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1) DOCUMENTO
Se entiende como documento a todo objeto susceptible de representar una manifestación del
pensamiento humano, con prescindencia de la forma en que se exterioriza.
No son sólo documentos aquellos que llevan signos de escritura, sino también los que tienen aptitud
representativa (mapas, marcas, planos, fotografías, películas, etc.).
La doctrina utiliza la expresión documento o instrumento para referirse a los documentos escritos y
firmados por sus autores, aunque esto no excluye a los restantes objetos representativos.
Clasificación
a) Dispositivos – son los que constituyen, modifican o extinguen relaciones jurídicas (contrato,
sentencia, etc.).
b) Informativos – son los que se limitan a dejar constancia de una determinada situación de hecho
(asiento de los libros de los comerciantes, historias clínicas).
A los efectos de la declaración, los declarativos se diferencian entre confesorios y testimoniales, según
que, respectivamente, aquella sea o no contraria al interés de quien la emite.
*Representativos: son todos los restantes, es decir, aquellos que no contienen declaración alguna
(plano, fotografía, etc.).
*Constitutivos: son los documentos a los que la ley pone como requisito formal indispensable para la
validez de ciertos actos jurídicos (escritura pública respecto de las donaciones de inmuebles), y que
excluyen cualquier otro medio de prueba.
Son siempre dispositivos y escritos.
*Probatorios: son aquellos que constan la existencia de un acto jurídico respecto del cual la ley no exige
una forma determinada, y sirven exclusivamente como medios de prueba de ese tipo de actos sin excluir
la admisibilidad de otros medios.
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Agregación
La parte que pretende hacer valer el documento, debe mencionarlo en los escritos iniciales, y referir su
contenido en la medida de lo posible. Esto es así, porque, si bien hay documentos cuya agregación al
expediente no resulta un problema (fotografías, recortes periodísticos, etc.), existen otros que si
(películas cinematográficas). Por más que puedan ser llevador ante el órgano judicial, carecen de aptitud
para producir, de forma inmediata, un pronunciamiento sobre su autenticidad de la parte a quien se
oponen.
Después de interpuesta la demanda no se admitirán al actor, sino documentos de fecha posterior o
anteriores si no los hubiere conocido. Se dará traslado a la otra parte para que los reconozca o
deniegue.
Ofrecimiento
La prueba documental que se encuentra en poder de las partes debe acompañarse con los escritos de
demanda, reconvención y contestación de ambas. Como vimos anteriormente, existen algunos que, o
no pueden ser trasladados al órgano judicial, o si bien pueden ser trasladados, no producen un
inmediato reconocimiento por la parte a quien se oponen, por lo que basta con la mención y una
referencia a su contenido.
Exhibición
En este supuesto, hay que distinguir según que los documentos se encuentren en poder de una de las
partes o de un tercero.
Art. 385 – Exhibición de documentos. Las partes y los terceros en cuyo poder se encuentren
documentos esenciales para la solución del litigio, estarán obligados a exhibirlos o designar el protocolo
o archivo en que se hallen los originales. El juez ordenará la exhibición de los documentos sin
sustanciación alguna dentro del plazo que señale.
Art. 386 – Documento en poder de una de las partes. Si el documento se encontrare en poder de una
de las partes, se le intimará su presentación en el plazo que el juez determine. Cuando por otros
elementos de juicio resultare manifiestamente verosímil su existencia y contenido, la negativa a
presentarlas constituirá una presunción en su contra.
Exhibición de documentos en poder de una de las partes – si el documento del que pretende valerse
un litigante está en poder del otro, a través del pedido que recepta el art. 386, se requerirá al juez que
ordene su exhibición en cierto plazo mediante resolución dictada sin previo traslado.
Si de otros elementos que habrán de reunirse en la causa surge tanto la falsedad de la afirmación como
el tenor del contenido del documento, el juez habrá de valorar esta conducta de la parte al momento de
resolver como una presunción que pesará en su contra.
Claro que la operatividad de la presunción que establece el artículo en estudio queda librada al
prudente arbitrio del juzgador.
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Documentos en poder de un tercero
Art. 387 – Documentos en poder de tercero. Si el documento que deba reconocerse se encontrare en
poder de tercero, se le intimará para que lo presente. Si lo acompañare, podrá solicitar su oportuna
devolución dejando testimonio en el expediente.
El requerido podrá oponerse a su presentación si el documento fuere de su exclusiva propiedad y la
exhibición pudiere ocasionarle perjuicio. Ante la oposición formal del tenedor del documento no se
insistirá en el requerimiento.
Exhibición de documentos por terceros – también puede darse el caso de que el documento de que intente
valerse la parte se encuentre en manos de terceros.
La manda en análisis prevé el caso de intervención judicial a los fines de que se exhiba el documento por un
sujeto ajeno a la litis.
Si el juez admite la petición, deberá intimar al tercero para que lo presente en determinado plazo. Si se lo
acompaña en original, el tercero podrá pedir que se lo devuelvan luego de que se arbitren los medios para
obtener –y agregar a la causa– un testimonio del mismo, tarea que estará a cargo del secretario.
Negativa a la presentación – la ley contempla la posibilidad de que el tercero requerido se niegue a presentar el
documento. El argumento que puede esgrimir será la exclusiva propiedad del mismo, sumado al perjuicio que la
exhibición puede ocasionarle. Si ello se manifiesta a través de una oposición formal –por escrito presentado ante
el juez que ordenó la exhibición–, la ley establece que no habrá de insistirse.
Un documento privado es aquel que no encuadra en el concepto de documento público. Por vía de
exclusión, en consecuencia, revisten aquel carácter todos los documentos que provienen de personas
privadas, sean partes o terceros en relación con el proceso en el cual se hacen valer.
A diferencia de los documentos públicos, que no necesitan ser reconocidos por los que lo suscriben y
tienen valor probatorio por sí mismos, los privados carecen de aquel valor hasta tanto se pruebe su
autenticidad, sea mediante reconocimiento expreso o presunto de la parte a quien perjudique, o a
través de la práctica de cualquier medio probatorio.
Cotejo
Como los documentos privados carecen de valor probatorio por sí mismos, corresponde acreditar, a la
parte que los presenta, mediante reconocimiento o la eventual comprobación, que el documento
emana de la persona a quien se atribuye.
Toda persona contra quien se presente en juicio un documento privado, tiene la carga de reconocer o
desconocer la firma, siendo el silencio o la respuesta evasiva, un reconocimiento tácito de aquel.
Los sucesores pueden limitarse a declarar que ignoran si la firma es o no del causante a quien se
atribuye.
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El art. 1033 del CC dice que si el que aparece firmando niega su firma o los sucesores delcaran que no la
conocen, se ordenará el cotejo y comparación de la letra, sin que esto signifique que se excluyen otros
medios probatorios.
Art. 388 – Cotejo. Si el requerido negare la firma que se le atribuye o manifestare no conocer la que se
atribuye a otra persona, deberá procederse a la comprobación del documento de acuerdo con lo
establecido en los arts. 458 y ss., en lo que correspondiere.
Se ha dicho que la firma, esto es el nombre escrito de una manera particular, según el modo habitual
seguido por la persona en diversos actos sometidos a esta formalidad, debe ser de puño y letra de aquel
a quien se atribuye, y ello es condición esencial para la existencia del referido instrumento, por lo que
no puede ser objeto de reconocimiento forzoso una fotocopia. De ahí que la firma de un instrumento no
puede autenticarse cuando el presentante no ha exhibido el original sino una copia fotográfica.
También puede darse el supuesto de que el documento se ponga a consideración de un tercero para
que señale si reconoce la firma estampada. En este caso, el tercero actuará como mero “testigo de
firma”, por lo que su desconocimiento de la autenticidad no tendrá el mismo alcance y consecuencias
que el desconocimiento hecho por quien presuntamente la estampó.
Sin embargo, estos desconocimientos de firma, tanto el del presunto autor como el del tercero, se
vinculan en una circunstancia: obligarán a que se lleve a cabo el procedimiento pericial específico
(pericia caligráfica), de acuerdo con las pautas contenidas en los artículos que regulan este tipo
probatorio, para que sea un experto el que, en definitiva, determine si la firma atribuida a una de las
partes le pertenece o no.
Instrumentos indubitados
Art. 389 – Indicación de documentos para el cotejo. En los escritos a que se refiere el art. 458, las
partes indicarán los documentos que han de servir para la pericia.
El experto deberá comparar la firma del instrumento no reconocido (“firma dubitada”) con las firmas o
el material escrito por la persona a la que se atribuye aquella (“firma o material indubitado”).
En este artículo se hace referencia a los “instrumentos indubitados por acuerdo de partes”, esto es,
aquellos escritos donde consta una firma que ambos contendientes acuerdan en atribuir al sujeto a
quien se atribuye la firma dubitada.
Si las partes no se ponen de acuerdo en la selección de ese material, la tarea quedará en manos del juez.
A tales efectos, la ley procesal brinda ciertas pautas que gobernarán la elección del magistrado. Se
señala que “sólo tendrá por indubitados”, lo que excluye otras posibilidades, los materiales que aquí se
reseñan.
Cuerpo de escritura
Art. 392 – Cuerpos de escritura. A falta de documentos indubitados, o siendo ellos insuficientes, el juez
podrá ordenar que la persona a quien se atribuya la letra forme un cuerpo de escritura al dictado y a
requerimiento de los peritos.
Esta diligencia se cumplirá en el lugar que el juez designe y bajo apercibimiento de que si no
compareciere o rehusare escribir, sin justificar impedimento legítimo, se tendrá por reconocido el
documento.
Cuerpo de escritura – otra de las fuentes de material indubitado para el desarrollo de la pericia
caligráfica lo constituye el denominado “cuerpo de escritura”.
Se trata de un texto escrito por el presunto autor de la firma dubitada, de puño y letra, en presencia de
personal judicial y de acuerdo con un dictado elaborado por los peritos calígrafos designados en el
proceso, dejándose constancia de todo lo ocurrido en el acta que se labrará como parte de esa
diligencia. Es lo normal que sean aquellos expertos quienes dirijan los aspectos técnicos de esta
audiencia donde se habrá de producir el cuerpo de escritura.
De este modo, no habrá dudas respecto de la autenticidad del texto obtenido, en el que se consignarán
diversas grafías (letras, números, frases, firmas, etc.) con el fin de utilizar tales trazos en la tarea de
comparación con la firma dubitada para determinar, sobre la base de las reglas científicas de la
especialidad, si se puede establecer una identidad de autor entre aquéllos y ésta.
Son documentos públicos los otorgados por un funcionario público o depositario de la fe pública dentro
de los límites de su competencia y de acuerdo con las formalidades prescriptas por la ley. Tienen valor
probatorio por sí mismos, sin necesidad de que medie su reconocimiento por la parte a quien se
oponen.
Son documentos privados todos los documentos que no revistan las mencionadas características, sea
que emanen de las partes o de terceros. Carecen de valor probatorio hasta tanto se acredite la
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autenticidad de la firma que figura en ellos, sea mediante el reconocimiento (expreso o tácito) de la
parte a quien se atribuye, o mediante la comprobación que puede realizarse por cualquier clase de
pruebas, entre las cuales el cotejo de letras es la que mayor eficacia reviste.
Valor probatorio
- Instrumentos públicos
Su valor probatorio debe considerarse desde el doble punto de vista del documento público: en sí
mismo y de su contenido.
2) Documento público con respecto a su contenido: hay que distinguir las tres clases de
enunciaciones a que se refieren los arts. 993, 994 y 995 del CC.
a) Art. 993: El instrumento público hace plena fe hasta que sea argüido de falso, por acción civil
o criminal, de la existencia material de los hechos que el oficial público hubiese anunciado
como cumplidos por él mismo, o que han pasado en su presencia.
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b) Art. 994: "Los instrumentos públicos hacen plena fe, no sólo entre las partes, sino contra
terceros, en cuanto al hecho de haberse ejecutado el acto, de las convenciones, disposiciones,
pagos, reconocimientos, etcétera, contenidos en ellos". Este artículo se refiere a los hechos
simplemente relatados por las partes al oficial público, quien no garantiza el grado de verdad
que ellos encierran. Para impugnar la verdad de ese tipo de enunciaciones no es necesario,
como en el supuesto precedentemente enunciado, promover querella de falsedad, sino que
basta producir prueba en contrario, la cual, cuando la impugnación sea formulada por una de
las partes, debe consistir en la presentación de un documento público o privado.
c) Art. 995: "los instrumentos públicos hacen plena fe de las enunciaciones de hechos o actos
jurídicos directamente relativos al acto jurídico que forma el objeto principal, no sólo entre las
partes, sino también respecto de terceros". El código se refiere en este artículo a las
denominadas cláusulas enunciativas, las cuales, a diferencia de las cláusulas dispositivas,
pueden suprimirse sin riesgo de alterar la naturaleza o condiciones del acto.
- Instrumentos privados
Los documentos privados carecen de valor probatorio por sí mismos, por lo que a la parte que los
presenta, le corresponde acreditar, mediante el reconocimiento o la eventual comprobación, que el
documento emana de la persona a quien se le atribuye.
Art. 1026 CC – “El instrumento privado reconocido judicialmente por la parte a quien se opone, o
declarado debidamente reconocido, tiene el mismo valor que el instrumento público entre los que lo han
suscripto y sus sucesores.”
Esto significa que la verdad, los hechos contenidos en el instrumento pueden ser atacados mediante la
redargución de falsedad o la simple prueba en contrario.
Respecto de terceros y sucesores a título singular, los documentos privados reconocidos tienen la misma
fuerza probatoria que los documentos públicos sólo despues de haber adquirido fecha cierta.
1. La exhibición en juicio
2. El reconocimiento ante un escribano y dos testigos
3. Su transcripción en cualquier registro público
4. El fallecimiento de la parte que lo firmó/escribió/firmó como testigo
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Redargución de falsedad
o En la inexactitud de los hechos que el oficial público hubiese anunciado como cumplidos
por él mismo o que han pasado en su presencia.
Procedimiento
Modos de plantearla – elegida la vía civil (pues también cabe la impugnación por falsedad en sede
penal), la redargución de falsedad puede plantearse:
- mediante el ejercicio de una pretensión autónoma del proceso en curso (de carácter
declarativo)
Trámite de la redargución de falsedad – el trámite estará regulado por las pautas procesales comunes
de los incidentes. Sin embargo, el Código Procesal Civil y Comercial contempla pautas específicas que
deben ser observadas en este trámite especial.
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Una vez que se manifiesta expresamente la disconformidad con el contenido de un instrumento público,
el incidente de redargución de falsedad deberá iniciarse dentro de los diez días. De lo contrario, se
tendrá por desistida a la parte de esa impugnación.
El art. 393 fija, para promover el incidente de redargución de falsedad, el término de diez días a contarse
desde que se efectúa la impugnación. Y la oportunidad para efectuar esa impugnación se ha entendido
que es la de contestar el traslado del instrumento atacado, comenzando a correr el plazo para redargüir
a partir de allí y no desde que el incidentista tomó conocimiento de la existencia del instrumento.
Por otro lado, se atribuye a la tramitación del incidente de redargución de falsedad efecto suspensivo
respecto del dictado de la sentencia de mérito. Ello se justifica por la especial fuerza probatoria de este
tipo de documentos y la consiguiente incidencia en la formación de la convicción judicial necesaria para
resolver el fondo del litigio.
El magistrado deberá resolver primero sobre la validez del documento público cuestionado, y recién
después expedirse sobre los aspectos debatidos de la pretensión u oposición. Sin embargo, nada obsta a
que en la misma sentencia de mérito se resuelva primero lo concerniente a la redargución de falsedad y
luego los restantes planteos debatidos en juicio.
Correspondencia privada
Cartas entre partes y dirigidas a terceros
Las cartas, como medios de comunicación escrita frecuentemente utilizados en el ámbito de las
relaciones jurídicas, revisten el carácter de documentos privados y se hallan regidas sustancialmente por
los principios y reglas procesales inherentes a estos. Es requisito de ellas la firma del remitente, aunque
algunos precedentes jurisprudenciales han admitido incluso el reconocimiento forzoso de cartas
suscriptas con sobrenombres, iniciales o expresiones cariñosas o afectivas, cuando aquellas han sido
escritas por parientes o amigos íntimos.
Por otro lado, la naturaleza misma de las cartas, excluye la aplicabilidad del requisito del doble
ejemplar.
El destinatario de una carta puede hacerla valer, como medio de prueba y con prescindencia de su
carácter, si ella proviene de la contraparte.
El art. 1036 CC dispone que “las cartas misivas dirigidas a terceros, aunque en ellas se mencione alguna
obligación, no serán admitidas para su reconocimiento.”
Se entiende como terceros a quienes carecen de toda vinculación con las partes o con el juicio de que se
trate.
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prohibición legal sólo alcanza las cartas confidenciales, carácter que no depende de la circunstancia de
que el remitente así las califique, sino del propio contenido de la carta.
Las partes pueden presentar en juicio las cartas que ellos hayan recibido de terceros, siempre que
medie, en el caso de ser confidenciales, el consentimiento del remitente,
pero no puede hablarse en tal supuesto de prueba instrumental, pues la ratificación del contenido de la
carta por parte de tercero comporta un caso de prueba testimonial.
En todos los casos, constituye requisito para que una carta pueda hacerse valer como prueba, el de que
quien la presente la haya obtenido por medios lícitos y regulares.
Dentro del concepto de prueba documental deben considerarse comprendidos todos los medios
reproductores de palabras o imágenes, entre los cuales tienen particular importancia las registraciones
fonográficas y las reproducciones cinematográficas.
Pese a su índole documental, sus caracteres peculiares le imprimen diversas diferencias con respecto a
la prueba documental escrita, particularmente en lo que atañe al procedimiento y eficacia probatoria.
Ejemplo: en un registro fonográfico de expresiones vertidas por cualquiera de las partes fuera del juicio,
es admisible que se disponga su citación a fin de que reconozca la voz que se le atribuye.
Los libros llevados en la forma y con los requisitos prescriptos serán admitidos en juicio, como medio de
prueba entre comerciantes y por hechos de su comercio, correspondiendo distinguir, en cuanto a su
eficacia probatoria, las siguientes hipótesis:
1) Aunque no estuviesen llevados en forma, sus asientos probarán contra los comerciantes a
quienes pertenezcan o sus sucesores, sin admitírseles prueba en contrario. Pero como las
constancias de los libros equivalen a una confesión por parte del comerciante y participan del
carácter indivisible de aquella, la ley agrega que el adversario no podrá aceptar los asientos que
le sean favorables y desechar los que le perjudiquen, sino que habiendo aceptado este medio
de prueba, estará por las resultas combinadas que presenten todos los asientos relativos al
punto.
2) Los libros llevados en forma prueban a favor de sus dueños, cuando su adversario no presente
asientos en contrario hechos en libros arreglados a derecho u otra prueba plena y concluyente.
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3) Cuando resulte prueba contradictoria de los libros de las partes que litigan y unos y otros se
hallen con todas las formalidades necesarias y sin vicio, el tribunal prescindirá de este medio de
prueba y procederá por los méritos de las demás probanzas que se presenten, calificándolas con
arreglo a las disposiciones del CCom. No existe la prueba contradictoria a que se refiere esta
norma cuando de los libros de uno resulta haberse realizado una operación, en tanto que los
libros de la otra parte no registran ningún asiento acerca de ella. Existe tal contradicción cuando
los libros de ambas partes registran la operación, pero de manera divergente.
En los litigios entre comerciantes y no comerciantes, los libros de comercio carecen de eficacia
probatoria; pero cuando son invocados o aceptados como elementos de juicio por la parte no
comerciante, los respectivos asientos prueban en contra o a favor de esta última. Si se trata de actos no
comerciales, los libros de comercio sólo sirven como principio de prueba.
No procede asignar eficacia probatoria a los asientos contenidos en los libros de comercio si no existen o
no se presentan los comprobantes que respaldan a dichos asientos.
Si se trata de objetos cuya propia naturaleza impide su traslado a la sede del juzgado, o que sin padecer
de ese impedimento requieren inevitablemente la práctica de prueba complementaria, es suficiente que
la parte que intenta hacerlos valer como prueba se limite a mencionarlos y a referir su contenido en los
escritos iniciales.
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