NATURALEZA Y MISIÓN DE LA TEOLOGÍA

Joseph Ratzinger

Obra: Naturaleza y Misión de la Teología. Ensayos sobre su situación en la discusión

contemporánea.
Autor: Joseph Ratzinger.
Editorial: Ágape Libros
Buenos Aires, 2007
144pp.

Antes que nada hay que aclarar que los ensayos del libro “Naturaleza y Misión de la
Teología” no tiene una unidad de composición sino que reúne diversos escritos del entonces
Cardenal Joseph Ratzinger, pero sí cierta unidad temática: Naturaleza y Misión de la
Teología en la discusión contemporánea ante la urgencia del diálogo sobre la teología, la
clarificación de sus caminos, su tarea y sus límites. Ratzinger busca restituir a la teología un
lugar en el horizonte cultural actual poniendo al centro la verdad del cristianismo.
La obra se divide en tres capítulos:
1. Supuestos y fundamentos del trabajo teológico: Relación entre fe y filosofía,
cristianismo cono verdadera filosofía, cristianismo como la religión del Logos,
responsabilidad del teólogo a las grandes cuestiones de la vida. La verdad como
fundamento y medida de la libertad, relación entre verdad, diálogo y libertad,
importancia de la libertad académica frente las instituciones académicas.
2. Naturaleza y forma de la teología: Relación entre teología e Iglesia y el pluralismo
como cuestionamiento. Teología y teologías, la verdad como fundamento, la
pretensión de la Iglesia de establecer un equilibrio entre unidad y pluralidad. La
unidad como fundamento de la pluralidad, la verdad, la Iglesia, Jesucristo, el dogma,
la fe apostólica, la capacidad del hombre de conocer la verdad tanto a través de la
filosofía como de la teología.
3. Aplicaciones: Tensión entre la dimensión profética y episcopal. Importancia de la
profunda e intima unión con Cristo, de la obediencia vivida de modo renovado a la
Palabra de Dios y arraigo a la Iglesia como pedagogía del discernimiento, necesidad
del perdón y de la corrección.

PREFACIO
Se deposita en el teólogo una doble expectativa: por un lado debe iluminar racionalmente
las tradiciones del cristianismo y por otro ha de dar orientaciones y contenidos actualmente
aceptables a la ineludible necesidad de religión y trascendencia.
Además en el mundo actual se le pide impulsar el diálogo interreligioso y colaborar a la
construcción de una ética universal, además de ayudar a consolar las almas y favorecer el
encuentro con uno mismo.
No cualquier teoría religiosa arbitraria puede designarse como teología cristiana o católica;
quien quiera reclamar esta denominación debe aceptar los supuestos allí ́ contenidos como

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plenos de sentido. De modo que, se ha vuelto urgente el dialogo sobre la teología, la

clarificación de sus caminos, su tarea y sus limites.

SUPUESTOS Y FUNDAMENTOS DEL TRABAJO TEOLÓGICO

Fe, filosofía y teología
La unidad de filosofía y teología en el cristianismo temprano
La relación fe y filosofía aunque abstracta actualmente, para los primeros cristianos
permitió las primeras imágenes de Cristo, dando a la fe su primera expresión gráfica pues
la filosofía, la búsqueda del sentido de cara a la muerte, se presenta ahora como la
pregunta por Cristo. El cristianismo era considerado por Justino como la verdadera
filosofía por preguntarse por Dios configurando su vida al verdadero Logos y ofrecer
respuestas a las grandes interrogantes de la vida.
Una distinción que se convirtió en oposición
La identificación de cristianismo y filosofía se debía a un determinado concepto de filosofía
que paulatinamente fue criticado por los pensadores cristianos y fue definitivamente
abandonado en el siglo XIII. Desde la tardía Edad Media, gracias particularmente a Santo
Tomás, la filosofía se atribuye a la razón pura y la teología a la fe, y que esta distinción de
ambas caracteriza hasta hoy la imagen tanto de la una como de la otra.
La filosofía se defiende contra la fe como algo previamente dado al pensamiento; se siente
obstaculizada por ello en su pureza y en la libertad de su pensar. La teología se defiende
contra lo previamente dado por el conocimiento filosófico y ve allí ́ una amenaza para la
pureza y novedad de la fe. Pero en realidad no se puede mantener el patitos de tales
negaciones.
Si bien en el pasado y también hoy, la oposición a la filosofía en la teología quiere ser en
gran parte solo oposición a la metafísica y no excluir absolutamente a la filosofía como tal,
el teólogo es quien menos puede separar a una de la otra. A su vez, un filosofo que
realmente llega a lo fundamental no puede librarse nunca del aguijón de la pregunta acerca
de Dios, de la pregunta acerca del fundamento y fin del ser como tal.
Intento de una nueva relación
Ante la común oposición a la metafísica, que parece convertirse a veces hoy en el único
punto de unión entre filósofos y teólogos, hemos debido responder que ambas necesitan
esta dimensión del pensamiento y que en ella están indisolublemente ordenadas una a la
otra.
 Un primer nivel de la relación entre el preguntar filosófico y el teológico ya lo
encontramos en la mirada a las tempranas imágenes de la fe: el pastor, el orante y
el filósofo. Consiste en la pregunta por el origen y fin del hombre.
 El segunda nivel de relación consiste en que la fe establece una afirmación
filosófica, más precisamente ontológica, cuando confiesa la existencia de Dios, y de
un Dios que tiene poder sobre toda la realidad.
 El tercer nivel de relación es el amor. El amor es centro de lo cristiano y a su vez,
eros de la verdad, y solo así ́ permanece sano como ágape a Dios y a los hombres.

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Una observación final: gnosis, filosofía y teología

La gnosis se convierte en negación de la filosofía, mientras que la fe defiende
simultáneamente la grandeza y lo modesto de la filosofía, de tal manera que, la fe no
destruye la filosofía, la defiende. Sólo cuando hace esto permanece fiel a si ́ misma.

Sobre la esencia de lo académico y su libertad

La Academia es ante todo diálogo, encuentro, relación que lleva a la profundización y
transformación del ser.
 Diálogo: Es escuchar, comprender como amigos. EL hombre puede llegar al
consenso porque hay una verdad común.
 Libertad: A la esencia de lo académico y su empeño por comprender pertenece
desde un principio la libertad. Libertad que significa en primer lugar, es la posibilidad
de pensar todo, preguntar todo, decir todo lo que aparece como digno de ser dicho,
preguntado y pensado en la búsqueda de la verdad. Aunque también se entiende
ahora como la libertad de hacerlo todo y reconocer al poder-hacer como la única ley
del hombre. La libertad del hacer y la libertad de la verdad se han convertido en la
verdadera alternativa de nuestro tiempo.
 La verdad como fundamento y medida: la libertad académica es la libertad para la
verdad y su justificación es existir para ella, sin tener que mirar a su alrededor en
busca de las metas alcanzadas. El respeto por la verdad no es separable de aquella
disposición de veneración que llamamos adoración. Verdad y culto están en una
relación mutua e inseparable; lo uno no puede desarrollarse realmente sin lo otro,
a u n cuando tantas veces se hayan separado a lo largo de la historia.
 El culto: La libertad para la verdad y la libertad de la verdad no pueden existir, en
ultima instancia, sin el reconocimiento y la veneración de lo divino. La libertad se
encuentra atada por las falsificaciones de la libertad teórica y fáctica que se resuelve
y encuentra su más profunda garantía solo en el ámbito reservado de lo no
subordinado a ningún poder humano: en la libertad que Dios tiene y da frente al
mundo.

NATURALEZA Y FORMA DE LA TEOLOGÍA

Sobre el fundamento espiritual y el lugar eclesial de la teología
La vinculación a la Iglesia es la libertad de la teología y que, con cualquier otra libertad, se
traiciona a si ́ misma y a la realidad a ella confiada. No puede haber enseñanza de la teología
si no hay magisterio eclesial, porque entonces la teología ya no tendría otra certeza que la
de cualquier otra ciencia.
El nuevo sujeto como presupuesto y fundamento de toda teología
El pensamiento fundamental de que la conversión es una renuncia a la antigua subjetividad
aislada del yo y que el encuentro consigo mismo se produce en una nueva unidad de sujeto,
pero esta conversión es un proceso sacramental, es decir, eclesial.

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Conversión, creer y pensar

La teología presupone la fe. Vive de la paradoja de una vinculación entre fe y ciencia. la
racionalidad pertenece a la esencia del cristianismo, y de una manera en que ella no es
reclamada por otras religiones. La teología presupone un nuevo comienzo en el
pensamiento, que no es producto de nuestra propia reflexión sino que proviene del
encuentro con una Palabra que siempre nos precede. La mera racionalidad no alcanza para
producir una gran teología cristiana, y una piedad temerosamente encerrada no puede
conducir a una expresión veritativa de la verdad.
El carácter eclesial de la conversión y sus consecuencias para la teología
La fe exige conversión, pero la conversión es un acto de obediencia frente a lo que me
precede y lo que no procede de mí. Reflexionar el misterio de la Encarnación implica la
relación entre tradición y transmisión vital, la tradición y la autoridad apostólica como
interprete. La Iglesia no es para la teología una instancia ajena a la ciencia, sino el
fundamento de su existencia y la condición de su posibilidad.
Fe, anuncio y teología
La fe tiene una vivencia eclesial que se pone al servicio del abuso de poder, es la Iglesia
quien no sólo anuncia, sino que cuida la fe de los pequeños de ciertos abusos que pueden
darse en la teología.
Tentación y grandeza de la teología
Pastores y teólogos pueden ser devoradores o guardianes.

El pluralismo como cuestionamiento a la Iglesia y a la teología

Los límites de la pretensión de la Iglesia y el pluralismo de las decisiones humanas
Para la fe cristiana fue constitutivo desde el principio querer orientar al hombre en su
vinculación ultima, a saber, su vinculación a la verdad. En esto se distingue la vinculación
proveniente de la fe de todas las otras asociaciones.
El pluralismo en la relación de alteridad entre Iglesia, política y sociedad, es constitutivo del
cristianismo. Surge del punto de partida de lo cristiano, que enseña la relatividad de todas
las realizaciones políticas y sociales, en cuanto que traslada la teocracia, la forma
consumada del reinado y Reino de Dios, a lo escatológico.
La fe significa una vinculación ultima con Dios, a la verdad, pero la comunidad de creyentes
no encuentra su punto de unidad en la praxis social o política, sino en la verdad. Por tanto,
el pluralismo no es solo adecuado, sino necesario.
Pluralismo al interior de la Iglesia
Al hablar de pluralismo hemos de considerar el concepto de sinfonía usado por los Padres
de la Iglesia para expresar su concepción de la síntesis entre unidad y multiplicidad válida al
interior de la comunidad eclesial. En cuatro planos y describe así ́ de modo bastante
completo la multifacética estructura de la unidad interna de la Iglesia:
1. Sirve para expresar la unidad de Antiguo y Nuevo Testamento, la unidad de Ley y
Evangelio, de Profetas y Apóstoles, pero también la unidad de los diversos escritos
neotestamentarios entre si ́.

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2. El término sinfonía expresa la unidad de los cristianos entre si ́, la forma de unidad

de la Iglesia, que conforme a ello, tampoco es simplemente homofonía, sino que
refleja la forma estructural de la expresión de la verdad sobre la que se funda la
unidad.
3. La fe aspira a una unidad mayor: No sólo quiere fundar la socialización dentro de un
grupo determinado, sino realizar la auténtica socialización del hombre, que consiste
en su comunión con lo divino.
4. El hombre mismo es un ser plural armonizado.
Esta armonización se da a varios niveles: Iglesia universal e iglesias locales, teología y
teologías, etc.

APLICACIONES
Acerca de la Instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo
La significación del teólogo y de la teología, para toda la comunidad de los creyentes, se
hizo visible de modo nuevo en el Concilio Vaticano II, ambas tomaron un especial
protagonismo, pues si la religión y la razón no logran estar en relación justa la vida espiritual
del hombre se disgrega.
La teología no es simple y exclusivamente una función auxiliar del magisterio, de tal manera
que, no es jamás la idea privada de un teólogo.
La presencia de la teología en la universidad es una herencia preciosa que vale la pena
defender ya que supone que la sociedad, a pesar de su fundamental neutralidad en materia
de cosmovisión, reconozca un rango especial a la fe cristiana para su propia
fundamentación espiritual, es decir, que no la ubique en el mismo nivel que cualquier otra
religión o cosmovisión.
Para la práctica teológica y evitar desvíos es necesario el discernimiento de espíritus, mismo
que sólo en una profunda e intima unión con Cristo, sólo en una obediencia vivida de modo
siempre r e n o vado a la Palabra de Dios y sólo en un arraigamiento interior en la Iglesia
viviente de todos los lugares y todos los tiempos, podemos aprender tal discernimiento.
Pero el perdón y la corrección los necesitamos todos, una y otra vez.

Cuestiones acerca de la formación sacerdotal en Alemania

Desde el comienzo de los años sesenta se puso en marcha una considerable ampliación de
la enseñanza teológica, sin embargo, la selección de docentes se realizaba, especialmente
en el estrato intermedio, inevitable y casi exclusivamente desde el punto de vista de una
profesionalidad comprendida de modo puramente funcional; esto está relacionado a su vez
con un creciente angostamiento en el sentido de lo especializado. Esta especialización
impulsa rápidamente la separación de las materias teológicas y lleva a que la unidad de la
teología se haga cada vez menos visible, también porque a menudo ella simplemente no
existe. La oferta se diversifica y publicita, descubriendo en la teología un plano de lo público
y lo político tendiendo a su autonomía de lo eclesial y a la intelectualización de la teología,
derivando en algunos problemas propios a sacerdotes que dejan el ministerio y abandonan
las facultades; llevando a juicios negativos generalizados. Pese a esto, hay un gran número

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de teólogos destacados que realizan su tarea con sobria objetividad, gran competencia
científica y profundo sentido eclesial. En este sentido, el número de estudiantes parece ser
superior a las necesidades de la Iglesia, lo que desembocaría en considerable número de
teólogos desocupados, asimismo se ha de examinar la cuestión de la necesidad real de
colaboradores pastorales con título académico. Otro problema a superar es la estrechez de
la especialización camino a los grados académicos, de modo que la teología como unidad y
totalidad vuelva a ser el fundamento de los grados. Cuidar la importancia del Nihil Obstat
episcopal.
La aparición de la Teología como estudio Universitario no ha de ir contra la existencia de los
seminarios y su importante función en la formación sacerdotal que es más integral que sólo
el grado académico, de lo contrarío el seminario sería reducido a un mero alojamiento.