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Cátedra Universitaria

damente no tuvimos nosotros en los ya lejanos años estudiantiles


de 1971. Los universitarios de Colombia hemos esperado práctica-
mente un siglo (desde Córdoba, Argentina, 1918), sin poder lograr
las reivindicaciones democráticas que ya operan en buena parte de
países del mundo civilizado.

Por ello hay que aprender del pasado, de todo y de todos. Sí, apren-
der de Marx, pero no solo de Marx, sino de Nietzsche, de Sartre y de
todos los pensadores osados de la humanidad, comenzando por los
griegos. Aprender de Apolo, pero también de Dionisos. Aprender de
Dios, pero también del diablo. Aprender de las luchas de todos los
pueblos, de los rusos, de los chinos, de los vietnamitas, de Angola,
de Albania, de Corea del Norte y Corea del Sur, de los cubanos de III PARTE
Cuba y de los cubanos de Miami y, sobre todo, de la “primavera ára-
be”. Se trata de asimilar todo lo que nos sirva de esa semilla univer-
LA UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO
sal que los estoicos llamaban logos, como en el foro de Yemán: “¡Que
se abran cien flores y compitan cien escuelas filosóficas!” para po-
der lograr la nueva democracia en nuestro país. –PENSAMIENTO EDUCATIVO DEL FILÓSOFO
JULIO ENRIQUE BLANCO Y SUS PROYECCIONES–
Esta lucha, por hacer amable a la Reforma de marras, se generalizó
en todas las universidades del país a nivel de paro activo y masivo
con apoyo y simpatía ciudadana.

Y la propuesta de “Reforma” fue retirada del Congreso por parte del


presidente Santos. Se han ganado puntos, solo puntos. En el fondo
todavía no se ha ganado nada sino la promesa de la construcción de
una verdadera Reforma que se forje de abajo hacia arriba. Es decir,
con la participación activa del ser universitario. Pero, sobre todo,
con el apoyo social.

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3.1. Premisas Filosóficas

Evidentemente, la filosofía nació como magisterio. Todos los filó-


sofos, aun sin proponérselo, han hecho escuela y discípulos: son
maestros. De lo que se trata en estos acápites sucesivos es de cómo
un filósofo, nuestro, deliberadamente, construyó educación supe-
rior para su polis, tratando de armonizar su desarrollo material, in-
suflándole el faltante desarrollo espiritual. Ese legado del filósofo
barranquillero Julio Enrique Blanco es la Universidad del Atlántico.
Por tanto, lo que sigue se convierte en un llamado para que nuestra
Alma Mater sea recuperada por los universitarios de hoy para que,
dialécticamente, se retorne a los principios que la engendraron,
persuadiendo a la clase dirigente a darle el tratamiento que merece
y le pertenece y continúe superándose como históricamente lo ha
hecho, pero de manera superior.

Nacido en 1890 en Barranquilla, Julio Enrique Blanco fue un pensa-


dor autodidacta, quien llegó a convertirse en el primer exponente
de la filosofía moderna en Colombia. Como ya se dijo, desde fines
del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, el interior del
país vivía en plena “Regeneración Conservadora” y los estudios fi-
losóficos se reducían al neotomismo, según lo reglamentaba el Con-
cordato firmado con la Santa Sede tres años antes de que naciera
Blanco. No obstante, pese a los dispositivos de censura impulsados
por la Iglesia y el régimen, circularon, por otros circuitos, conoci-
mientos y doctrinas alternativas, como el anarquismo, por ejemplo.
En la costa Caribe la masonería y su crecimiento fue incontenible.

Hacia el segundo decenio de la pasada centuria, Barranquilla, puer-


to de intenso comercio, inicia el proceso de industrialización siendo
gran parte del país prácticamente agropecuario. Bogotá vivía y pen-

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saba de manera clerical y seguía siendo encomendada al Sagrado ellos lo hizo a su modo, sucesiva y respectivamente: desde la plaza,
Corazón de Jesús y a la Virgen de Chiquinquirá. Al respecto nos dice desde la Academia, desde el Liceo, siendo este último proyectado
el filósofo Rafael Gutiérrez Girardot: “Con su centralismo de ances- hasta la Corte de Macedonia de Filipo II y su hijo Alejandro, El Mag-
tro español y encomendero, la clase señorial sabanera había arras- no. Posteriormente, los emperadores romanos se hicieron rodear
trado a todo el país en su ambiente opaco y conventual; no mesura, igual de filósofos para orientar los destinos de Roma, que sería, a la
tacto y discreción, sino mediocridad, pobreza y terco aislamiento postre, la base de este mundo occidental en el cual estamos situa-
del mundo moderno”. dos.

Pero afortunadamente no fue toda nuestra geografía. En un país Pero fue con la aparición de las universidades hace prácticamente
tan vasto como Colombia, a pesar de haberse perdido Panamá, de mil años (incluyendo el siglo XI donde se incubó), cuando se da esa
diversas y desconectadas regiones, el desarrollo no podía ser ho- estrecha relación entre Poder y Saber, en las famosas luchas por
mogéneo. Esto explica que mientras la llamada “Atenas Surameri- las supremacías de las investiduras entre las autoridades teológi-
cana” (sic), respiraba aromas de cirios e inciensos, en Barranquilla cas y civiles del Medioevo. Ambos poderes, repetimos, buscaron a
un pensador como Julio Enrique Blanco traducía directamente a las universidades para legitimar, a través del saber, sus respectivos
Kant del alemán y escribía ensayos filosóficos que merecían elogios poderes.
internacionales. Es decir, la Modernidad y el Medioevo coexistían
en el mismo país, en pueblos y regiones tan diferentes y distantes Esto contribuyó a la diseminación de las universidades por toda
como el Caribe y los Andes. Europa (y después por todo el mundo), las cuales eran creadas y
sostenidas por bulas o edictos, a favor de Papas o de reyes, como
Blanco estuvo leyendo y estudiando a Kant 75 años aproximada- bien lo sostenía el padre Alfonso Borrero Cabal. Desde entonces las
mente, desde sus años mozos, según el filósofo Eduardo Bermúdez. universidades han sido fundadas con el propósito (visión y misión)
Y pensamos que la relación entre filosofía y educación, a la cual él de incidir en la sociedad respectiva.
prestó tanta atención, se la debe al pensador de Köningsberg, prin-
cipalmente al texto Pedagogía; y tal vez influenciado por este, se En ese sentido, Julio Enrique Blanco se arma de historia universal,
convirtió en “un hombre de pensamiento y acción educativa”, como realidad concreta (Barranquilla), y el deber-ser filosófico de Kant
lo calificó su discípulo Julio Núñez Madachi. “Una filosofía sin ac- (relación Pedagogía y Filosofía, ver al respecto Utilidad Pedagógica
ción es como un concepto sin contenido”, solía decir el fundador. de la Filosofía), para construir Universidad en su polis y transfor-
marla. Así lo expresó en la sustentación de motivos para comenzar
La filosofía de la educación le señaló el camino a Blanco. Bien se su proyecto educativo: “Lo que busco […] es echar las bases de un
sabe que influir y transformar la polis fue el ideal filosófico antropo- conjunto institucional sobre el cual descanse, y del cual descanse,
céntrico griego. Después Sócrates, Platón y Aristóteles, cada uno de del cual dependa, la futura cultura, actividad industrial, adelanto

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científico, embellecimiento artístico, perfeccionamiento moral,


vida espiritual, en suma, de la ciudad para la cual todos esperamos
y anhelamos el más significado destino, Barranquilla”.

La labor del intelectual barranquillero se movió en la filosofía total,


pero específicamente entre la filosofía de la educación y la filoso-
fía práctica. La filosofía es meditación creadora y tiene que ver con
la “in-tele-agencia” que para él significaba “una actividad creado-
ra, por lo que piensa y esquematiza, razona e imagina y se inscribe
discursivamente, hacia una técnica intencional de fines prácticos”.
Blanco buscaba dejar una obra perdurable para su ciudad, la Na-
ción y más allá… “Podemos trabajar en el plan de una educación
conforme a un fin y entregar a la posteridad una orientación que
poco a poco pueda realizar...”.

El filósofo Julio Enrique Blanco de la Rosa (1890-1986), nuestro fundador

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3.2. El Museo del Atlántico Y el proceso arrancó gracias a circunstancias excepcionales. “A pe-
sar de las dificultades y la incidencia de factores negativos, la épo-
La Universidad del Atlántico surgió como producto final de un pro- ca de crisis mundial (II gran guerra), estos coinciden con el flore-
ceso que arrancó a partir de la creación del Museo del Atlántico. cimiento y esplendor de Barranquilla de la década de los 40”, nos
Todo el proyecto fue concebido, diseñado y culminado por el filó- señala el sociólogo Fernando Piñérez*: “Nuevas industrias, sobre
sofo Julio Enrique Blanco. El Museo sería la etapa previa, prepara- todo textileras, los mejores servicios públicos del país, el barrio
toria, a la fundación de la Universidad. Crearía las condiciones para más grande y residencial (El Prado), la de mayor pavimentación y
que germinaran los estudios superiores en Barranquilla. arborización, la primera urbe donde funcionara la Aduana Nacio-
nal, primer puerto marítimo, fluvial y aéreo, emisoras radiales y
Nuestra ciudad, era comparada por Julio Enrique Blanco con Fe- periódicos, índice demográfico de más de 200.000 habitantes con
nicia, urbe antigua, utilitarista y menesterosa, pero con escaso de- gran porcentaje de extranjeros y una imagen política aún positiva a
sarrollo espiritual. La proyectiva del filósofo era transformarla en nivel nacional, entre otros ítems a destacar”.
una ciudad alejandrina cuyo desarrollo material correspondiera
igualmente a un desarrollo espiritual, que solo podía lograrse con Además, en 1940 el Ministro de Educación era el dirigente popular
la educación superior. liberal Jorge Eliécer Gaitán, quien a su vez había nombrado director
de Instrucción Pública del Departamento del Atlántico a Julio Enri-
Con base en estos argumentos, Blanco consiguió que intelectuales que Blanco, que desde su influyente posición política se le facilitó
de la época como Benigno Acosta Polo, Edgardo Manotas Wilches, echar a andar su obra educativa.
Evaristo Sourdís, Juan B. Fernández, Alfonso Fuentes Mayor, Carlos
Rasch Isla, José Félix Fuenmayor, Ramón Vinyes, entre otros, com- Se trataba de democratizar la cultura, como dice en su nota perio-
partieran sus ideas y fueran solidarios con su proyecto. Así lo re- dística de El Heraldo de 1 de junio de 1940, J. Pérez Domenech, pág.
gistró el diario La Prensa (Barranquilla, abril 22 de 1940): Había 3: “El Museo del Atlántico es una contribución de singular significa-
que dotar la urbe “con una especie de Museo Atlántida, en el cual do a la educación.
se conjugue todo cuanto en la ciudad puede ofrecer al mundo de la
inteligencia”. ”La integración de los colegios de bachillerato y otros centros de
carácter histórico o entidades de investigación encontrarán lugar,
El programa fue esbozado poco después en la Revista del Museo del eco y cooperación de ese Leviathán de la cultura atlántica que ha
Atlántico, el cual aspiraba a ser un “Ateneo en donde Barranquilla buscado su rótulo al aparecer un tanto lírico y extraño, en el templo
pueda depositar lo mejor de su espíritu y desenvolverlo de acuer- donde los griegos erigieron a las musas para honrarlas trabajando.
do con sus actividades, pero sin dejarse absorber por un asfixiante
soplo materialista”. * Miembro del Simposio Permanente sobre la Universidad.

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Se trata, pues, de centralizar las fuentes docentes, culturales de la para la recolección, clasificación y debida exposición de todos los
ciudad para que la obra que realice el Estado sea más depurada y objetos naturales, geológicos, biológicos y etnológicos; el Instituto
fecunda y cale con mayor radio de acción en el alma de Barranquilla de Psicotécnica, para la investigación de las vocaciones, exploracio-
y de su litoral”. nes y aptitudes, verificación de pruebas mentales, etc.; el Ateneo
Atlanticense, para el fomento de la cultura; la Academia de Historia
La Ordenanza No. 035 de 1940 le dio vida al proyecto del Museo y Geografía, para los estudios respectivos; la Escuela de Enferme-
presentado por el filósofo: “Créase a partir del primero de julio del ras, para estudios que deben hacer las hospitalarias; el Instituto de
presente año y en la ciudad de Barranquilla el Museo del Atlántico, Educación Física; el Castillo de Salgar, para deportes terrestres y
el cual se constituirá por todos los institutos Oficiales de segunda marítimos; y el INSTITUTO DE TECNOLOGÍA, el cual se constituyó
enseñanza, de industriales, de artes y oficios complementarios y ya como Centro de estudios profesionales en la Química y en la Far-
demás que integran esta segunda enseñanza tales como: Bibliote- macia, que desde 1941 sin suspensión de actividades académicas y
ca pública, Ateneo, Escuela de Bellas Artes, Exposición de historia creciendo con otras facultades, da comienzos a la historia de nues-
natural, etc.”. tra Universidad del Atlántico. Tanto así, que el periódico estudiantil
del Instituto se llamó Universitario del Caribe, o sea, que existía con-
Las labores administrativas del Museo se centralizaron en una bella ciencia de que se estaba desarrollando Educación Superior o Uni-
edificación del barrio El Prado (calle 68 entre carreras 53 y 54). versitaria. Sobre esto seguiremos insistiendo más adelante…

Detallando, al Museo lo llegaron a componer coordinada, interco-


nectada y programáticamente las siguientes instituciones en uni-
dad:

El Colegio de Barranquilla para Varones, para los estudios de ba-


chillerato; el Colegio de Barranquilla para Señoritas, para el estu-
dio del magisterio; la Escuela Industrial, para el estudio práctico
de la mecánica, electricidad automotriz, forja, herrería, carpinte-
ría y ebanistería; la Escuela de Bellas Artes, para el estudio de la
música, plástica, dibujo y pintura; la Escuela de Comercio, para la
preparación de administradores mercantiles, industriales y banca-
rios; las escuelas complementarias, para la enseñanza de todos los Entrada al instituto de Tecnología ubicado inicialmente
en espacios cedidos por el CODEBA, 1941
oficios y artes manuales y domésticos; el Instituto de Fisiografía, Carrera 41 Calles 50 y 51

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3.3. Un Ideario Teleológico

Pero veamos cómo el propio Julio Enrique Blanco describió des-


pués su obra (ver Julio Núñez Madachi*: Julio Enrique Blanco. Diá-
logo con un hombre de pensamiento y acción educativa):

“El Museo del Atlántico era una institución integrante de la educa-


ción secundaria para otra superior, a fin de dirigir aquella desde
ésta, es decir, desde lo superior o, como si dijéramos, desde arriba
hacia abajo. Más aún, el Museo, como medio, debía crear el medio
material que aún no existía para la educación superior que, como
órgano de posterior acción, debía ser la Universidad del Atlántico.
En la concepción de todo ello se ejercía, pues, una clara inteligen-
Vista aérea de Barranquilla (1940)
cia que, pensando y esquematizando, razonando, imaginando, se
proponía, preocupándose de los medios adecuados, que, repito, no
existían.

”¿No era así como tenía que manifestarse una actividad de causas
que se proyectaban para programarse y prolongarse en efectos y
después estructurarse en metas bien previstas?

”Esta actividad creó, ante todo el Museo del Atlántico, cuya deno-
minación de ‘Museo’ reflejaba, en mis propósitos, la del primer
conjunto históricamente dado de instituciones educativas en que
preludiaba, con posibles interrogaciones de todos los institutos, la
Universidad del futuro. Pero aún más, con otros efectos finales pero
indirectos.

Centro de la Urbe (1940) * Miembro del Simposio Permanente sobre la Universidad.

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”Como el descentralizar el dominio absoluto, cerrado, que hasta en- La citada Ordenanza N° 24 del 3 de junio de 1941, por la cual se
tonces se había tenido de la enseñanza universitaria en la Capital de crea el Instituto de Tecnología en la ciudad de Barranquilla, dice de
la República. Porque obró indirectamente también este efecto final manera expresa en sus dos primeros artículos lo que sigue:
para hacer posible otros más anexos a él. ¿Cuáles?, verbigracia, los
de hacer posibles y crear medios y ambientes universitarios oficiales La Asamblea Departamental del Atlántico,
semejantes allí donde tampoco existían: Cali, Manizales y Bucara- en uso de sus facultades legales,
manga (las cursivas son nuestras).
ORDENA:
”En Barranquilla, debo repetirlo, mi ciudad natal, no existía –no po-
día existir– ningún indicio de que pudiera convertirse en una ciudad Artículo 1°. Amplíese la Ordenanza número 35 de 1940 con la crea-
universitaria. Mis primeros propósitos fueron, por tanto, los de crear, ción, en la ciudad de Barranquilla, y en los locales que se destinen
al efecto dentro del conjunto del “Museo del Atlántico”, el “Instituto
como se creó, mediante el Museo del Atlántico, un ambiente de edu-
de Tecnología” como establecimiento de enseñanza politécnica en
cación que fuera propicio a la fundación de una Universidad. Y esta
general.
vino a ser, al poco tiempo, la del Atlántico (las cursivas son nuestras).

Artículo 2°. El Instituto de Tecnología, se organizará ante todo, como


”Creados entonces estos medios y el ambiente; sacándolos de ele-
Centro de Enseñanza Superior para la preparación de Ingenieros
mentos inferiores como eran los de la enseñanza secundaria; se
Químicos, Químicos Farmacéuticos y Técnico Químico, quedando
hizo de ellos los elementos superiores para la enseñanza superior o
vinculado, como se expresa en el artículo anterior, al Museo del
universitaria. La inteligencia que llevó a cabo esta labor obró enton-
Atlántico (Las cursivas son nuestras).
ces, pues, como actividad que obraba efectos de medios para que [...]
por estos medios se obrasen efectos de fines. De fines que debían El Instituto, pues, recoge el pensamiento y la acción de Julio En-
cumplirse y que se cumplieron según lo digo: como metas, desig- rique Blanco: “Es Barranquilla, como capital del Departamento del
nios de la fundación de una Universidad: la del Atlántico”. Atlántico, y como la segunda o tercera ciudad de Colombia, la que
está llamada a tener la primera industria de todo el país, no solo
Es necesario insistir, resaltar y puntualizar, que dentro del Museo para la fabricación de artículos ya comerciales o listos para el mer-
del Atlántico, nacería el Instituto de Tecnología, Ordenanza 24 cado, sino para la elaboración de las principales materias primas
del 3 de junio de 1941, que se trató de un “establecimiento de que pueda necesitar el resto de la República más la maquinaria in-
enseñanza politécnica en general cuya función era preparar Inge- dustrial y agrícola en general” (las cursivas son nuestras).
nieros Químicos y Químicos Farmacéuticos que respondieran a las [...]
necesidades industriales de la ciudad en ese momento”. Empero, para mayor claridad sobre la fecha de inicios y reconoci-

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miento de nuestra Alma Mater como Institución de Estudios Su- Y en 1991, el Consejo Superior para conmemorar los 50 años (1941-
periores, están estos históricos registros de prensa. 1991) de la Universidad del Atlántico (y así lo registró la prensa local
y nacional) creó el Instituto de Filosofía “Julio Enrique Blanco”. Así
Sobre el nacimiento de la Universidad del Atlántico como Instituto mismo, “con motivo del cincuentenario”, instituyó la medalla “Julio
de Tecnología en 1941, el diario El Tiempo registró en octubre 2 Enrique Blanco” en las órdenes Gran Señor, Mérito Académico, Mé-
de 1966 (en octubre se celebraba tradicionalmente la Semana Uni- rito Científico, Mérito Cultural, Mérito Deportivo y Egresado Ilustre.
versitaria), bajo el título “La Universidad del Atlántico”, la siguiente
columna: Hoy llegamos, a pesar de todo, o, por ello, al 75 aniversario de Edu-
cación Superior ininterrumpidamente (1941-2016).
“Con un programa que incluye actos culturales, deportivos y socia-
les, disertaciones y mesas redondas, se inició ayer en Barranqui- Pero, para continuar con el orden cronológico en que veníamos, mi-
remos algunos apartes que reportó el diario El Espectador, a solo
lla la Semana Universitaria destinada a conmemorar los 25 años
cuatro años de creado el Museo del Atlántico y tres del Instituto de
de funcionamiento de la Universidad del Atlántico, justicieramente
Tecnología.
considerada como la auténtica “Alma Mater” de aquella sección de
la República, fundada hace cinco lustros por el doctor Julio Enrique
Blanco, a quien habrá que rendirle justo homenaje.

”Es ya notable la trayectoria de aquel centro académico, que ha dado


formación cultural y profesional a varias generaciones de gentes de
la costa Atlántica. En los tiempos iniciales, y aún en muy recientes,
no le faltaron a la Universidad del Atlántico las dificultades propias
de toda entidad que comienza el cumplimiento de una ambiciosa
tarea.

”El espíritu que la anima ha sido suficiente, con todo, para supe-
rar todos los inconvenientes. Y de esta manera la Universidad del
Atlántico ha logrado adquirir un nivel técnico y científico unánime-
mente reconocido y consolidado en 25 años de esforzada labor in-
vestigativa” (Recorte de periódico cortesía de Julio Núñez Madachi.
Las cursivas son nuestras).

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3.4. La Opinión de El Espectador de Bogotá


(Reproducido por El Heraldo, junio 8 de 1943. Apartes sobre el Museo)

“No es que Barranquilla esté perdiendo su categoría industrial de


primera línea, ni sus características de puerto dominado por el
tránsito y el estrépito. Es que está construyendo al lado de aquella,
una nueva categoría. Se han visto colmados ahora, con un público
extraído de todas las clases económicas, los conciertos de Zabaleta.
Hace diez, hace cinco años, el artista no habría logrado pasar de su
primera presentación.

”Este era el sitio en donde se desintegraban por falta de pago todas Escuela de Bellas Artes, hoy Facultad (calle 68 entre carrera 53 y 54).
las compañías de ópera o teatro con alguna categoría. Los empre- Allí se inició el Museo del Atlántico

sarios de espectáculos artísticos tenían a Barranquilla marcada en


que Blanco, no habría podido ser ni un comerciante, ni un financie-
los mapas del mundo con una cruz. Otros, más enterados, solían
ro, ni un político, sino un hombre de letras, un soñador.
distinguirla con los signos convencionales que en las cartas de na-
vegación sirven para localizar los bajos fondos y los escollos [...]
”Los lectores no entendían al señor Blanco completamente. Los
desconcertaba el que sus escritos sometieran las cosas al parecer
”Sin que nos diéramos cuenta las cosas empezaron a cambiar, y lue-
exclusivamente a la sensibilidad, a las ordenaciones del método fi-
go han cambiado con el ritmo veloz que aquí suelen exhibir todos losófico. Lo que sí se explicaba, era el que un hombre, un lanzado a
los procesos. La gente sonrió en un principio, si es que se ocuparon la especulación profunda, concibiera cosas tan fuera de las posibi-
siquiera de sonreír, cuando fue lanzada la iniciativa de lanzar un lidades, las tradiciones y las finanzas, sin embargo, cuando vieron
“museo del Atlántico” [...] que el nombre del señor Blanco venía en las revistas extranjeras y
que sobre él demoraban sus análisis pensadores, conocidos como
”El museo fue una concentración de enseñanzas secundarias o mejor grandes autoridades, comenzaron a sospechar que el señor Blanco
de la escultura secundaria en todos sus órdenes. Los centros de histo- tuviese una cultura y una mentalidad superiores a sus ambientes, y
ria, las academias, quedaron incorporadas. Se le sumó una escuela de que pudiera ocurrir aquella terrible cosa que ocurrió con el “patito
Bellas Artes, dirigida admirablemente, y se creó un instituto tecnoló- feo” en el cuento de Cristian Andersen.
gico para él (las cursivas son nuestras).
”La indiferencia se fue rompiendo y sin que el presupuesto supiera
”Era iniciativa de largo vuelo, requería erogaciones situadas fuera cómo, hubo dinero para las empresas consideradas en un principio
del presupuesto. Naturalmente el autor de la iniciativa, Julio Enri- como fantásticas. De entonces partió esa categoría de centro inte-

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lectual que Barranquilla empieza a estrenar. Aquello de que “nadie 3.5. La Techné sola no Basta
piensa, ni esculpe, y nadie escribe” que sobre alguna ciudad o sobre
todas las ciudades de la Costa dijera, Luis Carlos López, comenzó a Después de los refrescantes apartes históricos registrados por la
ser un concepto falso (las cursivas son nuestras). prensa nacional que no solo local, prosigamos con nuestro hilo con-
ductor:
”Salieron preocupaciones sobre la filosofía, sobre la escultura, so-
bre la música. La primera vez, al auditorio de la Escuela de Bellas
En el año 1942, en un salón del Colegio de Barranquilla, ubicado ha-
Artes fueron 20 personas. Después 90. Luego, la sala se muestra
cia la carrera 41 entre las calles 50 y 51, que todavía tiene inscrip-
colmada. Los artistas tuvieron una acogida. Se publicó una revista
del museo, dedicada a la alta cultura, en la que logran cabida cues- ciones en alto relieve (ver foto página 141), comenzó el Instituto
tiones relativas al método trascendente y en donde los problemas de Tecnología con el programa de Ingeniería Química. Ernesto Cor-
ontológicos se discuten. Para entender todas estas cosas, las gen- tissoz, que fue su Decano y que luego sería Rector del Alma Mater,
tes se interesaron por ilustrarse, y los profesores adquirieron, al expresó en 1999 en la Revista Ingeniería lo siguiente sobre el Ins-
mismo tiempo que los dependientes de almacén y los secretarios tituto: “ya desde comienzos del año 1941 se habían iniciado cursos
ejecutivos, algunas nociones sobre Erasmo y el humanismo. preuniversitarios, dirigidos por Abrahán Thaie, ingeniero químico
formado en Chile; una vez en el grupo, el análisis y las conclusiones
”El vuelco ha sido vertiginoso, hay un ambiente intelectual indu- fueron que el Centro que se creara debería ser, desde un comienzo,
dablemente. Y él demuestra lo que un solo intelectual, con volun- una Universidad de carácter Tecnológico, cuya primera Facultad se-
tad de servicio, puede hacer por su medio aun en las circunstancias ría de Ingeniería Química y se avanzaría hasta cubrir las diferentes
más imposibles”. ramas de la ingeniería [...] Sobre el carácter universitario del Institu-
to de Tecnología no cabe la menor duda” (las cursivas son nuestras).

Obviamente, el ideal de Julio Enrique Blanco no era quedarse ex-


clusivamente con Ingeniería Química, sino “ir extendiendo la ense-
ñanza de la ingeniería hasta abarcar todas las ramas de ella [...] no
ingenieros de capacidades comunes y corrientes, como para vivir
en empleos de meros profesionales. Sí ingenieros capacitados para
obras de gran aliento que necesitaba –sigue necesitando– nuestro
país de tanto retardo en su desarrollo. Ingenieros para dominio
del medio físico, geográfico, aéreo, urbano, fluvial y marítimo de la
nación, comenzando por nuestro departamento del Atlántico”. La
Museo del Atlántico en 1940 actual Facultad de Ingenierías duró muchas décadas con su progra-

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ma primigenio, Ingeniería Química, exclusivamente (ver Facultad te con el desarrollo espiritual. Primero Ingeniería Química y Quími-
de Ingenierías en el siguiente capítulo). ca y Farmacia, para el progreso de la sociedad, continuando con las
Artes hasta la Facultad de Humanidades donde tendrá su lugar la
La Ingeniería Química, la Química y Farmacia o las enseñanzas que filosofía. Es decir: Homo faber, Homo sapiens, Homo phylosophus…
promovieran los conocimientos científicos, tecnológicos y las prác- todo por ciclos hasta una finalidad eficiente y teleológicamente di-
ticas técnicas, tampoco eran para Julio Enrique Blanco unilaterales. señada. Y, obviamente, cada ciclo debía ser superior al anterior.
Según el filósofo, aunque la Techné era absolutamente indispensa-
ble, ella necesariamente tenía que ser completada “mediante ense- Por ello, el Instituto de Tecnología (la célula primigenia de la Uni-
ñanzas que promovieran los dominios de las artes y en general de versidad, reiteramos) evolucionó hacia la “Institución Politécnica
las humanidades, en una suma o síntesis del hombre como valor de del Caribe”, Ordenanza 36 de 1945. Es necesario anotar que para
cultura. Todo, pues, a fin de educar al ser humano para hacer de él esta fecha ya había sido fundada la Facultad de Comercio Superior
con este valor un hombre completo. No educándolo para que fuera y Finanzas (hoy Facultad de Ciencias Económicas, ver siguiente ca-
una mera mitad, como ahora se hace, con capacitación únicamente pítulo), pues la creciente industria, las pujantes empresas y el co-
de aplicaciones prácticas en producciones industriales o de gestio- mercio acelerado de la ciudad, la necesitaban.
nes comerciales que excluyen las enseñanzas culturales, sino com-
plementando aquellas con estas”. Evidentemente no hay ciencia sin La Institución Politécnica del Caribe es, ahora sí, autónoma con
hombre, por lo que toda ciencia es definitivamente humana. respecto al Museo del Atlántico. Contará con su propio Rector y un
Consejo Directivo. Se estructura la categoría de profesor de tiem-
La preocupación de Blanco por no ser “unidimensional” lo llevó a po completo con dedicación de ocho horas diarias, sin poder ser
considerar la Escuela de Bellas Artes como “unidad integral de mú- docente de ninguna otra institución educativa, pública o privada.
sica y pintura, a fin que en ella, y por ella, irradiasen después las en- Un año más tarde, de esta Institución cristalizará definitivamente
señanzas de las demás artes que dan ornato y cultura a la existencia la Universidad del Atlántico nominalmente dicha. El proceso ascen-
humana y más aún, indicando que allende a estas debía tenderse a dente y gradual de Museo, Instituto de Tecnología, Institución Poli-
la creación de una Facultad de Humanidades, ya que son las ense- técnica del Caribe y Universidad, todo ininterrumpidamente y con
ñanzas de estas las que coronan, por decirse así, toda obra genuina, crecimiento ascendente, había llegado a su “mayoría de edad”. Sin
verdadera cultura, valor del humano dentro de una sociedad”, como preparación para fecundar y sin período de gestación, jamás se hu-
se lo indicó a Julio Núñez Madachi, en una extensa entrevista pu- biera podido llegar al Temporis partus, solo que sea por la emisión
blicada a modo de libro por la Universidad del Atlántico en el año de un decreto formal o de generación espontánea como afirman,
2000 (reseñada en la Bibliografía). con todo su derecho, algunos historiadores amigos.

De esta manera, Blanco concebía el desarrollo material concomitan-

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3.6. La Universidad del Atlántico dada la Universidad como tal. En esa acta numerada como 64 y no
Nominalmente Dicha como número 1, puede leerse:

La Ordenanza 42 del 15 de junio de 1946 creó formalmente la Uni- “Seguidamente el señor Rector (Julio Enrique Blanco) de la Uni-
versidad del Atlántico, siendo también su primer Rector Julio Enri- versidad expuso que como la Ordenanza N°42 del presente año
que Blanco. Transcribamos los tres primeros artículos que definen (1946), crea la Universidad del Atlántico quedando incorporado a
académicamente la composición inicial del Alma Mater: dicha Universidad el Instituto de Tecnología, sin afectar la continui-
dad de la marcha de este, considera que tanto las actas de sesiones
“Ordenanza número 42 de 1946 como las resoluciones y acuerdos continúan con el orden numérico
(Junio 15) desde la primera del 30 de enero de 1942 (fecha en que comenzó a
funcionar el Instituto) hacia adelante en consecutivo seguido hasta
Por la cual se crea la Universidad del Atlántico. la fecha con el mismo Consejo Directivo ya constituido conforme
La Asamblea Departamental del Atlántico a los estatutos y según consta en las actas correspondientes” (las
en uso de sus facultades legales cursivas son nuestras).

ORDENA: Mayor claridad al respecto, ¡imposible! (extraído del libro Visión


de la Universidad ante el siglo XXI, del filósofo Jesús Ferro Bayona*,
Artículo 1° Fúndase la Universidad del Atlántico. Rector de la Universidad del Norte). Es suficiente.

Artículo 2° La Universidad del Atlántico reemplazará la Institución


Politécnica del Caribe, creada por medio de la Ordenanza número
36 de 1945.

Artículo 3° Incorpórase en la misma Universidad del Atlántico los


siguientes establecimientos oficiales: a) El Instituto de Tecnología;
b) La Escuela Industrial del Atlántico; c) La Escuela de Bellas Artes
y d) El Castillo de Salgar”.

Un argumento irrebatible de que todo el proceso fue uno solo, pro-


gresivo e ininterrumpido de Instituto de Tecnología a Universidad
del Atlántico, lo expuso el mismo fundador Julio Enrique Blanco en
reunión de Consejo Directivo del 1 de agosto de 1946, recién fun- * Miembro del Simposio Permanente sobre la Universidad.

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3.7. Los Hominis Exturbantes además de gobernantes que dejaran de ser meros instrumentos de
finalidades políticas y abrieran su entendimiento a la comprensión
Empero, desde sus comienzos como “Universidad”, Julio Enrique del valor inmensamente humano de la educación. Y en verdad de una
Blanco tuvo que luchar contra los hominis exturbantes: “El mundo educación integral como la planificada en el Museo y la Universidad
está muy lleno de hombres que se mueven, a sabiendas o ignoradas, del Atlántico, para aplicarse a ella con interés intrínseco, es decir, en
con un instinto animal de estorbar y destruir todo cuanto muestra sí y por sí, con amor –amor intelectual– rara ave entre gobernantes
la tendencia de la humanidad a emerger en una cultura superior. que juzgan que se gobierna solamente con lo que ellos llaman a su
Son tipos de seres medio humanos que no pueden clasificarse ni acomodo político” (las cursivas son nuestras).
como homines fabricantes ni como homines sapientes.
Evidentemente esta falta de amor por Sophya, la falta de hombres
“Son, en realidad, hominis exturbantes: hombres estorbantes de verdaderamente universitarios y la consiguiente “pérdida de su
todo cuanto se hace en pos de fines elevados de la cultura. Diríase rumbo”, han sido las causas internas en que se ha debatido históri-
que se animan solo por un irracional instinto de destruir todo cuan- camente nuestra Alma Mater.
to se les presenta de constructivo para estos fines que detestan. La
existencia de tales hombres que estorban todo cuanto no pueden Quizá por su casi permanente huerfanía (sic) de dirección, en el
destruirlo inmediatamente, es lo que ha causado la desarticulación “Diálogo” citado y ante la pregunta de su discípulo Julio Núñez Ma-
de lo que yo me propuse construir en grande escala”. Es decir, as- dachi, en el sentido de lo que debe ser un Rector de la Universidad,
cender al hombre con mayoría de edad, crítico y transformador. Ese el filósofo casi 40 años después de ejercer la rectoría de la Universi-
es el fin último, el arquetipo ideal, el deber ser, pero los homúnculos dad del Atlántico, nos dejó la siguiente enseñanza:
siguen.
“Vayamos al grano de la pregunta que usted me ha hecho, para pre-
No obstante, su Fundador y primer Rector visionó la perspectiva cisarle yo cómo es que concibo y pienso lo que en general debe ser
para salir adelante: un Rector de Universidad.

“Para que fuera progresando como debía (la Universidad), deman- ”Miremos para el caso lo que son el concepto y el pensamiento
daba, exigía, no solo de Decanos competentes en sus especializa- esenciales de lo que debe ser este Rector. Para precisarlo en nues-
ciones, sino de un Rector de comprensión universal de lo que debía tras mentes, sabemos ya cuáles son las notas o cualidades intelec-
ser la educación superior, universitaria, como medio para fomentar tuales que deben distinguirlo: las de un cerebro, por decirlo así no
civilización y promover cultura (paréntesis nuestro). solo teórico de ideas fundamentales, sino práctico de acciones edu-
cativas que abarquen, como ya lo hemos dicho, pero yo tengo que
“Y no solamente demandaba o exigía un Rector de categoría, de una insistir en repetirlo, lo universal de las civilizaciones y culturas ya
inteligencia universal de lo que civiliza y hace cultos los pueblos, sino históricas del género humano. Lo que implica, por tanto, que el Rec-

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tor de la Universidad debe ser no solo un doctor y erudito en huma-


nidades, sino un perito en la aplicación de estas a la educación.

”Viendo entonces nosotros que no es ningún especialista de alguna de


las tantas ciencias y técnicas o tecnologías especiales que hoy existen,
¿quién puede ser considerado como el adecuado para ser el Rector,
a quién nos estamos refiriendo? La especialización pone límites a la
mentalidad de un especialista. Y esas limitaciones no solo le hacen
ser parcial, sino que le impiden ser justo y amplio con las exigencias
de la cultura en general elevada a los más altos planos” (las cursivas
son nuestras).

Pero, a pesar de todo, nuestra Universidad del Atlántico, a través de


estos 75 años, ha continuado, en general, la tarea académica pres-
Sede del antiguo CODEBA (Carrera 41 Calle 51 esquina)
crita por su fundador. Miremos sus proyecciones cuando todo se
hubo consumado.

Desde el mismo año de su reconocimiento como Universidad, des-


cubrimos en los archivos de El Heraldo (diciembre 12 de 1946), que
ella se hubo vinculado a los V Juegos Deportivos Centroamerica-
nos y del Caribe, cuya sede fue Barranquilla, con la apertura en el
Centro de Exposiciones de la Escuela de Bellas Artes del VII Salón
de Artistas Colombianos, como complemento cultural a las gestas
internacionales del músculo. También organizó y presentó al públi-
co y a los deportistas, un concurso de Arte Centroamericano y del
Caribe en Pintura, Escultura y Arquitectura.

Igualmente el diario El Heraldo en 1950 (julio 3) registraría la pri-


mera “Semana Universitaria” (después se desplazaría para octubre)
para la comunión de la Universidad con la ciudad. Comunión esta
que debió ser indisoluble y proyectarse para siempre, cuestión que
Castillo de Salgar, ubicado a orillas del mar en el puerto de su nombre infortunadamente no sucedió, como veremos más adelante.

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3.8. Tarea “Consumada”

A la rectoría de Julio Enrique Blanco, le sucedió la de Rafael Tovar


Ariza. Durante su administración (1946-1950) se estructura la Fa-
cultad de Arquitectura y el Instituto Etnográfico. También se ges-
tiona la personería jurídica, se aprueban estatutos y reglamentos
para que se le otorgue el reconocimiento oficial para expedir títulos
y diplomas con “efecto retroactivo a partir del 15 de junio de 1946”.

Llenados ya todos los requisitos complementarios de ley, la Univer-


sidad del Atlántico era ya una “realidad real”. Con principios filosó-
ficos sólidos, en armonía con el desarrollo material de la ciudad y
con la excelsa función de insuflar vida espiritual a la urbe.

La década del 50 y la mitad del 60, pueden ser consideradas como


la época de oro del Alma Mater. Su ejemplo fue imitado en el in- Vista frontal de la entrada principal de la sede centro
(carreras 41 y 43 entre calles 50 y 51)
terior del país, en aquellas zonas que carecían de instituciones de
estudios superiores, como bien lo expresara Julio Enrique Blanco,
nuestras). Tal vez por no poder mantener esa línea de gratuidad,
ya citado al respecto.
dos años después de terminada la administración del doctor San-
tiago Zúñiga, en su segunda rectoría (1959) Julio Enrique Blanco
Se hace necesario resaltar que todavía hacia el año 1956 la Univer-
solo duró meses, renunciando para no volver jamás.
sidad del Atlántico había mantenido a costa de sacrificios sin par, la
línea consecuente de educación pública superior gratis coherente
con lo que concibió el fundador desde 1941, cuando se fundó el Por otra parte es menester anotar que todavía, para estos tiempos
Instituto de Tecnología. Barranquilla era considerada “una economía de expansión”, como
lo expresara José Raimundo Sojo en la citada revista El Economista.
Santiago Zúñiga, quien ejerció la rectoría de 1955 a 1957, afirmó en Allí mismo, don Samuel Hallopeter expresa que “Barranquilla no
una declaración a la revista El Economista, en 1956, que “en busca se ha estancado [...] sino que, por el contrario, avanza con extraor-
de su acercamiento al pueblo, la Universidad del Atlántico, marcha dinaria rapidez (pero que) habrá que pensar todos los días en la
a la cabeza de sus similares del país. Hemos establecido una educa- manera de resolver las exigencias que su desarrollo demanda”. En
ción enteramente gratuita [...] este es un gran paso hacia la completa ese momento, mediados de la década del 50, la ciudad apenas iba a
democratización de la Enseñanza Universitaria” (las cursivas son frisar los 500.000 habitantes.

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En esa misma época Studia, revista institucional del Alma Mater, 3.9. Años Dorados
destaca la relación de la Universidad con la empresa privada; se re-
gistra la inauguración el día 20 de julio de 1955 de dos plantas más Estos comenzaron a partir de 1950 en adelante. La Universidad ha-
para la sede (solo existía la planta baja), que contó con el apoyo bía empezado a crecer. Se fundaron nuevas facultades: en 1951, Ar-
económico de don Julio Mario Santo Domingo; el donativo de un quitectura, en 1955, Derecho (ideada por el doctor Rodrigo Noguera
laboratorio completo por parte de Intercol para el análisis de pe- Barreneche, creador también de la desaparecida revista Studia, de
tróleo y asfaltos; el ofrecimiento para costear (o becar) estudiantes elogios internacionales), y Ciencias de la Educación, en 1963 (que
por Sears Roebuck and Company; lo mismo que invitaciones para devino de la Escuela Superior de Idiomas y la Universidad Pedagó-
cursos con la Cepal, etc. Es decir, la relación con el entorno econó- gica del Caribe, ambas obras del profesor Alberto Assa). Hoy esta
Facultad es la mayor en número de estudiantes, pues tiene nueve
mico y social era perfecta.
programas de pregrado, sin contar los postgrados (ver Facultad de
Ciencias de la Educación, en el próximo capítulo).

Durante estos tiempos la armonía con la clase política, la industria


y los gremios de Barranquilla era admirable. La población de es-
tudiantes crecía porque el éxodo estudiantil hacia el interior o el
exterior disminuyó: por ello la sociedad creía en su Universidad y le
brindaba todo el apoyo. Había respeto hacia la Institución. El pre-
supuesto era manejado con razón y con ración específicas. El nivel
académico, excelente. Existía una verdadera comunidad de profe-
sores universitarios y estudiantes universitarios (léanse ambos tér-
minos en su justa medida y subrayados los adjetivos) como en las
Universitas primigenias.

La Universidad realizaba sus propios exámenes de admisión para


escoger los mejores alumnos sin distingo de clases sociales. Por ca-
pacidades. Luego la entrevista de rigor. El “poder del saber” impera-
ba, la politiquería a raya; a lo sumo, por debajo de la puerta, por la
rendija, se colaba una que otra influencia o recomendación, pues de
seguro “la selección natural” (léase intelectual) los eliminaba. Sin
duda, la clase dirigente de la ciudad estaba satisfecha: la Universi-
dad del Atlántico era competente para educar y formar los futuros
cuadros dirigentes de la sociedad.

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Evidentemente esta afirmación se plasma en la opinión del exrector 3.10. Crisis de la Ciudad
Fernando Cepeda y Roca en la revista El Economista, varias veces
citada: “Tres son los pilares básicos del progreso de la urbe: puer- Barranquilla es hija de la República, ciudad libertaria. No conoció
to, industria, y Universidad; desatender uno de ellos es dejar cojo o la esclavitud. Fue erigida en Villa en 1813 como “Premio al patrio-
con muletas el porvenir barranquillero. Primero fue el puerto, claro tismo”; así se lee en su escudo y también lo canta su himno. Cuatro
está; pero alrededor de él se fueron aglutinando factorías que en el años después de la Batalla de Boyacá, nuestra ciudad inicia su me-
devenir dieron origen a industrias prósperas y luego del emporio, teórica carrera, que ha marcado hitos en la historia de Colombia.
en cumplimiento de una ley sociológica determinante, apareció la
Veamos los principales, según separata del diario El Heraldo, del 7
Universidad, Instituto de Tecnología, amalgama de facultades técni-
de abril de 2013, “Barranquilla, ciudad pionera de Colombia”:
cas, ordenación científica de lo que había y lo que habría de ser” (las
cursivas son nuestras).
Inició la navegación a vapor por el río Magdalena (1823). Primer
puerto del país (1849). Primera línea férrea (1871). Primer servi-
Este era, según el historiador Jaime Colpas, la visión del “liberalis-
cio telefónico (1882). Primera empresa privada de servicio telefó-
mo ilustrado” que había apoyado a Julio Enrique Blanco en su gesta
nico (1885). Primer gran muelle del país: Puerto Colombia (1893).
por la organización de los Estudios Superiores en Barranquilla en
Primera ciudad del país que conoció el cine (1897). Primer vuelo
consonancia con los intereses de la burguesía y que lideró política-
de avión (1912). Primera en la aviación comercial (1918). Primer
mente muchas justas en Barranquilla y el Departamento. Comen-
zando con el gobernador Joaquín Lafaurie (1940-42) y continuando correo aéreo (1919). Primeros vuelos internacionales (1925). Pri-
con Rafael Blanco De la Rosa (1942-44), Alberto Pumarejo (1944- meras Empresas Públicas Municipales (1925). Primera emisora co-
46) y José Blanco Núñez (1946-48). De 1948 en adelante, esta casta mercial de radio (1929). Primer semáforo del país (1929). Primer
fue desplazada después del asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Hotel Turístico: Hotel El Prado (1930). Primer estadio olímpico
Gaitán, por políticos del partido Conservador, que asumió el poder (1935). Primer puerto marítimo y fluvial del país (1936). Primera
hasta la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla. Universidad pública descentralizada (1941), agrego yo.

Sin embargo, esta situación del orden nacional no logró vulnerar Mas no todo ha sido liderazgo en el desarrollo material. Nuestra
seriamente a nuestra Institución, que estaba en su plena “época de ciudad debe reclamar el haber sido cuna de pensadores que tam-
oro”. Pero ya se avecinaban los gamonales y politiqueros de la peor bién fueron primeros en Colombia de sus respectivas disciplinas.
pelambre, que terminaron por tomarse la ciudad para que campea- Además de Julio Enrique Blanco, como primer representante de la
ra la corruptela y los malos manejos en el oficio público. Barran- Filosofía Moderna, están Luis Eduardo Nieto Arteta, primero en in-
quilla entra en crisis, agravada o congruente con las migraciones troducir la economía en la Historia de Colombia; Orlando Fals Bor-
campesinas ocurridas en la década de los 60, en cuyo mediado se da da, fundador de la Sociología moderna; Alejandro Obregón, primer
la fractura de la Universidad con la “nueva clase política”. exponente del arte moderno; y el “Grupo de Barranquilla”, conocido

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y reconocido mundialmente, y que fue definitivo en la formación de mando en la ciudad y el Departamento con sus desastrosas con-
literaria de nuestro premio Nobel Gabriel García Márquez. Amén de secuencias.
las excelsas poetisas Amira De la Rosa y Meira Delmar.
Y con la crisis de Barranquilla y el Atlántico comienza también la
Sin embargo, desde principios de la década de los 60 Barranquilla, crisis del Alma Mater. Si bien la concepción filosófica congruente
como “capital” de la Costa, empezó a sufrir oleadas de migraciones con las condiciones socioeconómicas de los años 40 fue la cuna de
de las cuales no nos hemos podido recuperar porque aún conti- la Universidad del Atlántico, la crisis de la ciudad en los ámbitos de
núan. El impulso que requería la industria motivó éxodos campe- su modelo de desarrollo económico, social y cultural, incidiría en el
sinos: mano de obra barata proveniente del campo a cambio de un extravío y pérdida de su rumbo institucional.
bien-estar falso en la ciudad más próspera del Caribe colombiano.
Es así cómo hacia mediados de los años 60, irrumpe en Barranqui-
lla el fenómeno universitario privado. Es decir, frente a la crisis de
Las estadísticas de esos tiempos indican que en el país la propor-
la Universidad del Atlántico, en vez de enfrentarla y superarla, la
ción aproximada ciudad-campo estaba entre 30 %-70 %, respecti-
“clase dirigente” respondió con una organización privada paralela,
vamente. Fue una política de “Frente Nacional” para distensionar
a la cual la élite burguesa le confió sus hijos y desde entonces per-
los conflictos del campo, zona casi exclusiva (o más ligada) a la vio-
manentemente la ha rodeado, fortalecido y apoyado, a través de los
lencia social del país (hoy esta proporción se estima se ha invertido
gremios, la industria y el mismo gobierno.
70 % - 30 % ciudad-campo).

La Universidad privada (incluso con el servicio académico de nues-


El índice demográfico súbito y sin planificación alteró la normali-
tros propios profesores y egresados), comenzó a llenar el “vacío”
dad urbana y todos los servicios públicos, ya que Barranquilla no dejado por el Alma Mater que, en competencia desigual, ha sobre-
podía satisfacer tanta demanda por lo que su bien-estar anterior se vivido maltrecha y sin encontrar todavía una verdadera solución
desmoronó. económica de fondo. Hoy es orgullosamente la Universidad de los
pobres, pero no es una pobre Universidad, como muy, a pesar de
La imposibilidad de absorber la fuerza de trabajo sin calificación todo, vamos a demostrarlo más adelante.
que llegaba a cántaros, multiplicó el empleo marginal, el subempleo
y, por supuesto, el desempleo, por falta de subsidios de parte del
Estado para su asimilación. Esta masa desesperada y llena de nece-
sidades fue caldo de cultivo para que emergieran los politiqueros,
que apoyados en la ignorancia electoral y con base en promesas
falsas, terminaron por penetrar buena parte de los cargos públicos

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3.11. El Déficit Galopante por décadas, sobre todo por ser Universidad de provincia y sin ver-
dadero respaldo político que intercediera ante el gobierno central,
Nuestra Universidad históricamente había existido con déficit, pero nos llevó a un endeudamiento con los proveedores, los trabajado-
limitado y manejable. Los rectores desde Julio Enrique Blanco han res y los profesores (arruinándose de paso nuestra propia Unidad
tenido que hacer malabarismo financiero. “Su deber primario y ab- de Salud) del cual, en la medida que lleguen los dineros obligados
sorbente consiste en garantizar la supervivencia de la Universidad, por la acción del poder judicial, nos daría respiro presupuestal.
es decir, obtener los recursos mínimos para cumplir con los gastos
indispensables de funcionamiento [...] Antes que cualquier cosa, un Lo que realmente ocurrió fue que parte de los recursos transferidos
rector es el administrador de un déficit permanente”. por la nación para el funcionamiento de la Institución, tenía que ser
destinada al personal que se había jubilado legalmente y que no se
Pero la crisis económica de que hablamos y que nosotros vivimos y podía desamparar. Así las cosas, mes a mes, año tras año, década
sufrimos producto de esta acumulación progresiva, llegó a tal pun- tras década, este pasivo pensional asumido y no reconocido por el
to que estuvimos al borde del cierre por estar ilíquidos, con varias Estado, casi nos mata.
mesadas atrasadas y deudas sin par, porque el Estado no giraba los
dineros a tiempo sino por retazos, convirtiéndose el déficit en cró- No obstante las difíciles condiciones económicas señaladas, la Uni-
nico y galopante. versidad del Atlántico no solo se mantuvo abierta sino que siguió
funcionando y creciendo a costa del sacrificio de profesores y tra-
Esto, aunado a la mala imagen por parte de la politiquería de la bajadores para atender las demandas de educación superior popu-
ciudad y el Departamento que nos visitaba con frecuencia para de- lar de la ciudad, el Departamento y la Región, ignorando incluso
predarnos, hizo que nuestra desmirriada economía colapsara, de- el múltiple paralelismo universitario privado que aumentaba cada
terminando que el gobierno central le aplicara la Ley 550 (Ley de vez más. Por ello, de la década del 70 en adelante se crearon las
quiebra) en el año 2006. Por ello, se hace necesario decir que si el carreras nocturnas con recursos docentes propios, se incorporan
Estado hubiera cumplido regularmente con sus obligaciones, espe- o asimilan otros programas como Contaduría, Administración, Nu-
cíficamente con la carga pensional, nunca se hubiera presentado la trición y Dietética, Música y Pintura; y producto de la Ley 30 de
necesidad de la mencionada intervención liquidadora. 1992, se fundaron las Facultades de Ciencias Básicas (Física, Quími-
ca, Biología y Matemáticas) y Ciencias Humanas (Filosofía, Historia
A falta de dolientes se tuvo que acudir entonces a los estrados ju- y Sociología). Irónicamente, esta fue la última Facultad creada, y de
diciales para que después de una paciente litis probatoria, a través tres programas que administra, tiene ya dos Acreditados en Alta
de sentencia se fallara una “Acción popular” en favor de los pensio- Calidad (Historia y Filosofía). Además, el programa de Historia fue
nados, condenando y obligando al Estado a pagar todas las deudas el primero en acreditarse en toda la Universidad (ver próximo capí-
pendientes por estos rubros. Ese mal-trato a que fuimos sometidos tulo sobre Facultades).

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El profesorado heroicamente y con dignidad afrontó las afugias 3.12. El Problema de la Crisis Universitaria
persistentes del déficit agudo que nos agobiaba, realizando acade-
mia con “la degradante tiza”, como decía el poeta Nicanor Parra, ba- Definitivamente “el hombre no nace hombre como el gato nace
sándonos en la imaginación creativa, prestando nuestros propios gato”, decía Lyotard. El hombre es un autoconstructo. La diferencia
libros a los estudiantes y haciendo milagros con los escasos labora- es la educación. Pero una educación integral, con todo lo que esto
torios y reactivos. Pero no nos amilanábamos y seguíamos crecien- implica en formación para lo material, pero también para lo espiri-
do. “Lo que no nos mata nos hace más fuerte”, decía Nietzsche. tual: construir hombres diferentes, ilustrados y capaces de trans-
formar el entorno. Se trata es de “formar en lo Superior y para lo
Superior”. Hombres que asuman su mayoría de edad en su polis y la
transformen.

Primero que todo, Julio Enrique Blanco, como mostramos, buscó


“crear un medio y un colectivo educativo para elevar el nivel cultu-
ral de una ciudad y hacerla universitaria [...]”. Este logró culminar el
proyecto que con deliberada premeditación filosófica había diseña-
do hasta la creación de la Universidad del Atlántico, producto final
de un largo proceso que incluye su período de incubación racional,
pedagógico y político. Luego vinieron las calendas doradas hasta la
crisis de la ciudad, que también determinó su propia crisis.

El término crisis es sinónimo de discernir, juzgar, dictaminar. Se-


gún el Diccionario de la Real Academia Española significa, “Altura o
momento de un proceso a partir del cual las situaciones tienden a
mejorarse o a agravarse en forma determinante y definitiva”. José
Ferrater Mora en su Diccionario Filosófico precisa: “El sentido origi-
nario de “Crisis” (en tanto que decisión final sobre un proceso), es
“elección”, y, en general, terminación de un acontecer en un sentido
o en otro [...]. (Además) suele entenderse por ‘crisis’ una fase peli-
grosa de la cual puede resultar algo beneficioso o algo pernicioso
para la entidad que la experimenta”.

Por otra parte, ‘crisis’ está emparentada con crítica, que también

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significa juzgar, y con criterio, que tiene que ver con examinar un invocando lo regional, nos es reconocida. La plata que nos adeuda
hecho para conocer su estado verdadero; de allí, criteriología. Hacienda por la “Acción Popular” se gira a cuentagotas lentísimo...

Fue Kant quien le dio al término crítica explícito estatus filosófico, El anterior diagnóstico a brochazos gordos describe, según nues-
convirtiéndolo en eje fundamental en su teoría del conocimiento tro punto de vista, el panorama de la crisis hoy día: lo más seguro
como un libre y público examen de la razón. Posteriormente, Marx es que existan otros indicadores, que permitirán un examen más
utilizaría la crítica como una herramienta política llegando a hablar completo que es lo requerido. Bienvenidas, pues, todas las críticas
incluso hasta de una “crítica de la crítica crítica”, para encimar ma- y todos los criterios para develar e identificar la verdad y que esta
yor rigor y de paso recordar las tres críticas de Kant (de la razón se haga pública, única alternativa posible para académicamente se-
pura, práctica y del juicio). Y en política marxista-leninista militan- guir superándonos contra vientos y mareas.
te, nunca faltaría la impenitente autocrítica que se estilaba en todas
las reuniones de las células de los partidos, organizaciones o gru- No obstante lo dicho, la Universidad del Atlántico, como proyección
pos revolucionarios. Ignoro si esto continúa hoy. o legado espiritual del filósofo, se niega a sucumbir ante todos los
sucesos negativos de su corroída institucionalidad. Nos correspon-
Sí. La Universidad del Atlántico, durante décadas, se ha sumido li- de entonces a los universitarios actuales, a las generaciones que
teralmente en estado crítico. Hace poco llegó a parecer casi un co- despuntan y a la ciudadanía consciente de su barranquilleridad,
legio mayor profesionalizante, porque el profesor de tiempo com- como dijimos al principio de este libro, empezar a desbrozar un
pleto (el que tiene sentido de pertenencia y hace investigación y camino expedito que nos retorne dialécticamente al rumbo seña-
extensión) llegó a ser minoría. Parte importante de los docentes era lado por Julio Enrique Blanco para nuestra Alma Mater. Como diría
contratada a destajo e imponía la “dictadura de clase”, repetición Nietzsche: “Ser grande es señalar una dirección”.
de la repetidera, de las lecciones orales informativas de su área del
saber. Todavía no es tarde… Obliguemos con argumentos académicos, po-
líticos y pedagógicos a que la clase dirigente le devuelva a la ciudad,
Esto ha hecho que todo el acumulado histórico de nuestra Alma el Departamento y la Región, la Universidad que merece.
Mater fuese relativamente cuestionado. Hasta el logotipo tradicio-
nal durante casi una década nos fue cambiado. Hoy se está recu- De todas maneras, a pesar de la falta de recursos, el déficit crónico
perando, lo mismo que sus otros símbolos. El presupuesto sigue acumulado y el abandono político, la Universidad nunca ha claudi-
sin alcanzar; se va en gastos de funcionamiento y burocracia. No cado en su labor académica, aunque, por supuesto hemos superado
hay inversión firme por parte del Estado para la Academia como la momentos peores. Hoy día podría ser mejor, mucho mejor, si sus
razón del ser “Universidad”. La Ordenanza departamental que nos finanzas se sanean, logrando que el Estado nos reembolse lo que
creó independientes del poder central y que fue imitada en el inte- históricamente nos adeuda, además de incrementar el presupuesto
rior del país, quedó también en el olvido. La autonomía, ni siquiera para la inversión en la academia, que es nuestra única razón de ser.

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3.13. La Opinión del Doctor José Consuegra Higgins cia del pasado, cuando las ilusiones y anhelos servían para superar
las dificultades y limitaciones presupuestales. En orden cronológi-
Por nuestra Alma Mater (que ha recogido históricamente los mejo- co, los rectores de la Universidad del Atlántico han sido: Abraham
res espíritus de la ciudad y la Región, amén de gentes del interior e Téllez, Julio Enrique Blanco (dos veces), Rafael Tovar Ariza, Fernan-
ilustres extranjeros) han pasado y aportado a su desarrollo perso- do Cepeda y Roca, Rafael Marriaga, Carlos Monroy Reyes, Alfredo
nalidades brillantes, entre las cuales se destaca el exrector doctor López Durán, Alberto Goenaga, Santiago Zúñiga, Ernesto Cortissoz,
José Consuegra Higgins. Lo que sigue es un artículo suyo al respec- Juan B. Fernández, Eberto González Rubio, José Lacorazza (dos ve-
to, publicado en El Heraldo en abril de 1996. Se reproduce todo, ces), José Consuegra Higgins, Guillermo Rodríguez Figueroa, Anto-
dada su pertinencia en este momento conclusivo de esta III parte. nio Caballero Villa, José Stevenson Collante, Antonio Vallejo, Eduar-
do Santos Ahumada, Andrés Pianeta, Esteban Páez Polo, Cristian
La Universidad del Atlántico Ujueta, Ernesto Camargo, Álvaro Ashton, Pedro Falco, J. J. Andrade,
Armando Zabaraín Manco.
El doctor Juan Pablo Llinás, quien como buen historiador mantiene
su memoria despierta, me hace saber que no vio a los exrectores de Intelectuales y catedráticos eminentes sirvieron con entrega a la
la Universidad del Atlántico en el acto que contó con la presencia grandeza de la Universidad: Alberto Assa, Alejandro Obregón, Liu-
del señor Presidente de la República, doctor Ernesto Samper Piza- ba Schmulson, Pedro Biava, Rodrigo Noguera Barreneche, Delia
no. Donado, Fidelita Herrera, Margarita Galindo, Jorge Artel, Édinson
Roa, Álvaro Castro Socarrás, Aquiles Escalante, Abel Ávila, Homero
Como respuesta al dilecto amigo, solo se me ocurre pensar tal vez, Mercado, Eduardo Peña Consuegra, Osvaldo Consuegra, José Ra-
como fuimos invitados en el mes de diciembre al terminar su man- món Llanos, José P. Esmeral, y tantos otros que supieron y saben
dato el gobernador Gustavo Bell Lemus, ya era suficiente. responder a las misiones encomendadas.

Sin embargo, deseo aprovechar la oportunidad de la fiesta que dis- La cosecha ofrecida por la Universidad a la comunidad ha sido sen-
frutan las generaciones actuales con el feliz acontecimiento, para cillamente espléndida. En el campo de la Ingeniería Química, Euge-
rendir un homenaje de admiración a tantos servidores de la causa nio Cabrera, Álvaro Del Valle, José Stevenson, Guillermo Rodríguez
universitaria en el transcurrir del tiempo. Figueroa, Mike Schmulson, Jaime Fernández y muchos más sobre-
salen como directivos de empresas y educadores. Como abogados
Me valgo de la buena memoria del profesor José Stevenson y del y políticos, Horacio Serpa Uribe, el ministro corajudo símbolo de la
doctor Eduardo Santos Ahumada para mencionar a algunos de los gratitud y la amistad que se perfila como presidenciable; el senador
personajes que dejaron su huella en el Alma Mater. Ahí están, por José Name Terán; el exalcalde y penalista Miguel Bolívar Acuña; el
ejemplo, los que orientaron su modesta pero significativa existen- exmagistrado Luis Peñaranda, la magistrada Carmen Alicia de Bo-

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lívar. De los economistas, tan cercanos a mis primeras actividades Eran los inicios de los estudios de economía. Entonces mi afán
universitarias, están Silvio Llanos de la Hoz, José Watnik, Alcides se circunscribía a cuidar la existencia de la facultad. En un viejo
Vargas, Iván Romero, Eduardo Santos Ahumada, Fernando Llinás, Plymouth, que compró Blanquita, mi hermana, con los recursos di-
Jairo Parada, Pablo Matos, Eugenio Bolívar, Guido Nule Amín. Entre nerarios de un “quinto” de la Lotería del Atlántico que se ganó un
los arquitectos, Rolando Nassar, Vicente Vergel, Walter Suárez, Car- miércoles afortunado, recogía todas las mañanas a mis discípulos.
los Eduardo Esmeral, Matilde Maal, Ignacio Consuegra Bolívar, Gus- A veces había necesidad de llevar la silla o el banquito para sentar-
tavo Raad Mulford; por los matemáticos, Antonio Martínez Charris, se porque casi se carecía de pupitres. Jornadas heroicas y horas de
Oswaldo Dede; y, en las Ciencias de la Educación, área de Sociales, sencillez compartidas con tenacidad y esperanzas.
Cristóbal Arteta, Ubaldo Meza, Arsenio Gutiérrez, Federico Santo-
domingo. Todo esto resulta agradable recordarlo bajo el alero de la gratitud
por los que ayer fueron. Como deben hacerlo, en el mañana, las ge-
Reconozco que en estas menciones son bastantes los que faltan, y a neraciones venideras, cuando disfruten el cómodo albergue de la
todos les ofrezco mis excusas, aunque, estoy seguro de que ellos se ciudad universitaria, fruto de una norma legal, saludable iniciativa,
considerarán representados por sus condiscípulos y colegas. de un egresado agradecido, el senador José Name Terán.

No me atrevo a nombrar a los que hicieron de brillantes conducto-


res de sus compañeros universitarios, pero sí debo decir que todavía
sigo admirándolos. Los tiempos cambian y el pensar también. Hace
poco leí, un libro sobre la historia de la Universidad del Atlántico, y
su autor, admirable líder que compartió conmigo idearios, omite esos
interesantes tiempos que perduran en mi memoria, como muestra
de vigorosa, sana y creadora inquietud insurgente (Las cursivas son
nuestras)*.

En las distintas etapas de mi quehacer en la Universidad del


Atlántico, la primera me obsequia los más gratos recuerdos.

* Se refiere a una serie de crónicas compiladas como texto de mi autoría y que está relacionado en
la bibliografía (Crónicas sobre la Universidad) cuyo objetivo no era resaltar personajes. No obs-
tante, creo que en este libro es menester hacerle un desagravio al doctor Consuegra a quien los
estudiantes de entonces llevamos a la rectoría, en honor a su memoria y a los que él mencionó en
ese artículo histórico. Por supuesto, faltaría aún por exaltar las generaciones del presente siglo.
De ello otros, estoy seguro se encargarán a futuro.

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