La educación emocional es fundamental para el desarrollo integral de las personas
y esto debe ser aplicado desde la niñez para lograr el éxito en el devenir de los años posteriores. La clave comienza enseñando a que los niños aprendan a identificar sus emociones y luego a gestionarlas adecuadamente de acuerdo a las circunstancias que tenga que ir enfrentando. Tanto los padres como los docentes deben conocer y comprender la importancia de las mismas. En tal sentido, la inteligencia emocional se la considera fundamental y debe ser incluida en la educación desde los niveles iniciales, ya que de esta manera los niños aprenden a reconocer sus sentimientos y entender que emociones está experimentando y, por consecuencia, cómo actuar y reaccionar de acuerdo a cada una de ellas. En síntesis, la inteligencia emocional y, por ende, la educación emocional instaurada desde la niñez mejora el bienestar personal favoreciendo las relaciones sociales y, como ya lo hemos recalcado en notas anteriores, influye y mucho en la toma de decisiones. Vestfrid Mario A. (2017): "Dialogando con la mente-Una visión desde la Neurociencia".