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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios superiores Acatlán


Temas selectos de Filosofía en México
Héctor Noé Gutiérrez Fuentes

El problema de América y su historia en La invención de América

No hay duda de que la historia del continente americano es de una comprensión e


interpretación muy complicada. La razón de esta dificultad recae en el hecho de que el
descubrimiento de américa introdujo nociones muy extrañas a la comprensión común de este
continente. Edmund O’ Gorman en su libro La invención de América se concentra en el
problema de la comprensión del continente americano tomando como base la historia del
descubrimiento. Sin embargo, su aproximación al hecho no es dogmático, sino que cuestiona
esa comprensión y propone una nueva vía de comprensión de la historia del continente
americano.

En este escrito se expondrá el texto de O’ Gorman, en lo que respecta a la tesis principal para
la comprensión de la historia de América. El propósito del escrito es poner en tela de juicio
el modo en que comúnmente comprendemos nuestro continente y la historia de nuestro país
desde la colonia. Al ponerlo en tela de juicio obtendremos la posibilidad de lograr una nueva
comprensión, o por lo menos, de adentrarnos en la discusión acerca de la auto comprensión
de América.

Por lo anterior, en primer lugar se expondrá lo que O’ Gorman denomina como Vieja imagen
del mundo, así como el punto de partida de la comprensión de América, es decir, la noción
previa a la investigación. Seguido de ello, se expondrá la visión del mundo que el hecho de
América trajo al mundo; finalmente, se expondrá cómo la historia de América se comprende
en virtud de la nueva comprensión propuesta por O’ Gorman.

§ 1.- El descubrimiento de América y la vieja imagen del mundo.

El punto de partida de O’Gorman para la investigación es la noción común acerca del


descubrimiento de América. Ello significa que hay una serie de supuestos que nos permiten
interpretar ese hecho, y que le dan un sentido para nosotros. Tales presupuestos tienen
relación con cómo se concibe el ser de América. Es decir, que para que América haya podido
ser descubierta se necesita pensar al ser del continente como una cosa en sí en la historia.
Ello significa que es un ser que está ahí, listo para ser descubierto y mostrarse como América
a quien esté en disposición de observarlo. Además, puesto de ese modo, el motivo histórico
del descubrimiento sería ajeno a los personajes de la historia, pues dado que América tiene
que ser descubierta, Colón o cualquier personaje, es sólo un medio para la realización del fin
del descubrir américa.

Sin embargo, no sólo se dejan fuera nociones básicas de historia como que la historia la hacen
los hombres o el agente histórico, sino que se supone que quien observó América de hecho
observó América; lo cual significa que América como cosa en sí es un ente que estuvo ahí
siempre como América, pero que hacía falta la ocasión para descubrirlo. Más adelante
trataremos el por qué esta noción es insuficiente para O’Gorman. Ahora queda describir la
imagen del mundo en el que el descubrimiento se inscribe.

De manera general, el mundo constaba de tres partes: Europa, Asia y África. Estos tres son
concebidos de manera jerárquica según el desarrollo o progreso cultural que han alcanzado.
De tal modo que la imagen del mundo es tal que Europa tiene primacía por sobre las demás
partes del mundo. Aunado a lo anterior, Colón no tenía la intención de descubrir América,
sino de establecer una conexión entre España y las costas Asiáticas. Con ello, queda claro
que América estaba totalmente fuera del panorama histórico. América, en este contexto es
una cosa inexistente e impensable.

Dada que tal era la imagen del mundo, el viaje de Colón no pudo haber tenido la intención
de descubrir América, pues no estaba si quiera dentro de los límites del pensar del español el
que haya una porción de tierra desconocida hasta ese momento. Es decir, el límite del mundo
estaba en tres partes de tierra. Con esa visión sale el viaje de Colón, pero al notar que en
efecto no era una tierra Asiática la vieja imagen del mundo queda en crisis.

§2.- La nueva imagen del mundo y la invención de América

Ahora, dado que en el viaje de Colón no se tenía la intención de llegar a América, se tuvo la
imagen de que se llegó a tierras Asiaticas. Esa tesis intentó ser oficial, sin embargo, los
resultados, a partir de la investigación de Américo Vespucio, fueron diametralmente
opuestos. Se llegó a la conclusión de que la nueva tierra era, de hecho, un continente. Aunque
no se le llamó así de inmediato, esa palabra establece la diferencia entre las tres partes
antiguas del mundo y la nueva parte del mundo. Es decir, que en el concepto de continente
se marca del hecho de que América es la cuarta parte del mundo, nueva en cuanto a que se
tiene noticia de su ser, y se guarda la relación entre las antiguas partes del mundo como
contenidas por la tierra.

Al tener América el nombre que le corresponde, se le inserta con ello a la noción del mundo
nueva. Sin embargo, O’ Gorman señala que puesto así, la historia de América siempre estará
destinada a la imitación de lo que es la vieja Europa. Es decir, que dado que América obtiene
su ser a partir de la inclusión a la imagen del mundo, en la historia la visión del viejo mundo
que permanece es la del mundo europeo. Así, las nuevas tierras son como la infancia de la
humanidad, y tendrán que actualizarse al grado de llegar a ser como Europa, de llegar a ser
la nueva Europa.

Con esta visión, concluye, O’Gorman, se da la invención de América a imagen y semejanza


del inventor, es decir, de Europa. Sólo de ese modo se aceptó que América fuese equiparable
a las otras partes del Mundo, es decir, la razón ofrecida es de un tinte espiritual, pues si el
medio del juicio fuese la parte física únicamente, se tendría que haber aceptado la diferencia
radical de América con el mundo.

Conclusión

Es posible observar que la aceptación de América a la totalidad del mundo, parece reducir su
ser, siempre a una imitación del ser Europeo. Si América no lograse ello, parecería que
fracasaría su motivo de ser a la luz de la historia Universal. Esta tesis, la inclusión de América
en la historia universal, lanza de inmediato una concepción de América juzgada a la luz de
la unidad del mundo como progreso. La parte avanzada del mundo y la menos avanzada son
categorías que funcionan en nuestra idea del mundo y que permean nuestros juicios acerca
del cómo vivimos y cómo deseamos vivir.

La historia de América ilumina como Europa se establece como el modelo histórico


paradigmático. Cualquier tierra, vieja o nueva, si desea progresar y establecerse en la historia
universal, tiene que someterse a la vara de medida del eurocentrismo. Esta conclusión, sin
embargo, parece que no podía ser de otro modo, pues al tener en vista la nueva Tierra, la
pregunta de cómo incluirla a la historia debe ser en virtud o en comparación de la visión del
mundo que ya se poseía. Pero es posible para nosotros preguntar ¿es verdad que sólo ante el
modelo europeo se alcance la realización histórica?

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