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¿Qué es la meningitis?

La meningitis es una infección que causa inflamación de las membranas que cubren el
cerebro y la médula espinal. La enfermedad puede clasificarse en bacterianas, virales y
micóticas (hongos), aunque en los países en desarrollo la meningitis bacteriana
compromete la vida del las personas más vulnerables, como los recién nacidos, los ancianos
y aquellos con trastornos de su sistema inmunológico.

La enfermedad meningococcica se desarrolla en cualquier momento del año, pero su pico


es en el invierno y primavera.

¿Cómo se transmite?

El contagio del meningococo se produce por vía respiratoria, a través de las gotitas que se
expulsan al toser o estornudar. Cuanto mayor y más estrecho es el contacto con una
persona infectada, más fácil es el contagio, por eso los entornos más favorables para su
transmisión son los ambientes escolares y familiares. Sin embargo, su capacidad de contagio
no es tan alta como la de un catarro o una gripe.

El virus penetra en el cuerpo a través de los ojos, la nariz o la boca, por lo que es muy
frecuente el contagio en lugares donde los niños comparten mucho tiempo, como las
escuelas. Las bacterias son las responsables de la mayoría de los casos de la meningitis. En
los adultos predomina el neumococo, mientras que en niños y adultos jóvenes el
meningococo.

La propagación de la enfermedad se ve facilitada por el contacto estrecho y prolongado


(besos, estornudos, tos, dormitorios colectivos, vajillas y cubiertos compartidos etc) con
una persona infectada. El periodo de incubación medio es de 4 días, pero puede oscilar
entre 2 y 10 días.

Estos son los síntomas:

Como explican desde la OMS hay personas que, durante un tiempo, pueden ser portadores
faríngeos de esta bacteria sin que les produzca ningún problema. Sin embargo, en algunos
individuos y en determinadas circunstancias el germen se salta esa barrera y penetra en el
organismo produciendo la enfermedad.

Cuando provoca meningitis, el comienzo de los síntomas suele ser brusco con fiebre, dolor
de cabeza y rigidez de la nuca, pudiendo acompañarse de náuseas, vómitos, intolerancia
anormal a la luz (fotofobia) y confusión. En algunos casos se asocia a síntomas similares a
los de una gripe o aparecen manchas en el cuerpo: de trata de pequeñas motas de color
rojo violáceas, conocidas como petequias, en cualquier parte del cuerpo, habitualmente
muy numerosas y de progresión muy rápida y que tienden a unirse entre ellas en minutos
dando lugar a hematomas. La recomendación de los expertos es que ante la presencia de
estos síntomas, se acuda de forma urgente a un centro sanitario.

En 2006 expertos de la revista médica 'The Lancet' apuntaron al dolor en las piernas, manos
y pies fríos y palidez como indicadores de alerta que según su investigación aparecen antes
incluso de los ya conocidos, como fiebre alta, vómitos, sensibilidad a la luz, dolor de cabeza
y rigidez en el cuello.

En el caso de bebés y niños pequeños hay que consultar también a especialistas en caso de
negativa a alimentarse, cuello rígido o por el contrario cuerpo flácido o dificultad para
despertarse. También son síntomas de alarma una conducta quejosa, somnolencia o
letargo, irritabilidad, y extremidades frías (manos y pies).

¿A quién afecta?

La enfermedad meningocócica afecta principalmente a los niños menores de un año. El


segundo pico de la incidencia de la enfermedad se sitúa entre 1 y 9 años y el tercero en la
adolescencia, de 15 a 19 años de edad. En los niños menores de 3 años la enfermedad suele
tener peor pronóstico en cuanto a secuelas y mortalidad.

En el 99 % de los casos, la enfermedad se produce en personas sanas, es decir, que no tienen


otras enfermedades previas. El número de nuevos casos de enfermedad por meningococo
en España se mantiene estable anualmente, con cifras de 0,7 casos por cada 100 000
personas, que aun siendo bajas, son unas de las más altas de Europa.

¿Cómo se puede prevenir?

La prevención es la mejor estrategia para el tratamiento de la meningitis. Actualmente


existen varias vacunas para hacer frente a los diferentes serogrupos de meningococo.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico inicial de la meningitis meningocócica puede establecerse a partir de la


exploración física, seguida de una punción lumbar que muestra un líquido cefalorraquídeo
(LCR) purulento. A veces se puede observar la bacteria en el examen microscópico del LCR.
El diagnóstico es respaldado o confirmado por el cultivo positivo de la sangre o del LCR, las
pruebas de aglutinación o la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). La identificación de
los serogrupos y el antibiótico son importantes para definir las medidas de control.

El tratamiento

La enfermedad meningocócica puede ser mortal y debe considerarse siempre como una
urgencia médica. Hay que ingresar al paciente en un hospital o centro de salud, aunque no
es necesario aislarlo. El tratamiento antibiótico apropiado debe comenzar lo antes posible,
de preferencia después de la punción lumbar, siempre que esta se pueda practicar
inmediatamente. El inicio del tratamiento antes de la punción puede dificultar el
crecimiento de la bacteria en el cultivo de LCR y la confirmación del diagnóstico.

Se pueden utilizar diferentes antibióticos, como la penicilina, ampicilina, cloranfenicol y


ceftriaxona.

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