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Folklore y nacionalismo en la Argentina: su vinculación de origen y su desvinculación actual

Martha Blache

Impacto de la inmigración
Para 1910 Argentina se convirtió en uno de los principales exportadores mundiales de trigo, maiz,
carne vacuna y ovina. Esto estimulo el ingreso masivo de inmigrantes, la difusión de la agricultura
con el intenso cultivo de vastas tierras, el tendido de vías férreas, el espectacular crecimiento de los
puertos de ultramar y la consecuente creación de nuevas actividades laborales y comerciales que
estos cambios traían aparejados. La inmigración modifico la densidad, distribución y constitución
de la población.
Censo Nacional Habitantes Nacidos en el exterior
1869 1.800.000 200.000
1895 4.000.000 1.000.000
1914 8.000.000 2.300.000

Un axioma estadístico era la urgente necesidad de poblar el inmenso territorio y convocar a grandes
contingentes de inmigrantes para lograr el acrecentamiento de las exportaciones cuya expansión era
considerada sinónimo de desarrollo económico.
Se elogiaban las aptitudes e invitaban a los inmigrantes de la Europa central y septentrional a la vez
que se denigraba al criollo y ni se hacia mención del indio. Solo a partir de la migración se lograría
pasar de una sociedad tradicional a una moderna.
Para 1870-1914, las convocatorias y oportunidades, la inmigración creció y aceleró, pero derivaban
la mayoría de Europa mediterránea. Mientras, la monopolización de las tierras de la clase dirigente
cuando estas no tenían valor, y su riqueza acumulada al estilo fisiócrata, impidieron a los
agricultores llegar a estas. Fue imposible revertir la situación aun cuando intervinieron autoridades.
Por esta razón las masas migrantes se concentraron ciudades costeras ocupandose de actividades de
servicio o el comercio. A la vez hubo un desplazamiento interno dirigido a los centros de
nucleamiento de la población buscando trabajo y mejores condiciones de vida desde el interior de
industrias regionales abandonadas y subordinadas a la hegemonia de Buenos Aires. Por ello el
crecimiento de ciudades costeras:
Ciudades costeras 1869 1914
Buenos Aires 187.000 1.577.000
Rosario 23.000 223.000
Santa Fe 11.000 60.000
Bahía Blanca 1.000 62.000

Los migrantes y su descendencia urbanos pronto empezaron a moverse en la escala social al


acrecentar riqueza y estatus alterando la estructura de la sociedad (profesionales, comerciantes,
pequeños industriales, cargos altos en Iglesia y Ejercito). El rápido ascenso de los extranjeros a la
clase media preocupo a políticos, periodistas y literatos que en un primer momento los habían
acogido con entusiasmo y que ahora observaban resultados no previstos. Ante la necesidad de que
continúen llegando migrantes se opto por reaccionar hostilmente. La élite, terrateniente, fue
restrictiva con los ambientes refinados; mientras que los intelectuales descalificaban de
materialistas, inescrupulosos, pobres, que no eran de la Europa que Argentina necesitaba.
Florescimiento del nacionalismo
Estas reacciones propiciaron el nacionalismo. Acusan a migrantes de la destrucción de valores
vernáculos de la sociedad argentina. El gaucho se convierte así en fuente de inspiración de los
literatos popularizandose el Martín Fierro, Juan Moreira y una treintena de otras novelas además de
dramas y obras de teatro. Se revaloriza mientras era extinguido, desaparece como actor social y
renace como símbolo. Arquetipo de la nacionalidad argentina, excluye a otros representantes
sociales regionales quizás porque se ubicaba este en la zona de mayor riqueza del país. Con él se
modeliza y justifica la continuidad del control político de la élite. Los posibles orígenes, sectores
populares o literatos, se retroalimentan e influyen mutuamente.
Para afianzar la estructura político-social se focaliza en las escuelas para inculcar la nacionalidad.
Se rivaliza ante la educación europeizante enciclopedista la enseñanza nacionalista desde las
propias necesidades. La conciencia nacional, el respeto a la herencia cultural y un sentimiento
“profundamente argentino” son sus objetivos. Para ello vale especificar la fisionomía particular,
aquí será la tradición hispánica e indígena. Se critica a la cosmopolita Buenos Aires por albergar la
posibilidad de desunión. Las tradiciones cohesionan el pueblo (homogeneidad cultural), el folklore
es el “alma del pueblo”, lo que le permite la continuidad en unidad poblacional fusionando distintas
vertientes en una masa indiferenciada.

Los precursores
las ramas de la antropología como distintas etapas del desarrollo de la cultura. Primero
universitario, luego aristócrata, asumen como deber patriótico el buscar registrar costumbres
consideradas como patrimonio privativo de los sectores rurales, pobres y marginados debido a que
estarían menos contaminadas por el cosmopolitanismo. El clima social y político es propicio.

Las encuestas folkloricas


En 1921 reclama la necesidad de que los maestros recuperen de la “memoria oral del pueblo”
expresiones folkloricas, aun vigentes pero en vías de desaparición, ante el inexorable avance del
cosmopolitismo
. La tradición que pretendían salvaguardar del olvido, además de resultar una fuerza inamovible,
estaba vinculada exclusivamente con la herencia hispánica e indígena, excluyendo el patrimonio
cultural del inmigrante como un aporte que no coadyuvo a la formación de la nacionalidad.Sin
embargo, el desconocimiento de las técnicas o el interés de aumentar sus remesas transcribiendo de
manuales
por lo que se tildo de espuria a la muestra. No obstante los defectos de que adolece, constituye una
fuente de información que abarca la totalidad del país en un determinado momento histórico: la
respuesta del magisterio formo una voluminosa colección inédita, de alrededor de cuarenta mil
piezas, particularmente rica en cuentos, leyendas y juegos infantiles
. No reparaban que por el mero hecho de tratar de custodiar a la tradición, la congelaban y
convertían en pieza de museo.

Sistematización de los estudios folkloricos


Intentos por definir el concepto de folklore.
Cortazar asocia al folk con los campesinos presuponiendo que ellos constituyen comunidades
homogéneas, aisladas, pequeñas y autosuficientes; engarza los restantes rasgos que tipifican al
fenómeno folklorico colectivo, tradicional, oral, anónimo, empírico, funcional y regional. El folk
queda reducido al campesino analfabeto, aferrado a tradiciones ancestrales y sin acceso a la
tecnología moderna.
Además de los campesinos, Vega incluye también a los sectores urbanos pobres cuando éstos
conservan supervivencias de formas culturales que hoy han perdido vigencia y eficacia. Ambos
consideran que se trata de bienes provenientes de una capa social “superior”
que cuando son desechados por ésta quedan relegados y confinados a niveles inferiores.
Desde esta óptica el folk puede imitar el fenómeno folklorico pero no es capaz de crearlo:
unicamente tiene aptitud para adoptarlo y transmitirlo de generación en generación a quienes viven
en sus mismas condiciones socio-económicas. Desde allí reconocen como folklore solo aquello que
alguna vez perteneció al sector hegemónico, y que encuentran a manera de residuos en sectores
subalternos, describiéndolos con un halo de nostalgia
. Estas propuestas teóricas carecen de fuerza explicativa para interpretar los profundos cambios que
simultaneamente se estaban dando en la sociedad argentina, como el proceso de urbanización, las
migraciones internas y la influencia cada vez mas creciente de los medios masivos de
comunicación.
Se descarta la posibilidad de que la incorporación de ellos genere nuevos fenómenos folkloricos o
la adecuación y transformación de otros. Al igual que Rojas, concibe a la heterogeneidad
cosmopolita como un peligro de disolución de nuestras tradiciones ancestrales, y, por ende, de
nuestra nacionalidad

Los nuevos paradigmas


Folklore: un tipo de comportamiento social factible de ser poseído por todo ser humano en
interacción con otros
. El grupo se concibe como un conjunto de personas que comparten un comportamiento que los
identifica
. El valor que tendrán sera a partir de la historia del sistema social, sus relaciones con el con
texto, sus integrantes y la posible participación de un individuo en distintos grupos folkloricos. En
consecuencia tienen en cuenta las vinculaciones y competencias que se establecen a partir, de la
dinámica de las relaciones
emergentes entre distintos grupos sociales que entran en contacto en la vida
cotidiana.

Tradición: un mecanismo de selección e invención, proyectado hacia el pasado para legitimar al


presente. Estos comportamientos, cuyas propuestas responden a necesidades e intereses comunes al
grupo, producen en su circulación efectos identificatorios. En consecuencia, los folkloristas en la
actualidad centran sus análisis en las condiciones de producción, circulación e interpretación de
esos mensajes, el proceso de comunicación que ellos plantean en un grupo, las reglas sociales
que los gobiernan y las interrelaciones donde se negocian las identidades de
los grupos en juego.

La preocupación centrada con anterioridad en el fenómeno en si mismo


se desplazó hacia el grupo que lo comparte y la manera en que se transmite
y circula. Ello esté intimamente ligado con las circunstancias de producción del mensaje: la
oportunidad, el momento, el lugar, los sujetos involucrados
y el canal social y físico por el que traspasa y se propaga, lo que muestra la estrecha relación entre
el comportamiento y la vida social, del grupo. Y
no solo toman en consideración el contexto de actuación en el que se ma
nifiesta sino también las relaciones que establece con el contexto social y el societal.

Las corrientes nacionalistas que concebían al folklore como el “espíritu del pueblo”, una
esencia enraizada en lo telorico y ancestral, reconociendo solo algunos lega
dos culturales al tiempo que desechaban otros. Presentaban a la sociedad
como una masa uniforme y compacta cuya homogeneidad marcaba la continuación inalterada entre
el pasado y el presente de una nación
.
En las nuevas orientaciones todos ellos cuentan, independientemente
de donde provengan o del tiempo de asentamiento. Se basan en un enfoque
pluralista de la sociedad, buscando una integración que respete y valore la
idiosincrasia de los distintos grupos sociales que la conforman. La heterogeneidad cultural no es
vista como un factor desequilibrante sino como la posibilidad que tienen todos los grupos sociales
de adecuarse a la sociedad
mayor con- pleno reconocimiento de sus diferencias. Diferencias que muestran distintas formas
participativas y producen solidaridades y conflictos, pero también dan lugar a que en la manera de
plantearlos y resolverlos los individuos expresen su propia modalidad integrativa, su compromiso
con su
actividad cotidiana, con su momento histórico y con su sociedad.

Hoy no se lo concibe como un legado cristalizado o de segunda mano recibido de otros, sino como
la capacidad cognitiva y simbólica de todo grupo humano, que por propia autonomía puede efectuar

transformaciones sobre la base institucional que provee la estructura social, las reelaboraciones y
adecuaciones que entreteje sobre la retícula que aquélla proporciona ponen de manifiesto todo el
potencial creativo con que
un grupo construye su identidad, se relaciona con otros y se inserta en el

marco social que lo contiene.

La influencia que sobre los fenómenos folkloricos ejercen los medios masivos de comunicación y la
forma en que mutuamente se alimentan y transforman su significación, o analizan las semejanzas y
diferencias entre folklore y cultura popular.

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