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Todos los receptores para las citocinas constan de una o más proteínas
transmembranarias cuyas porciones extracelulares son responsables de
la unión a la citocina y cuyas porciones citoplasmáticas son responsables
del inicio de las vías intracelulares de transmisión de señales.
Los receptores de citocina pertenecen a cinco familias
Los receptores para las distintas citocinas son muy diversos desde el punto
de vista estructural, pero casi todos pertenecen a una de cinco familias
de proteínas receptoras:
■ Receptores de la superfamilia de las inmunoglobulinas.
4. Receptor de TNF
Estos receptores forman parte de una gran familia de trímeros
preformados (algunos de los cuales reconocen ligandos o
asociados a la membrana y no se consideran receptores para
citocinas) con dominios extracelulares conservados ricos en
cisternas y mecanismos de transmisión de señales intracelulares
que suelen estimular la expresión génica, pero que, en algunos
casos, inducen la apoptosis. Algunos receptores importantes de
esta familia, son los receptores para el TNF, TNFRI y TNFRII, la proteína
CD40, Fas, el receptor para la linfotoxina y la familia del receptor
para BAFF. Los ligandos de estos receptores también son trímeros.
Algunos de estos ligandos están unidos a la membrana, mientras
que otros son solubles. La unión de los ligandos a los receptores
triméricos preformados suele inducir un cambio tridimensional y
reclutar proteínas adaptadoras en el complejo receptor. El
receptor del tipo I para el TNF (hay dos receptores diferentes para
el TNF) y Fas (CD95) también pueden reclutar adaptadores que
inducen la activación de la caspasa 8, y estos receptores, en
ciertas células, pueden, con ello, inducir la apoptosis.
5. Receptor de quimiocinas
Los receptores de quimiocinas pertenecen a la superfamilia del
receptor acoplado a la proteína (G) ligadora de trifosfato de
guanosina (GTP) de siete dominios transmembranarios (GPCR).
Estos receptores inician respuestas intracelulares a través de
proteínas G triméricas asociadas. Las proteínas G estimulan
cambios en el citoesqueleto y la polimerización de los filamentos
de actina y miosina, lo que aumenta la motilidad celular. Como ya
se ha comentado, estas señales también cambian la
conformación de las integrinas de la superficie celular y aumentan
la afinidad de las integrinas hacia sus ligandos. Los receptores para
las quimiocinas pueden reducirse rápidamente mediante la
exposición a la quimiocina, y este es, probablemente, el
mecanismo de terminación de las respuestas.
Se expresan diferentes combinaciones de receptores para las
quimiocinas en diferentes tipos de leucocitos, lo que da lugar a
diferentes patrones de migración de los leucocitos. Hay 10
receptores diferentes para las quimiocinas CC (llamadas CCR1 a
CCR10), seis para las quimiocinas CXC (llamadas CXCR1 a CXCR6
) y una para CX3CL1 (llamada CX3CR1) (v. tabla 3-2).
Los receptores para quimiocinas se expresan en todos los
leucocitos, y el mayor número y diversidad se observa en los
linfocitos T. Los receptores exhiben una especificidad solapada
frente a las quimiocinas dentro de cada familia, y el patrón de
expresión celular de los receptores determina qué tipos celulares
responden a qué quimiocinas. Ciertos receptores para
quimiocinas, sobre todo CCR5 y CXCR4, actúan como
correceptores para el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
4). Las JAK fosforilan a su vez determinadas tirosinas de las colas del
receptor,
7). Al quedar fosforiladas, las STAT pierden su afinidad por las colas del
receptor, y en cambio tienden a formar dímeros entre sí. (Las tirosinas
fosforiladas que han quedado libres en las colas del receptor sirven para
unir nuevos monómeros de STATs). Los STAT se translocan de los sitios de
acoplamiento del receptor hacia el núcleo, donde inician la
transcripción de genes específicos.