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Esteban Lidgett

Los inicios de la gramática histórica en Argentina


Un estudio sobre la Gramática histórica
de la lengua castellana (31900) de Baldmar Dobranich

RESUMEN
El presente trabajo pretende analizar la Gramática histórica de la lengua castellana de Baldmar Do-
branich (1900), un texto escolar de fines del siglo XIX que, contrariamente al resto de las gramáticas
escolares publicadas en Argentina, se centra exclusivamente en cuestiones etimológicas, filológicas y
de gramática comparada. Nuestro trabajo se propone: a) identificar, a partir de un trabajo documental,
cuáles son las tradiciones teóricas con las que el autor dialoga en su Gramática; b) demostrar que, en
esta obra, la reflexión sobre la historia de la gramática y la incorporación de conceptos de la gramática
razonada se constituyen como dos pilares fundamentales para justificar un modelo correctivo de la
gramática en general y de la ortografía, en particular; aspecto este último en el que Dobranich, como
gran parte de los educadores argentinos, veía lo que consideraban la mayor degradación del idioma
merced al creciente contacto con las lenguas extranjeras.

ABSTRACT
In Argentina, the stage prior to the consolidation of linguistics as a scientific field was characterized
by the proliferation of school grammars written by national school teachers and professors, which
served as support for high school grammar courses. This paper aims to analyze one of these works,
Gramática histórica de la lengua castellana by Baldmar Dobranich, from a historiographical perspec-
tive. It is the third edition of a work that had been published before as a school grammar, supporting
third-year Spanish grammar courses in national schools. The inclusion of sections on historical gram-
mar, linguistics and etymology in the school grammars produced in Argentina appears to be linked to
the new curricula introduced by the national education authorities in 1892, in a context marked by a
growing process of immigration and an attempt by the National Government to regulate the goals and
contents of Spanish grammar courses. Therefore, far from breaking away from the dominant paradigm,
the uncritical assimilation of historical-comparative linguistics presents itself, alongside explained
grammar, as a new scientific basis whose goal is to strengthen the prescriptive model of grammar.

1. Introducción
El presente trabajo pretende analizar desde una perspectiva historiográfica la Gramáti-
ca histórica de la lengua castellana de Baldmar Dobranich (31900). Se trata de la ter-
cera edición de una obra publicada en el ámbito del circuito escolar para ser utilizada
en los cursos de “Gramática castellana” del tercer año de las escuelas secundarias na-
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E. Battaner, V. Calvo, P. Peña (eds): Historiografía lingüística: líneas actuales de investigación, 558–567
© Copyright 2012 by Nodus Publikationen, Münster. ISBN 978–3–89323–014–3
Inicios de la gramática histórica en Argentina: la Gramática histórica de Dobraniche
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cionales y normales en la Argentina1. El interés que suscita este texto radica en el he-
cho de que, a diferencia de muchas otras gramáticas escolares argentinas del periodo,
aborda exclusivamente temas vinculados con la filología, la etimología y la gramática
comparada. Al respecto, resulta significativo observar cuáles son los motivos que con-
ducen a la incorporación de las nuevas teorías de la lingüística histórico-comparada, en
un contexto en el que los estudios lingüísticos todavía no se han consolidado en un
campo científico autónomo en la Argentina. En el ámbito de la gramática escolar ar-
gentina, la incorporación de secciones sobre gramática histórica, lingüística o etimolo-
gía parece estar vinculada con la renovación de los planes de estudio de la escuela me-
dia llevada a cabo por las autoridades educativas nacionales en 1892, en un contexto
caracterizado por un creciente proceso inmigratorio y por el intento del Estado argenti-
no de regular los contenidos a impartir y los objetivos a alcanzar en los cursos de gra-
mática castellana. A partir de lo anterior, consideramos que, en el seno de la gramática
escolar, la asimilación acrítica de la lingüística histórico-comparada, lejos de suponer
una ruptura con el paradigma tradicional dominante, se postula como un nuevo funda-
mento científico que, junto con la gramática razonada, constituyen dos pilares funda-
mentales para justificar un modelo correctivo de la gramática escolar.

2. Datos biográficos sobre Baldmar Dobranich


No son muchos los datos biográficos que hemos podido recabar sobre Baldmar
Dobranich. Según consta en el discurso homenaje pronunciado por el profesor Cle-
mente Ricci en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en
1922, Dobranich (1853-1912) nació en Gibraltar en 1853 y en 1886 se radicó en la Ar-
gentina, donde estudió y ejerció la docencia en establecimientos como el Colegio Na-
cional de Buenos Aires, la Escuela de Comercio Carlos Pellegrini, la Escuela Normal
Superior, la Escuela de Lenguas Vivas y el Colegio Militar, entre otros. Con motivo de
su fallecimiento el 15 de septiembre de 1912, diversos periódicos publicaron artículos
en su memoria y, gracias a ellos hemos podido saber que Dobranich, tras dedicarse in-
tensamente a los estudios filológicos, “escribió la ‘Gramática Histórica Castellana’, un
tratado de enseñanza del inglés, un estudio sobre los poetas judeo-hispanos y numero-
sas monografías relativas a la materia de su dedicación” (1912: 10). Al momento de su
muerte, Dobranich estaba terminando un estudio filológico de los salmos y comenzan-
do otro sobre la Biblia de Ferrara. A propósito de la obra que nos interesa, en una nota
en La Gaceta de Buenos Aires del 16 de septiembre de 1912 se señala que “su ‘Gramá-
tica histórica de la lengua castellana’ es una obra que ha atravesado las fronteras nacio-
nales para interesar con juicios críticos altamente favorables a los profesores extranje-
ros de mayor reputación” (1912:12).
Es particularmente necesario destacar aquí su trayectoria como filólogo e impulsor
de los estudios de lingüística histórica y comparada. En efecto, muchos de estos artícu-
1 Si bien, como veremos más adelante, la primera publicación de la obra es de 1893, cuando apa-
rece como tercer volumen de la Gramática de la lengua castellana de Dobranich y Ricardo Mon-
ner Sans, hemos decidido tomar aquí para su análisis esta tercera edición porque es la primera
que hemos encontrado en la que la obra aparece en forma autónoma y con agregado de notas del
autor.
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los escritos en su memoria, en general, por periodistas o funcionarios, se refieren a Do-
branich como el autor de la primera gramática histórica del castellano, dato que resulta
revelador de la carencia de información sobre esta materia que caracterizaba sobre to-
do al ámbito escolar y de divulgación en la Argentina de esos años. En rigor, se trata
de una obra que fue publicada por primera vez como parte de una Gramática castella-
na en tres volúmenes destinada a los cursos de “Gramática castellana” de los colegios
nacionales y normales, con arreglo a lo dispuesto en el programa oficial de 1892. La
redacción de este programa, que resulta significativo por ser el primero en el que se
contemplan contenidos vinculados con la lingüística histórica, es encargada por el Mi-
nisterio de Instrucción Pública al propio Dobranich, hecho que revela al mismo tiempo
el grado de pertenencia institucional del autor y, por otro lado, la voluntad política de
las autoridades ministeriales de reformar constantemente, al menos desde el Congreso
Pedagógico de 1882, los contenidos concernientes a la enseñanza gramatical. La Gra-
mática se publica en 1893; los dos primeros volúmenes fueron escritos en colabora-
ción por Dobranich y Ricardo Monner Sans, otro profesor emigrado de España que
tendrá gran relevancia en la discusión pedagógica y política sobre la enseñanza del
idioma en Argentina. El tercero, que es el que se dedica a los contenidos de lingüística,
está firmado solo por Dobranich y presenta los mismos contenidos que la tercera edi-
ción de 1900, aunque en esta última se agregan algunas notas y revisiones.
En lo sucesivo, examinaremos la Gramática histórica de la lengua castellana de
Dobranich, procurando considerar conjuntamente las influencias científicas presentes
en esta obra precursora en el ámbito escolar argentino y, al mismo tiempo, los disposi-
tivos a partir de los cuales sus contenidos se adaptan a una perspectiva tradicional y
normativa de la gramática. Atendiendo a estas especificaciones, daremos cuenta, al
menos en parte, del desarrollo de la gramática histórica y comparada en la Argentina,
en un momento previo a la consolidación del campo científico de los estudios lingüís-
ticos que se llevará a cabo en 1922, a partir de la fundación del Instituto de Filología
de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (Di Tullio
2003, Toscano y García 2009).

3. La gramática comparada en el ámbito de la gramática escolar


decimonónica en la Argentina
En la Argentina, la etapa previa a la consolidación de un campo científico para los es-
tudios lingüísticos está caracterizada, entre otros rasgos, por una proliferación de gra-
máticas escritas por docentes y catedráticos de distintos colegios nacionales, que sir-
vieron de apoyo para los cursos escolares de gramática. Esos textos, en muchos casos
inexplorados por la tradición crítica, constituyen un punto de referencia para la investi-
gación historiográfica de este periodo, porque en muchos casos revelan la incorpora-
ción de diversas teorías que circulaban contemporáneamente en el ámbito académico o
profesional de otros países.
Numerosos estudios se han llevado adelante en España en torno a la gramática es-
colar. De acuerdo con Calero Vaquera, en este país la gramática escolar surge a fines
del siglo XVIII para llevar adelante un fin didáctico: “la enseñanza de la lengua mater-
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na a estudiantes que, junto a otros materiales del conocimiento, pretendían adquirir de
manera gradual una formación básica en establecimientos de carácter público o priva-
do” (2010: 67). Sin embargo, no es solo el fin didáctico lo que permite catalogar a una
gramática como escolar, puesto que, como sostiene García Folgado (2005), la función
didáctica está presente también en varios tratados de gramática general del siglo XVIII
que distan mucho de ser manuales escolares. Así, según esta autora, “se considera que
es gramática escolar aquella cuyo objetivo principal es la formación en la propia len-
gua, sea cual sea su objetivo particular —alfabeto-gramatización, aprendizaje de otras
lenguas, etc.” (2005: 33). Es por eso que puede afirmarse que “hasta que no aparece la
lengua española como materia de estudio en España, no se puede hablar de gramática
escolar del español propiamente dicha” (2005: 30).
En la Argentina, la gramática escolar atraviesa distintas etapas de gestación, pero
se considera su institucionalización en el año 1863, a partir del decreto fundacional del
Colegio Nacional de Buenos Aires que establece el estudio del idioma castellano como
materia de los planes de estudio oficiales (cf. García Folgado y Toscano & García
2012). A partir de entonces, comienzan a editarse cada vez con mayor frecuen-
cia obras destinadas a la enseñanza de la lengua, así como diversos escritos que tratan
sobre los métodos didácticos. El desarrollo de la escolarización exigió rápidamente la
renovación de los saberes concernientes a las distintas disciplinas; al respecto, Di
Tullio señala que “Mientras que en España se impuso el monopolio de la gramática
académica (declarada texto obligatorio y único por la ley de Instrucción Pública de
1857), en América tuvieron más fortuna las reformulaciones escolares de la gramática
de Bello” (2002: 283). En la Argentina, en particular, observa Di Tullio también, la
sanción de la ley 1420 (1884) de enseñanza laica, gratuita y obligatoria y la necesidad
de “argentinizar” a los hijos de inmigrantes impuso una situación más apremiante que
se refleja claramente en la proliferación de gramáticas y material didáctico en general
hacia las últimas dos décadas del siglo XIX.
El objetivo primordial de la escuela durante las últimas décadas del siglo XIX y
las primeras del XX era el de formar ciudadanos, lo cual significaba entre otras cosas,
en términos de Di Tullio (2002) “dotarlos de una cultura del idioma” que consistía en
“dos operaciones: una negativa, borrar las malas influencias que el niño traía de su ca-
sa —los vulgarismos de las clases bajas y los barbarismos de las altas—; la otra positi-
va, ampliar la cultura del idioma, sobre todo mediante el enriquecimiento del léxico”
(2002: 286). De esta forma, en su faceta “negativa"”o prescriptiva los textos gramati-
cales debían, además de exhibir las reglas gramaticales, advertir sobre los usos inco-
rrectos, clasificarlos y ejemplificarlos. En cambio, en su faceta “positiva” o constructi-
va su función era la de aportar elementos idiosincrásicos de la lengua a través de la de-
nominada literatura preceptiva o la paremiología. En ese sentido, como ha señalado
Blanco (1995: 95), en la Argentina “tanto las gramáticas escolares como los manuales
de enseñanza de la lengua son puntos de intersección de enfoques gramaticales, con-
cepciones pedagógicas, políticas educativas y políticas lingüísticas”.
En este marco, el desarrollo de las teorías lingüísticas asume un carácter cierta-
mente peculiar, a saber, el de estar atravesadas por la necesidad de responder a las de-
mandas pedagógicas propias del circuito escolar. Sin embargo, este hecho no impide
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que circulen en los distintos manuales escolares diversas perspectivas teóricas y gra-
maticales provenientes de Europa y del resto de América Latina. Teorías que, circuns-
criptas por la función estrictamente pedagógica a la que las relega el ámbito de circula-
ción escolar, no dejan de ser significativas para establecer el contexto en el que co-
mienza a gestarse un campo científico autónomo para la reflexión lingüística en la Ar-
gentina. En ese sentido, la incorporación del estudio de la gramática histórica y com-
prada en los manuales para la escuela media (a partir de la reforma de los planes de es-
tudio de 1892) aporta, como veremos más adelante, la posibilidad de sumar una base
científica a la tarea de dotar a los alumnos de una cultura del idioma.

4. La Gramática histórica de Baldmar Dobranich


Tomando como punto de referencia la lógica interna de la gramática escolar y su fun-
ción pedagógica, la inclusión de la gramática histórica-comparada en los libros de tex-
to puede ser considerada como una consecuencia de la ampliación del debate sobre la
renovación de los planes de estudio y, particularmente, un corolario de la tendencia he-
teróclita de la gramática escolar argentina, producto de la ausencia de instituciones ofi-
ciales locales que cumplieran un rol equivalente al de la Academia española. En ese
sentido, desde el punto de vista de la historiografía lingüística interesa observar qué re-
levancia tiene una gramática histórica aparecida por primera vez en 1893 y publicada
como obra autónoma en 1900. Para ello será necesario analizar qué se entiende en ese
texto por gramática histórica, gramática comparada, lingüística y, en especial, cuáles
son las teorías que el autor recoge para elaborar esta obra didáctica.
La obra está organizada en seis capítulos que alternan teoría y ejercicios. Los tres
primeros aportan información teórica para el alumno, y los ejercicios con los que fina-
liza cada uno poco tienen que ver con los contenidos expuestos. En general se trata de
actividades que apuntan a que el alumno encuentre arcaísmos en algunos pasajes de
textos de siglos pasados y, eventualmente, los reescriba en castellano moderno. Los úl-
timos tres capítulos, en cambio introducen la “etimología práctica”, es decir, el estudio
sobre la formación de palabras. En ese sentido, la progresión temática de la obra per-
mite desarrollar nociones teóricas ausentes en otras gramáticas escolares de la época y,
al mismo tiempo, incorporarlas en un disciplina práctica que intenta brindar al alumno
herramientas conceptuales para explicar la formación de palabras en el español y, de
esta forma, también su ortografía.
El primer capítulo comienza con la clasificación de los dos tipos de gramática que
tradicionalmente se consideraban en la gramática escolar. La gramática general (“uni-
versal, razonada o filosófica”) es definida, siguiendo a Littré, como “la ciencia que in-
vestiga y expone los principios inmutables y generales de la palabra articulada o escri-
ta comunes a todas las lenguas” (1900: 1). Mientras que a la gramática particular se la
define, siguiendo al cardenal Zeferino González, como el “arte de hacer concordar los
principios inmutables y generales de la palabra pronunciada o escrita, con las institu-
ciones arbitrarias y usuales de una lengua particular” (1900: 2).
La distinción entre gramática general como ciencia y gramática particular como
arte tiene una larga tradición en la gramática española del siglo XIX: de acuerdo con
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Gómez Asencio (1981), se encuentra por primera vez en la tradición gramatical hispa-
na en los Principios de gramática general de José Gómez Hermosilla (1835), quien, a
su vez se habría basado en la Gramática general de Beauzée (1776). Según esta distin-
ción, sería la tradición racionalista ilustrada, incorporada progresivamente en la gra-
mática escolar, la que aportaría la “cientificidad” en el estudio de la gramática general,
mientras que el “arte” se encontraría en la gramática normativa y prescriptiva, impres-
cindible para la enseñanza del uso “correcto” de la lengua que se pretendía. No obstan-
te ello, para Dobranich la dicotomía ciencia/arte también debe incluir del lado de la
ciencia a la nueva disciplina lingüística y la filología. Dobranich sostiene que se habla
de ciencia lingüística “cuando la gramática general se aplica al estudio de los elemen-
tos constitutivos del lenguaje articulado” (1900: 3) y, asimismo, sostiene que esta cien-
cia “abarca el doble estudio de la fonética y la estructura de las lenguas”. Por su parte,
la filología es definida por el mismo autor como la disciplina que se ocupa de la “his-
toria de las lenguas, de su extensión geográfica” y del “descubrimiento de la influencia
que unas lenguas ejercen sobre otras” (1900: 2). En esta línea, la clasificación de tipos
de gramática, que típicamente incluía la clásica distinción entre gramática particular y
general, debería incluir también, de acuerdo con Dobranich, la distinción entre gramá-
tica histórica y comparada. La primera es la que estudia “las transformaciones que
operan en un lenguaje desde su origen hasta su completo desarrollo”, mientras que la
segunda “estudia las relaciones que existen entre varias lenguas”, “suministra a la ge-
neral los materiales que le sirven de base y aplicación” y “contribuye a aclarar y expli-
car el origen y el porqué de las reglas de una gramática” (1900: 4).
Las elaboraciones más interesantes de esta gramática se exponen en los capítulos
segundo y tercero, en los que se pone de manifiesto la recepción de diversas teorías de
la lingüística comparada del siglo XIX. En el segundo capítulo, Dobranich realiza una
sucinta clasificación de las lenguas, basada en la obra de Francisco García Ayuso, El
estudio de la filología en su relación con el sánskrit.2 Asimismo, en lo que se refiere a
la descripción de las familias de lenguas, el autor se apoya en Max Müller, de quien to-
ma también sus consideraciones sobre el desarrollo del lenguaje a partir de la renova-
ción dialectal y la alteración fonética.
El capítulo tercero es el más amplio y donde más se exhibe la influencia de diver-
sas fuentes. En él Dobranich aborda las discusiones sobre el origen y formación de la
lengua castellana, tema que por esos años había generado una fuerte polémica en el se-
no de la Academia española (cf. Mourelle de Lema 1968: 185 ss.). Dobranich (1900:
26) toma posición por la postura latinista al comienzo del capítulo:
La lengua castellana o española ha sido clasificada entre las que componen la rama
neo-latina o romance, por ser, no una corrupción del latín, como afirman muchos au-
tores, sino una transformación, una evolución del sermo vulgaris, usualis sermo o
rustica romana lingua, nombres que, entre muchos otros, daban los antiguos al latín
vulgar, en contraposición al latín noble, clásico (lingua latina o sermo urbanus).

2 La clasificación de García Ayuso (1871) señala los tres tipos de Schleicher (monosilábicas, aglu-
tinantes o de flexión), apelando al criterio de composición y derivación y las familias de lenguas:
lenguas semíticas, lenguas indo-europeas y lengua sánscrita.
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Esta postura, definida en la tradición hispana inicialmente por Francisco Martínez Ma-
rina3 y más tarde revalorizada por Pedro Felipe Monlau en su discurso de ingreso a la
Real Academia Española en 1860, tendrá como opuesta en el ámbito de la Academia a
aquella que sostenía la influencia preponderante de las lenguas semíticas sobre el cas-
tellano, posición que había sido defendida por Severo Catalina en su discurso de ingre-
so a la Academia en 1861 y, posteriormente, recogida por Francisco de Paula Canale-
jas. Dobranich se hace eco de estas disputas y de otras que no llegaron a trascender el
ámbito académico, para referirse a ellas con cierto desdén (1900: 27):
Mucho se ha discutido acerca del origen remoto e inmediato del castellano; muchos
libros y folletos, llenos de erudición y saber los unos, y de patrañas más o menos
ingeniosas los otros, andan impresos, en que sus autores han querido demostrar que
los iberos comunicaron la lengua a los latinos o que el latín no fue más que un cas-
tellano corrompido; que tiene más de semítico que de latino; que en tiempo de los
romanos se hablaban en España las mismas lenguas que hoy se hablan; que el vas-
cuence dio origen a todas las lenguas, y sobre todo a la castellana; y otras ficciones
no menos extravagantes.
La adopción de la postura latinista sobre el origen del español, que niega la idea de la
“corrupción” en pos de una teoría sobre la alteración fonética como factor de cambio
lingüístico, ciertamente entraría en contradicción con la concepción altamente difundi-
da en el circuito escolar argentino durante esos años, que sostenía que la lengua caste-
llana corría el riesgo de “corromperse” en el contacto con las lenguas de los inmigran-
tes. Sin embargo, esta contradicción con la función prescriptiva de la gramática escolar
pareciera no generar una inconsistencia en la perspectiva del autor que, en la misma
Gramática de 1893, donde por primera vez se publica la obra de la que estamos tratan-
do aquí, suscribe la idea de que la lengua castellana, precisamente, corre el riesgo de
corromperse en el contacto con la de los inmigrantes. En efecto, en el primer volumen
de la referida Gramática de la lengua castellana de 1893 Dobranich y Monner Sans
escriben (1893: 47):
Por triste suerte el idioma ha sufrido en esta parte de América influencias extrañas
que lo han afectado. A devolverle su antiguo explendor [sic] deben tender los esfuer-
zos de todos, persuadidos como debemos estar de que, conforme dice un ilustre ame-
ricano “nada enaltece más á un pueblo que poseer correctamente su idioma nativo”.
Esta referencia a las “influencias extrañas” que afectan el idioma conlleva la necesidad
de “devolver el esplendor a la lengua”, como dicen los autores; objetivo que, en efecto,
se constituye como el argumento central para justificar la enseñanza de una gramática
que prescribe la variedad rioplatense del español.
Volviendo a su Gramática histórica de 1900, en los capítulos posteriores Dobra-
nich se dedica a lo que denomina etimología práctica, que, según su definición, es la

3 Francisco Martínez Marina es considerado por Mourelle de Lema (1968: 186) como el iniciador
en la Academia de la corriente latinista sobre el origen del castellano. En particular, Mourelle de
Lema señala dos obras: el Ensayo histórico-crítico sobre el origen y procesos de las lenguas; se-
ñaladamente del romance castellano y el Catálogo de algunas voces castellanas, puramente ará-
bigas o derivadas de la lengua griega y de los idiomas orientales, pero introducidas en España
por los árabes, presentes en las Memorias de la Real Academia de la Historia (1805).
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que “nos enseña a formar vocablos, a reunirlos en familias y a pasar del sentido de uno
al de todos los demás” (1900: 69). El capítulo IV de la obra se titula “Nociones de eti-
mología” y en él se introducen al comienzo los conceptos de “raíz”, “radical”, “prefi-
jos”, “sufijos”, “flexiones” y “desinencias” (1900: 69). Asimismo, hacia el final del ca-
pítulo se incluye el estudio de la “fonética o fonología” que “tiene por objeto el estudio
de los sonidos, sus modificaciones y transformaciones” (1900: 87-88) y cuyo abordaje
está estrechamente vinculado con la lingüística histórica, puesto que básicamente se li-
mita a describir las transformaciones de la “fonología latino-castellana”. El capítulo V
se dedica exclusivamente a la derivación, definida como “el procedimiento por el cual
se forman vocablos ampliando o alterando la estructura y significación de un radical o
de un primitivo” (1900: 73); y el capítulo VI describe los prefijos de procedencia grie-
ga. Los ejercicios en estos capítulos finales apuntan a aplicar estos conceptos en textos
o listas de palabras, por lo que en general solicitan al alumno que descomponga las pa-
labras e indique los elementos de que constan, o bien que descomponga y defina los
primitivos.
En sintonía con la concepción académica acerca de la etimología, el autor sostiene
la necesidad del estudio de esta disciplina porque “permite que nos demos cuenta de
las funciones de las palabras, de su ortografía, del sentido íntimo y el alcance de cada
una de ellas, de la relación y diferencia de acepciones que pueden reunirlas o separar-
las” (1900: 69). En efecto, entre las ventajas del estudio de la etimología que enumera
el académico Pedro Felipe Monlau (autor frecuentemente referido por Dobranich) en
su Diccionario etimológico de la lengua castellana (1856: 3), menciona que la etimo-
logía “sirve de poderoso auxilio, y es casi de imprescindible necesidad, para el sólido
estudio de la gramática particular de cualquier idioma”; y, asimismo, señala que “su
conocimiento es indispensable para hablar y escribir correctamente, con propiedad,
con claridad, precisión y elegancia”. En esta línea, el papel preponderante que asume
en esta obra la etimología práctica puede explicarse por la necesidad de contribuir a la
tarea que señalaba Di Tullio de enriquecer la cultura del idioma, mostrando al alumno
la procedencia de las raíces, la derivación de las palabras y la transformación fonética
y ortográfica de las letras.
De esta forma, no obstante el reconocimiento y la exposición en esta gramática de
buena parte de las teorías que conforman el campo científico de la lingüística históri-
ca-comparada del siglo XIX, el carácter utilitario que sesga la gramática escolar no de-
ja de estar presente en el texto. En efecto, la inclusión de la dimensión histórica en la
gramática parece estar sujeta a un fin práctico concreto: el de servir de base científica
para la justificación de la variedad lingüística que debe enseñarse en la Argentina, a
saber, el español culto peninsular.

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5. Consideraciones finales
En conclusión, la Gramática histórica de la lengua castellana de Baldmar Dobranich
representa un significativo antecedente para la incorporación de los estudios concer-
nientes a la lingüística histórica-comparada en la Argentina. Sin embargo, el contexto
en que se publica esta obra y el ámbito de circulación para el que es concebida circuns-
criben su potencial renovador en al menos dos sentidos. En primer lugar, porque se tra-
ta de una obra que carece de una verdadera conciencia acerca de la historicidad de las
lenguas, como lo demuestra el hecho de que exhiba sin temor a contradicciones la in-
consistencia entre, por un lado, el carácter prescriptivo de la gramática que apunta a
evitar la “corrupción” de la lengua y, por el otro, la postulación de teorías sobre la re-
novación dialectal y la alteración fonética. En segundo lugar, la obra no presenta una
visión de la lingüística en tanto disciplina independiente de otro fin que no sea el inte-
rés por sí misma; es decir, permanece inmersa en el paradigma heterónomo, utilitarista
y práctico definido por una gramática escolar que debe atender sobre todo a los fines
pedagógicos delineados en los programas escolares.
No obstante ello, consideramos que la obra analizada de Dobranich puede revalo-
rizarse por dos motivos fundamentales. Desde el punto de vista de su función didácti-
ca, incorpora en el ámbito de la gramática escolar la discusión sobre el origen de la
lengua y, en consecuencia, aporta un criterio histórico que, junto con el criterio racio-
nalista de la gramática general, permite dotar a la gramática tradicional de fundamen-
tos científicos para explicar la norma lingüística. Por otro lado, desde el punto de vista
de la historiografía interna consolida, en un contexto en el que el campo científico de
los estudios lingüísticos en la Argentina presenta un desarrollo incipiente, un antece-
dente importante para la incorporación ulterior de la gramática histórica-comparada.
En efecto, la Gramática histórica de Dobranich puede considerarse como un punto de
partida para el desarrollo de una fase de asimilación en la que los nuevos términos in-
corporados, si bien no llegan a comprenderse enteramente en su valor metalingüístico,
sí posibilitan la futura consolidación de nuevos espacios de conocimiento.
En esta línea, creemos que todavía existen muchas obras inexploradas en el ámbi-
to de la gramática escolar argentina cuyo abordaje, aunque haya sido tradicionalmente
descartadas por la crítica, puede contribuir en gran medida al estudio historiográfico
acerca del estado de la lingüística en la Argentina, durante la etapa previa a la profe-
sionalización de esta disciplina a partir de la fundación del Instituto de Lingüística en
1922.

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Bibliografía
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