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Educación bancaria

En la educación bancaria la contradicción es mantenida y estimulada ya que no existe


liberación superadora posible. El educando, sólo es un objeto en el proceso, padece
pasivamente la acción de su educador.

En la concepción bancaria, el sujeto de la educación es el educador el cual conduce al


educando en la memorización mecánica de los contenidos. Los educandos son así una
suerte de "recipientes" en los que se "deposita" el saber.

El educador no se comunica sino que realiza depósitos que los discípulos aceptan
dócilmente. El único margen de acción posible para los estudiantes es el de archivar los
conocimientos.

El saber, es entonces una donación. Los que poseen el conocimiento se lo dan a aquellos
que son considerados ignorantes. La ignorancia es absolutizada como consecuencia de la
ideología de la opresión, por lo cual es el otro el que siempre es el poseedor de la
ignorancia.

De este modo, a mayor pasividad, con mayor facilidad los oprimidos se adaptarán al mundo
y más lejos estarán de transformar la realidad.

De este modo, la educación bancaria es un instrumento de la opresión porque pretende


transformar la mentalidad de los educandos y no la situación den la que se encuentran

Freire señala sin embargo, que incluso una educación bancaria puede despertar la reacción
de los oprimidos, porque, aunque oculta, el conocimiento acumulado en los "depósitos"
pone en evidencia las contradicciones. No obstante, un educador humanista revolucionario
no debería confiarse de esta posibilidad sino identificarse con los educandos y orientarse a
la liberación de ambos.

Pero tanto el educador como los educandos, así como también los líderes y las masas, se
encuentran involucrados en una tarea en la que ambos deberían ser sujetos. Y no se trata tan
solo de descubrir y comprender críticamente sino también de recrear el conocimiento. De
esta manera, la presencia de los oprimidos en la búsqueda de su liberación deberá
entenderse como compromiso.

En el libro Educación y Sociología[1], se describe la doctrina de la educación de Émile


Durkheim, que posee las siguientes ideas capitales:

El hombre, como ser social, está conformado por su ser individual que se refiere a sus
estados mentales y a su experiencia personal, y también por un sistema de ideas,
sentimientos y hábitos del grupo al que pertenece, tales como ideas religiosas, creencias,
prácticas morales, tradiciones, que se traducen en la forma de voluntad del sujeto, y en las
nociones de las que se conforma la inteligencia. La constitución de este ser social es la
finalidad de la educación, sin soslayar al hombre como individuo, pues los atributos del
hombre se transmiten por vía social y se configuran históricamente por los avatares de la
civilización.

Se entiende a la educación como un hecho eminentemente social:

La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que todavía no
están maduras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y desarrollar en el niño cierto
número de estados físicos, intelectuales y morales, que exigen de él la sociedad política en
su conjunto y el medio especial, al que está particularmente destinado.[2]

La educación es un hecho que dirige la pedagogía, y es estudiado por la ciencia de la


educación. La psicología y la sociología colaboran para estudiar científicamente la
educación. La psicología aborda el hecho asumiendo la psicología del niño frente a la del
adulto; la sociología, desde los elementos de la civilización y los elementos en que éstos se
transmiten. La pedagogía resulta entonces una obra de reflexión que busca resultados de
ambos órdenes para establecer principios de conducta o para reformar la educación. Hace
falta conocer plenamente las condiciones del hecho educativo, para que haya más
probabilidades de utilizarlo eficazmente. Parea ello, es menester entender las instituciones
de acuerdo a su función, dirigida hacia una pedagogía racional y eficaz dentro de los límites
sociales, analizando sus componentes, sus necesidades y las génesis de sus causas.

Para Durkheim, haciendo sociológico el análisis moral, es posible otorgarle un fundamento


racional, ni religioso ni metafísico, recuperando sus verdades al proyectarlas en el plan del
pensamiento laico. La educación moral tiene como función inicial al niño en los deberes,
suscitarle ciertas virtudes, “desarrollar en él la aptitud general para la moralidad, las
disposiciones fundamentales que están en la raíz de la vida moral, constituir en él el agente
moral, dispuesto a las iniciativas que son condición general del progreso.”[3] Hay que
entender como elementos de moralidad el espíritu de disciplina, el espíritu de abnegación y
el espíritu de autonomía, orientados hacia el deber y el bien. La paulatina asimilación del
sentido del gusto de la regularidad, la limitación de deseos y el respeto por la regla al
reconocerla racionalmente fundada, supone su aplicación metódica de la inteligencia.

Aunque el ideal intelectual está menos definido que el moral, está claro que es necesario
constituir en el espíritu cierto número de aptitudes fundamentales que Durkheim llama
categorías:

nociones-madres, centros de inteligibilidad, que son los marcos y los útiles del pensamiento
lógico. Entended por categorías, no sólo las formas más abstractas del pensamiento, la
noción de causa, o la de sustancia; sino las ideas, más ricas de contenido, que presiden a
nuestra interpretación actual: nuestra idea del mundo físico, nuestra idea de la vida, nuestra
idea del hombre.[4]

Estas categorías, lejos de ser innatas, son constituidas a través de la evolución de la


civilización mediante el desarrollo de las ciencias físicas y morales, y son las responsables
del espíritu, puesto que un buen espíritu es aquel cuyas ideas regulan el ejercicio del
pensamiento y, para conformarlo, hace falta que el profesor transmita al estudiante un saber
positivo. Durkheim piensa como Comte, que se deben aprender cosas, adquirir sabiduría,
aunque se prescinda del valor de los propios conocimientos, porque las disciplinas a
enseñar asumen una filosofía, un sistema de nociones cardinales que resumen los caracteres
más generales de las cosas como las concebimos. Tal filosofía es el fruto de la generación y
constituye la estructura de la inteligencia.

Frente a las diversas doctrinas acerca de la educación, Durkheim pide que revelen sus
fuerzas sociales que animan un determinado sistema de educación o trabajan por
modificarlo, porque las ideas son también hechos y si éstos tienen resonancia, entonces
también son sociales; si no muestran sus relaciones entre el individuo y la sociedad, entre la
ciencia y la práctica, la naturaleza de la moralidad y la del entendimiento, entonces no
tienen validez.

Lo que debe ser la educación, responde a la contribución que las generaciones pasadas han
hecho, es decir que es imposible separar las causas históricas para poder comprenderla. Es
una realidad existente, sobre la cual sólo es posible actuar conociéndola, saber cuál es su
naturaleza y las condiciones de que dependen.

Toda educación trata de formar al hombre de acuerdo al tipo ideal de hombre que
sobreentiende la civilización, lo que éste debe ser desde el punto de vista intelectual, como
físico y moral. Este tipo se fija en las conciencias, y aunque la educación asegura la
diversidad, también se ocupa de perpetuar la homogeneidad de sus discípulos.

Al ser naciente (niño) se le agrega otro (educador) para llevarlo a la vida moral y social
para hacer de él un ser nuevo, que responderá antes que nada, a necesidades sociales. La
educación desenvolverá sus cualidades de la inteligencia y las físicas, para ir al encuentro
de un estado de perfección gracias al concurso de la sociedad, porque “El hombre, en
efecto, no es hombre más que porque vive en Sociedad.”[5] La sociedad es quien nos insta
a pensar en los intereses de los demás, a dominar las pasiones y los instintos, a subordinar
los propios fines a otros más altos: “Todo el sistema de representación que mantiene en
nosotros la idea u el sentimiento de la regla, de la disciplina, lo mismo interna que externa,
es la sociedad quien lo instituyó en nuestras conciencias.”[6] La sociedad domina todas
nuestras nociones, puesto que si el hombre fuese despojado de todo lo que le viene de la
sociedad quedaría en el rango del animal, la sociedad es la personalidad moral que perdura
más allá de las generaciones y las une, sin disociar al individuo de ésta, pues se implican
mutuamente: “La acción que ésta [la sociedad] ejerce sobre él, señaladamente por medio de
la educación, no tiene, de ningún modo, como objeto y como efecto, comprimirle,
disminuirle, desnaturalizarle; sino, por el contrario, engrandecerle y hacer de él un ser
verdaderamente humano.”[7]

La educación es una función social, y por esto el Estado no puede desinteresarse de ésta. La
educación debe estar sometida en su totalidad a los intereses del Estado, porque es éste
quien abre paso a los principios esenciales: respeto a la razón, a la ciencia, a las ideas y a
los sentimientos que están en la base de la moral democrática.

La educación no hace al hombre de la nada sino que trabaja sobre disposiciones que ya
están hechas, y que son muy difíciles de transformar radicalmente porque dominan el
espíritu y el carácter hacia determinadas maneras de obrar y de pensar. El maestro con su
experiencia y su cultura tiene la fuerza para trabajar sobre la voluntad del niño. La
educación debe ser paciente y continua en busca de un sentido bien determinado, sin
desviarse por las circunstancias externas, y de esta manera tiene los medios necesarios para
impresionar a las almas.

La educación debe ser cosa de autoridad: “Para aprender a reprimir su egoísmo natural a
subordinarse a fines más altos, a someter sus deseos al imperio de su voluntad, a
encerrarlos en los debidos límites, es preciso que el niño ejerza sobre sí mismo una fuerte
represión.”[8] Esto provoca el sentimiento del deber, el estímulo del esfuerzo. Los padres y
los maestros son de quienes el niño aprende el deber, por lo que éstos tienen la
responsabilidad de encarnar y personificarlo como autoridades morales, porque la autoridad
consiste enteramente en un cierto ascendiente moral, y supone que el maestro tiene
voluntad, porque la autoridad implica confianza, y ante todo que debe dar la sensación de
que la autoridad la siente en su propia persona, una especie de fe interior en la grandeza de
su misión. Para que sea posible, el maestro debe ser laico porque representa a la sociedad,
como personalidad moral y como intérprete de las grandes ideas morales de su tiempo y de
su país. Todo este respeto es lo que, mediante la palabra y el gesto, pasa de su conciencia a
la del niño. La autoridad no se contrapone a la libertad, sino que ser libre es saber proceder
con la razón y cumplir con el deber: la libertad consiste “precisamente en dotar al niño de
este dominio de sí mismo, es en lo que debe emplearse la autoridad del maestro. La
autoridad del maestro no es otra cosa que un aspecto de autoridad del deber y de la
razón[9].

Educación es la acción ejercida sobre los niños por los padres y los maestros. La pedagogía
consiste, no en acciones, sino en teorías —que son maneras de concebir la educación, no
maneras de practicarla—. De esta manera la educación es la materia de la pedagogía, y ésta
consiste en una cierta manera de considerar las cosas de la educación.

Las reglas del medio social en el que vivimos impone las costumbres, ideas y sentimientos
colectivos imposibles de modificar como queremos, y de ahí las prácticas educativas
ejercen sus acciones por generaciones que se adaptan a vivir en dichos medios:

“La educación usada en una determinada sociedad y considerada en un momento


determinado de su evolución, es un conjunto de prácticas, de maneras de hacer, de
costumbres, que constituyen hechos perfectamente definidos y que tienen la misma realidad
que los otros hechos sociales. No son, como se ha creído durante mucho tiempo,
combinaciones más o menos arbitrarias y artificiales, que no deben su existencia sino al
influjo caprichoso, de voluntades siempre contingentes. Constituyen, por el contrario,
verdaderas instituciones sociales. No existe ningún hombre que pueda hacer que una
sociedad tenga, en un momento dado, un sistema de educación diferente de aquel que su
estructura supone.”[10]
Para analizar los principales problemas de la ciencia educativa, hay que tomar en cuenta el
sistema propio de educación de su país y de su tiempo, su organización general, y entonces
mediante la comparación, y distinguiendo diferencias y semejanzas, constituir tipos
genéricos de educación que correspondan a distintas sociedades. Ya establecidos los tipos,
hay que explicarlos de acuerdo a las condiciones de que dependen sus características de
cada uno y el modo en que derivaron unos de otros. De esta manera se obtienen las leyes
que dominan la evolución de los sistemas de educación. Así, puede verse además de su
desarrollo, las causas que lo explican. Con este quehacer se puede llegar a la comprensión
de cómo se constituyen nuestras instituciones pedagógicas, cómo funcionan, derivando de
esto valiosas estadísticas.

Paulo Freire.

Educación liberadora del oprimido

Presentación

El trabajo que realizaremos sobre Paulo Freire está motivado por un interés especial que
nos despierta su personalidad. Para nosotros, se presenta como un hombre capaz de vivir
intensamente su época, de formular un análisis serio de la realidad que le toca vivir junto a
su pueblo, análisis que se puede o no compartir, de dar a su vida un sentido social y de
servicio a los más necesitados, es decir, de vivir activamente, crítica y racionalmente como
un hombre situado que busca una verdadera liberación, concreta y real.

Freire es el tipo de hombres que saben reconocer el valor de lo humano y de lo propio. Es el


tipo de personalidad que logra descubrir el misterio que encierra el hombre con su
complejidad que lo dinamiza y con su ser inacabado, siempre en búsqueda y auto-
construcción. Tiene la claridad para reconocer que, a pesar de su capacidad personal, el
hombre no está sólo en el mundo, sino que es un ser eminentemente relacional.

Por estos motivos, y por otros que por razones de tiempo y espacio no podremos
profundizar, nos atrevemos a intentar un acercamiento limitado a Paulo Freire y a su obra.

El trabajo comienza con una contextualización de Freire. Ésta tiene por objetivo mostrarnos
la situación en que vivió el autor y cuáles fueron las circunstancias que motivaron la
creación de su respuesta educativa.
En un segundo momento intentaremos mostrar cómo la obra de Freire es un intento de
respuesta práctica y culturalmente situada que busca hacer reconocer al hombre su propia
dignidad, y la fuerza que ella contiene una vez que es descubierta.

El tercer momento es la presentación del método creado por Freire: aquí no entraremos en
muchos detalles, ya que el tema del método corresponde al trabajo de otro grupo en forma
especial. Lo que intentaremos es mostrar las lineas gruesas que mueven la metodología de
Freire, para luego dar un breve ejemplo de su aplicación concreta.

En el último momento del trabajo intentaremos hacer una conexión entre el pensamiento de
Freire y lo que en la actualidad se cree que debe ser la educación. Para ello utilizaremos los
apuntes de clases y especialmente dos de los escritos más importantes del autor; "La
pedagogía del oprimido" y "educación para la libertad".

Bibliografía

Paulo Freire nació un 19 de Septiembre de 1921, en Recife Brasil.

Su padre Joaquín Freire, era oficial de la policía militar de Pernambuco. Su madre


Edeltrudis Neves Freire, también era oriunda de Pernambuco.

Freire vivió en un ambiente hogareño bastante cálido donde, según él mismo, aprendió la
forma de trabajar, que más tarde podrá desarrollar con su propia familia. También reconoce
haber aprendido en su familia de origen, el respeto y la importancia de la opinión de los
demás. Esta conducta se ve reforzada por la actitud de su padre quien respetaba la creencia
religiosa de su madre a pesar de no compartirla. Más tarde, Freire realiza su propia opción
religiosa inclinándose por el catolicismo, decisión que también es respetada por su padre.

En 1931, por dificultades económicas, la familia Freire se ve obligada a trasladarse a


Jaboato, lugar donde fallece su padre. Con esto la vida de Freire se complica bastante,
conoció el hambre y el sufrimiento, situaciones que lo llevaron a madurar a temprana edad.

Por su experiencia personal, comenzó a descubrir la singularidad de la sociedad moderna y


esto lo llevó a buscar el método adecuado para buscar la transformación de los males de
esta sociedad que oprimía al hombre y no lo dejaba ser cada vez más hombre, más digno.

A pesar de haber tenido algunos problemas en la secundaria Freire pudo realizar estudios de
derecho, filosofía e iniciarse en la psicología del lenguaje. Además se desempeñó como
profesor de portugués en la escuela secundaria. Este trabajo le permitió ayudar
económicamente a sus hermanos mayores y a la vez, lo introdujo en la problemática
educacional, vocación que comienza a descubrir.

En relación a su vida de fe se conoce la existencia de algunas crisis provocadas en su


mayoría por la situación de incoherencia que vivía la Iglesia de aquel entonces cuando
predicaba una cosa y abiertamente hacía lo contrario. Su vida de fe se consolida gracias a la
lectura de autores tan importantes como Maritain y otros.
En 1944 contrae matrimonio con Elsa María, una obrera de Recife, con quien tiene cinco
hijos. En su hogar intenta desarrollar el mismo ambiente de diálogo que vivió en la casa
paterna durante su infancia. Su esposa quien era profesora llegó a ejercer el cargo de
directora de un colegio, lo que influyó positivamente en que Freire se interesara por la
educación.

En 1946 y 1954 realizó las primeras experiencias que llevaron a iniciar su método de
analfabetización. En 1961, participa en el movimiento de cultura popular de Recife donde
es considerado uno de sus fundadores.

Desarrolla un método de alfabetización que no se conforma con enseñar a leer y a escribir,


sino que busca producir un cambio efectivo y real en el hombre y en su autocomprensión
personal y en la del mundo que lo rodea. Se plantea como un método participativo que se
auto gesta en la medida en que el hombre se compromete con él.

El golpe militar de estado que se produce en Brasil en 1964, además de detener el proceso
de educación de adultos y de la cultura popular en general, lleva a la cárcel a Paulo Freire
por cerca de 70 días, luego de ser interrogado es trasladado al I.P.N. de Rio. Freire logra
refugiarse en la embajada de Bolivia en Septiembre de 1964. Las acusaciones por las que se
le quiere juzgar se basan fundamentalmente en las siguientes: "subversivo internacional".
"traidor de Cristo y del pueblo brasileño; etc".

Estos datos han sido recogidos a partir de una autobiografía . En ella Freire recuerda su
detención con las siguientes palabras:

"Lo que parecía muy claro en toda esta experiencia, de lo que salí sin odio ni
desesperación, era que una ola amenazante de irracionalidad nos había invadido forma o
distinción patológica de la conciencia ingenua, peligrosa en extremo a causa de la falta de
amor que la alimenta, a causa de la mística que la anima".

El sentido de exponer brevemente una biografía de Freire es el de hacer notar que no se


trata de ningún hombre extraordinario, sino más bien de un hombre que realmente a tomado
en serio su historia, la historia de su pueblo, su vida y la vida de su pueblo, especialmente la
del pueblo pobre y marginado por la sociedad, como algo dinámico y no terminado. Su
construcción se plantea como tarea del propio hombre.

CONTEXTO HISTORICO

Para poder comprender lo que significa Freire y lo que propone como educación, es
fundamental conocer el contexto que ha vivido, ya que es a partir de él que surgen sus
propuestas.

Freire es un autor que plasma sus influencias intelectuales, llenándolas de un contenido


nuevo, donde se va esbozando su particular manera de ir dialogando con la realidad.
La obra de Freire contiene las ideas nuevas y revolucionarias que surgen en América Latina
en los años ‘60. Por una parte, da cuenta de su formación católica imbuido del lenguaje
liberacionista proveniente de las corrientes progresistas del catolicismo, que hacen surgir la
teología de la liberación. Su filiación existencial cristiana es explícita y, además, utiliza
elementos de la dialéctica marxista que le entregan una pauta de visión y comprensión de la
historia.

En el período en que escribe, contempla los traumas y dificultades por los que atraviesa la
gran mayoría de los hombres campesinos del norte de Brasil (nordeste), producto de una
educación alienante que lleva al pueblo a vivir su condición de miseria y explotación con
una gran pasividad y silencio. La cultura del pueblo nordestino ha sido considerada como
una visión sin valor, que debe ser olvidada y cambiada por una cultura, la de las clases
dominantes, valorada como buena, y que es transmitida por todos los medios disponibles.
El pueblo pobre es tratado como ignorante y es convencido de ello, lo que produce y
explica la pasividad con que se soporta la situación de esclavitud en que se vive.

Ante esta realidad, Freire plantea que el hombre debe ser partícipe de la transformación del
mundo por medio de una nueva educación que le ayude a ser crítico de su realidad y lo
lleve a valorar su vivencia como algo lleno de valor real.

Brasil es un país que a lo largo de toda su historia ha estado sometido bajo influencias de
otras culturas. El hombre no había desarrollado una capacidad de crítica que le permitiera
liberarse de su sometimiento cultural.

En Brasil, la colonización tuvo características marcadamente depredadoras, lo que produjo


una fuerte explotación convirtiéndola en una gran "empresa comercial", donde el poder de
los señores dueños de las tierras sometía a la gran masa campesina y nativa del lugar,
otorgándoles trato de esclavos. La educación de los colonizadores pretendía mostrar a los
aborígenes la indignidad de su cultura y la necesidad de aplicar un sistema educativo
cultural ajeno, que mantuviera esta situación de explotación e indignidad humana.

El hombre brasileño fue creciendo en un ambiente de autoritarismo y proteccionismo, con


soluciones paternalistas que surgen del mutismo brasileño, conciencia mágica, donde en la
sociedad no existe el diálogo ni la capacidad crítica para relacionarse con la realidad.

Las relaciones sociales están divididas por las diferencias económicas, creándose una
relación de amo y señor. El mutismo brasileño está marcado por la falta de vivencia
comunitaria y por la falta de participación social. Ya que no había conciencia de pueblo ni
de sociedad, la autoridad externa era el señor de las tierras, él era el representante del poder
político y todo lo administraba. Esta forma de dominación impedía el desarrollo de las
ciudades: el pueblo era marginado de sus derechos cívicos y alejado de toda experiencia de
autogobierno y de diálogo.

Este es el pasado de Brasil que va a motivar al autor a crear una educación que pueda
ayudar al hombre a salir de su experiencia anti-democrática, experiencia anti- humana que
no permite al hombre descubrirse como re-creador de su mundo, como un ser importante y
con poder de mejorar las cosas.
Freire busca hacer efectiva una aspiración nacional que se encuentra presente en todos los
discursos políticos del Brasil desde 1920: la alfabetización del pueblo brasileño y la
ampliación democrática de la participación popular. El régimen oligárquico, imperante en
Brasil hasta 1930, tomó el tema del analfabetismo y lo convirtió en tema de sus discursos,
transformando la analfabetización en un verbalismo vacío, carente de acción concreta. El
régimen que viene luego del régimen oligárquico continúa en la misma línea demagógica
que no busca, en la práctica, un cambio real y efectivo, la liberación del hombre, sino más
bien la elaboración de un discurso atrayente y de moda en su época.

Desde una perspectiva histórica, nos encontramos frente al momento en que comienza la
decadencia de la sociedad capitalista brasileña, dedicada fundamentalmente a la producción
agraria exportable. La gran crisis económica mundial de 1929 y la redefinición del mercado
internacional, aceleraron el proceso de transformación de las estructuras, lo que en el fondo
significa: mayor urbanización e industralización, con el consiguiente aumento de las
migraciones populares hacia las grandes ciudades; desde la economía agraria, en el plano
hacen su aparición las clases populares urbanas, se redefinen las alianzas de las clases
sociales a nivel de estado, lo que produce una gran crisis a nivel de las élites. A pesar de
que, desde 1930, se ha producido la desestructurización del régimen oligárquico, esto no
significa que ha perdido el poder político y económico, ya que el poder local y regional de
los grandes latifundios sigue siendo una base de decisión fundamental para la mantención y
la estabilidad del poder nacional.

Hace su aparición en el escenario nacional la clase popular urbana, sin embargo, las clases
rurales, que son mayoría ya que "abarcan la mitad de la población brasileña", continúan
siendo marginadas del proceso social, político y económico, etc..., es decir, no participan de
ninguna de las decisiones importantes para el país.

El trabajo de Pablo Freire está críticamente ligado a este incipiente proceso de ascensión
popular. Su praxis político-educativa, se desarrolla en Brasil, en medio de un esquema
clásico de dependencia y subdesarrollo.

Freire es quien crea el movimiento de educación popular en Brasil: con él busca sacar al
hombre analfabeto de su situación de inconsciencia, de pasividad y falta de criticidad. Su
esfuerzo por buscar contribuir a la liberación de su pueblo se inscribe en una época en que
son muchos los que están buscando algo similar.

En este período podemos identificar numerosos procedimientos de naturaleza política,


religiosa, social y cultural, para movilizar y concientizar al pueblo, desde la participación
popular creciente, por medio de votos, hasta el movimiento de cultura popular organizado
por los estudiantes. Se desarrolla también todo un movimiento del sindicalismo rural y
urbano. Aparecen instituciones como la SUPRA, que agrupaba a clases campesinas para la
defensa de sus intereses, provocando grandes repercusiones políticas.

El movimiento de educación de Freire comienza en 1962, en el nordeste de Brasil, una de


las regiones más pobres. De veinticinco millones de habitantes, quince eran analfabetos.
Durante cuarenta y cinco días él trabaja con trescientos trabajadores aplicándoles su método
de alfabetización; los resultados impresionan, por el éxito alcanzado, profundamente a la
opinión pública. Su método es aplicado en todo el territorio nacional.

La reacción de las élites no se deja esperar. Los grupos dominantes, unidos a una Iglesia
católica conservadora, no pueden comprender cómo un educador católico puede hacerse un
portavoz de los oprimidos, poniendo en peligro, los privilegios de los que han gozado desde
siempre. Desde aquí surgen las acusaciones que se hacen a Freire de agitador político,
comunista y agitador de las masas al hacerlas tomar conciencia de su realidad, lo que pone
en peligro la estabilidad y la seguridad de la sociedad fundada sobre los principios
excluyentes de una sociedad opresora.

Este proceso de liberación popular, a través de una educación para la libertad, fue detenido
a causa del golpe de estado hecho por los militares, situación que impide la realización del
primer plan nacional de educación popular.

No sólo a causa de sus ideas, sino sobre todo porque quiso ayudar al hombre a liberarse,
Pablo Freire es exiliado, continuando su búsqueda en torno a la educación popular en otros
países de América Latina. Con esto nos queda bastante claro que el pensamiento de Pablo
Freire brota desde la misma realidad que le toca vivir en el nordeste brasileño, que él
intenta comprenderla y liberar al hombre de ella, devolviéndole la capacidad de reconocer
su fuerza transformadora: fuerza que brota desde los mismos oprimidos, único camino de
liberación real posible.

UNA EDUCACION QUE BROTA DE LA PRACTICA.

Pablo Freire es un pensador comprometido con la vida, no piensa en ideas abstractas, sino
que piensa partiendo de la existencia concreta. Su proyecto educativo, que parte de la
praxis, apunta a crear humanización, a liberar al hombre de todo aquello que no lo deja ser
verdaderamente persona.

Es consciente de que la sociedad que le toca vivir posee una dinámica estructural que
conduce a la dominación de las conciencias, lo que se traduce en una pedagogía que
responde a los intereses de las clases dominantes. Los métodos que esta pedagogía utiliza
no pueden servir a la liberación de los oprimidos, sino que más bien pretenden impartir
entre éstos, la ley del temor.

Frente a esta situación reacciona afirmando la necesidad de la humanización del oprimido


que debe partir desde él mismo: es decir es el propio oprimido quien debe buscar los
caminos de su liberación, ya que ésta no puede venir de aquellos que lo mantienen en esta
situación .

"Si admitiéramos que la deshumanización es vocación histórica de los hombres, nada nos
quedaría por hacer..., la lucha por la liberación por el trabajo libre, por la desalienación, por
la afirmación de los hombres como personas, no tendría significación alguna. Ésta
solamente es posible porque la deshumanización, aunque siendo un hecho concreto en la
historia, no es, sin embargo, un destino dado, sino resultado de un orden injusto que genera
la violencia de los opresores y consecuentemente el ser menos" .
Freire es muy claro en plantear que la situación de deshumanización que vive el hombre
actual no es la verdadera vocación a la que está llamado. Su vocación es la de la
humanización y ésta debe ser conquistada a través de una praxis que lo libere de su
condición actual. "Ahí radica la gran tarea humanista e histórica de los oprimidos: liberarse
a sí mismos y liberar a los opresores. ... sólo el poder que renace de la debilidad de los
oprimidos será lo suficientemente fuerte para liberar a ambos".

La liberación necesaria que logre humanizar al hombre, no caerá desde el cielo, sino que,
necesariamente, será fruto del esfuerzo humano por lograrla. En esta perspectiva es en la
que Freire plantea su proyecto educativo basado en la praxis concreta y transformadora de
la realidad.

La pedagogía del oprimido es aquella que debe ser elaborada por el propio oprimido, ya
que la práctica de la libertad sólo puede encontrar adecuada expresión en una pedagogía en
que el oprimido tenga la condición de descubrirse y conquistarse, en forma reflexiva, como
sujeto de su propio destino histórico .

"La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora tendrá, pues, dos
momentos distintos aunque interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van
desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en la praxis, con su
transformación, y, el segundo, en que, una vez transformada la realidad opresora, esta
pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de
permanente liberación"

METODO

El método de Freire es fundamentalmente un método de cultura popular, que, a su vez, se


traduce en una política popular: no hay cultura del pueblo sin política del pueblo. Por este
motivo, su labor apunta principalmente a concientizar y a politizar. Freire no confunde los
planos político y pedagógico: ni se absorben, ni se contraponen. Lo que hace es distinguir
su unidad bajo el argumento de que el hombre se historiza y busca reencontrarse; es el
movimiento en el que busca ser libre. Ésta es la educación que busca ser práctica de la
libertad.

El método de Freire está enraizado sobre su concepción del hombre. El hombre es como un
ser en el mundo y con el mundo. Lo propio del hombre, su posición fundamental, es la de
un ser en situación; es decir, un ser engarzado en el espacio y en un tiempo que su
conciencia intencionada capta y trasciende. Sólo el hombre es capaz de aprehender el
mundo, "de objetivar el mundo, de tener en éste un "no yo" constituyente de su yo que, a su
vez, lo constituye como un mundo de su conciencia" .

"La conciencia es conciencia del mundo: el mundo y la conciencia, juntos, como conciencia
del mundo, se constituyen dialécticamente en un mismo movimiento, en una misma
historia. En otras palabras: objetivar el mundo es historizarlo, humanizarlo. Entonces, el
mundo de la conciencia no es creación, sino elaboración humana. Ese mundo no se
constituye en la contemplación sino en el trabajo"

El método de concientización de Freire busca rehacer críticamente el proceso dialéctico de


la historización. No busca hacer que el hombre conozca su posibilidad de ser libre, sino que
aprenda a hacer efectiva su libertad, y haciéndola efectiva, la ejerza. Esta pedagogía acepta
la sugestión de la antropología que va por la línea de la integración entre el pensar y el
vivir, "se impone la educación como práctica de la libertad".

Pero el hombre no sólo está en el mundo, sino que también está con el mundo. Estar con él,
es estar abierto al mundo, captarlo y comprenderlo; es actuar de acuerdo con sus finalidades
para transformarlo. El hombre responde a los desafíos que el mundo le va presentando, y
con ello lo va cambiando, dotándolo de su propio espíritu. En este sentido no se trata de
cualquier hacer, sino de uno que va unido a la reflexión.

Si el hombre es praxis, no puede, por lo tanto, reducirse a mero espectador, o a un objeto.


Esto sería ir contra su vocación ontológica: "un ser que opera y operando transforma el
mundo en el que vive y con el que vive" .

El hombre y el mundo están en constante interacción: no pueden ser entendidos fuera de


esta relación, ya que el uno implica al otro. "Como un ser inconcluso y consciente de su
inconclusión, el hombre es un ser de la búsqueda permanente. No podría existir el hombre
sin la búsqueda, como tampoco existiría la búsqueda sin el hombre" . Solamente
manteniendo esta interacción se puede apreciar la verdad del mundo y del hombre, y a la
vez comprender que la búsqueda real sólo se lleva a cabo en comunión, en diálogo y en
libertad .

La metodología utilizada por Freire sigue la misma línea dialéctica: teoría y método. La
metodología surge de la práctica social para volver, después de la reflexión, sobre la misma
práctica y transformarla. De esta manera, la metodología está determinada por el contexto
de lucha en que se ubica la práctica educativa: el marco de referencia está definido por lo
histórico y no puede ser rígido ni universal, sino que tiene que ser construido por los
hombres, en su calidad de sujetos cognoscentes, capaces de transformar su realidad.

La manera en que Freire concibe la metodología quedan expresadas las principales


variables que sirven de coordenadas al proceso educativo como acto político y como acto
de conocimiento; éstas son: la capacidad creativa y transformadora del hombre; la
capacidad de asombro, que cualquier persona tiene, sin importar la posición que ocupe en la
estructura social; la naturaleza social del acto de conocimiento y la dimensión histórica de
éste.

Otras características del método de Freire son su movilidad y capacidad de inclusión. Por
ser una pedagogía basada en la práctica, ésta está sometida constantemente al cambio, a la
evolución dinámica y reformulación. Si el hombre es un ser inacabado, y este ser inacabado
es el centro y motor de esta pedagogía, es obvio que el método tendrá que seguir su ritmo
de dinamicidad y desarrollo como una constante reformulación.
Transformación de la relación pedagógica:

Según Freire, la educación debe comenzar por superar la contradicción educador-


educando. Debe basarse en una concepción abarcadora de los dos polos en una línea
integradora, de manera que ambos se hagan a la vez "educadores y educandos". Es
imprescindible que el educador humanista tenga una profunda fe en el hombre, en su poder
creador y transformador de la realidad. El educador debe hacerse un compañero de los
educandos.

Es necesario comprender que la vida humana sólo tiene sentido en la comunión, "que el
pensamiento del educador sólo gana autenticidad en la autenticidad del pensar de los
educandos, mediatizados ambos por la realidad y, por ende, en la intercomunicación" .

El pensamiento sólo encuentra su fuente generadora en la acción sobre el mundo, mundo


que mediatiza las conciencias en comunión. De este modo, se hace imposible pensar la
superación de los hombres sobre los hombres.

De esta manera, la educación "... ya no puede ser el acto de depositar, de narrar, de


transferir conocimientos y valores a los educandos, menos pacientes, como lo hace la
educación "bancaria", sino ser un acto cognoscente. Como situación gnoseológica, en la
cual el objeto cognoscible, en vez de ser el término del acto cognoscente de un sujeto, es el
mediatizador de sujetos cognoscentes, educador, por un lado; educandos, por otro, la
educación problematizadora antepone, desde luego, la exigencia de la superación de la
contradicción educador-educandos. Sin ésta no es posible la relación dialógica,
indispensable a la cognoscibilidad de los sujetos cognoscentes, en torno del mismo objeto
cognoscible" .

De esta manera, el educador ya no es sólo aquel que educa, sino también aquel que es
educado por el educando en el proceso de educación, a través del diálogo que se sostiene.
Tanto el educador como el educando son a su vez educando y educador en un proceso
dialéctico. Es así como ambos se transforman en sujetos centrales del proceso en un
crecimiento mutuo; aquí la autoridad requiere estar al servicio, siendo con las libertades y
en ningún caso contra ellas.

"Ahora, ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo, los hombres
se educan en comunión, mediatizados por el mundo" .

A su vez, los educandos no son dóciles receptores, tipo depósitos de almacenaje, sino más
bien se transforman en personas activas, investigadores críticos, siempre en diálogo con el
educador, quien a su vez es también un investigador crítico.

El papel del investigador crítico es el de proporcionar, siempre unido a los educandos, las
condiciones para que se de la superación del conocimiento al nivel de la doxa por el
conocimiento verdadero.
Es fundamental para realizar una educación como práctica de la libertad negar la existencia
del hombre abstracto, aislado, suelto, desligado del mundo, y de la misma manera negar la
realidad del mundo separada de los hombres. Como ya dijimos anteriormente, el hombre
sólo puede ser comprendido verdaderamente como un hombre situado.

A través de una educación para la libertad "los educandos van desarrollando su poder de
captación y de comprensión del mundo que, en sus relaciones con él, se les presenta, no ya
como una realidad estática, sino como una realidad en transformación, en proceso. ... La
tendencia entonces, tanto del educador-educando como la del educando-educador, es la de
establecer una forma auténtica de pensamiento y acción: pensarse a sí mismo y al mundo,
simultáneamente, sin dicotomizar este pensar de la acción.

La educación problematizadora se hace así un refuerzo permanente a través del cual los
hombres van percibiendo, críticamente, cómo están siendo en el mundo en que y con que
están" .

Claramente aparece lo inacabado del proceso de la educación como algo propio y único del
hombre que corresponde a su condición de ser histórico y de historicidad. Sólo si el
educando puede tomar conciencia de su verdadera condición puede apropiarse de su
realidad histórica y transformarla. Se trata de una búsqueda que va en la línea de "ser cada
vez más", de humanizar al hombre. Esta búsqueda de "ser más" debe ser realizada en
comunión con los otros hombres, en solidaridad situada.

La alfabetización como camino de liberación

El ser persona en historia, sociedad y cultura y el descubrir que su vida se hace historia en
cuanto es sujeto, va entrañando poco a poco el sentido más exacto de la alfabetización: el
sujeto paulatinamente aprende a ser autor, testigo de su propia historia; entonces es capaz
de escribir su propia vida, es decir, biografiarse, existenciarse e historizarse.

El método de la alfabetización se ve animado por la dimensión humana de la educación


como práctica de la liberación.

La educación como una dimensión de la acción cultural, que se inicia en la alfabetización,


se realiza en el reencuentro de las formas culturales propias del individuo y en la
retotalización de éstas a través de la acción definida como interacción, comunicación,
transformación. En definitiva, la idea es que la educación reproduce en su propio plano la
estructura dinámica y el movimiento dialéctico del proceso de producción del hombre.

De esta manera se entiende la gran riqueza que para Freire contiene el proceso de
alfabetizarse: "... el aprendizaje y profundización de la propia palabra, la palabra de
aquellos que no les es permitido expresarse, la palabra de los oprimidos que sólo a través de
ella pueden liberarse y enfrentar críticamente el proceso dialéctico de su historización".
La constante de fondo es el problema de la correcta interpretación de la realidad. En apoyo
de esta labor viene precisamente el método de la concientización que busca, mediatizada
por la praxis educativa, existenciar las condiciones del mundo humano, contradicciones que
imprimen al mundo su movimiento y que, al ser percibidas como tales, impiden la
adaptación del hombre a una realidad que los aplasta en sus potencialidades creadoras. Es
entonces, este planteamiento dialéctico el que permite la esperada interpretación correcta de
la realidad. Luego la criticidad de los hombres sobre su realidad y su esfuerzo
transformador se encuentran en una directa proporcionalidad.

Freire entiende el quehacer humano como acción y reflexión, teoría y praxis. La


delimitación de sus objetivos y de sus métodos y la determinación de su fuerza de acción
vienen dadas por la teoría que lo informa; es el marco teórico que informa las modalidades
de acción liberadora y opresora. Surge entonces la teoría de la acción liberadora desde una
matriz dialógica tendiente a conseguir la humanización de los hombres; promueve una
auténtica formación valórica que genere un auténtico cambio cultural. Y, como ya hemos
señalado, el punto de partida de la educación se encuentra en el hombre - mundo.

Fases del método:

Con Freire, nuestro siglo ve el surgimiento de una nueva metodología educacional, la de la


alfabetización, realizada a través de un proceso de concientización, es decir, el proceso
mediante el cual el hombre desarrolla más y más su conciencia crítica, en busca del
afloramiento de la verdadera conciencia reflexiva de la cultura, la cual aparece en el preciso
instante en que el hombre se historiciza, en que se constituye como conciencia histórica.

En esta dimensión crítica, podemos entender la alfabetización como la conquista que hace
el hombre de su palabra, lo que ciertamente conlleva la conciencia del derecho de decir la
palabra.

En una de sus obras, Freire propone el cuestionamiento de los déficit cuantitativos y


cualitativos de la educación en Brasil. La situación era ciertamente crítica, pues, "el número
de niños en edad escolar sin escuela, es aproximadamente de cuatro millones; el de
analfabetos, de catorce años en adelante, es de dieciséis millones; a lo que se junta la
inadecuación de nuestra educación ya referida" .

Pero, ¿qué método podía utilizarse para la superación de las actitudes mágicas o ingenuas
del hombre de pueblo frente a su realidad?, ¿cómo llevar a este hombre a descubrirse como
creador de cultura?, etc...

Sin lugar a dudas, el método a seguir debía ser activo dialogal, crítico y critizador. No se
trata de enseñarles a repetir palabras, ni tampoco se restringe a desarrollar la capacidad de
pensarlas según las exigencias lógicas del discurso abstracto: simplemente coloca al
alfabetizando en condiciones de poder reexistenciar críticamente las palabras de su mundo.
La experiencia de los así llamados círculos de cultura, patentiza este hecho, ya que el
alfabetizando, al comenzar a escribir libremente, no copia palabras, sino que expresa
juicios. Por ejemplo en Angicos un participante escribe: "... el pueblo va a resolver
(corruptela por resolver) los problemas (por problemas) de Brasil votando
conscientemente".

Cinco fases componen este proceso de alfabetización. Antes de comenzar el grupo "
descodifica varias unidades básicas, codificaciones sencillas y sugestivas, que
dialógicamente descodificadas van redescubriendo al hombre como sujeto de todo proceso
histórico de la cultura letrada", es decir, se dialoga para conseguir la aprehensión del
concepto de cultura.

1º Fase: Levantamiento del universo vocabular de los grupos con los cuales se trabaja.

Exploración, mediante encuestas informales, del universo de las palabras habladas en el


medio cultural del alfabetizando, extrayendo aquellos vocablos de más ricas posibilidades
fonéticas y de mayor carga semántica, que además están cargados de sentido existencial y
contenido emocional.

Las entrevistas traslucen anhelos, frustraciones, incredulidades, esperanzas, ímpetus de


participación, como así mismo ciertos momentos altamente estéticos en el lenguaje del
pueblo.

2º Fase: Elección de las palabras seleccionadas del universo vocabular investigado.

Las palabras extraídas del universo vocabular del alfabetizando, una vez transfiguradas por
la crítica (reflexión), retornan a él en acción transformadora del mundo.

3º Fase: Creación de situaciones existenciales típicas del grupo con el que se va a trabajar.

Las palabras utilizadas reciben el nombre de generadoras, ya que a través de la


combinación de sus elementos básicos propician la formación de otras. Como palabras del
universo vocabular del alfabetizando, son significaciones constituídas en sus
comportamientos, que configuran situaciones existenciales.

4º Fase: Elaboración de guías que auxilien a los coordinadores de debate en su trabajo.

Estas guías deben ser meras ayudas para los coordinadores, jamás rígidas prescripciones
que habrán de obedecer y seguir.

5º Fase: Descomposición de las familias fonéticas correspondientes a los vocablos


generadores.

Se refiere a la codificación plástica en cuadros, "slides", filminas, etc. , que correspondan a


las respectivas situaciones que, de la experiencia vivida por el alfabetizando, pasan al
mundo de los objetos.
El alfabetizando ahora, "ad-mira", ya que ha ganado distancia para ver su propia
experiencia. Es en este momento cuando él comienza a descodificar.

Aplicación concreta del método (ejemplo):

Utilizaremos la palabra "tijolo" (ladrillo) como primera palabra "generadora", colocada en


una situación de trabajo de construcción.

Una vez que se tienen las palabras más significativas, se somete al proceso de reflexión, en
búsqueda de mayor objetividad, de los "círculos culturales". Discutida la situación en sus
aspectos posibles, se realizaría la vinculación semántica entre la palabra y el objeto que
denomina (la palabra se nombra junto al objeto dicho: lo que se busca es la asociación de la
palabra con el objeto). Visualizada la palabra dentro de la situación, es, posteriormente,
presentada sin el objeto: "tijolo".

Luego viene la pronunciación de la palabra en forma cortada: ti - jo - lo. Inmediatamente se


visualizan los pedazos y comienza el reconocimiento de las familias fonéticas.

A partir de la primera sílaba "ti" se ayuda al grupo a conocer toda la familia fonética que
resulta de la combinación de la consonante inicial con las demás vocales.

El segundo paso es llevar al grupo a conocer la segunda familia, mediante la visualización


de "jo" (se repite la misma operación), para llegar finalmente a conocer la tercera familia
"lo".

Cuando se proyecta la familia fonética, el grupo reconoce la sílaba de la palabra


visualizada; ta - te - ti - to - tu ; ja - je - ji - jo - ju ; la - le - li - lo - lu .

Una vez reconocido el sonido "ti" de la palabra generadora tijolo se propone al grupo que lo
compare con las otras sílabas, lo que hace descubrir que comienzan igual pero terminan en
forma diferente. De esta manera se descubre que no todos se pueden llamar "ti". Con las
dos restantes sílabas "jo - lo" se sigue idéntico procedimiento. Luego del conocimiento de
cada familia fonética, se hacen ejercicios de lectura para fijar las nuevas sílabas.

El momento central del proceso lo constituye cuando se presentan las tres familias
fonéticas: ta - te - ti - to - tu ; ja - je - ji - jo - ju ; la - le - li - lo - lu. Lo que se denomina
"ficha del descubrimiento".

Luego de realizar una lectura horizontal y otra vertical, en la cual se ubican los sonidos
vocales, comienza el grupo, y no el coordinador, a realizar la síntesis oral.

De uno en uno van todos haciendo palabras nuevas con las posibles combinaciones a su
disposición. Este proceso va creando conocimientos de palabras que enriquece la
posibilidad de decirse diciendo su mundo.
Con este método, la persona cambia su manera de ver el mundo, se siente partícipe de él y
artífice de su propia vida. Surge lo que Freire llama la conciencia que no es tan sólo el
reconocer la situación que se vive, sino el compromiso y proceso de transformación.

Es un método que en ningún caso intenta decir a la persona lo que debe y lo que no debe
hacer, aprender o decir, sino que, por el contrario, transforma al sujeto que aprende en
responsable central de su propio proceso de liberación y construcción de su propia cultura
(forma de vivir)

Algunos términos claves.

Para poder entender bien lo que el autor nos quiere transmitir es necesario explicar algunos
conceptos claves:

1) Sociedad cerrada: organización de la sociedad que busca mantener los privilegios de las
clases dominantes (elites), a través de diferentes medios que cumplan la función de alienar
a la gente. En este tipo de sociedades no se permite la participación, ni la verdadera
democracia, ni el diálogo liberador que promueve el método de alfabetización.

2)Sociedad en transición: es el proceso que vive una sociedad cuando intenta el cambio.
Implica una marcha acelerada que lleva a la sociedad a una búsqueda de nuevos temas y de
nuevas tareas. Paulo Freire no se refiere a cambios materiales, sino que apunta.

3)Democratización fundamental: Son los principios básicos que hay que desarrollar en una
sociedad para que ella pueda llagar a la democracia verdadera, propia de la sociedad
abierta. Es el proceso de participación de todos los hombres en todos los niveles de la
sociedad.

4)Radicalismo: Es la opción de enrraizamiento del hombre que toma una opción positiva y
crítica, donde no se pierde la libertad. Se trata de hombres abiertos al diálogo, que aceptan
el radicalismo de otros hombres con posturas diferentes.

5)Conciencia intransitiva: Es la conciencia que no presenta un compromiso del hombre con


su propia existencia.

6)Conciencia ingenua o mágica: Tiende a olvidarse de la realidad y a prescindir de ella,


limitando seriamente a la libertad. El hombre con esta conciencia no logra llegar a la raíz
profunda de la realidad, no conoce sus causas profundas y su explicación de la realidad es
de tipo fantástico.

7)Conciencia crítica: Es la profunda interpretación de la verdadera realidad, conociendo sus


causas más reales y su funcionamiento. Quien posee esta conciencia, posee una capacidad
de razonamiento y de diálogo fecundos, tratando siempre de buscar la verdad para
comprometerse en la construcción del hombre.
8)Concientización: Es el proceso por el cual el hombre no sólo toma conciencia de su
realidad, sino que lo hace en forma crítica comprometiéndose con su cambio concreto.

9)Educación liberadora: La que toma en cuenta al hombre verdadero y real, que parte de él
y busca llevarlo a su plena humanización. El hombre no se libera sólo, ni es liberado por
otro, sino que se libera en comunión y partiendo desde su realidad.

10)Alfabetización: Método a través del cual el hombre "se dice" y al hacerlo se reconoce
como cocreador de su vida y de su mundo. Es el momento en que el hombre se reconoce
como lo que realmente es y se compromete con su humanización.

11)Educación bancaria: Educación tradicional que no reconoce la dignidad de los hombres,


sino que más bien los cosifica como meros receptores y repetidores.

12) Educación problematizadora: Educación que toma en serio al hombre y reconoce el real
proceso educativo del hombre como un diálogo continuo y respetuoso, donde no hay
maestros "y" estudiantes, sino que solamente existen maestros - estudiantes y estudiantes
maestros, es decir, donde el proceso educativo es una relación dialéctica constante.

Freire se sabe de una sociedad en transición que viene saliendo de una situación de
sociedad cerrada, que poseía una conciencia intransitiva, donde no existía el diálogo a
causa del mutismo propio de las relaciones "Señor - siervo". Este tipo de relaciones es la
que intenta romper el método de Freire enseñando al hombre a reconocer su propia
dignidad y la posición que cada uno está llamado a ocupar en la construcción de la
liberación y recreación de la realidad.

Conclusión

Al finalizar la investigación que hemos realizado en torno a Paulo Freire, consideramos, en


líneas generales, que hemos podido cumplir los desafíos que nos propusimos en la
introducción del trabajo, ya que hemos dado cuenta de quién es Freire, del contexto en que
vivió y que lo motivó a desarrollar su metodología de alfabetización, además de ideas
generales que nos plantean el método y las líneas que lo orientan.

Una de las conclusiones principales a las que hemos podido llegar es que al interior de la
teoría de Freire se presentan con viveza los principios que sustentan la educación en la
actualidad. No está demás señalar que nos fue posible visualizar aquellos principios por el
estudio previo que de ellos realizamos en el curso.

El principio de la individualización se presenta en Freire a través de la valoración del


individuo como ser único, irrepetible, necesario y valioso para el proceso educativo
centrado en el diálogo. En relación al principio de autonomía, el teórico hace bastante
hincapié en la necesidad del hombre de alcanzar su libertad y desde ella proyectarse hacia
su perfección, Paulo Freire desarrolla toda su metodología sobre el eje de la real liberación
del hombre, que no es otra cosa que su humanización dinámica (en proceso inacabado).
Respecto del principio de socialización, Freire asume verdadera y honestamente el contexto
en que le toca vivir (contexto de injusticia y marginación de los más por los menos) y desde
él parte la formulación de una metodología que busca transformar la realidad social en algo
integrador e incluyente, es decir, en un lugar en que el individuo pueda asumir
concretamente su ser y su ser situado para poder liberarse de todo aquello que no le permita
ser cada vez más hombre. En este sentido es decidora la frase de Freire en que señala que el
hombre no se libera sólo sino en comunión con los demás. La creatividad, principio tan
difícil de lograr en la actualidad, queda salvaguardado por la novedad del método de
alfabetización propuesto por el autor. Éste formula novedosamente una respuesta apropiada
para este contexto específico con sus necesidades también específicas. Desde esta
metodología se desprende con claridad la presencia del principio de la actividad ya que es
el propio sujeto quien y desde quien se reconstruye la realidad que se vive. El sujeto a quien
se dirige el método es aquel que en la realidad hace posible este proceso.

Nos parece que la propuesta de Freire logra ser eficaz gracias a que este hombre pudo
captar la unidad indivisible que se da entre lo que llamamos la teoría y la práctica. Fue
capaz de desarrollar todo su esfuerzo desde la propia realidad que vivía su pueblo, realidad
concreta y dolorosa, y proyectar una metodología capaz de responder educacionalmente a
los desafíos que ésta le planteaba. Su esfuerzo no parte de necesidades supuestas por los
intelectuales o por aquellos que muchas veces creemos saberlo todo, sino que por el
contrario, parte desde la manifestación concreta de la realidad, que es la manifestación
concreta de los necesitados.

No podemos dejar de destacar el profundo interés que descubrimos en P. Freire por el ser
humano. Todo su esfuerzo educativo se ve plasmado por un gran humanismo, un
humanismo cristiano que sabe preocuparse por aquellos que más lo necesitan por los que
son excluidos de todo, incluso de su propia condición de excluidos. Esto queda explícito en
su opción por lograr que el hombre alcance su libertad, su verdadera libertad, y así pueda
ser autor y constructor de su vida teniendo como substrato de toda este obrar la
alfabetización, que es mucho más que un simple enseñar a leer y a escribir, ya que busca
que el hombre pueda llegar a ser persona.

Estas consideraciones nos muestran el referente filosófico que las sostiene e impulsa; "el
hombre siendo y con el mundo" .

Todos estos elementos han ayudado a nuestro enriquecimiento personal ya que nos ayuda a
ampliar la visión de educación que vamos formándonos como preparación para nuestra
futura labor docente.
Análisis comparativo de la concepción de la educación

I.- INTRODUCCIÓN

Hemos seleccionado el tema "Análisis comparativo de la concepción liberadora y de la


educación y el planteamiento de Emile Durkheim", por tratarse de dos paradigmas
disímiles entre sí y que sin embargo marcaron el proceso educativo, cada uno a su tiempo y
con sus características propias.

Apelando a la literatura sobre el tema que nos ocupa, examinaremos los aspectos positivos
y negativos de ambos paradigmas, realizando una comparación entre la filosofía de cada
uno y la orientación pedagógica que defendían.

En el caso de la educación liberadora, tomaremos como punto de partida la filosofía de


Paulo Freire, por ser este el más representativo exponente de dicha corriente. Para Freire el
punto de partida de su pedagogía es la acción y reflexión desde el punto de vista del
oprimido y este punto de partida permite definir su pedagogía orientada a la humanización.

En contrapartida tenemos la filosofía defendida por Emilie Durkheim, quién sostenía que la
educación es un hecho social, exterior al hombre como individuo y de carácter coactivo.

Dividiremos el presente trabajo en dos partes:

a. La concepción liberadora de Paulo Freire y;


b. La concepción de la educación desde la perspectiva de Emilie Durkheim.

II.- DESARROLLO DEL TEMA

2.1.- Concepción liberadora de la educación en el pensamiento de Paulo Freire

Paulo Freire propone la educación liberadora, en la cual el educador debe dar prevalencia al
diálogo con el educando. El educador ya no es sólo el que educa sino aquel que en tanto
educa es educado a través del diálogo con el educando, quién al ser educado, también
educa. Así ambos se transforman en sujetos del proceso en que crecen juntos y en el cual
"los argumentos de la autoridad" ya no rigen. Sostiene Freire que la educación es un
proceso en el que ser funcionalmente autoridad requiere el estar siendo con las libertades y
no contra ellas.

Ahora, ya nadie educa a nadie, dice Freire, así como tampoco nadie se educa a sí mismo,
los hombres se educan en comunicación, mediatizados por el mundo.

Los educandos en vez de ser dóciles receptores de los depósitos se transforman ahora en
investigadores críticos en diálogo con el educador, quien a su vez es también un
investigador crítico.
En la medida en que el educador presenta a los educandos el contenido, cualquiera que sea,
como objeto de su ad-miración, del estudio que debe realizarse, "readmira" la "admiración"
que hiciera con anterioridad en la "admiración" que de él hacen los educandos.

2.1.1. El proceso educativo en el enfoque de Paulo Freire

La educación para Freire es darle al educando conciencia para asumir su rol; la educación
se manifiesta en la liberación de la opresión.

Dice además, la educación es una forma de percibir su realidad social, y al hacerlo el sujeto
está haciendo historia; es protagonista de su historia.

Es por lo tanto para Freire, la educación un proceso dinámico, un proceso de acción de


parte de los sujetos, y concluye entonces que educación es un producto de la praxis, no es
sólo reflexión sino una actividad orientada a transformar a través de la acción humana.

Para Freire la en la pedagogía liberadora el educador no es el que transmite la realidad, sino


que es el educando el que la descubre por sí mismo.

Para Freire el conocer, no es sólo una producción de conocimientos nuevos, sino que es
también apropiarse de los conocimientos ya obtenidos, someterlos a una autocrítica para
producir nuevos conocimientos.

2.1.2. ¿Cuál es la mediación entre opresión y oprimido?

Es la relación a través de normas o prescripciones como conjunto sistemático de principios


y mecanismos operativos, que orienta la relación entre opresores y oprimidos, que se da en
todo proceso educativo. Los oprimidos deben tratar de romper las relaciones que
fundamentan la opresión, porque es él el que más sufre con la opresión.

Para Freire, el conocimiento se inicia en el sujeto, es la visión subjetiva del conocimiento, y


hay conocimiento en tanto cambia la realidad, el objeto del conocimiento, visión objetiva,
cuando somos capaces de transformar la realidad.

Por lo tanto afirma Freire, no hay objetividad sin subjetividad. No existe la una sin la otra,
y ambas no pueden ser dicotomizadas.

El punto de partida de todo análisis es la intencionalidad del autor o los actores, para
comprender la conducta del sujeto, y distinguir como se establece la relación entre
fenómenos.

En el análisis estructural el papel que desempeñe el sujeto en el marco de relaciones no


puede ser el de elemento explicativo, ya que el papel que está cumpliendo es un papel de
relaciones de intencionalidad subjetiva y el contexto que opera es la vinculación entre el
sujeto y el objeto.
Dice Freire entonces, que para que la educación tenga validez, hay que darle protagonismo
al sujeto, para hacer historia no para vivirla, y esto se logra a través de la praxis.

2.1.3.- Diferencia entre educación bancaria y educación liberadora

Para Freire existen dos tipos de concepción de la educación: la bancaria y la liberadora

Las características que establece para cada una son:

Educación Bancaria Educación liberadora


 Se considera al educando como un  Educador y educando se enfrentan
receptáculo de conocimiento. El juntos al acto de conocer
educador es el que habla, sabe y
escoge contenidos. Clase Magistral.

 El educador impone las reglas del  Enseñanza - aprendizaje. Exposición


juego e impone su concepción al dialogada.
educando, y de esta manera expresa
una relación similar entre opresor y
oprimido en la realidad social.

 La función del educando es adaptarse  Nadie educa a nadie, y nadie se educa


al orden establecido, que se produce a a sí mismo. El hombre se educa
través de un proceso que elimina la mediatizado por la sociedad o el
creatividad, la conciencia crítica, mundo.
impidiéndole el diálogo.

 Invasión cultural  Se utiliza el diálogo, a través de la


palabra. Reflexión - acción no pueden
ir juntos, pero se relacionan.

 El educador fomenta la creatividad y


la conciencia crítica en el educando.

 Síntesis cultural

2.2.- Planteamiento de la educación desde la perspectiva de Emile Durkheim

La propuesta educativa de Durkheim, tiene como antecedente la función de la educación


que para este pensador consiste en adaptar al niño y la niña al ámbito social. Para eso deben
reunir dos condiciones, la pasividad en el educando y la ascendencia del educador.
Como consecuencia de las referidas condiciones el educador debe transmitir al educando,
más que contenidos, mantenimiento de pautas y valores, como función educativa
integradora, y la asignación de roles, teniendo en cuenta que la educación tiene una
orientación única, en la medida que debe convertirse en un instrumento que transfiere las
ideas morales que transmiten a la sociedad. El educando debe recibir estas orientaciones
con pasividad, comparable a aquél en que se halla artificialmente sumido el hipnotizado. Su
conciencia no encierra todavía más que un reducido número de representaciones capaces de
luchar contra las que le son sugeridas; su voluntad es aún rudimentaria y por tanto, resulta
fácilmente cuestionable. Por esa misma razón es muy accesible y propenso a la imitación.

El ascendiente que el maestro tiene naturalmente sobre su alumno, debido a la superioridad


de su experiencia y de su saber, prestará naturalmente su acción la fuerza eficiente que le es
necesaria.

La educación debe ser esencialmente ente de autoridad. Para ello hace falta que el educador
hable con tono de mando, con autoridad. Debe dar a entender que la negativa a obedecer no
es ni siquiera concebible, que el acto debe ser cumplido, que la cosa debe ser considerada
tal como él la muestra, que no puede suceder de otra manera.

2.2.1 Proceso educativo en el enfoque de Durkheim

Durkheim sólo ve en el fenómeno educativo su función social y desde esa perspectiva


aparece siempre la educación como un fenómeno social, y como consecuencia de ello, el
proceso educativo se transforma en un proceso de adaptación metódica a la sociedad.

Para Durkheim la educación es un conjunto de prácticas, de maneras de proceder, de


costumbres, que constituyen hechos perfectamente definidos y cuya realidad es similar a la
de los demás hechos sociales.

La pedagogía, sin embargo es la reflexión aplicada, lo más metódicamente posible, a las


cosas de la educación con miras a regular su desarrollo.

2. Diferencias entre pedagogía y educación, según Durkheim

Pedagogía Educación
 Es reflexión sobre la práctica de la  Es la acción ejercida sobre los
educación. educandos por los padres y
educadores.

 Consiste en teorías. Estas teorías  Consiste en actos, en maneras de


consisten en formas de concebir la llevar a cabo la educación.
educación.

 Estriba en una determinada forma de  Las prácticas educacionales no son


pensar respecto a los elementos de la hechos aislados, sino que, por una
educación. misma sociedad, están ligados en un
mismo sistema cuyas partes
concurren hacia un mismo fin; y este
es el sistema de educación propio de
ese país y de esa época.

III.- CONLUSIÓN

Como es bien sabido, en las ciencias sociales a diferencia de las ciencias de la naturaleza,
los paradigmas pueden convivir sin que uno suplante al otro, y es este fenómeno el que se
dio con estos paradigmas tan opuestos en su esencia. Además debemos tener en cuenta el
período de tiempo en que ambos desarrollaron sus filosofías. Emile Durkheim nace en el
año 1858, y desarrolla toda su teoría hasta mediados del siglo XX, con una problemática y
un contexto histórico diferente al que se enfrenta Paulo Freire, que recién nace en 1917.

Concluimos este trabajo diciendo que si bien no compartimos la totalidad de los


planteamientos de Durkheim, rescatamos de su filosofía la importancia de dar al educando
una formación dentro de normas y valores que rigen en una sociedad en todos los ámbitos,
a las cuales el individuo no puede sustraerse ya que forma parte del desarrollo integral de su
formación como persona adulta.

Además, si bien no podemos asumir que el educando es un receptáculo vacío en el


momento de empezar su educación, debemos significar la importancia del marco teórico
que debe desarrollarse y ser transferido por el educador, corrientemente usando la técnica
de clase magistral, donde es el mismo educador el que elige el contenido que será dado.
Sostenemos entonces que por este motivo no puede prescindirse totalmente una
transferencia de contenido en el proceso enseñanza - aprendizaje, utilizando una clase
magistral, ya que esto dará al educando el marco teórico que necesita para posteriormente
desarrollar una actividad de diálogo, motivando a los mismos a manifestar su creatividad y
su espíritu crítico.

Con Freire estamos de acuerdo con la idea de que el educando y el educador se enfrentan
juntos al acto de conocer; además, es misión del educador despertar el espíritu crítico del
educando para guiarlo en la tarea de la realización del ser personal a través de la
creatividad, realizando la actividad educativa usando el diálogo comprensivo, confiado,
enmarcado en un mutuo respeto, de ayuda y de colaboración.

El punto en que disentimos con Freire es aquél en que defiende o afirma que no debe existir
una educación sistematizada, ya que para nosotras es de suma importancia en un proceso
educativo poder contar con métodos y objetivos claros que alcanzar.

Tampoco estamos de acuerdo con él cuando dice que con un cambio político
automáticamente se origine un cambio en la educación.
Si bien es cierto que según cual sea el paradigma que cada país opte por seguir en una
época y una situación política determinada, esto acarrea un cambio en los objetivos y fines
de la educación establecidos anteriormente a la opción de un nuevo modelo, pero a nuestro
criterio, esto no basta, ya que el éxito de la operatividad de ambos aspectos, objetivos y
fines, no se dará si el educador no recibe la capacitación científica adecuada así como
también las técnicas pedagógicas que le permitan asumir un cambio de actitud frente a los
modelos preestablecidos y que esta actitud de cambio él sea capaz de transferir a sus
educandos para enfrentar los nuevos desafíos que a ambos se les presenta.

IV.- BIBLIOGRAFIA

& Capella Piera J. : "Educación, planteamientos para la formulación de una teoría", Tomo
I - Editorial Zapata Santillana S. R. L. - Lima, Perú - 1983, p 242-244.

 Freire, P. : "Pedagogía del Oprimido - Editorial Siglo Veintiuno - Buenos Aires,


Argentina- 1985.

 Fichas de clase números 4 y 5.

INDICE

I.- INTRODUCCIÓN

II.- DESARROLLO DEL TEMA *

2.1. Concepción liberadora de la educación en el pensamiento de Paulo Freire *

2.1.1. El proceso educativo en el enfoque de Paulo Freire *

2.1.2. ¿Cuál es la mediación entre opresión y oprimido? *

2.1.3.- Diferencia entre educación bancaria y educación liberadora *

2.2.- Planteamiento de la educación desde la perspectiva de Emile Durkheim *

2.2.1 Proceso educativo en el enfoque de Durkheim *

2.2.2. Diferencias entre pedagogía y educación, según Durkheim

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