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Entre los predicadores modernos de hoy día, pocas doctrinas Bíblicas reciben tanta
atención y prioridad como el Señorío de Cristo. Los evangelistas contemporáneos
constantemente exhortan a los pecadores a “recibir a Jesús como su Señor y Salvador
personal.” En una era de “campañas para Cristo” y de “grandes cruzadas evangelísti-
cas,” ¡podemos casi escuchar las enormes arenas y coliseos sonando con la apelación
de “reciba a Jesús como el Señor!”
Pero, ¿qué quiere decir “reciba a Jesucristo como el Señor”? Hablar de Jesús como
el “Señor” es correcto; y urgir a los pecadores a “recibir a Cristo Jesús el Señor” es
Bíblico (Col. 2:6). No obstante, estas expresiones son Bíblicas ¡únicamente si la
verdad Bíblica relativa al Señorío de Cristo está bajo consideración! Los pecadores
necesitan recibir a Cristo como Señor — para ésto debemos estar de acuerdo — pero
antes de hacer una decisión, la consideración debida a ser dada a lo que la Biblia dice
está implicada en recibir a Cristo como Señor. A ésto se dirigirá la atención en nuestro
estudio: descubrir lo que la Biblia dice acerca del Señorío de Jesucristo.
Una corta examinación del uso del Nuevo Testamento del término resultará en la
misma conclusión. Por ejemplo; “Como Sara obedecía a Abraham, llamándole Señor...”
(1 Ped. 3:6). Es aparente que (1) el señorío de Abraham como esposo y cabeza de
la familia le dió el derecho a requerir obediencia, y (2) su esposa le reconoció como
señor por medio de obedecerle. Otros ejemplos son similares (véase Lucas 1:6; 14:22;
22:25). El uso de los términos muestra que la autoridad está envuelta.
Pero, ¿qué quiere decir eso? ¡SIGNIFICA QUE CRISTO TIENE AUTORI-
DAD! El término “Señor” abarca la idea de autoridad, y la aplicación al Hijo de
Dios no es excepción. Dios le dió a El toda autoridad (Mateo 28:18). Jesucristo es el
único a quien Dios le ha dado derecho para ejercitar control completo sobre la vida
del hombre. Un predicador no tiene autoridad para decirle a usted que hacer y que
no hacer; ni un credo, convención, o manual sectario. Los hombres tienen autoridad
únicamente en el momento asignado por Cristo (los ancianos - Hechos 20:28; los
oficiales gubernamentales - Rom. 13:1; los empleadores - Col. 3:22; los esposos -
Col. 3:18; etc. Y estos hombres no tenían autoridad para usurpar la autoridad final
de Cristo). ¡Cristo es Señor!
Prerrogativas Específicas
Para proceder con nuevos detalles sobre este punto, nótese algunas de las prerro-
gativas específicas que Cristo tiene como Señor:
3. Tiene autoridad como Cabeza de la iglesia. “Y sometió todas las cosas bajo
sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo,
la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo,” (Efe. 1:22-23). Por tanto, “cualquier
movimiento u obra u organización que no se pueda mostrar que es dirigida por Jesús,
no tiene relación Bíblica a Su iglesia,” (BIBLE COMMENTARY, E.M. Zerr sobre
Efe. 1:22).
4. Cristo tiene autoridad como último juez del hombre. “Porque el Padre a nadie
juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo,” (Juan 5:22). “El que me rechaza, y no
recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará
en el día postrero,” (Juan 12:48). Como Pablo lo expresó: “...pero el que me juzga es
EL SEÑOR,” (1 Cor. 4:4)
Esta prerrogativas son sostenidas por Cristo, y debe ser impreso sobre nuestras
mentes que hay únicamente UN SEÑOR (Efe. 4:5). Cuando usamos la expresión “Se-
ñor Jesucristo,” deberíamos hacerlo con pleno respeto por la autoridad que El tiene.
(¡Cualquiera que piensa que no hay tal cosa como autoridad en religión obviamente
no cree en Jesucristo como Señor!)
10 Sermones y Artículos Sobre Jesús de Nazaret -- 1
La Obediencia Implicada
Anotaciones
Para continuar un paso adicional, especialmente con referencia a la respuesta del
hombre al Señor, debe ser señalado que ¡Señorío de Jesucristo requiere la obediencia
de parte de aquellos que le reciben como Señor!.
En efecto, ¡usted no puede separar la obediencia del señorío! Jesús dijo: “¿Por qué
me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46). Es claro que la
confesión de Cristo con la boca ¡no prueba nada sin la compañía de las obras las cua-
les validan la confesión! Demostramos que seriamente hemos recibido a Cristo como
Señor por medio de rendirle obediencia como Señor. Esa es una conclusión sensible.
También, “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos,
sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos,” (Mat. 7:21). ¿Quién
es el que verdaderamente ha recibido a Cristo como Señor? ¡El que hace la voluntad
del Padre como expresada a través de la autoridad del Señor Jesucristo!
Es ilógico y enteramente no bíblico hablar acerca del Señorío de Cristo y luego, por
palabra u obra, implicar que la obediencia es algo secundario, u opcional. La verdad
de que Jesús es Señor implica dos cosas: (1) El es el origen de toda autoridad (Mateo
28:18), y (2) como el Señor autorizado del cielo, ¡MERECE NUESTRA OBEDIEN-
CIA LEAL! Decir o inferir menos es pervertir lo que la Biblia dice acerca de Cristo
como Señor.
La Predicación Moderna
Conclusión
En una era de rebelión contra la autoridad de toda clase, no podemos pensar de una
mejor forma de usar el púlpito que para exaltar a Cristo como Señor teniendo “toda
autoridad en cielo y en la tierra.” Pero, cuando hablemos acerca de Cristo como Señor,
no perdamos la visión de lo que eso quiere decir. Significa colocar nuestra confianza
en El hasta el punto de hacer lo que El dice que se haga; significa permitirle ser el
Maestro y Soberano autorizado de nuestro diario vivir.