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CAPITULO 111

LOS PITAGORICOS

Los pensadores especulativos de los siglos VI


y V se distinguen bajo la denominación colecti-
va de filósofos presocráticos, pero el hecho de
. que apliquemos ídéntíco término, ·"filósofo", a
todos estos hombres no nos autoriza a oscurecer
las importantes diferencias que existen entre
ellos, ya que tuvieron muy distintos objetivos
e intereses y, por cierto, muy diferentes pape-
les en la sociedad. Existen diversos contrastes
notables entre los milesios y los pensadores lla-
mados pitagóricos, que consideraremos a con-
tinuación, y éstos mismos distan de integrar
un grupo homogéneo.
Muypooo es, realmente, lo que se conoce
ácerca del mismo Pítágoras. Conjeturamos que
nació en Samos poco antes de promediar el
siglo VI y luego se trasladó a Crotona, en la
Magna Grecia 1 para huir de la tiranía de Polí-
crates, en Samos,
Los continuadores de Pitágoras tendieron,
por razones de piedad, a atribuir sus propias

1 Con elite·nombre Be deafgna la región actual del sur de


ItaUa, colonizada. y regida por 108 ¡riegos desde fines del
ai¡lo octavo. .

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'ideas a su fundador, y cuando lo mísmooeurre las modificaciones y 188 razones de ¡as escalas
con nuestras fuentes posteriores, éstas deben musicales eran expresables en números, Por
consiguiente, .dado que todas las. demás cosas
.examinarse con precaución. No obstante, sabe- parecían en toda la naturaleza formadas a
mos de fuente autorizada que Pitágoras preeo- semejanza de los números, y éstos, al parecer,
nizó un. estilo de vida, porque así lo afirma eran anteriores a todas las cosas en la natu-
Platón en La' República (600ab). Los primiti- raleza, creyeron que los elementos de los nü-
vos pitagóricos no estaban únicamente, ni si- meros son los de todas las cosas y que el
quiera en primer término, interesados en la cielo, en su conjunto, es una escala musical y
investigación. de 10 relativo a la natural~. un número. (Metajfsica,985b 23 ss.) 2
Fueron un grupo mancomunado por creencias
y prácticas religiosas. Asi, creyeron en la in- Según Aristóteles, estos pitagóricos encontra-
mortalidad y trasmigración de las almas y ron en los números los príncípíos de todas las
practicaron algunas .abstenciones rituales, por cosas. Alli donde los milesios habían escogido
ejemplo, de cierto típo de alímentcs. A~emás, sustancias materiales como .cosas primeras,
actuaron en conjunto como fuerza política en pues un lo Ilimitado de Anaximandro es ma-
varias ciudades de la Magna Grecia· a fines del terial, exactamente como' el agua de Tales o el
siglo VI. Aquí tenemos un aBJ>e<:t(). en el cual aire de Anaximenes, puede afirmarse que los
los pitagóricos diferían de los IDlles1?S, ya que pitagóricos centraron su atención en el aspecto
es distinto el tipo de teoría cosmológica que al- formal de los fenómenos. Hayan sido o no los
gunos de ellos postularon. primeros en descubrir las razones numéricas
Cuando Aristóteles muestra a los m~le$ios es- de las armonías .musicales, ello proporciona
peculando acerca de la "causa material" de las ciertamente uno de sus principales ejemplos
cosas, dice lo siguient~ sobre las principales ilustrativos del papel de los números. Los in-
dOctrinas de los pitagórICos (como sus palabras tervalos de una octava, quinta y cuarta, pue-
iniciales lo demuestran, se refiere a los pitagó- den expresarse todos en términos de sencillas
ricos del siglo v más que a los mismos contem- razones numéricas. Tenemos aquí el caso sor-
poráneos de Pitágoras) : prendente de fenómenos que no guardan nin-
guna relación obvia con los números y que
En tiempo de estos filósofos (An~ras, presentan una estructura susceptible de expre-
Empédocles y los atomistas) Y antes de ell~, sarse en forma matemática, y parecía a los pi-
los llamados pitagóriCOS, que fueron los pn. tagóricos que si esto se aplicaba a los intervalos
meros que se dedicaron a las matemátteas, hi· musicales, .también podría ser cierto en otras
cieron progresar estos estudios y, hábiles en cosas de las que sólo pudieran descubrirse sus
ellos, pensaron que los principios de las mate-
máticas eran los de todas las cosas. Pero, se- relaciones matemá.ticas.
g(ín dichos principios, los números son por
naturaleza anteriores y en ellos creían pero
cibir, mú que en el fuego, la tierra y el agua.
2 Buado en 1& JradueclÓ¡ll de Orlord de rAe Woru o,
4rVtO'1e X,....rc.ted .to B.gl",., editada por W. D. BoII
muchassemejansas con las cosas que s6n y.
que vienen a ser; y ademéS, advirtieron que
(Orlord, Clar4lDdon Prea);.
VIII, 2- ed., 19118).
llfto.,"'., W. D. ROII ('fol.
La importancia de esta búsqueda de mime- siete porque existian siete puertas o por aIgu.
1'06 en, lascosas es clara. Los pitagóricos fueron, na otra razón, y contamos nosotros a las Plé-
así, los primeros teorizadores que deliberada- yades como siete, así como contamos a la8
estrellas de la Osa Mayor como doce, mientras
mente intentaron dar al conocimiento de la na- que 'otras personas cuentan en ambas más es-
turaleza Un fundamento matemático cuantíta-. trellas. .. Estas gentes son como los sabios
tivo. Esta circunstancia los coloca a la cabeza homéricos, a la vieja usanza, distinguen pe-
de lo que hubo de ser un acontecimiento nue- q,uefias semejanzas y descuidan las grandes.
. vo de la mayor importancia para la ciencia. (Metaftsica, 1093 a 13 ss.) a
~ero, para situar sus consecuciones en perspec-
tíva, debemos agregar dos cosas. La prímera es Obviamente, mientras la búsqueda de razo-
que los pitagóricos no sostuvieron simplemente nes numéricas resultó fructífera en campos
que la estructura formal de los fenómenos es como el del análisis de las armonías musicales
expresable mediante números, sino también y en ~l de las matemáticas, también y más fre-
qUe las cosas consisten en números; muchos cuentemente condujo a una especie de fetichis-
de ellos imaginaron que las cosas están forma- mo y a un grosero misticismo numérico.
das por números, considerando a éstos en sí Uno de los ejemplos que da Aristóteles del
mismos como objetos materiales concretos. empleo arbitrario que los pitagóricos hacían
. En segundo lugar, muchas de las símílítudes de' los números proviene de la astronomía, y
que los pitagóricos afirmaron hallar entre las sus especulaciones en este terreno merecen una
cosas y los números fueron fan~ticas y arbi- consideración más detallada. También allí es-
trarias. Así, se nos. dice que ídentíñearon a la tuvieron muy influidos por motivos éticos y re-
justicia con el número cuatro (primernúmero ligiosos. Creían que todo el cielo era "una escala
cuadrado) y al matrimonio con el número cinco musical y un número" y que, de acuerdo con la
(que representa la unión de~ macho, identifica- famosa -doctrína de la armonía de las esferas, •
do con el tres, con la hembra, el dos.) La opor- los movimientos de los cuerpos celestes origi-
tunídad, aparentemente, se. representó con el nan sonidos acordes, aunque inaudibles; la
número siete, y la significación especial signa- razón por la cual no los oímos, de acuerdo con
da a éste P.fOYOCÓ agudas críticas por parte de una versión, reside en que estamos habituados
Aristóteles:
8 De la traducción de Oxford de The 'Wor1c, 01 A,;,toUe
¿Por qué estos números deben ser causas? TraMlated ida E"'tIZillh, editada. por W. D R088 (Oxford,
EXisten siete vocales, la escala está formada Claiendon Pre&8); MetaphllaiCB, W. D. Ro88 (vol. VIII,
por siete cuerdas, las Pléyades son siete, siete 2- ed. 1928).
animales pierden sus dientes (por lo menos ., Los pitagóricos y muchos astrÓ!J1omos griegos posterio-
res imaginaron a los cuerpos celestes vilIiblM situad08 sobre.
algunos, aunque otros no),' Y los campeonelf esferas concéntricas y arrastrados por el movimiento de ro-
que lucharon contra. Tebas fueron siete. ¿Es tación de éstas, que eran invisiblee. ABignaron una. esfera
entonces porque dicho númerp es la clase de a cada uno de los planetas, el Sol '1 la Luna, y una única.
número que el, que 101 campeones fueron sie- para las estrellas (frecuentemente designadas en la astro-
te o las Pléyades están formadas. por siete es- nomia griega como estrellas " .fijas"en contr8lposieiÓ!J1 a.
trellas? seguramente, los campeones. fueron las estrellas" errantes" O planetas).

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a .ellos desde nuestro. nacimiento. Además, se de base. En Sobre el cielo (2&3 a 17 'ss), díee:
concebía también al alma como una ,harrnonfcr
o afinación tonal y su bienestar dependía de su Con respecto a la posición (de la Tierra) exís-
bien afinado y ordenado kosmios, así como el ten algunas divergencias de opinión. La mayo-
del orden mismo del mundo o cosmos. na de los que sostienen que todo el universo
Mas estas doctrinas, ciertamente, no impe- es finito afirman que está situada en el centro,
dían y probablemente más bien alentaban las pero esto ha sido contradíeho por la escuela
especulaciones de los pitagóricos acerca de italiana denominada de los pitagóricos, quie-
las relaciones entre los cuerpos celestes. Varias nes afirman que el centro está ocupado por el
teorías diferentes se atribuyen tanto a éstos en fuego, que la Tierra es una de las estrellas y
que origina el día y la noche a medida que se
conjunto, como a distintos grupos o individuos mueve en un circulo alrededor del centro. Ade-
pertenecientes a los mismos. De este modo, en más, idearon otra Tierra, situada en posición
una doctrina que se cita generalmente como re- opuesta a la nuestra, a la que designan con el
presentativa de una primitiva tradición pitagó- nombre de "antí-tíerra", sin buscar argumen-
rica, la Tierra es el centro del universo y con- tos y explicaciones acordes con las. apariencias,
tiene un núcleo ardiente; "Hestía", o la Tierra síno intentando, mediante la víoíeneía, hacer
"central'L'Pero también se cita una segunda .eoíncídír éstas con sus propias argumentacío,
nes y opiniones. as
teoría atribuida, por algunas de nuestras fuen-
tes postarístotélícas, particularmente a Filolao
de Crotona, un pitagórico de fines dt9. siglo v. Otro comentario sumamente crítico de la teo-
En ésta, "Hestia", el fuego central no se en- ría de los pitagóricos se encuentra en un pasa-
cuentra en el interior de la Tierra sino que je de la Metaffsica (986 a 3 ss) :
. constituye un cuerpo separado, y la Tierra
misma se supone que gira en torno de él" así TodU las propíedadee de los números y esca-
como los demás cuerpos celestes, el Sol y la las que ellos pudieron exhibir en concordan-
Luna. Este sistema no es, por lo tanto, geoeén- cia con los atributos y partes y con el orden
trico ni helíocéntríco, El centro es una masa general del' cielo,' las reunieron y aplastaron a
su sistema, y si algo fallaba, en algún aspecto,
inVisible de fuego, y la doctrina se complicaul- prontamente hadan agregados para· hacer
teriormente mediante la introducción de un se- coherente el 'COnjunto de su teoría, Por ejem-
gundo cuerpo invisible, la "anti-Tierra", que plo, cómo el diez parece ser un número per-
git'a alrededor del cuerpo central, interior y fecto que comprende toda la naturaleza de los
opuesto a la Tierra. Observando desde el centro n1imeros. afirmaron que los cuerpos que se
hacia el exterior, tendríamos entonces: el fuego mueven en los cielos son diez, pero como los
\ central; luego, la anti-Tierra; a continuación, visibles son solamente nueve (es decir, la es-
l~ Tierra y exteriormente a ésta, la Luna, el fera de las estrellas fijas, considerada como
uno, más los cinco planetas y el 801. la Luna
Sol y los planetas.
. El principal testimonio de esta teoría provie-
ne de dos pasajes de Aristóteles, en los que cri.. • De 1& tradueei6D. de Loeb. rea1iacla por wx.a Guthrie
(0uabr14ae, Kau.. Banard Uni"nity ~; LoDdI't'e.
tica severamente los fundamentos que le sirven H.......... 1939).
y la Tierra) para satisfacer ~ condición tn- ciente noble para ocupar la posición m~ im-
ventaron un décimo, la anti.TielTa. 6
portante del universo. . .
Mientras en algunos teóricos griegos pesa-
Aristóteles desechó la doctrina de la anti- ron las consideraciones -relígíosas en contra
Tierra' como un producto fantástico del misti- del desplazamiento de la Tierra del centro del
cismo de los números, pero otro pasaje en Sobre universo, éstas, a veces, pudieron y lograron.
el cielo (293b 23 ss) sugiere que la historia no consolidar la opinión en' pro del mismo. Cual-
termina allí, pues señala que la teoría tropezó quiera que haya sido el se!ltir d~ los astró~o­
con una auténtica dificultad, especialmente mos posteriores, algunos pítagérícos no tUVIe-
debido al hecho de que los eclipses de Luna ron reparos en remover a la Tierra del centro,
son más frecuentes que los de Sol. Pese a que, sometiéndola a un movimiento similar al de
si consideramos a la Tierra en. conjunto, los un planeta. '
eclipses solares son los más comunes, sólo una . Dos aspectos ulteriores de la obra de los pi-
pequeña proporción de éstos puede, observar- tagóricos arrojan luz sobre los método.s de. la '
se desde un lugar determinado de la misma. ciencia griega primitiva: 1) los testímoníos
Los eclipses de Luna visibles desde un lugar. acerca de sus ínvestígacíones empíricas, que
dado son, en promedio, aproximadamente dos incluyen la realización de experimentos .sím-
veces más frecuentes que los de Sol, y los pi- ples; y 11) el desarrollo de métodos d~uctivos
tagóricos, aparentemente, trataron de explicar en matemáticas. En ambos casos, la Informa-
este fenómeno al sugerir que no sólo la Tierra, ción utilizable de nuestras fuentes deja mucho
sino también la antí-Tíerra se interpone entre que desear yen ambos se relaciona principal-'
la Luna y su fuente de luz. Sin embargo, los .menta'con 'pensadores que actuaron a fines del
detalles de esta teoría permanecen, 'como siglo v o comienzos del IV. El "descubri-
muchos aspectos más de su astronomía, OScu- miento" por parte de Pítágoras de las propor-
ros y sumidos en la vaguedad, yevidentemen- ciones en Ias armonías musicales fue en la an-
te no intentaron una explicación matemática tigüedad tema de numerosas leyendas, muchas
precisa de las relaciones entre los, cuerpos ce- de las cuales se proponen describir cómo arri-
lestes. bó Pítágoras a sus conclusiones mediante ob-
Indudablemente, la característica más inte- servaciones o experimentos sencillos, como,
resante del sistema que hemos bosquejado ra- por ejemplo, al advertir la. relación ,entre los
dica en que retira a la Tierra del centro del pesos de los martillos que producen diferentes
universo. Además, esto fue en gran parte así notas cuando golpean, o llenando recipientes
por razones simbólicas. De acuerdo también con cantidades variables de agua y observan-
con otro pasaje de Aristóteles (Sobre el cielo, do la relación entre éstas y el sonido que pro-
293 a 30 ss) , la Tierra no se consideró lo suii- ducía el recipiente al ser golpeado. Muchas de
6 De la traducción de Oxford de Xhe Works of Aristotle
estas leyendas deben desecharse, !Jimplemente
Translated into E'Aglish, editada por W. D. Rosa (Orlord, porque las operaciones que descríben no ~on­
Clarendon Pres8~; Metaphysics, w. b. Ro88 (vol. VIII, ducen en realidad a los resultados aludidos.
2' ed., 1928). .Pero no todos ·los relatos. son .fantástíeos. Los
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que se refieren a su medición de la longitud medida en que nuestro primer y principal
dé las cuerdas que producen diferentes notas, texto matemático, los Elementos, de Euclides
o de las columnas de aire en tubos, son más (escrito alrededor del año 300 a. C.), se basó
plausibles y bien pueden reflejar el tipo de en trabajos anteriores. A partir de mediados
investigaciones empíricas que emprendían los delsiglo v, los pitagóricos parecen haber' esta-
pítagéricos hacia fines del siglo v y comíenzos 'do interesados principalmente en ciertos as-
del IV. pectos de la teoría de los números. La clasifi-
Arquitas de Tarento, en particular, reunió cación de éstos en impares y pares data
diversas pruebas al intentar la formulación de probablemente de ese período, como así tam-
su teoría acerca de la relación entre la tonali- bién la asociación de ciertos números con fi-
dad de una nota y su "velocidad": en el frag- guras geométricas de diferentes clases; así
mento 1, uno de sus ejemplos más simples se 4 y 9 son números "cuadrados"; 6 y 12 "oblon-
refiere a las notas producidas por los tubos gos" (cuyos lados, v. g. factores, difieren en
de diferente longitud de una flauta. Y cuando 1) . Sin duda, los matemáticos de comienzos
.tambíén Platón menciona los primitivos ex- del siglo v estaban también familiarizados con
perimentos de acústica, su testimonio es, a lo algunos teoremas geométricos simples, inclu-
,sumo, convincente, dado que personalmente so el que posteriormente llevó el nombre de
desaprobaba en forma categórica este método Pítágoras, a saber: que el cuadrado de la hipo-
de 'encarar los problemas. En La República tenusa es igual aIa suma de los cuadrados de
(531a·c) hace hablar desdeñosamente a Sócra- los otros dos lados; ciertamente" hacía mucho
tes de quienes "miden las armonías y los so. que los babilonios conocían la veracidad de
nidos que escuchan comparándolos entre sí", este teorema, pues series de números "pitagó-
y "atormentan y violentan las cuerdas con las ricos", como 3, 4 Y 5, aparecen registradas en
clavijas"; y "buscan números en las armonías textos cuneiformes que datan del segundo
que escuchan". Todo esto dista mucho de milenio.•En tales casos, 10 característico de la
demcstrar que los pitagóricos reconocieron el contribución griega no fue tanto el descubri-
valor del método experimental en general, miento del teorema como el de su demostra-
pero-indica que varios de ellos llevaron a cabo \ ' ción.. Pero si ésta se intentó en épocas ante-
- algunos experimentos simples, por 10 menos riores a mediados del siglo v, y en qué medida,
en un campo: el de la acústica. Sin embargo, no está en absoluto aclarado;
no es muy necesario enfatizar que realizaron Según la interpretación más probable de los
<, estas experiencias por un motivo particular: datos, el desarrollo de los métodos de la de-
consolidar su doctrina de que "todas las cosas mostración matemática es un producto dé fines
son números", mediante 'la revelación de las del siglo v o comienzos del IV que .evídente-
relaciones numéricas que rigen los fenómenos. mente estaría vinculado' con otros matemáti-
La historia de las matemáticas en el período cos además de los pitagóricos. Aunque la
anterior a Platón es oscura. La evidencia de historia detallada de este. proceso no es posible
primera mano digna de confianza es escasa, y tratarla aquí, pueden mencionarse brevemen-
son muydtvergentes las opiniones acerca de la te dos ejemplos para ilustrar los problemas y
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métodos de los matemáticos griegos anteriores ponemos de medios que permitan establecer',
a Platón: ' "
Mi prímer ejemplo ilustra dos aspectos: la cuándo fue descubierta esta demostración ni
siquiera cuándo se conoció entre los griegos la
incertidumbre de los datos referentes a la ma-
temática griega y lo que he mencionado como irracionalidad de Y2.' La mayoría de los rela-
una de sus contribuciones características.' Está tos sobre el particular que hallamos en nues-'
tras fuentes han sido urdidos posteriormente;
última concierne a la irracionalidad de y'" por ejemplo, la leyenda según la cual un pita-
la circunstancia de que su valor no pueda ex: górico desconocido" generalmente identificado
presarse mediante una proporción entre, dos con Hipaso, divulgó este secreto y pereció-
• • ahogado como. castigo divino por su acción.
Ni siquiera sabemos si este descubrimiento fue
el resultado de la búsqueda dé aplicaciones
del teorema de Pitágoras o si, como reciente-
.. o mente se pensó, 'con mayor probabilidad lo
sugirieron los problemas filosóficos relaciona-

- ........
dOS con la idea de la divisibilidad infinita.
• • • La única conclusión segura que .permiten
• • • • • • nuestros datos es la de que la irracionalidad
de y" se conocía con anterioridad a la época
• • • • • • • de Platón. En el Theatetus (l47d) se mencío- .
na al matemático Teodoro de Cirene cuando
está "demostrando que los lados (v. gr., las
raíces) de los cuadrados que representan tres
enteros, o expresándolo, como frecuentemente y cinco pies cuadrados no son conmensurábles
lo hicieron los' griegos, en términos geométri- e~ ~u longi~ud con la línea que representa un
cos, 'el hecho de que la diagonal de un cuadra- pie , examinándose sucesivamente todos los
do no es conmensurable con su lado. Aproxima- casos hasta el lado del cuadrado de diecisiete
pies. '
ciones del valor de '12 se encuentran ya en Es interesante que, mientras el problema de
los textos matémátícos babilónicos. Lo que los los irracionales no aparece aquí tratado en su
griegos lograron, en determinado período, torm~ general, y. se opera más en. forma geo-
hacia fines del siglo v o comienzos del IV fue métrica que aritmética, el texto indica clara-
demostrar su irracionalidad. L& prueba tradi- mente cierta familiaridad con alguna demos-
cional, mencionada por Aristóteles (Primeros traciónde la inconmensurabilidad entre el
aMltticos, 41 a 23 ss), comienza suponiendo lado y.la ?iagonal,del cuadrado equivalente a '
que la diagonal de un cuadrado es conmensura- dos, pies cuadrados, al suponerse que este
ble con su lado, demostrando entonces que \ .becbc no necesita ser demostrado.
esta suposición conduce a la consecuencia im- En 'mi segundo ejemplo, los datos son más
, posible de que un mismo número es simultá- concretos y el papel del matemático pitagórico'
neamente par e impar (véase la nota adicional
de \este capitulo). Desgraciadamente, no dís-
,H
más definido. Uno de los pl'Oblemas en que Con lo cual, Arquitas .demuestra cómo el
los matemáticos griegos se .ejercitaron desde punto así determinado permite hallar las dos
mediados del siglo v fUe el de la duplícaeíén medias proporcionales. Este ejemplo indica el
del cubo: dado un cubo determinado, ¿cómo progreso que ya se había logrado en la geo-
construir otro del doble de su volumen? Según metría a .comienzos del siglo IV: la brillante
nuestras fuentes, Htpécrates de Quíos, que no construcción cinemática tridimensional de M-
debe confundirse con su contemporáneo y ho- quitas proporciona una' prueba anticipada de
mónímo, el gran médico de Cos,advirtió que los métodos que condujeron a una de las rea-:
este problema es equivalente al de hallar lizaciones más notables de la ciencia griega
las dos medias proporcionales (a, b) entre primitiva, el modelo astronómico de Eudoxio.
dos longitudes (x, y), en .forma tal que
x:a = a:b = b:y. ÉSte proporcionará la solu-
cíón, dado que en el caso particular -en que
y = 2x, .el cubo de a será igual al cubo de s:
Pero el primero en resolver el problema de
hallar las dos medias proporcionales .flue
el pitagórico Arquitas, cuyos trabajos en acús-
tica ya hemos mencíonado.. Su solución, que
ha llegado hasta nosotros en un comentaría
sobre Arquímedes, es geométrica y notable
por su ingeniosidad. Podemos formarnos cier-
ta idea acerca de la misma a través de las pa-
labras iniciales· del comentario. de Heath, T
quien la describe como:
Atrevida construcción en tres dímensíones
que determina cierto punto como la íntersee-
ción de tres superficies de revolución: I) un
cono recto; II) un cllindro~ III) un toro o aro
ganeo con diámet,ro interior nUZO. La ,intersec. ~-;azón, reducida a. su minima >
expresión, Como AC AB,
eíon de ambas superficies origina -idlce Ar, >
luego G 1. .
Entonce8 AC:AB =G:b.
quitas- cierta curva... y el ·punto requerido
se baIla donde el cono íntersecta dicha curva =
Por eonsíguienter AC2:.AB2 (I2:b2,
Pero, por el teorema de Pitágora8: AC2 = 2AB2.
Por lo tanto, d2 = Ib2.
T ..4. Hutorll o/ Gf'eek Jlath6fllGlieB, vol. I, Oxford, Ola· .As!,'0 ;2, Y por con8iguil\nte G, es par, y como G:b está
rendon PreS8, 1921, pág. 246 Y sigs. ' reduei.da a eu minima expresión, b es impCIf'.
NotG CId~GI =
Siendo G ¡par, sea a le.
J.a prueba •• tradicional" -de que la diagonal del c~adra.
do es íneonmensurable con el lado Be da en UD apéndice al
=
Por consiguiente: 4C2 2b2 Y 202 b2.
De .donde se deduce que b es pClf'.
=
Libro X de Euclides '1 puede parafrasearlle como 8igue: Como la supesíeíén de que AC, es conmensurable con AB
Sea AC la diagonal del cuadrado y AB 8U lado. eonduee a la conclu8iÓD imposible de que un miBmo número
8upoII\gamos que AC es conmensurable con AB y sea G:" (b) es a la vez paf' e MnpCIf', dicho aupuesto debe ser falso.

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