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Lévi- Strauss, basándose en los trabajos del fisiólogo americano, Walter Bradford Cannon (teoría de
la biopsicología de la emoción1), comienza hablando de los mecanismos psicofisiológicos sobre
ciertos casos de muerte a causa de conjuros o sortilegio (rito mediante el cual se adivina el futuro
de alguien y se puede modificar por medio de brebajes, remedios mágicos, formular y acciones de
hechicería).
La muerte ocurre porque primero hay una muerte social (la sociedad sabe que ya no hay nada
que hacer cuando uno ha sido embrujado). Entonces el individuo es aislado socialmente,
simbólicamente, políticamente, económicamente. El sujeto muere físicamente después de su
muerte social.
Lévi- Strauss también hace una exposición, basándose en Cannon, sobre las relaciones fisiológicas
del miedo y el sistema nervioso simpático (Se encarga de la inervación [Acción del sistema nervioso
sobre los demás órganos del cuerpo.] de los músculos lisos, el músculo cardíaco y las glándulas de
todo el organismo). El miedo se acompaña del SNS resultando útil para una adaptación a una
situación nueva del “individuo”, pero si este no se “adapta” puede provocar una disminución del
volumen sanguíneo causando daños irreversibles en los órganos de la circulación. Si se le suma que
estos “individuos” rechazan bebidas y alimentos precipita estos daños. Incluso la muerte.
Después Lévi- Strauss expresa que no hay razones, para dudar de la eficiencia de ciertas prácticas
mágicas. Reconoce que la eficacia de la magia implica la creencia en ella y que esta se presenta en
tres aspectos complementarios: 1) la creencia del hechicero en sus técnicas 2) la creencia del
enfermo, en el poder del hechicero y por último 3) la confianza y las exigencias de la opinión
colectiva. El autor dice que la situación mágica es un fenómeno de consenso2. El autor no pretende
representar la muerte mediante los trastornos homeostáticos que plantea Cannon.
En el texto surge la pregunta: (pág. 162) ¿Cuál es la parte de credulidad y cual la de crítica de la
actitud del grupo, respecto de aquéllos en los que reconoce poderes excepcionales, a los que otorga
privilegios correspondientes, pero de los cuales exige asimismo satisfacciones adecuadas?
Para intentar responder esta pregunta el autor expone y examina tres casos:
El primero: nos remota al año de 1938, con una pequeña banda de indios Nambikwara de Brasil.
Nos menciona su vestimenta y de su alimentación poder sobrevivir. Menciona que, como la mayoría
de las bandas, tenían un jefe civil y un hechicero (robusto, de unos cuarenta y cinco años, muy
alegre). Habla sobre el caso del hechicero transportado por el trueno. Desaparece el hechicero.
Luego lo encuentran, supuestamente, según el hechicero un rayo lo había trasladado o
“secuestrado”.
1
trata de explicar cómo las emociones se producen en el ser humano, así como desentrañar su significado.
2
Acuerdo o conformidad en algo de todas las personas que pertenecen a una colectividad.
Es importante aclarar que los grupos estaban conformados por sujetos de distintos orígenes
(subgrupos). Por eso el que tuvieran un jefe civil y un jefe religioso (cada uno pertenecía a un origen
diferente). Cada grupo conservaba su dialecto.
En el texto Lévi- Strauss da dos posibles explicaciones. La primera (contada por los del grupo del jefe
civil) que el hechicero abusando de las atribuciones que le dio el jefe civil había querido volver con
sus compatriotas con el fin de atacar a sus asociados (los del grupo del jefe civil). Así justificando su
ausencia.
La segunda explicación, se basa en los escépticos (los que no creían en su hechicero). Decían que
todo era un teatro y que el hechicero no había volado en las alas del trueno.
Estas explicaciones mas “lógicas” por así decirlo, pertenecen al dominio de la experiencia. La
explicación sobre que el hechicero tenía relación con las fuerzas sobrenaturales, pertenecía al
dominio de la conjetura.
Estas explicaciones son incompatibles, pero podemos admitir que una u otra puede ser cierta.
En el segundo caso: nos habla de las observaciones hechas por etnógrafa M. C. Stevenson hacia los
zuñi de Nuevo México. El caso de una chica de 12 años que había sufrido una crisis nerviosa después
de que un muchacho le había tomado las manos. A este lo acusaron de brujería.
Al principio él lo negó. Pero al ver que este crimen lo era penado con muerte, decidió cambiar de
táctica y explico cómo se inició en la brujería y que había recibido de sus maestros dos productos:
el de volver locas a las muchachas y el de curarlas. Los jueces le exigen una prueba de eso. Entonces
él dice que la prueba es una pluma que van a encontrar en una pared de una casa. Encontró la pluma
y tuvo que explicar como esta funcionaba. Pero al ultimo llorando dijo que había perdido sus
poderes y pues decidieron ponerlo en libertad.
Lévi- Strauss dice que la psicología del chaman no es simple, sino, que es compleja. Una vez más,
encontramos una experiencia triple: la del hechicero, la del enfermo y la del público
participante. Estos elementos conforman el “Complejo chamanístico” que se organizan en torno a
dos polos: la experiencia íntima del chamán, por un lado, y el consensus colectivo, por otro. Porque
las experiencias del enfermo mismo son el aspecto menos importante del sistema.
Por lo demás, el mismo hechicero no carece de técnicas positivas y experimentales que pueden en
parte explicar su éxito. Por otra parte, abundan en ese tipo de sociedades con escasa seguridad las
enfermedades que hoy llamamos psicosomáticas. Es claro que los chamanes curan al menos algunos
de los casos que atienden; sin ese relativo éxito terapéutico no se hubieran consolidado las prácticas
mágicas. Pero con todo no es eso lo esencial: El hechicero del tercer caso curaba a sus
enfermos porque era un gran hechicero y no a la inversa. Eso nos remite al polo colectivo del sistema
chamánico. Sus rivales se hundieron por la actitud colectiva y no tanto por el cómputo relativo de
éxitos y fracasos. El problema fundamental planteado es pues el de la relación entre determinados
individuos y determinadas exigencias del grupo social en el que actúan
Lévi-Strauss pone ahora en relación la curación chamánica y el trabajo del psicoanálisis. Pues
introduce el concepto de “abreacción”. Que es un concepto del psicoanálisis. Refiere al hecho en el
que el paciente revive una problemática o trauma pasado para encontrarle solución. El
hechicero abreacciona. Es un abreactor profesional. Ya que este puede inducir simbólicamente en
el “enfermo” una abreacción de su propio trastorno. Pero el publico o colectivo, en cierta medida,
participa en la abreacción.
Lévi habla de punto de vista. Es la relación entre pensamiento normal y pensamiento patológico. El
pensamiento normal busca el sentido de las cosas. El pensamiento patológico rebosa
interpretaciones y resonancias afectivas con las que sobrecarga la realidad. En terminología
lingüística, puede decirse que el pensamiento normal padece un déficit de significado, mientras que
el pensamiento patológico dispone de un abundante significante. Estos pensamientos no se oponen
sino que se complementan.
No se trata por tanto de buscar científicamente las causas objetivas de estados confusos. se trata
más bien de organizar tales estados extraños en un sistema, en una totalidad. El enfermo representa
la alienación, la pasividad, lo que para el pensamiento normal es lo informulable. El hechicero es la
actividad, el desbordamiento de sí mismo, lo que es la afectividad nutricia de los símbolos. La
curación conecta estos polos opuestos manifestando así la coherencia del universo psíquico y, por
tanto, del universo social.
En la cura chamanística el hechicero habla y realiza la abreacción para el enfermo, el enfermo solo
guarda silencio, mientras que en el psicoanálisis es el enfermo el que habla y realiza la abreacción
contra en psicoanalista. Aunque aparentemente, en psicoanálisis, sólo se da la abreacción del
enfermo, se ha de tener en cuenta que el propio psicoanalista, para serlo, ha debido someterse al
análisis. La diferencia fundamental entre psicoanalistas y chamanes está en el papel del grupo o
público, en la curación. El psicoanálisis readapta al enfermo al grupo, mediante soluciones
introducidas; la magia readapta al grupo a problemas ya definidos en el enfermo.
Puede decirse que las curaciones psicoanalíticas son conversiones por que únicamente el enfermo
puede ser curado. Y existe el peligro de que el tratamiento se reduzca a la reorganización del
universo del paciente en función de interpretaciones psicoanalíticas. El punto final del psicoanálisis
sería entonces el punto de partida de la curación mágica.
El hombre solicita del pensamiento mágico un nuevo sistema de referencia, ya que el universo no
significa lo bastante y el pensamiento dispone siempre de un exceso de significaciones.
Aplicándolo a la realidad nacional podríamos hablar de las iglesias evangélicas donde el pastor
cumple la misma función del shamán es decir, donde el pastor es el que revive el trauma y es él
mismo el que da la solución al enfermo. Lévi-Strauss habla del espectáculo del shamán (Lévi-
Strauss, 1995: 207) ya que este revive intensamente la situación original que produjo el trastorno
del paciente. Así como ocurre en el caso de estas iglesias donde el pastor, designado por la
comunidad de creyentes, tiene la capacidad de solucionar el problema de los individuos; es decir
que maneja un lenguaje social que es parte de este grupo.