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CRECIMENTO No. 6 CLASE No.

LA IGLESIA DE CRISTO

Todos los hombres son llamados a formar parte del Pueblo de Dios. Para ellos envió Dios a
su Hijo, a quien constituyo heredero Universal (Heb.,1, 2) para que fuera Maestro, Rey y
Sacerdote, Cabeza del nuevo y universal pueblo de los hijos de Dios (Lam. Gen., 13).

1. Que es Iglesia Católica.

Es el Cuerpo de Cristo, que cree en la totalidad de la doctrina católica, que tiene una vivencia
especial, sobre todo en lo que se refiere a los sacramentos, tiene una estructura jerárquica y
está en conexión directa con la jerarquía: Papa, Obispos, etc.

2. — Verdad Revelada.

Dios empezó a manifestarse a la humanidad a partir de Abraham, hasta el final de la primera


Comunidad Apostólica, es decir, hasta que existieron testigos de la Resurrección de Jesús.
Después, ya no hay nada nuevo, no se puede aceptar alguna cosa nueva como verdad
revelada, únicamente habrá luces del Espíritu Santo que irán aclarando o descubriendo a
nuestros ojos lo que ya está revelado, pero siempre de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia.
(Jn. 16: 12-13).

3. — Promesa de Jesús a Pedro.


La promesa que Jesús hizo a Pedro de que sobre él se edificaría la Iglesia (Mt. 16, 18), fue
siempre recibida como una promesa hecha a él ya sus sucesores legítimamente elegidos: los
papas; igualmente el Colegio Apostólico se consideró como formado por personas con un
papel especial, como testigos de Jesús resucitado, con distinta responsabilidad a la de los
demás discípulos (Hechos 1: 21 ss.) y desde el principio hay sucesión apostólica en los
Obispos.

Creemos que la totalidad de la verdad revelada, según la promesa de Jesús, es como la


enseña la Iglesia Católica, que no sola-mente cree lo que está explícito en la Biblia, sino lo
que el Magisterio de la Iglesia, que parte de la primera comunidad apostólica, transmite, en lo
cual consiste la tradición apostólica. Ej.: Asunción de la Virgen.

Basados en ese Magisterio de la Iglesia y en la tradición apostólica, reconocemos que en la


Iglesia Católica están depositados todos los medios de salvación, especialmente los
sacramentos, tal como los enseña y vive la Iglesia
5. —G Papa.

La autoridad suprema de la Iglesia está en el Papa, el cual Generalmente no toma una


determinación ni hace una declaración de fe más que unido a su Colegio Apostólico por medio
de Concilios, pero el Papa en sí mismo tiene un carisma especial basado en las dos promesas
de Jesús a Pedro (Jn. 21: 15-23) (Mt. 16: 17-18), y un Concilio sin el papa seria meramente
una reunión de estudio y sus acuerdos quedarían sujetos a la aprobación del Papa, maestro
infalible de las verdades relacionadas con la fe y las costumbres y Primado Pontificio.

Para el gobierno y orientación de las Diócesis, tienen la autoridad los Obispos locales unidos
en comunión jerárquica al Papa; los sacerdotes tienen autoridad como pastores tanto cuanto
estén unidos a su Obispo, pues en caso de no estarlo, les quedaría el carácter sacerdotal y la
facultad para consagrar, etc., que son imborrables, pero no funcionarían como pastores.
6. —El sacerdote en la comunidad cristiana.

La comunidad cristiana es un grupo de personas que se conocen, se reúnen a orar, a


edificarse y a procurar su santificación. En toda Comunidad Cristiana debe haber sacerdotes
con ministerios y funciones propias y los carismas propios de su ministerio, discernimiento y
otros; especialmente deben supervisor en la Comunidad el aprovechamiento espiritual de sus
miembros, que la enseñanza y la doctrina sean auténticamente católicas, el recto uso de los
carismas y el orden

7. —Misión del seglar.

La misión del seglar en la Iglesia está claramente explicada en la Constitución sobre la Iglesia,
(Vaticano II). Debe el seglar entender ante todo lo que es la Iglesia de Cristo, comprender que
en ese Cuerpo de Cristo de que habla San Pablo del que Cristo es la Cabeza, toda orden, aun
para mover un dedo, debe venir de esa Cabeza. Pero Cristo Resucitado está a la diestra del
Padre, nosotros somos únicamente su Cuerpo Temporal y somas libres de responder a Cristo
Si o No. De ahí la importancia que tiene el dejarse guiar por el Espíritu Santo que sin quitarnos
la libertad nos indica el camino que debemos seguir, y este camino será siempre recto si es el
mismo que nos indican los pastores de la Iglesia, que son las cabezas visibles de ese Cuerpo
temporal y que deben cuidar que cada miembro funcione bien.

La misión de Jesús es salvarnos. Anunciaba la buena nueva del Reino, proclamaba el


Kerigma: el reino de Dios está aquí, convertíos; recorría Galilea enseñando, curando y
echando fuera demonios. Siendo Jesús el Maestro, enseñó a los doce: los llamó, les dio poder
y autoridad y los envió de dos en dos. "Id, haced discípulos a todas las gentes" (Mt 28,18-19).
Ellos obedecieron, proclamaban la Buena Nueva, curaban y echaban demonios y se
convertían muchos.
8. —Nosotros y el sacerdote.

De lo anterior se deduce la importancia que tiene el que el pueblo de Dios cuide y proteja a
los sacerdotes y Obispos de la Iglesia; si estos se lastiman o enferman, todo el Cuerpo sufrirá
tremendamente. Por eso el Papa, los Obispos y los sacerdotes deben ser el constante objeto
de nuestros cuidados, oración y respeto. Fiados en la promesa de Jesús a Pedro, debemos
confiar y estar seguros de que esta promesa se cumple en ellos, lo cual debe ser parte de
nuestra fe, de nuestra aceptación de la autoridad suprema de Dios, manifestada por medio de
Jesús. Bernard Haring, teólogo alemán, autoridad en moral, al hablar de personas
consagradas, dice que son aquellas personas dedicadas al servicio de Dios por ordenación
especial, o bien las que por votos públicos aceptados por la Iglesia, dedican su vida a Dios.
Con esto podemos darnos cuenta de lo grave que es hacer algo contra estas personas
consagradas. ¿Si no nos atreveríamos a profanar un cáliz consagrado, cómo vamos a ser
capaces de quitar la fama o al menos lastimar la buena opinión que alguien tenga de una
persona consagrada? Pueden ser vasos de barro, frágiles y humanos, pero por su ordenación
son otros Cristos. El pueblo de Dios tiene que ayudar para que se mantengan puros y fuertes,
pues de ello dependerá en gran parte la pureza y la fuerza de todo el pueblo. Si oímos críticas
o murmuraciones, aun cuando tengan parte de verdad, deben dolernos íntimamente, por ser
partes de ese Cuerpo que en ese instante se lastima y sangra, como cualquier parte del cuerpo
duele si se Lastima su cabeza. (1 Cor. 12: 26). Debemos orar constantemente porque esos
Pastores consagrados come tales, sean siempre dignos de ese puesto que en la Iglesia tienen
y porque su vida personal sea siempre una Misa. Hagamos una reflexión tanto individual como
de grupo: ¿No creen posible que algunas fallas de los sacerdotes, de esas que luego
criticamos duramente, pueden ser motivadas por nuestra falta de generosidad, por nuestra
falta de amor, de comprensión, porque olvidando que son hombres, no les brindamos nuestro
aliento, nuestro consejo, nuestra compañía, nuestra ayuda, nuestra vida comunitaria.. .?¿No
somas algunas veces culpables de sus caídas? ¿Qué podemos hacer individualmente, que
podemos hacer como grupo para ayudar a los sacerdotes, especialmente a los que el Señor
ha puesto al frente de nuestra comunidad o de toda la Renovación en el Espíritu Santo en
nuestro país?

9.— Sugerencia.
Ofrecer la comunión de los domingos por los sacerdotes.

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