Sunteți pe pagina 1din 3

USTA. HAIA. ARRIETA ZAMBRANO, Juan Gabriel. 23.2.2018.

1
UNA NUEVA VISIÓN DEL MUNDO
Primeramente, hay que destacar que el pensamiento moderno representa a la vez una
ruptura y una continuidad con las épocas precedentes: ruptura, porque la cosmovisión de los
medievales y antiguos es diferente de la del hombre moderno, a causa de una diversidad de
factores. Es importante, dejar claro desde el principio que el pensamiento moderno surge de las
cenizas del pensamiento cristiano, sobre todo medieval, sin el cual es prácticamente imposible
comprender su trayectoria. Evidentemente, a pesar de la continuidad que pueda darse en el
orden de las ideas entre el mundo moderno y las épocas anteriores, no deja de ser verdad que
la modernidad representa una ruptura en muchos órdenes. El orgullo de lo moderno, dice
Heimsoeth, se opone a la simple glorificación de lo antiguo y conduce al otro extremo, a
rechazar completamente lo antiguo y empezar de nuevo.
Asimismo, Heidegger ha dicho que, propiamente hablando, no hay concepción del
mundo antigua ni medieval, sino sólo moderna, en cuanto que el mundo, como imagen
concebida, es una característica de los tiempos modernos. Y este mundo, junto con el hacerse
sujeto del individuo, es lo verdaderamente decisivo.
Con respecto a la tolerancia religiosa y religión natural, el autor subraya que la
ramificación y la diversidad de confesiones religiosas fomentan el convencimiento de una
verdad común a todos los hombres piadosos, que ha hallado la expresión más pura en la
doctrina de Cristo y cuya prueba se halla en la vida.
Por otro lado, se debe mencionar, de acuerdo a los nuevos horizontes para la ciencia, que
el progreso de que alardea la modernidad habría sido estéril si la acción espontánea e
independiente de la razón científica no nos hubiera proporcionado los conocimientos que hacen
posible al hombre moderno dominar y conformar la realidad.
Ahora bien, es pertinente denotar primeramente, dentro de la nueva concepción del
individuo, la sociedad y el estado, que la cultura moderna acentúa fuertemente el individuo y
el sujeto. Frente a cualquier vínculo, experimenta su propia valía y la fuerza independiente que
habita en él. Y ello era el resultado de movimientos económicos, sociales e intelectuales. Del
mismo modo, la sociedad, al igual que la naturaleza, está regulada armónicamente por leyes; y
la razón humana se atrevió a regular la sociedad y el individuo. Por lo tanto, la gran tarea que
se presenta es el ordenamiento de la sociedad europea. Más aún, el protestantismo liberó al
Estado de toda subordinación jurídica a la jerarquía; enseñó que los oficios estatales
representan un servicio directo a Dios. Y ello significa la autonomía definitiva del Estado,
aunque no signifique la idea moderna del Estado. En definitiva, el derecho natural, como la
religión natural o la ciencia, nacen de una filosofía: la que niega lo sobrenatural, lo divino, y
sustituye la acción y la voluntad personales de Dios por el orden inmanente de la naturaleza.
El siglo XVII es el siglo del método fuera de toda corriente filosófica aristotélica. Se
trata del espíritu separado de la teología y más de la filosofía política y la ética separada de la
teología. Ahora será fuerte la filosofía en la vida racional. El pensador de esta época es un santo
laico que mantiene las ideas ocultas para alimentar su sabiduría y no necesariamente es aquel
académico escolástico. El poder lo tiene la razón y, junto a ella, un carácter optimista de la
realidad del mundo y en la ciencia exacta como las matemáticas combinadas con el
escepticismo hasta llegar a un nivel trascendental del pensamiento, dejando recurrir la tradición
a través de la experiencia. Se cambia el latín por las lenguas vernáculas. Se descristianiza el
ambiente gracias a una frivolidad ética con Charron (1541-1603), Montaine (1533-1592) y
Gasendi como personajes más relevantes del escepticismo. Por un lado, la razón se manifestó
en la ciencia nueva, lo que cambiará la imagen del mundo y del hombre, el cual se sentía parte
importante de un cosmos como observador de la creación de Dios. Por otro lado, Dios queda
como el originador de todo, incluyendo la naturaleza autónoma.
Asimismo, es importante en este periodo filosófico el pensamiento de pensadores como
Descartes (1596-1650). Con el Discurso del método (1637). La temporalidad de la razón que
tiene la matemáticas será el progresivo desvelamiento de la verdad intemporal. La filosofía, a
imitación de las matemáticas, se referirá al destino humano, al bien y al mal, al destino y a la
muerte. Su modernidad se basa en imponer a la filosofía la lógica y las matemáticas, y su
objetivo se basará en encontrar la verdad filosófica gracias a la razón, ella le pertenece la
revelación, aunque separando la fe de la razón.
Otro pensador es Blaise Pascal (1623-1662), gran científico y matemático puro. Su
pensamiento religioso rompe con la cultura, con la ciencia que no experimenta y razona, sino
con lo basado en Aristóteles, rompe con teólogos jesuitas que razonan sobre dogmas en lugar
de los Evangelios y la doctrina de los Santos Padres. No se trata de creer o no en lo que es en
su esencia la dignidad del hombre. Pascal hace una toma de conciencia de la condición humana
sin entregar un método basado en la consolación cristiana. El Dios de Pascal es reflejado en su
obra Memorial, la cual constituye que el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob no es de los
filósofos, ni de sabios, sino de Jesucristo.
Para Malebranche (1638-1715), la teología es filosofía unida en una reforma. La primera
es derivada de su experiencia religiosa intelectualizada y admiraba gran parte del pensamiento
cartesiano. Su metafísica y religión se relacionan con “razón y revelación”, ya que la razón
ocupa un lugar co-eterno, es soberana y consubstancial con Dios, sin embargo, deja de lado un
dato importante de la filosofía cristiana: la que participa de la misma naturaleza de Cristo
(consubstancialidad) y su engendramiento del Padre desde toda la eternidad por los siglos de
los siglos.
Por otro parte, en Baruch Spinoza (1632-1677), se observa que su concepto de Dios es
en cuanto aparece en el hombre. Relaciona la substancia con los atributos, Dios como
substancia primera no es nada, no es un espíritu puro, es material expresado en el universo,
más no es creador.
Para terminar, en el pensamiento de Leibniz (1646-1716) se identifica que Dios para él,
estableció la armonía del universo al dar comienzo a las cosas, pero cada cosa sigue su camino
en los fenómenos naturales, según las leyes de las almas y de los cuerpos. Podría verse a Dios
dotado de “presciencia divina”, el cual ve las cosas del cosmos, pero no interviene en lo que en
él sucede.
Cuestión. ¿Cuáles fueron los elementos principales que aportaron los anteriores filósofos
mencionados del siglo XVII, al crecimiento del cristianismo?

S-ar putea să vă placă și