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En el Ecuador, si bien la disponibilidad del recurso hídrico es abundante (34 mil metros cúbicos
por habitante por año), su distribución espacial y temporal deja sin este recurso a vastas zonas
con potencial agrícola por espacios prolongados de tiempo, perdiendo la oportunidad de obtener
cosechas y beneficios económicos para los agricultores tanto en la costa como en la sierra.
En estas condiciones, el riego es el componente fundamental para el desarrollo de la agricultura
en las regiones en donde la lluvia no cubre los requerimientos hídricos de los cultivos; además
es un factor de gran importancia para el mantenimiento de ecosistemas y paisajes saludables.
El tan necesario incremento de la producción y la productividad agrícolas, demanda el aumento
de la eficiencia y productividad en el uso del agua en la agricultura en todos los niveles de las
cadenas productivas. En las zonas actualmente bajo riego y en las que se están poniendo en
regadío con los nuevos proyectos estatales, es necesario enfocar la agricultura con riego bajo un
criterio holístico, en donde se adopten y se conjuguen medidas sobre la cultura del uso del agua,
sobre la equidad de su uso, sobre la adopción de prácticas de riego modernas en las tierras
entregadas a los agricultores, especialmente en las granjas de trabajo colectivo en donde se
podría hacer una mejora significativa en la eficiencia de uso y productividad del agua.
El riego por aspersión es una técnica de riego en donde el agua se aplica en forma de lluvia por
medio de unos aparatos de aspersión alimentados por agua a presión. Estos aparatos deberán
asegurar el reparto uniforme del agua sobre la superficie que se desea regar. Debido a la
flexibilidad de su uso y el eficiente control en la aplicación del agua, este método permite el
riego de una amplia gama de suelos que no pueden ser regados adecuada y eficientemente con
métodos tradicionales, tal es el caso de suelos muy arenosos o muy arcillosos, de alta o baja
velocidad de infiltración y con pendientes pronunciadas.
En el Ecuador el riego por aspersión se ha expandido sobre grandes superficies particularmente
en la costa en cultivos de exportación como banano y piña y en la sierra en cultivos de flores de
verano, hortalizas, frutales, espárragos y pastizales, donde la alta rentabilidad de estos cultivos
ha inducido a los agricultores a realizar importantes inversiones en las instalaciones. Estos
cultivos constituyen la partida exportadora más importante del país.
Este sistema de riego debe su nombre al emisor que provoca la característica de una llovizna,
este emisor es el aspersor.
Los aspersores son toberas provistas de un mecanismo que les permite rotar sobre su eje
utilizando para esto la fuerza del agua. Para su funcionamiento necesitan de ciertas presiones
que se hacen mayores a medida que sea necesario que aumente su caudal y alcance o área de
mojado. Tanto el caudal como el alcance dependen del diámetro de la boquilla de salida del
aspersor. Para una misma boquilla variando la presión de trabajo se puede variar el alcance del
chorro de agua junto con el caudal. Cuando se requiere de alcances o caudales diferentes se
debe remplazar la boquilla por otra de diferente diámetro. Los aspersores pueden tener una, dos
y tres boquillas, las que varían su ángulo de salida cubriendo todo el radio de riego.
Los aspersores se fabrican en dos tipos: fijos y rotatorios, estos últimos pueden ser de círculo
completo o sectorizado. La rotación del aspersor se produce por el impacto de un martillo
desplazado por el chorro de agua que golpea rítmicamente un soporte previsto para ello. El giro
se consigue también por un mecanismo de turbina, o simplemente por efecto de reacción. En el
riego por aspersión se ha empleado una gran diversidad de tipos de aspersores, los que poseen
diferente tamaño y presión de trabajo, dando como resultado diferentes precipitaciones, radio de
alcance y distribución de la lluvia.
Aspersor de presión intermedia: entre 2 y 4 bar. Están diseñados con una o dos toberas
y se adoptan a todo tipo de cultivo y suelo. El diámetro de círculo humedecido varía
entre 21 y 39 metros.
Aspersor de alta presión: entre 4 y 8 bar, llamados también gigantes; especialmente
diseñados para riego de elevado tamaño como maíz, caña de azúcar, etc. El diámetro de
círculo humedecido varía entre 60 y 150 metros.
Los sistemas de riego por aspersión pueden agruparse en dos grandes familias: los estacionarios,
que permanecen fijos mientras riegan, y los de desplazamiento continuo mientras realizan la
aplicación del agua.
Dentro de la primera familia están los sistemas móviles, donde todos los elementos de
la instalación son móviles, incluso puede serlo la bomba.
Los sistemas semifijos suelen tener fija la red de tuberías principales, que normalmente
va enterrada, y las tomas o hidrantes, donde se conectan los ramales de riego, que son
móviles. Estos ramales de riego pueden llevar directamente acoplados los aspersores o
bien ir dotados de mangueras, que desplazan los aspersores sobre “patines” a una
determinada distancia del lateral (30 a 45 m), pudiéndose realizar varias posturas de
riego sin necesidad de cambiar la tubería. Existe otra variante en la que todas las
tuberías son fijas, desplazándose únicamente los tubos porta aspersores y los aspersores.
Los sistemas fijos permanentes mantienen todos sus elementos fijos durante la vida útil,
lo que implica que todas las tuberías tengan que estar enterradas, mientras que los
sistemas fijos temporales hay que montarlos al principio de la campaña de riego y
retirarlos al final de la misma, lo que implica que los ramales y sus tuberías de
alimentación tengan que estar en superficie, pudiendo ser de aluminio o de PVC.
Al considerar la calidad de las aguas con fines de riego por aspersión, es necesario extremar las
precauciones, ya que a los perjuicios que podrían originarse al terreno por aportación de
materiales contaminantes en general, habría que agregar los que se podrían causar a las plantas,
al caer directamente el agua sobre ellas. Por tal razón se deberá tomar en cuenta principalmente
los siguientes factores de calidad:
Concentración total de sales.
Concentración de sodio y su relación con la concentración de calcio y magnesio, y
Concentración de boro y otras sustancias tóxicas.