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Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 115-132.

2004

“Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley,


una Mirada desde la Psicología Cultural”

Identity Construction in Young Law Offenders from a


Cultural Psychological Perspective

Alba Zambrano Constanzo1


Ricardo Pérez-Luco Arenas2

Resumen
Este artículo aborda el proceso de construcción de identidad delictiva a través de un
análisis teórico psicocultural que se nutre de distintas fuentes de la psicología con-
temporánea y otras disciplinas, derivando en el planteamiento de este proceso como
determinante del surgimiento y consolidación de las conductas delictivas. Se argu-
menta que la infracción de ley configurada en un patrón de conducta recurrente, en
el caso de un número importante de jóvenes, es la resultante de un proceso que tiene
fuertes vinculaciones con un medio social desventajoso, que genera inseguridad,
estrés, desesperanza y dificultades para resolver necesidades básicas materiales y
psicológicas. Estos aspectos, entre otros, propician la construcción de una realidad
social que ubica a determinados jóvenes al margen de los estándares socialmente
aceptados. Finalmente, a la luz del análisis teórico, se proponen algunas estrategias
generales para abordar esta dimensión de nuestra realidad.
Palabras claves: Psicología cultural, Jóvenes infractores de ley, construcción de identidad

Abstract
The present article approaches the process of construction of criminal identity through
a psychocultural theoretical analysis that nourishes itself from different sources of
contemporary psychology and other disciplines, deriving in the claim that this
process becomes determinant of the sprouting and consolidation of criminal behavior.
It is argued that, in the case of an important number of young people, the infraction
of law turned into a pattern of recurrent behaviour as the result of a process that has
a strong relationship with disadvantageous social environments, generating
insecurity, stress, hopelessness and difficulties in the satisfaction of material and
psychological basic needs. These issues, among others, induce the construction of a
social reality that locates certain young people off the margins of socially accepted
standards. Finally, in the light of this theoretical analysis, some general strategies
are set forth in order to approach this dimension of our reality.
Keys words: Cultural psychology, transgression by the young, identity construction

1 Psicóloga, Universidad de la Frontera. Email: albaz@ufro.cl


2 Psicóloga, Universidad de la Frontera. Email: perezluc@ufro.cl

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Revista de Psicología de la Universidad de Chile

Introducción presentaciones sociales que están a la base de


la construcción de identidad psicosocial y que
Estudios recientes del BID y otras organi- han sido construidas en un marco cultural
zaciones destacan que América Latina es hoy concreto, a la vez que, modificaciones objeti-
la segunda zona con más criminalidad en el vas en el entorno de vida. Proponemos en esta
mundo. Las opiniones centradas en la segu- perspectiva un abordaje psicoeducativo de
ridad de los ciudadanos indican que un por- carácter comunitario.
centaje importante de latinoamericanos, es-
pecialmente de las grandes ciudades, se
Una Aproximación Psicocultural
sienten inseguros, señalando su percepción
acerca del aumento de la delincuencia y la Los jóvenes con compromiso delictivo que
drogadicción (Kliksberg, 2001). viven en condiciones de pobreza se adaptan o
son afectados como personas, en su dimensión
Distintas investigaciones constatan que
individual y social, por sus circunstancias de
parte importante de la delincuencia común es
vida, sus historias familiares, su ubicación so-
cometida por jóvenes; su tasa asciende pro-
cial; pero al mismo tiempo, ellos son agentes
gresivamente pasando a formar parte desta-
activos, contribuyentes a su realidad. Así, asu-
cada de la crónica periodística de todos los
mimos que la delincuencia es una construcción
días. Aquí cabe preguntarse acerca de ¿qué
en la vida social, pero también en la biografía
factores han incidido en que en nuestro conti-
de quienes son denominados delincuentes.
nente, en general y en Chile en particular, este
Como justificaremos en el desarrollo del artí-
problema esté en franco crecimiento?
culo, los mecanismos que soportan esta cons-
En la opinión pública es generalizada la trucción (aunque complejos) suponen un or-
convicción de que el delincuente actúa en den y funcionalidad que son necesarios de
forma intencional simplemente por maldad, comprender, cuestionar y desafiar.
por lo que merece ser castigado. Más aún se
suele establecer una relación mecánica entre Sistemas Sociales: Cultura y Discurso
delincuencia, juventud y pobreza, por lo que
medidas represivas y estigmatizadoras sue- Como punto de partida muy general, para
len contar con amplia popularidad. luego profundizar el tema de nuestro inte-
rés, es necesario preguntarnos ¿cómo las per-
En este artículo argumentaremos que la sonas logramos reunirnos con cierto nivel de
conducta delictiva que presentan algunos cohesión (aunque sea mínimo) a pesar de que
jóvenes que viven en condiciones de pobre- seamos tan extraños? ¿Sobre qué construc-
za, se enmarca en un proceso de inadapta- ción real o imaginaria se fundamentan las
ción social de mayor alcance. Un proceso que agrupaciones sociales?
afecta la construcción de identidad sobre la
base de experiencias tempranas marcadas Una primera aproximación permite seña-
por la vivencia de estar “al margen de” y la lar que las relaciones entre los seres huma-
consolidación de representaciones sociales nos son invisibles, cada vez que entramos en
que les ubica culturalmente en un espacio relación con otro, comienza a actuar “el ima-
social con características particulares. ginario” compartido; un mundo simbólico
que hace que los unos y los otros podamos
Así entendido el fenómeno de la delin- comunicarnos y sentirnos parte de un todo.
cuencia en jóvenes que viven condiciones de Esa coherencia y mundo simbólico compar-
vidas desventajosas, demanda de actuaciones tido están cruzados por el discurso y la ideo-
multinivel de mediano y largo plazo que con- logía. Sobre esa base se construye la subjeti-
templen el desafío y cuestionamiento de re- vidad e identidad de las personas.

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Al analizar los diversos sistemas sociales Entenderemos por cultura al sistema de


podemos apreciar que se organizan de modo conocimientos que nos proporciona un mo-
tal de asegurar su supervivencia, generando delo de realidad a través del cual damos sen-
ordenamientos que les son propios. La exis- tido a nuestro comportamiento. Este sistema
tencia de un determinado orden en las ac- está formado por un conjunto de elementos
ciones y relaciones entre sus miembros hace interactivos fundamentales, generados y
posible que el quehacer de cada uno no des- compartidos por el grupo de pertenencia
truya u obstaculice el producto de la activi- (Aguirre, 2000).
dad de los demás. Este ordenamiento diver-
so e histórico da cuenta de una construcción La concepción simbólica de la cultura, des-
que cumple funciones particulares para cada taca que los fenómenos culturales que hacen
sistema social. posible el sentido compartido, al que ya he-
mos aludido, obedece a fenómenos simbóli-
La ley es el marco regulador máximo de cos; a la capacidad de los seres humanos para
la convivencia de una determinada sociedad, producir y reproducir diversas formas de sím-
pero también existen otros mecanismos nor- bolos y de acción simbólica (Thompson, 1998).
mativos formales e informales que actúan en Es necesario agregar a esta perspectiva, como
las diversas dimensiones de la convivencia lo señalan Glauben y cols. (1993), que el senti-
humana (Martín–Baró, 1989). Lo que es cla- do compartido hace predecible lo impredeci-
ro es que los sistemas sociales y la normati- ble, esto es, la constitución de sistemas socia-
va que los regulan, existen previo al indivi- les que posibilitan, por una parte el entendi-
duo particular, pero éste es un actor activo miento cotidiano y por otra, el ejercicio des-
en su construcción. igual del poder.

En esta perspectiva, autores como Berger Desde una perspectiva estructuralista


y Luckman (1968), subrayan que la formación John Thompson (1998), planea que la vida
de un orden social determinado es de natura- social es una cuestión de significado en don-
leza humana. El ser humano en su proceso de de los sujetos hacen uso del lenguaje en un
adaptación vital es en buena medida un pro- contexto determinado, estructurado social-
ducto de un orden social, pero siguiendo a mente. Ello destaca la idea de la comunica-
Martín–Baró (1989) añadimos que en su tra- ción como un fenómeno que ocurre media-
yectoria vital el ser humano va produciendo, do por relaciones de poder; la determinación
manteniendo o cambiando ese orden social. de la estructura social y la posición que ocu-
pan las personas se verá reflejada en el len-
La construcción de la normativa social y guaje constituyéndose una comunicación que
cultural según lo indican Rodríguez y Arnold tiene como característica central la asimetría.
(1991) se sustenta en el sentido compartido, Así, en la comunicación social circularían
que siendo una expresión cultural, se mani- discursos que reflejan las representaciones
fiesta a través del lenguaje en los discursos sociales que las personas tienen, transmitien-
privados y públicos, pues éstos, en sus re- do en ellos la ideología que sostienen estas
presentaciones y articulaciones, revelan el posiciones asimétricas.
orden simbólico. Este orden depende de la
dinámica histórico–social y de los procesos La ideología es un nivel de significación
de generación y consenso que se van articu- que puede estar presente en cualquier tipo
lando y desarticulando permanentemente a de mensaje, desde los científicos hasta los
través de las contingencias temporales que cotidianos, formando el “horizonte de la rea-
acompañan la vida social y que se expresan lidad social en la que estamos viviendo”,
tanto en la semántica de las culturas como puesto que se constituye en un sistema de
en su estructura social. reglas semánticas para generar y decodificar

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mensajes. Siendo un concepto polisémico, ción) las que justifican, por ejemplo, el robo
tiene una función de integración social ten- como forma válida de acceder a lo que la “so-
diente a la legitimación de las relaciones de ciedad vitrina” ofrece.
poder. Son sistemas de valores y prácticas
que demarcan posiciones sociales (Vila, Esto es un ejemplo palpable de que en el
2001), refieren una posición de mundo que aprendizaje para constituirnos en sujetos so-
trata de imponerse en relaciones que refle- ciales la matriz de relaciones socioculturales
jan permanentemente conflicto. juega un rol fundamental. Pablo del Río
(1996) agrega a esta idea que cada cultura
Una concepción ideologizada e ideologi- genera fórmulas diversas de simbiosis–
zante de la vida cotidiana impide ver y com- identitarias socioculturales, contando cada
prender las contradicciones y permite la acep- una de ellas con mecanismos culturales de
tación como única forma posible de vivir. mediación para hacer conciente y efectivo su
Particularmente para las personas que com- nivel de identidad. A esta idea nos referire-
parten condiciones de discriminación, como mos más adelante cuando abordemos el pro-
por ejemplo “las personas pobres” y los “jó- ceso de socialización.
venes infractores”. Los procesos de ideologi-
zación son muy importantes de analizar para Cultura, Subcultura y Contracultura
entender la cultura que ellos conforman.
Para entender como se ubican las perso-
Ignacio Martín–Baró (1983) y Maritza Mon- nas en la estructura social en función al gra-
tero (2003) coinciden en plantear que la natu- do de cercanía o lejanía de los valores y cate-
ralización de ciertas ideas, valores y actitudes gorías definidas por la cultura mayor o
frente a la realidad, permite muchas veces la cultura dominante pasaremos a continuación
aceptación de lo inaceptable (como las injus- a definir lo que Vergara (1996) denomina
ticias sociales, la pobreza, la discriminación, cultura ideal, subculturas y contraculturas,
entre otros). Sería a través de los mecanismos ubicando el espacio en que se sitúan las per-
de habituación y familiarización que las situa- sonas que han sido definidas o que se defi-
ciones anormales son percibidas como parte nen como delincuentes.
natural de la vida cotidiana (Montero, 1994).
La cultura ideal puede ser definida como
Incluso Martín–Baró en su obra Acción e las normas, valores, actitudes y percepciones
ideología (1983), plantea la relación entre or- necesarios para el mantenimiento de un or-
den social y estructura psicológica. El alude den social determinado, implicando una
a una psicología de clase, refiriéndose con aceptación y legitimación de éste (Vergara,
ello a ciertas formas de pensar, sentir y ac- 1996). Constituiría un núcleo referencial e
tuar que son propias de ciertas personas ubi- imaginario potenciado por la cultura domi-
cadas en una determinada clase social en un nante y en relación al cual se posicionan sub-
momento histórico determinado. En las cla- culturas y contraculturas.
ses sociales que él señala como dominadas,
se podría apreciar además del fatalismo, Las subculturas se posicionan más cerca-
inmediatismo y desesperanza, el fenómeno nas a la cultura ideal y constituirían una deri-
de la alienación. En la alienación las perso- vación del sistema cultural, la relación sería
nas asumirían como propios los valores e in- no conflictiva, pues los lazos no se rompen y
tereses sociales característicos de la clase so- la variante es sólo ramificación de la cultura
cial dominante. Este podría ser un referente global (Vergara, 1996). Entre las subculturas
para entender la inflación de expectativas de se pueden contemplar aquellas dadas por fac-
consumo que se aprecia en jóvenes infracto- tores etáreos, religiosos, laborales, de clase
res de ley (y en otros sectores de la pobla- social, étnicos y de género, entre otros. La es-

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tructura de las subculturas está compuesta por de un “error” en el funcionamiento del siste-
un núcleo subcultural determinado y fuerzas ma, el que debe ser corregido o controlado,
que atraen y repelen de éste. El núcleo lo com- permitiendo su reestabilización (Glauben y
ponen normas, valores, actitudes y percepcio- cols, 1993). En el caso de la delincuencia es
nes, jerarquizados y determinados por ele- fundamentalmente en el sistema jurídico
mentos identificatorios particulares (modos dónde se buscará el ajuste.
propios de hablar, vestir, etc.). La fuerza que
atrae hacia el núcleo subcultural es el control En el ajuste y control social la familia cum-
social interno generado por el propio grupo; ple un rol básico consistente en formar a sus
mientras que las fuerzas que alejan provienen miembros nuevos para que desarrollen per-
de otras subculturas o contraculturas, así sonalidades adaptadas, moral y productiva-
como desde la cultura dominante global. mente, al sistema. Cuando las familias no
logran esa adaptación se consideran “fami-
La contracultura surge como reacción lias problemas” y el sistema social genera
negativa al sistema cultural, primando una mecanismos reguladores que facilitan que
relación antagónica y conflictiva. Posee la cumpla con el rol esperado o reemplaza al-
misma estructura que las subculturas, pero gunas de sus funciones. Así, la familia cum-
a diferencias de éstas, suponen un núcleo ple con transmitir las representaciones socia-
contracultural mucho más definido con mu- les que facilitarán a hombres y mujeres
cho mayor control social interno; generando relacionarse armónicamente con otras perso-
mayor cohesión e identificación interna. Así, nas y otros sistemas sociales, dando continui-
las contraculturas representan insuficiencias dad a los roles históricos establecidos por la
y fuertes contradicciones en la sociedad y estructura de poder en la que viven.
deben entenderse como producto de la mis-
ma estructuración social y de ninguna for- Sin lugar a dudas las diferencias que se
ma como fenómenos aislados o generados de pueden apreciar en los distintos grupos so-
un modo autónomo (Vergara, 1996). ciales están marcadas por su pertenencia a de-
terminada clase social. Pero esas diferencias
En este contexto, la delincuencia puede como lo indica Pierre Bourdieu (1991) no sólo
ser comprendida como una contracultura, obedecen a diferencias en las relaciones eco-
caracterizada por la existencia de códigos nómicas, por la propiedad de ciertos bienes o
éticos, lenguaje y estratificación característi- la carencia de ellos, sino que también respon-
cos (Cooper, 1994), que cohesionan y otor- den a la forma de usar los bienes transformán-
gan identidad a quienes forman parte de ella. dolos en signos. Las prácticas culturales se-
rían para este autor un conjunto de “caracte-
En toda sociedad es de vital importancia rísticas auxiliares” que a modo de exigencias
la mantención del status quo, por lo que se tácitas pueden funcionar como principios de
busca situar a los grupos socioculturales en selección o de exclusión reales sin ser formal-
un plano de consenso social. La cultura do- mente enunciadas o estipuladas. Allí se ubi-
minante intentará mantener a las subcultu- can los gustos, las prácticas cotidianas, las for-
ras y contraculturas en un plano consensual, mas de vestir, entre muchas otras.
acercándolas a través de la persuasión y de
la represión y buscando minimizar las dife- En esta perspectiva, la cultura ideal surge
rencias culturales para homogenizarlas con como un patrón de referencia que posibilita dar
la cultura ideal (Vergara, 1996). cuenta del grado de cercanía o alejamiento con
respecto del mandato social predominante.
Es así como, desde la perspectiva de la
cultura dominante, la crisis o la desviación En cada estrato social, las subculturas y
son definidas como eventos que dan cuenta contraculturas complementan el sostén del

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orden social dominante. La delincuencia la década del 60’ y ampliamente desarrollado


como contracultura, emerge en este marco por sus discípulos de allí en adelante.
como desviación indeseable que debe ser
controlada de alguna forma para que el or- Conceptualmente, representación social
den establecido mantenga su vigencia. Lo se refiere a la “actividad mental que despliegan
paradójico es que al mismo tiempo la delin- los individuos y grupos con el fin de fijar su posi-
cuencia es producida y reproducida como ción en relación con situaciones, acontecimien-
efecto residual de las mismas relaciones de tos, objetos y comunicaciones que les conciernen
asimetría. Es decir, se la quiere exterminar o de la vida cotidiana y que se encuentran a la base
al menos controlar, pero el sistema vigente de la construcción de una realidad social de or-
es impensable sin la desviación como ele- den consensual” (Jodelet, 1993: 473) son, ade-
mento que justifique las instituciones de con- más, para Moscovici y Hewstone (1993), teo-
trol social (Foucault, 1995) rías basadas en el sentido común y en esta
función muestran cómo suceden las cosas.
En síntesis, podemos decir que la fragili- Dicho de otra forma, tienen por misión des-
dad de los vínculos sociales (mediados por un cribir, clasificar y explicar; sin embargo, a di-
universo simbólico y por su ubicación en la ferencia del conocimiento generado a partir
estructura social), pueden dar origen al sur- de la ciencia, las representaciones sociales
gimiento de la desviación social. En este pro- rápidamente trasuntan explicaciones acerca
ceso hay una serie de factores psicosociales de los eventos de la vida cotidiana, explica-
que entran en juego, pero por ahora destaca- ciones fuertemente arraigadas al minuto de
remos que necesariamente al existir una pres- contactarse con la realidad social.
cripción normativa se producirían procesos de
desviación normativas en algunas personas o Según Moscovici (1988), las representacio-
grupos que pueden llegar a constituir sus pro- nes sociales tienden un puente entre el indivi-
pias culturas, funcionalmente coherentes con duo, la cultura y la historia, es decir entre la
la estructura social existente, aunque para ella subjetividad y la vida social de los individuos.
signifiquen tensiones o conflictos. Se relacionan, consecuentemente con los con-
tenidos del pensamiento cotidiano, refiriéndo-
se específicamente a las imágenes y modelos
Representaciones Sociales y
explicativos que un determinado grupo social
Construcción Social del Conocimiento tiene acerca de algún fenómeno de la realidad.
En la actualidad, muchos investigadores En lo que a función de las representacio-
comparten como idea que los seres humanos nes sociales respecta, ellas posibilitan a las
disponemos en la mente de lo que desde di- personas orientarse y manejar su realidad
ferentes posiciones teóricas se denominan material y social, facilitando, a su vez, que la
modelos mentales, representaciones, teorías comunicación tenga lugar entre los indivi-
implícitas, teorías ingenuas, sistemas de es- duos. Ello ya que proveen a las personas de
quemas, etc. y que a partir de esos modelos códigos para nombrar o clasificar los diferen-
realizamos las acciones e interpretamos la tes aspectos de su realidad personal y colec-
realidad (Delval, 1992). tiva. Además, participan en la construcción
Uno de los conceptos que mayor desarro- de nuestra realidad dando sentido a los ele-
llo ha tenido durante las tres últimas décadas mentos que emanan de diversas fuentes (me-
es el de representaciones sociales, ofreciendo dios de comunicación masivos, conversación
una alternativa teórica que ha impulsado la o encuentros con otras personas) que están
investigación empírica en psicología. Este con- en continuo movimiento social y cambio,
cepto fue introducido por Serge Mocovici en transformando lo nuevo en habitual.

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Otras funciones específicas, atribuidas por (Minuchin, 1982; Rodríguez, 1989). Ello por-
Ibáñez (1988) a las representaciones, son que que el niño(a) siente condicionada la acepta-
permiten que los sujetos integren nuevos ele- ción de los adultos significativos a la emisión
mentos en el pensamiento social; generan de unas conductas por sobre otras.
formas para la toma de posición en situacio-
nes sociales; colaboran en la aceptación de la La socialización, entonces, transmite al in-
realidad social instituida con la consecuente dividuo estructuras de interpretación de la
adecuación a la posición social correspon- realidad social o modelos culturales, que se
diente, y, finalmente, constituyen una de las encuentran mediatizados por los otros sig-
bases para la conformación de la identidad nificativos a cuyo cargo se hayan. Estas es-
social y de grupo. tructuras de interpretación son asimiladas
progresivamente por el individuo, que lue-
Sin desconocer que las construcciones de go contribuirá a reproducirlas. Esta interna-
la realidad social ocurren en un escenario lización de estructuras de interpretación es,
social temporal e histórico y por tanto son según Rodríguez (1989), la base para la com-
influidas por el ambiente, diversos autores prensión del otro y del mundo, convirtiendo
desde una perspectiva constructivista, resal- al sujeto en miembro de la sociedad.
tan el rol activo de los sujetos en esa cons-
trucción. De este modo, el conocimiento cons- De este modo, el mundo social aparece fil-
truido por el sujeto no es una copia de la trado por otros significativos en función de
realidad exterior sino que el producto de una la posición que ocupan en el mundo (clase
elaboración personal, que puede ser facilita- social y cultura, entre otros) y sus biografías
da por otros (Delval, 1992). La biología y la individuales. La internalización se completa
cultura cooperarían estrechamente en que cuando el sujeto es capaz de identificarse con
esta construcción sea posible. los roles y actitudes de las personas más cer-
canas y adquiere una identidad propia sub-
Para algunos autores, la actitud receptiva jetivamente coherente y plausible con el
del medio social, que hace posible el proceso mundo social específico (Rodriguez, 1989).
de socialización, existiría desde el nacimien-
to, mientras que para otros no habría una Proceso de Inadaptación Social: La
actitud social en el ser humano hasta que se Delincuencia en Contextos de Pobreza
convierte en interlocutor de otros seres hu-
manos mediante el establecimiento de una En la vida de cualquier sociedad, sobre
alteridad, cuestión que no ocurre sino hasta todo en los núcleos poblacionales más gran-
avanzado el desarrollo infantil. Ambos des, es relativamente frecuente que aparez-
acercamientos, sin embargo, concuerdan en can comportamientos contrarios a los valo-
señalar que es la familia, el sistema social más res y normas del sistema social. Estos com-
próximo y significativo para el niño (espe- portamientos han sido conceptualizados de
cialmente cuando pequeños), el encargado diversas formas, entre los que se cuentan el
central de llevar a cabo el proceso de sociali- de desviación e inconformismo.
zación, influyendo decididamente en como
los individuos interpretan y se relacionan con Es posible detectar notorias diferencias en
la realidad social. La lógica propia del amor la terminología empleada para designar a las
como fundamento de la construcción del sis- personas que prescinden de las normas so-
tema familiar, le proporciona un rol privile- ciales o las quebrantan. En el lenguaje técni-
giado en el moldeamiento de las conductas co, no es lo mismo hablar de delincuencia que
del niño y de su sentido de identidad de “desviación social”; de sociopatía que de
“discordancia normativa”.

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En este sentido, cabe distinguir dos pers- cuente es quien comete un delito contempla-
pectivas opuestas en la concepción del incon- do en un determinado código penal.
formismo normativo: una califica al incon-
forme como delincuente y la otra perspectiva En el presente artículo, el enfoque adopta-
lo califica como desviado o discrepante so- do no se restringe a la consideración judicial
cial (Valverde, 1996) de lo delictivo, sino que busca relevar el proce-
so social, familiar e individual que lleva a un
Desde la primera perspectiva, el quebran- determinado individuo a manifestar de una
tamiento de las normas sociales constituye manera más o menos permanente un tipo de
un fallo de orden moral y supone la altera- comportamiento que incluye actos que el sis-
ción de las exigencias propias de cualquier tema social define como delitos. Se considera-
vida humana en sociedad, por consiguiente, rá la delincuencia como una forma más de in-
se trata de un acto “malo” en sí mismo. En la adaptación social, pero sin ser la única variable
práctica, la comprensión y el alcance de la comportamental que define la interacción so-
delincuencia se hacen desde la perspectiva cial de aquellos individuos que el sistema so-
de la ley. La ley se convierte así en intérprete cial define o etiqueta como delincuentes.
del bien y del mal; de la normalidad y anor-
malidad; la responsabilidad de los actos A nuestro entender la situación de des-
delincuenciales, por su parte, reside única- viación debe reconocerse como un proceso
mente en la persona, cualesquiera sean las que evoluciona con el tiempo, con la historia
causas que expliquen esos comportamientos del individuo y las características del entor-
o los factores que lo precipiten (Urra, 2000). no en donde se desarrolla. Para que exista
desviación debieran presentarse los tres si-
Para la segunda perspectiva, el quebra- guientes elementos (1) existencia de una nor-
miento de las normas sociales consiste en el ma, (2) un comportamiento de trasgresión de
apartamiento del individuo respecto a las la norma y (3) un proceso de estigmatización
exigencias de su grupo. De por sí el acto des- de la conducta.
viado sólo indica una separación del orden
estadístico, una divergencia respecto de lo De acuerdo a nuestra experiencia en terre-
que hace la mayoría. La comprensión de la no, el tercer aspecto referido es de crucial re-
desviación se hace desde la perspectiva de levancia. Este proceso de etiquetación y
la estructura social, del sistema social im- estigmatización durante el desarrollo de cier-
perante y de sus exigencias concretas. El tos niños y jóvenes va marcando (en conjunto
quebramiento de las normas supone un acto con otros sucesos) una construcción de iden-
disfuncional para el sistema en la medida tidad específica como trasgresor de normas.
que altera el comportamiento normal, lo que En ello intervienen, desde la familia hasta las
no quiere decir que la disfunción no tenga instituciones de educación y control social,
funcionalidad a otros niveles. Finalmente, pero también la opinión pública y los medios
la responsabilidad de la desviación no pue- de comunicación de masas. Estas instancias,
de atribuirse sólo a la persona, sino que re- muy tempranamente en función de prejuicios
side tanto en la persona como en el sistema y expectativas, van demarcando que cierto
social y en cada caso es necesario distinguir tipo de personas sean desviados sociales.
cuáles son los factores relevantes que dan Por otra parte, una serie de autores indi-
razón a tal desviación. can como factor relevante en la conducta
La palabra delincuencia deriva del con- delictiva y su reincidencia, el desarrollo
cepto jurídico de delito, que alude no a una socioeconómico, la pobreza y la inequidad
conducta, sino a un acto concreto referido a distributiva (Arias, 1995; Zambrano, 2001 y
figuras legales (Valverde, 1996); así, delin- Moreno, 2001). De este modo, la delincuen-

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cia se mostraría mayoritariamente en las transmitiéndose transgeneracionalmente a


grandes ciudades teniendo como principal través de pautas culturales y mandatos fa-
determinante la acumulación desmedida de miliares que actúan como freno al potencial
riqueza por pequeños sectores, en detrimen- de desarrollo individual, familiar y social. La
to de una amplia población que se ubica en pobreza como un fenómeno complejo, cons-
sectores urbanos marginales o populares. En tituye un sistema de relaciones sociales, cul-
esta perspectiva, Cooper (1994) indica que en turales y económicas con un componente
Chile los problemas sociales de la extrema estructural a dos bandos: uno objetivo–mate-
pobreza y la pobreza se asocian a la delin- rial, ligado a la carencia de oportunidades y
cuencia común, en un 90% y en un 8% de los condiciones básicas de vida y otro subjetivo–
casos, respectivamente. relacional que determina particulares formas
de interpretar la realidad y de relacionarse,
Se constata, además, que quienes están como mecanismos de adaptación a circuns-
más expuestos a ser detenidos y recluidos en tancias adversas (Zambrano, 2003). La pobre-
centros de control social, son los pobres. Así, za, es así, un obstáculo central para el desa-
no sólo tienen mayor probabilidad de trans- rrollo de las personas en la medida que
gredir la norma establecida, sino que tam- transgrede sus derechos más básicos impi-
bién están más expuestos a ser castigados por diendo el desarrollo pleno de potencialidades.
el sistema social. Como lo destaca claramen-
te Michel Foucault (1995) el poder se hace Por ello, muchas familias en condiciones
presente para elegir las formas de castigo de pobreza, deben acudir a una diversidad de
para los que son entendidos como “anorma- arreglos estructurales y funcionales que le
les”, para seleccionar a quienes serán rotula- permiten adaptarse a un sistema que, en tér-
dos como desviados y a los agentes sociales minos generales, sobrepasa su dominio. De
que operarán en el castigo o rehabilitación. este modo, se desenvuelve desarrollando ca-
racterísticas propias, definidas por la exclu-
Queremos destacar aquí que el fenóme- sión de muchas oportunidades de desarrollo,
no de la delincuencia se encuentra fuerte- que le hacen adoptar diversas estrategias o
mente asociado a las condiciones de pobre- “arreglos” para lograr la subsistencia y adap-
za, pues en ella se ven limitados los recursos tación a la cultura dominante (Espinoza, 1993).
que permiten integrarse “apropiadamente” Estas formas de funcionamiento y estructura
al orden social dominante (Pérez-Luco y suelen transmitirse mediante socialización a
Alarcón, 1992). Lejos de indicar una explica- las siguientes generaciones.
ción monocausal de la delincuencia, lo que
se busca es enfatizar que un medio social des- Las dificultades de subsistencia material
ventajoso reúne condiciones que predispo- afectan casi inevitablemente el desarrollo
nen a quienes en ese medio se desarrollan, a personal de sus miembros, por cuanto dichas
desarrollar conductas antisociales en la me- carencias van modificando la estructura fa-
dida que disponen de menos y más débiles miliar y generando un ambiente de insegu-
recursos protectores (familia, inserción insti- ridad y abandono que dificulta la conviven-
tucional, información) frente a riesgos ma- cia e impide a los adultos crear un espacio
yores (la calle, violencia, carencias materia- de socialización que satisfaga las necesida-
les y afectivas). des del niño (Rodríguez, 1989). Esto se apre-
cia en cambios de pareja que exponen a los
La pobreza de acuerdo a Pérez–Luco hijos a figuras parentales itinerantes que im-
(1994) es la resultante de un orden social ex- ponen (o se acomodan a) estilos de relación
cluyente revelado en una condición de vida distintos y con los cuales no existe un víncu-
que impregna de carencia y frustración to- lo definido en relación a la autoridad, las
das las esferas de la experiencia humana, normas o el afecto.

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Revista de Psicología de la Universidad de Chile

El esquema resalta que algunas familias dificadas por la propia acción y disminuyen-
ubicadas en estratos socioeconómicos bajos, do la motivación para intentar mejorarlas.
dadas sus condiciones de subordinación frente Esta falta de poder objetivo de las personas
al resto de la sociedad no tienen acceso a opor- sobre su situación vital se perpetúa en la
tunidades ni pueden, en la mayor parte de las medida que los individuos se paralizan y sólo
ocasiones, desarrollar competencias, habilida- se movilizan en torno a la sobrevivencia del
des o conocimientos para acceder a ellas por día a día (Zambrano, 2001).
presentar grandes vacíos educativos. Estos
últimos tienen implicancias en la construcción Las condiciones de vida precarias, en lo
de identidad ya que el niño al tener dificulta- material y/o afectivo, imposibilitan a los ni-
des para presentar las conductas esperadas ños que allí se desarrollan el aprender opor-
para su edad y para interactuar apropiada- tunamente normas, formas de relación
mente con los otros experimentará la tensión afectiva, habilidades y competencias que per-
de no responder a las expectativas sociales. mitan una adecuada integración a la vida so-
cial, donde la noción de “adecuación” hace
La dificultad para ejercer control en cues- referencia a los estándares sociales estableci-
tiones tan vitales como satisfacer necesida- dos como deseables para la convivencia so-
des básicas para la subsistencia, generan con- cial. Todo esto redunda a nivel psicológico
secuencias como la sensación de que los en una baja autoestima, sentimientos de frus-
eventos de la vida son definidos y resueltos tración y el surgimiento de mecanismos psi-
por otros, perdiéndose la fe en que las con- cológicos compensatorios de las dificultades
diciones actuales o futuras puedan ser mo- experimentadas en la relación con los otros.

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Así, las relaciones afectivas establecidas al mente intuitivas que oponen rasgos negati-
interior de las familias tienden a seguir un vos a positivos propuestos por el grupo como
diseño preestablecido en las biografías de los modelo ideal. Constituye, además un siste-
propios padres. La relación que se da entre ma socialmente establecido y se expresa en
los niños y los adultos resulta, con frecuencia, un discurso que implica un sistema de ideas
poco empática, acentuando su asimetría y fa- relativamente coherentes y que responde a
voreciendo en los niños el desarrollo de senti- una ideología (Montero, 1987). Es así, que de-
mientos de infravaloración y permutabilidad. limitar el tipo de representaciones sociales
La individualidad del niño no suele ser con- que subyacen a la construcción de la identi-
siderada, las cosas no le pertenecen y debe dad delictiva permitiría comprender aque-
someterse a las altas exigencias impuestas por llos aspectos simbólicos que conectan y ubi-
los adultos. Los padres y el entorno, van cons- can como delincuente a un individuo en el
tituyendo entonces para los niños, en gene- espacio personal y social.
ral, imágenes amenazantes que pasan a for-
Proponemos que las representaciones so-
mar parte de su mundo interno.
ciales que construyen los miembros de una
Los niños, se van transformando en “ni- familia, se asocian con el estilo de afronta-
ños adultos”, que tienen que hacerse cargo miento que ellas tienen ante la realidad y vi-
de una rápida acomodación a la realidad a la ceversa. Ello porque, como lo hemos señala-
que pertenecen, pues quienes son responsa- do, son las familias en donde fundamental-
bles de su cuidado también tienen múltiples mente se construye la subjetividad o ideolo-
carencias provenientes de su propia infancia, gía, en la medida que ellas, a través del len-
las que provocan una sobrecarga psíquica guaje, establecen un orden simbólico que re-
que en muchas ocasiones dificulta hacerse produce el sistema social, cultural, económico
cargo de otro (Pérez-Luco y Alarcón, 1992). y político dominante (Glauben y Cols., 1993).
Como no logran relacionarse afectivamente Puesto que la vida se les presenta a las
con sus propios hijos, es frecuente observar personas como un verdadero caos, requieren
serios trastornos del vínculo afectivo entre formarse una interpretación de sí y del mun-
ambas partes (Rubio, 1985; Rodríguez, 1989; do que les garantice un cierto “orden” y cer-
Barudy, 2001). En esta perspectiva, se puede tidumbre. La representación de un “orden”
sostener que la pobreza material se transfor- permite que la persona afirme su identidad
ma en vivencias, relaciones y experiencias individual como también su identidad colec-
tempranas de carencia que van estructuran- tiva en su dimensión de clase social, género,
do en las personas que crecen allí, una parti- minoría, mayoría, etc. Esto supone demar-
cular dinámica psíquica. Este es un proceso car roles, territorio, rivales, aliados y poner
que se inicia en la niñez temprana y que con- en juego la dimensión simbólica, institucio-
tinúa en las siguientes etapas evolutivas. nal y política (Gutierrez– Castañeda, 1994, ci-
tado en R. Vila 2001).
Delincuencia Juvenil: Una Mirada
La teoría de la identidad social propuesta
desde la Construcción de Identidad por Tajfel y Turner (1979), resalta la pertenen-
La literatura de actualidad señala que las cia al grupo en la definición de sí mismo, pero
ideas que tienen los individuos acerca de sí considera la dinámica identitaria en términos
mismo y de su medio social, aspectos cen- personales, planteando un continuum en que
trales de la construcción de identidad, deter- los individuos serían tratados como una sin-
minan en gran medida su conducta social. gularidad y especificidad individual al mis-
mo tiempo que, en el otro polo, son tratados
La identidad social es aprendida a través como un sujeto que pertenece a un determi-
de un sistema de representaciones relativa- nado grupo social (Bourkis y Leyens, 1996).

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Revista de Psicología de la Universidad de Chile

Identidad es en términos simples, la ima- relación de la persona con los distintos ám-
gen y el concepto que tenemos de nosotros bitos de la sociedad y las representaciones
mismos. Cada persona tiene una imagen sociales (como mecanismo intermedio) en su
consciente o inconsciente de sí mismo que se dimensiones cognitiva, afectiva y actitudinal,
construye y forma a lo largo de la propia his- permite a las personas responder a las pre-
toria vital, pero obviamente no es un proce- guntas básicas que se plantean en el proceso
so en solitario, es una tarea que se efectúa de construcción de identidad psicosocial.
junto con otros, como la familia, los pares, la
comunidad . Sostenemos que la construcción Para poder comprender el proceso de cons-
de identidad es un proceso ecológico en la trucción de identidad en jóvenes infractores de
medida que se desarrolla en interacción con ley, debemos considerar que la primera etapa
diversos espacios y entidades, añadiendo ade- de socialización ocurre en un marco de inesta-
más, que la vivencia de ser uno mismo y el bilidad que se proyecta en los diversos ámbi-
sentimiento de pertenencia a un grupo, como tos que rodean la vida familiar. En este contex-
la familia, ayudan a mantener la seguridad to los niños y jóvenes se ubican como especta-
emocional y la capacidad de acción en cohe- dores de lo que ocurre a su alrededor, experi-
rencia con aquellos valores y normas asumi- mentando vivencias de “marginación”, “aban-
das como propias (Beristain y Rivera, 1992). dono”, “desprotección” y “condicionalidad
afectiva” que pasan a formar parte central de
Amin Maalouf (2002) resalta el peligro de su construcción de identidad (Alarcón, Pérez–
favorecer y obligar a las personas a adscri- Luco y Lucero 1992; Zambrano 2001).
birse a una identidad fija y absoluta, seña-
lando que la identidad está formada por una Se produce como lo ha indicado Barudy
infinidad de elementos que se corresponden (2001) un proceso de victimización temprana,
a nuestras múltiples pertenencias sociales en donde el niño no puede resolver sus necesi-
(familia, nación, religión, etnia, pandilla, gru- dades, transformándose en muchas ocasiones
po de amigos, entre otros). Estas pertenen- en “objeto” para resolver necesidades o difi-
cias no tienen la misma importancia en un cultades de los adultos, tales como situaciones
mismo momento (pueden variar según las de maltrato, abuso o negligencia. Estas relacio-
circunstancias), pero ninguna de ellas carece nes tempranas, que comunican de algún modo
totalmente de valor. Agrega además que aun- al niño su permutabilidad y falta de valor, ta-
que muchas personas compartan un gran miza la construcción que de sí mismo realiza,
número de elementos, nunca se da la misma acudiendo a formas de relación que reprodu-
combinación en dos personas distintas, lo cen, en la mayor parte de las ocasiones, los es-
que hace que cada persona sea singular. quemas incorporados tempranamente. De este
modo, la identidad se construye sobre la des-
Si bien la identidad desde esta perspecti- confianza, la inestabilidad de las relaciones,
va, es una construcción continua, no fija, está infravaloración de sí mismo, agresividad y
mediada por los roles sociales, cumpliendo pasividad como parte de las “opciones” que
una función particular en el orden social. De adopta para enfrentarse a una realidad que las
este modo, las personas, se ven interpeladas más de las veces percibe como amenazadora.
a fijar su identidad de un modo rígido cum-
pliendo roles que les impiden desarrollar En un contexto que no ofrece las oportu-
todo su potencial y riqueza. Este es el caso nidades para desarrollar recursos, aprendi-
concreto de los jóvenes que presentan pro- zajes y habilidades compatibles con los re-
blemas de “adaptación social”. querimientos sociales y que por el contrario
obliga a desplegar toda la creatividad en la
Así, el desarrollo de la identidad perso- sobrevivencia, las posibilidades de transgre-
nal y familiar permiten que sea posible la dir la norma son mayores.

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La preadolescencia y adolescencia son un interacción con el personal que allí labora una
período evolutivo que asume características imagen estigmatizada y devaluada de sí mis-
especiales para los jóvenes que se desarrollan mo, se produce una progresiva personaliza-
en contexto de carencia. La coexistencia de cam- ción del conflicto. Esto lo conduce a conside-
bios físicos y psicológicos adicionados a las rarse a sí mismo inadaptado (o delincuente)
presiones ambientales, los hacen susceptibles y, asumiendo esa etiqueta, tenderá a alejarse
de vivir con especial incertidumbre el período. progresivamente de las normas convencio-
nales de conducta y desarrollará pautas de
La convivencia cercana con grupos con
comportamientos en consonancia con la diná-
compromiso delictivo, sumado a una familia
mica conflictiva en que se ve envuelto. En con-
que no es capaz de orientar y disciplinar, inci-
secuencia, la formalización del inadaptado
den en que el joven termine viviendo en un
como delincuente se produce a propósito de la
sistema organizado de tal manera que el “me-
reacción social e institucional brindada como
dio exterior” cercano no afecta sus premisas
respuesta jurídica a problemas que, como he-
que justifican que se conduzca como violador
mos examinado, son de otra naturaleza.
de reglas (Fischman, 1989). Como consecuen-
cia de esto, el joven va construyendo una re- Como lo describe Goffman (1998: 48), bajo
presentación de sí mismo basado en sus com- el concepto de carrera moral, parte de este
petencias delictivas y su capacidad para proceso de socialización secundaria consiste
transgredir eficientemente la norma. Tiene en que “la persona estigmatizada aprende a in-
dificultades, por tanto, para conectarse con un corporar el punto de vista de los normales, adqui-
contexto más funcional que saque a la luz sus riendo así creencias relativas a la identidad de lo
habilidades y recursos no delictivos. que significa poseer un estigma particular”.
De tal modo, la secuencia de conductas, del
Estas circunstancias promueven un fuerte
niño y adolescente que aparece como inadap-
proceso de identificación con los pares, en
tado a los ojos de un observador externo, re-
donde se experimenta cierta libertad e incon-
sultan ser un intento permanente de adapta-
dicionalidad, obviamente relativa. Así, el rol
ción a las distintas situaciones vitales y es la
que pasan a cumplir los grupos (pandillas, por
anormalidad de esas situaciones la que deter-
ejemplo) se potencia en la medida que se cons-
mina la anormalidad de su comportamiento.
tituye en una instancia de referencia, perte-
Valverde, en su obra “El proceso de inadap- nencia, afecto e identificación, lo que favore-
tación social”, define al inadaptado como una ce el acercamiento de los jóvenes a pautas de
persona tan adaptada que se inadapta para funcionamiento de carácter delictivo.
poder adaptarse, pero las circunstancias de su
vida y las escasas habilidades sociales que ha Es en la llamada “carrera delictiva”, en la
podido desarrollar no permiten que sea una que se ven implicados algunos preadolescen-
adaptación eficaz –al menos mirado desde el tes y adolescentes, donde comienza a produ-
medio social normalizado– sobre todo cuan- cirse la definición de sí mismo en base a valo-
do las instituciones de control social enjuician res y prácticas propias del mundo delictivo. Es
conductas concretas (Valverde, 1996). en el continuo ir y venir entre las instituciones
de protección, rehabilitación, control social y
Estas conductas desadaptadas provocan el medio en el cual se mueve normalmente con
inevitablemente la intervención de las insti- su grupo de pares donde va aumentando el
tuciones de control social, no sobre el entor- compromiso delictual (Zambrano, 2001). Con
no, como sería necesario, sino sobre el indi- todo, es gracias a esta identidad que los jóve-
viduo particular. En la medida que el mu- nes pueden sentirse “parte de” una cultura
chacho va experimentando las presiones de propia, en contraposición a la vivencia de sen-
las exigencias institucionales o recoge en la tirse “demás” en el resto de la sociedad.

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Revista de Psicología de la Universidad de Chile

Propuestas, Comentarios Finales Esto sería posible a partir del cuestiona-


miento, conflicto y desafío de las representa-
Hemos planteado que la infracción de ley ciones sociales del mundo. Este cuestionamien-
configurada en un patrón de conducta recu- to se hace viable cuando el sujeto logra
rrente, en el caso de un número importante interactuar en ámbitos diversos que amplían y
de jóvenes, es la resultante de un proceso que enriquecen sus experiencias. Un sujeto que se
tiene fuertes vinculaciones con un medio so- desenvuelve en un campo o contexto reduci-
cial desventajoso, que genera inseguridad, do tenderá inevitablemente a reforzar sus re-
estrés, desesperanza y dificultades para re- presentaciones con “más de lo mismo”, confir-
solver necesidades básicas materiales y psi- mándolas y fortaleciéndolas de tal modo que
cológicas. A menudo también, se relaciona aparecen como una realidad que no amerita
con problemas estructurales y funcionales de ningún reparo. Las instituciones de control so-
la familia, los que aportan en la construcción cial, especialmente la prisión, adquieren un rol
de un paradigma familiar que se representa reproductor de la delincuencia en la medida
a sí misma y al resto de la realidad de un que se transforma en una suerte de sistema
modo particular, redundando finalmente en cerrado, al que se “acopla” el mundo del ham-
un estilo diferenciado de afrontamiento even- pa que entra y sale de ella, reproduciendo afue-
tos y relaciones interpersonales cotidianas. ra los valores y normas que allí se recrean.
Estos patrones de interacción con la realidad
son adaptativos en el contexto en que se dan De acuerdo, a lo propuesto por Glauben
y resultan ser verdaderos mandatos familia- y Cols. (1993), las personas al ampliar sus
res enraizados en las representaciones socia- dominios cognitivos o representacionales, lo
les que los distintos integrantes de la familia que en principio se expresa en la ampliación
construyen acerca de sí mismos y su mundo. de su lenguaje (pauta lingüística), desarro-
La recurrencia y carácter compartido de es- llan mayor autonomía en la elaboración de
tas representaciones sociales otorgarían iden- distintas respuestas en su vivir cotidiano.
tidad al joven y a su grupo familiar.
Lo mismo ocurre si a propósito de la am-
En el contexto descrito, entenderemos por pliación del repertorio conductual se provo-
identidad delictiva al sentido de sí mismo (ex- ca una reinterpretación que permita al joven
periencias, sentimientos, capacidades, moti- con compromiso delictivo (acompañado de
vaciones y anhelos), ante sí y ante los ojos de otras estrategias) cuestionar y en ocasiones
los demás, que se ha conformado en base a alejarse de las premisas del sí mismo como
pautas de valoración distanciadas del orden “violador de norma” o “malo” y desarrollar
social establecido en la cultura global, pero competencias distintas a la de “ladrón efi-
fuertemente arraigadas y compartidas con un ciente” o “trasgresor permanente”. De esta
grupo social de referencia que valida y pro- forma se cuestionarían las representaciones
mueve papeles, reglas y representaciones so- sociales que le dan coherencia a esa identi-
ciales dentro de una contracultura delictual. dad delictiva básica.

Podríamos señalar que al no operar el cues- Este proceso, obviamente es lento y no


tionamiento sobre las representaciones socia- exento de frustraciones y debiera estar me-
les que se expresan en la comunicación de la diado por un terapeuta o educador capaz de
vida cotidiana, las actitudes y conductas se establecer un lazo afectivo estable y signifi-
hacen recurrentes y consistentes con esas re- cativo, que también desafíe las experiencias
presentaciones. Entonces, para pensar en el de inestabilidad, de pérdida y de desconfian-
cambio, es imprescindible que las personas re- za, revitalizando en el joven el valor de com-
creen representaciones sociales distintas a las prometerse afectivamente. Esto debiera
que han logrado configurar durante su vida. acompañarse paralelamente de una habilita-

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ción escolar funcional y de una formación establezcan, más allá de la relación orientada a
psicosocial y técnica que los prepare para una la tarea académica, una relación de proximi-
inserción laboral viable. dad afectiva, relativizando sus propios valores
y normas para acercarse a la percepción que el
Estas tareas pasan por revalorizar el coti- niño tiene como fruto de su propia biografía y
diano, lo insignificante, lo que se vive irre- pertenencia cultural. Sólo desde esta compren-
flexivamente por ser “lo natural”. Desde una sión básica y desde la aceptación, se puede te-
concepción psicoeducativa se trata de que el ner posibilidades de aportar para que el niño
adulto (operador social) pueda propiciar una se mantenga significativamente relacionado
“alteridad reflexiva” entre los muchachos, con la escuela, disminuyendo, al menos par-
entre él y los jóvenes, en donde se puedan cialmente, el atractivo de “la calle”.
ver reflejados con confianza, y donde pue-
den surgir contradicciones y nuevas pregun- Nuestra convicción es que se requiere de
tas. Sabemos que la actividad reflexiva a la intervenciones de corte comunitario, de pro-
que aludimos requiere de ciertos recursos moción y dinamización en distintos niveles,
que los muchachos y los propios educado- que aún cuando combine estrategias de ma-
res a veces no han podido actualizar, ello lla- yor especialización sea inespecífica en el sen-
ma a poner atención en el entrenamiento de tido de no focalizarse exclusivamente en la
habilidades de estos últimos para actuar de población que se ha definido como de ries-
dinamizadores de este proceso. go. Hacerlo fomenta los componentes de dis-
criminación y estigmatización. Estrategias
Una propuesta más cercana a la preven- integrales, con asiento territorial, flexibles y
ción debiera necesariamente fortalecer a los multinivel pueden evitar el riesgo de la dis-
grupos familiares, especialmente en los ám- criminación y estigmatización que fomentan
bitos en que presentan menor experiencia, identitidades rígidas.
conocimiento o efectividad, particularmente
aquellos que hemos referido como factores de Todas estas propuestas preliminares ca-
riesgo para el desarrollo de niños que se acer- recerían de sentido si dejamos de reconocer
can a la desviación social. En el convencimien- y actuar en la dimensión estructural de la
to de que los padres actúan como actúan por- sociedad. Es necesario revelarse ante la in-
que no conocen otra forma de hacerlo, un justicia, frente a la existencia de la pobreza,
proceso de formación en pautas de crianza, ante las respuestas mediáticas de tipo asis-
comunicación, afectividad, resolución de con- tencialista (que no hacen otra cosa que reafir-
flictos, es fundamental. Estos son mecanismos mar el fatalismo, dependencia y externalidad
que pueden aportar a los padres u otros refe- psicológica), rechazar las ideologías que sus-
rentes adultos a sentirse más competentes en tentan la negación de la persona del “delin-
su relación con el niño o joven. Recordemos cuente”. Mientras la ética predominante no
que la escalada de intervenciones sobre las sea el pleno respeto de los derechos huma-
familias que han sido definidas como “pro- nos y el compromiso con el cambio social
blema” colabora en la estructuración de un subversivo (el que rompe la naturalización
sentido de ineficacia que paraliza a los adul- de las ideologías que favorecen la domina-
tos o les hace mantener patrones cada vez más ción), la delincuencia tendrá un espacio pri-
rígidos y violentos para ejercer control. vilegiado para su desarrollo.

En el ámbito educacional, los profesores La Psicología y otras disciplinas deben


debieran conocer la realidad de estos niños no recuperar su capacidad de crítica y propues-
ya desde sus representaciones del lado “nor- ta frente a fenómenos sociales que impiden
mal de la sociedad”, sino desde un acercamien- el desarrollo humano, eso significa necesa-
to mucho más comprensivo. El desafío es que riamente transformarse en sujetos políticos.

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Fecha Evaluación Final: 02 de Julio 2004

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