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CONTENIDO

Indicaciones para celebrar la semana de


3
mayordomía

Cómo hacer la visitación 6

1. La importacia de la ofrendas 11

2. Características bíblicas de las ofrendas 18

3. Cómo ganarse el corazón de Dios 26

4. ¿Qué hacéis vosotros de más? 36

5. El mayor peligro de un mayordomo 43

6. Se buscan valientes 50

Historia de tres paganos prosperados por


7. 58
Dios
La trampa más peligrosa que todo mayor-
8. 66
domo debe conocer

Contenido 1
Autor: Ptr. Lemuel Olán Jiménez
Editor: Ptr. Eliazar Hernández Cortés
Diseño e impresión: Impresos Babegraf, S. de R.L. de C.V.

Departamento de Mayordomía
Unión Mexicana Interoceánica
Derechos Reservados
México 2018

2 “Dar como Dios manda”


INDICACIONES PARA CELEBRAR
LA SEMANA DE MAYORDOMIA

La Semana de Mayordomía puede ser de gran bendición


para la iglesia si se planea bien y con mucha anticipación.
Durante esta semana se expondrán sermones bien prepa-
rados por el Doctor Lemuel Olán Jiménez, catedrático de la
Universidad de Navojoa, motivando a la iglesia a dar como
Dios manda. Los sermones lograrán su propósito solamen-
te si usted como director hace los preparativos mínimos
para la Semana de Mayordomía, a continuación, se ofrecen
algunas instrucciones:

ANTES: Se recomienda que el director de Mayordomía se


reúna con la Comisión de Mayordomía y Finanzas de la
iglesia y si la iglesia es pequeña y no funciona dicha Comi-
sión, hágalo con la junta directiva de iglesia. Se recomienda
el 14 de abril para esta junta y es importante considerar los
siguientes puntos:

1. La Comisión de Mayordomía y Finanzas junto con


la junta directiva de iglesia deben visitar a todos los
miembros del 1-12 de abril.

2. Enviar tarjetas de invitación a cada miembro el 5 de


mayo para asistir al templo.

3. Coloque anuncios de invitación en lugares visibles.

4. Anuncie la Semana de Mayordomía continuamente a


la hora del culto divino, a partir del 14 de abril.

5. Busque un excelente director de cantos para que


inspire a los miembros a alabar a Dios.

Indicaciones 3
6. Elija un canto tema para ser entonado durante la
semana.

7. Invite a solistas, dúos, tríos, cuartetos y grupos para


que cada noche haya alabanzas especiales.

8. Prepare bien los temas a exponer, o invite a algún


predicador, o varios predicadores para exponer los
temas.

9. Invite a los participantes a la plataforma con dos


semanas de anticipación y pídales que estén en el
cuarto pastoral 15 minutos antes de la hora de reu-
nión.

10. Buscar a hermanos que quieran expresar un testimo-


nio de gratitud de cinco minutos para que lo expon-
gan durante la semana.
11.
12. Haga una lista de los hermanos que:

a) Diezman y están en el Plan de Dadivosidad Perso-


nal.
b) Solamente diezman y no están en el Plan de Dadi-
vosidad Personal.
c) No diezman ni participan en el Plan de Dadivosi-
dad Personal.

DURANTE:

1. Coloque un letrero grande que anuncie el nombre de


la semana de mayordomía.

2. Pida a un diácono que cuente el número de asisten-


tes cada noche.

3. Iniciar con un hermoso ejercicio de canto. Los him-

4 “Dar como Dios manda”


nos a entonar deben ser acorde al tema que se va a
predicar esa noche.

4. Seguir el orden del programa de una noche de culto


normal.

5. Antes del segundo himno, dé tiempo para el testi-


monio de gratitud.

6. Entregue un incentivo a los puntuales.

7. Celebre un bando de oración cada noche.

8. El sábado 19 de mayo es indispensable que se llenen


los pactos de fidelidad.

DESPUÉS:

1. Envíe una notita de agradecimiento a cada hermano


que asistió durante la semana.

2. Envíe cartas de felicitación a los hermanos que están


siendo fieles en devolver los diezmos y participan en
el Plan de Dadivosidad Personal.

3. Envíe cartas de invitación a los hermanos que no


devuelven sus diezmos y no están en el Plan de
Dadivosidad Personal, invitándolos a participar en la
fidelidad a Dios.

4. Continúe visitando los hogares con la Comisión para


fortalecer la fe de los hermanos.

Que el Señor premie el esfuerzo y el tiempo que como


dirigente invierta en esta causa.

Indicaciones 5
CÓMO HACER LA INVITACIÓN

La visitación es clave para la salud en todas las áreas de la


iglesia, por lo tanto se ofrecen aquí algunas ideas para ha-
cer la visitación de una manera apropiada y para que pro-
duzca los frutos esperados.

1. Ore antes y durante la visita. Busque llenarse del Espí-


ritu Santo.

2. Salude con alegría y trate de ganar la confianza para


que el hermano (a) se sienta relajado.

3. Induzca a que el hermano(a) hablé de su experiencia


espiritual.

4. Haga preguntas sinceras que hagan que el hermano(a)


vea que en realidad quiere saberlo.

5. Las siguientes preguntas pueden romper el hielo y re-


lajar la plática, use una o más según lo considere per-
tinente.

a) ¿Cuánto tiempo tiene de bautizado?

b) ¿Sus padres eran adventistas?

c) ¿Cómo conoció el evangelio?

d) ¿Quiénes otros de su familia son adventistas?

e) ¿Qué experiencia le ha ayudado en su vida cristiana?

6 “Dar como Dios manda”


f) ¿Cómo ha hecho para mantenerse en el camino del
Señor hasta hoy?

g) ¿Cómo le ha parecido el tema del Folleto de la Esc.


Sabática?

h) ¿Cómo le ha ayudado el estudio de la biblia en su


vida cotidiana?

6. Deje que el hermano(a) hable, que responda relajada-


mente a las preguntas.

7. Busque entre sus respuestas algún motivo para elo-


giarlo.

8. Felicítelo por mantenerse en la lucha cristiana.

9. Luego dirija la conversación siguiendo este guion su-


gerente:

Qué decir en la visitación

• Hermano (a) antes de orar queremos hacerle siete invi-


taciones espirituales que estamos haciendo a todos los
hogares.

• Primeramente, queremos invitarle a mantenerse en


oración constante. El Señor nos invita a orar sin Cesar.
(1Tes. 5:17) La Biblia dice que la oración debe ser como
una necesidad, así como el hambre y la sed. Buscamos
desesperadamente comida y agua. Así debe ser la ora-
ción para nosotros, una necesidad. (Luc. 18:1).

• La segunda invitación es para fortalecernos con la lec-


tura diaria de la Lección de Escuela Sabática, el Matinal,
la Biblia y el Espíritu de Profecía. Usted sabe que en las
Escrituras tenemos la vida eterna. (Juan 5:39).

Visitación 7
• Una tercera invitación para usted está en las palabras
de Pablo: “no dejando de congregarnos, como algu-
nos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a
otros, y mucho más al ver que el día se acerca”. (Heb.
10:35). Dada la cercanía de la venida de Jesús, debemos
reunirnos en el templo para animarnos unos a otros.
Nuestras reuniones, como usted ya sabe son los sába-
dos a las 9:00 a.m, por la tarde nos reunimos a la So-
ciedad de Jóvenes a las ____p.m., los domingos a las
_____, y los viernes a la puesta del sol.

• También queremos invitarle a integrarse a un Grupo


Pequeño, reunirse con ellos entre semana, los miérco-
les o los días que juntos acuerden. Que se beneficie del
aliento espiritual que entre hermanos nos proveemos
al confraternizar y animarse en la fe. Salir con ellos a
realizar las campañas. La Biblia promete la presencia
del Señor donde hayan dos o tres congregados en su
nombre (Mat. 18:20).

• Una quinta invitación es para que se una en la predica-


ción del evangelio. Si ya lo está haciendo, le invitamos
a que continúe. Busque a una persona para darle estu-
dios bíblicos y prepárelo para su bautismo. La Biblia nos
ha ordenado: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo…” (Mat.28:19).

• Otra invitación es para adorar al Señor con sus ofren-


das en el Plan de Dadivosidad Personal, ofrendar un
porcentaje de sus ingresos como la Biblia lo indica en 1
Cor. 16:2 “Que el primer día de la semana, cada uno de
vosotros aparte y guarde según haya prosperado, para
que cuando yo vaya no se recojan entonces ofrendas”.
Y en Deuteronomio 16:17 dice: “Cada uno llevará ofren-

8 “Dar como Dios manda”


das, según lo haya bendecido el Señor tu Dios. Estos
textos establecen el principio de proporcionalidad en
las ofrendas. Es decir, una proporción o porcentaje del
ingreso.

• Nuestra séptima invitación es a serle fiel a Dios al de-


volverle el diezmo de todas las ganancias o ingresos se-
gún sea su situación. Usted sabe que Dios representa la
retención del diezmo como un robo. En algunos casos
hay hermanos que sólo dan cierta cantidad como una
cuota fija pero que no constituye el 10% de sus ingre-
sos. También eso es un robo a Dios. Por otro lado, hay
quienes devuelven el diezmo en muy raras ocasiones, lo
hacen de manera esporádica, sin embargo, es eviden-
te que han percibido ingresos con más frecuencia de
las veces que diezman, ese acto también Dios lo llama
robo. Fíjese que hay quienes no diezman excusándose
en el deterioro del ministerio o por las fallas del trabajo
pastoral. Cuando Israel quiso dejar de diezmar porque
los sacerdotes dejaron de cumplir sus funciones, Dios
los reprendió diciéndoles que le estaban robando. No
estuvo dispuesto a conceder el uso del diezmo para
otros fines personales. Les reclamó, diciéndoles que
robarle era causa de maldición (Mal. 3:9). Luego les or-
denó: “Traed todos los diezmos al alfolí” (Mal. 3:10).

Hermano______________. Yo no sé cuál es su
caso. Si está dando sólo una cantidad fija, algo así
como una cuota que no representa el 10% de sus in-
gresos, le invito a que restituya lo que no le ha devuel-
to al Señor y empiece de aquí en adelante a serle fiel
a Dios.

Si su caso fuera como los que entregan de manera


esporádica el diezmo aun teniendo ingresos con ma-
yor frecuencia, también queremos invitarle a que se
ponga a cuentas con su Dios. Que le reintegre lo que

Visitación 9
ha retenido y de aquí en adelante, devuelva el 10% con
la misma frecuencia con que obtenga sus ingresos o
sus ganancias.

Pero si su caso fuera de los que no están diezman-


do y retienen lo que es propiedad de Dios, de igual
forma le invitamos a que restituya lo que le adeuda
al Señor y de aquí en adelante, devuelva el 10% con la
misma frecuencia con que obtenga sus ingresos o sus
ganancias.

Le aseguramos que las bendiciones de Dios pronto


se verán en su vida, en su hogar, en sus hijos, en su
salud, en sus negocios, en su trabajo, en sus ventas,
en su campo, en su cosecha, en su ganado. Mire la
promesa del Señor: “… y probadme ahora en esto, dice
Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de
los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición has-
ta que sobreabunde”. (Mal. 3:10).

10. Finalmentehermano ______________________


queremos dejar en su mente una promesa: “Mi Dios,
pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus rique-
zas en gloria en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19) ¿Quiere
usted hacer suya esa promesa de Dios? ¿Quisiera us-
ted que oráramos para que Dios le ayude a cumplir con
esas invitaciones que la Biblia le hace? Invitaciones a:
Orar constantemente, estudiar la Palabra de Dios cada
día, reunirse en el templo a las horas de culto, partici-
par en su Grupo Pequeño, preparar a una persona para
su bautismo, ofrendar en porcentajes, y devolverle a
Dios un diezmo fiel.

Pues vamos a orar para que el Señor le ayude a cumplir


con esas invitaciones.

10 “Dar como Dios manda”


1. LA IMPORTANCIA DE
LAS OFRENDAS

INTRODUCCIÓN

Hermanos, muy feliz sábado. Es un placer para mí dirigirme


a ustedes en este primer día de nuestra semana de énfasis
espiritual. Con este mensaje damos inicio a la semana que
esperamos sea de gran bendición en la vida espiritual de la
iglesia. Como sabemos, en toda nuestra Unión estaremos
celebrando esta semana cuyo énfasis es “Dar como Dios
manda”.

Para introducirme al mensaje de esta mañana les tengo


una pregunta:

¿En que se parecían Caín, Acán, Saúl, Nadab y Abiú, Ofni y


Finnes, y Ananías y Safira? ¿Qué tuvieron en común? (Dar
tiempo para que la gente dé algunas respuestas).

DESARROLLO

En el caso de Caín, la Palabra de Dios registra que “andan-


do el tiempo Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda
a Jehová” (Génesis 4:3). Como sabemos, Dios no aceptó
la ofrenda de Caín. Ahora, ¿te has puesto a pensar cómo
se dio cuenta Caín que su ofrenda no fue aceptada? (Dar
tiempo para que las personas den su opinión).

Algo que debemos tener presente es que en aquel tiempo


Dios tenía una manera especial de mostrar aprobación de
lo que se le ofrecía. Hebreos 11:4 dice que “por la fe Abel
ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual

“La importancia de las ofrendas” 11


alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimo-
nio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella”.

Ahora, ¿cómo fue que Dios dio testimonio de la ofrenda de


Abel? El relato bíblico dice, en Génesis 4:4-5 que “Abel trajo
también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gor-
do de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;
pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se
ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante”.

¿Cómo supo Caín que su ofrenda no había sido aceptada?


En el libro La historia de la redención, la sierva del Señor,
en la página 55 dice que “una luz procedente del cielo con-
sumió la ofrenda de Abel”. Pero “Caín no vio manifestación
alguna de que la suya hubiera sido aceptada”. Fue así como
Dios dio testimonio de la ofrenda de Abel, más no de la de
Caín.

Pues bien, aquí surge una pregunta importante: ¿Acepta


Dios todo lo que le damos? (Dar tiempo para que la gente
piense).

Algo notable que surge de este y otros relatos de la Biblia


es que Dios no acepta todo lo que le damos. Si no cumple
con sus especificaciones, el Señor no lo acepta. El Señor no
acepta ofrendas cojas, ciegas o enfermas (Malaquías 1:8-9,
13). En otras palabras, si nuestras ofrendas no lo honran, no
las aceptará.

En el caso de Caín y Abel, Dios había pedido un cordero,


y Caín falló en darle al Señor lo que el Señor acepta. En-
tonces, ¿qué característica deben tener las ofrendas que le
damos para que sean aceptadas?

Un texto significativo de la Biblia que se encuentra en Pro-


verbios 3:9-10 nos da la clave. El texto dice: “Honra a Jeho-
vá con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10

12 “Dar como Dios manda”


Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares
rebosarán de mosto”.

Definitivamente, lo único que puede recibir el Señor es la


honra, porque los bienes, los recibe la iglesia. El problema
muchas veces es que tratamos al Señor de muy mala ma-
nera. A veces, hablando de las ofrendas, tratamos al Señor
como si fuera el mesero, el lava parabrisas, el que nos ayu-
da con los víveres en el supermercado o el que nos lleva las
maletas en el hotel. En vez de darle a Dios ofrendas que lo
honren, le damos “propinas”, y si no disponemos de mo-
nedas no le damos nada. ¿Cómo podemos tratar así al Rey
del cielo?

Ahora, ¿cómo se explica que haya iglesias que no tengan


para pagar la luz, el agua y para cubrir las necesidades más
básicas de los departamentos de las iglesias? Esta semana
intenta dar una explicación. Pero de entrada podemos de-
cir que es precisamente en las ofrendas donde se ve el ma-
yor descuido por los adoradores en la actualidad. ¿Cómo
se explica que el 100% de la hermandad de una iglesia que
da fielmente los diezmos dé solo un 10 o un 20% de ofren-
das con relación al diezmo? o ¿qué justificación hay para
que una persona sea 100% fiel en los diezmos, pero 100%
infiel en las ofrendas?

Vuelvo a preguntar: ¿no será que algunos estamos tratan-


do a Dios como si fuera el mesero, el lava parabrisas, el que
nos ayuda con los víveres en el supermercado o el que nos
lleva las maletas en el hotel? ¿Que en vez de darle ofrendas
a Dios le estemos dando solo propinas y que si no dispone-
mos de monedas no le damos nada?

Al principio de este sermón pregunté: ¿En que se parecían


Caín, Acán, Saúl, Nadab y Abiú, Ofni y Finnes, y Ananías y
Safira? ¿Qué tuvieron en común? Y la respuesta es:

“La importancia de las ofrendas” 13


¡Que todos ellos sufrieron el juicio de Dios por asuntos re-
lacionados con las ofrendas! ¿Pensaron en eso alguna vez?
Es por eso que le estamos dando importancia a las ofren-
das en el mensaje de esta mañana.

Por ejemplo, Caín y su ofrenda fueron rechazados, como


ya vimos.

Acán, por otra parte, pereció apedreado con todo lo que


tenía (Josué 7:24-25). Pero, ¿cuál fue la razón en el caso de
Acán? ¿Por qué una medida tan drástica? Hay que tener en
cuenta que él robó un manto babilónico, y especialmente
un lingote de oro y doscientas monedas de plata que per-
tenecían al tesoro de Jehová (Josué 6:19).

Lo que llama la atención de este relato es que Dios le per-


mitía al pueblo que tomara del botín, antes de Jericó y des-
pués de Jericó. ¿Por qué en Jericó no? Porque la conquista
de Jericó era la primicia de las conquistas de la Tierra pro-
metida. Y Dios se había reservado esas primicias para sí.
Así que era un tesoro muy especial, ¿no es así? Pongamos
atención a eso. Lo que queremos destacar aquí es que eso
son ofrendas, y Dios le está dando una importancia grande.

Si vamos más adelante vemos que Saúl perdió su reino (1


Samuel 13:10-14). Solo que en el caso de Saúl se trató de
que él quiso ofrecer unas ofrendas que no le correspon-
dían. Quiso ejercer un oficio que no debía. Realizó un sacri-
ficio que solo al profeta Samuel le estaba permitido.

¿Qué nos enseña esto? Muchas veces notamos con tristeza


que algunas personas se creen con el derecho de hacer uso
de las ofrendas sin seguir los lineamientos establecidos por
la iglesia. Ejercen un oficio que no les corresponde. Pero
este relato nos advierte a respetar lo que Dios ha estable-
cido. Hay un orden. Y ese orden en la iglesia es Dios el que
lo ha establecido.

14 “Dar como Dios manda”


En el caso de Nadab y Abiú vemos que murieron quema-
dos (Levítico 10:1-2). Y la razón fue porque ofrecieron fuego
extraño. Una ofrenda especial en los servicios del santua-
rio. Ahora, para que Dios haya sido tan celoso en eso nos
debe poner a pensar. Las ofrendas son algo muy serio. De-
bemos darle la importancia que Dios les da.

El caso de Ofni y Finnes que perecieron en batalla (1 Samuel


2:12-17 y 4:10-11) es un caso interesante. Porque la Biblia
dice que ellos con su actitud hacia las ofrendas hacían pe-
car al pueblo de Israel (1 Samuel 2:24).

12 Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían cono-


cimiento de Jehová. 13 Y era costumbre de los sacerdotes
con el pueblo, que cuando alguno ofrecía sacrificio, venía
el criado del sacerdote mientras se cocía la carne, trayen-
do en su mano un garfio de tres dientes, 14 y lo metía en el
perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que
sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta
manera hacían con todo israelita que venía a Silo. 15 Asi-
mismo, antes de quemar la grosura, venía el criado del sa-
cerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que asar para
el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino
cruda. 16 Y si el hombre le respondía: Quemen la grosura
primero, y después toma tanto como quieras; él respondía:
No, sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré
por la fuerza. 17 Era, pues, muy grande delante de Jehová
el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospre-
ciaban las ofrendas de Jehová.

Como ya mencioné, estos jóvenes hacían pecar al pue-


blo de Israel, ¿y saben por qué? Porque los israelitas ya no
deseaban ofrecer sacrificios en Silo, que era donde debía
hacerse. Desanimaban al pueblo en lo que debían ser un
ejemplo.

Para finalizar con el estudio de estos personajes, veamos

“La importancia de las ofrendas” 15


el caso de Ananías y Safira, los cuales murieron instantá-
neamente (Hechos 5:5-10). Ellos como bien sabemos, ha-
bían prometido dar a la iglesia el total de una heredad que
habían decidido vender. Pero a la hora de la hora, solo tra-
jeron una parte. El Antiguo Testamento especificaba que,
si alguien hacía una promesa, la persona debía cumplirla.
Pero ellos se atrevieron a ir en una dirección contraria a la
voluntad de Dios. Lo notorio de este caso es que Dios está
aplicando aquí una ley del Antiguo Testamento, ya en el
Nuevo, a un asunto relacionado con las ofrendas.

Es aquí donde cabe la pregunta: ¿qué tienen las ofrendas


que hace que Dios sea tan estricto con los que se atreven
a ir en contra de los principios que Él ha establecido? ¿Por
qué nos advierte con hechos tan solemnes de los peligros
que conlleva tratar las ofrendas de manera descuidada?

Cuando Dios habla de los diezmos que el pueblo roba se


pronuncia una maldición (Malaquías 3:8-10). Sin embargo,
con las ofrendas Dios es bastante explícito. Hay casos con
nombre y apellido, si se puede decir así. ¿No habla esto de
la importancia de las ofrendas y de seguir los lineamientos
que Dios ha establecido con relación a ellas?

Para enfatizar este punto, pensemos en lo siguiente:

Descubrimos que Caín fue el primer hijo de la raza humana.


Nadab y Abiú, los primeros sacerdotes en el tabernáculo
del desierto. En el caso de Acán, la primera conquista en
la Tierra Prometida. Saúl, el primer rey de Israel. Ananías y
Safira, de los primeros creyentes de la iglesia primitiva.

Según esto, en diferentes etapas de la historia, y en dife-


rentes circunstancias, Dios mostró que las ofrendas debían
ser respetadas; lo cual sugiere que como adoradores hare-
mos bien solo cuando también le demos a las ofrendas la
sagrada importancia que tienen.

16 “Dar como Dios manda”


CONCLUSIÓN

Hoy día no se discute la importancia del diezmo y su obli-


gatoriedad entre nosotros. La Biblia menciona que Dios se
pronuncia en contra de los que son infieles en los diezmos.
Pero, ¿se piensa así de las ofrendas? No. Algunos creen que
se puede dar la cantidad que sea, como sea, cuando sea
y en el lugar que se quiera. A semejanza de Ofni y Finnes,
creen que pueden hacer con las ofrendas lo que quieran.

Si analizamos bien, encontramos que todos los personajes


a los cuales hemos hecho referencia hoy, al no ser cuidado-
sos con las ofrendas, todos tuvieron resultados adversos.
Pensaban ganar y terminaron perdiendo. Ahora, ¿notaron
algo? La mayoría de ellos dieron ofrendas a Dios, pero se
equivocaron en la manera de hacerlo.

LLAMADO

Mis apreciados hermanos, al comenzar esta semana debe-


mos preguntarnos si estamos dándole al Señor la honra de-
bida a su nombre en lo que respecta a las ofrendas. Como
hemos podido ver, para el Señor tiene mucha importancia
el lugar sagrado que le damos a esta parte tan importante
de nuestra adoración.

¿Cuántos aquí quisieran darle al Señor lo que Él demanda


en lo que respecta a los diezmos y las ofrendas? En la se-
mana aprenderemos más acerca de las características que
tienen las ofrendas que Dios acepta.

“La importancia de las ofrendas” 17


2. CARACTERÍSTICAS BÍLICAS
DE LAS OFRENDAS

INTRODUCCIÓN

Se cuenta la historia de una madre que quería enseñar a su


hija a ofrendar, y para alcanzar su propósito, le dio a su hija
dos monedas: una de a diez, y una de a peso. Pero a la hora
de ir a la iglesia se sentaron separadas. La madre no quería
estar cerca de su hija porque no quería influir en su hija a la
hora que los diáconos pasaran con el platillo de las ofren-
das. Cuando ese momento llegó, la madre pudo ver que su
hija luchaba un poco para decidir cuál moneda dar. Como
no pudo ver, al salir de la iglesia fue y le preguntó a su hija…

-¿Se puede saber qué moneda diste? Y la niña le res-


pondió—Sabes mamá, yo pensaba dar la de a diez,
pero luego escuché al predicador decir que Dios ama
al dador alegre y pensé que ¡yo estaría más alegre si
le daba la moneda de un peso a Dios y me quedaba
con la de a diez!

Apreciados hermanos, muchas veces al ofrendar nos pa-


recemos a esa niña. Usamos los textos de la Biblia infan-
tilmente y los interpretamos a nuestra conveniencia. ¿Hay
algún peligro en esto? Claro que sí. Y es por lo siguiente:

Un texto mal entendido

Algunos, erróneamente, han interpretado la frase, “cada


uno dé como propuso en su corazón” como si quisiera de-
cir: “cada uno dé como le parezca mejor”, cuando todo lo
que Pablo está diciendo aquí es que los corintios debían

18 “Dar como Dios manda”


cumplir una promesa que habían hecho. Si comparamos 2
Corintios 9:7 con 2 Corintios 9:5 nos damos cuenta que la
expresión “Como propuso” tiene que ver con una promesa
hecha. Habían prometido algo y había que cumplirlo.

“Por tanto—dice Pablo, tuve por necesario exhortar a los


hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen pri-
mero vuestra generosidad antes prometida, para que esté
lista como de generosidad, y no como de exigencia nues-
tra”. Observemos bien que aquí se habla de una promesa
hecha.

El problema fue que los corintios que habían propuesto la


iniciativa de ayudar con una ofrenda a los santos, a diferen-
cia de los de Acaya que desde “el año pasado” dice la Biblia
que ya la tenían preparada (2 Corintios 9:2), los corintios se
habían quedado atrás. Por tanto, fue necesario que Pablo
les dijera: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no
con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador
alegre”.

Como podemos ver, la expresión “propuso” está en tiempo


pasado, precisamente con relación a algo que ya habían
prometido, según dice el versículo 5. En otras palabras,
ese texto no dice absolutamente nada acerca de que cada
quien dé lo que le venga en gana. Lo que Pablo está dicien-
do es: cumplan lo que prometieron.

Así que, ¿hace falta que la iglesia sea instruida? Sin duda. Y
se dice que tanto los pastores que no enseñan a la iglesia
sobre los principios correctos de la mayordomía, como los
miembros de iglesia que descuidan su deber, “son puestos
bajo condenación” (Consejos sobre mayordomía cristiana,
92). En el caso de tales obreros se dice que “están en peli-
gro” y “deberían ser relevados de su responsabilidad y ha-
bría que poner a prueba a otros hombres” (Consejos sobre
mayordomía cristiana, 111). Como podemos ver, la mayor-

“Características bíblicas de las ofrendas” 19


domía financiera es un asunto bastante serio.

Así que, un pastor o predicador que presenta estos temas


ante la iglesia debiera ser valorado porque está cumplien-
do su deber con responsabilidad. Está siguiendo el consejo
inspirado, por amor a Cristo y a su iglesia.

Ahora, el hecho de que no seamos castigados como Ana-


nías y Safira si somos infieles, no significa que esto escape
al juicio de Dios. La sierva del Señor declara que el castigo
que ellos recibieron “no fue dado como señal de peligro
solamente para la iglesia primitiva, sino para todas las ge-
neraciones futuras” (Los hechos de los apóstoles, 61).

La sierva de Dios dice: “Aunque no haya ahora indicios visi-


bles del desagrado de Dios... el transgresor será castigado
con toda seguridad en el día del juicio”. (Testimonios para
la iglesia, Tomo 4., 460,461).

Nuestras ofrendas deben honrar a Dios

Tomando en cuenta que este es un asunto serio, ¿qué ca-


racterísticas debe tener la ofrenda que damos a Dios? No
puede ser cualquier tipo de ofrendas. Tienen que ser ofren-
das de calidad. Como dice Vicente Montaño, “lo que im-
porta no es cuanto damos sino cuanto recibe Dios”. ¿Pero
cuánto recibe Dios? ¿No recibe Dios todo lo que le damos?
Ayer sábado vimos que no, a menos que sea una ofrenda
que lo honre.

Montaño sigue diciendo: “¿Qué es lo que Dios recibe de


nosotros, bienes u honra? En realidad, Él no puede recibir
lo material, por tanto, eso elimina los bienes. Solo puede
recibir lo espiritual, lo cual es la honra que le rendimos”.
Es decir, Dios recibe la honra, y la iglesia recibe los bienes.
Pero la honra va para Dios si es que nuestras ofrendas en
realidad lo honran. Y lo honran cuando son como Él manda.

20 “Dar como Dios manda”


“El sistema de valores que usamos para adquirir bienes y
servicios en nuestra vida diaria se llama dinero. Pero no es
nuestro dinero lo que Dios anhela... Sus ojos están en lo
que Él puede recibir de nosotros cuando damos. Lo que le
podemos dar es honra, utilizando al dinero como vehículo.
La única razón por la que Dios acepta este medio material
se debe a que es importante para nosotros y a que lo nece-
sitamos para subsistir. Usamos el dinero para honrar al Se-
ñor debido al valor que le damos. Si no fuera valioso para
nosotros, no tendría valor para Dios y no lo podríamos usar
para honrarlo” (“No es cuestión de dinero”, Vicente Monta-
ño, pág. 3-4).

Tomando en consideración lo anterior… analicemos 6 ca-


racterísticas importantes de la ofrenda según la Biblia.

DESARROLLO

En primer lugar, la ofrenda debe ser abundante

• “De la abundancia voluntaria de tu mano será lo que


dieres…” (Deuteronomio 16:10).
• Que es numeroso o que se da en gran cantidad.
• Copioso, numeroso, incontable, rico, fecundo, exube-
rante, rebosante, mucho, profuso, opulento, fértil.

En segundo lugar, la ofrenda debe ser generosa

• Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos


que fuesen primero a vosotros y preparasen vuestra
generosidad antes prometida, para que esté lista como
de generosidad, y no como de exigencia nuestra”. (2
Cor. 9:5).
• Esplendidez, desprendimiento, dadivosidad, liberali-
dad, altruismo, abnegación.

“Características bíblicas de las ofrendas” 21


• Cualidad de la persona que ayuda y da lo que tiene a los
demás sin esperar nada a cambio.

En tercer lugar, la ofrenda debe ser sacrificial

• “Pues doy testimonio de que con agrado han dado con-


forme a sus fuerzas y aun más allá de sus fuerzas, pi-
diéndonos con muchos ruegos que les concediésemos
el privilegio de participar en este servicio para los san-
tos” (2 Cor. 8:3-4).
• Peligro o trabajo graves a que se somete una persona.
Acto de abnegación, inspirado por la vehemencia de un
ideal o de un afecto.
• “No ofreceré a Jehová holocaustos que no me cuesten
nada” (2 Sam. 24:24).

En cuarto lugar, la ofrenda debe ser regular

• “En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros


también de la manera que ordené en las iglesias de Ga-
lacia”. (1 Cor. 16:1).
• La palabra regular tiene que ver con algo que es “for-
mado, construido, arreglado y ordenado de acuerdo a
una regla establecida, ley, principio o tipo”. Es una pala-
bra que enfatiza “la conformidad a una regla, estándar o
modelo”. “Algo de lo cual se puede confiar y depender”.
• “Indefectiblemente diezmarás… y comerás… el diezmo
de tu grano…” (Deut. 14:22-26). Aquí se refiere al segun-
do diezmo que era para atender las necesidades del
adorador en el Templo.

En quinto lugar, la ofrenda debe ser sistemática

• “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros


ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándo-
lo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces
ofrendas” (1 Cor. 16:2).

22 “Dar como Dios manda”


• La palabra sistemático tiene que ver con algo que es
“metódico, regular, ordenado, táctico, sistematizado,
invariable, seguro, consecuente, inmutable, parejo y
uniforme”.
• El antónimo de sistemático es “anárquico, inconse-
cuente, confuso, revuelto, variable, desordenado, des-
igual y diverso”. Algo muy parecido al voluntarismo del
cual hemos estado hablando.

En sexto lugar, siendo que la ofrenda debe ser regular y


sistemática, ¿puede la ofrenda ser un 10%? ¿Hay algún
apoyo bíblico para un porcentaje tal?

La Biblia menciona que en Israel había doce tribus. Y de


estas doce tribus, once daban diezmos y ofrendas, y una
tribu daba solamente ofrendas. Y, ¿quien recibía las ofren-
das? Aarón y sus hijos. Era su parte o pago por su ministe-
rio. Sin embargo, quiero aclarar que el pueblo le devolvía a
Dios las ofrendas, y Dios les otorgaba esas ofrendas a los
sacerdotes por su ministerio. En otras palabras, el pueblo
no le “pagaba” a los sacerdotes sino Dios mismo. Y los diez-
mos, ¿quién los recibía? Estos lo recibían los levitas tam-
bién como una parte otorgada por Dios por su ministerio.
No había confusión en cuanto a qué le tocaba a cada quién.
¿Pero qué ejemplo tenemos en la Biblia que sugiera dar
ofrendas basados en un porcentaje?

Ahora, ya se ha señalado que las ofrendas pueden supe-


rar al diezmo. El diezmo no deja de ser un 10%, pero en el
caso de las ofrendas puede variar aún más allá́ del diezmo.
Pues bien, eso se dijo tocante a las once tribus que tenían
una herencia en la tierra de Canaán. ¿Y los levitas? ¿Daban
algo? Sí, y lo que ellos daban ilustra y sugiere el principio de
ofrendar basados en un porcentaje.

“Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de


los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por

“Características bíblicas de las ofrendas” 23


vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda
mecida a Jehová́ el diezmo de los diezmos. Y se os contará
vuestra ofrenda como grano de la era, y como producto del
lagar. Así́ ofreceréis también vosotros ofrenda a Jehová de
todos vuestros diezmos que recibáis de los hijos de Israel;
y daréis de ellos la ofrenda de Jehová al sacerdote Aarón”.

Meditemos en esto. ¿Cuál era el sueldo de los levitas por


su ministerio? La respuesta es: los diezmos que recibían
de todos los hijos de Israel. Para ellos no había otro salario
o ingreso. Y los diezmos que daba el pueblo, ellos los reci-
bían en su totalidad. En lo que respecta al primer diezmo.

Pues bien, ¿y qué porcentaje de ofrendas debían dar se-


gún el mandato divino? La Biblia en esto es extremada-
mente clara al decir que era: el diezmo (10%) de todos sus
ingresos; es decir, de todos los diezmos que recibían como
sueldo de los hijos de Israel. Esos diezmos eran su herencia
porque no tenían un pedazo de tierra en la división de la
Tierra Prometida.
Así que los levitas, de la parte que recibían, de todos los
diezmos que traían las once tribus de Israel, ellos debían
dar el 10% como ofrenda. Observa eso bien. Allí́ no dice
que debían dar el 1% de los diezmos como algunos lo quie-
ren entender, sino el 10%.

La expresión no dice el diezmo del diezmo sino el diezmo


de los diezmos, es decir, de todo el 100% de diezmos que
recibían de las once tribus. Esto que acabamos de mencio-
nar implica que los levitas no daban la cantidad de ofren-
das que se les antojaba sino la cantidad establecida por
Dios, ¿no es cierto?

24 “Dar como Dios manda”


CONCLUSIÓN

• Mientras que regular hace referencia a una norma, re-


gla, ley o principio…

• Sistemático tiene que ver con un método sistematiza-


do, invariable, algo que no falla en el tiempo.
• Un porcentaje se ajusta más a la idea de regular y siste-
mático.

• Si damos ofrendas sin seguir un porcentaje todo se


vuelve contrario al plan sistemático y regular que el Se-
ñor desea.

• Lo regular y sistemático tienen que ver con algo que


es normal, y normativo, lo cual “implica una falta de
desviación de lo que ha sido descubierto o establecido
como lo más usual o esperado”.

• Dar una ofrenda apegados a un porcentaje bíblico pue-


de resolver en gran medida el problema financiero que
se vive hoy en muchas de nuestras iglesias.

LLAMADO

Apreciados hermanos, el Señor se goza con aquellas ofren-


das que lo honran como aprendimos el día de ayer. Porque
eso demuestra el amor que le tenemos y la consideración
en la cual tenemos estas cosas que son tan sagradas para
Él. ¿Cuántos aquí desean comprometerse con Dios y con
su iglesia y a partir de ahora deciden traer un porcentaje de
ofrendas al Señor que sea significativo y bíblico?

“Características bíblicas de las ofrendas” 25


3. CÓMO GANARSE EL
CORAZÓN DE DIOS

INTRODUCCIÓN

¿Hay alguna manera de ganarse el corazón de Dios? ¿Po-


demos tocar su corazón?

Quizás alguien diga: No necesitamos hacerlo, ¡porque Dios


nos ama ya intensamente! ¡Y tal vez tengan razón! No hay
duda de que Dios nos ama intensamente.

Sin embargo, no con todos hace Dios cosas extraordina-


rias. Aunque Dios desea hacerlo.

El problema es que como cristianos somos poco ambicio-


sos a veces. Muchos no vivimos la vida cristiana y muchos
a duras penas sobreviven.

Pero otros como Jabes, dicen: ¡Oh, si me dieras bendición,


y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmi-
go, y me libraras de mal, que no me dañe! Y le otorgó Dios
lo que pidió (1 Crón. 4:10). Y Dios se lo otorgó porque desea
manifestarse gloriosamente en sus hijos.

El consejo inspirado dice que: “El que más ame a Cristo


hará la mayor suma de bien. No tiene límite la utilidad de
aquél que, poniendo el yo a un lado, deja obrar al Espíritu
Santo en su corazón, y vive una vida completamente con-
sagrada a Dios” (DTG, 216).

Pero, ¿qué es lo que hace que el corazón de Dios se con-


mueva por sus hijos al punto de hacer por ellos cosas fuera
de lo común? ¿Quieres que Dios haga cosas extraordinarias

26 “Dar como Dios manda”


en tu vida?

Pensemos en cinco hombres y la manera en que supieron


ganarse el corazón de Dios.

DESARROLLO

En primer lugar, pensemos en Salomón (1 Reyes 3:5)

• “Y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé”.

Imagínense que Dios les hace una pregunta así. ¿No sería
el momento apropiado para pedir aquello que tanto has
soñado? ¿Una casa, quizás, un carro, un negocio?

Pero miren qué es lo que toca el corazón de Dios:

• “Concede, pues, a tu siervo un corazón que entienda


para juzgar a tu pueblo y discernir entre lo bueno y lo
malo, pues ¿quien podrá gobernar a este pueblo tuyo
tan grande?” (1 Reyes 3:9).

Con algo así la respuesta de Dios no se hizo esperar. De


inmediato dijo a Salomón:

• Porque has demandado esto... también te he dado las


cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera
que entre los reyes ninguno haya como tú en todos
tus días (1 Reyes 3:11, 13).

Tú tocas el corazón de Dios cuando pones su obra como tu


principal interés y pones toda tu confianza en él. “Buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

Fue este mismo Salomón, inspirado por el Espíritu Santo,

“Cómo ganarse el corazón de Dios” 27


quien dijo: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primi-
cias de todos tus frutos” (Proverbios 3:9). Así es como toca-
mos el corazón de Dios también: cuando ponemos nues-
tros recursos al servicio de la obra de Dios.

Sin embargo, lo glorioso de esto, quiero enfatizar, es que,


“nuestras obras en sí mismas, y por sí mismas, no tienen
ningún mérito” (Mensajes Selectos, t. 3, 228); por tanto, no
podemos “comprar” con ellas algún derecho delante de
Dios. Pero “en su divina disposición, en virtud del favor in-
merecido del Señor, él ha ordenado que las buenas obras
sean recompensadas” (Mensajes Selectos, t. 3, 227).

Por tanto, es correcto decir que Dios bendice la obedien-


cia sin que esto signifique que podemos comprar algo de
esas bendiciones al devolver los diezmos y las ofrendas.
Así que, debemos dar por amor y por honradez a la causa
de Dios, y no por interés personal.

El Segundo es David, con su celo profundo por Dios

• “¿Qué harán al hombre que venza a este filisteo y quite


el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incir-
cunciso para que provoque a los escuadrones del Dios
viviente?” (1 Sam. 17:26).

• 45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con es-


pada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre
de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones
de Israel, a quien tú has provocado.

• 46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te vence-


ré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los
filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y
toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.

• 47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salv-

28 “Dar como Dios manda”


con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla,
y él os entregará en nuestras manos.

Ahora, ¿cómo piensa una persona que tiene celo profundo


por Dios a la hora de dar ofrendas, por ejemplo? Cuando
una persona tiene celo profundo por Dios siempre piensa
en darle a su causa lo mejor.

Cuando David quiso detener la plaga que había caído sobre


su pueblo y tuvo la oportunidad de ofrecer un sacrificio, no
faltó quien quisiera regalarle todo para la ofrenda.

• “Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna


al rey: Jehová tu Dios te sea propicio” (2 Samuel 24:23).

Ahora, ¿cómo responden los que tienen un celo profundo


por Dios?

• “El rey dijo a Arauna: No; la compraré por su precio; por-


que no ofreceré a Jehová, mi Dios, holocaustos que no
me cuesten nada” (2 Sam. 24:23-24).

En este punto es bueno señalar que tú tocas el corazón de


Dios cuando buscas su gloria, piensas en su pueblo y eres
capaz de sacrificarte por Él dándole lo mejor. Las personas
que tienen un celo profundo por Dios no andan buscando
darle menos, siempre piensan en darle más.

El tercer personaje que supo ganarse el corazón de Dios


fue Moisés

Otro personaje importante que supo ganarse el corazón de


Dios fue Moisés. ¿Cómo pensaba este hombre? ¿Qué dice
la Escritura?

• “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo


de la hija del faraón, prefiriendo ser maltratado con el

“Cómo ganarse el corazón de Dios” 29


pueblo de Dios, antes que gozar de los deleites tem-
porales del pecado, teniendo por mayores riquezas el
oprobio de Cristo que los tesoros de los egipcios, por-
que tenía puesta la mirada en la recompensa” (He. 11:24-
26).

Y cuando se vio confrontado con perder al pueblo que di-


rigía, ¿cuál fue su reacción? ¿Librarse él y que el pueblo de
Dios se perdiera? No. Jamás.

• “Entonces volvió Moisés ante Jehová y le dijo: Puesto


que este pueblo ha cometido un gran pecado... te rue-
go que perdones ahora su pecado, y si no, bórrame del
libro que has escrito” (Éxodo 32:31-32). Imagínense un
hombre así, una persona que dice: prefiero perderme a
que el pueblo de Dios se pierda.

Estos hombres que daban la vida por la causa de Dios, Dios


los defendía cuando era necesario. ¿No pasó así cuando
Aarón y María se le opusieron? Claro que sí.

• “Y Jehová les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya


entre vosotros un profeta de Jehová, me apareceré a
él en visión, en sueños le hablaré. No así con mi siervo
Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré
con él, claramente y no con enigmas, y verá la aparien-
cia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de ha-
blar contra mi siervo Moisés?” (Números 12:6-8).

Como puedes ver, tú tocas el corazón de Dios cuando le


sirves a su iglesia. Cuando pones a su pueblo en primer lu-
gar. Y una manera de poner a su pueblo en primer lugar es
siendo fiel en los diezmos y las ofrendas.

El cuarto hombre que supo ganarse el corazón de Dios fue


Jacob o Israel: Príncipe de Dios.

30 “Dar como Dios manda”


Si había algo que dominaba el corazón de este hombre de
Dios fue su afán de servir a Dios. ¿Dónde vemos eso? Fue
cuando le dijo a Esaú:

• “Véndeme en este día tu primogenitura”. (Génesis 25:31).

Para entender esto veamos lo que dice la sierva del Se-


ñor en un matinal titulado Cristo Triunfante, página 86.

• “Jacob y Esaú, los hijos gemelos de Isaac, presentan un


contraste sorprendente tanto en su vida como en su ca-
rácter.

• Esaú se crió deleitándose en la complacencia propia y


concentrando todo su interés en lo presente. Contrario
a toda restricción, se deleitaba en la libertad montaraz
de la caza, y desde joven eligió la vida de cazador.

• Jacob, reflexivo, aplicado y cuidadoso, pensando siem-


pre más en el porvenir que en el presente, se conforma-
ba con vivir en casa, ocupado en cuidar los rebaños y en
labrar la tierra.

• Las promesas hechas a Abrahán y confirmadas a su hijo


eran miradas por Isaac y Rebeca como la meta supre-
ma de sus deseos y esperanzas. Esaú y Jacob conocían
estas promesas.

• Se les había enseñado a considerar la primogenitura


como asunto de gran importancia, porque no solo abar-
caba la herencia de las riquezas terrenales, sino tam-
bién la preeminencia espiritual. El que la recibía debía
ser el sacerdote de la familia; y de su linaje descendería
el Redentor del mundo.

• En cambio, también pesaban responsabilidades sobre


el poseedor de la primogenitura. El que heredaba sus

“Cómo ganarse el corazón de Dios” 31


bendiciones debía dedicar su vida al servicio de Dios.

• Como Abrahán, debía obedecer los requerimientos di-


vinos. En el casamiento, en las relaciones de familia y
en la vida pública, debía consultar la voluntad de Dios”.

Pero la actitud de Esaú era algo así como: ¡No me hablen


de eso! Elena de White sigue diciendo:

• “Pero Esaú no amaba la devoción, ni tenía inclinación


hacia la vida religiosa. Las exigencias que acompañaban
a la primogenitura espiritual eran para él una restricción
desagradable y hasta odiosa. La ley de Dios, condición
del pacto divino con Abrahán, era considerada por Esaú
como un yugo servil.

• Inclinado a la complacencia propia, nada deseaba tanto


como la libertad para hacer su gusto. Para él, el poder
y la riqueza, los festines y el alboroto, constituían la fe-
licidad. Se jactaba de la libertad ilimitada de su vida in-
dómita y errante.

Jacob, por otro lado, tenía una mentalidad diferente. Su


vida de alguna manera era una oración que decía: ¡Dame,
Dios, el privilegio de servirte! Veamos.

• “Jacob había oído a su madre referirse a la indicación


divina de que él recibiría la primogenitura, y desde en-
tonces tuvo un deseo indecible de alcanzar los privi-
legios que esta confería. No era la riqueza del padre lo
que ansiaba; el objeto de sus anhelos era la primogeni-
tura espiritual”.

En otras palabras, Jacob era un hombre obsesionado


con Dios, si se puede decir así.

• “Con secreto anhelo escuchaba todo lo que su padre

32 “Dar como Dios manda”


decía acerca de la primogenitura espiritual; retenía cui-
dadosamente lo que oía de su madre. Día y noche este
asunto ocupaba sus pensamientos, hasta que se con-
virtió en el interés absorbente de su vida” (CT, 86).

¿Cuál fue el resultado de todo esto? Hay un texto que su-


giere la respuesta.

• “Como está escrito: A Jacob amé mas a Esaú aborrecí”


(Romanos 9:13).

Es justo pensar que eso tenía mucho que ver con la deci-
sión de Jacob de servir a Dios. Porque no se puede decir
que Dios arbitrariamente aborreció a Esaú.

Pero, ¿cómo piensa una persona como Jacob cuando de


servir a Dios se trata? La Escritura dice que tenía en mente
la obra de Dios. Apartó sus diezmos para sostener la causa
del evangelio.

• “Y esta piedra que he puesto por señal será casa de


Dios; y de todo lo que me des, el diezmo apartaré para
ti” (Génesis 28:22).

A hombres como estos se refiere Dios cuando dice:


“No toquéis a mis ungidos”

• “Pero aquella noche vino Dios en sueños a Labán, el ara-


meo, y le dijo: “Cuídate de no hablarle a Jacob desco-
medidamente” (Gén. 31:24).

En otras palabras, tú te ganas el corazón de Dios cuando


tu interés principal está en las cosas espirituales. “Porque
donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro co-
razón” (Mateo 6:21). Si la obra de Dios es nuestro Tesoro,
como pensaba Jacob, entonces pondremos nuestros y
nuestros recursos para promover su obra. Y no debemos

“Cómo ganarse el corazón de Dios” 33


temer porque Dios nos protegerá como protegió a Jacob.

El quinto personaje que supo ganarse el corazón de Dios


fue Abraham

• “Dame lo que tú más amas, tu único hijo, y ofrécemelo


en holocausto” (Génesis 22:2). Y de inmediato Abraham
obedeció.

• Y dijo Dios (Gén. 22:16-18)

• “Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto


has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único
hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descen-
dencia como las estrellas del cielo y como la arena que
está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las
puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas
todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a
mi voz”.

Es hermoso saber cómo se refiere Dios a hombres así.


“Pero tú Israel, siervo mío eres; tú Jacob, a quien yo escogí,
descendencia de Abraham MI AMIGO” (Isaías 41:8).

La Escritura enfáticamente dice que:

• “No consintió que nadie los oprimiera, Y por causa de


ellos castigó a los reyes. No toquéis, dijo, a mis ungidos.
Ni hagáis mal a mis profetas” (Salmo 105:14-15). Y esto lo
dice cuando sus siervos estuvieron en peligro. La Escri-
tura promete que Dios cuidará a sus hijos que tocan su
corazón. Hombres y mujeres que lo aman.

34 “Dar como Dios manda”


CONCLUSIÓN

Los hombres y mujeres tocan el corazón de Dios... Cuando


no escatiman nada, cuando son capaces de darle todo lo
que Él pide. Sin excusa ni pretexto. Cuando ponen los inte-
reses de Dios y de su causa en primer lugar. Cuando aman
a Dios, cuando aman su iglesia, cuando hacen todo lo que
pueden para hacerla avanzar.

LLAMADO

Amados hermanos, Dios está buscando hoy hombres así.


Hombres que no escatimen nada. Hombres que sean gene-
rosos con su obra. Los hombres que hemos visto en nues-
tro mensaje de hoy hicieron sacrificios con tal de agradar
a Aquel que los había llamado. Todos los que deseen vivir
una vida así les voy a pedir que pasen al frente.

“Cómo ganarse el corazón de Dios” 35


4. ¿QUÉ HACÉIS VOSOTROS
DE MÁS?

INTRODUCCIÓN

Amados hermanos, vayamos inmediatamente a la Palabra


de Dios y leamos Mateo 5:44 al 48. Allí encontraremos el
secreto de una vida abundante. ¿Cuántos aquí desean una
vida bendecida? Pues vayamos adelante.

44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a


los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y
orad por los que os ultrajan y os persiguen;

45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los


cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que
hace llover sobre justos e injustos.

46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa


tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?

47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué ha-


céis de más? ¿No hacen también así los gentiles?

48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que


está en los cielos es perfecto.

Si algo se desprende de estos versículos es que nuestro


Dios, como ejemplo nuestro, es un Dios que siempre hace
de más. Observemos que Él es un Dios que ama a sus ene-
migos, cosa que nosotros no siempre hacemos. Él bendice
a los que lo maldicen, cosa que nosotros no siempre hace-
mos.

36 “Dar como Dios manda”


Ya lo dijo el apóstol Pablo: “Y a Aquel que es poderoso para
hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo
que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en
nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por to-
das las edades, por los siglos de los siglos. Amén” (Efesios
3:20-21).

Ahora, ¿qué tenemos qué hacer para armarnos del mismo


pensamiento? ¿Cómo podemos hacer nosotros de más?
Para eso tenemos que tener una nueva mentalidad. No la
mentalidad de los publicanos y gentiles, como dice Jesús
aquí, sino la mentalidad de Dios.

DESARROLLO

La mentalidad de Dios es una mentalidad que siempre va


más allá. Miremos su Palabra poderosa.

38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.

39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a


cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele tam-
bién la otra;

40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, dé-


jale también la capa;

41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla,


ve con él dos.

42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado,


no se lo rehúses.

Pues bien, aquí la pregunta no es: ¿Qué hace el vecino?


¿qué hace el predicador? ¿qué hacen los demás herma-
nos? No. Aquí la pregunta es: ¿Qué haces tú?

“¿Qué hacéis vosotros de más?” 37


¿Qué es lo que nos distingue a nosotros en la escuela, en
el trabajo, en la iglesia, o en la familia? ¿Qué hacemos no-
sotros de más? A veces decimos que la gente se la lleva
quejándose, pero, ¿qué hacemos nosotros de más para
que eso no sea así?

Y si lo aplicamos a la mayordomía financiera, ¿qué hacemos


nosotros de más en los diezmos y las ofrendas? ¿Damos
diezmos exactos o incluso más allá del diezmo, a diferencia
de otros que dicen que lo que ganan no les alcanza para
diezmar u ofrendar? Que de paso, si pusiéramos a Dios en
primer lugar siempre nos alcanzaría. El problema es que a
Dios o a la iglesia, en el caso de algunos, se les deja para el
final. Como les digo, es un asunto de mentalidad.

Las personas que aman a Dios, su oración es esta: Señor,


¿qué más puedo darte, mi Dios? ¿Cómo más podría agra-
darte?

Prosiguiendo con el tema, ¿qué hacemos de más cuando


alguien nos necesita?

¿Qué hacemos de más cuando alguien muere?

¿Qué hacemos de más cuando nos decepcionan?

¿Qué hacemos de más cuando somos probados?

¿Qué hacemos de más cuando estamos a punto de


perder la paciencia?

¿Qué hacemos de más cuando estamos enfermos?

¿Qué hacemos de más cuando tenemos problemas


familiares?

38 “Dar como Dios manda”


¿Qué hacemos de más cuando se requiere fe?

¿Qué hacemos de más cuando se requiere visión?

¿Qué hacemos de más cuando se requiere el perdón?

¿Qué hacemos de más cuando se requiere tolerancia?

¿Qué hacemos de más cuando se requiere amor?

Notemos bien que en todo esto también podemos hacer


de menos. Por ejemplo, si estamos en problemas podemos
perder la fe, pero eso es hacer de menos. Si estamos enfer-
mos podemos perder la fe, pero eso es hacer de menos. Lo
que se trata aquí es cómo hacer de más.

Alguien decía: “deja que tus sueños sean más grandes que
tus miedos, tus acciones más grandes que tus palabras, y
que tu fe sea más grande que tus sentimientos”. La pre-
gunta de Jesucristo para nosotros es: ¿Qué hacéis vosotros
de más?

¿Qué distingue nuestros pensamientos, nuestras palabras,


nuestro servicio o nuestro dinero? ¿Qué hacemos nosotros
de más que pueda decirse que tenemos la mentalidad de
Dios?

Jesús nos dice que no es un gran logro si solo amamos a


los que nos aman. Si solo damos a los que nos dan, si solo
tratamos bien a los que nos tratan bien. Un gran logro es
cuando tratamos bien incluso a nuestros enemigos.

¿Amamos a nuestra familia? Jesús nos dice que no es un


gran logro amar a los que nos aman. Él pregunta: ¿Qué ha-
céis vosotros de más? Aún dentro del crimen organizado el
concepto de familia es muy importante. Hay bandas que
se hacen llamar “La Familia”. Sin embargo, ellos no aman a

“¿Qué hacéis vosotros de más?” 39


sus enemigos. Viven para matar u odiar. Es por eso que la
pregunta de Jesús es tan significativa.
Jesús nos llama a hacer lo extraordinario, a sobrepasar el
mínimo e irnos a lo máximo, a ir más allá y hacer más que
los demás que no conocen a Dios o que dicen conocerlo y
no lo demuestran.

Por tanto, ¿qué hacemos de más al amar? Como bien sabe-


mos, no se puede amar sin dar. Pero hay quienes dicen: El
predicador solo habla de dinero. Yo no vengo para oí acer-
ca del dinero, vengo para oír el evangelio. Pero si quitamos
el dinero, eso deja poco del evangelio.

Por ejemplo, a Jesús le dieron oro cuando nació, pagó im-


puestos, enfrentó a los cambistas, tuvo un tesorero, dio al
César lo que es del César, se le pidió repartir una herencia.
La Biblia nos dice que fue vendido por 30 piezas de plata,
nos habla de la viuda pobre y sus dos blancas, del joven
rico, del perfume de 300 denarios, de Zaqueo y más.

Observemos esto: hay en la Biblia menos de 500 referen-


cias a la fe, hay 500 a la oración, pero hay más de 2300 al
asunto del dinero. Por lo tanto, no es algo a lo cual no se le
tenga que dar atención.

Si profundizamos más, vemos que la Biblia nos habla de


la parábola de los dos deudores, de las diez dracmas, de
tesoros nuevos y viejos, del mayordomo infiel, de calcular
el costo, de la perla de gran precio, del rico insensato, de
los talentos, del hijo pródigo y del buen samaritano. Todas
relacionadas con el dinero.

Y en asuntos de dinero podemos ser, ya sea egoístas con la


causa del Señor o bien generosos hasta que las necesida-
des de la obra de Dios sean satisfechas.

Para finalizar quisiera hablarles de la historia de dos mares.

40 “Dar como Dios manda”


El primero es el Mar Muerto. Este mar no tiene entradas ni
salidas. No hay barcos que naveguen por él. Retiene toda
su agua, pero tampoco hay peces allí. Por lo mismo se le
llama el Mar Muerto, no hay vida.

Por otro lado, tenemos el Mar de Galilea. Este lago, que


en realidad no es un mar, parece mar porque da y recibe.
Tiene muchos afluentes. Hay barcos y niños que juegan allí,
pero lo más sobresaliente fue que Jesús estuvo allí, donde
está la vida, donde se da y recibe.

CONCLUSIÓN

Como podemos ver, la Biblia está llena de ejemplos acerca


del dinero. Sobre todo, nos enseña a hacer tesoros en el
cielo. Nos pide que demos de más, no de menos. Y esto, no
solo en lo que respecta a diezmos y ofrendas porque tam-
bién pueden ser donativos. Además de eso, el Señor nos
pide hacer de más, siempre más, en el hogar, en el trabajo,
en la escuela y en la iglesia.

Así que, si vamos a ser buenos hijos, seamos buenos hijos


de más. Si vamos a ser buenos cristianos, seamos buenos
cristianos de más. Si vamos a ser generosos, seamos gene-
rosos de más, no de menos. Si vamos a ser buenos patro-
nes, seamos buenos patrones de más.

En cuanto a los diezmos y ofrendas Elena de White escribe:

“Cada mayordomo fiel debería estar mucho más ansioso


por aumentar la proporción de sus donaciones que en-
trega a la tesorería del Señor, antes que por disminuir sus
ofrendas en una jota o una tilde. ¿A quién le sirve? ¿Para
quién está preparando una ofrenda? Para Aquel de quien
depende para recibir todas las buenas cosas de que disfru-
ta. Entonces, que ninguno de los que recibimos la gracia de

“¿Qué hacéis vosotros de más?” 41


Cristo demos ocasión para que los ángeles se avergüencen
de nosotros, y para que Jesús se avergüence de llamarnos
hermanos” (Consejos sobre Mayordomía Cristiana, 301).

En otra declaración señala que “los que reciben su gra-


cia, los que contemplan la luz del Calvario, no discutirán la
proporción que deben dar, sino que pensarán que hasta la
ofrenda más abundante es demasiado pequeña y despro-
porcionada en comparación con el gran don del Hijo uni-
génito del Dios infinito” (Consejos sobre Mayordomía Cris-
tiana, 302) En otras palabras, no debemos estar pensando
de manera mezquina.

LLAMADO

¿Cuántos en esta mañana quisiéramos que el Señor cam-


biara nuestra mente de una mentalidad de escasez a una
mentalidad de abundancia? ¿Qué de una mentalidad mun-
dana gentil pasemos a tener la mentalidad de Dios que
siempre da de más? ¿Cuántos desean que el Señor gobier-
ne en todas nuestras relaciones y que hagamos siempre de
más en todo?

42 “Dar como Dios manda”


5. EL MAYOR PELIGRO
DE UN MAYORDOMO
INTRODUCCIÓN

¿Hay alguien aquí que quiera casarse con un tonto? ¡Supon-


go que no! ¿Entonces por qué un mensaje de este tipo… Y
luego en un tema de mayordomía?

No estamos hablando aquí de aquellos esposos que… ¡No


saben manejar sus finanzas! O de aquellos que… ¡No ayu-
dan a su esposa! Ni de novios que luego se ve que… ¡no
están muy “completos”! No. El tema de hoy se refiere a una
clase especial.

Hoy voy a contarles la historia de una mujer inteligente ca-


sada con un “tonto”. Y la única razón para hablarles de algo
así es porque así lo presenta la Escritura.

Pero antes de saber con exactitud quién fue esta persona,


primero tengo qué hablarles de un tema crítico y otro esti-
mulante, en mayordomía.

DESARROLLO

¿Es posible que haya egoísmo en la iglesia? ¿Es Laodicea


una iglesia egoísta? En Apoc. 3:17 Cristo llama a los laodi-
censes: ¡Miserables! Ellos dicen que son ricos, pero si Cristo
los llama así, ¿es que son egoístas?

Cuando les dice que de él compren “oro refinado en fuego”.


¿Qué es esto? ¿Qué significa el oro? Los comentaristas es-
tán de acuerdo en que el oro se refiere a la fe que obra por
el amor (Gál. 5:6). El apóstol Pedro así lo sugiere: “para que
sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el
oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea

“El mayor peligro de un mayordomo” 43


hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifesta-
do Jesucristo” (1 Pedro 1:7).

Egoístas por naturaleza, eso es lo que somos. Así que, para


ser generoso es necesario: ¡NACER DE NUEVO! El viejo
hombre está centrado en el “yo”, en una vida egoísta. El
nuevo hombre nace con el corazón de Dios. Cristo nos da
un corazón nuevo (Eze. 36:26). Quita el corazón de piedra.

De paso, cuando hay un corazón de piedra en el hogar, es


terrible. Podría ser la experiencia de una mujer inteligente
casada con un tonto, dicho con todo respeto. Estoy men-
cionando esto solo para ilustrar un punto. Cualquier pare-
cido con la realidad, ¡Es pura coincidencia!

Pues bien, debo advertir de una vez que Cristo desea que
seamos generosos, pero no cualquier tipo de generoso.
Veamos.

“Y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica…


“Déjale también la capa” (Mt. 5:40). “Y a cualquiera que
te obligue a llevar carga por una milla… “Ve con él dos”
(5:41). En otras palabras, ¡da más de lo que te pidan!
¡Sé un generoso ilimitado!

Sí, lo que debe definir a un cristiano es: ¡Una generosidad


ilimitada! Pero aquí… tengo una pregunta: ¿Es pecado no
ser generoso? Si entendemos que el egoísmo es pecado,
que de paso, “el pecado tuvo su origen en el egoísmo”, se-
gún el Espíritu de Profecía (DTG, 13), entonces no ser gene-
roso podría convertirse en un pecado, si teniendo para dar,
elegimos ser tacaños.

Pero, ¿quién es una persona ilimitadamente generosa? Es


alguien que está dispuesto a dar más de lo que le piden sin
esperar algo a cambio. Jesús dijo: “No esperando de ello
nada” (Luc. 6:35).

44 “Dar como Dios manda”


Esto es generosidad ilimitada: Consiste en dar a los demás
más allá de lo que nos corresponde por justicia u obliga-
ción. Ser un generoso ilimitado implica: La capacidad de
salir de nosotros mismos y, por un acto de amor, enfocar
las necesidades de los otros.

Cristo, al dar su vida por nosotros, fue ilimitadamente ge-


neroso. Se enfocó en nuestras necesidades, no en su co-
modidad.

La palabra “generosidad” viene del latín. (Del lat. generosi-


tas, -atis). Que significa: Inclinación o propensión del ánimo
a anteponer el decoro a la utilidad y al interés. Anteponer a
otros, antes que a nosotros. ¡Ese es el punto! Y dar más allá
de uno mismo es reflejar el carácter de Cristo.

La generosidad no debe estar limitada a épocas de gran


necesidad tales como desastres y situaciones extremas; La
generosidad incluye las intenciones puras del individuo de
mirar hacia fuera para bien y buen ejemplo de los demás.

En este contexto, la ofrenda sistemática es superior a los


donativos. Pablo dijo que no debemos dar “por necesidad”,
o porque hay una crisis. Debemos dar por el solo gusto de
dar. Dar solo cuando se necesita no es generosidad ilimi-
tada. Cristo nos dio en tiempos malos, pero habiéndonos
salvado, de ahí en adelante solo nos da en tiempos buenos,
sistemáticamente (Salmo 23:6).

La ofrenda sistemática es independiente de… los buenos o


malos tiempos. Esa ofrenda es: generosidad ilimitada.

Veamos ahora algunos ejemplos de generosidad ilimitada.

Pero primero el concepto: “Todo lo bueno que hay en la


vida de los humanos es fruto de la entrega generosa de al-
guien”. Ya sea un carro, un tren, un avión o lo que sea, nos

“El mayor peligro de un mayordomo” 45


habla de horas y horas dedicadas, recursos ilimitados para
ver ese sueño hecho realidad.

Y eso bueno se ha obtenido no a base de acumular bienes


materiales ni mucho menos de arrebatarlos, sino a base de
cariño a los demás y de olvido propio, a base de sacrificio.
¿Ya comprendimos lo que es ser un generoso ilimitado?
Con lo que sigue, ¡Que se nos “prenda el foco”!

Piensa en Thomas Alva Edison, el inventor del foco de luz.


¿Cuánto luchó hasta inventar el foco? ¿2000 veces? Hay
quienes piensan que más. Por eso decimos que todo lo
bueno que hay en la vida de los humanos es fruto de la en-
trega generosa de alguien.

Por otra parte, hoy puedes hablarle a tus familiares sin im-
portar qué tan lejos estén, pero para que eso fuera posible
Alexander Graham Bell tuvo que ir muy lejos en su gene-
rosidad. Los hombres con generosidad ilimitada… ¡Son los
que hacen historia!

Cyrus W. Field cruzó el océano Atlántico 50 veces para ten-


der un cable y que los hombres pudiesen hablar a través del
océano. Esto ocurrió en 1866 y fue la base para que Alexan-
der Graham Bell, diez años después, transmitiera voz hu-
mana a través de cables, mediante telégrafo y teléfono.

Adam Clark invirtió 40 años para escribir sus comentarios


acerca de la Biblia. John Milton se levantaba a las 4 de la
mañana todos los días para tener tiempo suficiente para
escribir su gran obra, El paraíso perdido.

Pregunta: ¿Quieres hacer historia? ¡Sé generoso! Pero un


generoso ilimitado. Sé generoso con tu tiempo… Sé gene-
roso con todos tus recursos. Sé generoso con tus ofrendas.
Que sea, ¡una ofrenda sistemática ilimitada!

46 “Dar como Dios manda”


Los egoístas también hacen historia, pero es la historia de
los perdedores.

Nabal, según la escritura, significa: Tonto, insensato, ne-


cio. Sin embargo, estaba casado con Abigail, una mujer
de “buen entendimiento y de hermosa apariencia” (1 Sam.
25:3). ¡Casado con una mujer inteligente y hermosísima! No
era nada “tontito”. Pero la Biblia lo describe como un hom-
bre que “hacía honor a su nombre”: insensato, tonto, necio
(1 Sam. 25:25).

¿En qué radicaba su necedad? ¿Por qué la Biblia se toma la


molestia de hablarnos de un tonto? ¿No es suficiente con
los “tontos” que ya tenemos? Al parecer la Biblia quiere en-
señarnos algo.

Cuando fueron a pedirle algo… ¡No quiso hacerlo! ¡No quiso


dar! 1 Sam. 25:11).

Lo que es realmente inaudito en el caso de él es que David,


quien le estaba pidiendo, había cuidado sus ovejas con sus
hombres cuando andaba huyendo de Saúl. Entonces, ¿Por
qué era un tonto? ¡Porque era un tacaño!

La Biblia califica de maldad la falta de generosidad de Na-


bal (1 Sam. 25:39). Y su muerte es atribuida a Jehová. El
Señor le quitó la vida por esa causa. La falta de generosi-
dad conduce a la muerte (25:38, 39). Seguramente eso está
escrito como una advertencia para nosotros, para nuestra
enseñanza fue escrito (Rom. 15:4).

Nabal hubiera salvado su vida si hubiera sido generoso.


¡Pero su tacañería lo condujo a la muerte! Nabal tenía para
dar… pero decía: “¿Quién es David…? ¿He de tomar yo ahora
mi pan, mi agua y la carne… y darla a hombres que no sé de
donde son? (1 Sam. 25:10-11).

“El mayor peligro de un mayordomo” 47


Debemos tomar en cuenta que David era un dirigente, el
ungido de Jehová, el futuro rey de Israel. Pero vemos aquí
un caso interesante. Nabal no quiso dar por desconfianza,
porque según él, “no sabía de dónde eran” (1 Samuel 25:11).
Tengamos cuidado. Nuestro deber es ser fieles en los diez-
mos y las ofrendas, y aún en los donativos. La iglesia tiene
necesidades y debemos avanzar conforme al orden esta-
blecido por Dios.

Cristo rechaza que andemos buscando justificaciones para


dar. Nos dijo que debemos dar solo porque esa es la natu-
raleza de un hijo de Dios. “Para que seáis hijos de vuestro
Padre que está en los cielos… “Que hace salir su sol sobre
malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos” (Mat.
5:45).

Dios es generoso ilimitadamente, ¡Y eso mismo quiere de


nosotros!

Murió Nabal, el tonto. ¿Y qué pasaría ahora con su mujer?


Se casaría ahora con un hombre inteligente, uno que era
generoso ante las necesidades de los demás (1 Sam. 25:15-
16).

CONCLUSIÓN

Dios nos llama a ser geneorosos, pero generosos como


conforme a su corazón. Es decir: ¡Generosos ilimitados!

¿Eres tú ese novio o esposo inteligente de la iglesia? Ven


ahora y sé generoso, ilimitadamente, con la iglesia.

48 “Dar como Dios manda”


LLAMADO

¿Cuántos aquí desean que Dios les dé un corazón gene-


roso? En nuestra amada iglesia tenemos muchas razones
para cultivar la generosidad. La iglesia necesita avanzar y
para eso se necesitan recursos. Los invito a traer fielmente
sus diezmos y sus ofrendas a Dios. Si vamos a ser genero-
sos como Dios lo desea, ¡seamos generosos ilimitados!

“El mayor peligro de un mayordomo” 49


6. SE BUSCAN
VALIENTES

INTRODUCCIÓN

¿Arriesgarías tu vida por un vaso de agua fresca sin tener


sed? ¿Qué tendría que tener ese vaso de agua para que no
te importara participar de una misión suicida? ¿Qué podría
hacer que algo te arrancara de tu comodidad como para
hacer algo tan ordinario como ir por un vaso de agua? ¿Qué
se necesita para hacer algo que desafía lo razonable?

Para comprender un poco esto y a manera de introduc-


ción, pensemos en un soldado llamado Rowan.

• Hay quienes piensan que su estatua debiera vaciarse en


bronce inmortal y colocarse en cada colegio que hay
sobre la faz de la tierra.
• “El mensaje a García” fue escrito en 1899 para conme-
morar un acto de heroísmo por un hecho poco conoci-
do en la guerra entre España y Estados Unidos.
• Se publicó en la revista The Philistine (El Filisteo).
• La edición se agotó en pocos días. Las imprentas no se
daban abasto para surtir todos los pedidos.
• El Ferrocarril Central de Nueva York ordenó más de un
millón de copias.
• Los miembros de la Marina Norteamericana tuvieron
todos una copia y la leyeron.
• Y todos los Boy Scouts de Estados Unidos.
• Se tradujo al ruso y todos los trabajadores del ferrocarril
de esa nación lo tuvieron.
• En el conflicto ruso-japonés, los japoneses no lograban
entender esos impresos que encontraban en los bolsi-
llos de todos los prisioneros rusos.

50 “Dar como Dios manda”


• Cuando lo supieron, el Mikado ordenó una copia para
cada soldado del ejército imperial y empleados del go-
bierno.
• Cuando estalló la guerra entre España y Estados Uni-
dos, fue necesario establecer una comunicación rápida
con el líder de los insurgentes.
• García se encontraba en algún lugar de las montañas de
Cuba.
• Nadie sabía exactamente dónde. No había correos ni
telégrafos para comunicarse.
• Alguien le comentó al presidente McKinley: “Hay un tipo
llamado Rowan, que se encargará de buscar a García, y
si alguien puede hacerlo es él”.
• El presidente le dio la carta, y Rowan hizo lo siguien-
te: la metió en su morral impermeable. Y en cuatro días
desembarcó de noche en las costas de Cuba.
• Se internó en la jungla y tres semanas después apareció
del otro lado de la isla, después de atravesar un país
hostil y de entregar la carta a García.
• ¿Donde está lo extraordinario aquí? Lo extraordinario
de este relato es que…
• Cuando McKinley le entregó a Rowan una carta que de-
bía llegar a manos de García; Rowan tomó la carta y ni
siquiera preguntó: “¿En dónde puedo encontrarlo?”
• Otros hubieran dicho: ¿Dónde está? ¿En qué me voy?
¿Cómo le haré?
• Nada. Rowan no andaba buscando excusas para no ha-
cer las cosas. ¡Él las hacía!

DESARROLLO

• Amados hermanos, en tiempos de necesidad, en tiem-


pos de emergencia, de urgencia, se necesita gente con
un corazón extraordinario, con una pasión extraordina-
ria para con Dios.

“Se buscan valientes” 51


• Generalmente, un 80% de las personas llegan solo has-
ta cierto punto en la vida. Otro 20% por ciento siempre
hace la diferencia. Debemos esforzarnos en todo lo po-
sible por ser gente así, que Dios pueda contar con no-
sotros en momentos de prueba y de necesidad, y que
estemos dispuestos a hacer la diferencia.

• Muchas veces situaciones extraordinarias requieren


gente extraordinaria, requiere gestos extraordinarios
de fe. El Reino de Dios siempre ha avanzado fundamen-
tándose en gente extraordinaria, gente que hizo actos
extraordinarios, diferentes e inesperados.

Pensemos en Eleazar

• 13 Éste estuvo con David en Pasdamim, donde los fi-


listeos se habían concentrado para la batalla. Había allí
una parcela de tierra llena de cebada, y cuando el pue-
blo huyó delante de los filisteos, 14 él se puso en medio
de la parcela, la defendió y venció a los filisteos, pues
Jehová los favoreció con una gran Victoria (1 Crónicas
11).

• 10 Éste se levantó e hirió a los filisteos hasta que su


mano se cansó y se le quedó pegada a la espada. Aquel
día Jehová dio una gran victoria, y el pueblo volvió tras
él tan sólo para recoger el botín (2 Samuel 23).

Observemos la actitud de Eleazar. En otras palabras: “si


otros retroceden, yo no”. Aquí tenemos que aprender a de-
cirle no a los “trofeos de huida”. Debemos ser los prime-
ros en ir al frente, peleando las batallas del Señor, no los
últimos. Debemos ser valientes. Pero para valientes, nada
como los valientes de David.

La Escritura dice que David tuvo un vivo deseo.

52 “Dar como Dios manda”


• ¿Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén
que está junto a la puerta?

Observemos que no era un deseo de gloria, de victoria, de


posesiones o de fama.

• Claro que él no se imaginó jamás que alguien iba a to-


mar en serie lo que él estaba diciendo. Él estaba sim-
plemente pensando en voz alta.

Ahora, notemos que era un deseo claro:

• lo que él quería: el agua


• dónde estaba lo que él quería: Belén.

Solo que el deseo de David era un deseo peligroso.

• Era un pozo custodiado por el enemigo


• David no pensó en el agua de otro pozo
• Sino precisamente en el agua del pozo de Belén.

Puntos a destacar:

• Todos oyeron el deseo del rey


• Pero no todos respondieron.
• “Se vale soñar”, pensaron.

Pero es aquí donde entran en escena tres hombres valien-


tes:

• 13 Un día, en tiempo de la siega, tres de los treinta jefes


descendieron y se unieron a David en la cueva de Adu-
lam, mientras los filisteos acampaban en el valle de Re-
faim. 14 David estaba entonces en la fortaleza y había
en Belén una guarnición de los filisteos. 15 Y dijo David
con vehemencia: «¡Quién me diera a beber del agua del
pozo de Belén que está junto a la puerta!»

“Se buscan valientes” 53


• 16 Entonces los tres valientes irrumpieron en el campa-
mento de los filisteos, sacaron agua del pozo de Belén
que estaba junto a la puerta, se la llevaron y la trajeron
a David; pero él no la quiso beber, sino que la derramó
como ofrenda para Jehová diciendo: 17 «Lejos de mí, oh
Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de
los hombres que fueron allí con peligro de su vida?» Y
no quiso beberla.

Lo que queremos destacar aquí es lo siguiente: en el acto


de derramar el agua que los valientes habían ido a conse-
guirle con tanto sacrificio delante de Jehová, David hizo 4
cosas honorables. Y es en estas 4 cosas que nosotros debe-
mos destacarnos también si queremos ser los valientes del
Señor. Especialmente porque esto se transforma en una
ofrenda para el Señor.

• Ahora, es preciso destacar que, así como David, la gente


es inspirada por hombres y mujeres consagrados al Se-
ñor. David fue tan tocado por eso, que dice que cuando
él vio lo que estos hombres hicieron, ni siquiera quiso
beber del agua. Él dijo ‘esta agua es la sangre de estos
hombres, es la vida que ellos pusieron’. ¿Y qué hizo? La
derramó como una ofrenda a Jehová.
• ¿Pueden ver ustedes lo que pasa? Cuando se hacen
esas cosas, Dios es bendecido, Dios es honrado. Esa
humilde agua se convirtió en algo que fue usado para
honrar a Dios.

1. Lo primero que se destaca del acto de derramar el agua


como una ofrenda a Jehová de parte de David, es: arre-
pentimiento por su propia debilidad.

• Nuestra debilidad nos hace desear cosas indebidas.


• Nuestra debilidad nos conduce a lugares peligrosos.
• Nuestra debilidad pone en peligro la vida de otras per-
sonas.

54 “Dar como Dios manda”


En nuestro caso, muchas veces gastamos el dinero del
Señor en nuestros propios deseos. En la complacencia de
nuestros propios apetitos. En el acto de ofrendar al Señor
quizás estemos dando algo que podríamos haber estado
usando para nuestra propia concupiscencia, pero darlo al
Señor lo transforma en una ofrenda maravillosa.

2. Lo segundo que se destaca del acto de derramar el


agua como una ofrenda a Jehová, de parte de David,
es: negación de su propio apetito.

• No gratificaría un capricho.
• No gratificaría una fantasía.
• No pondría en primer lugar sus deseos.

En otras palabras, en vez de gastarlo en sí mismo, decidió


gastarlo como una ofrenda para el Señor. Es por eso que a
David se le conoce como un hombre conforme al corazón
de Dios. Era un hombre que estaba dispuesto a darle al Se-
ñor, lo mejor de lo mejor. ¿Cómo sabemos eso?

3. Lo tercero que se destaca del acto de derramar el agua


como una ofrenda a Jehová, de parte de David, es: la
devoción de David por honrar al Señor.

• El agua era demasiado buena.


• Era demasiado preciosa y preciada.
• La convirtió en una ofrenda, por ser de gran valor y la
derramó ante Jehová.

Si algo hemos aprendido en los temas anteriores de esta


semana es que la única manera de honrar a Dios con lo
que le damos es darle las cosas que son más valiosas para
nosotros.

Se nos dice que en esto los pobres tienen una ventaja. “El
pobre hace un sacrificio de lo poco que posee y lo siente

“Se buscan valientes” 55


en realidad. Se niega algunas cosas que necesita para su
comodidad... Por lo tanto, tiene la ofrenda del pobre un ca-
rácter sagrado que no se encuentra en la ofrenda del rico,
porque este da de su abundancia” (Consejos sobre mayor-
domía cristiana, 186). Lo que hace que la ofrenda del rico
tenga tanto valor para Dios es que sea fiel, no dando de lo
que les sobra.

Lo que se destaca de esta agua es que los hombres de Da-


vid convirtieron algo sumamente ordinario en algo extraor-
dinario. Era simple agua, pero del gusto del rey. Ahora, ¿re-
flejan eso nuestras ofrendas? ¿Nos estamos asegurando de
que sean del agrado del Rey de reyes y Señor de señores?

Pero recordemos que no se necesita ser grande para ser


extraordinario.

• Pensemos en la viuda pobre


• Eran solo dos humildes blancas
• Pero era todo lo que tenía
• Ella honró a Dios y Dios la honró a ella.

Apreciado hermano, ¿cuándo fue la última vez que hiciste


algo extraordinario por tu Señor?

4. La cuarta cosa que se destaca del acto de derramar el


agua como una ofrenda a Jehová, de parte de David, es:
la ternura de sus siervos.

• El corazón de estos hombres amaba a su líder y dije-


ron ‘vamos a hacer algo extraordinario, vamos a darle el
gusto de que él tome de esa agua, de ese pozo’.
• Y se atrevieron.
• Definitivamente arriesgaron su vida, pero ellos quisie-
ron hacer un gesto extraordinario para su rey, para su
líder. El líder que amaban.

56 “Dar como Dios manda”


CONCLUSIÓN

• Hay algo especial en el corazón de una persona que


ama a Dios apasionadamente, que mueve el corazón de
Dios y que hace que Dios bendiga a sus hijos, sus finanzas,
su economía, su casa, su salud. Todo esto le abre puertas
en la vida.

• Ojalá entendiéramos que el camino al éxito en la


vida, el camino a la bendición en la vida es darle al Señor
lo mejor, amar al Señor por sobre todas las cosas, preferir
al Señor siempre, hacer cosas que a Dios le agradan y que
bendicen su corazón.

LLAMADO

La Escritura dice que Dios está buscando valientes hoy.

• Dice la palabra que “los ojos de Dios recorren toda la


tierra para hallar a aquellos de corazón perfecto para con
Él, para mostrarse a su favor” (2 Crónicas 16:9).

• Si tu corazón ama al Señor de una manera extraor-


dinaria, Dios se mostrará también a tu favor extraordinaria-
mente.

• Así que te invito a que sueñes, pero sueña los de-


seos de Dios y Él cumplirá los anhelos de tu corazón y te
colmará de bendiciones; haz la prueba.
Si vas a dar diezmos, ofrendas, y donativos, haz que algo
ordinario se convierta en extraordinario. ¡Se buscan valien-
tes!

“Se buscan valientes” 57


7. HISTORIA DE TRES PAGANOS
PROSPERADOS POR DIOS

INTRODUCCIÓN

¿Prospera Dios solo a los cristianos? Si así fuera, todos los


mundanos estarían en la desgracia y todos los cristianos
serían exitosos. ¿Pero es así? No. Hoy vemos cristianos que
triunfan y cristianos que fracasan. Mundanos que tienen
éxito, por lo menos en lo material, y mundanos que no tie-
nen éxito en nada.

¿Qué hay detrás de aquellos cristianos y mundanos que no


logran tener éxito? ¿Dónde está la falla? Lo que hoy vas a
aprender, si lo pones en práctica… ¡Puede cambiar tu vida
para siempre!

Dios siempre ha querido que sus hijos tengan éxito en


todo. “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas
las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3
Juan 2). Pero muy pocas personas llegan a experimentarlo.

Sin embargo, hay una forma de cambiar eso: Imitando a


tres paganos que fueron prosperados por Dios. Pero, ¿qué
hicieron para ser prosperados?

Antes de saber quiénes fueron y qué hicieron… Pensemos


en algunos principios que cooperan en el logro del éxito.

DESARROLLO

Principio número uno: Búscalo: ¡Busca el éxito!

58 “Dar como Dios manda”


El éxito jamás tocará a tu puerta… A menos que primero
vayas a la puerta de él y la toques. “El único lugar donde el
éxito se encuentra antes que el trabajo es en el dicciona-
rio”.

• Cuando de buscar el éxito se trata, no hay nadie como


Job. “Si tú de mañana buscares a Dios, y rogares al To-
dopoderoso; si fueres limpio y recto, ciertamente luego
se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu
justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu
postrer estado será muy grande” (Job 8:5-7).
• Y Job respondió: “Ciertamente yo sé que es así” (9:2).

Principio número dos: ¡Cumple tu palabra!

Todo éxito tiene una meta, y toda meta tiene pasos previos
para llegar a ella. Las personas que tienen éxito son aque-
llas que dan los pasos que dijeron que darían para llegar a
su meta.

El sabio Salomón declaró: “Todo esfuerzo tiene su recom-


pensa, Pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza”
(Prov. 14:23; La Biblia Al Día).

A menudo, los grandes milagros de la Biblia requirieron de


pasos de obediencia previos.

• Las murallas de Jericó se derrumbaron… pero solo des-


pués de siete días de marcha alrededor de ellas.
• El río Jordán se dividió… Pero solo después de que los
sacerdotes dieron los primeros pasos mojándose los
pies.
• Naamán fue sanado de su lepra… Pero solo después de
viajar varios días y zambullirse siete veces en el río Jor-
dán.

La fe bíblica procede de saber (1) qué quiere Dios que uno

“Historia de tres paganos prosperados por Dios” 59


haga… (2) Obedecer lo que Él pide, y (3) confiar en que Él
hará su parte, a su manera y en su momento.

En esto hacemos bien en recordar a aquel ciego al cual Je-


sús untó lodo en sus ojos y después fue a lavarse al estan-
que de Siloé (Juan 9:1-7). Es decir, el milagro ocurrió des-
pués de ciertos pasos de obediencia previos.

Otro caso igual de interesante es el de los diez leprosos, los


cuales pidieron a Jesús que los sanara. Jesús solo les dijo
que fueran y se presentaran delante de los sacerdotes… y
fueron sanados mientras iban en el camino (Lucas 17:12-14).
Así que, este milagro también ocurrió con pasos de obe-
diencia previos. Era la manera de demostrar fe.

Como podemos ver, ponerse en acción es parte de encon-


trar el éxito, al menos como lo presenta la Biblia aquí.

Principio número tres: ¡Persevera!

Lo más importante a la hora de buscar el éxito es perse-


verar. Muchos comienzan… pero pocos terminan. Aquí es
bueno recordar la actitud de Nehemías. Nehemías decía:
¿Un hombre como yo ha de huir…? ¿Y quien que como yo
fuera escaparía para salvar su vida? (Neh. 6:11).

Un instante solo sirve para dar un martillazo… Pero si utili-


zas cada uno de los instantes, dando martillazo tras marti-
llazo, llegarás a construir la pirámide de tu vida.

Un instante solo sirve para dar un paso… Pero si utilizas


cada uno de los instantes, dando paso tras paso, llegarás a
ocupar un sitio en la cumbre.

Lo importante pues, es perseverar. En otras palabras, ¡No


solo arrancamos, también aceleramos, y mantenemos la
velocidad!

60 “Dar como Dios manda”


Los tres paganos prosperados por Dios, hicieron lo siguien-
te: El primero arrancó, el segundo aceleró, y el tercero
mantuvo la velocidad.

Potifar fue el primero en arrancar:

“Y vio su amo que Jehová estaba con José y que todo lo


que José hacía Jehová lo hacía prosperar en su mano”
(Gén. 39:3). Cuando Potifar va y le pregunta a José, cuál es
el secreto de su éxito, José no duda en decir: Jehová me
prospera.

Para ese tiempo, ¿había Potifar entregado todo en las ma-


nos de Dios? No. José llegó a esa casa como esclavo, y a los
esclavos no se les confía todo sino solo después de poner-
los a prueba. ¿Pero se quedó allí? No. ¿Qué hizo al ver que
Dios lo prosperaba?

“Él le hizo mayordomo de su casa… Y entregó en su poder


todo lo que tenía” (Gén. 39:4).

Aquí vemos a un hombre que se da cuenta que Dios ben-


dice. Pero es inteligente. Así que en vez de querer que Dios
lo prospere a medias, le entrega todo. Porque todo lo que
estaba en manos de José, estaba en manos de Dios.

Pero, ¿sirvió de algo? Te advierto: Muchos de nosotros no


prosperamos más, porque no le damos más a Dios. No nos
entregamos totalmente a Dios. Y si se trata de recursos, ya
sea diezmos, ofrendas y donativos, no confiamos en que Él
nos va a bendecir conforme a su promesa. Pero con Potifar,
un pagano, no fue así. La Escritura dice:

“Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa


y de todo lo que tenía… “Jehová bendijo la casa del Egip-
cio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre
todo lo que tenía, así en su casa como en el campo” (39:5).

“Historia de tres paganos prosperados por Dios” 61


¿Es posible que Potifar confiara más en Dios de lo que mu-
chos “cristianos” lo hacen hoy en día?

El segundo pagano en acelerar fue el carcelero egipcio.

Es que no importa donde estés, Dios puede prosperarte


donde sea. Cuando José llegó a la cárcel… “El jefe de la cár-
cel entregó en mano de José el cuidado de todos los pre-
sos…” (39:22). ¿Qué ocurriría ahora?

“Todo lo que se hacía allí, él lo hacía… Y dice que “no nece-


sitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que
estaban al cuidado de José…” ¡Todo le salía bien! Pero, ¿por
qué tenía tanto éxito José? “Porque Jehová estaba con
José… Y lo que él hacía Jehová lo prosperaba” (39:23).

El carcelero se dio cuenta de que Dios prospera todo lo que


le confiamos. No era por ser flojo que le daba el trabajo a
José. Era inteligente y sabía cómo sería prosperado: ¡Po-
niendo todo en las manos de Dios!

El tercer pagano que mantuvo la velocidad fue el mismísi-


mo Faraón.

Dios puede prosperar, tanto una casa como un país. “Si Je-
hová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edi-
fican… “Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la
guardia” (Salmo 127:1).

En este contexto se declara: “De nada sirve trabajar de sol


a sol y comer un pan ganado con dolor, cuando Dios lo da
a sus amigos mientras duermen” (Salmo 127:2; Dios Habla
Hoy). Sí, José estaba durmiendo cuando el copero y el pa-
nadero soñaban. Pero Dios estaba preparando todo para
que José eventualmente saliera de la cárcel y de ahí pasara
al palacio del Faraón. Cuando Dios exalta, exalta a lo gran-
de.

62 “Dar como Dios manda”


Así que, los que confían en Dios no tienen por qué afanar-
se… ¡Porque Dios se afana por ellos!

Ahora, notemos lo que pasó: Cuando Faraón llamó a José


para la interpretación de su sueño… “Respondió José a Fa-
raón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta
propicia a Faraón” (Gén. 41:16). En otras palabras, “el bueno
aquí no soy yo, ¡es Él! La razón de mi éxito es que Dios está
conmigo en todo”, dijo José.

Faraón se dio cuenta que Dios le daba éxito a José… Y no


pensó en otro para hacerle frente a la emergencia. “¿Acaso
hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el Es-
píritu de Dios? (41:38).

¿Cuánto confiaría Faraón a Dios?

Le dijo a José: “Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra


se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré
yo mayor que tú…” “He aquí yo te he puesto sobre toda la
tierra de Egipto” (41:40-41).

Así que, ¿quieres alzar un pie? ¡Pídele permiso a José! Fa-


raón dijo: “Sin ti ninguno alzará su mano ni su pie…En toda
la tierra de Egipto” (v. 44). Esto es: dominio total.

La Escritura nos dice el secreto: “Rama fructífera es José,


rama fructífera junto a una fuente… ¿Cuál era esa fuente?
“Su arco se mantuvo poderoso, y los brazos de sus manos
se fortalecieron por las manos del Fuerte de Jacob…” (Gén.
49:22,24).

Y Faraón, ¿cuánto ganó al poner todo en las manos de


Dios? Cuando vino la hambruna y la gente no tuvo más di-
nero para comprar sus alimentos… “Entonces compró José
toda la tierra de Egipto para Faraón… Y la tierra vino a ser
de Faraón” (47:20).

“Historia de tres paganos prosperados por Dios” 63


En otras palabras, la tierra, la Tierra Prometida será tuya…
¡Si pones toda tu vida en las manos de Dios!

Aquí se cumple aquel texto que dice: “Hay quienes repar-


ten y les es añadido más; Y hay quienes retienen más de lo
que es justo, pero vienen a pobreza” (Prov. 11:24).

¿Por qué ocurre eso? La Escritura dice: “El alma generosa


será prosperada… Y el que saciare, él también será saciado”
(Prov. 11:25).

CONCLUSIÓN

De paso, ¿cómo se llamó el segundo hijo de José? ¿Por qué


lo llamó así? “Y llamó el nombre del segundo Efraín; porque
dijo: “Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción”
(Gén. 41:52).

Si bien el nombre de su primer hijo (Manasés) serviría para


recordarle que Dios le había hecho olvidar todo su trabajo
(41:51). El nombre del segundo (Efraín) sería un recordativo
constante de que Dios le había dado éxito.

Apreciados hermanos. La Biblia nos dice con claridad que


Dios desea bendecirnos. Una y otra vez se nos enseña a
confiar en Dios. Por tanto, confiemos nuestra vida a Dios.
Cumplamos alegremente sus mandamientos. Si Él dice
que le traigamos los diezmos, traigámoslo. Si dice que le
traigamos ofrendas que lo honren, como hemos visto esta
semana, traigámoslas. Si dice que le demos donativos, no
desconfiemos. El Señor nos ama.

64 “Dar como Dios manda”


LLAMADO

¿Cuántos aquí quisieran pasar aquí al frente y decirle al Se-


ñor: Señor, yo voy a confiar en ti. Voy a entregarte mi vida
y voy a obedecer tus mandamientos. Tuya es la promesa, y
tuya también la gloria, cumplirás tu promesa. Y voy a serte
fiel, con mis diezmos, ofrendas y donativos.

“Historia de tres paganos prosperados por Dios” 65


8. LA TRAMPA MÁS PELIGROSA QUE
TODO MAYORDOMO DEBE CONOCER

INTRODUCCIÓN

Se cuenta la historia de un hombre que inspirado por el


hombre que prestó su burrito para que Jesús entrara triun-
fante a Jerusalén, decidió dar todas las monedas que traje-
ran un caballo grabado como ofrenda.

En ese tiempo algunas monedas de bronce traían grabado


un caballo, así que para él no sería difícil cumplir con su
deseo.

El hombre de nuestra historia pasó un buen tiempo feliz


porque de vez en cuando salía una moneda de bronce y
eso le daba la oportunidad de cumplir con su compromiso.

El problema vino cuando las monedas comenzaron a ser


de plata. De pronto, la codicia amenazó con terminar con
el compromiso del hombre. Aun así, el hombre fue adelan-
te. Después de todo, no todos los días salía una moneda de
plata.

El verdadero desafío vino cuando llegaron las monedas de


oro. En su corazón empezó a desarrollarse una verdadera
lucha. Solo que algo que la moneda traía grabado le causa-
ba mucha intriga. Era una inscripción. Y la inscripción eran
solo dos palabras: NUNCUAM RETRORSUM.

Pero el hombre estaba perplejo. Como no sabía latín, no
sabía lo que aquellas palabras significaban. Así que se vio
en la necesidad de ir y preguntarle a su pastor. Con un poco
de investigación, se descubrió que la inscripción significa-

66 “Dar como Dios manda”


ba: ¡NUNCA RETROCEDAS!

De este modo el hombre entendió que él tampoco debía


retroceder. Debía cumplir a Dios la promesa que le había
hecho.

A decir verdad, no siempre es fácil cumplir los compromi-


sos. Pero, ¿qué son los compromisos? Se dice que…

Un compromiso es lo que trasforma una promesa en


realidad.
Es la palabra que habla con valentía de nuestras inten-
ciones.
Es la acción de hablar más alto que las palabras.
Es hacer el tiempo cuando no lo hay.
Es cumplir con lo prometido cuando las circunstancias
se ponen adversas.
Compromiso es el material con que se forja el carácter
para poder cambiar las cosas.
Es el triunfo diario de la integridad sobre el escepticis-
mo.

DESARROLLO

Pero, ¿qué es lo que complica tanto las cosas? Sin duda, el


enemigo está detrás de todo esto. Y una manera de averi-
guarlo es con la salida del pueblo de Israel de Egipto.
Hoy analizaremos las cuatro tácticas del enemigo, ilus-
tradas en las estrategias del Faraón para no perder a sus
esclavos. Lo mismo podría ocurrirnos a nosotros. Estemos
atentos.

Primera estrategia: No se vayan muy lejos, no salgan ente-


ramente del mundo:
“Andad, ofreced sacrificio a vuestro Dios, pero dentro del
país” (Éxodo 8:25).

“La trampa más peligrosa que todo mayordomo debe conocer” 67


Lo primero que el enemigo nos dice, es: Está bien, puedes
ir a la iglesia, pero no te salgas del mundo. Quédate aquí
mismo en Egipto. ¿Notan? “Ve a la iglesia, pero no te bau-
tices”. “Ve a la iglesia, pero no renuncies totalmente a los
compromisos sociales con el mundo”. Cosas así. Recorde-
mos que salir de Egipto era como salir del mundo.

Segunda estrategia: Salgan del mundo, pero no seas un


cristiano consagrado.

“Yo os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificios a Jehová,


vuestro Dios, en el desierto, con tal de que no vayáis más
lejos; orad por mí” (Éxodo 8:28).

Lo segundo que vemos en la estrategia del enemigo es


que puedes ir a la iglesia, dejar el mundo, pero no quiere
que tengas un encuentro con Dios. En otras palabras, no
te consagres. Ir hasta el Sinaí implicaba tener un encuen-
tro con Dios. El enemigo así tiene a muchos en estos días.
Siempre los ha tenido. Pero, así como el desierto es vacío,
la vida de muchas personas está vacía de Dios también. No
hay oración secreta, no hay estudio de la Biblia, y no hay
intención de testificación. En esto también el enemigo ha
tenido éxito.

Tercera estrategia: Puedes ir tú, pero no con tu familia.

“Andad, servid a Jehová vuestro Dios. ¿Quiénes son los


que han de ir?... 10 Y él les dijo: ¡Así sea Jehová con voso-
tros! ¿Cómo os voy a dejar ir a vosotros y a vuestros niños?
¡Mirad cómo el mal está delante de vuestro rostro! 11 No
será así; id ahora vosotros los varones, y servid a Jehová,
pues esto es lo que vosotros pedisteis. Y los echaron de la
presencia de Faraón.

Nada hay más importante que el enemigo quiera como que


descuidemos a nuestra familia. Si algo quiere es que olvi-

68 “Dar como Dios manda”


demos que tenemos un deber espiritual con nuestros hijos,
con nuestra esposa, con nuestra familia, primeramente.
Por eso no debemos descuidar nuestro culto familiar.

Cuarta estrategia: lleven a la familia, a los niños, pero no le


lleven a Dios sus posesiones.

“Entonces Faraón hizo llamar a Moisés, y dijo: Id, servid a


Jehová; solamente queden vuestras ovejas y vuestras va-
cas; vayan también vuestros niños con vosotros” (Éxodo
10:24).

Una persona puede haber dejado el mundo, puede haberse


dedicado a Dios, puede haber dedicado a su familia, pero
si no ha dedicado sus recursos a Dios, esta persona todavía
no ha tenido una verdadera entrega. El enemigo lo sabe.

Algunos no le entregan fielmente los diezmos al Señor.


Otros no le dan ofrendas de honra, como hemos aprendido
en esta semana. Otros no le dan donativos o primicias. Mu-
chos se sienten a gusto en la iglesia, pero sin aportar nada
que valga la pena a la causa de Dios.

Esta semana hemos hablado abundantemente de las


ofrendas, pero hay un punto que no hemos considerado
enteramente. Es el asunto de los diezmos. Vamos a hacerlo
ahora.

¿Bajo qué pacto diezmó Abraham?

Es interesante observar que algunos miembros de iglesia


se ven tentados a no diezmar porque creen que eso es
un asunto del Antiguo Pacto y del Antiguo Testamento, y
como el Nuevo Testamento no dice tan explícitamente que
se deba diezmar después de la cruz, según ellos, entonces
infieren que ya no es obligatorio diezmar bajo el Nuevo
Pacto. Pero, ¿cuánta verdad hay en eso?

“La trampa más peligrosa que todo mayordomo debe conocer” 69


Elena de White revela que “el Nuevo Testamento no pro-
mulga de nuevo la ley del diezmo, como tampoco la del
sábado, porque la validez de ambas se da por establecida
y su profundo significado espiritual se considera explicado”
(Consejos sobre Mayordomía Cristiana, 70). Según esto, el
hecho de que ya no se explique más acerca de estos temas
en el Nuevo Testamento es la prueba más concluyente de
su validez actual.

Ahora, para mostrar la validez actual del diezmo es necesa-


rio responder a unas cuantas preguntas. Por ejemplo, ¿bajo
qué pacto diezmó Abraham, el padre de todos los creyen-
tes? ¿Diezmó bajo el primer pacto o pacto antiguo, o más
bien diezmó bajo el nuevo o segundo pacto? El punto es
el siguiente: si Abraham diezmó bajo el mismo pacto en
el cual nos encontramos hoy, que es el nuevo o segundo
pacto, entonces nosotros también debemos hacerlo, ¿no
es así?

Pues bien, lo primero que hay que tener presente es que


Abraham no diezmó bajo el primer pacto o pacto antiguo
porque ese pacto fue hecho en el Sinaí́ con el pueblo de
Israel (Jeremías 31:32) 430 años después del pacto hecho
con Abraham (Gálatas 3:17). Lo interesante de esto es que
si Abraham hubiese diezmado bajo el primer pacto (cosa
que ha quedado descartado porque Abraham existió cua-
tro siglos antes de ese pacto), ya nosotros no tendríamos
por qué diezmar porque ese primer pacto ya desapareció
(Hebreos 8:13). ¿Se comprende el punto? Entonces, queda
la pregunta: ¿bajo qué pacto diezmó Abraham?

Elena de White da una explicación que me parece extraor-


dinaria. Ella dice que “el pacto de la gracia se estableció́
primeramente con el hombre en el Edén” ... y luego “este
mismo pacto le fue renovado a Abraham”. Y explica que
“aunque este pacto fue hecho con Adán, y más tarde se le
renovó a Abraham, no pudo ratificarse sino hasta la muer-

70 “Dar como Dios manda”


te de Cristo”. Señala que este pacto “fue aceptado por fe:
no obstante, cuando Cristo lo ratificó fue llamado el pacto
nuevo” (Patriarcas y Profetas, 386, 387). 


Luego pasa a declarar lo siguiente: “Otro pacto, llamado en


la Escritura el pacto “antiguo,” se estableció́ entre Dios e
Israel en el Sinaí́, y en aquel entonces fue ratificado me-
diante la sangre de un sacrificio”. Pero ahora observa su
admirable explicación: “El pacto hecho con Abrahán fue
ratificado mediante la sangre de Cristo, y es llamado el “se-
gundo” pacto o “nuevo” pacto, porque la sangre con la cual
fue sellado se derramó después de la sangre del primer
pacto. Es evidente que el nuevo pacto estaba en vigor en
los días de Abrahán, puesto que entonces fue confirma-
do tanto por la promesa como por el juramento de Dios,
“dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios
mienta.” Hebreos 6:18” (Consejos sobre Mayordomía Cris-
tiana, 387-388).

Para hacer más claro lo anterior es preciso decir que Cris-


to le llamó a su sangre la “sangre del nuevo pacto” (Mateo
26:28), y con esa sangre confirmó el pacto hecho con el
pueblo de Israel, los descendientes de Abrahán, según la
profecía de las 70 semanas (Daniel 9:27); y Lucas hace claro
que Cristo vino “para hacer misericordia con nuestros pa-
dres y acordarse de su santo pacto, del juramento que hizo
a Abrahán, nuestro padre...” (Lucas 1:72-75). Y como ya se
mencionó, Jesús le llamó a ese pacto hecho con Abrahán,
“el nuevo pacto”. No hay ningún misterio aquí́.

Tomando en cuenta lo anterior es evidente, pues, que


Abrahán diezmó bajo el nuevo pacto, el pacto que Cristo
vino a confirmar con su sangre; y siendo que fue bajo el
nuevo pacto, entonces nosotros, que estamos bajo el nue-
vo pacto igual que Abraham, debemos diezmar también
porque ese es el pacto en el cual nosotros debemos en-
contrarnos hoy.

“La trampa más peligrosa que todo mayordomo debe conocer” 71


CONCLUSIÓN

La trampa más peligrosa que todo mayordomo inteligente


debe conocer es que el enemigo no quiere que te entre-
gues plenamente. Quiere que lo hagas a medias.

Pero hoy el Señor nos llama a no retroceder. “Nunca re-


trocedas”, nos dice. Naturalmente, el enemigo no quiere
que salgamos del mundo, no quiere que nos consagremos
a Dios, no quiere que vayamos a él con toda la familia y no
quiere que le demos lo que a Dios le pertenece.

Pero conociendo las artimañas del enemigo, debemos se-


guir adelante y no renunciar al compromiso de amor que
tenemos con nuestro Dios.

LLAMADO

¿Cuántos en esta mañana de sábado desean llegar hasta el


Sinaí, no quedarse en Egipto, no quedarse en el mundo, y
llegar hasta la presencia de Dios no solo con nuestra familia
sino también con nuestros recursos?

¿Cuántos aquí desean ser fieles al Señor en la devolución


de los diezmos y las ofrendas? Que el Señor les bendiga.
Con este tema terminamos nuestra semana de mayordo-
mía conforme al programa de nuestra iglesia. Que en todos
se pueda cumplir el deseo de Jesús de DAR COMO DIOS
MANDA.

Amén. Dios les bendiga.

72 “Dar como Dios manda”

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