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12 Introducción El problema antropológico 13

grandes problemas humanos tienden cada vez más a ser consi- y se da cuenta de que no lo sabe. Solamente haciendo tabla rasa de
derados —al menos en la mentalidad de muchas personas — todas las tradiciones referentes a este problema, contemplando con
sumo rigor metodológico y con extrema maravilla a ese ser que se llama
como problemas funcionales y operativos que requieren especia- hombre, se podrá llegar nuevamente a unos juicios debidamente fun-
listas en cada uno de los sectores. dados» 2.
En concomitancia con la explosión técnica y científica de la
humanidad surge un difuso interrogante sobre el significado hu- Martin Heidegger, hablando de la antropología de Kant,
mano de esta gigantesca empresa cultural. Muchos siguen sin hace eco a estas palabras de Scheler:
duda soñando en que el progreso científico y el progreso técnico
realizarán casi automáticamente una existencia mejor, o que la Ninguna época ha sabido conquistar tantos y tan variados conoci-
elaboración científica de nuevas estructuras proporcionará la mientos sobre el hombre como la nuestra... Sin embargo, ninguna
clave última y definitiva para superar todas las miserias del época ha conocido al hombre tan poco como la nuestra. En ninguna
época el hombre se ha hecho tan problemático como en la nuestra»
hombre. Por otra parte también aumenta cada día el n ú m e r o de
los que toman sus distancias respecto a la fe absoluta en las
ciencias; están convencidos de que hay en el hombre ciertos pro- La misma idea, en términos más o menos idénticos, es la que
blemas que jamás podrán comprenderse y menos todavía resol- expone Gabriel Marcel cuando toma al hombre de las chabolas,
verse a través de unos cambios externos y puramente materiales. desheredado y marginado de la cultura moderna, como modelo
Las inmensas posibilidades positivas que la civilización técnico- del hombre contemporáneo que no sabe ya quién es y para q u é
industrial ofrece al hombre están llenas de ambigüedad. U n mun- existe *.
do dominado únicamente por la ciencia y por la técnica podría En este contexto de pérdida de identidad, de incertidumbre
incluso revelarse como inhabitable, y esto no sólo desde el punto y desconcierto respecto a la imagen del hombre, la reflexión fi-
de vista biológico, sino sobre todo desde el punto de vista cul- losófica, crítica y sistemática, sobre el ser y sobre el significado
tural y espiritual. Después de dos guerras mundiales y después del hombre se convierte en una de las tareas más urgentes de
de los campos de exterminio en donde fueron suprimidos millo- nuestro tiempo ^. Los intentos de elaboración de una nueva an-
nes de hombres inocentes no es posible mirar el progreso cientí- tropología filosófica son por ello mismo característicos de mu-
fico y técnico con la misma ingenua superficialidad que era carac- chos pensadores actuales. Es preciso recuperar la secular certeza
terística del siglo pasado. ilcl hombre, pensarla de nuevo hasta el fondo y enriquecerla con
todas las nuevas interpretaciones. En el centro está el problema del
Sobre todo se comprueba que el aumento vertiginoso de los
significado de la existencia; pero ese problema no puede aclararse
conocimientos técnicos y analíticos de la existencia humana y el
más que a la luz del ser mismo del hombre. Descubriendo de nue-
progresivo perderse por entre los laberintos de las especializaciones
vo las líneas fundamentales de su ser y la orientación dinámica
van acompañados de una creciente incertidumbre respecto a lo
tlue permita averiguar su significado último, el hombre de hoy
que constituye el ser profundo y último del hombre ^. Quizás es-
estará nuevamente en disposición de situar la gigantesca expansión
temos asistiendo actualmente a la más amplia crisis de identidad
(le la cultura técnico-científica de forma que contribuya a la rea-
que ha atravesado nunca el hombre, crisis en la que se ponen en
lización auténtica del hombre. La reflexión antropológica siste-
discusión o quedan marginados muchos de los fundamentos se-
mática y la iluminación de la existencia humana, en este momento
culares de la existencia. Las palabras que escribió hace casi medio
(le su historia, constituirán entonces un verdadero servicio al
siglo Max Scheler no parecen haber perdido nada de su actua-
hombre.
lidad:

En la historia de más de diez mil años somos nosotros la primera 2. M. Scheler, Philosophische Weltanschauiing, Bonn 1929, 62; Id., Die
época en que el hombre se ha convertido para sí mismo radical y um- Sifllimg des Menschen im Kosmos, Bonn 1928, 13.
versalmente en un ser «problemático»: el hombre ya no sabe lo que es 3. M. Heidegger, KanI und das Probiem der Metaphysik, Frankfurt
l'»')l, 189.
4. G . Marcel, o. c, 11 s.
1. Cf. G. Marcel, L'homme problema!¡que, Paris 1955, 73-74. 5. Cf. J. Y. Jolif, Comprender al hombre. Salamanca 1969, 20.

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