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Semana 4

Grandes Civilizaciones
de Latinoamérica

Unidad 4
Los Incas

Material compilado con fines académicos, se prohíbe su


reproducción total o parcial sin la autorización de cada autor.
4. Los incas
Hablar de los hechos históricos que forman parte del imperio Inca no es una cosa fácil. Se
requieren de expertos en todas las áreas para comprender las evidencias que los Incas
nos dejaron. Por ejemplo, los arqueólogos han encontrado templos antiguos, ciudades
enterradas y restos humanos que dan cuenta de lo compleja que fue la sociedad incaica.
Los trabajos de los historiadores se han enfocado a examinar las fuentes escritas elabo-
radas por los conquistadores y sacerdotes españoles.

Las pesquisas encabezadas por los diversos investigadores han realizado grandes es-
fuerzos por separar los hechos de la ficción, debido a que la historia del Imperio Inca está
llena de leyendas sobre guerreros y enviados de los dioses. El trabajo ha sido más difícil
porque entre los Incas no existió un sistema de lenguaje escrito o numérico. La civilización
Inca ha transmitido su historia a través de la tradición oral. En el caso de la fundación del
imperio se señala como posible fecha la del año 1200, sin embargo, los primeros acon-
tecimientos históricos del imperio son sólo estimaciones.

Los españoles llegaron en 1524, y gracias a que les gustaba registrar de forma escrita
todo lo que veían y hacían, podemos tener una mayor idea sobre la vida de los Inca. Pero
de 1200 a 1525, contamos con una mezcla de hechos verdaderos con ficción, leyendas,
historias de grandeza y hazañas reales.

Pese a eso, en este bloque intentaremos hablar de una de las más importantes civilizacio-
nes en Latinoamérica. Con seguridad sabemos que la civilización inca floreció en el anti-
guo Perú y su imperio se extendió a través de Sudamérica occidental, de Quito, Ecuador
a Santiago de Chile (véase mapa 1), convirtiéndose en el imperio más grande nunca antes
visto en América. La tradición cuenta que un héroe civilizador llamado Manco Cápac, hijo
del sol, fundó la ciudad del Cuzco en un valle entre la confluencia de dos ríos. Éste había
sido enviado por el sol junto a su hermana y esposa Mamá Ocllo, con el objeto de que
reuniesen a los naturales en poblaciones y los convirtieran en seres civilizados, debido
a que el astro rey se había compadecido del estado de barbarie y abandono en el que
estaban viviendo los hombres (Favale, 2013).

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Mapa 1. Imperio Inca

Fuente: http://slideplayer.es/slide/4173819/

Otras importantes civilizaciones comenzaron a aparecer en diferentes zonas desde el


norte de Perú hasta la actual Bolivia, que con el correr de los siglos desarrollarían las ba-
ses de la cultura incaica. Pueblos como la civilización Moche, Tiawanaku, Nazca y Chimú,
dejaron todo su bagaje cultural como herencia a aquellos que se encargarían de llenar su
espacio y desarrollar una cultura que iba a ocupar el lugar, político y territorial, de todas
ellas, llegando a convertirse en una de las más importantes civilizaciones de todos los
tiempos (Ibíd.). Los incas conquistaron varias poblaciones y construyeron magnificas edi-
ficaciones en lugares tan diversos como llanuras, montañas, desiertos y la selva tropical,
destacando Machu Picchu. Sin duda alguna, los referentes que tenemos sobre ella nos
maravillan, sorprenden y nos hacen preguntarnos ¿por qué este poderoso imperio cayó
ante los conquistadores españoles?

Referencia
Roque Daniel Favale, “El imperio inca”, 2013. Disponible en http://clasev.net/v2/pluginfile.php/67340/
mod_resource/content/1/5_incas.pdf

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4.1 Expansión y consolidación del imperio
Los Incas gobernaron sobre un vasto y bien organizado imperio. De norte a sur, el Imperio
se expandió a lo largo de La cordillera de los Andes, pasando por la Costa del Pacífico
hasta el Río Amazonas. Actualmente, este territorio Incluye gran parte de Perú, Ecuador,
Bolivia, Chile y Argentina. Se estima que alrededor de 10 millones de personas vivieron
bajo los mandatos del gobierno Inca. En este sentido, vale la pena preguntarse ¿cómo
lograron construir y expandir un imperio tan grande?

Podemos señalar que en buena medida esto se debió a que los Incas adoptaron ideas e
instituciones desarrolladas por culturas anteriores, como la Chavín y Nazca, de las cuales
hablamos en el bloque anterior. Pero también encontramos que los pueblos Moche y los
Chimú fueron una importante influencia para los incas. Los Moche vivían a lo largo de
la costa norte de Perú, construyeron ciudades, sistemas de irrigación, etcétera. El reino
Chimú en el norte de Perú floreció durante los años 1300 y 1400 d.c. Como los Moche, los
Chimú construyeron una ciudad bien planificada, sistemas de riego, y buenos caminos.
Los incas van a adoptar y a mejorar todos estos aspectos.

El imperio se va ubicar en las montañas del Sur de Perú, teniendo como capital la ciudad
de Cuzco. Los incas se van a establecer en esta zona alrededor del año 1200 d.c y desde
entonces, los incas aumentaron su territorio una docena de kilómetros alrededor del Cuz-
co y se convirtieron en una gran potencia. Los incas comenzaron a expandir su imperio
en 1438, cuando ellos fueron atacados por sus vecinos del pueblo Chancas. El emperador
inca y muchos ciudadanos huyeron de Cuzco, pero uno de los hijos del monarca, Yupan-
qui, permaneció ahí y llevó a su ejército para pelear contra los Chancas. Cuenta la leyenda
que, en el momento de la batalla, las piedras se convirtieron en poderosos guerreros. La
victoria de Yupanqui convirtió al pueblo inca en uno de los más fuertes de toda la región.
Después de sacar a los Chancas, Yupanqui tomó el nombre de Pachacuti, que significa
terremoto. Se apoderó del trono, y su hijo arregló una serie de conquistas de las tribus
vecinas. Con cada una de ellas, el ejército se fortaleció y adquirió mayor experiencia. De
esta forma, los incas pronto se convirtieron en el principal grupo del área central de Los
Andes. En 1470, los Incas conquistaron Chimú. Para el año 1500, el imperio cubrió cerca
de 350,000 kilómetros cuadrados.

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Yupanqui
.

Fuente: http://todosobrelahistoriadelperu.blogspot.mx/2013/08/inca-lloque-yupanqui.html

Para controlar sus territorios, los incas desarrollaron una red de carreteras. Las dos princi-
pales rutas fueron la carretera costera y la carretera que conducía a la Sierra. Los cuales
eran llamados Camino Real. Caminos más pequeños estaban conectados con ellos. Algu-
nos historiadores han señalado que el sistema de caminos de los incas era tan impresio-
nante como el de los antiguos romanos. Cerca de quince millas de camino ligaban cada
uno de los extremos del imperio. Los caminos atravesaban selvas, montañas y ríos. Los
oficiales incas usaban los caminos para viajar a lo largo del imperio. Estos caminos tam-
bién le permitieron al emperador de Cuzco comunicarse con oficiales de lugares distantes.
Con lo enunciado hasta aquí, es posible decir que se articularon varios factores que
permitieron la expansión del imperio Inca. En primer lugar, la lucha por el territorio entre
el pueblo Chancas y los guerreros de Yupanqui, hijo del emperador. El triunfo obtenido

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por los incas generó la creación de leyendas como la de los guerreros de piedra que,
de alguna u otra manera, justificó la legalidad y pertinencia de su dominio, así como la
extensión del poder de sus herederos. Asimismo, las acciones tanto de Yupanqui como
de su hijo dieron pie al desarrollo de diversas batallas para consolidar su poderío de
norte a sur. Aunado a esto, el sistema de comunicación impulsado por los incas fue clave
para reducir las distancias entre los pueblos conquistados y el imperio. De esta manera,
el control que podían mantener los oficiales incas sobre las poblaciones conquistadas,
permitió que se consolidara el imperio más poderoso de Sudamérica.

En general, la expansión del imperio inca en el siglo XV tuvo su base política en la rápida
integración militar de los territorios periféricos y los grupos étnicos. En sólo dos genera-
ciones, los Inca conquistaron el área alrededor de Cuzco en Perú, e incorporaron grandes
áreas a ambos lados de los Andes en Perú, Bolivia (el altiplano y las tierras bajas del Ama-
zonas), en el noroeste de Argentina y Chile, alcanzando su límite muy al sur de Santiago.
Establecieron una organización para dominar a personas, a fuerzas militares y bienes a
grandes distancias, e instalaron un modelo de gobernanza. Este modelo se basaba en la
redistribución de bienes y servicios y en la participación o cooptación de las autoridades
locales (kurakas) o grupos de parentesco (ayllus).

Los incas mantuvieron la cohesión social enfatizando varias prácticas: la reciprocidad,


los lazos familiares, el intercambio de mujeres, las donaciones al Estado en forma de
comidas, bebidas o prendas de vestir, y un protocolo definido para actos públicos. Todo
esto estaba dirigido a fomentar la estabilidad política entre los grupos subyugados (Ros-
tworowski, 2005). La consolidación del imperio se logró fortaleciendo los privilegios de
las autoridades locales y construyendo buenas relaciones con los subordinados. Esto
impulsó una política exterior activa que buscaba maximizar el acceso a los recursos para
crear nuevas fuentes de ingresos para los incas (Ibíd.).

Este principio de cohesión dirigió la aplicación de las normas al interior del imperio y se
desarrolló con éxito entre los pobladores. Además, una de las estrategias para garantizar
el dominio entre las poblaciones conquistadas fue “ofrecer” una continuidad institucional;
es decir, con mucha frecuencia no se retiraba del poder al cacique, si no que éste actuaba
como “gobernador” de la nueva provincia, y sólo podría recibir órdenes de los oficiales de
Cuzco. Por último, hay que señalar que se desarrollaron relaciones tributarias con zonas
relativamente alejadas, que eran interesantes económicamente, pero incómodas para
mantener bajo un control directo. Una muy buena parte de las conquistas incas encon-
traron en el rito de la reciprocidad un elemento central. Éste consistía en que el ejército
llegaba ante los líderes de los grupos y le proponían establecer la reciprocidad entre el
Inca y el señor local. Había en esto dos opciones: tomar las armas para resistir y, si perdía,
morir, o ser parte del Imperio.

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Referencias
- Fauria, Carme “Avance y límites del Imperio Inca en la Costa Norte”. Disponible en www.raco.cat/index.
php/boletinamericanista/article/viewFile/98551/146148.
Rostworowski, María “Redes económicas del Estado inca:
el “ruego” y la “dádiva”, en El Estado está de vuelta: desigualdad, diversidad y democracia, 2005, pp,
15-47. Disponible en http://biblioteca.clacso.edu.ar/Peru/iep/20150116051701/rost.pdf

4.2 Estructura regional política, arquitectura y desarrollo


científico
Estructura regional política
El territorio andino estaba dividido en pequeñas unidades políticas, de muchas de las
cuales no tenemos ni siquiera los nombres. Dentro de estos territorios había una amplia
variedad lingüística, por lo que los incas impusieron su propio lenguaje, conocido como
quechua. La imposición de la lengua fue un método eficaz para gobernar y comunicarse
en todos sus dominios. Esta estructura regional y situación lingüística hizo la composición
geográfica del territorio inca sumamente difícil. Los incas simplificaron el mapa del área
Andina arbitrariamente, sin embargo, para dividir su imperio en provincias se basaron en
las viejas unidades tribales y lingüísticas, pero con pequeñas tribus combinadas en vecin-
darios más amplios. Aunque el conocimiento sobre las divisiones provinciales de los incas
es aún incompleto, las provincias se muestran aún como la unidad más conveniente para
describir el área. Entre las provincias más importantes podemos mencionar las siguientes:
Calva, Ayahuaca, Huancapampa del norte de Perú, Huampo, Cajamarca, Chachapoya,
Moyopampo, Huamachuco, Huayla, Conchuco, Pinco, Chanca, Quechua, etcétera.

Es importante señalar que se han generado múltiples Investigaciones en torno a las pro-
vincias porque representan una unidad fundamental de organización y administración
a través de las instituciones incaicas controladas centralmente. Sin embargo, estas pro-
vincias no fueron mapeadas ni marcadas físicamente por ningún punto fronterizo y los
relatos etnohistóricos no son claros o contradictorios sobre su papel administrativo y / o
económico. Los relatos etnohistóricos afirman que los españoles entendían que el Inca
gobernaba un territorio continúo dividido en jurisdicciones provinciales como en Europa
(Pease 1978: 28). Igualmente se ha destacado la discontinuidad territorial de los Andes.
Así, las provincias incas podrían no haber sido territorios claramente demarcados a la
moda europea. Los primeros estudiosos enfatizaron varias características asociadas con
el concepto de una provincia Inca. Basados en fuentes etnohistóricas, los etnohistoria-
dores han asumido que las provincias incaicas eran unidades administrativas y políticas,
constituidas sobre la base de antiguos grupos tribales y lingüísticos, definiéndose así las
provincias como territorios étnicos.

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Otros investigadores consideraron que una provincia inca correspondía a la zona ocupada
por un número específico de tributarios que proporcionaban impuestos sobre el trabajo,
constituyéndose estos grupos tributarios tanto de la población indígena original bajo
un gobernante curaca local (que apoyaba al estado inca) (Murra 1975: 194). También se
han desarrollado otros enfoques para la provincia inca. La investigación etnográfica de
Favres le llevó a sugerir que las provincias wamani o inca se constituyeron sobre la base
de las lealtades religiosas pre-Incas que unificaban un conjunto de individuos o grupos
que compartieron devoción a la misma deidad de la montaña; Así, la circunscripción de
una provincia inca sería directamente comparable con el área de prestigio de una dei-
dad montañosa también llamada Apu o Wamani en quechua (Favre 1967). Para explicar
esta coincidencia, propuso que las provincias de Wamani, o Inca, se constituyeran sobre
la base de unidades religiosas previas que incluían un conjunto de individuos o grupos,
todos ellos asociados con la misma montaña; Dentro de esta interpretación, la circuns-
cripción de una provincia inca sería directamente comparable con el área de prestigio de
un Apu o Wamani (Favre 1967: 139-140). Aun cuando esto sea correcto, sin embargo, los
límites de las unidades religiosas preincas no están claros y probablemente fueron trans-
formados durante los tiempos incaicos antes de los informes en las crónicas españolas.
Además de las provincias, el imperio inca también estaba organizado en cuatro regiones.
Anti-suyu en el este, Chincha suyu en el norte, Conti-suyu en el oeste, y Colla-suyu en
el sur. Esta división obedecía a que, de Cuzco, la capital del imperio Inca, salían cuatro
caminos que vinculaban a la capital con sus centros principales de tos sectores o suyus
del imperio. Al frente de los suyus estaba un miembro de la nobleza (Cápac). Los cuatro
Cápac integraban a su vez una especie de consejo supremo que auxiliaba al emperador
inca. Los curacas, funcionarios de rango inferior desempeñaban las funciones de jueces,
comandantes militares y gobernadores (http://www.conevyt.org.mx/colaboracion/colabora/
objetivos/libros_pdf/sso2_u5lecc7.pdf).

Arquitectura
La arquitectura inca incluye algunas de las estructuras de piedra más finamente trabaja-
das de cualquier civilización antigua. Los edificios incaicos eran casi siempre prácticos
y agradables a la vista. También son notablemente uniformes en el diseño, incluso, las
grandes estructuras tienen un aspecto similar a edificios más humildes, siendo que las
únicas diferencias significativas son su escala mucho más grande y calidad de acabado.
Otra característica de la arquitectura inca es que normalmente incorpora el paisaje natural,
al mismo tiempo que logra dominarlo para crear una mezcla a menudo espectacular de
formas geométricas y naturales.

La piedra era el material preferido y se trabajaba finamente en forma de bloques. La pie-


dra era de tres tipos: piedra caliza de Yucay, pórfido verde del diorite de Sacsayhuaman,
y andesita negra. Cada bloque de piedra podía pesar muchas toneladas y se extrajeron
y formaron con otras piedras y herramientas de bronce. Los bloques fueron movidos

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usando cuerdas, troncos, postes, palancas y rampas (se pueden ver marcas en algunos
bloques) y algunas piedras todavía tienen nodos que sobresalen de ellas o hendiduras
que fueron usadas para ayudar a los trabajadores a agarrar la piedra. Para lograr una
superficie acabada, se utilizaban piedras de arena.

La gran mayoría de los edificios Inca son rectangulares, tienen una sola entrada, y se
componían de una sola habitación, ya que las paredes divisorias no son comunes en el
diseño Inca. La mayoría de los edificios tenían sólo un piso, pero hay algunas estructuras
con dos, especialmente las construidas en las laderas. En Cuzco, hay ejemplos de edi-
ficios de tres pisos. Las paredes exteriores incaicas suelen inclinarse hacia el interior a
medida que se elevan (típicamente alrededor de 5 grados), dando al edificio una forma
de trapecio. La forma de trapecio es más común en el norte y el centro del imperio y uno
de sus efectos ópticos es hacer que las paredes parezcan más altas y más gruesas de lo
que realmente son.

Los edificios rectangulares podían agruparse en tres (o más) y dispuestos alrededor de


un patio o patio abierto pero amurallado. Este mini-complejo se conoce como Kancha
y funcionó como sede de edificios administrativos, talleres, templos, alojamiento o una
mezcla de estos. Los edificios muy grandes se conocen como Kallanka y éstos típicamente
tienen varias puertas y hacen frente a un espacio abierto grande, a menudo en forma de
trapecio. Fueron probablemente utilizados para reuniones públicas, como alojamiento
para representantes de la administración Inca, y eran claros símbolos públicos de con-
trol imperial. Cada gran asentamiento incaico tenía un ushnu que simbolizaba el control
imperial inca en todo el imperio. El ushnu era un tipo de plataforma de visualización para
procesiones, ceremonias patrocinadas por el estado y procedimientos judiciales, y estaba
situado en un lado de la plaza principal.
Kallanka

Fuente: http://www.precolombino.cl/exposiciones/exposiciones-temporales/chile-bajo-el-impe-
rio-inka-2009/la-conquista-de-chile-2/arquitectura/

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Los asentamientos incaicos eran raramente fortificados ya que la guerra se llevaba a cabo
en casos excepcionales y el cumplimiento de los pueblos conquistados se aseguraba por
medios políticos, económicos y culturales más que militares y la imponente arquitectura
imperial era una parte importante del proceso de expansión del dominio. Sin embargo,
hay excepciones. Algunos han visto Machu Picchu como un sitio fortificado, mientras que
los asentamientos de última hora contra los españoles como Ollantaytambo fueron forti-
ficados con grandes muros de bloques de terraza. Las terrazas de las laderas, como los
edificios, usaban rocas sueltas fijadas con mortero de barro o bloques de gran tamaño.
Podrían extender las tierras disponibles para el cultivo y proporcionar agua y drenaje, pero
también eran a veces meramente decorativos. Esas terrazas en Pisac y Ollantaytambo
están entre las más impresionantes y su diseño tiene un efecto estético definido y plani-
ficado.

Ollantaytambo

Fuente: https://milesandlove.com/perou/ollantaytambo-et-la-vallee-sacree-des-incas

Incluso en formaciones rocosas se erigieron impresionantes monumentos con formas


funcionales para los Incas. Por ejemplo, en Sacsayhuamán, muros concéntricos a modo
de murallas. Este tipo de obras también explotan a propósito el juego de la luz y la sombra
para dar una dimensión geométrica adicional al paisaje natural. Por ejemplo, las paredes
en zig-zag de Sacsayhuaman crean sombras triangulares que parecen reflejar las sombras
creadas por los picos de las montañas en el fondo. Otro ejemplo que no podemos dejar
de mencionar de edificación en formaciones rocosas es el santuario del templo del dios
sol Inti en Machu Picchu.

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Machu Picchu

Fuente: http://postperu.blogspot.com/2011/07/machu-picchu-100-anos-desde-el.html
Desarrollo científico

Los Incas dieron origen a ideas e inventos todavía en uso hoy. La fuerza y alcance del
imperio incaico es aún más impresionante porque se desarrolló sin moneda, la rueda o
una forma escrita de comunicación. Lo que sí tuvo, sin embargo, fue un sistema organiza-
cional altamente desarrollado y una fuerza de trabajo casi ilimitada que ayudó a crear una
cultura en la que abundaban las maravillas -como el asombroso y hermoso complejo de
Machu Picchu-. A continuación, mencionaremos algunos de los más importantes avances
que nos legaron los incas.

El primero, es el sistema de caminos del que hacíamos mención anteriormente. Los In-
cas, por supuesto, no inventaron el camino, ese honor sin duda iría a los romanos, pero
inventaron una red de caminos y autopistas que unían su territorio a una escala nunca
antes vista en América del Sur. En su apogeo, el sistema de autopistas Inca cubría casi
40,000 kilómetros con caminos que iban de 1 a 4 metros de ancho y eran desde simples
caminos de tierra hasta pasajes cubiertos de adoquines finos. La red tenía vías principales
conocidas como el sistema de carreteras imperial, o Capac-Nan. Estos caminos discurrían
en una trayectoria más o menos de norte-sur, con uno abrazando la costa y otro corriendo

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casi paralelo a través de las montañas. Pequeños caminos conectaban las dos arterias
principales con todos los centros provinciales del imperio. Todo el sistema estaba reser-
vado para funcionarios del gobierno.

Las estaciones de descanso conocidas como tampus se localizaban a lo largo de las


carreteras a aproximadamente la misma distancia para ofrecer a los viajeros comida,
alojamiento y una posibilidad de reabastecimiento. El descanso era necesario para estos
grupos, especialmente para los hombres cuyos hombros llevaban a los nobles en plata-
formas elevadas conocidas como camadas.

Otro invento importante del imperio inca son los puentes de cuerda. En la accidentada
Cordillera de los Andes, hay lugares donde los caminos por sí solos no pueden proporcio-
nar un transporte adecuado. Pero, los incas tenían una solución: los puentes. A diferencia
de los puentes de piedra arqueados construidos en Europa en ese momento, los incas
utilizaron cuerdas para construir puentes colgantes a través de abismos de montaña, ya
que habían sido expertos en el tejido de materiales de fibras naturales.

Como no había vehículos de ruedas, los puentes de cuerda funcionaban maravillosamen-


te, transportando tanto al hombre como a la bestia con facilidad. Durante la construcción
del puente, se formaron grandes cables de cuerda a partir de cuerdas más pequeñas
tejidas con lana de llama y alpaca, así como de hierba y algodón.

Estos estaban unidos a estructuras de piedra a ambos lados del cruce. Los cables gruesos
se estiraron para formar pasamanos, así como el piso del puente, que luego se cubrió con
madera y palos. Más largo que cualquier puente de piedra en Europa en ese entonces,
los puentes del imperio Inca abarcaron aberturas de por lo menos 46 metros.

Los viajeros cruzaban a menudo por la mañana, ya que los fuertes vientos de la tarde
podían hacer que los puentes oscilaran salvajemente como hamacas. Debido a que los
materiales que creaban los puentes eran orgánicos y biodegradables, tenían que ser
reconstruidos cada año.

A menudo, las comunidades que vivían cerca de los puentes llevaron a cabo esta función.

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Puente inca

Fuente: http://www.bu.edu/bridge/archive/2003/03-21/bridge.html

Un destacable legado del imperio inca tiene que ver con la comunicación. En el imperio
inca, los mensajes eran transmitidos por los llamados corredores, pero además de esta
forma, la información se retransmitió a través de las carreteras y los puentes del imperio
a través del paso de los elementos conocidos como khipus (a veces deletreado "quipus").
Estos dispositivos de comunicación consistían en un cordón principal (el cordón prima-
rio) del cual se suspendían una serie de cuerdas anudadas de longitud y color variables
(cuerdas colgantes).

Las cuerdas fueron tejidas con algodón o la lana de llamas o alpacas. Se cree que el nú-
mero de nudos se utilizó para el mantenimiento de registros de acuerdo con un sistema
decimal.

Las cuerdas eran probablemente usadas para mantener el almacenamiento de varios


productos as en qolqas, o almacenes, que se encontraban a través del imperio.

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Quipus

Fuente: http://imgarcade.com/1/quipu-inca-counting-system/

Viviendo entre los picos escarpados de los Andes, los Incas carecían de campos llanos
para la agricultura. Para resolver este problema, desarrollaron un sistema de terrazas
que construyeron en todo el imperio como escaleras verdes gigantes. Construir terrazas
escalonadas ayudó a los incas a crear tierras de cultivo, y la inteligente construcción de
cada terraza dio a las cosechas la mejor oportunidad de sobrevivir. El primer paso en la
construcción fue la construcción de muros de contención de piedra. Estos absorbían el
calor del sol durante el día y lo irradiaban de regreso por la noche, a menudo mantenien-
do los cultivos congelados en las temperaturas nocturnas. Cada terraza estaba llena de
una capa de base de grava de tamaño mediano, que luego se remató con una mezcla de
arena fina y más grava. Además, los agricultores colocaron una capa de tierra vegetal en
la que se sembrarían las semillas de sus cultivos primarios -el maíz y las patatas-.

Por último, hay que señalar que este invento sigue siendo usado en la actualidad. Por
ejemplo, los astronautas de la NASA toman regularmente alimentos liofilizados o deshi-
dratados, pero el proceso no fue incubado en un laboratorio. Los incas lo desarrollaron.
En las alturas más altas de los Andes, las temperaturas de congelación son bastante pro-
bables por la noche, por ello los incas utilizaron esto a su favor trayendo patatas a estos
ambientes fríos y dejándolos congelar debajo de un paño. Los residentes de las aldeas
invernales caminaban sobre los paños en la mañana para exprimir la humedad de las pa-
tatas. La repetición del proceso daría lugar a patatas liofilizadas conocidas como chuño.
Este producto tenía varias ventajas en el imperio Inca. Primero, era ligero. Esto permitió a
los soldados transportar grandes cantidades de ellos en sus campañas con relativamen-
te poco esfuerzo. En segundo lugar, el chuño, como todos los alimentos liofilizados, es
extremadamente duradero y puede conservarse durante años sin ser refrigerado. Esto
hizo una excelente fuente de alimento de reserva en caso de sequía, desastre natural o

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cualquier otro tipo de falla de la cosecha. Incluso hoy en día, en el caso de la cosecha,
los nativos de las tierras altas andinas dependerán del chuño para superar los tiempos
difíciles. Por último, el proceso de liofilización eliminaría el sabor amargo de algunas es-
pecies de patatas, haciéndolas mucho más sabrosas.

Chuño

Fuente: http://www.zmescience.com/medicine/nutrition-medicine/chuno-taters/

Referencias
- “El imperio de los incas”. Disponible en http://www.conevyt.org.mx/colaboracion/colabora/objetivos/
libros_pdf/sso2_u5lecc7.pdf.
- Astuhuaman Gonzáles, César W., “La arquitectura inca”, en Culture and Society in the New World, s/f.
disponible en http://www.gc.cuny.edu/CUNY_GC/media/CUNY-Graduate-Center/PDF/Centers/Bildner%20
Center%20for%20Western%20Hemisphere%20Studies/Publications/AstuhuamanGonzales6.pdf
- Murra, John V., Formaciones económicas y políticas del mundo andino, Perú, Instituto de Estudios Pe-
ruanos, 1975.
- Pease García-Yrigoyen, Los últimos Incas del Cuzco, Lima, Instituto Nacional de la Cultura.

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4.3 Religión y aspectos sociales
Religión
Wiracocha, el Dios Creador

Fuente: http://compartiendoculturas.blogspot.mx/2010/02/wiracocha.html

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Los incas se llamaron a sí mismos los hijos del sol. Ellos adoraban a los dioses que hacían
referencia a la naturaleza. Por ejemplo, el Dios del Sol, el Dios del Trueno, el de la Luna,
el del Arcoíris, el de las Montañas, el de las estrellas, etcétera. Al igual que los griegos,
los incas creían que los dioses podían intervenir para ayudar o para obstaculizar, por lo
que para evitar problemas adoraban a los dioses todos los días.

El Dios principal de los incas era Wiracocha, quien era el creador, origen y principio de la
realidad universal. El segundo más importante fue el Dios Inti o el Dios del sol. Muchos
templos fueron erigidos en honor de Inti, sobre todo, porque se consideraba que los go-
bernantes incas eran descendientes directos de este Dios, concediéndoles poderes divi-
nos sobre la gente del imperio. En general, podemos decir que los incas fueron politeístas.
Además de los dioses principales encontramos a Chasca (el lucero del día), Pachamama
(madre de todas las aguas), Yllapa (el rayo y arcoíris).

Los incas creían que los dioses y los ancestros podían comunicarse con ellos a través de
los sueños, presagios, y otros signos. Los sacerdotes veían signos en todos lados como
en las llamas de un incendio, o en la forma en que una planta crecía. Se dedicaban a
estudiar objetos para encontrar signos mágicos. A esta actividad se le dio el nombre de
adivinación. Además, dentro del pensamiento religioso inca destaca su concepción de
la muerte. Es decir, para ellos, había vida después de la muerte. Al igual que los antiguos
egipcios, los incas momificaban a sus muertos, incluso las clases pobres lo hacían. La
familia llevaba a cabo un funeral durante ocho días y las mujeres cortaban su cabello y
vestían ropa negra durante un año.

Los cuerpos y las tumbas de los muertos fueron sumamente cuidados. En el caso de las
momias de los gobernantes, permanecieron en sus palacios. Estos gobernantes eran
tratados como si todavía estuvieran vivos, debido a que los siervos les traían cosas, y sus
familiares los consultaban sobre sobre asuntos cotidianos. Igualmente, los incas cons-
truyeron las tumbas para poder entrar y dejar regalos como comida y pertenencias del
difunto, y podían recuperar estos regalos si era necesario. Una vez al año las momias de
los emperadores eran sacadas para desfilar en las calles en medio de grandes celebra-
ciones. Las momias recibían ofrendas de comida y bebidas.

Los incas también adoraban huacas, que eran lugares sagrados u objetos. Huacas es-
taban en todos lados. Un Huaca podría ser un gran edificio, o una estatua diminuta que
cabía en la palma de la mano. Cada familia decía oraciones diarias a la pequeña familia
de Huacas. Los sacerdotes realizaron ceremonias en los templos y ofrecían oraciones
para su cuidado.

No hay que dejar de mencionar que los incas hacían sacrificios. Por lo regular, se sacrifi-
caban animales como llamas o conejillos de indias. Sin embargo, en tiempos de desastre

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o en ceremonias muy sagradas, una mujer o un niño podían ser sacrificados para ser
ofrecidos a los dioses. En estas ceremonias, a la gente se le daba una cerveza, maíz
fermentado para beber en copas de oro, mientras que el sacerdote cantaba canciones
sobre la virtud de las víctimas antes de que fueran estranguladas. Los cuerpos de los
sacrificados eran enterrados con un textil encima y rodeado de estatuas de oro y plata,
bolsas de maíz y otras ofrendas.

Siguiendo a Jorge Oré Romaní (2002), podemos decir que el ritual de los sacrificios hu-
manos podía variar. En ocasiones, cuando moría el Inca lo enterraban con la esposa, las
mujeres que él había querido en vida, sus capitanes para que lo sirviesen en la otra vida
con la finalidad de estar acompañado y servido. En la conquista de otras provincias o
pueblos ordenaba el inca la forma de guardar la adoración al dios Sol, a la Luna, el rue-
go a las huacas y destinaba a un funcionario que vigilara su ordenanza. La función del
sacerdote inca era encontrar el mensaje divino, sacrificaba animales y a los hombres les
extraía el corazón, repetía el sacrificio ritual hasta encontrar la señal si la fiesta era alegre.
Algunos cronistas refieren que cuando los españoles ingresaron al Cuzco encontraron en
los templos, tinajones llenos de cadáveres de niños que habían sido sacrificados.

Aspectos sociales
Los Incas gobernaban su imperio con una precisión casi matemática, y la clasificación
de las personas según su posición social, económica o política en la sociedad inca no
estaba menos estructurada. En la cima de la sociedad, por supuesto, estaba el Sapa Inca
(líder supremo). El número dos en el imperio era Villac Umu, o sacerdote principal, siem-
pre pariente cercano del Sapa Inca. Después estaban los otros parientes de sangre del
Inca de Sapa que recibieron posiciones de alto rango en el imperio. La coya, o la reina,
los apos, o directores de las cuatro regiones del imperio, y la cabeza del ejército estaban
todos estrechamente relacionados con el Sapa Inca (a veces el Sapa Inca encabezaba el
ejército mismo). En la línea siguiente, venían todos los Incas, que eran personas que des-
cendían de los diez primeros ayllus (grupos de la familia extensa que comparten ancestros
comunes) que fundaron el asentamiento Inca en Cuzco. Este grupo de incas se convirtió
en sacerdotes, comandantes y gobernadores del imperio. Luego en la jerarquía se en-
contraba un grupo conocido como Incas por privilegio. A medida que el imperio crecía,
no había suficientes Incas para administrar todo el territorio y la gente dentro de él, por
lo que los incas crearon una nueva clase de Incas, los Incas por privilegio, personas que
habían vivido en el Cuzco durante mucho tiempo y hablaban el idioma quechua. Los incas
por privilegio fueron generalmente puestos a cargo de los pueblos y colonias periféricas.
Bajo la clase Inca, había una gran clase de administradores públicos (personas que ma-
nejan o supervisan las operaciones cotidianas de negocios, gobierno y organizaciones
religiosas) y líderes locales. Los antiguos líderes de los estados conquistados, los curacas,
eran usualmente los gobernadores de su pueblo, pero respondían a los incas en todos
los asuntos importantes. Otros administradores, llamados quipu camayocs, guardaban

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registros detallados de los bienes almacenados en el imperio, de las obligaciones labo-
rales de cada provincia (en vez de cobrar impuestos en forma de dinero. La mayoría de
arquitectos, urbanistas e ingenieros también pertenecían a esta clase, aunque algunas
personas en estas profesiones eran probablemente Incas.

Luego en la jerarquía había una gran clase de artesanos, o artesanos. Los Incas tenían
muchas reservas de alimentos y otros suministros para apoyar a sus artesanos, y alentaron
el desarrollo de especialistas calificados en muchos campos. Los artesanos tenían una
vida algo más fácil que los granjeros, aunque se esperaba que trabajaran muy duro. Por
lo general trabajaban tiempo completo para los Incas, el templo, o un curaca (líder local).
Se les suministraba la materia prima que necesitaban y se les pagaba por su trabajo con
alimentos y otras necesidades. Los artesanos en el imperio inca podrían haberse sentido
como trabajadores de la fábrica. Los incas favorecieron la producción en masa, utilizando
el mismo diseño y método de producción una y otra vez para crear una gran cantidad
de artículos idénticos o casi idénticos, y los historiadores creen que los administradores
incas controlaban exactamente lo que hacían los artesanos y qué diseños se usaban.
Los alfareros del Imperio incaico, por ejemplo, usualmente repetían los mismos patrones
geométricos en sus cerámicas. Utilizaron moldes para hacerlas, por lo que cada artículo
nuevo tenía la misma forma que el último. En los últimos días del imperio, los artesanos se
habían vuelto tan especializados que había comunidades enteras dedicadas a producir un
tipo de artesanía -un pueblo de alfareros en un lugar, por ejemplo, y una comunidad de
trabajadores del oro en otro. En las afueras de la ciudad capital del Cuzco, artesanos de
todas las regiones del imperio trabajaron en pequeños barrios dedicados a la artesanía
especial.

Los agricultores eran, con mucho, el grupo más grande e importante del imperio incaico,
pero estaban muy cerca del fondo de la jerarquía social. La mayoría de los agricultores
eran pobres y sin educación. No vivían en las ciudades, aunque algunas veces iban a ce-
remonias. Vivían en zonas rurales en chozas sin ventanas y trabajaban la mayor parte de
sus horas de vigilia. Pero todo depende del imperio incaico. Proporcionaban el enorme
excedente de bienes que mantenían al imperio y a la religión estatal operando. La mayoría
de las oraciones y sacrificios ofrecidos por los Incas eran súplicas a los dioses para hacer
que estos agricultores tuvieran éxito.

Después de que los Incas conquistaron nuevos territorios y redistribuyeron la tierra, esta-
blecieron exigencias de trabajo pesado. Los agricultores de repente tuvieron que trabajar
primero para el estado, luego para la religión, y finalmente para ellos y sus familias, así
que tuvieron poco tiempo para descansar. Pero, según el principio inca de ayni, o dar y
recibir, los campesinos recibieron algo a cambio de todos sus esfuerzos. Por una parte,
los Incas se aseguraron de que todos tuvieran alguna tierra para cultivar. Además, los
incas guardaban almacenes llenos de comida en cada región. Los ancianos y los enfer-

19
mos tenían derecho a la comida, y en caso de un desastre natural, los almacenes estaban
abiertos al público.

También se puede observar en el imperio inca que, en lugar de imponer un impuesto


monetario a los territorios conquistados, el gobierno inca exigió a todos los hogares del
imperio que proporcionaran mano de obra o mit´as para proyectos públicos durante
un cierto tiempo cada año. Un hombre de cada hogar cumplía esta obligación laboral
aceptando cualquier asignación que el líder local le diera. Algunos trabajadores fueron
enviados para transportar mercancías a otras regiones; Otros construyeron caminos o
bloques de piedra para proyectos de construcción; Algunos hombres fueron asignados
al servicio militar. Los funcionarios del imperio coordinaron las asignaciones de las mit'as
para que las labores agrícolas se interrumpieran lo menos posible. Los trabajadores de
mit'a jugaron un papel fundamental en la extensa minería que se desarrolló en el imperio
inca. Las minas localizadas a lo largo del imperio producían abundante oro, plata y cobre.
El oro fue encontrado en su forma pura en arroyos, y también fue excavado fuera de la-
deras. La plata se encontró en forma de mineral de plata (plata mezclada con roca), tanto
en el suelo como en las laderas. Después de retirar el mineral, los trabajadores mineros
lo calentaron a una temperatura muy alta para separar el metal y la roca. Los trabajadores
mit'a fueron llamados a hacer este trabajo en el verano.

Sin embargo, debido a que la minería era tan difícil físicamente, los mineros trabajaban
sólo unas pocas horas al día. Sólo a los incas se les permitió poseer plata y oro, por lo que
los representantes del gobierno mantuvieron una cuidadosa vigilancia sobre los proyectos
mineros. Los lugares donde se encontraron los metales fueron considerados sagrados y
con frecuencia se convirtieron en sitios de rituales. Las mujeres no salían de sus ayllus (o
unidad básica social de la región) para hacer mit'a mano de obra, pero se les pedía que
hicieran una cantidad fija de tejido para el imperio. Tenían que llevar a cabo este trabajo
cada vez que podían, entre sus labores agrícolas regulares y sus tareas domésticas. Esta
era una tarea central en sus vidas y central para la economía Inca.

Asimismo, es relevante referir que el matrimonio y la familia eran centrales para la cultura
Inca, y los Incas exigían que todos se casaran. Aunque a los nobles incas se les permitía
practicar la poligamia (los hombres podían tener más de una esposa), la monogamia (el
matrimonio con un solo compañero) era la regla entre la gente común del imperio. Cuando
las parejas jóvenes decidían casarse, a menudo entraban en un matrimonio de prueba,
para ver si iba a funcionar. Si fracasaba, ambos socios podrían entrar en un nuevo ma-
trimonio sin vergüenza. A diferencia de los europeos cristianos de la época, los pueblos
andinos del imperio inca no daban ningún valor adicional a la virginidad de una novia. Sin
embargo, la ley inca declaró que una vez que una pareja se casó formalmente, tenían que
permanecer juntos toda la vida. Incluso si se hubieran permitido los divorcios, habría sido
casi imposible mantenerse fuera del matrimonio, porque el gobierno inca sólo distribuía

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la tierra a parejas casadas.

Antes de que los incas llegaran al poder, la división del trabajo entre esposos y esposas
en las regiones andinas era más o menos igual. En Daily life in the Inca Empire (1996) Mi-
chael A. Malpass señala que el sistema de trabajo mit'a cambió esto. Cuando los hombres
fueron llamados a convertirse en guerreros y hacer el trabajo del imperio, ganaron status
y se convirtieron en figuras de autoridad; En comparación, el trabajo que las mujeres
hacían alrededor de la casa y en los campos parecía ordinario y tedioso. Sin embargo,
como todos trabajaban la mayor parte del tiempo, la división del trabajo estaba bastante
equilibrada. Tanto el marido como la mujer trabajaban los campos. Aunque los hombres
proporcionaron el servicio de mit'a, las mujeres eran responsables de una gran cantidad
de tejido para el imperio. Las mujeres generalmente preparaban comida y mantenían la
casa limpia. Los hombres hicieron sandalias y ayudaron con el tejido.

El nacimiento de un niño era un evento muy bienvenido en el imperio Inca. Había rituales
para que ambos padres actuaran para asegurar la entrega segura de un bebé. No obs-
tante, se esperaba que las madres embarazadas siguieran trabajando hasta el día en que
dieron a luz, y a menudo daban a luz sin ayuda. Después de dar a luz, la madre llevaba al
bebé con ella mientras trabajaba, atada con un paquete en el pecho o colocando al bebé
en una cuna. Los padres no nombraban inmediatamente al bebé; El nombramiento se
produjo más tarde, durante una ceremonia llamada rutichikoy, que acompañó el destete
del bebé de la lactancia materna. En la ceremonia rutichikoy, el niño recibió un corte de
pelo, una guarnición de uña y un nombre. Una ceremonia llamada huarachicoy marcó
la pubertad de un niño y su paso a la edad adulta. En esta ceremonia el niño recibió un
taparrabos tejido por su madre. Para las niñas, pequeñas ceremonias familiares llamadas
quichicoy marcaron el comienzo de la menstruación. En estas ceremonias de la pubertad,
los muchachos y las muchachas recibieron nuevos nombres adultos.

Los hijos de los nobles y los curacas fueron a las escuelas, pero los hijos de la gente
común no recibieron educación formal. En su lugar, observaron a sus padres comercio.
Se esperaba que los hijos de los trabajadores comenzaran a trabajar a una edad muy
temprana. Desde la edad de cinco a nueve años, se aguardaba que los niños y niñas
ayudaran a ver a sus hermanos menores. También se suponía que iban a asustar a los
pájaros y otros animales lejos de los cultivos, recoger leña, hilar hilos de lana, recoger
las plantas silvestres, y ayudar con la cocina y la limpieza. A partir de la edad de nueve
a doce, asumieron responsabilidades adicionales: Los muchachos ganaron animales y
cazaron pájaros; Las muchachas recogieron los materiales para teñir el paño.

Referencias
- Malpass, Michel A., Daily life in the Inca Empire, Wesport, CT, Greenwood Press, 1996.
- Oré Romaní, Jorge, “Mitos, ritos y ceremonias incas. Una aproximación psicoanalítica de los sacrificios

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humanos”, Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay, “Permanen-
cias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002.

4.4 Contacto con los españoles


De todas las numerosas naciones del gran continente americano, ocupadas y al mismo
tiempo descubiertas por los europeos, las dos más poderosas y avanzadas, indudable-
mente fueron México y Perú. La conquista de cada uno de los países significó rupturas
importantes en la esfera política, religiosa, económica y social, pero en cada uno adquirió
características particulares. En este apartado, trataremos de dar cuenta de lo que repre-
sentó la llegada de los españoles al territorio inca.

Como lo hemos mencionado líneas arriba, el imperio de los incas se extendía a lo largo del
Pacífico, de oeste a este y de norte a sur. Su dominio en el área andina fue determinante
para consolidar su imperio. Entonces, ¿cómo es que un imperio tan grande y poderoso
pudo ser conquistado por los españoles? ¿Qué factores influyeron para facilitar la caída
del imperio inca? Vayamos desmenuzando poco a poco este proceso histórico de gran
envergadura.

En 1532, los conquistadores españoles bajo Francisco Pizarro llegaron al territorio del
Imperio Inca. Este imperio ya estaba dividido al momento de la llegada de los conquis-
tadores, ya que, hasta 1528, el Imperio Inca era una unidad cohesiva, gobernada por un
gobernante dominante, Huayna Capac. Al morir, sus hijos, Atahualpa y Huáscar, comen-
zaron a luchar por su imperio. Durante cuatro años, tuvo lugar una sangrienta guerra civil
que azotó el Imperio

Huáscar gobernó Cuzco, capital del Imperio Inca. Por lo tanto, ordenó la lealtad de la ma-
yoría de la gente. Atahualpa, sin embargo, tenía la lealtad del gran ejército profesional inca
y tres generales sobresalientes: Chalcuchima, Quisquis y Rumiñahui. El gran ejército había
estado en el norte, cerca de Quito, subyugando tribus más pequeñas al Imperio cuando
estalló la guerra. Al principio, Huáscar intentó capturar Quito, pero el poderoso ejército
de Quisquis lo empujó hacia atrás. Atahualpa envió Chalcuchima y Quisquis después a
Cuzco y salió de Rumiñahui en Quito. El pueblo Cañari, que habitaba la región de la actual
Cuenca al sur de Quito, se alió con Huáscar. A medida que las fuerzas de Atahualpa se
movían hacia el sur, castigaron severamente al Cañari, devastando sus tierras y masa-
crando a muchas de las personas. En una desesperada batalla fuera de Cuzco, Quisquis
derrotó a las fuerzas de Huáscar y lo capturó en 1532 y capturó a Huáscar. Atahualpa, tras
el triunfo se dirigió hacia el sur para tomar posesión de su Imperio.

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Atahualpa y Huáscar

Fuente: http://unpodcastdelecuador.blogspot.com/2012/10/ata-
hualpa-era-fundamentalmente-un-inca.html

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En noviembre de 1532, Atahualpa se encontraba en la ciudad de Cajamarca celebrando
su victoria sobre Huáscar cuando llegó a la ciudad un grupo de 170 extranjeros: los con-
quistadores españoles bajo Francisco Pizarro. Atahualpa acordó reunirse con los espa-
ñoles, pero sus hombres fueron emboscados en la plaza de Cajamarca y Atahualpa fue
capturado. Este fue el comienzo del fin del Imperio Inca: con el emperador en su poder,
nadie se atrevió a atacar a los españoles. Atahualpa pronto se dio cuenta de que los
españoles querían oro y plata y se encargaron de pagar un rescate real. Mientras tanto,
se le permitió presidir su imperio en cautiverio ordenando la ejecución de Huáscar, que
fue asesinado por sus captores en Andamarca, no muy lejos de Cajamarca. Ordenó la
ejecución cuando los españoles le dijeron que querían ver a Huáscar. Temiendo que
su hermano hiciera algún tipo de trato con los españoles, Atahualpa ordenó su muerte.
Mientras tanto, en Cuzco, Quisquis estaba ejecutando a todos los miembros de la familia
de Huáscar y a cualquier noble que lo apoyara.

Atahualpa había prometido una gran cantidad de oro y dos veces más de plata para
asegurar su liberación, y a finales de 1532 los mensajeros se extendieron a los confines
del Imperio para ordenar a sus súbditos enviar oro y plata. En julio de 1533 Pizarro y sus
hombres empezaron a oír rumores de que el poderoso ejército de Rumiñahui, todavía de
vuelta en Quito, se había movilizado y se acercaba con el objetivo de liberar a Atahualpa.
Ellos entraron en pánico y ejecutaron a Atahualpa el 26 de julio, acusándolo de "traición".
Los rumores más tarde resultaron ser falsos: Rumiñahui todavía estaba en Quito.

No hay duda de que la guerra civil fue uno de los factores más cruciales de la conquista
española de los Andes. Los españoles fueron capaces de usar el conflicto con habilidad
para su ventaja. Después de la muerte de Atahualpa, los españoles pudieron reclamar
el título de "vengadores" del malogrado Huáscar y marchar al Cuzco como libertadores.
El Imperio se había dividido bruscamente durante la guerra y, al aliarse con la facción
de Huáscar, los españoles pudieron entrar en el Cuzco y saquear todo lo que había
quedado tras el pago del rescate de Atahualpa. El general Quisquis eventualmente vio
el peligro planteado por los españoles y se rebeló, pero su revuelta fue derribada. Rumi-
ñahui defendió valientemente el norte, luchando contra los invasores en cada paso del
camino, pero la superior tecnología y táctica militar española, junto con aliados como el
Cañari, condenaron la resistencia desde el principio. Incluso años después de su muerte,
los españoles usaban la guerra civil Atahualpa-Huáscar para su ventaja. Después de la
conquista del imperio Inca, mucha gente en España empezó a preguntarse qué había
hecho Atahualpa para merecer ser secuestrado y asesinado por los españoles, y por
qué Pizarro había invadido el Perú en primer lugar. Afortunadamente para los españoles,
Huáscar había sido el mayor de los hermanos, lo que permitió que los españoles afirmar
que Atahualpa había "usurpado" el trono de su hermano.

Los soldados y la gente del Imperio Inca no permanecieron impávidos ante sus invaso-

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res. Los principales generales incaicos, como Quisquis y Rumiñahui, lucharon contra los
españoles y sus aliados nativos, especialmente en la Batalla de Teocajas de 1534. Más
tarde, miembros de la familia real Inca, como Manco Inca y Tupac Amaru, dirigieron le-
vantamientos masivos: Manco tenía 100000 soldados en el campo en un punto. Duran-
te décadas, grupos aislados de españoles fueron atacados. El pueblo de Quito resultó
particularmente feroz, luchando contra los españoles en cada paso de su ciudad. No
obstante, aunque muchos de los indígenas lucharon ferozmente, otros se aliaron con los
españoles. Los Incas no eran universalmente amados por las tribus vecinas que habían
subyugado a lo largo de los siglos, y las tribus vassales como los Cañari odiaban tanto al
Inca que se aliaron a los españoles: cuando se dieron cuenta de que los españoles eran
una amenaza aún mayor fue muy tarde. Los miembros de la familia real Inca prácticamente
se cayeron unos sobre otros para ganar el favor de los españoles, quienes pusieron una
serie de gobernantes títeres en el trono. Los españoles también cooptaron una clase de
sirvientes llamada yanaconas: los yanaconas se unieron a los españoles y fueron valiosos
informantes.

Sin duda alguna, el líder de la conquista del Inca fue Francisco Pizarro, un ilegítimo e ile-
trado español. Pizarro era ignorante pero lo suficientemente listo como para explotar las
debilidades que rápidamente identificó en el Inca. Con cuatro tenientes en los que podía
confiar plenamente y sus hermanos, Pizarro fue capaz de destruir el Imperio y dominar a
los codiciosos conquistadores rebeldes al mismo tiempo.

Francisco Pizarro

Fuente: http://tansleytiger.weebly.com/francisco-pizarro-blog.html

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La conquista del Inca fue esencialmente un robo a mano armada a largo plazo por parte
de los conquistadores. Como muchos ladrones, pronto comenzaron a pelearse entre
ellos por el botín. Los hermanos Pizarro engañaron a su compañero Diego de Almagro
que fue a la guerra para reclamar la ciudad de Cuzco: pelearon entre 1537 y 1541 y las
guerras civiles dejaron a Almagro y a Francisco Pizarro muertos. Más tarde, Gonzalo Pi-
zarro encabezó un levantamiento contra las llamadas "Leyes Nuevas" de 1542, un edicto
real impopular que limitaba los abusos de los conquistadores: finalmente fue capturado
y ejecutado

Los aproximadamente 160 conquistadores que participaron en la expedición original se


hicieron ricos más allá de sus sueños, recompensados con tesoros, tierras y esclavos. Esto
inspiró a miles de europeos pobres a trasladarse a América del Sur y probar su suerte.
En poco tiempo, hombres desesperados y despiadados llegaban a las pequeñas ciuda-
des y puertos del Nuevo Mundo. El grupo original de conquistadores incluía a muchos
hombres notables que pasaron a hacer otras cosas en las Américas. Hernando de Soto
era uno de los tenientes más confiables de Pizarro: más tarde iría a explorar partes de los
actuales Estados Unidos incluyendo el río Mississippi. Sebastián de Benalcázar buscaría
El Dorado y encontraría las ciudades de Quito, Popayán y Cali. Pedro de Valdivia, otro de
los tenientes de Pizarro, se convertiría en el primer gobernador real de Chile. Francisco
de Orellana acompañaría a Gonzalo Pizarro en su expedición al este de Quito: cuando se
separaron, Orellana descubrió el río Amazonas y lo siguió hasta el océano.

En suma, podemos decir que, entre la llegada de Pizarro y el fin del Imperio Inca se pue-
den identificar tres momentos claves, a saber:
1) Desde la llegada definitiva de Pizarro a la costa peruana (en 1531-32), hasta la cap-
tura del Inca Túpac Amaru (1572). Esta fase se caracteriza por la iniciación, en 1537, de
una resistencia activa y organizada para expulsar a los invasores, y por el desarrollo
posterior de una acción bélica recurrente, aunque discontinua, organizada por el Inca
y sus seguidores tras haberse retirado a la abrupta región andina de Tambo, Victos
y Vilcabamba. Se trata de un período en el que se generaron cambios, y ha sido de-
nominado por historiadores peruanos como «guerra de reconquista del Perú inca»'.
2) A partir de 1572, en que virtualmente desaparece el último vestigio del imperio
Incaico, la resistencia, por medio de la acción bélica, se va dejando de practicar.
3) Será hasta Túpac Amaru y Catari (siglo XVIII) cuando se inicie una nueva fase de
resistencia. (Pérez Marcos, 1993, 155).
Referencias
- Pease García-Yrigoyen, Los últimos Incas del Cuzco, Lima, Instituto Nacional de la Cultura.
- Pérez Marcos, Regina María Regina María, “Nuevas líneas para la interpretación de la sociedad peruana
del siglo XVI a través del testimonio del inca don Diego de Castro tito cussi yupanqui: un estudio insti-
tucional”, en Boletín de la Facultad de Derecho, núm. 2,1993, pp. 149- 179. Disponible en http://e-spacio.
uned.es/fez/eserv/bibliuned:BFD-1992-2-2ED1CB87/PDF

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