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Comer juntos es una de las conductas más saludables que las familias pueden poner
en práctica, pero la vida moderna no favorece que padres e hijos almuercen y cenen
junto. Los pequeños comen en el colegio y los adultos en la oficina o en restaurantes
cercanos al trabajo, y a la hora de la cena no es fácil que todos los miembros de la
familia se sienten juntos en la mesa. Aquí les ofrecemos algunas pautas para animar a
las familias a comer todos juntos de cara a adquirir una alimentación sana y
equilibrada y unos hábitos de vida saludables.
Por empezar, los fines de semana y un par de días laborables, padres e hijos deben
intentar reunirse en la mesa para desayunar, almorzar o cenar. Comer en familia con
la tele apagada fomenta las conversaciones familiares, contribuye a mejorar la salud
familiar y el bienestar de los niños.
Está demostrado que, cuando comen en familia, los niños consumen más fruta y
verduras y se reduce el riesgo de sobrepeso entre los adolescentes. Eso sí, siempre y
cuando los padres lleven a cabo una alimentación sana y equilibrada. Además, las
interacciones familiares a la hora de la comida reducen los riesgos de que los
adolescentes se enganchen al alcohol u otras drogas, puesto que los lazos familiares se
estrechan en la hora de la comida.
Así lo demuestra una investigación exhaustiva sobre la relación entre comidas
familiares y salud de los hijos realizada en la Universidad de Illinois de Estados
Unidos, que recogió datos de los hábitos alimenticios y salud de más de 180.000 niños
y adolescentes de seis países norteamericanos. En las conclusiones de este estudio, se
señala que comer en familia:
1. Tener alimentos nutritivos a mano. Por ejemplo, elegir las frutas y los frutos
secos que más les gusten a los hijos, en lugar de bollería industrial. En el
mercado hay también productos divertidos y muy nutritivos, por ejemplo
algunos tipos de lácteos.
2. Permitir golosinas con moderación para evitar tentaciones. No es
necesario prohibirlas totalmente, los niños pueden permitírselas de forma
eventual.
3. Limitar el uso de la tele, los ordenadores y los videojuegos a dos horas al
día. Además de que puede causar adicción y disminuir el rendimiento
académico, provoca sedentarismo, una de las causas más comunes de la
obesidad infantil.
4. Practicar actividad física durante una hora o más al día. Es muy positivo
que nuestros hijos elijan un deporte y lo practiquen, así como organizar
actividades en familia como pueden ser paseos en bici, salir al parque a jugar o
incluso bailar en casa.
5. Toda la familia debe estar involucrada en estas pautas. De nada sirve que
los padres impongamos estas pautas, si nuestros hijos no las comprenden o si
solo las viven como obligación. Debemos hacerles entender el lado positivo de
estas pautas de oro para conseguir un hogar saludable.