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Esa crisis, que por esencia es estructural, se traduce a su vez en la angustia de países
altamente industrializados, como EEUU, Inglaterra o Japón cuyas economías acusan los
estragos de la recesión; y en el atraso de las fuerzas productivas y el incremento de la
miseria en los países de economías dependientes. De otro lado, la crisis del sistema se
caracteriza en la actualidad por manifestarse con mayor frecuencia y de manera más
aguda.
La preocupación por acabar con la pobreza ha sido una constante entre diferentes
economistas y, particularmente, entre los teóricos del desarrollo, quienes adquirieron tal
perspectiva debido a los acelerados niveles de crecimiento de la industria y a la aparente
posibilidad de que con el capitalismo la humanidad avanzaría por fin hacia el reino de la
abundancia de satis factores materiales. Sin embargo, la problemática de la pobreza no
sólo se mantiene con el advenimiento y desarrollo del capitalismo sino que permuta las
causas que la generaron en el pasado, preserva algunas de sus manifestaciones y
simultáneamente crea nuevas maneras de vivir y sufrir la pobreza.
Dada la longevidad de la pobreza, es preciso tener algún cuidado y realizar las precisiones
necesarias que permitan diferenciar la pobreza de hoy en día de la pobreza de los
regímenes anteriores. Así, por ejemplo, la pobreza por carencia que se padecía en los
sistemas feudales y esclavista, previos al capitalismo, era de naturaleza muy distinta de la
que se padece en la actualidad. Ahora existen pobres en medio de la abundancia de satis
factores. No es que no existan medios de vida suficientes para saciar las necesidades de
las personas, sino que los pobres carecen de los medios monetarios para adquirirlos.
Si consideramos cómo han ido cambiando las relaciones de los hombres con la Naturaleza
a lo largo de la Historia, concluiremos que en un principio, durante muchos siglos, fue la
Naturaleza la fuente de todos los bienes, a través de la caza, la recolección, la agricultura,
la ganadería, etc., pero también era la fuente de casi todos los males, como las epidemias,
las sequías, el frío, etc.
Durante todo ese tiempo la población humana aumentó muy lentamente. Y no creció más
deprisa no sólo a causa de las frecuentes guerras entre unos grupos sociales y otros, sino
principalmente porque no existían alimentos ni condiciones idóneas para un mayor
número de personas.
Sin embargo, si nos fijamos en la sociedad actual, nos damos cuenta de que las cosas han
cambiado mucho, al menos en los llamados países desarrollados. Podría afirmarse que los
hombres han pasado de estar dominados y regulados por la Naturaleza a ser ellos los que
la dominaban y regulan.
Todos estos cambios son estudiados por la Ecología. Las sociedades humanas, al actuar de
esta manera, han ido transformando la Naturaleza cada vez más y han hecho que los
ecosistemas actuales sean muy diferentes de cómo serían en el caso de que no hubieran
existido hombres sobre la Tierra.
A comienzos del siglo XIX Gran Bretaña es la gran productora y exportadora de estas
máquinas.
En este aspecto Gran Bretaña pronto se pondrá a la cabeza, al tiempo que su producción
de carbón mineral (hulla) conoce un importante aumento
La revolución industrial se concentró en la región occidental de Europa desde donde se
extendió hacia todo el mundo. Pero la gran revolución de las industrias se produjo a partir
de la segunda mitad del siglo XVIII, con el perfeccionamiento de la máquina a vapor,
llegándose al motor que posibilitó la producción a gran escala. Se inició el uso del binomio,
carbón, hierro, que lleva la construcción de ferrocarriles, puentes, barcos y enormes
fábricas del mundo moderno.
En el mundo se han desarrollado muchos modelos económicos que para cada uno
de los países que los utiliza han sido funcionales. Aunque claro, no son perfectos
a la hora de llevarlos a cabo, todos invariablemente tienen sus limitaciones y sus
fallas, por lo que tienen que ser revisados y modificados. Algunos de estos
modelos económicos encontrados a través de la historia son: el capitalismo,
comunismo, socialismo, feudalismo y otros. Además, en algunas naciones pueden
encontrarse modelos mixtos que combinan aspectos de la económia de diferentes
modelos, buscando en ello un beneficio para su nación. Esto no siempre es así, en
la mayoría de los casos, las naciones han adoptado un modelo económico
definido que le ayude en el mejor funcionamiento y entendimiento de las variables
a considerar y la relación entre ellas para el manejo de procesos más complejos
en el sector económico.
El modelo capitalista está diseñado para que el que tiene el control del
capital obtenga beneficios que lo enriquezcan.
Por otro lado, tenemos el modelo chino socialista. En este caso, las características
de lo que sería el socialismo, no se cumplen a cabalidad, porque los líderes del
mundo chino vieron la necesidad de modificarse, de transformar su economía para
lograr competitividad en el mercado mundial, lo que lo ha convertido en una
potencia a nivel internacional. Esto no quiere decir que ha dejado a un lado su
filosofía socialista, sino que ha sabido mejorarla. El control y la dirección de la
economía esta regida por el Estado con la colaboración de los distintos sectores
sociales. El Estado descentralizó la economía para abrir paso al mercado mundial,
permitiendo microempresas y abrieron la economía a la inversión extranjera y al
comercio exterior. Estos cambios lograron una economía china más dinámica,
manteniendo a flote a las grandes empresas estatales. La transformación del
modelo socialista chino se realizó de forma inteligente; llevado a cabo gradual,
equilibrado y coherentemente, para lograr que los resultados fueran plenos,
efectivos y permanentes, sin efectos rebote o de tipo negativo.
Como hemos visto, estos dos modelos o sistemas económicos nos muestran que
a pesar de las diferencias que puedan existir, ambos modelos pueden ser igual de
efectivos económicamente. La diferencia entre ambos es quien al final y al cabo
recibe los beneficios y las riquezas que los mismos ofrecen. Aunque también es
importante reconocer que el hecho de ser participe de un modelo en particular no
significa que una nación tenga éxito en su sistema económico. Hemos visto países
con sistemas capitalistas, socialistas, comunistas o el modelo que hayan acogido,
que a pesar de sus esfuerzos no logran salir de la pobreza o la bancarrota. En
resumen, un modelo económico específico no garantiza la estabilidad económica
de una nación.