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Lecturas de apoyo XV Semana Teológica Pastoral Diócesis de Copiapó, Agosto 2016.

Revista Testimonio, Noviembre de 2014.

ABUSO SEXUAL Y DINÁMICA RELACIONAL:


EL LUGAR DE LOS TERCEROS
(Todos podemos hacer o no algo)
María Josefina Martínez
Psicóloga. Miembro del Consejo nacional de
prevención de abusos y acompañamiento a víctimas.

Introducción: recuerda que “no vemos las cosas para las cuales
Abuso sexual infantil, violencia carecemos de nombre” (p. 92).
impensada
Lo cierto es que a causa de esta dificultad
“Ciertas violaciones del orden social para ver y nombrar hechos horrorosos, como
son demasiado terribles como para humanidad nos tardamos demasiado tiempo en
pronunciarlas en voz alta: ese es el descorrer el velo que cubría la realidad de los
significado de la palabra impronunciable” abusos sexuales. Así, pese a ser un problema de
(Herman, 2004, p. 17). larga data en la historia del hombre, se dice que
el reconocimiento de su existencia y gravedad
es un asunto bastante reciente (López, 1999).
Violación impronunciable de acuerdo a Judith
Herman (2004); violencia impensada de Situando el silencio y negación como elementos
acuerdo a Jorge Barudy (1998). De cualquier clave en la génesis y mantención de todo
manera, el abuso sexual en contra de niños tipo de abusos, el presente artículo pretende
y jóvenes nos sitúa frente a una experiencia describir la dinámica relacional propia de los
difícilmente representable en nuestros abusos sexuales que ocurren en el seno de
esquemas de significado. Por lo horrorosa que relaciones emocionalmente cercanas. Como
nos resulta la sola idea de su ocurrencia, es parte de tal dinámica, se hará referencia a
algo que nos cuesta imaginar, creer, pensar y las maniobras coercitivas que utiliza quien
pronunciar. Sin embargo, registrar su existencia abusa para doblegar a su víctima, interesando
y llegar a nombrarla es de la mayor relevancia, especialmente revisar el rol que en ella juegan
toda vez que Cristina Ravazzola (1997), nos los espectadores, también llamados terceros.

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Se abordarán las razones que inciden en que respecto de su víctima, ya sea porque tiene
estos permanezcan muchas veces inmóviles más edad, más experiencia o porque está a
frente a lo que observan, analizando el efecto cargo de su cuidado, educación u orientación.
que tal parálisis genera sobre las víctimas. De Este es un aspecto central de los abusos
igual manera, se destacarán los aportes que sexuales, pues estos siempre se inscriben
los terceros pueden hacer cuando logran dentro de una relación que es asimétrica y
transformar su rol de espectadores pasivos en desigual, designando un uso abusivo e injusto
el rol de agentes, activamente comprometidos de la sexualidad. Por lo mismo, decimos que el
con la detención de los abusos y la protección abuso sexual es una forma de abuso de poder,
de niños y jóvenes. que imposibilita que una víctima otorgue su
consentimiento u oponga resistencia frente a
Dinámica relacional del abuso sexual conductas sexualizadas que, lejos de constituir
una invitación, son en realidad una imposición.
En toda historia de abuso sexual existen al Hemos de tener en cuenta que quien abusa
menos tres personajes, los cuales conforman suele aprovecharse de su posición jerárquica
lo que se ha llamado sistema abusivo (Arón, para utilizar a otros en su propio beneficio,
Machuca y equipo, 2002; Barudy, 1998; distorsionando de este modo las funciones
Ravazzola, 1997). Representado como un de protección y cuidado que por su rol le
triángulo, la Figura Nº1 nos presenta a quien corresponden. El agresor cosifica a su víctima,
abusa, a su víctima y a los terceros. pues en lugar de respetarla en su condición de
sujeto, la toma como un objeto al servicio de
Figura N°1: Sistema Abusivo su propia gratificación y satisfacción (Barudy,
1998, 1999; Perrone y Nannini, 1997).

Representado en uno de los vértices inferiores


del triángulo aparece el niño o joven victimizado
por el agresor. La relación de dependencia que
mantiene con él es aquella que lo hace vulnerable
pues, el cariño o admiración que le profesa,
pueden dificultar la tarea de mirar con ojos
críticos la forma de relación que éste le presenta.
Aun cuando lograra enjuiciar lo inapropiado de
su actuar, la asimetría de la relación hace que
Graficado en el vértice superior del triángulo, la víctima carezca del poder, fuerza y libertad
el agresor ocupa una posición de poder necesarias para encarar y detener al abusador.

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En el marco de esta relación de dominio, ocurre de la noche a la mañana. Los abusos de


quien abusa despliega una serie de sofisticadas ocurrencia única son los más escasos y, más
maniobras de engaño y coerción. Barudy (1998, escaso aun, es que estos sean cometidos por
1999), habla de un proceso de seducción y de personas desconocidas (Olafson, 2011).
paulatina erotización de los lazos afectivos,
donde el agresor se va ganando la confianza Al respecto, es necesario considerar que
del niño o joven, sacando ventaja de su el agresor crea la ocasión para cometer su
dependencia emocional. Así, en ocasiones, crimen, buscando la manera de estar a solas
regalos, privilegios y atención especial estarán con el niño o joven sobre el cual ha posado su
al servicio de convencer a su víctima de ser mirada. Consciente de estar haciendo algo que
alguien especial; algo así como un elegido, un sería repudiado por el entorno, toma todos los
verdadero afortunado. Será en este contexto resguardos necesarios para no ser descubierto.
donde, intentando confundirlo, le presentará La invasión al cuerpo de la víctima suele partir
los actos abusivos como si estos fueran con insinuaciones y sutiles tocaciones, y puede
normales: un juego, una forma de expresar el ir avanzando hacia transgresiones cada vez más
cariño, un gesto supuestamente educativo o severas a su propia intimidad.
formativo, un acto de cuidado.
En aquellos casos más extremos, el abusador
Considerando que la palabra seducción no genera relaciones totalitarias, asumiendo el
llega a dar cuenta del grado de dominación control completo e irrestricto sobre la vida de
que un abusador ejerce sobre su víctima, quien ha elegido como víctima. Para lograr esto
Perrone y Nannini (1997) hablan de hechizo, se encargará de ir aislándola, ya sea prohibiendo
experiencia similar a un embrujamiento, por o restringiendo sus oportunidades de contacto
medio del cual las víctimas son sometidas a una social, o predisponiéndola negativamente
gradual anulación de su sentido crítico y a un hacia otras figuras significativas. Bajo tales
debilitamiento de su voluntad. El niño o joven, circunstancias, quien abusa se convertirá en
sin conciencia de estar siendo controlado, se irá el único referente, forzando al niño o joven a
viendo envuelto en una espiral crecientemente tomar sus puntos de vista como reales y sus
envolvente, cayendo en una trampa de la cual palabras como el discurso oficial al cual habrá
le será muy difícil poder escapar. de ceñirse, sin posibilidad alguna de disentir
(Barudy, 1998, 1999; Herman, 2004; Perrone y
Seducción y hechizo son términos que Nannini, 1997).
muestran que, por lo general, el abuso sexual
corresponde a un proceso relacional que Con el fin de actuar con total impunidad, el
se desarrolla en el tiempo y, por ende, no agresor prohíbe a su víctima referirse a los

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hechos abusivos. Explícita o implícitamente conocerse los hechos, pero también como
la obliga al secreto, instaurando lo que se ha acto altruista, destinado a proteger a los otros
llamado ley del silencio. Para garantizar el éxito significativos del dolor que les acarrearía una
de tal silenciamiento puede servirse de diversas develación. Conminado al silencio, el niño o
estrategias, tales como utilizar un discurso joven víctima quedará aislado e imposibilitado
denigratorio y culpabilizante, que trasmite de pedir ayuda (Barudy, 1998, 1999).
al niño o joven que él ha sido el instigador y,
por ende causante, de lo que está ocurriendo ¿Cómo ocurren hechos ominosos como éste?
(Barudy, 1998, 1999). Puede recurrir también ¿Es posible que nadie se percate de ellos? En
a maniobras de inducción de complicidad que, este escenario falta hacer mención a los terceros,
a través de frases que se valen de la idea del ubicados en el último vértice del triángulo que
“nosotros”, le dan a entender que es coautor o grafica el sistema abusivo. Con este término se
copartícipe de hechos vergonzosos, necesarios designa a todos los espectadores que rodean al
de esconder (ej. “esto que estamos haciendo no victimario, al niño o al joven, así como a todos
se lo vamos a contar a nadie”) (Aron, Machuca aquellos que estarían en posición de enterarse
y equipo, 2002). Por último, otro recurso muy de la ocurrencia del abuso. Pese a que los
eficaz son las amenazas que, de acuerdo a terceros podrían jugar un rol fundamental
Herman (2004), constituyen efectivos métodos en la detención de actos de este tipo, la
para obtener el control sobre una persona. Las experiencia muestra que muchas veces ellos
considera técnicas de debilitamiento, que hacen niegan las evidencias de los mismos o que, aun
que la víctima viva en un constante estado de observándolas, permanecen inmóviles frente a
miedo. Junto con las amenazas directas de daño ellas.
personal (“nadie te va a creer”, “te van a retar”,
“nadie te va a querer”, “te voy a matar”, “te van Terceros: No vemos que no vemos
a expulsar”), con un niño o joven pueden ser
incluso más efectivas las amenazas en contra Con un abusador que no manifiesta culpa ni
de sus seres queridos (“vas a hacer sufrir a tu intención de detenerse, y con niños o jóvenes
mamá”, “vas a hacer que todos peleen”, “vas a que carecen del poder para poner freno a
generar división”, “voy a hacerle daño a tu familia”) su agresor o escapar de él, son muchas las
(Arón, Machuca y equipo, 2002; Herman, 2004). esperanzas cifradas en los terceros. Siendo
quienes están en mejor posición de percatarse
En este desolador panorama, guardar silencio de lo que está ocurriendo e implementar
se convierte en una estrategia adaptativa para acciones dirigidas a interrumpir el abuso,
la víctima; como autoprotección frente a la lo cierto es que muchas veces estos se ven
posible sanción que se recibiría en caso de presos de potentes mecanismos de negación.

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Cristina Ravazzola (1997), nos habla del tienen cierto grado de dependencia con éste.
fenómeno del doble ciego, el cual se refiere a
que usualmente los terceros “no vemos que no Los terceros y el alto costo de su negación
vemos”. Este fenómeno, que implica la negación o parálisis
de la propia anestesia, impide registrar el
malestar que provoca el hecho de atestiguar Revisando lo visto hasta ahora, ya sabemos
actos horrorosos y por ende impide detener que el niño o joven que está sufriendo abuso
injusticias semejantes. carece de referentes con quienes compartir
su experiencia o contrastar su visión respecto
Junto con terceros que no ven, también de lo que está ocurriendo. En medio de la
existen aquellos que no quieren ver. Son confusión a la cual ha sido sometido, tendrá
quienes desestiman o restan importancia a dificultades para reconocerse como víctima
señales que podrían indicarles que algo fuera o designar el drama que vive con el nombre
de lugar está ocurriendo. Prefieren seguir la que corresponde: abuso sexual. Sabemos
vida adelante, convenciéndose a sí mismos que también que, aun cuando lograra nombrarlo,
se está exagerando o viendo con malos ojos estará imposibilitado de hablar y, por ende,
ciertos comportamientos que a lo más podrían tendrá muchas dificultades para comunicar su
llamarse “actos imprudentes” o “conductas tragedia de manera directa. Sus únicos gritos
impropias” sin mayor trascendencia. Pero, lo de ayuda serán sus síntomas, sus gestos, su
que es aun más grave, también son quienes comportamiento. Por lo mismo, se requiere
reaccionan no creyendo la develación total o de terceros capaces de observar y escuchar, lo
parcial que llega a hacer una víctima. Al parecer suficientemente agudos y valientes como para
la ocurrencia del abuso les resulta demasiado detenerse frente a señales que otros pasarían
amenazante, por lo que toman un camino que por alto (Aron, Machuca y equipo, 2002).
les permite eludir el horror, sin llegar a mirarlo
de frente. Sin embargo, cuando en lugar de la agudeza
y valentía, se instala la ceguera, indiferencia o
Por cierto, también hay terceros que ven y temor, surgen condiciones que, sumadas a la ley
sí llegan a registrar el horror, sin embargo el del silencio que impuso el agresor, formarán la
temor a las represalias u otras consecuencias fórmula perfecta para propiciar la cronificación
les impiden alzar la voz para romper el silencio de los abusos. En efecto, debido a estos factores
y hacer un señalamiento de la injusticia que el niño o joven no tendrá más remedio que
presencian. Al ocupar una posición de poder, el adaptarse a una situación insoportable que
agresor muchas veces logra intimidar a algunos puede extenderse durante largos períodos de
terceros, especialmente cuando ellos también tiempo.Toda la experiencia acumulada muestra

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que la develación de los hechos abusivos tercero que, al no acoger el relato de quien ha
tiende a ser tardía, siendo muy frecuente que sido víctima, al no protegerla o al culparla de lo
tenga lugar en la adultez. Generalmente es éste sucedido, hace que ésta reviva la sensación de
el momento evolutivo en que la persona que abuso, abandono y maltrato que originalmente
sufrió abuso sexual siendo niño o adolescente sintió a propósito de la agresión sexual sufrida
comprueba que el agresor ya no tiene poder (CECH, 2011).
sobre ella (Rieser, 1991).
De ser espectador a ser actor: un camino
Junto con la cronificación que se produce al de esperanza
pasar por alto las señales de un posible abuso,
la negación que suele aquejar a los terceros Las investigaciones son consistentes al mostrar
puede hacerse también presente frente a que la presencia de terceros que creen y
la develación de los hechos. A decir verdad, protegen, constituye un factor clave en la
muchas veces se cierne la duda sobre los dichos recuperación de quienes han sufrido este tipo
de quien denuncia actos de esta naturaleza, de injusticias (Martínez, 2014). Ellos necesitan
poniéndose en marcha poderosas estrategias terceros activos; de esos que logran destapar
personales y comunitarias de protección sus ojos y oídos para registrar la ocurrencia
contra el horror. Es bastante frecuente que de la atrocidad, de aquellos que logran alzar la
los terceros desacrediten el discurso de la voz para denunciarla, sin coludirse con la ley
víctima (o su persona completa), empujándola del silencio.
muchas veces a la retractación. Esta, que se
refiere a desdecirse del señalamiento realizado, Quien es víctima carece de alternativas; los
curiosamente suele recibir mayor credibilidad terceros tenemos mayores posibilidades de
que la develación original (Barudy, 1998, 1999, elegir. En efecto, todos podemos hacer o no
Rieser, 1991). hacer algo, optando por sumarnos al daño ya
generado por el agresor, o bien contribuyendo
Cuando los terceros no creen o no hacen nada a la interrupción de los abusos y a la superación
frente a la develación, al dolor del abuso se de sus consecuencias.
suma otro tal vez mayor; el de no haber sido
protegidos por quien se supone debía hacerlo. Hacer una declaración como ésta es, sin lugar
En estos casos los terceros se hacen parte del a dudas, mucho más fácil que llevarla a cabo.
daño infligido a la víctima, gatillando vivencias Convertirse en un tercero que es actor y
de lo que se ha llamado victimización secundaria. no espectador, dista mucho de ser una tarea
A saber, ésta designa la experiencia de sentirse sencilla. No se trata de un mero acto de valentía,
agredido, humillado o traicionado por un a realizar de manera imprudente, sin medir las

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consecuencias para la víctima o incluso para Referencias


uno mismo. Si quien abusa detenta una posición
de poder que lo sitúa también sobre algunos
terceros, será necesario que estos cuenten 1. Arón, A.M., Machuca, A. y equipo (2002).
con el respaldo irrestricto de otros. La Figura Material Programa de Educación para la No
Nº2 muestra cómo la presencia de redes Violencia. Santiago: Centro de Estudios
de apoyo dota de poder a los espectadores, y Promoción del Buen Trato, Pontificia
permitiéndoles nivelarse y reunir la fuerza Universidad Católica de Chile.
necesaria para convertirse en agentes. Sólo de
2. Barudy, J. (1998). El dolor invisible de
este modo tendrán opción de enfrentarse al
la infancia. Una lectura ecosistémica del
agresor y al círculo que muy probablemente
maltrato infantil. Barcelona: Paidós.
estará dispuesto a blindarlo.
3. Barudy, J. (1999). Maltrato infantil. Ecología
Figura Nº 2 : Redes de Apoyo social: Prevención y reparación. Santiago:
Galdoc.

4. CECH. Consejo nacional para la


prevención de abusos a menores de edad
y acompañamiento a las víctimas (2011).
Medidas básicas para acoger a las víctimas
de abuso sexual en la Iglesia Católica.
Santiago: Conferencia Episcopal de Chile.
Recuperado el 12 de marzo de 2014 de
Terceros que se suman a otros terceros,
http://www.iglesia.cl/prevenirabusos/
aunando fuerzas para romper el silencio,
documentos.php.
parece ser la consigna a seguir. A decir de Jorge
5. Herman, J. (2004). Trauma y recuperación.
Barudy (comunicación personal), cuando de
Cómo superar las consecuencias de la
interrumpir los abusos se trata, cada uno debe
violencia. Madrid: Espasa Calpe.
hacer lo que puede, desde el lugar en que está;
6. López, F. (1999). La inocencia rota. Abusos
ni más, ni menos que esto. Si cada cual cumple
sexuales a menores. Barcelona: Océano.
con lo suyo, aumentan las esperanzas de
proteger a niños y jóvenes de manera eficiente. 7. Martínez, J. (2014). Abuso sexual infantil
Todos podemos hacer o no hacer algo; cada y psicoterapia: Análisis critico del concepto
cual elige en qué tipo de tercero se convertirá. “reparación”. Tesis para optar al grado
de Magister en Psicología, mención

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Psicología Clínica Infanto Juvenil. Facultad


de Ciencias Sociales, Escuela de Postgrado,
Universidad de Chile.

8. Olafson, E. (2011). Interpersonal traumatic


events. Journal of Child and Adolescent
Trauma, 4, 8-21.

9. Perrone, R. y Nannini, M. (1997). Violencia


y abusos sexuales en la familia. Un abordaje
sistémico y comunicacional. Buenos Aires:
Paidós.

10. Ravazzola, C. (1997). Historias Infames: Los


maltratos en las relaciones. Buenos Aires:
Paidós.

11. Rieser, M. (1991). Recantation in child


sexual abuse cases. Child Welfare, 70, (6),
611– 621.

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