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EL ADULTO EN SITUACIÓN DE

APRENDIZAJE
Abril 7, 2016Flavio de Jesús CastilloAmérica del Norte, Artículos, Interés general, México
Resumen

El presente artículo precisa lo que para la Andragogía es un adulto,


asimismo, se especifican las etapas de la adultez y características en
cada una de ellas. Cualquier facilitador universitario o de posgrado
podrá apreciar al ser humano a quien tiene que promover su
aprendizaje.

Palabras Clave

Andragogía, Adulto, Ciclo vital, etapas de adultez, Facilitador.

Abstract

ThisarticlespecifieswhatAndragogyforanadultisalsothestages of
adulthood and features in eachspecified.
Anyundergraduateorgraduatefacilitatorwillappreciatethe human
beingwho has to promotelearning.

Keywords

Andragogy, adult, lifecyclestages of adulthood, Facilitator.

Introducción

A través de la evolución de la educación y de la misma humanidad, día


a día van surgiendo nuevas situaciones laborales que para el adulto se
puede convertir en oportunidades de desarrollo profesional o por el
hecho de querer estar permanentemente a la vanguardia retornan al
aula para continuar perfeccionando o ampliando sus conocimientos.
Los facilitadores que atiendan la oferta educativa formal o no formal
deberán considerar el explorar acerca de cómo es el adulto, sobre todo,
en situación de aprendizaje.

Desarrollo

Según su raíz etimológica, adulto proviene de adultus cuyo significado


es “a” = sin y “adultus” crecimiento, entonces, se entiende que es una
persona que ha llegado a su mayor crecimiento o desarrollo, con
respecto a la edad con que empieza esta etapa de vida del ser humano
los diversos autores no se ponen de acuerdo, algunos indican que
empieza a partir de los 18 años, algunos otros a partir de los 21.
Figura 1. Ciclo vital del hombre. Fuente internet, 2012

Para el caso de la Andragogía, el adulto tiene que cumplir con cuatro


dimensiones, una de ellos es el aspecto biológico, que es cuando todos
los órganos del ser humano llegan a su desarrollo pleno y que al mismo
tiempo a partir de ahí comienza su proceso degenerativo. Otra
dimensión es el aspecto psicológico en donde el ser humano se
concibe como adulto, la dimensión social tiene que ver con el hecho
que el individuo lo reconoce la sociedad como adulto y por ende, él o
ella están insertados en el sector productivo. La dimensión legal sucede
con el cumplimiento de la mayoría de edad cuando adquiere sus
derechos y obligaciones como ciudadano.

Un joven universitario que en varios países latinoamericanos a pesar


que tiene ya la mayoría de edad pero sigue estudiando no es un adulto
pleno, de igual manera, un señor de más de cuarenta años que vive
con sus padres, trabaja en la empresa familiar y que percibe dinero
ocasionalmente como si fuera hijo de familia en lugar de tener un
sueldo y que por el hecho de vivir en casa de sus padres les cede el
derecho de poder tomar decisiones que a su vez las acepta a pie
juntillas, casos como éste último, para el Dr. Kelly este comportamiento
lo denomina como el síndrome de Peter Pan, ya que a pesar que
crecen biológicamente, no logran desarrollarse plenamente para que
puedan asumir lo que les corresponde de acuerdo a la etapa que viven.

Como un caso contrario, en donde la Andragogía reconoce que es un


adulto puede ser el obrero o un profesionista que tiene un trabajo fijo
con un horario y condiciones laborales a la que aceptó estar sujeto,
ellos tienen la edad (dimensión biológica), tiene claro que debe
responder responsablemente en sus actividades (dimensión
psicológica) y que tiene una participación productiva (dimensión social),
percibe un sueldo y por ello paga impuestos (dimensión legal).

Adam (1977), definió la adultez aplicada al ser humano como “plenitud


vital […], debe entenderse como su capacidad de procrear, de participar
en el trabajo productivo y de asumir responsabilidades inherentes a su
vida social, para actuar con independencia y tomar sus propias
decisiones con entera libertad”.

La adultez a su vez según Erikson (1982) citado por Undurraga (2007,


p.32) dividió en tres las etapas de la adultez:

Tabla 1.

Tipos y características de la adultez. Fuente: Undurraga, 2007.

Adultez temprana Adultez madura Adultez avanzada

Rango de edad 18 a 40 años 41 a 65 años Más de 65 años

Características · Aprendizaje con un · Ser un ciudadano · Adaptarse a una s


compañero de vida. adulto socialmente física que declina.
responsable. · Adaptarse a la
· Empezar a trabajar. · Establecer y mantener jubilación y disminució
un cierto nivel de vida. ingresos.
· Ser un ciudadano
responsable. · Ayudar a sus hijos a · Adaptarse a la m
ser adultos responsables. del cónyuge o pareja.
· Encontrar un grupo
de pertenencia. · Entrar en relación con · Crear lazos explí
su cónyuge como una con la gente de su grupo
persona total y única. edad.

· Aceptar el cambio · Enfrentar


fisiológico que trae la mitad obligaciones civiles y
de la vida. sociales.

· Instalarse físicam
en un emplazamiento
satisfactorio.

· Está en edad de haber · Consigue asentarse en · Sucede el síndrom


egresado de la universidad, alguna organización para del nido vacío.
o que ya insertado en el desarrollarse profesional y · Sucede el encuen
ámbito laboral adquiere económicamente. entre tres generaciones:
bienes que denoten el abuelo, padre e hijo.
estatus que desea tener.
Quizá ya está pensando en · Asiste a funerales
casarse. sus amistades.

Asimismo, Alcalá (2000) definió las situaciones que con el paso de


tiempo el ser humano va teniendo de acuerdo a la calidad de vida
mantenida y que se refleja en la adultez avanzada, senectud o vejez
(ver tabla 2).

Tabla 2.

Deficiencias en la edad avanzada. Fuente: Alcalá, 2000.

Visión • Presbicia e hipermetropía.

• Niveles de profundidad y colores.

• Menos adaptación a cambios de luz.

Audición • Niveles de audición.

Fortaleza • Realizan actividades pero con mayor lentitud.

Esqueleto y • Encorvamiento de la columna vertebral.


Músculos • Disminución de altura.

• Las funciones musculares disminuyen en función a lo


ejercitado en edades anteriores.

Sistema nervioso • A partir de los 35 mueren miles de neuronas.


• Disminuyen los reflejos.

• Se vuelven torpes con algunos movimientos corporales.

• Pérdida de oxigenación cerebral.

Memoria • Pérdida de memoria a corto plazo.


• Incrementa la capacidad de juicio.

• Incrementa su actitud serena.

Según Castillo (2014), cabe hacer mención que en un proceso


formativo y en él participa uno o más adultos mayores, es conveniente
conocer un poco más acerca de ellos, para evitar situaciones que
puedan abochornar a alguien, por ejemplo, si uno de ellos tiene
diabetes, quizá sea más conveniente ubicarlo en sillas cercanas a la
puerta por si tiene que ir a miccionar frecuentemente, o si sufre alguna
cardiopatía o lesión osteomuscular por si se tienen consideradas
algunas actividades que requieran movimiento.
Otra consideración importante para que se promueva adecuadamente
el aprendizaje en los participantes es el hecho que en la adultez el
trastorno por déficit de atención con hiperactividad, (hoy TDAH
únicamente) puede estar presente ya sea que es la consecuencia de un
niño con TDAH y que ahora como adulto continua con el síndrome o se
manifiesta hasta en esta parte del ciclo vital del individuo (Antoni, Bosch
y Casas, 2009).

Por lo que no puede uno ignorar esta circunstancia en los procesos


formativos donde uno participe como facilitador. Los síntomas que
tienen mayor peso y que se enlistan descendentemente en porcentaje
de influencia son: inatención, impulsividad e hiperactividad. Mismos que
tienen según Antoni y otros (2009), un origen multifactorial, en donde
las causas biológicas pueden ser de hasta un 80% o que se dieron
algunos problemas ambientales durante el embarazo por el consumo
de la madre gestante de drogas o tabaco o en el momento del parto.

Tabla 3.

Síntomas manifestados por adultos con TDAH. Fuente: Antoni y otros,


2009.

Inatención Hiperactividad Impulsividad

• Cometer errores por inatención. • Movimiento constante • Precipitar las


cuando está sentado. respuestas ante las
• Dificultad para mantener la atención • Dificultad para estar preguntas.
sostenida (películas, libros o conferencias). sentado durante algún tiempo. • Dificultad pa
esperar su turno.
• No escuchar cuando les hablan • Inquietud subjetiva
directamente. interior. • Entrometerse
las conversaciones d
• Tendencia a dejar cosas para más • Hablar permanentemente. otros.
adelante.
• Sensación de “motor
• Dificultades de organización y interior”.
planificación.
• Dificultad para estar tan
• No realizar tareas que requieran un tranquilo como los demás.
esfuerzo mental.

• Pérdida de objetos.

• Distraerse con facilidad.

• Despistarse con frecuencia.


Bien, considerando lo antes mencionado, cual fuese el interés que
mueva al adulto a incorporarse a un proceso formativo, es conveniente
que el facilitador (el andragogo) considere los siguientes factores
basados en la psicología educativa:

1. El adulto trae al proceso formativo un cúmulo de conocimientos o


de experiencias o de ambos. Su experiencia puede ser
profesional o de la vida, por lo tanto y en palabras de Adam
(1977, p. 67) “la enseñanza del adulto debe orientarse a
proporcionarle nuevos contenidos vitales a su anterior
desenvolvimiento”.
2. El hecho de que el adulto asista a un proceso formativo, es
apreciado como un acto voluntario basado en una toma de
decisión consciente y que por lo tanto sus expectativas son
claras, por lo que, si lo que se promueve en el proceso formativo
no satisface sus aspiraciones, abandona fácilmente dicho
proceso formativo. Por lo que a los adultos se le debe de
presentar “experiencias y contenidos que mantengan su interés”
en el proceso formativo (Adam, 1977, pp. 67-68).
3. En el proceso formativo es conveniente considerar que a
diferencia del niño, el adulto mantiene un conjunto de situaciones
en su vida diaria que pueden alterar su estado anímico y que
puede repercutir en su disposición al aprendizaje aun teniendo en
cuenta que estudiar puede ser el medio para mejorar sus
condiciones humanas. Otro factor que también incide en el
rendimiento del adulto en su estudio pueden ser la deficiencia en
su descanso, alimento y su salud.
4. El contenido programático del proceso formativo de los adultos
debe estar directamente atendiendo las necesidades de los
participantes, ajustado a sus capacidades intelectuales y
cognitivas, para que puedan en poco tiempo completar lo que al
principio del proceso fuese su déficit cultural o técnico.
5. El facilitador debe comprender que durante el proceso formativo
se halla frente a un individuo, con coincidencias tales como ser
adulto sin importar el momento de su ciclo vital, el pleno goce de
sus derechos ciudadanos, con responsabilidades dentro de la
sociedad, incorporado a la vida productiva generalmente, algunos
son jefes de familia y en general, a quienes debe tratar con tacto
y delicadeza estimulando su interés y preocupación para
promover el alcance de sus objetivos de aprendizaje.

Asimismo, son cuatro los motivadores principales para el aprendizaje


de los adultos:
1. Los adultos quieren ser estudiantes exitosos.
2. Los adultos quieren sentir que ejercen su voluntad en su
aprendizaje.
3. Los adultos desean aprender algo de valor para ellos.
4. Los adultos desean experimentar el aprendizaje como algo
placentero (Knowles, 2006, 166).

Por otra parte, Castillo (2014) mencionó que es necesario considerar


que los participantes traen una mezcla de factores que los hacen únicos
e irrepetibles:

1. Tiene algún deterioro o deficiencia fisiológica que impida alguna


actividad.
2. Deficiente alimentación que no le permita una permanencia en el
curso.
3. Poco descanso y mucho desgaste físico o intelectual.
4. Falta de confianza en sí mismo.
5. Resistencia al cambio.
6. Poca atención a las exposiciones e instrucciones.
7. Se niega las diferentes aplicaciones de lo que está por aprender.
8. Dificultad para expresar sus ideas.
9. Temor de introspección.
10. No desea enfrentar su nivel de aprendizaje.
11. Temor a la crítica.
12. Poca capacidad de memoria.
13. Actitud individualista.
14. Deficientes hábitos de estudio.
15. Desorganización.

Otras consideraciones en los adultos que ingresan a diversos procesos


formativos es tener en cuenta la manera en que Knowles (2006) tipificó
a los estudiantes:

1. Aprendices orientados a una meta. Recurren a la educación para


cumplir objetivos bien trazados.
2. Alumnos orientados a una actividad. Participan porque
encuentran en las circunstancias del aprendizaje un significado
que no tiene que ver con los contenidos, por ejemplo, en un curso
se logran relacionar para ampliar las acciones de la empresa
donde labora.
3. Aprendices orientados al aprendizaje. Estudian por el amor al
conocimiento.

Adam (1977) determinó que los adultos aprenden con base en cuatro
intereses fundamentales:
1. Económico. El adulto comprende que a mayor preparación,
mayores posibilidades tendrá de obtener un mejor trabajo o
aspirar a estar en posibilidad de un ascenso.
2. Capacitación profesional. En la actualidad, para el caso de
medicina ya no es suficiente ser médico general y según la
tendencia, tampoco ser especialista. Lo de hoy es que posean
subespecialidades. Eso hace que en algunas profesiones se
sepa mucho en un campo muy específico de conocimiento, en
otras profesiones la certificación de sus conocimientos son un
manera de ofertarle a la sociedad servicios profesionales de
calidad.
3. Estudios superiores. Algún sector de adultos consideran la
posibilidad de estudiar con la finalidad de continuar con sus
estudios profesionales, por ejemplo, aquel que terminó su
licenciatura y que ahora ya está considerando la posibilidad de
continuar su preparación con un posgrado.
4. Extender la sociabilidad y relaciones humanas. Algunos adultos
consideran que el incorporarse a un proceso formativo (formal o
no formal) puede ser el medio para extender sus relaciones
sociales y humanas, provocando que se motive continuamente su
interés por aprender de acuerdo a sus expectativas.

Conclusión

Para los que participamos como facilitadores entre adultos en procesos


formativos basados en la Andragogía, éste no puede ser considerado
únicamente por el hecho de la edad, sino desde las cuatro
dimensiones: biológica, psicológica, social y legal. Asimismo, sus
intereses y metas irán siendo modificados de acuerdo al momento del
ciclo vital donde se encuentre el adulto en ese momento.

Con respecto a su aprendizaje denota una serie de situaciones que en


primer lugar le permite motivarse a someterse a un proceso formativo,
cuyo contenido temático tiene que estar acorde a las expectativas de
los participantes debido a que de no ser así desertará o perderá interés,
asimismo, el participante por su condición y etapa de adultez, estilo y
ritmo de aprendizaje y las consideraciones como de estado de salud y
nivel de estrés deberá ser atendido tanto en lo general como en lo
particular.

Referencias

Adam, F. (1977). Andragogía. Caracas: FIDEA.


Alcalá, A. (2000). La praxis andragógica en la edad avanzada. Caracas:
UNA.

Antoni, J., Bosch, R. y Casas, M. (2009). Comprender el TDAH en


adultos. Barcelona: Amat.

Castillo, F. (2014). Andragogía. Procesos formativos entre adultos.


Oaxaca: Carteles Editores.

Undurraga, C. (2004). ¿Cómo aprenden los adultos? Una mirada


psicoeducativa. Chile: Universidad Católica de Chile.

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