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pavimentos
Como material, su origen se remonta a fines del siglo XIX. En ese entonces, fue empleado frecuentemente en la
construcción de presas como la que se puede observar en la Fig. 3 (la presa Upper Stillwater en Utah, Estados Unidos),
en las que se impone la necesidad de uso del concreto masivo. Señalan los antecedentes del CCR a nivel internacional
que éste se utilizó por vez primera en Estados Unidos en 1893. Tiempo después (sobre todo desde fines de 1940), se
comenzó a utilizar en el Reino Unido. En pavimentos, las primeras incursiones con CCR tienen lugar en Suecia y
Estados Unidos, en 1930 y 1942, respectivamente. Su mayor uso para la construcción de pavimentos se ha ubicado en
Canadá y Estados Unidos desde 1980.
Las principales ventajas del CCR se le atribuyen en lo fundamental a la poca complejidad de su proceso de producción
y colocación. Por ejemplo, el no requerir de un sofisticado equipamiento para ello, lo que a la larga implica una
economía considerable. También en la literatura especializada, en el caso de los pavimentos, se hace referencia a la
rapidez de abertura al tráfico y sobre todo a su vida útil, que por lo general sobrepasa los 40 años.
Para la colocación en obra del CCR, como puede apreciarse en las figuras 4 y 5, se emplea la misma maquinaria
utilizada para los pavimentos bituminosos, realizando la extensión con pavimentadoras, lo que en ambos casos resulta
ventajoso, pues se utiliza la maquinaria habitual empleada en la construcción de las carreteras tradicionales. Una vez
extendida la mezcla en el sitio, ésta debe ser compactada de manera enérgica mediante rodillos vibratorios o
neumáticos, de ahí el nombre del CCR.
Muchos especialistas estable-cen similitudes entre el CCR y otros materiales como la grava-cemento, el concreto
convencional y los concretos asfálticos; de hecho, puede afirmarse que las caracte-rísticas y propiedades mecánicas de
los CCR y los convencionales son similares.
Respecto a la grava–cemento, diversas fuentes señalan que se asemejan en su aspecto exterior, en la forma de
producción con mezcladora, en los procedimien-tos de transportación, colocación y compactación y en el proceso de
curado. Otros aspectos que también exhiben similitudes del CCR con este material, común en la construcción de bases
de carreteras, son: la relación agua-cemento, que es relativamente baja (oscila entre 0.35 y 0.45), así como la
posibilidad de ser inme-diatamente liberado al tráfico, una vez que se de por terminado el proceso de curado.
Por otra parte, se considera que el CCR es similar al concreto con-vencional en lo que respecta a su forma de
producción por medio de concreteras de paletas móviles, en el contenido de cementantes que se usan; en los niveles de
resisten-cias mecánicas que se consiguen y en que igualmente se suelen utilizar los mismos procedimientos de curado.
Las fuentes consulta-das plantean que dependiendo del contenido de cemento, la resistencia a la compresión de los
CCR a los 28 días puede variar desde 250 hasta 400 Kg/cm2, y la resistencia a la flexión desde 35.0 hasta 70.0
Kg/cm2. En general, la resistencia a flexión o módulo de ruptura (MR) del concreto es directamente proporcional a la
raíz cuadrada de la magnitud de la re-sistencia a la compresión (f´c), por lo que es común estimar MR por medio de
expresiones tales como:
Respecto al Módulo de Elas-ticidad se puede referir que en general, para mezclas con por-centajes similares de
materiales cementantes, la magnitud en el CCR es igual o ligeramente mayor a la del concreto convencional. Por otra
parte, desde el punto de vista económico, el CCR presenta tres aspectos en los que aventaja al concreto convencional:
economía en el tiempo de construcción al usar maquinaria pesada; economía en el aglomerante al utilizar un bajo
consumo de cemento Port-land (se adicionan otros materiales minerales, como la ceniza volante, que suelen ser más
económicas), y economía en la colocación al no utilizar cimbras y reducirse el número de juntas. Otra importante ventaja
de los CCR sobre los con-cretos convencionales, es el hecho de que se generan bajos niveles de contracción, debido a
las bajas relaciones agua–cemento que se suelen usar en la fabricación de la mezcla. Esta situación permite que se
logren pavimentos de CCR con menores niveles de daños, debido al efecto indeseado de la contrac-ción por secado.
En cuanto a su semejanza con los concretos asfálticos, el CCR se asemeja fundamentalmente en el uso de los mismos
equipos en la etapa constructiva (colocación con extendedora y vibro-compactación con rodillos: lisos o neumáticos), así
como también por la posibi-lidad de apertura inmediata al tránsito.
Las principales diferencias del CCR respecto al resto de los con-cretos vibrados son: las caracte-rísticas de la mezcla
(consistencia seca); proceso de fabricación y colocación, así como por el hecho de que no suelen ser recomen-dados
para pavimentos con altas velocidades de circulación debido a la poca regularidad superficial que éstos adquieren.
Algunas fuentes especializadas recomiendan que los pavimentos de CCR se utilicen para velocidades de circulación por
debajo de los 65 kilómetros por hora. También se plantea que en caso de utilizarse motoniveladora, la regularidad
superficial no se considera ade-cuada; en este caso se recomienda una terminación con una carpeta asfáltica de
algunos centímetros de espesor para absorber estas irregularidades.
En general, entre las principales ventajas de los
pavimentos con CCR pueden citarse: la
posibilidad de ser colocados rápidamente en
grandes volúmenes sin tecnología costosa ni
mano de obra especializada; la resistencia a
derrames de aceite y a temperaturas extremosas;
escurrimiento plástico insignificante y alta
resistencia final.
EL CCR se debe colocar en capas lo suficientemente delgadas que permitan una adecuada compactación. El espesor
óptimo de estas capas para su uso en pavimentos, según señala la literatura especializada, generalmente oscila entre
los 20.0 y 30.0 cm. Asimismo, es válido señalar que en la técnica del CCR, por lo general, no son necesarias ni los
pasajuntas, ni las cimbras, ni el uso de acero de refuerzo; elementos que hacen que esta técnica se convierta en una
alternativa tentadora desde el punto de vista económico. Los materiales que componen la mezcla del CCR para la
construcción de pavimentos, en lo fundamental deben exhibir determinadas caracte-rísticas con diferencias sustanciales
si se les compara con los concretos convencionales, hecho que puede corroborarse en el gráfico de barras que exhibe
la Fig. 7.
El proceso de diseño estructural de un pavimento de CCR es similar al que se sigue en uno de concreto convencional,
en donde el espesor del pavimento es directamente dependiente de las cargas de posible ocurrencia, de la resistencia a
flexión del CCR (Módulo de Ruptura), así como de las características del terreno de apoyo.
La Portland Cement Associa-tion (PCA) –al igual que lo analizado para el caso de los pisos industriales– ha formulado
elementos de ayuda de diseño para los pavimentos con CCR. En estos casos, conociendo las posibles acciones de
circulación (tanto en magnitud, como en características, como en periodicidad), el módulo de ruptura (MR) del concreto
y las características del terreno de apoyo en lo que respecta a su módulo de reacción vertical; es posible estimar el
peralte del pavimento, necesario para absorber, con un adecuado nivel de seguridad, los esfuerzos de flexión que se
generan, así como la degradación por fatiga. También existen elementos de ayuda de diseño similares para la
estimación del peralte de construcciones de CCR, los cuales también son proporcionados por el American Concrete
Institute (ACI), la United States Army Corps of Engineers (USACE) y la American Concrete Pavement Association
(ACPA).