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cuerpos? ¿No estamos, de hecho, frente a los dos? ¿No sería necesa-
tariamente o no– con una política que por un lado tiene sus objetivos
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Evidentemente, esas fotos son fotos digitales que explotan –en vez
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relación con la realidad. Las fotos de Abou Ghraib recogen ese funcio-
namiento. Por otro lado, como el fotógrafo puede hacer una cantidad
indefinida de imágenes con la cámara digital, pasa de la gravedad a
devenir. La imagen no remite más al orden real del tiempo, sino a las
ser, sino del flujo. Las fotos de Abou Ghraib recogen esta imposición
fotógrafo torturador.
esta imagen está hecha para circular a través de y en la red y para ser
realizada por quien la recibe. Quien mira y aprecia esa imagen realiza
Ausencia y Presencia
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más imágenes aisladas, sino imágenes que integran flujos que agre-
cación– es lo que transformó lo dado por y de esas fotos. (Soulages 30/31 en Soulages)
imagen del cuerpo que no es más una imagen cuestionada, una ima-
un cuerpo pixelizado.
propio cuerpo? Por otro lado ¿son esos sus propios cuerpos o las imá-
cuerpo degradado por los golpes y las imágenes. Ahora bien, nuestro
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Soulages (36)
aquello que sobrepasa al individuo, con alguna cosa que sea más que
miano” (Levinas, 1998: 161). ¿Por qué y cómo ese “inicial” es encu-
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intentar pensar la relación con el Otro y con el cuerpo como una cierta
relación social; por ello esta posición tan original de Lévinas acerca de
de la imagen. (40/41)
la alteridad a la que
apunta Lévinas es un dato ontológico que hace que cada existente sea
golpeado por ella, cualquiera sea, por la simple razón de que existir, es
1998: 162): la obra es lo que yo no soy, ella debe hacer coexistir a los
otros, aquellos que yo no soy –“al débil mientras que yo soy el fuerte,
[...] el pobre [...] ‘la viuda y el huérfano’” (Lévinas, 1998: 162). Es así
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vinas, 1998: 163): tanto con el Otro, con su cuerpo como con su obra.
mí y tan separada de mí. Por ello el Otro es mundo y por ello, a menos
y de una obra explica por qué el frente a frente es patético y está con-
que es otra cosa lo que debe estar en juego y lo que debe buscarse, y
con el Otro, y con la obra. Así como Lacan decía que “no hay relación
sexual”, podríamos decir que no hay relación estética. Lévinas da un nombre a esta otra cosa,
al frente a frente intersub-
Ella hace que se olviden de ti, te elimina, te cancela. Borra tus cau-
también.
Tu rostro, eras tú. Eso que no queremos ver. Así tú podrás ser borrado,
cuando tenía cuatro años. Nunca la habías visto a esa edad. La habías
La fotografía y lo explícito
Silvia Schwarzböck
ocupar el lugar del referente. Pero por eso mismo, y en el mismo grado
puede aspirar a lo explícito. Lo explícito no afecta a todos los asuntos de interés humano. En
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otro pueden llegar a ser extremos. De ahí que una segunda definición,
solo hay dos y uno de esos dos le pide al segundo que actúe como si
gráfico que ni siquiera han podido suprimir las cámaras digitales (aun
con la facilidad que ofrecen de repetir todas las veces que se quiera
dad. Ser explícito no es mostrar todo (¿qué sería “todo”?, ¿cómo saber
lo vemos al precio de que eso también nos mire. Lo explícito está dirigi-
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celencia de la época del fin de las categorías estéticas, que nace vin-
(revolucionario dentro y fuera de las artes). Pero, por ser una categoría
Silvia Solas
la fotografía no puede ser una adición de recuerdos, ella es una
que se imprima su imagen como foto. Barthes estima, así, que lo pro-
dar cuenta de lo real: Una vez más, lo real se nos escapó, tal vez muy simplemente porque
ilusión viene de otra parte, [...], pero debe ser denunciada para que
del objeto como del sujeto que fotografía y del material fotográfico;
deriva de una relación con la forma, sino con el tiempo [...] los objetos