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FACTORES DE EXCLUSIÓN

Las diferentes tareas llevadas a cabo durante el proyecto nos han permitido contrastar las tres
hipótesis a partir de las cuales se formuló este trabajo. El acceso a la bibliografía especializada en
los diferentes temas tratados, la consulta de otros estudios previos y, muy especialmente, el intenso
trabajo de campo llevado a cabo en Barcelona, nos ha dado la posibilidad de constatar que nuestros
planteamientos de partida eran acertados:

Tal y como planteábamos, los procesos de exclusión son fenómenos dinámicos y


multidimensionales. Generalmente, no es un único factor lo que lleva a una persona a la pobreza y
la exclusión, sino la interconexión entre varios factores. Así, resulta característico el hecho de que
cuantos más factores de exclusión, mayor es el riesgo para la persona que los sufre de estar
efectivamente excluida. De esta manera, en la realidad social nos encontramos con situaciones
complejas en las que están operando varios elementos.

Además es importante mencionar que lo que genera procesos de exclusión social no es únicamente
la suma de factores de exclusión, sino también la interrelación que tiene lugar entre ellos, ya que
unos influyen en los otros agravándolos o dotándolos de particularidades concretas con lo cual en la
práctica, conexiones distintas dan lugar a situaciones diferentes. Basta con seguir las líneas de
relación entre los diferentes elementos de los cuadros que hemos expuesto y probar las distintas
conexiones y superposiciones posibles entre unos y otros para adivinar la enorme complejidad del
asunto que nos ocupa. La dificultad de acceso a una vivienda, por ejemplo, no tiene lugar de igual
manera (con las mismas causas y manifestaciones) para una mujer paya de orígen europeo que para
una mujer perteneciente a una minoría étnica o/y inmigrante extracomunitaria; y la situación variará
también si esta persona tiene hijos/as a su cargo en solitario o no, etc.

Junto a la multidimensionalidad, la exclusión social se caracteriza por su dinamismo. Por este


motivo hemos hablado de procesos de exclusión. Debido a las características de la sociedad actual,
una misma personas puede experimentar grandes cambios en su situación a lo largo de su vida. La
exclusión no es en ningún caso un atributo de las personas, sino un estado que puede durar más o
menos tiempo, y ser más o menos grave según el momento.

Nuestra segunda hipótesis apuntaba al género como variable significativa para el análisis y
comprensión de los procesos de exclusión social. A lo largo de este trabajo se ha podido
demostrar que los diferentes problemas y dificultades asociados a la pobreza y la exclusión afectan
de manera distinta a hombres y a mujeres. En muchas ocasiones, las situaciones pueden parecer
iguales a simple vista –como en el caso de las consecuencias que tiene la ley de extranjería para las
personas inmigrantes, por ejemplo- . Pero lo cierto es que cuando nos referimos a un ámbito de
interés específico (vivienda, salud, etc) el punto de mira, la base del problema, la conexión con
otros ámbitos, la gravedad en relación a la exclusión etc. , varía si la persona afectada es un hombre
o una mujer.

Para dar mayor validez a esta constatación, no estaría de más ampliar este estudio a través de
investigaciones comparativas que pudieran mostrar esta realidad desarrollando un trabajo de campo
igualmente amplio con población masculina. Conscientes de que no hemos desarrollado esa vía de
exploración, consideramos que la información obtenida en este proyecto es más que suficiente para
validar la hipótesis.
También hemos podido comprobar que, junto a la discriminación de género, la discriminación por
orígen y por étnia agrava los procesos de exclusión. La pertenencia a una u otra étnia, el ser
originaria de un país u otro, condiciona absolutamente los derechos y oportunidades de las personas
para vivir en esta sociedad de manera digna. No solo el hecho de la migración tal y como está
regulada hoy en día –con las limitaciones que hemos visto en cuanto a la posibilidad de obtener los
derechos básicos de ciudadanía- sino también la falta de reconocimiento de grupos étnicos
minoritarios –aunque legalmente ciudadanos de pleno derecho- favorece que se desarrollen
procesos de exclusión entre las personas. La interrelación entre discriminación étnica y
discriminación de género hace que muchas mujeres estén siendo doblemente excluidas.

Contrastadas las hipótesis, pasamos a exponer los factores de exclusión que son resultado del
proyecto:

La identificación de factores de exclusión resulta fundamental para poder profundizar en las causas
que hoy por hoy están provocando que muchas mujeres carezcan de las posibilidades para vivir y
participar en sus sociedades en igualdad de condiciones que otras personas. Nos permite también
diferenciar los procesos que están teniendo lugar en cada ámbito. Pero en ningún momento hay que
perder de vista que se trata de una tarea de sistematización analítica que, en la vida concreta de estas
mujeres, adquiere formas mucho más complejas por la interrelación de factores, que ciertamente es
lo que acentúa y agrava los procesos de exclusión social.

El hecho de conocer factores de exclusión relativos a diferentes ámbitos en los que hemos trabajado
durante el proyecto, nos permite plantear alternativas y desarrollar propuestas que hagan posible un
cambio a todos estos niveles. De igual manera que las causas y los elementos que originan pobreza
y exclusión son multidimensionales, las medidas políticas y de intervención que se planteen luchar
para crear sociedades más justas e igualitarias deberán abordar los problemas de forma integral,
prestando atención a todos los elementos que intervienen en cada situación. En cualquier caso, será
algo que plantearemos más adelante, en el apartado de las conclusiones.

Hemos querido destacar aquí la importancia de aquellos factores de exclusión que permiten
desarrollar análisis en los que el género y la étnia sean considerados variables significativas.

A continuación, incluimos el listado de factores de exclusión identificados, y organizados en


función de los diferentes ámbitos de interés del proyecto:

Rentas:
- Tener bajos ingresos y menos posibilidades de acceso a la renta

Derechos de ciudadanía:
- No tener acceso a los derechos de ciudadanía
- Depender de la relación familiar para acceder a los derechos de ciudadanía

Minorías étnicas:
- Pertenecer a una minoría étnica estigmatizada
Formación para el empleo:
- Tener un bajo nivel formativo
- No tener acceso a una formación ocupacional adecuada a sus necesidades y que realmente
capacite para el empleo y para competir en el mercado laboral
- El no reconocimiento de las trayectorias formativas y laborales previas a la migración
- Llevar a cabo ciclos formativos que conducen a guetos ocupacionales y a empleos no
cualificados.

Empleo:
- Tener un empleo de baja calidad y fuera del mercado de trabajo regulado.
- Trabajar en condiciones laborales de precariedad y de desprotección social.
- Tener limitaciones para acceder al empleo fuera de ciertos guetos ocupacionales
- Tener menores salarios por trabajar en nichos ocupacionales de mayor concentración femenina
- Sufrir desempleo, y desempleo de larga duración
- Trayectorias laborales intermitentes
- Tener una edad no preferente para el mercado laboral

Cargas familiares:
- Responsabilidad no compartida del cuidado de las personas dependientes
- Redes de apoyo social sean débiles o inexistentes
- Pertenecer a un modelo de familia diferente al hegemónico
- Trabajar y realizar tareas que no son valoradas socialmente

Vivienda:
- Tener dificultades de acceso y mantenimiento de una vivienda digna
- Vivir en barrios-gueto, en zonas degradadas

Salud:
- Desatención a la salud específica de las mujeres
- Tener dificultades de acceso a los recursos preventivos
- Tener dificultades de comunicación con los servicios y personal sanitario

Ocio y relaciones sociales:


- No tener posibilidades de acceso a espacios de ocio y a relaciones sociales
- No poder participar en la “red social” en condiciones de igualdad

Se trata, como venimos diciendo, de toda una serie de factores que pueden darse de forma aislada,
pero que frecuentemente aparecen combinados entre sí.

El factor más frecuentemente mencionado en los estudios sobre pobreza y exclusión social es el que
hace referencia a los ingresos. Tener bajos ingresos genera situaciones de pobreza. Además, es
importante contemplar las posibilidades desiguales de acceso a la renta no solo a nivel general, sino
también dentro de la familia. Esto responde a que hemos podido observar que, aunque los ingresos
personales de una mujer sean de una cantidad determinada, el reparto de esos ingresos dentro de la
familia puede realizarse de tal modo que ella sea finalmente quien menos los disfrute a nivel
personal.
En cuanto a los derechos de ciudadanía, cuando una persona no tiene acceso a ellos implica que,
oficialmente, no existe para esa sociedad. No puede hacer uso de los servicios públicos ni organizar
su vida en un mundo que de entrada le cierra las puertas para participar en prácticamente cualquier
ámbito, e incluso le impide disfrutar de los derechos fundamentales. La exclusión legal en este caso
produce la exclusión social.

En el caso de muchas mujeres inmigrantes extracomunitarias, el acceso a los derechos de


ciudadanía depende de la relación con algún familiar, normalmente su marido, imposibilitándole
desarrollar proyectos propios de forma independiente durante un periodo determinado. De esta
manera, las leyes de extranjería hacen oficial la desigualdad de géneros en detrimento de las
mujeres y favorecen el mantenimiento de la relación matrimonial incluso en situaciones que pueden
ser desesperadas para las mujeres, como en los casos de violencia doméstica.

Además de la situación legal, pero no siempre vinculado a ella, el hecho de pertenecer a una
minoría étnica estigmatizada actúa como importante factor de exclusión. En sociedades que
tienden hacia la homogeneización cultural y la falta de reconocimiento de todo lo que no se ajusta al
modelo hegemónico, la diferencia es objeto de discriminación. Muchas persona se ven excluidas de
los más diversos ámbitos por este motivo.

En relación a la formación para el empleo, tener un bajo nivel formativo es hoy en día un directo
factor de exclusión en relación al mercado laboral, que cada vez es más especializado y
competitivo. De igual manera, los currículums formativos que no se ajusten a las necesidades del
mercado no servirán para acceder al empleo. Existen trayectorias formativas que, ya de entrada,
solo harán posible la incorporación de las personas a empleos no cualificados en ciertos guetos
ocupacionales. Esta es una realidad para muchas mujeres que, a pasar de haber dedicado tiempo y
esfuerzo a la formación, se encuentran en situaciones de gran precariedad porque dicha formación
solo les abre las puertas a determinados sectores del mercado (hostelería, cuidado de personas, etc)
y en posiciones no cualificadas.

Para las mujeres inmigrantes extracomunitarias el principal factor de exclusión en este ámbito es la
falta de reconocimiento oficial de los estudios realizados en sus países de origen, que no les son
homologados una vez en Europa. Así, personas con gran cualificación y experiencia, no pueden
acceder a empleos que se ajusten a su perfil, teniendo que comenzar desde cero su formación.

Los factores identificados en relación al empleo son numerosos, ya que este es un ámbito
fundamental para la inclusión social de las personas. Como venimos mencionando, y por causas
diversas (desde la baja cualificación, hasta la discriminación étnica o de género) muchas mujeres
ven limitadas sus posibilidades de acceso al mercado laboral a determinados sectores profesionales
caracterizados por la precariedad. Frecuentemente se trata de empleo que está fuera del mercado
regulado, con lo cual estas mujeres carecen de cualquier tipo de protección laboral.

Los nichos ocupacionales menos cualificados y más precarios suelen caracterizarse por tener una
mayor concentración de mujeres. En sentido inverso, la feminización de un sector hace que este se
desvalorice, bajando sus salarios e imponiendo condiciones aún perores a sus trabajadoras. Se
produce así un círculo cuyo resultado directo es la exclusión de las mujeres.

Otro factor de exclusión en este ámbito es la intermitencia de las trayectorias laborales de muchas
mujeres. La maternidad y, en general, el rol de género que les asigna la función de cuidadoras de los
otros/as, hace que en diferentes momentos a lo largo de su vida las mujeres abandonen su carrera
profesional para dedicarse a esas otras labores, apenas compartidas ni apoyadas por otros agentes
sociales, lo cual imposibilita conciliar ambos ámbitos. La consecuencia es la ruptura cada cierto
tiempo de trayectorias laborales, que luego serán más difíciles de retomar.

Un elemento adicional que condiciona la inclusión o exclusión de las mujeres en el mundo laboral
es la edad. Estar fuera de la franja preferente para el mercado, esto es, por encima o por debajo del
intervalo 18-35, supone tener mayores dificultades para encontrar un empleo.

Pero el factor de exclusión por excelencia en lo que se refiere a este ámbito es el desempleo, cuyas
principales víctimas son las mujeres tal y como mencionan todas las estadísticas. Cuando el
desempleo es de larga duración, las posibilidades de incorporación al mercado laboral son aún
menores.

En lo que se refiere a las cargas familiares, cuando el cuidado de las personas dependientes -esto
es niños y niñas, pero también personas mayores, personas enfermas, etc.- no se lleva a cabo de
forma compartida, son las mujeres quienes lo asumen según viene asignado por el rol tradicional de
género, como ya hemos mencionado. Esta tarea de cuidadoras suele desarrollarse en detrimento de
otras (empleo, formación, ocio…), lo que a menudo conduce a las mujeres a estar excluidas o a
participar en condiciones desiguales en determinados ámbitos.

Mientras en muchas culturas existe una gran solidaridad entre mujeres y tradición de redes de apoyo
para el cuidado de las personas dependientes, no ocurre lo mismo en la sociedad europea. La
carencia de estas redes, sumada a la falta de apoyos institucionales, hace que dicha responsabilidad
se asuma por las mujeres a nivel individual, con las consecuencias que acabamos de comentar.

Además, nuestra sociedad está organizada tomando como modelo de familia el modelo tradicional
(formado por una pareja heterosexual con sus hijos e hijas), y cuando una mujer pertenece a una
familia que no se corresponde a ese parámetro, encuentra aún más dificultades para poder
desarrollar su vida en igualdad de condiciones con otras personas. Esto resulta especialmente
relevante para las mujeres a cargo de familias monoparentales.

A pesar de ser fundamentales para el mantenimiento y reproducción de la sociedad, los trabajos no


remunerados realizados por las mujeres (trabajo doméstico, cuidado de las personas, etc) no son
valorados socialmente. El desprestigio de quienes llevan a cabo dichas tareas resulta injusto si
tenemos en cuenta el enorme valor que estas suponen, también a nivel económico. Invisibilizar este
valor implica condenar a muchas mujeres como si estuvieran al margen de nuestra sociedad, cuando
lo cierto es que ellas, a costa de elevados costes personales, la mantienen y la hacen posible.

En el ámbito de la vivienda, hemos identificado dos factores de exclusión fundamentales. Por un


lado, muchas mujeres afrontan dificultades para acceder y mantener una vivienda digna. Esto
implica tener que vivir en malas condiciones (de higiene, de espacio, de conviviencia, de intimidad,
etc) lo cual supone graves consecuencias para las personas a diferentes niveles. Siendo un derecho
fundamental, existe una importante vulneración del mismo, ya que hoy por hoy tener un hogar en
buenas condiciones resulta más bien un privilegio.

Además, el residir en un barrio gueto también es un importante factor de exclusión. En estos barrios
los precios de la vivienda son más baratos y suele existir una gran concentración de colectivos en
riesgo de exclusión. Son zonas que están degradadas y descuidadas por parte de las instituciones y
donde el conflicto social puede ser mayor, debido a la competencia de sus habitantes por los
recursos escasos. Estas condiciones de vida dificultan la participación en igualdad de condiciones
de muchas mujeres en diferentes ámbitos, y generan exclusión.

En relación con la salud, existe una desatención generalizada a la salud específica de las mujeres,
tanto a nivel de la investigación sanitaria que se lleva a cabo como al nivel de la respuesta directa a
las necesidades y problemas planteados por las mujeres en relación a su estado de salud.
Necesidades que requerirían de tratamientos más integrales y ajustados a las situaciones personales.

La falta de cuidados preventivos (fruto de diferentes variables) hace que muchas mujeres se vean
imposibilitadas de disfrutar de una buena salud, que tratan más en casos de urgencias que a través
de un seguimiento continuado.

Además, las dificultades de comunicación manifestadas por muchas mujeres en relación al personal
sanitario –por cuestiones de idioma, de diferencia cultural, por actitudes de no-escucha, por falta de
tiempo, etc- no facilitan la confianza y el buen uso de los servicios sanitarios existentes.

Para terminar, y en lo que se refiere al ocio y las relaciones sociales, los problemas para acceder a
espacios de ocio y las dificultades para establecer relaciones con otras personas, conducen a muchas
mujeres a la soledad y al aislamiento, excluyéndolas de una participación satisfactoria en la
sociedad.

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