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Procesos de Ejecución.

Los procesos de ejecución, se hallan encaminadas más hacia el obrar que


hacia el decidir, el derecho entra aquí en contacto con la vida, de tal manera que su reflejo
exterior se percibe mediante las transformaciones de las cosas, si el título establece la obligación
de demoler un muro, se demuele; si se establece la entrega de un inmueble, se aleja de él a quien
lo ocupa; si se establece el pagar una suma de dinero y ésta no existe en el patrimonio del deudor,
se embargan y venden otros bienes para entregar su precio al acreedor. Cabanellas, define el
proceso de ejecución como aquel del que “se pretende del órgano jurisdiccional una
manifestación de voluntad o una actitud distinta a la mera declaración acerca de la pretensión
deducida”. El proceso de ejecución se define por Lino Enrique Palacio, como “. . . aquel cuyo
objeto consiste en hacer efectiva la sanción impuesta por una sentencia de condena”.

Puede comentarse que las definiciones expuestas presentan de manera efímera lo que es el
proceso de ejecución, pero ambas coinciden en establecer este proceso como la actuación judicial
para hacer efectiva una pretensión. Es en el proceso de conocimiento en el cual se establece el
derecho y en el de ejecución en el que se conduce al cumplimiento de la sentencia que se emite
en el primero, siendo estas actividades las que abarcan la esfera del proceso civil contencioso. La
legislación guatemalteca, reconoce en el Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107, los
siguientes procesos de ejecución

- Procesos de Ejecución Singular * Vía de Apremio, artículos 294 al 326; * Juicio Ejecutivo,
artículos 327 al 335; * Ejecuciones Especiales, artículos 336 al 339; Ejecución de la obligación de
dar; Ejecución de la obligación de hacer; Ejecución de la obligación de escriturar; Ejecución por
quebrantamiento de la obligación de no hacer. * Ejecución de sentencias nacionales, artículos 340
al 343; * Ejecución de sentencias extranjeras, artículos 344 al 346;

- Procesos de Ejecución Colectiva, artículos 347 al 400: * Concurso voluntario de acreedores; *


Concurso necesario de acreedores; y * Declaratoria de quiebra.

Para efectos de este estudio, interesan únicamente los procesos de ejecución singular en la
clasificación de Ejecuciones Especiales de los cuales se refiere a continuación.

b.Concepto. Las ejecuciones especiales pueden ser concebidas como: “ Aquellas que se originan
por el incumplimiento de cierto tipo de obligaciones”, es decir, que no tienen como origen el
incumplimiento de una obligación determinada, como la de pagar una suma de dinero, sino que
éstas se traducen en dar, hacer, no hacer alguna cosa y además se determina independientemente
a la ejecución de la obligación de escriturar que aunque puede considerarse como una obligación
de hacer, su cumplimiento queda ejecutado con el hecho de la comparecencia a otorgar la
escritura correspondiente. También en este tipo de ejecución se requiere un título ejecutivo que
puede ser una sentencia de condena, consiguiente a la declaración de certeza de la violación de las
obligaciones de hacer o de no hacer.

c. Clasificación de las Ejecuciones Especiales: El Doctor Mario Aguirre Godoy,27 citando a Guasp
hace un análisis interesante de cómo pueden clasificarse este tipo de ejecuciones, siendo éstas: ♦
Ejecución Satisfactiva y ♦ Ejecución Transformativa.

c.1 Ejecución Satisfactiva. El proceso de ejecución en la vía de apremio y el juicio ejecutivo, se


consideran como verdaderos procesos de ejecución, siendo clasificadas como ejecuciones
ordinarias o expropiativas, porque persiguen la realización de los bienes del deudor para
satisfacción del crédito o deuda que tiene a su favor el ejecutante. En el caso de las ejecuciones
especiales lo que se pretende del acreedor no es la satisfacción de un crédito dinerario, si no el
cumplimiento especifico de una obligación, que se entregue lo que el deudor se obligo a dar, que
puede ser:

Que entregue un bien mueble o inmueble; ♦ Que ejecute el hecho debido; ♦ Que se abstenga el
obligado de ejecutar lo que se comprometió a no hacer.

Lo anteriormente expuesto se encuentra claramente establecido en nuestra legislación en el


artículo 1319 del Código Civil, Decreto 106, que dice: “toda obligación resultante de un acto o
declaración de voluntad consiste en dar, hacer o no hacer alguna cosa”. Como puede establecerse
al ejecutante no le interesa, en primer término que se le pague una suma de dinero, sino la
ejecución de las obligaciones anteriormente mencionadas, de no lograrse esto, se vera en la
necesidad de obtener una compensación en dinero, lo que conocemos como daños o perjuicios. La
ejecución satisfactiva es en este supuesto por dación (dar), mediante la entrega de la cosa
específica se pretende la obtención de la última y definitiva satisfacción de su reclamación, de ahí
el nombre que puede darse a este tipo de ejecución y que viene hasta ahora manejándose. Guasp,
citado por Aguirre Godoy, al analizar esta institución establece tres tipos de requisitos: -
Subjetivos, éstos son en referencia al órgano jurisdiccional y a las partes de la ejecución que serán
en este caso el ejecutante (acreedor) y el ejecutado (deudor). - Objetivos, la ejecución satisfactiva
debe ser: posible, refiriéndose a que pueda ser física y moralmente verificable, idónea se vincula a
la necesidad de que se articulen pretensiones de entrega de un objeto en particular que no es el
dinero y con suficiente causa, con respecto a que estas ejecuciones es el fundamento o
justificación de la reclamación o sea el título ejecutivo que será generalmente una sentencia, pero
sin que pueda descartarse la posibilidad de que el titula tenga naturaleza. - De Actividad, estos son
los que se relacionan con el lugar en que la ejecución se lleva a cabo, el tiempo y la forma.

c.2 Ejecución Transformativa. Ésta surge cuando lo que se requiere al órgano jurisdiccional es una
conducta distinta del dar o entregar una cosa y que en cambio se exija cierta conducta física de
parte de él. La ejecución transformativa persigue que el Juez haga algo distinto del dar, por lo
tanto, se aleja del concepto propio del proceso de dación y se acerca a otro que ha sido llamado
de transformación por la amplitud de la repercusión que este tipo de ejecución tiene en el mundo
exterior, ya que no se limita al acto aislado de una dación o entrega, sino que supone, o puede
suponer, una conducta más extensa, realmente transformadora de la realidad material. Esta
ejecución de tipo extraordinaria, toda vez que el proceso común u ordinario, persigue la entrega
de cantidades de dinero, esta es una modalidad de la ejecución singular, ya que no recae sobre la
totalidad de un patrimonio sino sobre bienes particulares y concretados a los que se refiere o
afecta. Guasp, citado por Aguirre Godoy, analiza que esta institución establece tres tipos de
requisitos: - Subjetivos, éstos son en referencia al Juez y a las partes. - Objetivos, la ejecución
transformativa al igual que la satisfactiva requiere de la posibilidad, idoneidad y causa, pues ha de
consistir en una conducta distinta del dar, ya que las reclamaciones de entrega no son adecuadas a
este proceso, y han de contar, en fin con la justificación objetiva que se deriva del título de la
ejecución. - De Actividad, en referencia al lugar, tiempo y forma.
d. Etapas comunes a todos los procesos de ejecución especial. Durante el desarrollo práctico de
los procesos de ejecución especial, puede encontrarse una identidad de etapas procesales las
cuales se presentan repetitivamente en cada uno de los procesos expuestos, por lo que se
considera pertinente desarrollar su contenido.

d.1 Calificación del Título. En el proceso de ejecución, las pretensiones del actor han de fundarse
en un título que por su sola apariencia, dispense de entrar en la fase de discusión y presente sin
duda alguna, al menos en forma previa, el derecho a obtener la tutela jurídica. Es por eso que en
los procesos de ejecución su finalidad exclusiva, es la de actuar sobre un derecho ya reconocido,
más o menos perfecto, con el propósito de reparar una violación de determinadas obligaciones
por el que las contrajo o fue constreñido a su cumplimiento. No puede tramitarse un proceso
ejecutivo sin que se acompañe el respectivo título, la existencia de éste no puede acreditarse en el
curso del proceso, la obligación debe estar preconstituida en forma documental. Siendo la
calificación del título ejecutivo, una actividad exclusiva del juzgador, el cual teniendo a la vista el
documento justificativo, lo estudia, evalúa y considerándolo suficiente lo reconoce como tal. En el
artículo 297 del Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107, se regula lo aplicable a la
calificación del titulo en la ejecución vía de apremio, el cual regula en su parte conducente que:
“Promovida la vía de apremio, el juez calificará el título en que se funde y si lo considera
suficiente, despachará mandamiento de ejecución, ordenando el requerimiento del obligado y el
embargo de bienes en su caso…” Por su parte en el artículo 329 del Código Procesal Civil y
Mercantil, Decreto 107, se regula lo aplicable a la calificación del título para el juicio ejecutivo,
estableciendo lo siguiente: “Promovido el juicio ejecutivo, el juez calificará el título en que se
funde y si lo considera suficiente y la cantidad que se reclama fuese líquida y exigible, despachará
el mandamiento de ejecución, ordenando el requerimiento del obligado y el embargo de bienes ,
si este fuere procedente; y dará audiencia por cinco días al ejecutado, para que se oponga o haga
valer sus excepciones”. Poniéndose de manifiesto el principio de inmediación procesal, que
consiste precisamente en la intervención directa del Juez, en los actos procesales, dando origen a
la necesidad de que el juzgador tenga conocimiento fiel del proceso, mediante su intervención
directa e inmediata.

En el artículo 95 inciso a) de la Ley del Organismo Judicial, establece entre las atribuciones de los
jueces: “Conocer de los asuntos de su competencia, de conformidad con la ley”. Por lo que puede
observarse que si ante un Juez competente se plantea un proceso de ejecución, es una de sus
funciones calificar el título que ampara el proceso y determinar si ésta es procedente.

d.2 Mandamiento Ejecutivo. Una vez el juez ha calificado el título ejecutivo y considera que éste es
idóneo, dando trámite a la demanda a partir de este momento, el órgano de justicia ordena las
medidas que correspondan con arreglo a la idoneidad de la ejecución, prosiguiendo con la
siguiente etapa que es el mandamiento ejecutivo. Para Eduardo Pallares, define el mandamiento
como “el despacho que el Juez da por escrito en que ordena ejecutar alguna cosa”. En el artículo
297 del Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107, se regula lo aplicable al mandamiento de
ejecución en la Vía de Apremio, disposición que puede interpretarse también para las ejecuciones
especiales, regulando lo siguiente “Promovida la vía de apremio, el juez calificara el título en que
se funde y si lo considerase suficiente, despachará mandamiento de ejecución, ordenando el
requerimiento del obligado y el embargo de bienes, en su caso..”.
d.3 Requerimiento. El requerimiento es la intimación, aviso o noticia que se da a una persona, por
orden del Juez, para que cumpla determinada prestación o se abstenga de llevar a cabo
determinado acto. Por su parte Manuel de la Plaza,31 lo define diciendo que: “es un acto formal
de intimación, que se dirige a una persona, sea o no litigante, para que haga o deje de hacer
alguna cosa”.

El requerimiento lo ordena el Juez, pero lo lleva a cabo cualquier otro miembro del juzgado, en la
práctica civil guatemalteca se designa a un Notificador y puede referirse tanto a las partes como a
terceros, este requerimiento podría denominarse “judicial” se realiza, por una solicitud del
interesado para que se obligue al deudor al cumplimiento de la obligación, conjuntamente con la
notificación de la demanda. Establece el artículo 31 del Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto
107, que “Los notificadores son los encargados de hacer saber a las partes las resoluciones y
mandatos del Tribunal, así como de practicar los embargos, requerimientos y demás diligencias
que se les ordene. Tendrán las atribuciones que fija el Reglamento General de Tribunales”. El
requerimiento se hace desde luego sin previo conocimiento del deudor, nuestra legislación
permite que este acto se realice también a través de la designación de un Notario, ampliando así
la función en el campo notarial, resultando de mucha utilidad sobre todo por el recargo de trabajo
del que padecen nuestros tribunales de justicia. Esta función se encuentra amparada en el artículo
33 del Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107 el cual dice: “El juez podrá, a instancia de
parte, encomendar a un notario la realización de determinados actos, incluso notificaciones y
discernimientos”. El requerimiento notarial deberá faccionarse en acta, debiendo constituirse el
Notario en el lugar señalado para notificar al deudor y solicitarle el cumplimiento de la obligación.

Por otra parte el artículo 298 del Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107, también regula la
actividad del Ejecutor de la siguiente forma: “El Juez designará un notario, si lo pidiere el
ejecutante, o uno de los empleados del juzgado, para hacer el requerimiento y embargo o
secuestro, en su caso. El ejecutor requerirá de pago al deudor, lo que hará constar por razón
puesta a continuación del mandamiento. Si no se hiciere el pago en el acto, procederá el ejecutor
a practicar el embargo”. En ocasiones el requerimiento no lleva aparejada sanción alguna y en
otras se agrega a la intimación la prevención de que lo ordenado por el Juez se hará a costa de la
persona requerida o en caso de que ésta no obedezca por un tercero, en su perjuicio.

d.4 Secuestro. Se contempla el secuestro judicial en nuestro sistema jurídico como una medida
cautelar, por medio de la cual se da el desapoderamiento de la cosa de manos del deudor,
debiendo ser entregada en depósito a un particular o a una institución legalmente reconocida, con
la prohibición de servirse en ambos casos de la misma. Eduardo Pallares, define el secuestro como
“el depósito que se hace de una cosa en litigio, en la persona de un tercero, mientras se decide a
quién pertenece la cosa”. Continua manifestando Pallares, que el secuestro puede ser:

- Convencional, éste se hace por voluntad de los interesados, el procedimiento se efectúa cuando
los litigantes depositan la cosa en poder de un tercero que se obliga a entregarla, concluido el
pleito, al que conforme a la sentencia tenga derecho a ella;

- Legal, se hace por mandato de la ley;

- Judicial, se hace por orden de un Juez competente.


El artículo 528 del Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107, regula que: “El secuestro se
cumplirá mediante el desapoderamiento de la cosa de manos del deudor, para ser entregada en
depósito a particular o a una institución legalmente reconocida, con prohibición de servirse en
ambos casos de la misma. En igual forma se procederá cuando se demande la propiedad de bienes
muebles, semovientes, derechos o acciones, o que se constituya, modifique o extinga cualquier
derecho sobre los mismos”.

Tanto en la ley como en la práctica se emplea la palabra secuestro como sinónimo de embargo,
pero con más propiedad puede decirse que el secuestro implica necesariamente la existencia de
un depósito, cosa que no sucede con el embargo; también debe darse el desapoderamiento de la
cosa como ya se ha mencionado y otra diferencia entre ambas figuras es que el secuestro
únicamente puede hacerse efectivo sobre bienes muebles los cuales permiten generalmente su
traslado de un lugar a otro lo cual no sucede con los bienes inmuebles y en donde el embargo
puede operar indistintamente. En conclusión, no deben confundirse estas figuras y mucho menos
manejarse en forma indistinta cada una, en virtud de que los efectos y consecuencias son
marcadamente diferentes lo que hace evidente que de cometerse algún error en su utilización se
afecte directamente el patrimonio de las personas y los posibles resultados del proceso.

d.5 El Embargo. La figura del embargo en nuestro ordenamiento jurídico se distingue como un
acto procesal por excelencia que permite determinar los bienes objeto de la ejecución. En la rama
del derecho procesal, se considera el embargo según Manuel Osorio, como: “una medida cautelar
adoptada por la autoridad judicial para asegurar el resultado de un proceso y que recae sobre
determinados bienes cuya disponibilidad se impide”. Por otra parte Couture, expone con
referencia a la eficacia del proceso de ejecución que “el embargo consiste en incautarse
materialmente bienes del deudor, a efecto de asegurar de antemano el resultado de la ejecución”.
El embargo tiene la finalidad de asegurar los bienes durante la tramitación del juicio o bien cuando
su objeto es dar efectividad a la sentencia ya pronunciada.

Este acto procesal tiene un desarrollo de tres fases que son:

La búsqueda y elección de bienes;

La traba de estos bienes; y

La garantía de esta traba posterior en el tiempo.

Como se ve nuevamente el desarrollo en el derecho moderno sobre el proceso de ejecución a


permitido que éste se perfeccione, pues no sólo se pretende el cumplimiento de la obligación, si
no se pueden tomar las medidas correspondientes para evitar que una vez concluido el proceso,
éste sea ineficiente, pues no se cuenta con bienes que respondan a satisfacción.

- Clases de embargo.

* Embargo precautorio, el cual consiste en una medida que tiende a asegurar en un futuro el
cumplimiento de una sentencia producida en un proceso de conocimiento o de ejecución, al evitar
la posible enajenación de los bienes que pudiere hacer el demandado.

* Embargo practicado dentro de un proceso de ejecución, cuya medida consiste en evitar la


enajenación hasta la fecha señalada para el remate de los mismos bienes embargados. Puede
decirse que el primero es una medida cautelar que tiende a garantizar las resultas de los procesos
y el segundo conlleva el remate de los bienes embargados dentro del proceso de ejecución. Por
otra parte no debe dejarse de mencionar que se ha dispuesto como principio la embargabilidad,
suspendiéndose el proceso de ejecución hasta que aparezcan bienes específicos sobre los que se
hará efectiva la ejecución. En referencia a lo anterior puede confirmarse con lo establecido en el
artículo 589 del Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107, el cual regula las excepciones al
principio de la caducidad, el que regula en su parte conducente que: “No procede la caducidad de
la instancia en los siguientes casos: 3º. En los procesos de ejecución singular que se paralicen por
ausencia o insuficiencia de bienes embargables al deudor..”. Es necesario comentar, lo expuesto
en la ley sobre no permitir operar la caducidad de la instancia en los casos en que el proceso de
ejecución no cuente con bienes que satisfagan la pretensión, lo que sí es importante mencionar es
que estas disposiciones legales y doctrinarias, protegen al acreedor de un posible mal
intencionado deudor.

-Inembargabilidad. El Doctor Mario Aguirre Godoy, explica que como el embargo es la forma de
garantizar las resultas de la ejecución, también existen ciertos bienes que no pueden ser objeto
del embargo por diferentes criterios. En el caso del derecho guatemalteco, continúa manifestando
el autor citado que existen tres tipos de criterio para justificar la inembargabilidad de ciertos
bienes, como lo son:

* Por razones de interés público, entre los que se encuentran: Los bienes del Estado los cuales no
son embargables; Los ejidos de los pueblos y parcelas concedidos por la administración publica a
los particulares si la concesión lo prohíbe; Las sumas debidas a los contratistas del Estado.

* Por razones de interés social, en este caso se incluyen: Los salarios y honorarios, los cuales no
pueden ser embargados en su totalidad; Los alimentos y pensiones alimenticias; El mobiliario y
vestido del deudor y su familia; Los instrumentos de trabajo; Las pensiones, montepíos y
jubilaciones; Los seguros de vida o de daños y accidentes en las personas; Los sepulcros y
mausoleos.

* Por razones de interés privado, entre los cuales se consideran: Los derechos cuyo ejercicio es
meramente personal como los de uso, habitación y usufructo; Los derechos derivados del
fideicomiso; Los bienes constituidos en patrimonio familiar.

Con respecto a estos criterios de inembargabilidad presentados por el Doctor Aguirre Godoy, los
cuales fueron extraídos de lo establecido en la ley, se presume que estas tres clasificaciones tienen
en si una justificación que podría ser la siguiente: en el caso de la inembargabilidad por razones de
interés publico, podría ser porque los bienes que estarían afectados serían los del Estado y éstos
no pertenecen a una persona jurídica particular sino a un ente que representa a la población.

En el caso de la inembargabilidad por razones de interés social, puede encontrar su justificación


con base en los principios de la ejecución, sobre todo al de sacrifico mínimo del deudor. Y por
ultimo, la inembargabilidad por razones de interés privado estos derechos fueron establecidos en
conexión a la persona que disfrutaría de ellos y no pueden ser ejercidos por una persona diferente
o bien se constituyeron figuras que protegen el patrimonio de personas que por cualquier
circunstancia no pueden ejercer la administración de sus propios bienes. Los bienes que no
pueden ser objeto de embargo los encontramos enumerados en el artículo 306 del Código
Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107: “No podrán ser objeto de embargo los siguientes bienes:
1º. Los ejidos de los pueblos y las parcelas concedidas por la administración pública a los
particulares, si la concesión lo prohíbe; 2º. Las sumas debidas a los contratistas de obras públicas,
con excepción de las reclamaciones de los trabajadores de la obra o de los que hayan suministrado
materiales para ella, pero sí podrá embargarse la suma que deba pagarse al contratista después de
concluida la obra; 3º. La totalidad de los salarios o sueldos y de honorarios, salvo sobre los
porcentajes autorizadas por leyes especiales y, en su defecto, por el Código de Trabajo; 4º. Las
pensiones alimenticias presentes y futuras; 5º. Los muebles y los vestidos del deudor y de su
familia, si no fueren superfluos u objetos de lujo, a juicio del juez, no las provisiones para la
subsistencia durante un mes; 6º. Los libros, útiles e instrumentos necesarios para el ejercicio de la
profesión, arte u oficio a que el deudor esté dedicado; 7º. Los derechos cuyo ejercicio es
meramente personal como los de uso, habitación y usufructo pero no los frutos de éste; 8º. Las
pensiones, montepíos o jubilaciones menores de cien quetzales al mes que el Estado acuerde y las
pensiones o indemnizaciones en favor de inválidos; 9º. Los derechos que se originen de los
seguros de vida o de daños y accidentes en las personas; 10º. Los sepulcros o mausoleos; 11º. Los
bienes exceptuados por leyes especiales. Para los casos en que sea aplicable, pueden ser
embargados los bienes a que se refieren los incisos anteriores, cuando la ejecución provenga de la
adquisición de ellos”.

- Regulación en el Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107 del Embargo. En el artículo 301 se
establece la manera de designar los bienes sujetos a embargo y lo regula de la siguiente manera:
“El acreedor tiene derecho a designar los bienes en que haya de practicarse el embargo, pero el
ejecutor no embargara sino aquellos que, a su juicio, sean suficientes para cubrir la suma por la
que se decreto el embargo más un diez por ciento para la liquidación de costas”.

Nuestro Código faculta al acreedor para que haga la designación de los bienes a embargar, pero a
la vez impone la obligación al ejecutor a fin de que este gravamen guarde la debida relación con el
monto del crédito que se hace valer. En artículo 303 establece los efectos del embargo: “El
embargo apareja la prohibición de enajenar la cosa embargada. Si esta prohibición fuese infringida
el embargante tiene derecho a perseguirla de cualquier poseedor, salvo que el tenedor de la
misma opte por pagar al acreedor el importe de su crédito, gastos y costas de ley”. De esta
manera el deudor embargado no debe enajenar la cosa objeto de la traba porque tiene prohibido
hacerlo, perdiendo la facultad de disponer de los bienes embargados. Pero en el caso de bienes
inmuebles y muebles sujetos de registro o bien derechos reales, pueden enajenarse o gravarse,
pero sin perjuicio del derecho de aquel a cuyo favor se haya hecho la anotación (artículo 1163 del
Código Civil, Decreto 106). Cuando los actos o contratos que documenten la enajenación o
gravamen de los bienes, sean autorizados por Notario se aplica lo establecido en el artículo 30 del
Código de Notariado: “ En todo acto o contrato el otorgante que se obligue hará constar, de
manera expresa, si sobre los bienes que motivan el acto o contrato, existen o no gravámenes y
limitaciones, cuando éstos puedan afectar los derechos del otro otorgante y el Notario les
advertirá las responsabilidades en que incurran si así no lo hicieren”.

En los bienes muebles, el deudor pierde las facultades de administrar la cosa embargada ya que
ésta debe ser puesta en depósito o en intervención, según sea el caso, pero es bastante frecuente
que el acreedor embargante permita que se constituya el depósito en el propio deudor.
Continuando con lo establecido en el Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107, en el artículo
309, define la ampliación del embargo de la siguiente forma “Podrá el acreedor pedir ampliación
del embargo cuando los bienes embargados fueran insuficientes para cubrir el crédito reclamado y
prestaciones accesorias o cuando sobre dichos bienes se deduzca tercería. La ampliación del
embargo se decretará a juicio del Juez sin audiencia del deudor.

En el contenido del artículo anterior facilita al acreedor para que extraiga de la esfera del
patrimonio del deudor más bienes, pues los ya embargados se han convertido en insuficientes
para cubrir la obligación reclamada. También cuando hay existencia de prestaciones accesorias o
cuando sobre dichos bienes se deduzca tercería, en este último sentido no se exige que esta
tercería esté finalizada, basta que se haya planteado y admitido para su trámite porque se ha
justificado documentalmente. El artículo 310 del mismo cuerpo legal enuncia la reducción del
embargo de la siguiente manera: “A instancia del deudor, o aún de oficio, cuando el valor de los
bienes embargados fuere superior al importe de los créditos y de las costas, el Juez, oyendo por
dos días a las partes, podrá disponer la reducción del embargo, sin que esto obstaculice el curso de
la ejecución”. Se evidencia como el ordenamiento jurídico trata de actuar con equidad, ya que si
no se permite que la obligación esté garantizada con bienes que no cubran el valor real de la
misma, tampoco el abuso en la figura del embargo es permitida, pues con ello se afectan las
facultades de disposición y administración de los bienes del deudor, poniéndose en práctica el
principio de sacrificio mínimo del deudor, ya que sólo se embargaran los bienes necesarios para
satisfacer las pretensiones del acreedor, procurando causar el menor daño posible al deudor. A
diferencia a la figura de la ampliación del embargo, en este procedimiento sí se considera
necesario dar audiencia a las partes, para que se pronuncien al respecto. Para concluir, los bienes
objeto de embargo pueden ser sustituidos, el artículo 311 dice: “Cuando el embargo resultare
gravoso para el ejecutado, podrá este, antes de que se ordene la venta en pública subasta, pedir la
sustitución para cubrir el monto de capital, intereses y costas. Esta petición se tramitará en forma
de incidente y en cuerda separada, sin que se interrumpa el curso de la ejecución”. Puede
apreciarse que esta facultad sólo opera cuando se haya trabado embargo sobre bienes indistintos
en sus cualidades o calidades, que únicamente se aprecian por su valor en dinero, pero no podría
efectuarse esta sustitución si estos bienes, tienen características que los hacen específicamente
los necesarios para cubrir la obligación.

d.6 Daños y Perjuicios. - Daño: La palabra daño, proviene del latín dammun, que significa: pérdida,
perjuicio, gasto. Según el Diccionario de la Real Academia, lo define como “un detrimento,
perjuicio o menoscabo”. En consecuencia, se produce cuando se da la acción u omisión de una
persona en los bienes de otra. En el caso del incumplimiento de obligaciones, el perjudicado por
ellos tiene derecho a ser indemnizado por el causante. - Características. * Patrimonial, el daño es
generalmente de contenido patrimonial; * Susceptible de valorización, ya que son resarcibles, es
decir, el afectado tiene derecho a que se le restituya lo perdido o bien se le dé una compensación
económica (dinero) equivalente a lo sufrido; * Sufrido por terceras personas, el afectado
necesariamente debe ser una persona distinta de quien causa el daño, toda vez que si el daño lo
causa una misma persona sobre su patrimonio, no tiene consecuencia jurídica alguna; * Debe ser
punible, esta característica persigue que el causante de un daño no quede impune, sino que al
contrario se persigue que quien lo haya causado, pague por el mismo y así se dé conciencia a las
personas para ser responsables de sus actos; * Puede ser voluntario o involuntario, toda vez que el
causante comete actos con el propósito de efectuar un mal o bien, se cometen actos no teniendo
en cuenta los efectos que a terceros produzcan, actuando se diría por ignorancia; * De acción u
omisión, los daños normalmente se ocasionan por acciones, pero no obstante ello, también
pueden ser resultado de omisiones. - Clasificación de los Daños. * Daño Emergente, es el que
consiste en la perdida de un valor que sufre el damnificado por un hecho ilícito, es directo, real y
efectivo. Este daño puede recaer sobre la persona o sobre bienes de la persona, pero el efecto
inmediato es que afecte el patrimonio de la persona disminuyéndolo;

* Daño a los derechos de la persona, son aquellos que afectan al individuo en sí mismo y en un
principio no tienen contenido económico; * Daño moral, es aquel que causa angustia o lesiona los
sentimientos de una persona; * Daño Estético, se da en forma directa sobre la persona afectada,
altera el estado original del cuerpo humano, podría ser la pérdida de un miembro, órgano, etc. *
Lucro Cesante, éste consiste en la pérdida de una utilidad, ganancia o beneficio de contenido
económico, derivado de un hecho ilícito y como consecuencia el autor del hecho o responsable
civilmente debe repararlo. La utilidad que reclame el damnificado debe ser licita, cierta,
determinada o determinable y la no obtención de la misma debe forzosamente ser consecuencia
del hecho ilícito. De esa forma el lucro cesante no consiste en la privación de una simple
posibilidad de ganancia, aunque tampoco es necesaria la completa seguridad de que se habría
obtenido la misma, si es necesario que exista un probabilidad cierta y objetiva de que se había
obtenido alguna ganancia, teniendo en cuenta el curso normal de las cosas y de las circunstancias
particulares del caso. El lucro cesante también es conocido como perjuicio y de esta forma se
refiere a él generalmente la ley. - Perjuicio: Se define por Cabanellas, “como la ganancia lícita que
deja de obtenerse, deméritos o gastos que se ocasionan por acto u omisión de otro y que éste
debe indemnizarse, a más del daño o detrimento material causado por modo directo”. Couture,
define el perjuicio como un daño, menoscabo o simplemente la privación de una ganancia. Como
puede apreciarse para algunos autores, el concepto de perjuicio se encuentra subsumido en el de
daño, o sea, que el perjuicio no es sino una modalidad del concepto más amplio de daño, criterio
el cual se comparte, aunque el Código Civil, Decreto 106, vigente los diferencia como puede
apreciase.

En el artículo 1434 del Código Civil, Decreto 106, se regulan estas figuras de la siguiente manera:
“Los daños, que consisten en las pérdidas que el acreedor sufre en su patrimonio, y los perjuicios,
que son las ganancias lícitas que deja de percibir, deben ser consecuencia inmediata y directa de la
contravención, ya que se hayan causado o que necesariamente deben causarse”.

e. Clasificación Legal de las Ejecuciones Especiales según el Código Procesal Civil y Mercantil,
Decreto 107. El Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107, regula en el Título III del Libro III de
los artículos 336 al 339, lo referente al las Ejecuciones Especiales. - Ejecución de Obligaciones de
dar, artículo 336 del Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107; - Ejecución de Obligaciones de
hacer, artículo 337 del Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107; - Ejecución de Obligaciones
de escriturar, artículo 338 del Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto 107; - Ejecución de
Quebrantamiento de la obligación de no hacer, artículo 339 del Código Procesal Civil y Mercantil,
Decreto 107. Las cuales se desarrollan a continuación en forma individual.

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