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Trabajo Practico N° 4

Historia de América II
“El Comercio Colonial”

Docente: Mariana Funkner


Estudiante: Melisa Frois
DNI: 38.551.932
Fecha: 30/05/2018

Introducción
Introducción

Hacia fines del siglo XV Europa comenzó a vivir un proceso de expansión


económica que se consolidó a lo largo del siglo XVI bajo la denominación de la
conquista y ocupación del territorio americano. Este fenómeno se materializó en
un avance hacia los espacios marginales llevados adelante tanto por la Corona de
España como por la de Portugal, bajo estrategias de ocupación diferentes, afán
que devino en la posterior formación de ambos imperios coloniales. Principalmente
la minería que surgió de los dos Virreinatos de América Colonial, tanto el de
Nueva España y como el virreinato de Perú, donde se encontraron los mayores
yacimientos de oro y plata que sirvieron para mantener y completar el proceso de
colonización. Si bien estos utilizaron estrategias de ocupación diferentes
coincidían en objetivos centrados en la búsqueda no sólo en la expansión
ultramarina sino también en el control de las nuevas áreas de influencia y de los
circuitos mercantiles implicados como hemos venido trabajando en el transcurso
de la cursada. Pero más allá de los modos del proceso de ocupación y conquista
en suelo americano, ¿en qué consistió la economía hispano-colonial una vez
agotados los excedentes? ¿Es posible referirnos a un comercio colonial exento de
fraudes y contrabando? De modo que en el siguiente ensayo me propongo dar
respuesta a estos interrogantes recurriendo a los contenidos bibliográficos
abordados en la materia, y las fuentes documentales a disposición.

Desarrollo

Tal y como ya hemos visto, la economía hispano- colonial se organizó


principalmente en torno a los recursos mineros, en la extracción de metales como
el oro y la plata principalmente en las regiones de Perú y México siendo estas
áreas las que se colonizaron con mayor rapidez y se convirtieron en los núcleos
centrales del Imperio Español en América. Como dice el historiador Leslie Bettel
(2013) “Los españoles recorrieron de punta a punta las Américas en busca de
yacimientos de ambos minerales” (p.51) los cuales estaban destinados al mercado
externo, ya que se enviaban a Europa. Cabe destacar que esta actividad de
extracción fue característica de las regiones privilegiadas por la Corona Española

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ya que fueron las que se dedicaron a la extracción de estos metales preciosos, en
las regiones ya mencionadas siendo distinto en el caso de la conquista portuguesa
del Brasil donde la principal actividad radicaba en la producción azucarera y la
esclavitud.

Pese a lo anterior, es posible identificar una “triple distinción del comercio durante
el periodo colonial” (Romero y Carmagnani, 2005, p.206) siendo el comercio
internacional el más conocido respecto al ímpetu que obtuvo el comercio colonial
vinculado a la práctica del contrabando. De esta manera: “los sistemas más
comunes de trabajo implantados durante este período (…) fueron los de
encomienda, esclavismo, trabajo forzado y trabajo a jornal” (Pakewell, 2013,p.65)
los cuales proporcionaron a la minería sus trabajadores indígenas. Así como en un
primer momento la política económica implementada por los conquistadores se
basó en el monopolio que Cristóbal Colón y sus descendientes disfrutaron durante
el comercio entre el Nuevo y el Viejo Mundo donde la Corona se llevó la mayor
parte de los beneficios. Un segundo momento devino a medida que la era de la
conquista llegaba a su fin y se agotaban los excedentes lo cual llevó a que se
empezaran a desarrollar medios más sistemáticos de extracción orientados
principalmente a la explotación directa de la población nativa empleada no sólo
como mano de obra esclava sino para su posterior exportación bajo el régimen
comercial que vinculaba a España y Las Indias, donde se incrementaron las
oportunidades para el comercio de ultramar, lo cual trajo como consecuencia la
“desestructuración económica y social de las sociedades indígenas” ( Romano y
Carmagnani, 2005, p. 178). Cabe recordar que, en el caso de las colonias
españolas de América, el suministro de mano de obra local varió en relación al
tiempo y lugar (en comparación con el Brasil colonial), aunque uno de los métodos
principales fue la explotación directa de la propia población nativa.

El esclavismo indígena fue así el primer sistema laboral tanto en Alto Perú y en
Nueva España como en el resto de las colonias, pero pese a la fuerte oposición
por parte de la Corona respecto a dicha actividad, pronto se la sustituyó, como ya
lo hemos abordado en clase, por el sistema de encomienda entendida como la

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forma clásica1 del trabajo compulsivo sobre todo en el primer siglo de la historia
colonial de América. Sin embargo, hasta su posterior “desaparición” o más bien
“transformación de encomienda de servicios en encomienda de tributo” (Romero y
Carmagnani, 2005, p.179). La Corona Española se benefició significativamente
respecto a la obtención de las ganancias ya que, por medio de la fuerza de trabajo
empleada como mano de obra en las tierras explotadas por particulares, obtenía la
recaudación de impuestos y tributos.

Si bien “el tributo y otras imposiciones sobre la sociedad indígena (…) fueron una
gran parte de la historia de los impuestos en la América española, (…) de ningún
modo lo fueron toda” (Murdo, 1990, p. 170). De esta manera la Corona Española
intentó gravar a otros grupos mediante otras actividades, en este caso limitando
puertos e intercambios comerciales. Para ello, afianzó un sólido monopolio
comercial sobre sus colonias mediante el cobro de impuestos y derechos tanto a
los comerciantes como a toda actividad mercantil que estuviera vinculada con
América. Así, para el logro de tal objetivo estableció hasta finales del período
colonial un puerto único de entrada y salida donde todo barco de transporte que
llegara o partiera de América debía pasar por el puerto de Sevilla (elegido como
centro del monopolio comercial) donde posteriormente se estableció la Casa de
Contratación, que durante años se encargó de controlar y regular las rutas
marítimas y el tráfico comercial así como también de percibir los derechos que le
correspondían a España hasta la posterior implementación del sistema de flotas y
galeones para una mejor custodia del tráfico marítimo como consecuencia del
contrabando y comercio ilegal.

Sin embargo, pese a los esfuerzos de la Corona de controlar y prohibir toda


actividad ilícita en materia comercial estas medidas no fueron efectuadas como se
esperaba ya que como sostiene Mariano Ardash (1990) “el conjunto de políticas
comerciales (…) no llegaron a representar un fiel espejo sobre lo que ocurría en la
realidad”(p.1), ya que las mismas autoridades fueron cómplices del contrabando
realizado entre México y Perú. Respecto a esto último, cabría preguntarnos ¿el

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“Cabe destacar que la encomienda no fue la forma exclusiva para obtener mano de obra, ya que existían
otras formas de trabajo compulsivo tales como el repartimiento, el mandamiento, entre otras”.

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comercio fraudulento implicó otros lugares? en el caso de Robles Gregorio sí, ya
que lo explicita al describir las operaciones de contrabando que ingleses,
franceses y holandeses llevaban a cabo en los dominios españoles del Caribe
insular y continental al detallar “vio salir a décimo diez embarcaciones de aquel
puerto que se encaminaban a Europa, cargadas de fructos (…) adquiridos con los
prohibidos tratos que ingleses y holandeses mantienen en las Indias” (De Robles,
1980, p.1) así como en la incursión de mercaderías que ya habían sido
censuradas, las toneladas con las que se cargaban los galeones y flotas e incluso
la cantidad de metal que se exportaba excediendo el monto establecido.

Por lo tanto, esta serie de prohibiciones, lejos de hacer desaparecer los


intercambios entre las colonias, posibilitaban un nuevo espacio para el
contrabando debido a que el territorio colonial era tan extenso que dificultaba cada
vez más el abastecimiento de productos de forma lícita, debido a que estos
últimos eran escasos y de altos costos. De esta manera el comercio colonial se
tornaría ilegal y tendría lugar con el sólo hecho de que sus costos fueran menores
a los que imponían las largas esperas y los altos precios de los productos
transportados por las flotas. El contrabando por su parte ofrecía a los extranjeros
la posibilidad de acceder no solo a un mercado que les estaba prohibido, sino la
posibilidad de conseguir mercaderías más baratas incurriendo a un tipo de
comercio “ilícito o directo”.(Chavez y Romano, 2005, p.192)

Conclusión

Sin lugar a dudas la minería fue el sector dominante y dinámico de la economía en


las colonias españolas durante la conquista territorial del “Nuevo Mundo” donde la
explotación no incluía solo metales preciosos sino también mano de obra indígena
y tierras lo cual proporcionó a la Corona española una oportunidad excepcional
para edificar una economía sólida hasta la primera mitad del siglo XVII. Así, la
explotación de los metales preciosos no se explicó por el mero hecho de que este
recurso hubiera sido sólo abundante en América, sino que su explotación fue
producto tanto de la necesidad en el desarrollo de las economías europeas como
para elevar el rango social y equiparse la nobleza terrateniente en España. Sin

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embargo, tal como sostiene Leslie Bethell (1990) “la naturaleza del oro,
combinada con las inadecuaciones administrativas, el terreno, la codicia humana y
el señuelo de elevadas ganancias hicieron que el contrabando fuera
desenfrenado” (Tomo III, p. 295) ya que, si bien la Corona puso a disposición
todos los medios que estaban a su alcance para contener el contrabando
estableciendo puestos de aduanas, registros en los caminos y ríos de las zonas
mineras, los esfuerzos fueron ineficaces.

Bibliografía

- Ardash Bonialian, M. (2012). El Pacífico hispanoamericano: Política y


comercio asiático en el Imperio Español (1680-1784), México, El Colegio de
México
- Bethell, L. 2013. Historia de América Latina: La Minería en la
Hispanoamérica Colonial, Editorial Crítica
- De Robles, Gregorio. 1980. América a fines del siglo XVII. Noticias de los
lugares del contrabando. Valladolid: Seminario Americanista,
- Macleod, Murdo, J., “Aspectos de la economía interna de la América
española colonial: fuerza de trabajo, sistema tributario, distribución e
intercambios”, en: Bethell, Leslie (ed.), Historia de América Latina,
Barcelona, Cambridge University Press/ Editorial Crítica, 1990
- Pakewell, Peter.2013. “La Minería en la Hispanoamérica Colonial”, en:
Bethell, Leslie (ed.), Historia de América Latina, Barcelona, Cambridge
University Press/ Editorial Crítica, 1990, Tomo III
- Romano, Ruggiero y Carmagnani, Marcello. 2005. “Componentes
económicos”. Carángano, M., Chávez, A. y Romano, R., coords. 2005. Para
una historia de América I. Las estructuras. México: Fondo de Cultura
Económica
- Russell-Wood, A. J. R. “El Brasil colonial: el ciclo del oro, c. 1690-1750”, en:
Bethell, Leslie (ed.), Historia de América Latina, Barcelona, Cambridge
University Press/ Editorial Crítica, 1990, Tomo III

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