, es decir, estimule el surgimiento de la preo-
cupación maternal primaria3.
El modo cómo se realice el parto tiene una imporbante influencia
en la salud fisica y mental del nuevo ser. La posibilidad de lesiones y
alteraciones se incrementa debido a diversas circunstancias, por
ejemplo Ia anoxia perinatal (falta temporaria de oígeno), Ia asepsia
del medio en que se realiza, o el uso de forceps.
Luego de ser expulsado de Ia madre y al ser tomado por Ia perso-
na que colaboró en el proceso, e1 neonato reacciona de diversos modos
ya sea acurmcándose, adoptando una postura rígida o relajando sus
músculos.
Seguidamente se ata y se corta e1 cordón umbilical, sin que este
hecho aparentemente produzca dolor, debido a que ei mismo carece
de terminaciones nerwiosas.
El nacimiento representa para el nuevo ser un momento crítico
en que abruptamente se separa de la placenta, su órgano nutricio y
respiratorio. A partir de ese momento comienza a oxigenar su sangre
con sus propios pulmones y a nutrirse por medio de su propio tubo ü-
gestivo. No bien termina el parto empieza a respirar. Los pulmones
se dilatan una vez que expulsan ei iíquido que contienen y se cargan
BO
de aire, admitiendo también una mayor cantidad de sangre.
Elllan-
io -l.iáf es la señal de que los pulmones se han inflado y co,,,enza-
ron a funcionar, es el índice más claro de la vitalidad de1 neonato. co-
habla de un g,ito del nacimiento, quejido,-o-11anto, co-
-,i"Á""t"de1secomienzo
;;;ñ de 1á respiración y, por lo tanto, de1 comienzo
-- Ia vida posnatal.
de
Á pártir de 1a expulsión, eI nuevo ser debe hacerse cargo de un
cú-
mulo áe funciones que hasta ese momento cumplía su madre. La du-
i.Á l"estos cambios se obsewa en algunas diferencias entre ambos
medios que enunciamos en el siguiente cuadro:
sus necesidadós. i ,i
. débe incorpqrar y digerir aliménto§;
ritmo inconstante de alimentación.
. debe áli*irr* d.techos hacia el:
exterior. En las primerás 24 horas
debe orinar. : ,: i ,
. modificación de Ia crrculació-n de lá
:sangre, ahora pas#á previamenk
por los Pulmones Para oxigenaase
81
comprensión del proceso del nacimiento. En é1 analiza el carácter
traumático de este pasaje y su influencia en el desarollo posterior de
la personalidad.
El "trauma del nacimiento" consiste en el abrupto pasaje de una
situación de üda intrauterina placentera, alacual el feto estaba adap-
tado, a un nuevo medio ambiental con su exigencia de adecuación a é1.
La presentacion súbita y masiva de estímulos externos durante
el alumbramiento es experimentada como la primera situación de an-
gustia que etimológicamentes remite a estrechez, situación
crítica--término
y así se constituye en Ia reacción vivencial prototípica fren-
te a un estado de peligro. El acto de nacer es una situación de riesgo
en la cual la conservación de la vida es amenazada.
El feto durante e1 proceso de nacimiento vivencia grandes mag-
nitudes de excitación que le producen sensaciones de displacer. Esta
es una reacción de alarma, es decir una reacción general de adapta-
ción del organismo del recién nacido; como toda reacción de este ca-
rácter tiene una fase de shock (daño) y otra de contrashock (defensa
activa). Este estado de mayor adaptación subsiguiente al trauma del
nacimiento facilitará las posteriores respuestas del lactante a los
múltip1es estímulos ambientales posnatales, que son muy superiores
a los que ha soporbado en la vida intrauterina, pero de intensidad in-
ferior a la situación traumática dei nacimiento en sí.
Resumiendo, el choque que representa el cambio del medio ma-
terno al mundo exterior, tanto en el plano fisiológico como psicológi-
co, es para Omo ReNr la experiencia primaria de angustia. Esta se
constituye enlaraíz de posteriores üvencias que comprometen dicho
afecto.
3. EL NEONATO
5
CoRo*t**, J. (1990). Breue diccionario etimoló§co de la lengua castellana.
Editorial Gredos, Madrid.
82
aI nacer, está desamparado. Ya que, posee una dotación de pulsiones
(Tbieb) y no de instinlos (Instirukt),1os que le aportarían esquemas de
conducia heredados a partir de los cuaies podría resolver sus proble-
mas de adaptación. La inmadurez del sistema neryioso provoca re-
pentinos sofiresaltos y temblores, así su sistema motor tarda casi un
áño para permitirle tomar correctamente los objetos y poder-caminar.
Caréce dé la manifestación plena de sus características humanas
más específicas. Por eso, muchos autores consideran al neonato como
un prematuro que hasta aproximadamente e1 año de vida necesita de
,r, i'út"ro psicoiógico", de una simbiosis psicológica con la madre pa-
ra completar su desarrollo intrauterino.
El neonato se nos muestra, indefenso y constitutivamente incon-
cluso, de modo que depende absolutamente de1 medio para sobre-
vivir. Ei desvalimiento y la necesidad de cuidados permanentes,
por parte de su madre, persisten durante todo el primer año de vi-
áa. ñstas observaciones avalaron ias afirmaciones tanto de Gpgp-
LEN como de PonutmNN.
6
AnNoLo GpHpl-pN en los comienzos del siglo )O( caractenza al
hombre como un ser que nace deficitario, pues su naturaleza es dé-
bil. Ante esto desarrolla para compensarlo artificios como la cultu-
ra, e1 lenguaje, las instituciones.
A¡olr Pómvr¿NN 7en la década del'20 formuló la tesis que afir-
ma que e1 hombre nace, fisiológicamente hablando, en un parto
pre*at,rro. El período de embarazo debiera durar 22 meses y no 9,
para qrr" el sei humano haya alcanzado así un desarrollo equiva-
iente á1 de los neonatos de otras especies de mamíferos, como la ba-
llena o el cabalio.
Por una parte, el hombre es el único mamífero que recién al
año de haber nacido adquiere las formas fundamentales que Ie per-
miten desarrollar los movimientos y actividades que caracteizan
a su especie. Por otra parte, el neonato es un ser abierto al mundo
y dotado de gran plasticidad, pues los órganos de sus sentidos ya
están en funcionamiento cuando nace.
La prueba denominada"score de Apgar" se administra al mi-
nuto de haber nacido, para diagnosticar acerca de la normalidad
del neonato y determinar los pasos a seguir. A continuación la des-
cribimos:
6 GEHnlnN, A. (1g5b). El hombre. Su naturaLeza y su puesto en el mundo.
Editorial Nova, Buenos Aires.
7
PoRmraNN, A. (1954). Los cambios en el pensamiento biológico. Editorial Suda-
mericana, Buenos Aires.
83
pu1.p i rnn.'.t,E;§ri.i.eüE;i.ñ¡§ii¡anmiñi§*ffiói. ü;l§ó6nnloü.l. o
.:1ñiño¡.i:¡
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t E é1"Ú müsu*".,'.'
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'rono muscüar',. Fl*'d"' ',..
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Se,evaiúacomo:.normalelquealcanz.1.7omaipuntoS1
B4
res afiñnan que e1 mundo para e1 neonato es caótico y confuso. su
percepción es más bien global, simple y con poca discriminación, pe-
ro noimplica necesariamente que viva confundido y temeroso por el
supuesto desorden del mundo que se ie presenta.
La complejidad de 1a experiencia alimentaria, con su carácter po-
lisensoriai y variedad de inrpresiones y de actividades, es fundamen-
tal en su contacto e intercambio con la realidad exberna y para su or-
ganización interna. La madre continúa mediatizando su relación con
él mundo y de ella depende en gran medida que lo descubra-como con-
fiab1e, ord'enado y bueno, o bien como caótico, confuso y peligroso. El
víncuÍo afectivo con 1a madre tiene un rol estructurador de 1o percep-
8
tual a partir ya de la primera mamada. RrNÉ SprU considera que la
estruciuración pu.."ptral se sustenta en una vivencia unitaria, gra-
cias al clima afóctivo de 1a relación materno-filial. El neonato recep-
ciona estímulos y responde a éstos tratando de comunicarse y de c91-
tactarse con el mundo que 1o rodea, pero la madre y los demás adul-
tos son quienes aS,rrdan y permiten estructurar su percepción y su co-
municación.
si bien es cierto que en los primeros meses de üda manifiestan
una actiüdad generafy perceptiva en particular, esta última es limi-
tada por eI dormir y la barrera protectora de estímulos'
É1 neonato generalmente duerme la mayor parte dei día, permane-
ce escasas horas en estado de ügilia y otro tiempo transcurre adormeci-
do. Recién a 1os 6 meses 1a ügilia y el dormir quedan equilibrados, ei qe-
cir, mitad dormido y mitad despierto. Por tal motivo, H. Rpt',g>l,nnt',de-
nominó a los primeros dos meses de vida la "edad del sueño". Pero, es
necesario aclarar que el dormir no es un proceso pasivo y que en las po-
cas horas de vigitia existe un intenso contacto con Ia madre'
por otra párte Srrrz afirmó, desde ia hipótesis psicoanalítica, la
existencia de Lna "barrera protectora de estímulos" en el neonato. Los
estímulos externos son solámente percibidos cuando sus niveies de
intensidad exceden al dei umbral de dicha barrera protectora. Hay un
proceso de filtrado de 1o proveniente del mundo exberno como defen-
sa activa para el desarrollo económico de la psique. A partir de Io di-
10
cho, Bn¿zrLTON y CneUrn observando a los recién nacidos distin-
guieron en eI transcurso de sus días diversos estados:
t S"rrr, R. (1977). Dl primer añn de uida d.el niñ'o. F' C' E', México'
e
Rrwr¡no, H. (1980). Tlatad.o de psicología euolutiuo. Editoriai l'abor, Barcelona'
t0
Bn¡zplroN, B. y Cneunn, B. (1993). La relación mó.s temprano. Editorial Pai-
dós, Buenos Aires.
B5
L El sueño profundo. El bebé presenta los ojos firmemente cerra-
dos, respiración profunda y regular, ausencia de actiüdad motriz,
piel rosada y tono muscular relajado. En estos momentos es casi
inaccesible a los estímulos externos.
2. El sueño activo (sueño MOR o movimiento ocular rápido). El
sueño es ligero, la respiración irregular y más rápida, mueve los
miembros y en el rostro frunce el ceño o se sonrÍe. Su piel se en-
rojece por momentos. Durante este tipo de sueño está más "abier-
to" a los estímulos del mundo.
3. El estado de somnolencia. Los párpados están abiertos, o se-
micerrados; los ojos poseen un aspecto üdrioso y no se fijan en
punto alguno.
4. El estado de alerta o despierto. El cuerpo y el rostro están re-
lativamente tranquilos; pero 1os ojos están abiertos y brillantes
como'Ventanas" abiertas al mundo exterior.
El estado de alerta pero inquieto. EI bebé está despierto, pre-
5.
senta actividad mottiz generalizada, su piel se enrojece. Este es-
tado es una transición alllanto.
6. El llanto. Es un importante y complejo sistema de comunicación.
Se pueden distinguir cuatro tipos: de dolor, de hambre, de aburri-
miento y de molestia.
Estos estados descriptos son diferentes en cada bebé pues expre-
san sus modo de controlar las tensiones endógenas o exógenas, orga-
nizar sus vivencias, comunicarse afectivamente mostrando su aten-
ción a 1o externo, su excitación, aflicción y necesidad de interación o
de repliegue en sí mismo.
86
3.1.1.1. Vsión
87
de sí, posee escasa información de 1o que sucede a su alrededor. Sin
embargo, 1os bebés prematuros de 7 meses ya distinguen la luz de 1a
oscuridad, es decir tienen un mínimo de actividad üsua1.
E1 neonato percibe laluz, parpadea (reflejo palpebral) y cierra sus
pupilas ante Ia misma (reflejo pupilar), reacciona alahn girando su
cabeza hacia Ia fuente de Ia misma (reflejo óculo-cefalogiro) y allí per-
manece. R. L. FaNtz11, demostró que 1os neonatos entre las 10 horas
y los 5 días de haber nacido ya fijan la vista por más tiempo a las for-
mas estructuradas (rostros, letras, círculos) que a estímulos unifor-
mes no estructurados.
Los bastones de la retina que captan 1a luminosidad ya se ob-
servan en el recién nacido, no así los conos y Ia mácula (punto de vi-
sión más clara), que aún están conformándose. Por este motivo, el
mundo visual de1 recién nacido es incoloro y opaco, aun cuando al-
gunos autores sostienen que distingue ciertas tonalidades cromáti-
cas. Es importante enfatizar que 1a üsión de los colores no solamen-
te facilita 1a captación de ios contornos de 1os objetos y, por io tanto,
1a discriminación de éstos entre sí, sino que también afectan viven-
cialmente a1 sujeto.
Además, la üsión de1 neonato tiene otras limitaciones. EI nervio
óptico que vincula al ojo con el cerebro finalíza su conformación a las
10 semanas del nacimiento. La transmisión de 1os impulsos nerviosos
oculares al cerebro no es óptima hasta 1a maduración de estas vías. A
estas dificultades de transmisión se agregan las antes mencionadas
de recepción, como la maduración de la retina. Por otra parbe, los
músculos y nervios que intervienen en la focalización de la vista, de-
moran casi 6 meses hasta a\canzar su coordinación óptima. Por este
motivo, no se habla de estrabismo antes de los 6 meses de edad.
Una descripción de 1o visto, que guarda cierta analogía con el
mundo visual dei neonato, es 1a que relatan los ciegos de nacimiento
que operados en su adolescencia o en su adultez, recuperaron 1a ü-
sión. Algunos de el1os, antes de ser operados, no tenÍan ceguera abso-
luta y así, por ejemplo, distinguían el día de 1a noche, la luminosidad
de la oscuridad, a semejanza de ios prematuros antes mencionados.
Recién recuperada Ia visión no podían distinguir los objetos ni por la
forma ni por eI tamaño, si bien podían notar las diferencias entre és-
tos. En consecuencia, los objetos se les aparecen mezclados y en mo-
ümiento. A medida que se acostumbran a dar profundidad, a crear
un espacio delante de sus ojos, coiocan a cada objeto en diferentes dis-
11
FaNrz, R. L. (1963). Pattern uision in newbot'n infants. Science, volumen 140,
páginas 296-297.
88
tancias y comienzan a jtzgar por la üsta su forma y tamaño relati-
vos. Es decir, aprenden Ia noción figura-fondo como los neonatos.
También, como a 1os neonatos, 1es resulta dificil dirigir los ojos hacia
1os objetos que desean mirar. Queda pues en evidencia, que además
de la maduración de ios nervios y músculos, se requiere todo un
aprendizaje y una coordinación neuromotora para alcanzat una ü-
sión óptima.
El bebé entre Ia tercera semana y el primer mes de vida ya mira
f,jamente a 1os objetos y, por supuesto, a su madre. Esta interpreta
que su hijo 1a está intencionalmente mirando, aun cuando no hay un
reconocimiento del rostro humano hasta aproximadamente el tercer
mes. Esta convergencia ocular, esta capacidad del bebé de fijar su mi-
rada, le da consistencia a sus impresiones visuales. Sus ojos tienden
a mirar los objetos en moümiento y por el1o los móüles colgantes sir-
ven para estimular su visión. A los 2 meses por los movimientos dis-
tingue Ia figura del fondo, así los objetos en moümiento se destacan
más fácilmente del fondo. Empieza a seguir a un objeto móül si se
desplaza lentamente dentro de su campo visuai.
El bebé mucho antes de poder tomar un objeto con la mano 1o cap-
ta con los ojos. Es decir, que la posesión visual de los objetos es ante-
rior a la manual. Alos 4 meses 1a üsta le es útil para explorar su cuer-
po, observa sus manos y las pone frente ala cara. Empieza de este
modo la coordinación óculo-manual.
Recién entre 1os 6 y 7 meses deja de interesarse por sus manos
para mirar y tomar Ios objetos que Io rodean. E1 avance motor de sus
manos le permite mejorar su exploración visual y prestar mayor aten-
ción hacia 1os objetos. Del mismo modo su tronco ya erguido, así como
también el poder sentarse, 1e abren su espacio visual ampliando su
mundo de objetos. Después de1 octavo mes aumenta su curiosidad por
ios objetos, observa y sigue Ios movimientos de las personas. A los 10
meses es muy observador y se preocupa por los detalles.
3.1.1.2.. Audición
B9
dos, a menudo hacen que cese su llanto a fin de poder escucharlas. Su
experiencia a 1as semanas Ie permite interpretar que las palabras
suaves van acompañadas de actitudes de cuidado, que lavoz mater-
na anticipa la atención a sus necesidades.
Diversas investigaciones realizadas durante el primer mes de vi-
da confirman el reconocimiento auditivo de la madre. Los bebés pres-
tan más atención a las palabras de su madre qUe a las de mujeres
desconocidas, aunque usen las mismas palabras". Los bebés se ama-
mantan mejor y con mayor empeño con pezones artificiales cuando
éstos activan una grabación con la voz de la madre, a diferencia de los
que se amamantan con dichos pezones pero acompañados con una
voz extraña'".
El bebé puede detectar diferencias entre sonidos muy similares,
por ejemplo'ba" y "pa", pero la localización de los sonidos es más tar-
día, recién se da después del cuarto mes. A esta edad vuelve la cabe-
za a quien le llama.
Asimismo,la respuesta al tono de voz se logra antes de entender
el significado iiteral de las palabras que escucha. Desde la antigüe-
dad, la sabiduría popular de 1os padres tiene en cuenta el aprecio del
ritmo y de 1a música mediante e1 desarrollo o la práctica de las can-
ciones de cuna y el ritmo al mecer. De esta manera, advertimos que
las sensaciones de contención afectiva y protección están relacionadas
con los sonidos armónicos, suaves y esperados; a diferencia de las
reacciones de miedo que están relacionadas con los sonidos fuertes e
inusitados. Estos últimos estímulos auütivos, junto al brusco cambio
del equilibrio, constituyen las dos experiencias que despiertan el mie-
do del bebé de modo más definido.
Al séptimo mes ya detecta a través de su entonación los cambios
emocionaies de quien Ie habla.
AI décimo mes ya reconoce diferentes palabras, entre ellas su
nombre, y presta clara atención al üscurso de su entorno.
" Erros, P. D. Speach perception in early infancy En: CormN, L. B. and S¿ra-
eamq P. (1975). Infant perception: from sensatíon to cognition. Vol. II, Academic
Press, Nueva York.
t' Mr""a, M. and MELBUISH, E. (1974). Recognition of mother's uoice in ects,ly in-
forzce. Nature, 252, pág¡nas 123-124.
90
funcionan desde eI nacimiento, los primeros meses de vida se carac-
tertzanpor el predominio de las sensaciones internas provenientes de
los órganos.
ln
SpITz nos dice que al nacer se halla presente un sistema u or-
ganización cenestésica que permite ia captación generaiizada, difusa
y primordialmente üsceral. Predomina el sistema nervioso autónomo
ó neurovegetativo sobre el sistema nervioso central. Este último,liga-
do a lavidá de relación, permite una percepción localizada y discrimi-
nada por medio de los órganos sensoriales periféricos.
nn la organización psíquica a nivel cenestésico, la sensibilidad
visceral estátonectada con algUnas de las modalidades sensoriales
periféricas, en particular, con la sensibilidad cutánea. Además, al na-
cer la zona oral (comprende el '1tocico", la caüdad bucal y ei tubo di-
gestivo hasta el comienzo de1 intestino, es decir 1a válvula pilórica)
juega un rol fundamental en 1a relación entre 1o interno y 1o externo,
entre Io visceral y los órganos sensoriales periÍéricos. Consiguiente-
mente, la zona oral y la piel son el puente entre 1o interno y 1o exter-
no, son el eje de los primeros intercambios del bebé.
La sensibilidad cutánea abarca las sensaciones de contacto, pre-
sión, temperatura y dolor. En los primeros meses el neonato reaccio-
na fundamentalmente a sensaciones táctiles y los reflejos heredados
son en su mayoría respuestas a estímulos táctiles.
15
Para DIoirn ANzrBu la piel es el elemento cohesionante del be-
bé que 1e permite ir integrando sus partes y vivenciar así un límite
entri su cuerpo y su medio circundante. Diferencia tres funciones bá-
sicas de 1a piel: es continente como un envase o bolsa;marca lgs lími-
tes entre el afuera y el adentro como superficie, por último, es un lu-
gar de intercambio.
A través de la piel el bebé recibe ei afecto cáIido y toma contacto
con su madre. Experiencias realizadas con animales y con niños de-
muestran Ia importancia de 1os estímulos epidérmicos (lamidos, cari-
cias), como estimulantes de ias funciones vitales.
t6rcalizóinvestigaciones con monos a los que
H. F. Elmlow (1959)
se les impedía desde su nacimiento hasta el primer ano el contacto fi-
sico con sus congéneres, aunque se les permitía verlos y oírios. En es-
tn
S",rr, R. (1977). El primer año d.e uid.a clel niño.F. C. E., México.
91
tos casos observó graves dificultades posteriores en sus relaciones se-
xuales y sociales. Además, comparó los monos criados por sus madres
con otros amamantados por muñecas de alambre, unas recubierbas
con tela y otras sin recubrir. Se alimentaron y desarrollaron afectiva-
mente mejor los monos que fueron criados por sus madres; en menor
medida alcanzaron estos logros 1os que eran atendidos por madres
sustitutas recubiertas con telas que permitían un contacto táctll agra-
dable; en último lrgar, tuvieron menores logros 1os que contactaron
con 1as madres de alambre, pues carecían del estímulo tácti1cálido.
17
4,1. Organizadores de la psique. René Spilz
Consideraremos algunos conceptos clave en la teoría de Spttz:
....,Or.gaai¿áüór:,:..nr*oj.ón',.éc,..Xá..intég1ációñ..'déi.lá..pé ndi*ád,,,,,8$ádo de
...aóoffiiñáeión.é...in ációu.,d0...ffioiOnés¡-qüépe¡mlté un nüevó¡nivel.,.dé.,.
organizaciórL modificando las propiedades dé los:ólementos a:pártii dé,
los,cualesseofrsu,, ,:
,,,,,, ,: ,, : :,: :,.
,
'7 S"rrr, R. (1976). La formación del Yo. Una teoría genética d.e campo.Centro
Editor de América Latina, Buenos Aires.
92
l. Estad.io anobjetal (fase de no diferenciación yo-objeto).
La madre es para Sptrz elYo (externo), pues no existe una forma-
ción yoica en el néonato18. No hay diferenciación entre eI Yo y etr EIIo,
entre la percepción y la memoria, entre 1o consciente y 1o inconscien-
te y por iupuesto entre el bebé y el mundo externo. Es un período ca-
rente de objeto, e1 cual percibe posteriormente en función de la nece-
sidad interna. Ejemplo de ello es que el neonato sonríe como expre-
sión de un estado interno de satisfacción (sonrisa gástrica), con inde-
pendencia de una presencia experimentada como externa. Es decir,
que 1a característica de este estadio es el predominio de las percepcio-
nes internas.
93
lI. Estq.d.io d.el objeto precursor o pre-objetal
94
Por otra parte, comienza a imitar ios gestos y actitudes, a respon-
der a expresiones de los otros y a comprender norrnas sociales a tra-
vés de órdenes y prohibiciones.
95
mo" en e1que se unifican las puisiones parciaies, al tomarse a sí mis-
'IV,2).
mo como objeto de amor (cfr. cap.
Entre los 6 y los 8 meses se reconoce a sí mismo en ei reflejo del
espejo y acompaña esta experiencia de júbilo con su mímica. El niño
descubre 1a totalidad de su cuerpo en esa imagen y progresivamente
toma conciencia de sí mismo como entidad diferenciada". Este descu-
brimiento representa un primer paso en la adquisición de la totalidad
funcional de sÍ mismo, en el logro de la aprehensión y dominio de su
unidad corporal.
Con 1a identificación primaria especular comienza un proceso de
identificaciones sucesivas fundamental para el desarrollo del Yo. I¡s
efectos de la fase de1 espejo repercuten fundamentalmente hasta los
18 meses.
Según LACAN, la identificación especular es una identificación
narcisista con imágenes externas ya que, bajo Ia cobertura de un ac-
ceso al Yo unitario y diferenciado del entorno, se constituye en un pa-
so que a través de Ia enajenación o alienación permite arribar a Ia
identidad. Recién a los 3 años, en la fase edípica (cfi. cap. IV, 3), el ni-
ño se libera de la fascinación de 1a imagen, es decir, de 1a sujeción del
sujeto respecto del"otro", de la forma del "otro". En 1a imagen del es-
pejo o en su madre el niño ve un semejante con el que se confunde y
se identifica. Se da una relación dual imaginaria de confusión entre
uno mismo y el otro, una relación erótica de1 niño con una imagen que
lo aliena.
LaceN cuando habia de esta identificación alienante con la ima-
gen del espejo señala que el hombre es un ser obligado a constituirse
con referencia al otro o contra eI otro. Asimismo, es obligado posterior-
mente a aguardar del otro el reconocimiento o el juicio, de allí nace su
agresiüdad. Lo imaginario 20 tiende a alienar porque io introduce en
ie
LecaN, J. (1991). El estadio del espejo como formador de la función del yo tal
como se nos revela en la experiencia psicoanalítica. En: Escritos 7. Siglo )frI Edito-
res, Buenos Aires.
Rlr'rupt-Lruun¡, A. (1979) Lacan. Editorial Sudamericana, Buenos Aires.
20
Lec¿N, en diversos textos que a continuación nombramos, propone tres regis-
tros fundamentales del campo psicoanalítico que son: lo real, lo simbólico y Io imagi-
nario. Cfr. l,ec.qN, J. (1988). El estadio del espejo como for"mador de la función del yo
tal como se nos reuela en la experiencia psicoanalítlca. Escritos 1. Siglo K(I Editores,
BuenosAires. (1988). Laagresiuídadenpsicoanólisls. Escritos 1-. Siglo}CXI Editores,
Buenos Aires. (1988). La direccíón de la cura y los principios y su poder. Escritos 1.
Siglo )Qil Editores, Buenos Aires.
96
e1 otro y 1o confunde con e1 otro. E1 principio del Yo está puesto fuera
de sí y iólo con el acceso a lo simbólico podrá separarse de 1os demás
y de sí mismo objetivándose y logrando la consiguiente autonomía.
El reconocimiento de uno mismo en el espejo transita tres mo-
mentos:
I. Con-ñ¡sión reflejo-realidad. Cuando un adulto enfrenta al ni-
ño ante el espejo confunde el reflejo con la realidad, así trata de
aprehender la imagen, de mirar detrás del espejo para-ver quién
sé esconde allí. Tampoco discrimina en el espejo los reflejos de é1
en relación a los de su acompañante.
II. Noción de imagen. Identifica al reflejo como una imagen. Discri-
mina la imagen como tal, distingue al objeto del objeto reflejado, así
cesan sus intentos de aprehender la imagen reflejada en el espejo.
III. Imagen de sí mismo. Reconoce a esta imagen como suya y la
diferéncia de la de su acompañante. Comienzan a partir de ese
momento los clásicos juegos frente aI espejo de moverse para
identificar los moümientos de su propio cuerpo.
Esta teoría especular expresa una vez más el lugar de Ia madre,
ya que ésta es vivida por el bebé como un espejo; por lo,tanto, esta
teoria no alude a un espejo real sino a un aspecto de ia función ma-
terna. Spnz dice que ei niño sonríe ante la madre que sonríe. La ma-
dre que ha logrado eI tercer momento antes descripto y, por 1o tan-
to, há unificado 1a imagen de sí, puede ser un espejo para el hijo, el
espejo donde el bebé se mira. En consecuenci.a, la madre no sóIo con-
tiená afectivamente sino que además brinda al niño la posibilidad
de autoconocerse.
97
tal de1 organismo. El recién nacido no es pasivo sino que tiene una ac-
tividad espontánea y global de tipo rítmica.
Aveces, por remarcar tanto las iimitaciones del bebé nos olvida-
mos que ya desde e1 primer momento tiene la posibiiidad de recibir
estímulos exteriores y de dar una respuesta.
Analizamos a continuación la teoría piagetiana2'acerca de la for-
mación de la inteligencia en el marco de la actiüdad sensorio-motrtz
de respuesta al mundo, para luego considerar la constitución del ob-
jeto permanente ybrindar una síntesis de los principaies hitos del de-
sarrollo motor.
21
Ptecst, J. (1g74). Psicología d.el niño. Editorial Morata, Madrid.
Ptacrr, J. (1974). Seis estudios de psicología. Barai Editores, Barcelona.
9B
reunidos en una totalidad que en cuanto tal presenta ciertas propie-
dades. Las propiedades de dichos elementos dependen, total o par-
cialmente, de los caracteres de 1a totalidad. Ptecpt concibe cada es-
tructura como poseyendo una forma particular de "equilibrio" más o
menos estable en su campo restringido, pero que se vuelve inestable
en los límites de éste. El desarrollo psíquico consiste fundamental-
mente en una marcha hacia e1 equilibrio. Así define a la noción como
un sistema de compensaciones progresivas. Las formas de equilibrio
superior suponen las características de movilidad y de permanencia,
de tal modo que pueda conservarse la estructura de las totalidades
cuando se asimilan elementos nuevos (cfr. cap. Y 3.1). "Esttuctura" y
"equilibrio" son dos aspectos complementarios de la organización de
la inteligencia.
Pero Ptac¡T agrega que 1a investigación acerca de este tema,
cuando se hace "causal", es decir, cuando descubre los factores que
aseguran el tránsito de un estado a otro, descubre y reconstruye la
"génesis" o fases de su desarrolio. Es decir que toda estructura pre-
senta a su vez una génesis, sin que exista una primacía absoluta de
uno de los términos en relación al otro. Génesis y estructura son in-
disociables, o sea que si estamos en presencia de una estructura en e1
punto de partida, y de otra estructura más compleja en el punto de
llegada, entre ambas se sitúa necesariamente un proceso de construc-
ción, que es 1a génesis.
Estas nociones teóricas se van aclarando a1 ser utilizadas a 1o lar-
go dei texto. A continuación, resumimos las principales caracteústi-
cas de los seis estadios de1 desarrollo de ia inteligencia sensomotora
según Pl¿.cpr::
Estadio I (0 a 1 mes). Actiüdades totales y espontáneas del or-
ganismo. Uso de Ios esquemas reflejos innatos como el de succión (cfr.
cap. II, 3.). Los reflejos se afinan con el sucesivo ejercicio. De este mo-
do, el recién nacido mama mejor después de una o dos semanas que
en los primeros días.
Estadio II (l a 4 meses). Se desarrollan 1as reacciones circula-
res primarias descriptas por J. M. Bel,¡wIN con anterioridad a Pte-
cET, es decir que una acción que ha producido un resultado agrada-
ble tiende a realizarse nuevamente. EI bebé que por casualidad chu-
pa su dedo, luego intentará repetir esta acción para volver a obtener
placer. La adquisición de habilidades depende de la repetición de ac-
ciones placenteras provocadas casualmente. Aestas conductas adqui-
ridas Pt¿.cpr: las denomina'hábitos elementales" porque en dichos es-
quemas sensomotores el bebé no distingue aún medios de fines.
99
Estadio III (4 a Imeses). Corresponde al logro de las reaccio-
nes circulares secundarias, es decir descubre que cuando repite una
acción logrará el mismo fin. De este modo, repite voluntariamente sus
actos, es decir, que son intencionales. Por ejemplo, si al gatear mueve
la puerta y produce un ruido, luegojuega con esa u otras puertas pa-
ra producir sonidos. Las primeras acciones no son intencionaies a di-
ferencia de estas últimas. Las reacciones secundarias contribuyen a
ampliarle el mundo de objetos con los cuales juega.
Estadio w (9 a 12 meses). Aplica a situaciones nuevas los es-
quemas sensoriomotrices ya adquiridos. Realiza actos con una finali-
dad preüa, con independencia de los medios a emplear, por ejemplo,
alcanza un objeto lejano. La coordinación y medios usados cambian
en cada situación. La locomoción le facilita la experimentación con
más objetos y nuevas situaciones; comienza así una actiüdad explo-
ratoria muy activa. Además, el niño es capaz de esperar y dejar que
se desarrollen situaciones para observar los resultados.
Estadio V (12 a 18 meses). Logra las reacciones circulares ter-
ciarias que consisten en conductas de búsqueda activa de algo nuevo,
a diferencia de las reacciones circulares primarias y secundarias, que
repetían esquemas reflejos o incluían variables fortuitas dentro del
mismo esquema. Es capaz de resolver problemas mediante eI tanteo
y la experimentación y, si bien repite sus conductas, hay variaciones
en las mismas. Por ejemplo, tira de Ia sábana para tomar un objeto
que se encuentra sobre la misma y a cierba distancia; se sirve de un
palo para acercar objetos cuando algo le impide tomarlos directamen-
te, en estas circunstancias el palo se convierte en su instrumento.
Experimenta con 1as cosas, por ejemplo, arroja un objeto al suelo
desde diferentes alturas y con mayor o menor fuerza. Asimismo, hun-
de unjuguete de plástico en eI agua y observa con atención su reapa-
rición en Ia superficie.
Estadio VI (18 a 24 meses). La imitación desempeña un papel
clave en sus nuevas adquisiciones. Predomina la acomodación de los
esquemas, la adecuación a los objetos. Es capaz de encontrar nuevos
medios no solamente por tanteos externos, sino que ya puede recor-
dar, combinar mentalmente los esquemas de acción e inventar nue-
vos. No se queda en la simple percepción de 1os hechos, sino que com-
prende la reiación existente entre los mismos o descubre la causali-
dad que puede üncularlos. Pasa de las experiencias sensomotrices
reales a una reflexión acerca de las mismas. El conocimiento del me-
dio ya no se refiere a las secuencias de su acción dado que posee una
capacidad de recordar sin tener que repetir Ia actiüdad sensomotora.
100
A diferencia de los estadios anteriores, en ios cuales el niño conocÍa
un objeto a través de Ia acción que realizaba con ei mismo y memori-
zabaia secuencia de dichas acciones (memoria de acción), ahora ha
comenzado el proceso de interiorizaci1n de éstas, que permite la for-
mación de imágenes. Gracias a su capacidad de recordar imágenes y
de relacionarlas con experiencias anteriores comienza a anticipar y
prever acciones.
Ptacm da como ejemplo de esta experimentación mental sin tan-
teos sensomotores, a un niño que trata de abrir una caja de fbsforos
apenas entreabierta sin recurrir aI ensayo o erTgr, o sea.a la experi-
mentación directa. El niño se detiene y examina ia situación, durante
este,,pensar" atento, abre y cierra la boca lentamente como imitando
el resultado por obtener, es decir, la ampliación de |a abertura; y lue-
go directamente pone el dedo en la hendidura y abre la-caja.
- En situaciones simples es capaz de pensar acerca de sí mismo en
relación con situaciones de] pasado, dei presente y del futuro inme-
diato.
101
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L02
5.8. Desarrollo motor en el primer año de uida
22
MroElLÍN, G. y Tascótt, E. C. (1995). Crecirni.ento y desarrollo d.el ser huma-
¿o. Tbmo I. OP§, Washington.
Horrlrmx, L. et al. (7988). Deuelopmental Psychology TM¡ry. Mc Graw-Hill, New
York.
LnóN r¡ V¡lonra, CH. (1997). Secuencias de desarollo infantil. UCAB, Caracas.
103
7 lrrsrs Boca abajo se da vuelta y viceversa.
Mantiene el tronco erguido, se sostiene sentado sin apoyo.
No se conforma con quedarse sentado y mirar, quiere tocar y
tomar los objetos.
Cambia de mano un objeto reiteradamente.
Golpea los objetos que tiene en la mano sobre una superficie.
Levanta las piernas y toma los pies llevándolos hacia la boca.
Comienza a usar el pulgar en la prensión.
10 MESES Deambulador.
Desagrado por la posición yacente; se sienta solo y se desplaza
gateando. Se mantiene de pie sujetándose en personas u objetos.
Manipula objetos mientras está sentado, sin apoyo.
Aprende ajuntar el pulgar y el índice para asir los objetos peque-
ños (prensión en pinza).
Usa el índice para señalar y para hurgar. Explora agujeros y ca-
vidades.
le-r¡,.més ....,,;.....,......,..,,i;¡,........:.;:.;:.
,.,.,,:::
.aa¿ai',.'..'..i.i.'.......i..,.t..i.i.'.i.i....i.......,,.................,i.,........................
4to., mes : :
-r : l :. :.............,...:..... :..,..,. Cábezá; cuélió 5¡,hombros.
.....rmU'¡¡.me§..¡¡.lii.i.i.i.il.l,.li'l,r,1,¡il:¡iii.orii...i.i.i.i.:.;.r .ffi"oricó;i.h,iatüü.¡¡r..AmüSi.,.,.,.,.
tftno,.. és....iil¡ii.i¡.ri.iri:.iiil.:ii.i,l.l:.iii,i.:ii.:ii.f.i,,.l,1ii1 Piérnas?,pies y dedoe:, ,
t04
rio y fundante de 1a personalidad. Por último, proponemos un texto
para que abriendo y promoüendo la reflexión, el debate y el juicio crí-
tico, permita una toma de conciencia activa y responsable ante esta
temática.
6.1. La madre
105
cológico y educativo para que la novel madre se sienta instruida,
apoyada, acompañada, valorada.
IV. El tema de la reorganización de la identidad. La madre aho-
ra está ante la encrucijada de desplazar el centro de su identidad
desde el rol de hija al de madre, de esposa a progenitora, de pro-
fesional a matrona. Esta reorganización pone en juego la historia
de sus identificaciones, como también las nuevas relaciones con
las figuras maternas de la matriz de apoyo.
Ahora bien, esta "constelación maternal" se activa frente al bebé
y se anudan en una díada que analizamos a continuación.
6.2. La díada
106
jugar, comparbir el tiempo con é1, estar atento a sus necesidades, brin-
darle afecto. Ei cuidado maternal es 1a continuación del íntimo nexo
de la vida intrauterina y por eso es deseable que Ia progenitora del ni-
ño asuma y cumpla con su roi materno, para el cuai se ha ido prepa-
rando en üstintos momentos de su vida, constituyendo el embarazo
el momento culminante de dicha preparación. Pero cuando no es po-
sible que la progenitora o el progenitor se hagan cargo del hijo es ne-
cesaria 1a adopción, entonces serán ios padres adoptivos y el niño de
acuerdo a su edad los que se preparen psicológicamente para el en-
cuentro. Reconocemos la importancia y necesidad de la adopción pa-
ra el desarrollo mutuo del niño y de los padres adoptivos.
107
Estos conceptos biológicos son utilizados por importantes psicólo-
gos evolutivos para Ia caracterización de Ia relación madre-hijo.
HoNn¡ War,loN 26 denomina al período intrauterino como áe "sim-
biosis biológica total", dado que existe un grado máximo de dependen-
cia. En é1 predominan los procesos anabólicos, éstos son parte de los
procesos metabólicos y consisten en la síntesis de moléculas comple-
jas a partir de otras más sencillas.
También se considera a Ia üda intrauterina como una forma pa-
rasitaria de existencia, dado que el feto se alimenta de lo materializa-
do por la madre.
Jecetms HocgnraNl 27nos dice que en Ia vida intrauterina todo se
encuentra sumergido como en un "océano fusional", por lo cual desde
un punto de vista adultocéntrico es imposible reconstituir 1o que pue-
de ser la experiencia psicológica del feto. La relación feto-madre es
considerada como una relación de extrema fusión.
En este complejo simbiótico el feto aparece como un órgano priü-
legiado aunque no del todo diferenciado respecto del cuerpo de la ma-
dre. Asimismo, este ser que palpita dentro de Ia madre es sensible a
sus emociones, forma parte de1 cuerpo üvido, de1 esquema corporal
de la madre.
Existe pues una profunda interacción psicológica y fisiológica en-
tre 1a madre y ei feto. Toda emoción materna pone en marcha proce-
sos humorales que lo afectan, reaccionando éste ante dicha emoción
materna a través de sus moümientos. Estos moümientos, a su vez,
son percibidos inmediatamente por 1a madre y modifican su estado
afectivo preüo.
Mencatpt S. Mem,¡n, como ya dijimos, conjuntamente con Gos-
28
LINER en 1955 formularon la hipótesis de la universalidad del ori-
gen simbiótico de la condición humana y la hipótesis de Ia existencia
en el desarrollo normal de un proceso de separación-individuación o
nacimiento psicológico, posterior al período simbiótico.
108
R. Sprrz quien mostró experimentalmente la importancia de los inter-
cambios émocionales entre el bebé y e1 adulto a su cargo; distinguién-
dose de ia postura anterior expondremos la teoría del "apego" de J'
BOwr¡y quien a su vez también se diferencia de la posición psicoana-
1ítica como puede interpretarse a 1a de F. DOltO, quien distingue en
la etapa orai la necesidad de1 placer autoerótico. Posteriormente, in-
tentaiemos completar el énfasis de Splrz ante la ausencia de la ma-
dre con e1 podef estmcturante de 1a presencia de ésta sostenido por
E. EnrxSOÑ. Por último analizamos 1as posiciones esquizo-paranoide
y depresiva descriptas por M. KIEIN, psicoanalista de niños, que d1a-
Áu1rurlos primeros meses de üda configurando fantasías, ansieda-
des. defensas v sentimientos,
RrNÉ Setiz2e, investigó en diversas instituciones a bebés duran-
te los primeros años de vida con madres ausentes fisicamente y con
sustitútos inadecuados o prácticamente no existentes. Observó el da-
ño sufrido por el bebé privado del cuidado de su madre como asÍ tam-
bién la duiación de dicha privación encontrando que al poco tiempo
se producían dos cuadros clínicos a los que denominó "priwación emo-
cional parcial" o "depresión anaclítica" y "privación emocional total" o
"marasmo emocional".
Por una parbe, los que padecían de depresión anaclítica (priva-
ción parcial) eran niños que habían tenido un víncuio materno bueno
y quá, entre los 6 a 8 meses, fueron privados del mismo por un perío-
áolnintermmpido de aproximadamente 3 meses. Estos niños al mes
de la privación se volvieron llorones, tendían a aferrarse a los que 1os
cuidaban; a los 2 meses empezaron a gemir y dejaron de lloriquear,
perdieron peso y se lentificó su desarrollo; a ios 3 meses ios niños se
,reg*o., a iomar contacto con las personas, se quedaron-postrados en
la óama, sufrían de insomnio y contrajeron enfermedades con facili-
dad. si la situación de privación persistÍa, se manifestaba rigidez fa-
cial, gemían y entraban en un estado de letargo. Este cuadro es pare-
cido á las depresiones del adulto. Después de los 3 meses de separa-
ción existe un período de transición de alrededor de 2 meses durante
e1 cual los síntomas mencionados se hacen más marcados, y si regre-
sa la madre o les es proporcionado una madre sustituta aceptable, Ia
mayoría se recupera aunque queden "cicatrices".
Por otra parbe, la privación emocional total o "marasmo emocio-
nal" se da en niRos privados durante ios primeros meses de üda de la
relación materna por períodos mayores de 5 meses e independiente-
'e S"Irz, R. (1977). El primer año d'e uid.a dpl niño.F' C. E., México.
109
mente de la buena o mala relación materna previa. En estos chicos
hay una detención del desarrollo psicoiógico y un empeoramiento pro-
gresivo con propensión a las enfermedades infecciosas. Es asÍ que la
tercera parbe de la población infantil con este padecimiento fallece. Las
cifras de mortalidad infantii por privación emocional no son fácilmen-
te detectables en las estadísticas porque en los certificados de defun-
ción se registra tan solo la enfermedad infecciosa padecida y no asÍ los
motivos que llevaron al dermmbe inmunológico y defensivo del niño.
Consecuentemente, los dos cuadros psicopatológicos expuestos
ponen en eüdencia el papel fundamental de la madre en el desarro-
llo de la personalidad del niño durante el primer año de vida.
La madre en el vínculo normal contiene afectivamente al hijo, le
brinda seguridad y confianza. El niño amado posee radical seguridad,
se siente justificado y confirmado en su ser. Por otra parte, ia madre
"absorbe" la agresividad del bebé, ordena su descontrol y pone límites
que encausan sus afectos. De este modo, la agresión y e1 descontrol
que recibe lo transforma en cuidados gracias a su capacidad elabora-
tiva, procesadora, a su amor, a su capacidad de darse y de pensar en
el hijo.
Los bebés internados que observó R. Sprrz fueron cuidados porva-
rias personas que no se hicieron cargo totalmente de ellos, y no les
brindaron una imagen y un vínculo personal constante y cálido, ni re-
cibieron contención afectiva, ni "metabolización" de su agresiüdad.
Perdieron junto con la madre la confianza en el mundo y el interés de
conectarse con é1. Los niños con privación emocional total perciben a1
mundo como peligroso, persecutorio (ansiedad paranoide). En la fase
final dei marasmo emocional e1 bebé rechaza todo alimento y tiene
miedo al acercamiento de las personas; el mundo deja de ser confiable
y se convierte en peligroso, temido. La agresividad que volcó afuera,
que proyectó en elmundo externo, no fue "absorbida" ni "metaboliza-
da" por la madre, quien debería haber contenido las fantasÍas e impul-
sos agresivos del bebé, devolüéndole cuidado y amor. Por eso, el mun-
do exterior se tiñe de las fantasÍas agresivas proyectadas que no han
sido desconfirmadas, así el mundo se vuelve persecutorio y agresivo.
Jorw Bowt nv 30 apartándose de su fideliáad a la teoría p-"icoana-
lítica, y en particular diferenciándose de R. Sprrz considera que exis-
te una "pulsión de apego", no ligada con la libido, es decir un impulso
primario ai apego con otros seres humanos, propio de la especie y no
derivado de Ia pulsión sexual.
30
Bowln¡ J. (1989). (Jna base segura.Editorial Paidós, Buenos Aires.
110
La conducta de apego es una tendencia que no resulta secunda-
riamente de la relación oral con 1a madre (amamantamiento). Basán-
31
dose en las experiencias de H. F. FIARLow con animales, algunas de
estas ya comentadas (cfr. cap. II, 3.1.2.), sostiene que el consuelo del
contacto es una variable de importancia crítica pero que eI amaman-
tamiento desempeña un papel menos significativo en la relación ma-
dre-hijo.
Para J. Bowr,ev los bebés humanos responden con facilidad a Ios
estímulos sociales y se introducen con rapidez en la interacción con
Ios otros. El apego a esa persona aumenta cuando el niño experimen-
ta la interacción con un aduito. El comportamiento de apego se mani-
fiesta en los dos primeros años de vida y sucesivamente surgen 1as
conductas de succión, del abrazo, de1 llanto, de Ia sonrisa, la tenden-
cia de ir hacia y de prenderse del adulto.
FnaNqotsr Dolto, reafirmando la postura psicoanalítica, señala
que:
- "en la etapa oral del desarrollo de la libido el niño ama, al
igual que a sí mismo, todo lo que se le introduce en la boca (el pe-
zón, el chupete) y, por extensión (dado que no ha ad.quiri.do ln no-
ción de los límites de su propio cuerpo).a la mndre, sicmpre ligada
necesqriamente al pla.cer de mamar" "'.
111
Desde 1a perspectiva psicoanalítica y ia caracterización de S.
Fnrr-n y K Annatreu de las etapas evolutivas de la libido, E. H. En¡r-
soN analiza los sentimientos básicos que surgen en la relación madre-
hijo. La consideración de este aporte permitirá relacionarlo con el de
R. Srtrz, antes expuesto, para trazar como un cuadro en blanco y ne-
gro, como de presencias y de ausencias, en esta etapa evolutiva. El pri-
mer autor nos habla de la ausencia de la madre y de sus consecuen-
cias negativas para el desarrolio de1 Yo, mientras que eI segundo ana-
lízala presencia de la madre y su poder estructurante delYo.
En¡x H. ERtxsol¡ ubica el fundamento de todo e1 desarrollo psico-
1ógico ulterior en la adquisición de la "confianza básica", eue implica
al mismo tiempo superar el peligro que conileva la desconfianzayrea-
lízarlaesperanza. EI niño debe aprender a confiar, hasta en su propia
desconfianza, como por ejemplo cuando confia en llevar a su boca ob-
jetos desconocidos, a pesar de su cierto temor frente a lo novedoso. La
primera modalidad psicosocial es la aceptación del meüo tal cual es,
basada en este sentido de confianza en el orden de su universo.
La madre estimula durante los primeros meses de üda la fe y la
conflanza del niño. Este primerlogro se consolida cuando siente ham-
bre y elia lo alimenta, cuando está molesto y 1o calma, cuando tiene
frío y Io abriga y le da una cáIida caricia. Es decir, que puede tolerar
la frustración y la demora en la satisfacción de sus necesidades, pue-
de tener fe y esperar. Desde los cuidados iniciales ia educación del ni-
ño tiene una dimensión moral. Si bien no se puede hablar, en sentido
estricto, de la educación y desarrollo moral del bebé, no deja de ser
cierto que en los primeros años de vida se asientan actitudes básicas,
surgen sentimientos y se establecen vínculos fundamentales para la
formación moral posterior (cfr. cap. Y 5).
Mnt¿lttp Kr¡m " sostiene que los primeros meses de üda trans-
curren con una estructura específica en la relación de objeto y con e1
predominio de determinadas fantasías, ansiedades y defensas ante
ellas. Esta estructura o posición se caracterizapú la escisión entre el
Yo que ama y el que odia, es decir la escisión entre los objetos parcia-
les buenos y malos con Ia consiguiente presencia de intensas ansieda-
des persecutorias. Predominan las defensas de üsociación y de pro-
yección de lo malo.
EI bebé üve en el mundo de las presencias, carece de la noción y
experiencia de ausencia. La sensación de hambre no la experimenta
112
como una carencia o ausencia de alimento, sino como la presencia de
1o malo (objeto o pecho malo). Del mismo modo,la experiencia satis-
factoria de-cuidado y amamantamiento materno representa la pre-
sencia de 1o bueno (objeto o pecho bueno). El bebé trata de adueñar-
se del objeto bueno o idea1, de conservarlo e identificarse con é1. En el
objeto malo ha proyectado sus impulsos y fantasías agresivas y 1o
siánte como una amenaza para sí mismo y para su objeto bueno in-
ternalizado. si experimenta que sus impulsos libidinosos y su objeto
bueno prevalecen sobre sus impulsos hostiles y su objeto malo, se
puede identificar cadavez más con el objeto bueno y fortalecer su Yo.
Al sentirse fortalecido disminuye la proyección de sus impulsos agre-
sivos y el poder atribuido al objeto ma1o, así decrecen las ansiedades
perseóutorias. Luego ya no necesita utilizar con tanta frecuencia 1a
áisociación y la proyección, gradualmente predomina la integración
del Yo y del objeto. Mpr,eNIB Klr¡N considera que Ia integración dei Yo
,eaiira sobre un núcleo representado por la introyección del pecho
"e
bueno, que supone a sttvez] e1 predominio de las experiencias buenas
o satisfactorias.
Según la autora mencionada, en el bebé predominan experien-
cias buenas o maIas, dependiendo ésto tanto de factores externos
(madre) como internos. Los factores internos pueden alterar e inclu-
so impedir una experiencia satisfactoria. Entre los factores internos
que aitúan desde eI nacimiento y afectan las primeras experiencias
del bebé, considera que e1 más importante es la envidia temprana.
Esta es ia primera manifestación externa de la puisión de muerte que
ataca a1o que siente como la fuente de üda, es decir, experimenta Ia
enüdia hacia la madre (pecho bueno, objeto bueno parcial) que Io ali-
menta. Es una emoción primitiva con un aspecto dañino, cuya finali-
dad es destruir 1o bueno que posee el objeto, para suprimir la fuente
de enüdia. La experiencia de satisfacción con el objeto bueno aumen-
ta su deseo de poseerlo, protegerlo y preservarlo pero también le pro-
voca el deseo de ser él mismo (bebé) lafuente de semejante perfección.
En un primer momento, a la enüdia intensa le acompañan las
ansiedaáes paranoides y posteriormente de culpa persecutoria, que lo
impulsan a destruir Ia fuente de vida. La enüdia excesiva no permi-
te introyectar lo bueno sino que Ia incrementa, introduciéndolo en un
círculo vicioso. Si la envidia no es abrumadora, 1a gratitud predomi-
na y-
atempera a la primera.
Por consiguiente, como hemos expuesto, diversos autores señalan
a los primeros meses de vida como un período esencial en el que debe
surgir y desarrollarse la capacidad de recibir y de dar, la aceptación y
confianza en el mundo y la gratitud ante el objeto de amor (madre).
113
Al referirnos a los organizadores y estadios de R. Sprrz menciona-
mos la angustia del octavo mes (cfr. cap. II,4.1), momento en que, pa-
ra este autor y para MARcARET MaHLrR, se produce el conocimiento
de la madre como un todo diferente de1 bebé, además comienza con
dicha separación un proceso de indiüduación.
MrleNIp IfsIN señala que Ia "posición depresiva" se produce
cuando el bebé reconoce a su madre como objeto total o sea, cuando
percibe al otro como persona. Aproximadamente entre los 6 a B me-
ses el bebé ya no se relaciona con los diversos objetos parciales o dife-
renciados de la madre (manos, rostro, pecho que alimenta, pecho que
ftustra), sino con e1la como objeto total, que puede ser por momentos
buena y por momentos mala, que puede estar presente o ausente, que
es pasible de amor y hostilidad al mismo tiempo. Comienza un proce-
so de integración en el que las experiencias satisfactorias o frustran-
tes son interpretadas como procedentes de la misma persona. En es-
te momento, aparece la culpa como un sentimiento básico del hombre.
EI1a resulta de1 reconocimiento de haber dañado al objeto de amor,
supone la experiencia de ambivalencia hacia la madre percibida co-
mo un objeto total, malo y bueno alavez.
Este reconocimiento de 1a madre como objeto total implica reco-
nocerla con vida propia y con posibilidades de relacionarse con otras
personas, de ahí que aparezcan los celos y se incrementen sus senti-
mientos de desamparo y de soledad. Entonces descubre cuánto de-
pende de su objeto de amor. Cuando logra integrar al objeto, es decir
cuando se relaciona con un objeto total, se integra su propio Yo unifi-
cándose y discriminándose de 1o externo.
En los primeros 6 meses de üda predomina 1a actiüdad oral-re-
ceptiva. EI desarrollo perceptual y motor ya le posibilita una relación
activa con eI mundo, con capacidad de volcar su agresión al medio
(etapa oral-activa, orai-sádica introducida por K. Ann¿ruu). La pri-
mera dentición que se da alrededor de los 7 meses de vida está acom-
pañada de un incremento de la agresiüdad oraly, por ende, también
de sentimientos de culpa. La marcha y la locomoción, en general, le
permiten la descarga de su agresiüdad. Tiene más meüos para ex-
presarla y para controlarla.
La experiencia de culpa y depresión moüliza en eI bebé eI deseo
de reparar 1o dañado o destruido. E1 bebé resuelve las ansiedades de-
presivas cuando logra, gradualmente, recuperar externa e interna-
mente sus objetos buenos, como así también ai reparar a sus objetos
externos e internos en 1a realidad y en sus fantasías inconscientes de
índole omnipotente. En este momento, comienza a distinguir entre
fantasía y realidad externa. Ahora bien, por ejemplo, si é1 tuvo fanta-
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sÍas destructivas respecto de la madre y ésta se ausenta, no conside-
ra materializada sus fantasías de aniquilamiento, sino que sabe que
su madre reaparecerá después de la ausencia. Así, vemos que se re-
dujo gradualmente la creencia del bebé en la omnipotencia de sus im-
prriroi destructivos. Por consiguiente, descubre 1os límites, tanto de
iu .-o, como de su odio y desarrolla recursos para influir efectiva-
mente sobre la realidad externa.
Además, reconoce sus impulsos hostiles como propios y se hace
responsable de ellos. Por esto las características de esta etapa son la
tolérancia de ia culpa y eI desarrollo de 1os mecanismos de reparación.
Según Mrr¿Nm K6IN es un momento en que, a partir de la actiüdad
refaratoria, se asientan las bases de Ia creatiüdad y de la_sublima-
ción. Ei anhelo de restaurar sus objetos perdidos o destruidos 1o im-
pulsa a reconstruir 1o destruido, a recrearlos o incluso a crearlos. Por
ótra parte, el deseo de proteger a sus objetos lo lleva a sublimar los
impulsos destructivos.
Anivel iúdico aparece, entre otros, eljuego de esconderse tapán-
dose con una manta, Iuego destaparse y decir "atá". EI bebé vive ac-
tivamente en este juego la temática de la pérdida y la reparación de
su madre, dramatizando omnipotentemente 1a ausencia del objeto al
esconderse y su inmediata recuperación aI destaparse.
En este período oral-agresivo o activo para que tolere su culpa y
descargue su agresión es importante que explore diversos objetos de-
sarmándolos o rompiéndolos; pero que pueda, aunque sea en parte,
rearmarlos o reconstruirlos. De este modo, despliega su agresividad
explorando el objeto, pero a su vez siente que puede reparar y que 1o
que hace no es destructivo. Estas experiencias son fundamentales pa-
ra una buena aproximación y conocimiento de las cosas.
Conocer algo implica penetrar y separar elementos, es decir aná-
lisis, una cierta destrucción mental del objeto y Ia posterior síntesis
conceptual o reconstrucción del mismo.
Lá correcta elaboración de la posición depresiva, de la separación
de la madre, trae consecuencias no sóIo en el plano afectivo, sino tam-
bién intelectual y de Ia personalidad en general.
M. Iü,ptN señala que 1a formación de símbolos (cfr. cap. III, 4 y
tomo II, cap. IV) resulta de una pérdida, supone la ausencia de algo
que es recreado, simbolizado. Quien no tolera ia angustia de pérdida
y separación va a tener dif,cuitades para simbolizar, para.represen-
ia., ós decir, volver a hacer presente io que está ausente o identificar
el símbolo con 1o simbolizado.
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