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Biología de los
Microorganismos
Texto guía
Blanca Araya
Paulina Morales
Felipe Scott
Alberto Vergara
S2, 2017
Segunda Ed.
Prefacio
Hace sólo 150 años, se creía que las enfermedades eran transmitidas por el miasma, una
suerte de mal aire que, especialmente de noche, transmitía el cólera, la peste negra y otras.
En 1909, menos de 50 años después, Paul Ehrlich y colaboradores administraban la
primera “bala mágica” contra la sífilis (un compuesto órgano-sulfurado), en el primer uso
masivo de un antibiótico, el que sólo sería superado por la introducción de la penicilina en
1940.
En temas ambientales, sólo hacia el final del siglo XX la comunidad científica alcanzó un
consenso respecto a nuestra habilidad de alterar los ciclos geobioquímicos del planeta,
antes se consideraba que el planeta se autorregularía independientemente de cuanto
contamináramos.
Este libro surge de la necesidad de contar con un texto guía para el curso Biología de los
Microorganismos, parte de la nueva malla de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas.
Con seguridad, el libro tendrá errores de diferente naturaleza. Si es así, agradeceremos
cualquier sugerencia para su corrección o mejoras.
Finalmente, quiero agradecer a los autores de este apunte, quienes se dedicaron a esta
tarea en forma diligente y comprometida y a la Facultad de Ingeniería, que financió esta
primera versión.
Felipe Scott
i
INDICE
1 EVOLUCIÓN DE LOS MICROORGANISMOS Y SU CLASIFICACIÓN ..................... 5
ii
3.6 Referencias ....................................................................................................... 34
4 INTRODUCCIÓN A LOS CICLOS BIOGEOQUÍMICOS Y EL ROL DE LOS
MICRORGANISMOS ...................................................................................................... 35
iii
Capítulo 2
4
1 Evolución de los microorganismos y su clasificación
1.1 Evolución microbiana
Las condiciones anóxicas de la Tierra primitiva, impusieron que el proceso de obtención de energía
utilizado por los primeros organismos fuera por medio del ión ferroso (el cual era abundante en ese
período), mediante la siguiente reacción:
La reacción se produce exotérmicamente con liberación de energía. Esta reacción también produce
H2, y se ha propuesto que este H2 pudo haber sido utilizado por las células primitivas para originar
una fuerza motriz de protones a través de una membrana, de la que una ATPasa primitiva podría
haber extraído energía químicamente útil como ATP (Figura 1). Con H2 como el donador de
electrones y azufre elemental, S0 como aceptor, lo cual acoplada a unas pocas enzimas podría
haber constituido un suministro ilimitado de energía de conservación en tanto existiera FeS
accesible. Otras formas de metabolismo anóxico, podrían incluir fermentaciones y varios tipos de
respiración anaeróbica.
5
Figura 1. Esquema de un hipotético sistema generador de energía de las células primitivas.
Los organismos primitivos pudieron haber obtenido carbono de varias fuentes, tales como carbono
orgánico de síntesis abiótica e incluso CO2, un gas que era abundante en la Tierra primitiva. Sin
embargo, independiente del mecanismo utilizado para asimilar carbono, un hito de la Tierra lo
constituye la evolución de la fotosíntesis oxigénica en las cianobacterias. Estas evolucionaron a
partir de prototrofos anoxigénicos mediante el desarrollo de un fotosistema que pudiera utilizar el
H2O como donador de electrones para la reducción fotosintética del CO2, liberando O2 como
subproducto (CO2 + H2O CH2O + O2).
6
1.2 Filogenia de los microorganismos
Los vínculos evolutivos entre las formas de vida son el objeto de estudio de la ciencia de la filogenia.
Por lo que, para determinar las relaciones evolutivas entre organismos, es esencial elegir
macromoléculas que sean cronómetros evolutivos, es decir, medidas del cambio evolutivo.
Se han evaluado muchas moléculas como cronómetros moleculares y con ellas se han realizado
estudios de comparación de secuencias a fin de generar árboles filogenéticos. Sin embargo, los
genes que codifican los RNAs ribosómicos son los que han proporcionado la información genética
más significativa sobre los microorganismos.
Figura 2. Secuenciación del gen del RNA ribosómico y filogenia. (a) Las células procedentes de un cultivo
axénico, o de una muestra de un ambiente natural, se rompen; (b) se isla el gen que codifica el RNA
ribosómico y se producen luego muchas copias por PCR; (c) el gen es secuenciado y (d) las secuencias
obtenidas se alinean por computadora. Un programa informático realiza comparaciones por pares y genera
un árbol (e) que refleja las diferencias en la secuencia del RNA ribosómico del organismo analizado.
7
Se han identificado tres líneas celulares filogenéticamente distintas a partir de la comparación de
las secuencias del RNA ribosómico; dos de estas líneas contienen sólo procariotas, mientras que
la tercera está compuesta por eucariotas. Estas líneas evolutivas, conocidas como dominios
evolutivos son Bacteria, Archaea y Eukarya (Figura 3). Se supone que, en los comienzos de la
historia de la vida sobre la Tierra, estos dominios surgieron por divergencia a partir de un organismo
antecesor común, el “antecesor universal”.
Además de mostrar claramente que no todos los procariotas están relacionados filogenéticamente,
el árbol de la vida pone en manifiesto que las especies de Archaea están más relacionadas con las
eucariotas que con las especies del dominio Bacteria (Figura 3). Por tanto, la diversificación
evolutiva a partir del antecesor común parece que fue en dos direcciones, hacia Bacteria por un
lado y hacia “otro organismo” por otro lado, y que ésta última finalmente se diversificó dando origen
a los dominios independientes de Archaea y Eukarya.
Figura 3. Árbol filogenético de la vida construido a partir de las secuencias de RNA ribosómico.
Como todas las células de los animales y las plantas son eucarióticas, se deduce que los
microorganismos eucarióticos fueron precursores de los organismos pluricelulares. El árbol de la
vida refleja claramente este hecho, ya que los eucariontes microbianos constituyen una rama
temprana del árbol, mientras que los animales y las plantas se localizan en el extremo terminal
(Figura 3). Además, se pudo conocer que las células eucarióticas contienen genomas de células
pertenecientes a dos dominios de organismos. Junto al genoma propio empaquetado en los
cromosomas del núcleo celular, algunos orgánulos celulares de los eucariotas (específicamente las
mitocondrias y los cloroplastos) contienen su propio DNA (normalmente en disposición circular,
como en Bacteria) y sus propios ribosomas. Usando la tecnología descrita en la Figura 2 se ha
demostrado que estos orgánulos son los antecesores derivados de líneas específicas del dominio
Bacteria. Probablemente, estos orgánulos fueron en otro tiempo células que vivían en estado libre
y que, tal vez por protección o por razones de cooperación metabólica, establecieron una residencia
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estable dentro de células de Eukarya hace mil millones de años. El proceso por el que ocurrió esta
adaptación se conoce como endosimbiosis.
1.3 Endosimbiosis
Existen pruebas concluyentes a favor de la teoría de que la célula eucariótica moderna (con
orgánulos) evolucionó en etapas mediante la incorporación estable de simbiontes
quimioorganotrofos y fototrofos del dominio Bacteria. Esta teoría, llamada teoría endosimbiótica
(endo significa “dentro”) de la evolución eucariótica, postula que una protobacteria aeróbica
estableció su residencia estable dentro del citoplasma de un eucariota primitivo y le suministró
energía, a cambio de un ambiente protegido y un aporte constante de nutrientes. Este simbionte fue
el precursor de la mitocondria moderna. De igual manera, la adquisición por endosimbiosis de un
fototrofo oxigénico (cianobacteria) habría conferido propiedades fotosintéticas a un eucariota
primitivo, de manera que ya nunca dependería de compuestos orgánicos para el suministro de
energía. El endosimbionte fototrófico fue el precursor del cloroplasto moderno. Algunas células
eucarióticas nunca incorporaron endosimbiontes o bien lo hicieron y luego, por alguna razón, los
perdieron; en cualquier caso, estas líneas permanecieron competitivas y generaron parientes
modernos que contiene un núcleo rodeado de una membrana, pero carentes de orgánulos.
Entre las pruebas que respaldan la teoría endosimbiótica, se encuentra que tanto la mitocondria
como el cloroplasto contienen ribosomas que son de tipo procariótico. Además, los ribosomas de
estos orgánulos poseen secuencias de RNA ribosómico, lo cual es característico de determinadas
Bacteria. Por otra parte, las mitocondrias y los cloroplastos también contienen una pequeña
cantidad de DNA dispuesto en una forma circular covalentemente cerrada, típica de procariotas.
Aunque se conocen otras conexiones entre orgánulos y Bacteria, las mitocondrias y los cloroplastos
conservan claramente las características de un estado previo de vida libre. Estas factorías de
energía confirieron tales propiedades a las células eucarióticas, que se produjo la situación
adecuada para una explosión de diversidad biológica. Y así, el período comprendido entre hace
1500 millones de años y el presente fue testigo de la aparición y diversificación de los
microorganismos eucarióticos unicelulares y los metazoos, que culminó en los estructuralmente
complejos plantas y animales superiores.
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Con respecto a la diversidad estructural, un análisis detallado de la estructura celular interna permite
diferenciar dos tipos de células: la procariótica y la eucariótica (Figura 4). Las células eucarióticas
son por lo general más grandes y estructuralmente más complejas que las procarióticas y una
característica diferencial de las células eucarióticas, ausente en las procarióticas, es la presencia
de estructuras limitadas por membranas llamadas orgánulos. Los orgánulos comprenden el núcleo,
las mitocondrias y los cloroplastos (estos últimos sólo están presentes en las células fotosintéticas).
Las mitocondrias y los cloroplastos desempeñan funciones específicas en la generación de energía,
llevando a cabo la respiración y la fotosíntesis, respectivamente, los microorganismos eucarióticos
son las algas, los hongos y los protozoos. Todos los metazoos (animales y plantas) están formados
por células eucarióticas.
Figura 4. Estructura interna de las células microbianas. (a) Diagrama de un procariota. (b) Diagrama de un
eucariota.
A diferencia de las células eucarióticas, las células procarióticas tienen una estructura interna más
simple y carecen de orgánulos rodeados por membranas. Los procariotas comprenden las Bacteria
y las Archaea. Aunque las distintas especies de Bacteria y Archaea comparten una estructura
celular de tipo procariótica, se diferencian notablemente entre sí por su historia evolutiva.
a) Tamaño: las células microbianas generalmente son muy pequeñas. Un bacilo procariótico
típico mide de 1 a 5 m de largo por 1 m de ancho y por tanto resulta invisible a simple vista.
Las células eucarióticas por lo general son de tamaños mucho mayores que las células
procarióticas, pero el tamaño puede variar dentro de un amplio margen.
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b) Genoma: Con respecto a los genomas (conjunto de genes), estos presentan una organización
diferente en células procarióticas y en células eucarióticas. En las procarióticas, el DNA se
encuentra como una larga molécula de dos cadenas formando el cromosoma bacteriano que
se condensa para dar origen a una masa visible llamada nucleoide. En la mayoría de los
organismos procarióticos el DNA es circular y, en general, poseen un cromosoma único. Por
esta razón, la mayoría de los procariotas contienen una sola copia de cada gen y, por
consiguiente, son genéticamente haploides. La mayoría de los procariotas contienen también
pequeñas cantidades de DNA extracromosómico, dispuesto habitualmente de modo circular,
que constituyen los plásmidos. Los plásmidos suelen contener genes que confieren
propiedades especiales a las células, pero no llevan los genes esenciales que se requieren
básicamente para la supervivencia y que se localizan en el cromosoma.
c) Núcleo: en las eucariotas, el DNA se presenta dentro del núcleo en moléculas lineales
empaquetadas en un estado muy organizado formando los cromosomas. El número de
cromosomas depende del organismo. Por ejemplo, la levadura Saccharomyces cerevisiae,
contiene 16 cromosomas dispuestos en 8 pares, mientras que las células humanas contienen
46 (23 pares). Los cromosomas de los eucariotas contienen algo más que DNA; contienen
también proteínas que favorecen el plegamiento y el empaquetamiento del DNA, así como otras
proteínas necesarias para la expresión génica. Una diferencia fundamental entre procariotas y
eucariotas es que estos últimos contienen típicamente dos copias del cada gen y son, por tanto,
genéticamente diploides. Durante la división celular en células eucarióticas el núcleo se divide
(tras duplicarse el número de cromosomas) mediante el proceso conocido como mitosis. De la
división mitótica se originan dos células hijas idénticas y cada una de ellas recibe un núcleo con
un conjunto completo de genes. La dotación diploide del material genético de las células
eucarióticas se reduce a la mitad mediante el proceso meiosis para formar gametos haploides
en la reproducción sexual. La fusión de dos gametos durante la formación del zigoto restaura
el estado diploide de la célula resultante.
d) Pared celular: con respecto a la pared celular, prácticamente todas las Bacteria poseen
paredes celulares con peptidoglicano. Por tanto, el peptidoglicano, en específico el ácido
murámico, puede considerarse una molécula “signatura” de las especies de Bacteria. Eukarya
y Archaea carecen de peptidoglicano. En eucariotas, si existen paredes celulares, están
constituidas por celulosa o quitina. En arqueas, existen varios tipos de paredes celulares, desde
las que contienen pseudopeptidoglicano a las formadas por polisacáridos, proteínas o
glicoproteínas. Por tanto, se observa gran diversidad en las paredes celulares microbianas,
pero es la presencia o ausencia de peptidoglicano lo que es especialmente útil para distinguir
Bacteria de Archaea.
e) Lípidos: la naturaleza química de los lípidos de membrana también permite diferenciar Archaea
de Bacteria. Bacteria y Eukarya sintetizan lípidos de membrana con un esqueleto de ácidos
grasos unidos a una molécula de glicerol por un enlace éster. Aunque la naturaleza del ácido
graso puede variar ampliamente, el enlace éster al glicerol es la característica definitoria clave.
Por el contrario, los lípidos de arqueas son moléculas de enlace éter. En los lípidos
esterificados, los ácidos grasos son generalmente moléculas lineales no ramificadas, mientras
que en arqueas, están presentes carbohidratos ramificados de cadena larga, del tipo del fitanil
o del bifitanil, en lugar de ácidos grasos, y están unidos al glicerol por un enlace éter.
Figura 5. Estructura de membrana presente en arqueas (d) Bicapa lipídica, (e) Monocapa lipídica
f) RNA polimerasa: en todos los organismos, la transcripción se lleva a cabo por medio de las
RNA polimerasas dependientes de DNA; el DNA es el molde y el RNA el producto. Las células
de Bacteria contienen un único tipo de RNA polimerasa con una estructura cuaternaria
relativamente simple. Las RNA polimerasas de Archaea son más complejas que las de Bacteria.
Las RNA polimerasas de Archaea contienen ocho o más polipéptidos, mientras que la principal
RNA polimerasas de los eucariotas (hay tres) contiene 10-12 polipéptidos cuyos tamaños son
muy parecidos a los de las Archaea hipertermófilas.
g) Síntesis de proteínas: debido a las diferencias en las secuencias de RNA ribosómico y a varios
factores de la síntesis de proteínas, la maquinaria sintetizadora de proteínas difiere en los
representantes de los tres dominios. Aunque los ribosomas de Archaea y Bacteria son del mismo
tamaño, varias etapas de la síntesis de proteínas de arqueas presentan mayor similitud con
Eukarya. Por ejemplo, en Bacteria el codón de inicio (AUG) codifica la incorporación de un tRNA
iniciador que contiene un residuo de metionina modificado (formilmetionina), mientras que en
eucariotas y arqueas, el tRNA iniciador lleva una metionina no modificada.
a) Taxonomía clásica
Por ejemplo, la determinación del contenido en guanina más citosina en el DNA genómico de un
organismo, generalmente denominado contenido en GC, el cual puede determinarse de varias
maneras, como la determinación de la temperatura de fusión, por transferencia Southern o por
métodos cromatográficos.
El porcentaje de GC puede variar ampliamente, con valores tan bajos como el 20% y tan altos como
el 80% entre los procariotas, un rango más amplio que el observado en eucariotas. El conocimiento
del porcentaje de GC de un organismo es útil de vez en cuando para la identificación, pero no es
definitivo, ya que dos organismos pueden tener idénticos valores GC y aun así estar poco
relacionados, debido a que son posibles una gran variedad de secuencias para una determinada
composición de bases.
b) Taxonomía molecular
La taxonomía molecular, también llamada quimiotaxonomía, emplea los análisis moleculares de una
de las diversas biomoléculas de la célula. Entre los principales métodos están la hibridación
DNA:DNA, el ribotipado y el análisis de lípidos.
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Figura 6. Hibridación genómica como herramienta taxonómica. (a) Se aísla DNA de los organismos que se
van a comparar. Uno de los DNA se marca (indicado como fosfato radiactivo en el DNA del organismo 1).
(b) Experimento de hibridación. Se ensayan todas las combinaciones y se añade un exceso de DNA no
marcado para evitar que el DNA marcado se reanille consigo mismo. Tras la hibridación, el DNA hibridado
se separa del no hibridado antes de medir la radiactividad exclusivamente en DNA hibridado. (c)
Resultados. A la radiactividad del control se le asigna un valor de hibridación del 100%.
Luego la mezcla de DNA se enfría y se deja que vuelva a anillarse, y el DNA de doble cadena se
separa de cualquier DNA residual que no haya hibridado. A continuación, se determina la cantidad
de radioactividad en el DNA hibridado y se compara con el control, al cual se asigna el 100%. Se
asignan valores de hibridación del 70% o superiores para asignar dos aislamientos a la misma
especie, mientras que se requieren valores de al menos 20-30% para encuadrar dos organismos
en el mismo género; la hibridación de los DNAs de dos organismos no relacionados produce valores
menores del 10%.
Análisis de ácidos grasos (FAME): este método consiste en la caracterización de los tipos y
proporciones de los ácidos grasos presentes en los lípidos de la membrana citoplasmática y de
la membrana externa de la pared celular. Dado que la composición de los ácidos grasos de los
procariotas es tan variable, tales como las diferencias en la longitud de las cadenas de los
ácidos grasos, la presencia o ausencia de grupos insaturados, anillos o cadenas ramificadas o
de grupos hidroxilos, el perfil de los ácidos grasos de una bacteria particular puede ser a
menudo útil en el diagnóstico. En la práctica, los ácidos grasos extraído de hidrolizados
celulares de un cultivo en condiciones estándar, se modifican químicamente para formar sus
correspondientes metil ésteres. Estos derivados volátiles se identifican posteriormente por
cromatografía de gases. El cromatograma con los tipos y cantidades de ácidos grasos de una
bacteria desconocida se comparan con la base de datos que contiene los perfiles de ácidos
grasos de miles de bacterias de referencia cultivadas en las mismas condiciones y se
selecciona el que más se parezca al de la bacteria problema.
Se ha propuesto que una procariota cuya secuencia del RNA ribosómico 16S difiera en más de un
3% de la del resto de organismos, debe considerarse una nueva especie. Esta propuesta está
sustentada por la observación de que los DNA de dos bacterias cuyas secuencias de rRNA 16S
presentan una identidad menor del 97% hibridan en general al menos del 70%, el valor mínimo para
considerar que dos organismos pertenecen a la misma especie. Esto se representa en la Figura 7,
la cual muestra que la secuenciación de 16S carece del poder de resolución de la hibridación del
DNA genómico para diferenciar organismos al nivel de especie, por lo que es necesaria una
aproximación taxonómica polifásica. Una nueva especie se define generalmente a partir de la
caracterización de varias cepas. El concepto de especie le confiere a las cepas seleccionadas
identidad taxonómica formal. Los grupos de especies se agrupan luego en géneros. Las diferencias
de más del 5-7% (93-95% de identidad) en las secuencias 16S se han considerado como criterio
para establecer un nuevo género. Los géneros se agrupan en familias, las familias en órdenes, los
órdenes en clases y así sucesivamente hasta el taxón de más alto nivel, el dominio. En la
identificación de un organismo desconocido es esencial que el organismo satisfaga todos los
criterios taxonómicos de los niveles superiores al de especie.
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Figura 7. Relación entre la similitud de secuencias de RNA ribosómico 16S e hibridación de DNA de
diferentes pares de organismos. Estos datos son el resultado de varios experimentos independientes con
varias especies del dominio Bacteria. Los puntos del recuadro naranja representan combinaciones en las
que tanto la similitud de secuencia 16S como la hibridación genómica muy altas, por tanto, en cada caso,
los dos organismos comparados pertenecían claramente a la misma especie. Por el contrario, los puntos del
recuadro verde representan combinaciones que indican que los dos organismos comparados eran
diferentes especies, y ambos métodos así lo reflejan. Los puntos en el recuadro azul indican que los dos
organismos comparados eran especies diferentes según la secuenciación 16S.
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2 Concepto de microbiología ambiental. Relación de la microbiología con el
medioambiente e interacciones entre poblaciones.
2.1 Microbiología Ambiental
En los años 70 surge y se desarrolla una nueva área de la microbiología en el campo de la
microbiología ambiental. Las raíces de la Microbiología Ambiental están muy extendidas, pero
estrechamente relacionada con el campo de la ecología microbiana. La Microbiología Ambiental se
define como el estudio de los microorganismos en todos los hábitats y sus impactos beneficiosos o
perjudiciales sobre la salud humana y el bienestar. Por otro lado, la Ecología Microbiana, que
estudia la interacción de los microorganismos dentro de un ambiente; aire, agua y suelo. Luego, la
diferencia más importante entre estos dos campos, es que la microbiología ambiental es un campo
de aplicación (o aplicado) en cual se manejan preguntas como, por ejemplo; ¿Cómo podemos
utilizar nuestro conocimiento de los microorganismos en beneficio de la sociedad?, así entonces
estos campos son relacionados, pero no iguales ya que ellos enfatizan distintos puntos de vista y
direcciones de diferentes problemas.
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2.2 Relación de la Microbiología con el Medioambiente
Como ciencia biológica básica, la microbiología suministra herramientas versátiles para determinar
la naturaleza de los procesos característicos de la vida. Su aplicación sobre muchos problemas
prácticos importantes lleva a ramificaciones. En Medicina, por ejemplo, se sabe que enfermedades
importantes en humanos y animales, son causadas por microorganismos, siendo estos el estudio
de la microbiología clínica. En la agricultura, los microorganismos desempeñan funciones
importantes en la fertilidad de los suelos y en la producción animal y por último en la industria,
existen procesos industriales a gran escala que se basan en el uso de microorganismos (desarrollo
de la Biotecnología), estas aplicaciones son los objetos de estudio de la Microbiología Ambiental.
Es por ello que cuando hablamos de la evolución del planeta, de las ciencias ambientales, de la
biotecnología ambiental, de la ecología funcional, del cambio climático o de la generación de gases
de efecto invernadero, invariablemente el tema central son los microorganismos, principalmente los
procariontes. La interacción de estos con los parámetros ambientales (concentración de oxígeno,
presencia o ausencia de luz, aceptores de electrones, fuente de energía orgánica o inorgánica) es
de gran importancia ya que estos seleccionarán aquellos microorganismos que presenten las
habilidades necesarias para sobrevivir en dicho ambiente, por ejemplo, soportar la pérdida de agua
o los efectos de la radiación ultravioleta.
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Dentro de una misma población, los microorganismos cooperan cuando las densidades celulares
son bajas, pero compiten cuando son altas. En una población, la cooperación suele ser la
interacción predominante cuando la densidad de población es baja. La cooperación favorece la
agregación de individuos, resultando en incongruencias espaciales como lo demuestra la
distribución de microcolonias en hábitat naturales. Cuando la densidad de población es más alta,
predomina la competencia, que lleva a la dispersión.
Las interacciones posibles entre poblaciones microbianas diferentes pueden identificarse como
interacciones negativas (competencia y amensalismo); positivas (comensalismo, sinergismo y
mutualismo); o positivas para una población pero negativas para la otra (parasitismo y depredación)
(Bull y Slater 1982). La Tabla 2.1 resume estos casos.
El sinergismo beneficia a las dos poblaciones que interaccionan; proporciona actividades nuevas
o aceleradas a las poblaciones que actúan juntas, y permite a los microorganismos combinar sus
actividades metabólicas para realizar transformaciones de sustratos que no podrían llevar a cabo
las distintas poblaciones de manera individual. Las relaciones sinérgicas resultan en el
establecimiento de reacciones cíclicas elementales y son una base importante del desarrollo de la
estructura de la comunidad. Las poblaciones de arqueas que intervienen en la producción de
metano (metanógenas) mantienen relaciones de sinergismo interesantes con bacterias y con otras
poblaciones microbianas (Zeikus 1977; Ferry 1993)
19
El mutualismo es una extensión del sinergismo que permite a las poblaciones unirse en una
relación obligada, formando una sola unidad poblacional que puede ocupar algunos hábitats que
serían restrictivos para las poblaciones individuales. Con el tiempo, la evolución actúa y puede llegar
a ser imposible reconocer las identidades individuales de las poblaciones que están unidas en una
relación mutualista. De acuerdo con la teoría de la simbiosis seriada, algunas relaciones mutualistas
endosimbióticas han desempeñado un papel fundamental en la evolución de los organismos
superiores (Margulis 1971). Las relaciones entre ciertas algas o cianobacterias y algunos hongos
que causan la formación de líquenes son probablemente los ejemplos más notables de relaciones
mutualistas intermicrobianas (Lamb 1959; Ahmadjian 1963, 1967, 1993; Hale 1974). Desde el punto
de vista morfológico, se diferencian tres tipos principales de líquenes: los líquenes crustáceos, que
se adhieren fuertemente al sustrato; los líquenes foliáceos, que tienen forma de hoja y están unidos
al sustrato más débilmente y los líquenes fruticosos que suelen mostrar el aspecto de un tallo
vertical hueco, y son los que están menos adheridos al sustrato.
La relación de amensalismo causa un impacto negativo en las poblaciones que dependen de las
actividades metabólicas de otras. Los microorganismos que producen sustancias que son tóxicas
para poblaciones competidoras tendrán una ventaja competitiva natural (Fredrickson y
Stephanopoulos 1981). Las poblaciones microbianas pueden establecer una relación de
amensalismo con otras mediante la modificación del hábitat o porque producen compuestos
químicos tóxicos. Algunas relaciones amensales resultan de la alteración de concentraciones de
compuestos inorgánicos como el oxígeno, el amoníaco, los ácidos minerales y el sulfuro de
hidrógeno. En otros casos, se basa en la producción de compuestos orgánicos de bajo peso
molecular, como ácidos grasos o alcoholes.
Las interacciones positivas y negativas se dan no sólo entre microorganismos sino también entre
Microorganismos y Plantas. La rizosfera es la zona donde predominan las interacciones
comensales y mutualistas entre microorganismos y plantas. Los hongos ectomicorrícicos y
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endomicorrícicos proporcionan a las plantas nutrientes minerales y agua, recibiendo a cambio
productos de la fotosíntesis (Varmay A. y B. Hock. 1998).
En condiciones adversas, esta asociación mutualista puede resultar esencial para la supervivencia
de las plantas. Las asociaciones entre bacterias fijadoras de nitrógeno y ciertas plantas suministran
compuestos nitrogenados esenciales para la agricultura y para los ecosistemas naturales.
Las superficies aéreas de las plantas son el hábitat de muchos microorganismos comensales. El
aspecto negativo de estas interacciones es que ciertos virus, bacterias y hongos causan
enfermedades a las plantas, lo cual puede originar enormes pérdidas económicas e incluso una
gran escasez de alimentos.
Así también, la mayoría de las interacciones entre microorganismos y animales son beneficiosas.
Las asociaciones mutualistas, tanto externas como internas, de microorganismos con animales,
ayudan a estos últimos a digerir algunos componentes de su dieta, como la celulosa. Otros
simbiontes intestinales pueden ser comensales o beneficiar al animal mediante la producción de
vitaminas y protegiéndolos contra patógenos.
Los invertebrados que consumen microorganismos usan estrategias especiales como el raspado y
el filtrado de alimento para compensar su enorme diferencia de tamaño. La depredación también se
da en sentido inverso: algunos hongos son depredadores de nematodos y rotíferos (Marshall, 1980).
La biorremediación fue usada en una forma no refinada durante muchos años por la industria
petrolera de los Estados Unidos de Norteamérica. Posteriormente fue entendida de una manera
científica. Esta tecnología surgió del conocimiento empírico de los operadores de las refinerías del
petróleo, quienes desecharon los lodos de los separadores tipo API (Instituto Americano del
Petróleo) y otros residuos aceitosos en forma de una capa delgada sobre la parte superior del suelo
en un sitio próximo a la refinería. Se dieron cuenta que estos residuos desaparecían durante el
curso de varios meses. Previo a una mayor regulación y estricto control, esta técnica, llamada “land
farming” (granjeo) fue ampliamente usada sin comprender los procesos que causaban la
degradación de los lodos (King et al., 1992). Científicos académicos e industriales determinaron que
algunos microorganismos, sobre todo algunas bacterias, podían utilizar los hidrocarburos del
petróleo como alimento y fuente de energía.
La localización y las características del sitio, así como el uso de suelo (industrial, residencial o
agrícola), fundamentalmente afectan la meta de la limpieza y los métodos que pueden
emplearse para alcanzarla.
1. Estrategia de remediación
Son tres estrategias básicas que pueden usarse separadas o en conjunto, para remediar la mayoría
de los sitios contaminados:
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In situ. Son las aplicaciones en las que el suelo contaminado es tratado, o bien, los
contaminantes son removidos del suelo contaminado, sin necesidad de excavar el sitio. Es
decir, se realizan en el mismo sito en donde se encuentra la contaminación.
Ex situ. La realización de este tipo de tecnologías, requiere de excavación, dragado o
cualquier otro proceso para remover el suelo contaminado antes de su tratamiento que
puede realizarse en el mismo sitio (on site) o fuera de él (off site).
3. Tipo de tratamiento
Esta clasificación se basa en el principio de la tecnología de remediación y se divide en tres tipos
de tratamiento:
Tipos de Biorremediación
Se emplean mezclas de ciertos microorganismos o plantas capaces de degradar o acumular
sustancias contaminantes, pudiendo ser los procesos de 3 tipos:
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Tabla 2.4. Tipos de Fitobiorremediación
La rizodegradación se lleva a cabo en el suelo que rodea a las raíces. Las sustancias excretadas
naturalmente por éstas, suministran nutrientes para los microorganismos, mejorando así su
actividad biológica. Durante la fitoextracción, los contaminantes son captados por las raíces
(fitoacumulación), y posteriormente éstos son traslocados y/o acumulados hacia los tallos y hojas
(fitoextracción). En la fitoestabilización, las plantas limitan la movilidad y biodisponibilidad de los
contaminantes en el suelo, debido a la producción en las raíces de compuestos químicos que
pueden adsorber y/o formar complejos con los contaminantes, inmovilizándolos así en la interfase
raíces-suelo (Sellers 1999). La fitodegradación consiste en el metabolismo de contaminantes dentro
de los tejidos de la planta, a través de enzimas que catalizan su degradación. Aplicaciones. Puede
aplicarse eficientemente para tratar suelos contaminados con compuestos orgánicos como
benceno, tolueno, etilbenceno y xilenos (BTEX); solventes clorados; HAP; desechos de nitrotolueno;
agroquímicos clorados y organofosforados; además de compuestos inorgánicos como Cd, Cr(VI),
Co, Cu, Pb, Ni, Se y Zn (Sellers 1999). Se ha demostrado también su eficiencia en la remoción de
metales radioactivos y tóxicos de suelos y agua.
2.6 Referencias
Ahmadjian, V. 1963. The fungi of lichens. Scientific American 208:122-132.
24
Ahmadjian, V. 1967. The Lichen Symbiosis. Blaisdell, Waltham, MA.
Ahmadjian, V. 1993. The Lichen Symbiosis. Wiley, Nueva York.
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25
3 Ecosistemas microbianos: suelo, aire, agua.
La ecosfera o biosfera está formada por la totalidad de los organismos vivos de la Tierra, así como
por el entorno abiótico que les rodea. La ecosfera donde viven los organismos se divide en los
ambientes de; la atmo-ecosfera (aire), de la hidro-ecosfera (agua), y de la lito-ecosfera (suelo), para
describir las porciones del conjunto habitadas por seres vivos en los ambientes aéreo, acuático y
terrestre, respectivamente. Los microorganismos viven dentro del hábitat de estas ecosferas. Cada
hábitat presenta un conjunto de variables físicas, químicas y biológicas que determinan el tipo de
poblaciones microbianas que pueden vivir allí. Como resultado de las fuerzas de selección natural,
en cada hábitat se desarrollan comunidades propias. En ciertos casos, especialmente en algunos
hábitats extremos como lagos salinos y fuentes termales, las poblaciones microbianas autóctonas
presentan adaptaciones a su entorno físico y químico que permiten su supervivencia. En otros
medios, la existencia de intensos procesos de competencia determina qué poblaciones sobreviven
y se convierten en los miembros autóctonos de la comunidad.
26
Los ecosistemas son dinámicos y están sometidos a cambios constantes. Los microorganismos
autóctonos pueden alternar períodos de actividad con otros de reposo. Por esta razón, cuando un
microorganismo parece incapaz de crecer y de llevar a cabo un metabolismo activo en un momento
determinado, es preciso considerar si el ambiente presenta cambios cíclicos que puedan crear las
condiciones adecuadas para ese microorganismo en otro momento. También es conveniente
determinar si el microorganismo en cuestión está capacitado para sobrevivir hasta que las
condiciones sean favorables. En algunos casos, microorganismos alóctonos que entran en un
ecosistema son capaces de sobrevivir, crecer y desarrollar un metabolismo activo que les permite
llenar nichos desocupados y quizás convertirse en microorganismos autóctonos. Este fenómeno es
más frecuente en ecosistemas sometidos a cambios debido a estrés o a perturbaciones.
3.2 Atmo-ecosfera
La atmósfera está constituida por un 79 por ciento de nitrógeno, casi un 21 por ciento de oxígeno,
un 0,034 por ciento por dióxido de carbono, y cantidades traza de otros gases. Está saturada con
vapor de agua en cantidades variables y puede contener gotas de agua líquida, cristales de hielo y
partículas de polvo. La atmósfera se divide en regiones definidas por mínimos y máximos de
temperatura (Rumney 1968) (Figura 9). La troposfera, la región más próxima a la superficie de la
Tierra, limita con la hidrosfera y la litosfera. Por encima de la troposfera se encuentra la estratosfera
y, por encima de ésta, la ionosfera.
Figura 9. División de la atmósfera que muestra los gradientes de temperatura y de presión. Las dos líneas
indican cambios estacionales de la temperatura. (Fuente: Rumney 1968.)
Aunque la atmósfera resulte un medio hóstil para los microorganismos, existe un número
significativo de ellos en la troposfera inferior donde, a causa de los gradientes térmicos, se produce
una mezcla rápida de aire (Gregory 1973). El movimiento a través del aire es el principal medio de
27
dispersión de los microorganismos. Algunos han elaborado adaptaciones especializadas que
favorecen su supervivencia y dispersión dentro de la atmósfera.
La troposfera puede proporcionar hábitats temporales para los microorganismos. En las nubes hay
concentraciones de agua que permiten su crecimiento. La intensidad lumínica y la concentración de
dióxido de carbono de las nubes son suficientes para favorecer el crecimiento de microorganismos
fotoautotrofos, y los núcleos de condensación suministran algunos nutrientes minerales. En zonas
industriales puede incluso haber suficiente concentración de sustancias químicas inorgánicas en la
atmósfera para permitir el crecimiento de algunos heterotrofos. Sin embargo, esta “vida en el cielo”
es una remota posibilidad, faltan pruebas concluyentes y la importancia práctica de ese tipo de vida
parece insignificante. Muchos microorganismos que crecen en la hidrosfera o en la litosfera pueden
transportarse por el aire, pero no se conocen microorganismos atmosféricos autóctonos.
Algunos son transportados por el aire como células vegetativas activas, pero en la atmosfera lo más
común es que los microorganismos se encuentren en forma de esporas. En términos metabólicos,
las esporas son menos activas que las células vegetativas y generalmente están mejor adaptadas
a la supervivencia en la atmósfera. Las esporas cuya primera función es la dispersión se conocen
como xenosporas. Los hongos, algas, algunos protozoos, algunas bacterias, como los
actinomicetes, y los líquenes producen esporas que se diseminan a través de la atmósfera.
3.3 Hidro-ecosfera
La hidrosfera es un hábitat más adecuado que la atmósfera para el crecimiento microbiano. Por su
propia definición, la hidrosfera contiene agua, que es necesaria para el metabolismo microbiano. A
diferencia de la atmósfera, en la hidrosfera hay poblaciones microbianas autóctonas que comparten
un número limitado de características generales. Los microorganismos del agua pueden crecer a
baja concentración de nutrientes. En el medio acuático, la mayoría presentan movilidad por flagelos
u otros mecanismos.
La hidrosfera se divide en los hábitats de agua dulce y los marinos. Los de agua dulce comprenden
los lagos, los estanques, los pantanos, las fuentes, los arroyos y los ríos. Los hábitat marinos son
los océanos y mares y los estuarios, que se sitúan en el límite entre los ecosistemas de agua dulce
y marinos.
Los hábitats de agua dulce se clasifican de acuerdo a sus propiedades químicas y físicas. Los de
aguas tranquilas, “lagos y estanques”, se denominan hábitat lénticos y los de aguas corrientes,
hábitat lóticos (Wetzel 1975).
Los microorganismos fotosintéticos son miembros destacados del neuston y de la columna de agua
subyacente donde penetra la luz. Las algas y las cianobacterias se distribuyen por lo general cerca
28
de la superficie, mientras que las bacterias anaerobias fotosintéticas se encuentran a mayor
profundidad en los lagos. Estos microorganismos fotosintéticos también se encuentran en los
sedimentos de la zona litoral, donde la luz penetra hasta el fondo.
Figura 10. Ilustración del neuston. (A) La capa de tensión superficial actúa como punto de adherencia para
los microorganismos que se colocan por encima (epineuston) y por debajo (hiponeuston) de esta capa. En
cualquiera de los casos, las algas tienen un acceso ilimitado a la luz del sol y al CO 2 y, sin embargo, siguen
estando en contacto con el agua. Los heterotrofos se benefician de nutrientes como la materia orgánica
enriquecida de la capa superficial, y del acceso libre al oxígeno. Los raspadores se benefician de la biomasa
concentrada. (B) La capa de tensión superficial no es sólo un punto de adhesión sino también una barrera
difícil de atravesar. El ciclo vital de Chromophyton rosanoffi incluye un estadio flagelado de natación libre.
Después de tomar contacto con la capa de tensión superficial, se pierden los flagelos y se forma una gota
en forma de rosquilla. La célula se desliza a través del agujero de la "rosquilla" y se coloca por encima como
un organismo del epineuston. Los filamentos protoplásmicos o rizidios mantienen contacto con el agua. (C)
Visión microscópica de la superficie del agua con células de Chremastochloris conus (clorófitos). Su
paraguas hidrofóbico se coloca por encima de la capa superficial y el resto de la célula se sumerge en el
agua. (Fuente: Valkanov 1968.)
29
Humedales son ambientes acuáticos de poca profundidad en los que predominan las plantas
emergentes. Estos terrenos se desarrollan en condiciones climáticas diversas en zonas
acuáticas superficiales con escaso drenaje, a menudo como resultado de la colmatación gradual
de un lago por materiales como aluviones y vegetación.
Lagos. Teniendo en cuenta la penetración de la luz, los lagos están divididos en tres zonas
(Figura 11). La combinación de las zonas litoral y limnética se conoce como zona eufótica; es
aquí donde tiene lugar la actividad fotosintética. La zona profunda es la que se encuentra por
debajo de la penetración efectiva de la luz; no se da en estanques someros. En los lagos
profundos, dicha zona se extiende desde el nivel de compensación de la luz hasta el fondo.
Figura 11. Zonación de un lago en función de la penetración de la luz. Fuente: Odum 1971.
La zona litoral es la región del lago donde la luz penetra hasta el fondo; es un área de aguas
someras, habitualmente dominadas por plantas sumergidas total o parcialmente, algas epífitas o
filamentosas. En la zona limnética, los productores primarios predominantes son las algas
planctónicas. Esta es una zona abierta, alejada de la orilla, y desciende hasta el nivel conocido
como profundidad de compensación. Esta profundidad de compensación se considera el nivel más
profundo con una penetración eficaz de la luz, donde la actividad fotosintética se equilibra con la
actividad respiratoria.
Los microorganismos muestran diferentes espectros de absorción que determinan las longitudes de
onda que pueden utilizar para la fotosíntesis (Stanier y Cohen-Bazire 1957). Las bacterias verdes y
rojas del azufre crecen normalmente en la interfase sedimento-agua, como en la porción anóxica
de la columna de agua, por debajo de las capas de algas y cianobacterias que absorben longitudes
de onda corta. Para crecer, las bacterias verdes y rojas del azufre utilizan una longitud de onda de
luz que no ha sido absorbida por los organismos foto-sintéticos de las capas superiores.
El fondo del lago, o zona béntica, representa la interfase entre la hidrosfera y la litosfera. En un lago,
la litosfera subyacente se conoce como sedimento y tradicionalmente ha sido objeto de estudio de
microbiólogos acuáticos y de geoquímicos. Las condiciones de la zona eufótica son favorables para
el crecimiento de los fotoautotrofos.
Ríos. Son diversas las características fundamentales que diferencian los ríos de los lagos
(Hynes 1970). Los ríos se caracterizan por el movimiento de las aguas; hay zonas donde el
movimiento es rápido y remansos donde la corriente se reduce. Las zonas de movimiento rápido
suelen ser más someras que aquellas donde el agua está remansada. En los remansos, la
lentitud de la corriente permite la deposición de sedimento, y no puede hacerlo en zonas donde
la velocidad es elevada; en consecuencia, bajo las zonas de corrientes rápidas subyacen
sustratos firmes y rocosos. Los ríos poseen un elevado grado de interfase con la litosfera a lo
largo de la orilla, donde hay una gran actividad de transferencia de sustancias químicas
30
procedentes de la litosfera que van al agua del río arrastradas por la lluvia y por la erosión en la
propia orilla.
b) Hábitat Marinos
Las aguas de los océanos y mares ocupan el 71% de la superficie de la Tierra, proporcionando
vastos hábitats marinos. Los microorganismos son los principales productores, y también
descomponedores, de los mares y océanos de todo el mundo. En los hábitats marinos los
microorganismos planctónicos poseen una función casi exclusiva en la producción primaria. Las
plantas superiores y las macroalgas bentónicas contribuyen significativamente a la producción
primaria sólo en los estuarios y en las zonas litorales. El agua dulce se mezcla con el agua de mar
en los estuarios, que son característicamente más productivos que el mar o que el agua dulce que
llega allí. En los estuarios, la fotosíntesis supera casi siempre a la actividad respiratoria y en ellos
se encuentran muchas poblaciones de plantas superiores semisumergidas, como especies de
Spartina en las marismas templadas o los bosques de manglares en los estuarios tropicales. Las
bacterias descomponedoras y las poblaciones fúngicas son muy importantes en estos estuarios
costeros.
Estuarios. El agua dulce continental en forma de ríos y las filtraciones de agua subterránea se
encuentran con el agua de mar en los estuarios. De manera característica, los estuarios son
más productivos que el mar y que las aguas continentales (Day, 1950) debido a que los
nutrientes transportados por los ríos de corriente rápida se depositan en las desembocaduras o
en los deltas de los ríos. Hay zonas donde se produce una gran variabilidad de los factores
ambientales, como la temperatura, la salinidad, el pH, y la materia orgánica. Los estuarios están
sujetos al flujo de las mareas. Los nutrientes que llegan procedentes de los ríos oscilan a través
del estuario debido al flujo de las mareas en un movimiento neto hacia el mar abierto.
En los ambientes marinos hay una zona litoral o intermareal, una zona nerítica o costera que se
extiende sobre la plataforma continental, y una zona pelágica que se extiende desde la plataforma
continental hacia el interior del mar; hay zonas epipelágicas de mar abierto y hábitat bénticos,
algunos de los cuales se dan en fosas a gran profundidad. Cada uno de estos distintos hábitat
acogen poblaciones microbianas marinas características. La mayoría de las bacterias marinas son
Gram negativas y móviles. En la zona pelágica toda la producción primaria la llevan a cabo bacterias
y algas microscópicas. La productividad está limitada por la concentración de fosfatos y por las
formas fijadas de nitrógeno y de hierro. Las bacterias quimiolitotrofas participan en el ciclo del
nitrógeno en las aguas marinas. La disponibilidad de nutrientes es un factor decisivo para la
productividad microbiana de esos hábitats. Las cianobacterias y las algas constituyen un suministro
esencial de carbono para el ecosistema marino. Sin embargo, en muchos casos las bacterias
marinas heterótrofas se encuentran con una gran escasez de nutrientes. De aquí que la mayoría de
las bacterias autóctonas puedan crecer con concentraciones muy bajas de nutrientes. Los arrecifes
de coral y las fuentes termales submarinas son una excepción. En los arrecifes, la productividad de
los microorganismos endozoicos fotosintéticos aporta recursos orgánicos en abundancia, y en las
fuentes termales submarinas, los microorganismos quimiolitotrófos convierten los compuestos
reducidos de azufre en grandes cantidades de biomasa.
3.4 Lito-ecosfera
La litosfera comprende tipos de hábitat como las masas de tierra constituidas por rocas y suelo, y
los sedimentos, ya tratados en la sección correspondiente a la hidro-ecosfera. El suelo, que se
forma por la meteorización del material rocoso original, es, por definición, capaz de servir de hábitat
para los organismos (Brady 1984).
31
Los suelos son hábitats heterogéneos donde se desarrollan densas poblaciones de
microorganismos de gran diversidad. El suelo es, por lo general, un hábitat favorable para la
proliferación de microorganismos, con microcolonias que se desarrollan sobre partículas de suelo.
Comprende numerosos microhábitat y en una localización determinada puede haber múltiples
microambientes, lo cual resulta favorable para diversas poblaciones alóctonas. En el suelo, el papel
de los microorganismos está subordinado a las plantas, como productores primarios, pero su
función es esencial en la descomposición de la materia orgánica y el ciclo de algunos minerales. El
metabolismo microbiano es decisivo para el mantenimiento de la fertilidad del suelo y para el
crecimiento vegetal. Los actinomicetes y otros microorganismos autóctonos del suelo crecen
lentamente, degradando compuestos orgánicos complejos (sustancias húmicas). Los hongos
también son degradadores esenciales del suelo. Comparadas con las poblaciones de los medios
acuáticos, las poblaciones fúngicas del suelo son mucho más importantes. Muchos hongos del
suelo son zimógenos (oportunistas) y crecen sobre la materia vegetal fresca que penetra en el suelo.
Algunos hongos forman esporas de reposo que les permiten persistir viables durante largos
períodos de tiempo.
Los ambientes fríos dominan las regiones polares y también la mayor parte de los océanos. La
mayoría de los hábitats marinos se encuentran a temperaturas inferiores a 5 °C, y a menudo
inferiores a -1,8 °C que es, el punto de congelación del agua salada. En estos ambientes fríos, los
microorganismos suelen crecer muy lentamente y normalmente sus poblaciones son inferiores a las
de las zonas templadas. Las regiones bénticas frías de los océanos son un buen ejemplo de un tipo
de hábitat donde los microorganismos crecen lentamente, con un tiempo de generación de muchas
horas, incluso días, en contraposición a los menos de 30 minutos que muestra cualquier típica
bacteria intestinal que se desarrolle en el intestino de un animal de sangre caliente. Es curioso que
en los mares polares los psicrotrofos, más que los psicrófilos, sean las poblaciones bacterianas
dominantes. La adaptabilidad fisiológica, más que un alto grado de especialización, parece ser
crítica para la supervivencia a largo plazo de las poblaciones bacterianas de estos ambientes tan
fríos. La mayoría de los microorganismos de los mares polares costeros pueden utilizar numerosos
sustratos orgánicos, principalmente carbohidratos. En los meses de verano, cuando los
microorganismos fotosintéticos, como las diatomeas que crecen en el suelo por debajo del hielo,
están activos durante todo el tiempo en que hay luz solar continuada, los carbohidratos constituyen
el sustrato principal; las proteínas y los lípidos de las cadenas tróficas de los detritos dominan
durante los meses invernales, cuando reina la oscuridad. Los microorganismos pigmentados
32
predominan en las capas superficiales de hielo y de nieve, probablemente porque están protegidos
contra la radiación ultravioleta de la luz solar continuada de los meses de verano.
La temperatura del suelo de los hábitats polares terrestres aún es más fría. El suelo de la tundra
puede muy bien estar por debajo de los 0 °C la mayor parte del año, con una capa permanentemente
helada (permafrost) situada por debajo de la superficie. Los líquenes y otros microorganismos
adaptados a un crecimiento lento y a la supervivencia en condiciones extremas son los seres que
predominan en estos hábitats polares. En muchos hábitats terrestres árticos, los líquenes
constituyen la principal cubierta del suelo y representan la principal fuente de alimento para los
caribúes y los renos. Los valles secos de la Antártida suponen hábitat mucho más extremos y son
un desafío a la capacidad de los microorganismos para sobrevivir en condiciones de frío y de
sequedad. En estos ambientes, muchos microorganismos son endolíticos, es decir, crecen dentro
de las rocas, donde quedan parcialmente protegidos de las inhóspitas condiciones del hábitat. Las
levaduras con una elevada concentración lipídica y las bacterias formadoras de endosporas son los
habitantes más frecuentes de estos suelos. Las mencionadas bacterias formadoras de endosporas
también son frecuentes en los desiertos tórridos. La capacidad de permanecer en estado de latencia
durante períodos prolongados de sequía les permite sobrevivir. Cuando hay agua disponible, las
endosporas germinan y las bacterias se reproducen.
Las bacterias termófilas y las arqueas hipertermófilas también pueden crecer en algunos hábitat
muy calientes, entre los cuales mencionaremos las zonas de actividad volcánica, como las fuentes
hidrotermales submarinas; o las fuentes termales. En los hábitats de las fuentes hidrotermales
submarinas, las temperaturas fácilmente superan los 100 °C. Las arqueas termófilas crecen
óptimamente a estas temperaturas tan elevadas; algunas como Pyrodictium brockii y Pyrococcus
furíosus tienen una temperatura óptima de crecimiento que se sitúa entre los 105 y los 110 °C. Se
han encontrado poblaciones diversas de arqueas en las fuentes termales, como las de (Barns et al.
1996). En estos hábitats, algunas arqueas, como especies de Sulfolobus, usan compuestos de
azufre inorgánicos y su metabolismo es quimiolitotrófico. Las bacterias termófilas extremas como
Thermus aquatícus, también crecen en los estanques de las fuentes termales. Los termófilos crecen
en las fuentes termales que rodean las regiones de actividad geotérmica, con una temperatura
ligeramente inferior, alrededor de los 40°C. Bacillus stearothermophilus, suele ser la especie
bacteriana dominante en las fuentes termales, con temperaturas entre 55 a 70°C, pero allí también
se pueden encontrar muchos otros termófilos, como cianobacterias y algas termófilas. Las
cianobacterias a menudo forman capas muy densas en zonas con una temperatura concreta en los
hábitat de las fuentes termales.
Muchas de las fuentes termales sulfurosas también se caracterizan por presentar un pH muy bajo
debido a la formación de ácido sulfúrico a partir de la oxidación microbiana del azufre elemental y
de algunos compuestos reducidos de azufre. Algunas arqueas, como Sulfolobus acidocalcarius,
crecen en ambientes ácidos con valores de pH inferiores a 2,0. Algunas especies de Picrophilus
crecen tan sólo en suelos secos y extremadamente ácidos (pH<0,5) de Japón que se calientan
hasta unos 55°C por los gases de solfataras; estas arqueas crecen óptimamente a 60°C y a un pH
de 0,7. Las bacterias acidófilas como Thiobacillus thiooxidans, crecen en tipos de hábitat más fríos,
pero muy ácidos; la mayoría muestran un crecimiento óptimo a pH alrededor de 2,0. En el otro
extremo de pH, encontramos numerosos lagos alcalinos con valores de pH por encima de 9,0. Los
suelos con concentraciones elevadas de carbonato sódico también pueden alcanzar valores de pH
entre 9,0 y 11,0. Tan sólo bacterias alcalófilas y algunas poblaciones de arqueas con óptimos de
crecimiento a pH superiores a 8,5 pueden vivir en estos hábitat. Algunos lagos alcalinos también se
caracterizan por tener concentraciones muy elevadas de sal. Halófilos extremos y arqueas
33
alcalófilas, como Natronobacterium y Natronococcus, crecen con un pH óptimo de 10,0 o más. Otras
arqueas no alcalófilas, como Halobacterium, Halococcus, Haloarcula y Haloferax, crecen en lagos
y suelos salinos con valores de pH cercanos a la neutralidad. Para su crecimiento, estos halófilos
necesitan como mínimo una concentración 1,5 M de NaCl, que es la concentración que suele darse
en estos ambientes salinos.
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34
4 Introducción a los ciclos biogeoquímicos y el rol de los microrganismos
Los ciclos biogeoquímicos describen el movimiento y la conversión de materiales por medio de la
actividad bioquímica que se producen en la atmósfera, en la hidrosfera y en la litosfera. Estos ciclos
se dan a escala mundial y afectan profundamente a la geología y al ambiente actual de nuestro
planeta. Los ciclos biogeoquímicos comprenden transformaciones físicas como; la disolución, la
precipitación, la volatilización y la fijación; transformaciones químicas como la biosíntesis, la
biodegradación y las biotransformaciones oxidorreductoras; y combinaciones diversas de cambios
físicos y químicos. Estas transformaciones físicas y químicas pueden causar translocaciones
espaciales de materiales, por ejemplo, desde la columna de agua al sedimento, o del suelo a la
atmósfera. Todos los organismos vivos participan en los ciclos biogeoquímicos de los materiales,
pero los microorganismos, debido a su ubicuidad, capacidades metabólicas diversas y tasas altas
de actividad enzimática, desempeñan el papel principal en el conjunto de los ciclos biogeoquímicos
(Pomeroy 1974; Jorgensen 1989).
Los ciclos biogeoquímicos están impulsados directa o indirectamente por la energía radiante del sol
(Woodwell 1970), o por la energía de los minerales reducidos. La energía se absorbe, se convierte,
se almacena temporalmente y finalmente se disipa, lo que significa que fluye a través de los
ecosistemas. Este flujo de energía es fundamental para el funcionamiento del ecosistema. Mientras
la energía fluye a través del ecosistema, los materiales experimentan conversiones cíclicas que
suelen retener materiales dentro del ecosistema.
A lo largo de las eras geológicas, la actividad biogeoquímica ha alterado las condiciones de la Tierra
de manera unidireccional. De estos cambios irreversibles, los más cruciales han sido la
descomposición de la materia orgánica creada abióticamente en la Tierra, realizada por las formas
primitivas de vida heterotrofa, y el cambio de las condiciones atmosféricas, originalmente
reductoras, a condiciones oxidantes, llevada a cabo por los primeros fototrofos productores de
oxígeno. Sin embargo, los procesos biogeoquímicos contemporáneos tienden a ser cíclicos. La
naturaleza cíclica de las conversiones lleva al equilibrio dinámico entre diversas formas de
materiales reciclados. Sin estos equilibrios, no podría existir la diversidad fisiológica de la vida
actual. Pero no todas las actividades biogeoquímicas se suceden a través de ciclos cerrados. Los
materiales pueden importarse a los ecosistemas o exportarse desde los mismos, y de este modo
estar disponibles o ser inaccesibles para la actividad microbiana.
La mayoría de los elementos están sujetos a cierto grado de reciclado biogeoquímico. Como podría
esperarse, los elementos que son componentes esenciales de los organismos vivos, los llamados
elementos biogénicos, están sujetos más regularmente a los ciclos biogeoquímicos. Como los
elementos biogénicos tienen que cumplir criterios definidos de peso atómico y reactividad química,
no están distribuidos al azar en la tabla periódica de los elementos, sino que forman grupos definidos
dentro de los cinco primeros períodos (Frieden 1972; Mertz 1981) (Tabla 4.1).
Figura 12. Interrelación de los ciclos biogeoquímicos del carbono, del hidrógeno y del oxígeno. La figura
muestra la participación del oxígeno y del hidrógeno en la oxidación aeróbica y en la anaeróbica del carbono
orgánico, así como en la reducción del CO2. La fórmula CH2O representa la materia orgánica en el nivel de
oxidación de carbohidratos.
36
considerar depósitos de carbono de reciclado activo. En comparación, la cantidad de carbono de
los combustibles fósiles (10 billones de toneladas) y de las rocas sedimentarias carbonatadas
(20.000 billones de toneladas) es considerablemente superior, pero su velocidad de renovación es
muy pequeña. Las cifras citadas (Bolin 1970) son cálculos aproximados, pero ilustran el tamaño
relativo de los reservorios y sirven como base para calcular la velocidad de renovación del carbono
en cada reservorio, así como la influencia humana en cada caso. Las rocas carbonatadas, como la
caliza y la dolomita, pueden disolverse lentamente mediante ácidos producidos biológicamente con
liberación de CO2 o HCO3, pero comparado con la gran cantidad de rocas carbonatadas, este
proceso constituye un movimiento insignificante. Algunos combustibles fósiles, en forma de carbón,
petróleo, gas natural o queroseno, se reciclan naturalmente por la degradación biológica de las
fugas de petróleo o de gas; pero nuevamente el reciclado sólo afecta a una pequeña parte de dichos
combustibles. Sin embargo, desde el comienzo de la revolución industrial, a principios del siglo XIX,
diferentes actividades humanas han reinyectado un porcentaje significativo de carbono orgánico
fósil a la atmosfera en forma de CO2 procedente de los combustibles quemados (Figura 13).
Las tasas naturales de reciclado del carbono en los océanos y en los continentes se aproximan al
estado estacionario; es decir, las tasas de movimiento del carbono entre la atmósfera y los árboles
o entre las algas y el carbono inorgánico disuelto de los océanos no cambian sensiblemente de un
año para otro y tienden a equilibrarse entre sí (Hobbie y Melillo 1984). Sin embargo, las actividades
humanas han introducido recientemente cambios en el ciclo del carbono que son suficientemente
grandes para poder medirlos. En la actualidad, el reciclado global del carbono es una mezcla del
reciclado de las reservas naturales que están en estado estacionario, y del reciclado variable debido
a la actividad humana.
Tabla 4.1 Producción Primaria neta de Algunos Ecosistemas Naturales y Agrícolas (Fuente: Bolin
et al. 1979)
37
menor cantidad que el CO2 producido por la quema de combustibles fósiles, retiene el calor de
cuatro a cinco veces más efectivamente que el CO2.
38
Figura 14. Ciclos biogeoquímico del Oxígeno.
Un ambiente anóxico puede recuperar el oxígeno por difusión, a veces ayudado por la excavación
de galerías que llevan a cabo gusanos y otros animales autóctonos, que viven enterrados en
sedimentos y suelos, o por actividad fotosintética. Las plantas, las algas y las cianobacterias
producen oxígeno molecular durante la fotolisis fotosintética del agua. La fotosíntesis de las
anoxifotobacterias no libera oxígeno.
La Figura 15 compara las tasas aproximadas de renovación del CO2 atmosférico, del O2 y del H2O.
Los tres materiales se reciclan por los procesos equilibrados de fotosíntesis y respiración, a pesar
de que, dados los diferentes tamaños de sus respectivos reservorios, sus tasas de renovación son
también muy diferentes. Teniendo en cuenta el tamaño de los depósitos y las tasas de utilización,
se calcula que una molécula individual de CO2 atmosférico tiene una probabilidad de ser asimilada
por fotosíntesis cada 300 años o menos; cada molécula de oxígeno atmosférico se utilizará en la
respiración cada 2000 años, y cada molécula de agua tiene una probabilidad de fragmentarse por
fotosíntesis cada 2.000.000 de años. De este modo, un cambio en la tasa global de fotosíntesis o
39
de respiración tendría un efecto más inmediato y evidente en las concentraciones atmosféricas de
CO2 que en las de O2 o de H2O.
Figura 15. Tasa de renovación del CO2, del O2 y del H2O por reciclado biogeoquímico. Se indica la probabilidad
que tiene una molécula cualquiera de entrar en el ciclo biológico. El reservorio de CO 2, más pequeño, se
recicla más frecuentemente que los de O2 y de H2O, de mayor tamaño. El mar representa el reservorio mayor
que se recicla activamente. Aunque las tres moléculas se utilicen en los mismos procesos de fotosíntesis y
respiración, sus tiempos de reciclado difieren. Una perturbación en el reciclado afecta a un depósito
relativamente pequeño de CO2 (Fuente: Wood well 1970, The Energy Cycle of the Biosphere. Reimpreso con
permiso, copyright 1970, Scientific American Inc. Reservados todos los derechos.)
De todas las fases que contiene el ciclo del nitrógeno sólo la asimilación no es realizada por
bacterias:
1. Fijación.
La fijación biológica del nitrógeno consiste en la incorporación del nitrógeno atmosférico, a las
plantas, gracias a algunos microorganismos, principalmente bacterias y cianobacterias que se
encuentran presentes en el suelo y en ambientes acuáticos. Esta fijación se da por medio de la
conversión de nitrógeno gaseoso (N2) en amoniaco (NH3) o nitratos (NO3-). Estos organismos usan
la enzima nitrogenasa para su descomposición. Sin embargo, como la nitrogenasa sólo funciona en
ausencia de oxígeno, las bacterias deben de alguna forma aislar la enzima de su contacto. Algunas
estrategias utilizadas por las bacterias para aislarse del oxígeno son: vivir debajo de las capas de
40
moho que cubren a las raíces de ciertas plantas, o bien, vivir dentro de engrosamientos especiales
de las raíces, llamados nódulos, en leguminosas como los porotos (parecidas a las alubias), las
arvejas y árboles como el tamarugo (Rhizobium).
La relación entre Rhizobium y sus plantas huéspedes es mutualista: las bacterias reciben
carbohidratos elaborados por la planta, y la planta recibe nitrógeno en una forma asimilable. En el
medio acuático la fijación de nitrógeno es realizada por cianobacterias. Algunas especies de
helechos de agua, como la Azorella, tienen cavidades en las cuales viven cianobacterias en una
manera comparable a la asociación de Rhizobium con las leguminosas. La cantidad de nitrógeno
fijado por estas bacterias es impresionante: 200 millones de toneladas anuales
2. Nitrificación o mineralización.
Solamente existen dos formas de nitrógeno que son asimilables por las plantas, el nitrato (NO 3-) y
el amonio (NH4+). Las raíces pueden absorber ambas formas, aunque pocas especies prefieren
absorber nitratos que amoniaco. El amonio es convertido a nitrato gracias a los microorganismos
por medio de la nitrificación. La modificación de NH4+ a NO3- depende de la temperatura del suelo.
La transformación, es decir, la conversión se da más rápida cuando la temperatura está arriba de
los 10° C y el pH está entre los 5.5-6.5; asimismo, este proceso se ve completado entre dos a cuatro
semanas.
Esta fase es realizada en dos pasos por diferentes bacterias: primero, las bacterias del suelo
Nitrosomonas y Nitrococcus convierten el amonio en nitrito (NO2-), luego otra bacteria del suelo,
Nitrobacter, oxida el nitrito en nitrato. La nitrificación les entrega energía a las bacterias.
3. Asimilación.
La asimilación ocurre cuando las plantas absorben a través de sus raíces, nitrato (NO3-) o amoniaco
(NH3), elementos formados por la fijación de nitrógeno o por la nitrificación. Luego, estas moléculas
son incorporadas tanto a las proteínas, como a los ácidos nucleicos de las plantas. Cuando los
animales consumen los tejidos de las plantas, también asimilan nitrógeno y lo convierten en
compuestos animales.
4. Amonificación.
Los compuestos proteicos y otros similares, que son los constitutivos en mayor medida de la materia
nitrogenada aportada al suelo, son de poco valor para las plantas cuando se añaden de manera
directa. Así, cuando los organismos producen desechos que contienen nitrógeno como la orina
(urea), los desechos de las aves (ácido úrico), así como de los organismos muertos, éstos son
descompuestos por bacterias presentes en el suelo y en el agua, liberando el nitrógeno al medio,
bajo la forma de amonio (NH3). En este nuevo proceso de integración de nitrógeno al ciclo, las
bacterias fijadoras llevan a cabo la digestión enzimática, por lo que el amonio se degrada a
compuestos aminados, como proteosas, peptonas y al final, en aminoácidos. Es por esta razón que
el proceso se llama aminificación o aminización.
5. Inmovilización.
Es el proceso contrario a la mineralización, por medio del cual las formas inorgánicas (NH4+ y NO3-
) son convertidas a nitrógeno orgánico y, por tanto, no asimilables.
6. Desnitrificación.
41
La reducción de los nitratos (NO3-) a nitrógeno gaseoso (N2), y amonio (NH4+) a amoniaco (NH3), se
llama desnitrificación, y es llevado a cabo por las bacterias desnitrificadoras que revierten la acción
de las fijadoras de nitrógeno, regresando el nitrógeno a la atmósfera en forma gaseosa. Este
proceso ocasiona una pérdida de nitrógeno para el ecosistema; ocurre donde existe un exceso de
materia orgánica y las condiciones son anaerobias, además de que hay poca disponibilidad de agua
y un alto pH, aunado a los escurrimientos de los fertilizantes al suelo.
El proceso sigue unos pasos en los que el átomo de nitrógeno se encuentra sucesivamente bajo
las siguientes formas: nitrato → nitrito → óxido nítrico → óxido nitroso → nitrógeno molecular
Como se ha dicho más arriba, la desnitrificación es fundamental para que el nitrógeno vuelva a la
atmósfera, la única manera de que no termine disuelto íntegramente en los mares, dejando sin
nutrientes a la vida continental. Sin él la fijación de nitrógeno, abiótica y biótica, habría terminado
por provocar la depleción (eliminación) del N2 atmosférico. La desnitrificación es empleada, en los
procesos técnicos de depuración controlada de aguas residuales, para eliminar el nitrato, cuya
presencia favorece la eutrofización y reduce la potabilidad del agua, porque se reduce a nitrito por
la flora intestinal, y éste es cancerígeno.
42
La reacción redox para las transformaciones microbianas de azufre se muestran en la Figura 17.
De los variados números de estados de oxidación del azufre (-2, 0, +2, +4, +6), sólo tres son
significativos en la naturaleza - 2 (sulfhidrilo, R-SH y sulfuro,HS -), 0 (azufre elemental, S0) y 6
(sulfato, SO-24). La mayor parte del azufre de la Tierra está en sedimentos y rocas en forma de
minerales de sulfato, principalmente de yeso (CaSO4) y minerales sulfurosos (pirita, FeS2), pero los
océanos constituyen el reservorio más significativo de azufre (como sulfato, SO42-) en la biosfera.
Una cantidad significativa de azufre, en particular dióxido de azufre (SO 2, un gas), entra en el ciclo
del azufre a partir de actividades humanas, principalmente la quema de combustibles fósiles.
El sulfuro de hidrógeno (H2S) es el principal gas volátil de azufre. El sulfuro de hidrógeno se produce
a partir de la reducción bacteriana del sulfato:
o se emite desde manantiales de sulfuros y volcanes. Aunque el H2S es volátil, existen diversas
formas dependiendo del pH: el H2S predomina por debajo del pH 7 y el no volátil HS- y S2-
predominan por encima de pH 7. Colectivamente, H2S, HS y S2 se denominan "sulfuro".
Las bacterias reductoras de sulfatos son un grupo grande, diverso distribuido ampliamente en la
naturaleza. Sin embargo, en medios anóxicos como sedimentos de agua dulce y muchos suelos, la
reducción del sulfato se ve limitada por la escasez de sulfato. Además, debido a que para mantener
la reducción del sulfato se necesitan donadores de electrones orgánicos (o H2, que es un producto
de la fermentación de compuestos orgánicos), sólo ocurre donde están presentes cantidades
significativas de productos orgánicos.
En los sedimentos marinos, la tasa de reducción de sulfato esta normalmente limitada por el
carbono, y puede ser aumentada significativamente al añadir materia orgánica. Eso es importante
porque el vertido de aguas residuales, lodos y basuras en el mar aumenta notablemente la cantidad
de materia orgánica de los sedimentos y desencadena la reducción de sulfato. Como el H2S es
tóxico para muchas plantas y animales, la formación de HS por la reducción del sulfato posiblemente
sea peligroso (el sulfuro es tóxico porque se combina con el hierro de los citocromos y bloquea la
respiración). El sulfuro se destoxifica habitualmente en el ambiente al combinarse con el hierro y
formar los minerales insolubles FeS y FeS2 (pirita). El color negro de los sedimentos sulfúricos se
debe a estos minerales de sulfuros metálicos.
43
La oxidación de S0 forma ácido sulfúrico (H2SO4), y por lo tanto la oxidación S0 característicamente
baja el pH en el medio ambiente, a veces drásticamente. Para esto S0 a veces se añade a los suelos
alcalinos como una manera natural de bajar el pH.
El azufre elemental puede ser reducido o oxidado. La reducción de S0 a sulfuro (una forma de
respiración anaeróbica) es una gran proceso ecológico, especialmente entre los organismos
hipertermófilos Arquea. Aunque las bacterias reductoras de sulfato pueden
Además de las formas inorgánicas de S, varios compuestos orgánicos S también son ciclos en la
naturaleza. Muchos de estos compuestos malolientes son altamente volátiles y pueden así entrar
en la atmósfera.
Este compuesto se puede usar como una fuente de carbono y donante de electrones por
microorganismos y se metaboliza a Sulfuro de dimetilo y acrilato. Este último, un derivado de la
grasa propionato de ácido, se utiliza para apoyar el crecimiento.
(2) como donador de electrones para la fijación fotosintética de CO2 en bacterias purpúreas
fototróficas (Dando dimetilsulfóxido, DMSO)
44
Figura 17.Ciclo de Azufre
Extensas regiones de los mares tropicales, que son cálidos y reciben abundante luz solar, tienen
una producción muy baja debido a la falta de nutrientes minerales críticos. El hierro, cuando es el
nutriente limitante según la ley de Liebig, solamente es necesario en cantidades mínimas, de
manera que un aporte pequeño puede causar un gran efecto en la producción fotosintética. Gran
parte de la biomasa producida se enterraría en los sedimentos de las grandes profundidades
marinas y quedaría eliminada del ciclo del carbono durante millones de años. Este plan para reducir
las concentraciones atmosféricas de CO2 se probó en la zona ecuatorial del Océano Pacífico, al sur
de las Islas Galápagos. En el agua de mar de esta región, el hierro está en una concentración de
tan sólo 0,03 nanomolar, y en experimentos realizados en botellas, el añadido de hierro causó un
efecto sorprendente en la producción de fitoplancton. En un experimento a gran escala, se
distribuyeron 480 kg de sulfato de hierro sobre una zona del océano de 8 km2. Esta prueba, que se
llamó IronEx era conocida de manera jocosa como experimento "Geritol" (Geritol es el nombre de
un tónico a base de hierro que en Estados Unidos consumen las personas mayores). Tal como se
45
confirmó por medidas convencionales y mediante la monitorización por satélite, el aporte de hierro
tuvo un efecto muy marcado, pero de corta duración (Kerr 1994). Durante los primeros tres días, la
producción fotosintética fue más del doble, pero no logró alcanzar el nivel de 10 veces previsto a
partir de los experimentos en botella. La razón aparente fue la rápida desaparición del hierro de la
superficie del mar por precipitación y sedimentación. La escasa solubilidad del hierro trivalente
(férrico) en el agua alcalina es, naturalmente, la razón principal de la escasez de hierro en el mar.
A pesar de su interés desde el punto de vista científico, el método descrito no está preparado para
contrarrestar el efecto invernadero.
4.6 Referencias
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47
5 Tratamiento y disposición de residuos sólidos y compostaje
5.1 Introducción
Actualmente se producen enormes cantidades de residuos sólidos que requieren una eliminación
segura. En Chile el año 2009, la cantidad de residuos sólidos generada alcanzó los 16,9 millones
de toneladas, en donde se estima que 6,5 millones de toneladas corresponden a residuos sólidos
municipales, y el resto corresponde a residuos sólidos industriales. Para Estados Unidos se estima
que los residuos sólidos municipales alcanzan unos 150 millones de toneladas anuales. Parte de
este material es inerte, compuesto de vidrio, metales, plásticos, etc., pero el resto son residuos
orgánicos sólidos descomponibles, como desperdicios de cocina, papel, y otra basura. Otras
grandes fuentes de residuos son: lodo de aguas residuales, derivado del tratamiento de residuos
líquidos, y residuos de origen animal procedentes de la ganadería intensiva y de explotaciones
avícolas y porcinas a gran escala.
En las granjas tradicionales a pequeña escala, la mayor parte de los residuos sólidos orgánicos se
transformaba en abono y volvían a los campos como estiércol. En sociedades caracterizadas por la
urbanización y la agricultura intensiva, la eliminación de residuos orgánicos es un problema difícil y
caro. A continuación, se describen las opciones disponibles para resolver el problema actual de los
residuos orgánicos, destacando los métodos de eliminación que se basan en la actividad
microbiana.
Los residuos a su vez pueden ser clasificados dependiendo de sus características, en tres tipos:
1. Residuo inerte: residuo o mezcla de residuos que no genera, ni puede generar ninguna
reacción física, química o biológica.
2. Residuo peligroso: residuo o mezcla de residuos que presenta un riesgo para la salud
humana y/o al medio ambiente, ya sea directamente o debido a su manejo actual o previsto,
como consecuencia de presentar alguna característica de peligrosidad.
3. Residuo no peligroso: residuo o mezcla de residuos que no presentan ninguna
característica de peligrosidad y genera o puede generar alguna reacción física, química y/o
biológica.
Cada uno de estos residuos es dispuesto en un lugar apropiado y específicamente diseñado para
ello, como por ejemplo los residuos peligrosos, los cuales no pueden ser dispuestos en un relleno
sanitario.
48
5.2.1 Vertederos
La forma más sencilla de eliminar los residuos sólidos con el mínimo costo directo es en vertederos.
Los residuos sólidos, orgánicos e inorgánicos, se depositan en terrenos hundidos y, generalmente
de bajo valor. Dentro del vertedero, los microorganismos anaerobios y los facultativos degradan a
los componentes orgánicos de los residuos. Si la humedad es adecuada y se dan otras condiciones
ambientales favorables, el contenido orgánico del vertedero sufre una descomposición anaeróbica
lenta durante un período de 30 a 50 años. En este período, el vertedero se hunde lentamente y se
produce metano. La basura expuesta produce varios problemas estéticos y de salud pública, atrae
insectos, roedores y presenta riesgo de incendio.
No todos los materiales se biodegradan en vertederos, ya que un factor crítico que podría impedir
la descomposición anaeróbica es la falta de agua, ya que no siempre llega hasta los desechos
enterrados en el vertedero.
En un primer paso, el agua se filtra y es absorbida por los residuos sólidos hasta el límite de su
capacidad y luego el agua resbala entre ellos y por efectos de la gravedad y de reparto se produce
la contaminación.
Todo vertedero que cumpla la normativa vigente deberá controlar periódicamente los lixiviados,
encargándose de su captación, tratamiento y eliminación. Una vez captados los lixiviados, ingresan
a la Planta de Tratamiento de Líquidos Percolados (PTLP) donde se utilizan procesos biológicos y
fisicoquímicos. En la (PTLP) se remueven contaminantes presentes en los líquidos percolados para
dar cumplimiento a la normativa vigente, para finalmente efectuar su descarga a los cursos de aguas
superficiales. Siempre existirá un cierto grado de filtración en la base dependiendo de la
conductividad hidráulica que presenten los materiales del terreno. También contribuyen a este
fenómeno de emisión el deterioro sufrido con el tiempo, grietas, suturas mal soldadas, etc. Gran
parte de estos escapes son recogidos en sistemas secundarios de almacenamiento de lixiviados.
49
En la Figura 18 se aprecia un esquema de un relleno sanitario en donde se muestra que cuenta con
sistemas de recolección de lixiviado y biogás.
Hay tres métodos básicos de operación de un relleno sanitario, según como son depositados los
desechos: método de áreas, método de trincheras y método de depresión.
En un relleno sanitario, se denomina celda a una elevación formada por los residuos compactados
y el material de cubierta que ha alcanzado la cota deseada durante un periodo de explotación,
generalmente un día.
50
tierra frente el cual se van disponiendo los residuos en finas capas compactadas. Cada capa se va
compactando según se va rellenando, hasta que las capas alcanzan una altura entre 2-3 m. En ese
momento y al final de cada día de operación, se coloca una capa de 15 a 30 cm de material de
cubierta. El material de cubierta procede de los terrenos adyacentes. En la Figura 19 se aprecia un
esquema con este método de operación.
2. Método de trincheras
Cuando las condiciones del suelo lo permiten se excavan zanjas o trincheras. Sus dimensiones
dependerán de las características del terreno (hidrogeológicas) y del proyecto de relleno a realizar.
Los suelos que tengan buenas propiedades cohesivas, como las arcillas, son recomendables para
la construcción de trincheras, ya que se podría aumentar la inclinación de los taludes sin peligro de
desmoronamiento y por lo mismo habría un mejor aprovechamiento del espacio. En la Figura 20 se
puede apreciar un diagrama indicativo para este método, el cual se puede aplicar en terrenos llanos,
siempre que las características del perfil del suelo y la presencia de aguas subterráneas permitan
una segura aplicación a costos operativos compatibles.
3. Método de depresión
51
Se han utilizado vaguadas, barrancos y fosas de rellenos suplementarios e incluso canteras como
zonas de vertido. La técnica para colocar y compactar los residuos de este tipo de rellenos
sanitarios, varía según la geometría del lugar, las características del suelo, la hidrología y geología
del lugar, los tipos de instalaciones para el control del gas y del lixiviado que van a utilizarse además
del acceso al lugar. El relleno se comienza por la cabeza de la vaguada y se termina por la boca,
para prevenir la acumulación de agua en la parte de atrás del vertedero.
Tabla 5.1: Valores de pH óptimo para diversas bacterias, que participan en la degradación anaerobia
En esta fase las condiciones aerobias cambian a condiciones anaerobias producto del consumo del
oxígeno disponible. Los microorganismos ya no utilizan el oxígeno como aceptor de electrones, sino
que utilizan, dióxido de carbono, nitrato y sulfato reduciéndolos a metano, nitrógeno atmosférico y
sulfuro de hidrógeno. El pH del lixiviado disminuye producto de la producción de ácidos grasos
volátiles (AGV) y CO2. El lixiviado que se genera ya contiene concentraciones medibles de DQO.
52
3. Fase III: fase de acidificación
En la fase final de maduración hay menor disponibilidad de nutrientes y materia orgánica fácilmente
biodegradable. La producción de metano disminuye y el lixiviado formado en esta fase contiene
compuestos difíciles de degradar biológicamente. La fase de maduración tiene producción de
sustancias húmicas.
A continuación, se presenta en la Tabla 5.2 la composición del lixiviado y como este varía en cada
una de las etapas de la degradación.
53
La fabricación de compost es un proceso microbiano que convierte los residuos orgánicos
degradables en un producto estable e higiénico, parecido al humus, que se reduce en volumen y
puede utilizarse para la mejora del suelo.
1. Fase mesófila
Cuando el material alcanza temperaturas mayores que los 45°C, los microorganismos que se
desarrollan a temperaturas medias son reemplazados por aquellos que crecen a mayores
temperaturas, en su mayoría bacterias, que actúan facilitando la degradación de fuentes más
complejas de C, como la celulosa y la lignina. Estos microorganismos actúan transformando el
nitrógeno en amoníaco por lo que el pH del medio sube. En especial, a partir de los 60°C aparecen
las bacterias que producen esporas y actinobacterias, que son las encargadas de descomponer las
ceras, hemicelulosas y otros compuestos de C complejos. Esta fase puede durar desde unos días
hasta meses, según el material de partida, las condiciones climáticas y del lugar, y otros factores.
Esta fase también recibe el nombre de fase de higienización ya que el calor generado destruye
bacterias y contaminantes de origen fecal como Eschericha coli y Salmonella sp. Igualmente esta
fase es importante pues las temperaturas por encima de los 55°C eliminan los quistes y huevos de
helminto, esporas de hongos fitopatógenos y semillas de malezas que pueden encontrarse en el
material de partida, dando lugar a un producto higienizado.
4. Fase de maduración
Es un período que demora meses a temperatura ambiente, durante los cuales se producen
reacciones secundarias de condensación y polimerización de compuestos carbonados para la
formación de ácidos húmicos y fúlvicos.
54
5.4.2 Operación de pilas de compostaje
1. Pilas estáticas
Este proceso es sencillo pero lento, y normalmente requiere muchos meses para alcanzar su
estabilización. Los problemas de olor e insectos pueden controlarse cubriendo los montones con
una capa de tierra, compost acabado o virutas de madera. A menos que se le dé la vuelta varias
veces, el compost acabado es bastante desigual en calidad. En condiciones favorables, el
autocalentamiento en pilas estáticas normalmente eleva la temperatura dentro de una pila de
compost a 55-60 °C o más en 2 o 3 días. Después de unos pocos días a temperatura máxima, hay
un descenso gradual de temperatura. Normalmente la concentración de oxígeno en el compost es
menor que en el aire, incluso cuando las pilas se voltean mecánicamente, alcanzándose entre un
10 y 20 % de oxígeno en una pila (el aire contiene aproximadamente un 21% de oxígeno). Algunas
pilas de compost se remueven a menudo mecánicamente para mantener las condiciones aeróbicas.
Esto puede producir una subida secundaria de la temperatura, ocasionada por el
reaprovisionamiento del suministro de oxígeno que se había agotado. También ayuda a hacer el
compost más uniforme porque, de lo contrario, los procesos termofílicos quedarían restringidos al
centro de la pila de compost. Después de la fase termofílica, hay varios meses de “cura” a
temperaturas mesofílicas. Durante este período, las poblaciones termófilas bajan y son
reemplazadas por las mesófilas que sobrevivieron al proceso termofílico. Debido a la lentitud del
proceso de compostaje, se necesitan grandes extensiones de terreno, lo que es un inconveniente
en zonas urbanas densamente pobladas.
2. Pilas aireadas
55
Figura 22: Diagrama de una pila de compost aireada
El compost es un buen acondicionador del suelo y suministra algunos nutrientes vegetales, pero no
puede competir con los abonos sintéticos en la producción agrícola. Si el lodo de aguas residuales
es un componente principal de la mezcla de compost, el producto final puede contener
concentraciones relativamente altas de metales pesados, potencialmente tóxicos, como el cadmio
y el cromo. Se sabe poco sobre el comportamiento de estos metales en terrenos agrícolas, y debido
a la posibilidad de que algunos de estos metales pesados puedan contaminar los productos
agrícolas, el uso de lodo de aguas residuales a gran escala, o de compost derivado del mismo, en
la agricultura, necesita un control cuidadoso. Sólo pueden utilizarse de este modo lodos con poco
metal, y durante períodos limitados de tiempo. El compost se aplica sin restricciones en parques y
jardines, para plantas ornamentales y en regeneración de terrenos, como en recuperación de
explotaciones mineras a cielo abierto y en proyectos de embellecimiento de autopistas
57