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1. El concepto de conciencia moral puede definirse como esa voz interior que
nos obliga a actuar de una forma y también nos dice si son correctas o no
nuestras acciones. Es la capacidad de razonar, pensar y reconocer el aquí y
el ahora. Dependiendo de la educación y de los valores que se le han
inculcado a cada persona desde pequeños en la familia o colegio. Bajo esta
premisa es que nosotros como ser único e irrepetible dentro de la sociedad
es que podemos dirimir entre si una acción realizada por terceros es buena
o no, o si puede afectarnos de alguna forma al nosotros hacerla. Es lo que
nos ayuda a distinguir el bien del mal o de lo políticamente correcto.
Como por ejemplo cuando en un colegio molestan a un niño por su peso, y
uno de sus compañeros decide molestarlo igualmente porque al ver a todo el
resto haciendo lo mismo cree que está bien hacerlo. O por el contrario decide
que debe ayudarlo y dar aviso a un adulto para detener el abuso porque él
sabe inconscientemente que lo que sus compañeros hacen no está bien, por
lo tanto el decide no hacer lo mismo.
2.
La autonomía construye un sentido ético que define al sí mismo en
términos de una jerarquización de valores y una integración social
efectiva, de forma autónoma, se logra una mayor diferenciación e
integración del sí mismo, en la medida que la persona tendría la
capacidad de auto legislarse, al imponerse a través de la razón un
principio de justicia universal, basado en el respeto a la igualdad de
las personas. Así, la identidad personal es la de personas identificadas
con la humanidad, con capacidad y voluntad para actuar
racionalmente. De este modo el actor de un juicio o acto moral,
utilizaría un método de toma de decisión racional y lógico, sin
determinación de fuentes de poder o autoridad externa.
Integrantes: Yasna Mora, Maria Paz Cardenas, Estrella Cárcamo, Camila Carrasco.
Ing. En Prevención de Riesgos.