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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CHIMBORAZO

Sentencia judicial

Caso: Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador

Fechas  
Sentencia 20/10/2007
Cumplimiento de la sentencia 29/04/2009

Hechos probados

El señor Juan Carlos Chaparro (nacionalidad chilena), al momento de los hechos, era dueño de la fábrica “Aislantes
Plumavit Compañía Limitada”, dedicada a la elaboración de hieleras para el transporte y exportación de distintos productos,
mientras que el señor Freddy Hernán Lapo Íñiguez Lapo, de nacionalidad ecuatoriana, era el gerente de dicha fábrica.

Con motivo de la “Operación Antinarcótica Rivera”, oficiales de policía antinarcóticos incautaron el 14 de noviembre de
1997, en el Aeropuerto Simón Bolívar de la ciudad de Guayaquil, un cargamento de pescado de la compañía “Mariscos
Oreana Maror” que iba a ser embarcado con destino a la ciudad de Miami. En dicho cargamento, fueron encontradas unas
cajas térmicas o hieleras en las que se detectó la presencia de clorhidrato de cocaína y heroína.

El señor Chaparro fue considerado sospechoso de pertenecer a una “organización internacional delincuencial” dedicada al
tráfico internacional de narcóticos, puesto que su fábrica se dedicaba a la elaboración de hieleras similares a las que se
incautaron, motivo por el cual la Jueza Décimo Segunda de lo Penal del Guayas dispuso el allanamiento de la fábrica
Plumavit y la detención con fines investigativos del señor Chaparro. Por su parte, el señor Lapo fue detenido, junto con otros
empleados de la fábrica Plumavit, durante el allanamiento a dicha fábrica.

Derechos demandados

Artículo 7 Derecho a la Libertad Personal

Fundamentos

Artículo 7 Derecho a la Libertad Personal

La Corte advierte que la boleta de detención contra el señor Lapo tiene fecha de 15 de noviembre de 1997, el mismo día en que fue
detenido, y que la orden de detención de la Jueza tenga fecha de 18 de noviembre de 1997, tres días después de la detención. Estas
irregularidades impiden a la Corte establecer la existencia de una autorización judicial previa a la detención del señor Lapo que cumpliera
con la legislación interna. El Estado tampoco ha dado una explicación razonable. Por ello, la Corte encuentra al Ecuador responsable por
la violación al artículo 7.2 de la Convención en perjuicio del señor Lapo.

Sobre el caso del señor Chamorro, la Corte considera que el Estado no probó que sus autoridades le informaron de los motivos y razones
de su detención, lo que constituye una violación del artículo 7.4 de la Convención y, por ser también contrario a la ley interna, del
artículo 7.2 del mismo tratado, en perjuicio del señor Chaparro.

Puntos Resolutivos

El Estado violó los derechos a la libertad personal, garantías judiciales, integridad personal y propiedad privada
consagrados en los artículos 7.1, 7.2, 7.3, 7.4, 7.5, 7.6, 8.1, 8.2, 8.2.c), 8.2.d), 5.1, 5.2 y 21.1 de la Convención Americana,
en relación con los artículos 1.1 y 2 de la misma, en perjuicio del señor Juan Carlos Chaparro Álvarez, en los términos de
los párrafos 73, 86, 88, 105, 119, 136, 147, 154, 158, 161, 165, 172, 195, 199, 204, 209 y 214 de la presente Sentencia.

El Estado violó los derechos a la libertad personal, garantías judiciales, integridad personal y propiedad privada

ISABEL MONTALVO DERECHO “C”


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consagrados en los artículos 7.1, 7.2, 7.3, 7.5, 7.6, 8.1, 8.2, 8.2.c), 8.2.e), 5.1, 5.2, 21.1 y 21.2 de la Convención Americana,
en relación con los artículos 1.1 y 2 de la misma, en perjuicio del señor Freddy Hernán Lapo Íñiguez, en los términos de los
párrafos 66, 87, 88, 105, 119, 130, 136, 147, 154, 159, 161, 172 y 218 de la presente Sentencia.

Reparaciones

1. El Estado debe eliminar inmediatamente el nombre de los señores Juan Carlos Chaparro Álvarez y Freddy Hernán Lapo
Íñiguez de los registros públicos en los que todavía aparecen con antecedentes penales.

2. El Estado debe comunicar de manera inmediata a las instituciones privadas concernientes que deben suprimir de sus
registros toda referencia a los señores Juan Carlos Chaparro Álvarez y Freddy Hernán Lapo Íñiguez como autores o
sospechosos del ilícito que se les imputó en este caso.

3. El Estado debe hacer pública la presente Sentencia, en el plazo de seis meses contado a partir de la notificación de la
Sentencia.

4. El Estado debe adecuar su legislación, dentro de un plazo razonable, a los parámetros de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos.

5. El Estado debe adoptar inmediatamente todas las medidas administrativas o de otro carácter que sean necesarias para
eliminar de oficio los antecedentes penales de las personas absueltas o sobreseídas definitivamente.

6. El Estado y el señor Juan Carlos Chaparro Álvarez deberán someterse a un proceso arbitral para fijar las cantidades
correspondientes a daño material.

Interpretación de la Sentencia

Esta Corte ha señalado que procede un recurso de revisión en casos excepcionales, cuando un hecho, conocido luego de
emitida la sentencia, afecte lo decidido, o demuestre un vicio sustancial de ésta. Sin embargo, en este caso, no existe
ningún hecho o situación relevante desconocida en el momento de dictarse la sentencia que, de haberse conocido, hubiese
modificado su resultado, sino que el Estado está cuestionando la competencia de la Corte para ordenar ciertas medidas de
reparación alegadamente contrarias al derecho interno y alegadamente contrarias a principios generales de derecho. En
consecuencia, la demanda de interpretación quedó sin sentido.

Cumplimiento de la Sentencia

Considerandos jurídicos de la resolución:

La Corte reconoce que el Estado ha realizado avances en el cumplimiento de esta obligación y que tanto la Asociación de
Bancos Privados como la Superintendencia de Bancos han comunicado a las instituciones del sistema financiero lo
dispuesto por este Tribunal.

El Tribunal declara que el Estado ha dado cumplimiento parcial al punto resolutivo noveno y dispone que los representantes
deberán comunicar a la Corte, en el plazo fijado en la parte resolutiva de la presente Resolución, cuáles son esas otras
instituciones privadas a las que hacen referencia. Asimismo, el Estado deberá informar, en el plazo fijado en la parte
resolutiva de la presente Resolución, cuáles son las gestiones adicionales que ha realizado para dar cumplimiento a este
punto resolutivo.

Que la orden de la Corte de adecuar la legislación interna, conforme al punto resolutivo undécimo de la misma, conlleva dos
obligaciones del Estado, a saber: a) adecuación del derecho interno a los parámetros de la Convención, de manera que sea
una autoridad judicial la que decida sobre los recursos que los detenidos presenten conforme a lo establecido en el artículo
7.6 de la Convención Americana, y b) modificación de la Ley de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas y sus
resoluciones reglamentarias pertinentes, en el sentido de que se dejen de hacer cobros por el depósito y manejo de los
bienes que son aprehendidos en consonancia con dicha Ley a las personas que no han sido condenadas por sentencia
firme.

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Que en cuanto a la primera obligación, el Estado informó que “el 7 de abril de 2008, la Procuraduría [General del Estado]
remitió a la Asamblea Nacional Constituyente un escrito en el que se mencionan normas constitucionales y legales que
demandan una armonización con la Convención Americana, [entre ellas] la que regula la garantía constitucional de habeas
corpus, con el fin de que deje de confiarse al Alcalde el conocimiento en primera instancia del recurso y pase a ser resuelto
por un juez constitucional”.

Que la modificación constitucional es compatible con la Convención Americana y con lo ordenado por esta Corte en la
Sentencia dictada en el presente caso y la Corte valora el avance que representa en el proceso de cumplimiento de esta
Sentencia.

Que respecto al deber de adoptar inmediatamente todas las medidas legislativas, administrativas o de otro carácter que
sean necesarias para eliminar de oficio los antecedentes penales de las personas absueltas o sobreseídas definitivamente
(punto resolutivo duodécimo de la Sentencia), el Estado informó que “la Procuraduría ha remitido a las instituciones públicas
involucradas un oficio en el que solicita la creación de un sistema integrado de información y el impulso de las reformas
normativas pertinentes para que la ‘limpieza’ de ciertos documentos a favor de absueltos y sobreseídos en procesos
penales se realice de oficio y no a instancia de parte”.

La Corte declara que este punto se encuentra pendiente de cumplir y, en consecuencia, que el Estado deberá informar, en
el plazo fijado en la parte resolutiva de la presente Resolución, sobre los resultados del oficio remitido por la Procuraduría o
sobre cualquier otra gestión que se haya realizado para darle cumplimiento.

Conclusiones:

El Estado ha dado cumplimiento total al punto resolutivo octavo de la Sentencia emitida en el presente caso, relativo a la
eliminación del nombre de los señores Chaparro y Lapo de los registros públicos en los que aparecían con antecedentes
penales.

El Estado ha tomado las siguientes acciones concretas, lo cual implica un cumplimiento parcial de los respectivos puntos
resolutivos:
a) comunicar a la Asociación de Bancos Privados y a la Superintendencia de Bancos que deben suprimir de sus registros
toda referencia a los señores Chaparro y Lapo como autores o sospechosos del ilícito que se les imputó en este caso;
b) publicar las partes pertinentes de la Sentencia en el Registro Oficial y en el diario “El Telégrafo”, así como realizar una
publicación con la información específica contenida en el párrafo 263 de la Sentencia en los diarios “El Telégrafo” y “El
Universo”;
c) adecuar a la Convención Americana la legislación interna que regula la acción de hábeas corpus y exhortar al Consejo
Nacional de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas para que reformen sus reglamentaciones internas, y
d) pagar la totalidad de las cantidades establecidas en la Sentencia a favor del señor Lapo, así como la gran mayoría de las
indemnizaciones establecidas a favor del señor Chaparro.

Las siguientes obligaciones se encuentran pendientes de cumplimiento:


e) comunicar a las otras instituciones privadas indicadas por las víctimas que deben suprimir de sus registros toda
referencia a los señores Chaparro y Lapo como autores o sospechosos del ilícito que se les imputó en este caso;
f) difundir la Sentencia por radio y televisión;
g) adecuar su normativa interna a efectos de que se dejen de hacer cobros por el depósito y manejo de los bienes que son
aprehendidos a personas que no han sido condenadas por sentencia firme;
h) adoptar inmediatamente todas las medidas legislativas, administrativas o de otro carácter que sean necesarias para
eliminar de oficio los antecedentes penales de las personas absueltas o sobreseídas definitivamente;
i) someterse a un proceso arbitral para fijar las cantidades correspondientes a daño material del señor, y
j) pagar al señor Chaparro el interés bancario moratorio en el Ecuador indicado en el párrafo 245 de la Sentencia.

Puntos resolutivos:

Requerir al Estado que adopte inmediatamente todas las medidas que sean necesarias para dar efectivo y pronto
acatamiento a los puntos pendientes de cumplimiento, de conformidad con lo estipulado en el artículo 68.1 de la
Convención Americana.

Solicitar al Estado que presente a la Corte Interamericana, a más tardar el 10 de julio de 2009, un informe detallado y
actualizado en el que indique todas las medidas adoptadas para cumplir con las reparaciones ordenadas por esta Corte que
se encuentran pendientes de acatamiento.

ISABEL MONTALVO DERECHO “C”


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RESOLUCION

EXP. Nº 00019-2008-PI/TC

SENTENCIA DEL PLENO JURISDICCIONAL


DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
 
DEL 16 DE SETIEMBRE DEL 2010
 
 
 
PROCESO DE INCONSTITUCIONALIDAD
 
 
Juan Carlos Perea Reátegui, en representación de 2082 ciudadanos (demandante)
 
contra
 
Municipalidad Distrital del Rímac (demandado)
 
 
Asunto:
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por don Juan Carlos
Perea Reátegui, en representación de 2082 ciudadanos, contra la
Ordenanza Nº 167, emitida por la Municipalidad Distrital del
Rímac, que aprueba el Reglamento Interno del Concejo Distritral
del Rímac.
 
 

MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
VERGARA GOTELLI
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA

ISABEL MONTALVO DERECHO “C”


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URVIOLA HANI
 
 
SUMARIO
 
I. ASUNTO
 
II. DATOS GENERALES
 
III. NORMA CUESTIONADA
 
IV. ANTECEDENTES
 
1. Fundamento de la demanda
 
2. Contestación de la demanda
 
V. MATERIAS CONSTITUCIONALMENTE RELEVANTE
 
VI. FUNDAMENTOS
 
a) Sobre el requisito de la mayoría simple
 
b) Sobre el criterio de conciencia
 
c) Sobre la violación al principio de tipificación
 
d) Sobre la limitación del derecho del alcalde a votar en las sesiones del Concejo
 

 EXP. Nº 00019-2008-PI/TC

LIMA

JUAN CARLOS PEREA REÁTEGUI EN

REPRESENTACIÓN DE 2082

CIUDADANOS DEL DISTRITO DEL

RÍMAC

ISABEL MONTALVO DERECHO “C”


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SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 20 días del mes de mayo de 2010, el Tribunal Constitucional en sesión de Pleno
Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Mesía Ramírez, Beaumont Callirgos, Vergara Gotelli,
Calle Hayen, Eto Cruz, Álvarez Miranda y Urviola Hani, pronuncia la siguiente sentencia.

I.                   ASUNTO

Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por don Juan Carlos Perea Reátegui, en representación de
2082 ciudadanos, contra la Ordenanza Municipal Nº 167, emitida por la Municipalidad Distrital del
Rímac, publicada el 13 de abril de 2008 en el diario oficial El Peruano, mediante la cual se aprueba el
Reglamento Interno del Concejo Distrital de esa comuna.

II.                DATOS GENERALES

Tipo de proceso:                      Proceso de Inconstitucionalidad.

                                               

Demandante:                            Juan Carlos Perea Reátegui, en representación de 2082 ciudadanos del
distrito del Rímac.

Norma sometida a control:        Artículos 37º, 38º, 62º y 64º (literales a, c, e, j, k, y l) de la Ordenanza N.º
167, mediante la cual se aprueba el Reglamento Interno del Concejo
Distrital del Rímac.

Normas constitucionales

cuya vulneración se alega:         Artículos 2º, inciso 24, literales d) y e); 22º, inciso 23; y 139º, incisos 5, 6,
10, 14 y 15 de la Constitución.

ISABEL MONTALVO DERECHO “C”


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Petitorio:                                   Se declare la inconstitucionalidad de los citados artículos.

III.             NORMAS CUESTIONADAS

a)      Artículo 37º de la Ordenanza N.º 167, mediante la cual se aprueba el Reglamento Interno del
Concejo Distrital del Rímac.

“Artículo 37º.- Voto del alcalde

El Alcalde vota sólo en caso de empate y en calidad de dirimente”.

b)      Artículo 38º de la Ordenanza N.º 167, mediante la cual se aprueba el Reglamento Interno del
Concejo Distrital del Rímac.

“Artículo 38º.- Mayorías

Mayoría simple: Es aquella que se obtiene con los votos que superen la votación contraria. Mayoría
Calificada: Es la cantidad de votos que exige la Ley del número Legal de Regidores, para aprobar un
determinado asunto o materia”.

c)      Artículo 62º de la Ordenanza N.º 167, mediante la cual se aprueba el Reglamento Interno del
Concejo Distrital del Rímac.

“Artículo 62º.- Sanciones disciplinarias

Por los actos de indisciplina, los miembros del Concejo Municipal pueden ser sancionados, según sean
considerados faltas leves o faltas graves. Las faltas leves serán sancionadas con:

a) Llamada de atención verbal.

b) Con amonestación escrita y reservada.

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Las faltas graves serán sancionadas con:

a) Con amonestación pública, mediante resolución de Concejo.

b) Con suspensión por un período máximo de ciento veinte (120) días calendarios.

En la determinación precisa de la suspensión quienes deben proponerla actuarán con criterio de


conciencia, constituyendo precedente para ser aplicable en casos similares, requiriéndose para la
imposición de la sanción, mayoría simple”.

d)      Artículo 64º de la Ordenanza N.º 167, mediante la cual se aprueba el Reglamento Interno del
Concejo Distrital del Rímac.

“Artículo 64º.- Constituyen faltas graves:

En aplicación del inciso 4) artículo 25 de la Ley Orgánica de Municipalidades – Ley Nº 27972, los miembros
del Concejo Municipal podrán ser sancionados por falta grave. Se consideran faltas graves:

a) Pronunciar palabras, gestos o frases ofensivas, inadecuadas o inconvenientes que afecten la


reputación, el honor, la intimidad o la imagen personal de los miembros del Concejo Municipal.

(…)

c) Agredir físicamente a otro miembro del Concejo Municipal.

(…)

e) Ejercer coacción, amenaza, o violencia contra el Alcalde o Regidores de manera directa o por
intermedio de terceros.

(…)

j) Utilizar instrumentos falsos como si fueran verdaderos con el propósito de perjudicar o dañar la
imagen de los miembros del Concejo Municipal.

k) No comunicar a la autoridad correspondiente cuando se tenga las pruebas acerca de la


Comisión de algún delito realizado en la Administración Municipal.

l) Realizar actos que produzcan un perjuicio económico a la Corporación Municipal”.

IV.              ANTECEDENTES

1.      Demanda

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Con fecha 5 de agosto de 2008, don Juan Carlos Perea Reátegui, en representación de 2082 ciudadanos
del distrito del Rímac, interpone demanda de inconstitucionalidad contra los artículos 37º, 38º, 62º y
64º (literales a, c, e, j, k, y l) de la Ordenanza N.º 167, emitida por el Concejo Municipal de la
Municipalidad Distrital del Rímac, mediante la cual se aprueba el Reglamento Interno del Concejo
Distrital de esa comuna.

La demanda se sustenta, fundamentalmente, en los siguientes argumentos:

a)      En primer lugar, alega que el “criterio de conciencia” señalado en el artículo 62º del Reglamento
como parámetro para determinar si una conducta o hecho es merecedor de una sanción de
suspensión, es un criterio totalmente subjetivo, que está sometido al libre albedrío de los regidores
que conformen la mayoría simple del Concejo, lo que, a su entender, vulnera el principio de
tipicidad y el derecho a no ser sancionado por acto u omisión que no esté previamente calificado en
la ley (artículo 2º, inciso 24, literal d de la Constitución).

b)      En segundo lugar, respecto al requisito de la “mayoría simple” que exige el artículo 62º del
Reglamento como quórum para aplicar la sanción de suspensión, señala que dada la actual
correlación de fuerzas políticas al interior del Concejo Municipal –seis (06) regidores de oposición y
cinco (05) regidores que apoyan la gestión del actual Alcalde –, la suspensión de cualquier regidor o
del Alcalde queda supeditada al libre arbitrio de los regidores opositores que conforman la mayoría
simple. Asimismo, afirma que el artículo 23º de la Ley N.º 27972, Ley Orgánica de Municipalidades
(en adelante, LOM) señala que los casos de vacancia deben adoptarse por mayoría calificada,
debiendo aplicarse, a su criterio, el mismo supuesto para el tema de la suspensión, por ser ésta una
interrupción en el ejercicio de la función edil. Finalmente, aduce que la facultad prevista en la LOM
para tipificar las sanciones por faltas graves en el Reglamento Interno sólo se refiere a los tipos de
sanciones a imponer, pero no al número de votos aprobatorios, lo que está reservado a la propia
LOM. Por todo ello, considera que el Concejo Municipal ha incurrido en excesos en el ejercicio de su
potestad reglamentaria.

c)      En tercer lugar, alega que el “voto dirimente” regulado en el artículo 37º del citado Reglamento, al
señalar que el Alcalde “vota solo en casos de empate y en calidad de dirimente”, contraviene lo
dispuesto en el artículo 17º de la LOM, que no establece ninguna limitación o exclusión para que el
Alcalde pueda ejercer su derecho a votar en los acuerdos del Concejo Municipal, más aún cuando él
mismo es considerado miembro de dicho Concejo. Asimismo, sostiene que el cuestionado artículo

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vulnera el artículo 2, inciso 24, literal a) de la Constitución, así como el artículo 9, numeral 10 de la
LOM.

d)      En cuarto lugar, respecto a los hechos tipificados como faltas graves (artículo 64º del Reglamento),
refiere lo siguiente:

a.       En relación al literal “a)” [palabras, gestos o frases ofensivas, inadecuadas o inconvenientes],
señala que este supuesto permite sancionar inclusive aquellos actos que son realizados cuando
el regidor manifiesta su disconformidad en el curso del debate, situación que muchas veces
ocurre en las sesiones del Concejo, por lo que este supuesto requiere de una mayor
determinación.

b.      En relación al literal “c)” [agresión física], indica que se requiere determinar los móviles de tal
agresión, puesto que es necesario distinguir aquella agresión que se realiza de manera mutua,
en circunstancias distintas cuando se trate de actos públicos o privados, así como si la agresión
se realiza dentro o fuera de los locales municipales.

c.       En relación al literal “e)” [coacción, amenaza o violencia de manera directa o por medio de
terceros], refiere que el Reglamento no señala qué actos pueden ser considerados como tales.

d.      En relación al literal “j)” [uso de instrumentos falsos para perjudicar o dañar la imagen de los
miembros del Concejo], señala que el Reglamento debe establecer el concepto de instrumento
al cual se refiere. Asimismo, sugiere que este supuesto solo debe comprender aquellos actos
que afecten el bien jurídico “honor”.

e.       En relación al literal “k)” [no comunicar a la autoridad cuando se tengan pruebas de la comisión
de algún delito], refiere que no todos los regidores o el alcalde podrían calificar adecuadamente
qué medio constituye prueba de algún delito.

f.        Por último, en relación al literal “l)” [actos que produzcan un perjuicio económico], señala que es
necesario que el Reglamento considere a qué tipo de actos se refiere pues, a diferencia del
Alcalde distrital, los regidores no realizan actos administrativos. Igualmente, considera que es

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inadecuado regular un supuesto que está contemplado en la normas de control interno de las
entidades públicos, así como en el Código Penal.

Señala asimismo que es necesario implementar en el Reglamento normas esenciales que


garanticen el respeto al debido procedimiento, al derecho de defensa y la debida acreditación
de la falta grave para la imposición de la sanción de suspensión, a fin de permitir al sancionado
el derecho de acreditar la no comisión de la falta imputada. De este modo la demanda sugiere
un control de omisiones por parte del Reglamento Municipal.

2.      Contestación de la demanda

Con fecha 16 de octubre de 2008, el Procurador Público Municipal a cargo de los Asuntos Judiciales de la
Municipalidad Distrital del Rímac contesta la demanda, contradiciéndola y negándola en todos sus
extremos, solicitando que sea declarada infundada o improcedente, en base a los siguientes
fundamentos:

a)      En cuanto al criterio de conciencia enunciado en el artículo 62º del cuestionado Reglamento, señala
que si bien este criterio es de carácter subjetivo, también implica un acto de responsabilidad para
los miembros del Concejo Municipal quienes, de manifestar un voto en contra de la ley, podrían ser
objeto de denuncia penal, de conformidad con los artículos II del Título Preliminar y 11, segundo
párrafo de la LOM.

b)      En cuanto a la mayoría simple como quórum necesario para aplicar la sanción de suspensión, señala
que lo que el Reglamento hace es simplemente especificar la forma en que deben llevarse a cabo las
votaciones, conforme a lo previsto en la LOM. Agrega que no se puede presumir que, por el hecho
de que seis (06) regidores supuestamente están en contra de la gestión del Alcalde o de algún
Regidor, se pueda dar la situación denunciada en la demanda.

c)      En cuanto a los hechos tipificados como faltas graves en el artículo 64º del citado Reglamento,
menciona que ésta se ha limitado a describir las conductas que deben ser consideradas como tales,
no existiendo ninguna contradicción entre el contenido de esta norma y la finalidad que persigue.

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d)      Finalmente, puntualiza que los artículos cuestionados no vulneran ninguno de los derechos
especificados de la demanda, pues el Reglamento ha sido emitido de conformidad con las normas
previstas en la LOM y las normas especiales de la materia emitidas por el Jurado Nacional de
Elecciones.

V.                 MATERIAS CONSTITUCIONALMENTE RELEVANTES

De lo expuesto en el escrito de la demanda de inconstitucionalidad y su contestación, se colige que los


puntos controvertidos que este Tribunal ha de resolver en el presente caso son los siguientes:

-         Determinar el alcance y límites de la facultad de los Concejos Municipales para dictarse su
propio Reglamento, de conformidad con lo establecido en la Constitución y en la LOM.

-         Determinar si el requisito de la mayoría simple establecido en el Reglamento de la


Municipalidad distrital del Rimas, para acordar la suspensión de algún miembro del Concejo,
vulnera alguna disposición constitucional o, en su caso, la LOM.

-         Determinar si el criterio de conciencia enunciado por el Reglamento como parámetro para
proponer la sanción de suspensión, resulta inconstitucional.

-         Determinar si la tipificación de las faltas graves que realiza el Reglamento vulnera algún o
algunos de los derechos fundamentales invocados en la demanda.

VI.              FUNDAMENTOS

 
La LOM como parámetro en el control de constitucionalidad de las competencias municipales
       

1.      Conforme se desprende de la demanda, en el presente caso las supuestas violaciones a derechos y
prerrogativas constitucionales que se denuncian involucran también una serie de normas de la Ley
Orgánica de Municipalidades, en concreto, las competencias de la Municipalidad al momento de
regular su vida institucional interna. En consecuencia, lo primero que este Colegiado debe recordar
es que conforme a jurisprudencia reiterada, la referida Ley Orgánica de Municipalidades (LOM)
forma parte del bloque de constitucionalidad, para estos supuestos y en consecuencia será
considerado como parámetro formal y material en lo que resulte pertinente.

ISABEL MONTALVO DERECHO “C”


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2.      Al respecto, conforme se ha tenido ocasión de precisar, “el contenido del parámetro de
constitucionalidad (...) puede comprender a otras fuentes distintas de la Constitución y, en concreto,
a determinadas fuentes con rango de ley, siempre que esa condición sea reclamada directamente
por una disposición constitucional (v.g. la ley autoritativa en relación con el decreto legislativo). En
tales casos, estas fuentes asumen la condición de “normas sobre la producción jurídica”, en un
doble sentido; por un lado, como “normas sobre la forma de la producción jurídica”, esto es, cuando
se les encarga la capacidad de condicionar el procedimiento de elaboración de otras fuentes que
tienen su mismo rango; y, por otro, como “normas sobre el contenido de la regulación”, es decir,
cuando por encargo de la Constitución pueden limitar su contenido”. (STC N.° 007-2002-AI/TC, STC
N.° 0041-2004-AI/TC, STC 053-2004-AI.

3.      La referencia al parámetro de constitucionalidad o “Bloque” viene reconocido actualmente de modo


expreso en el artículo 79° del Código Procesal Constitucional, conforme al cual: “(...) para apreciar la
validez constitucional de las normas el Tribunal Constitucional considerará, además de las normas
constitucionales, las leyes que, dentro del marco constitucional, se hayan dictado para determinar la
competencia o las atribuciones de los órganos del Estado o el ejercicio de los derechos
fundamentales de la persona” (subrayado del Tribunal Constitucional).

Bajo estos supuestos, las infracciones directas a las normas que conforman el parámetro de
constitucionalidad determinarán, por consiguiente, afectaciones indirectas a la jerarquía normativa
de la Constitución, como lo prevé el artículo 75° del Código Procesal Constitucional.

4.      En lo que toca al presente caso, de conformidad con el artículo 194º de la Constitución, las
municipalidades provinciales y distritales son los órganos de gobierno local. Dichas corporaciones
gozan de autonomía política, económica y administrativa en los asuntos de su competencia, y su
estructura orgánica la conforman el Concejo Municipal como órgano normativo y fiscalizador, y la
Alcaldía como órgano ejecutivo, con las funciones y atribuciones que la ley les señala.

5.      En el marco de dicha autonomía, el artículo 195º, inciso 1) de la Constitución, establece que los
gobiernos locales son competentes para aprobar su organización interna y su presupuesto. Sobre
este aspecto, el artículo 9º, inciso 12 de la LOM señala que corresponde al Concejo Municipal
aprobar por ordenanza el reglamento interno del Concejo Municipal, cuya propuesta debe
efectuarla el alcalde (según lo señalan el artículo 20º, inciso 14 de la LOM, y el artículo 4º, inciso 14
del cuestionado Reglamento).

ISABEL MONTALVO DERECHO “C”


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6.      De la lectura de los artículos precitados, puede colegirse que una de las funciones que corresponde
ejercer a los Concejos Municipales es aquella de aprobar vía ordenanza su propio Reglamento, cuyo
objeto es regular la organización interna del Concejo Municipal, estableciendo las atribuciones y
competencias de sus miembros, las formalidades que rigen la convocatoria y desarrollo de las
sesiones del Concejo, tipificando las faltas y sanciones disciplinarias, entre otros aspectos.

7.      En tal sentido, la aprobación y puesta en práctica del Reglamento Interno es una manifestación de la
llamada autonomía administrativa institucional que asiste a los gobiernos locales, garantía
institucional en virtud de la cual se dota a los gobiernos locales de la capacidad de autonormarse y
fijar su estructura funcional con miras a cumplir los objetivos constitucionales y legales que ellos
tengan previsto (Cfr. STC N.º 01211-1999-AA, fundamento 3).

8.      Sin embargo, como este Tribunal ha señalado en más de una oportunidad, la autonomía concedida a
los gobiernos municipales en modo alguno puede entenderse como autarquía funcional al extremo
de que, de alguna de sus competencias, pueda desprenderse desvinculación parcial o total del
sistema político o del propio orden jurídico en el que se encuentra inmerso cada gobierno municipal
[STC N.º 00007-2001-AI, fundamento 6]. En otras palabras, autonomía no debe confundirse con
autarquía, pues desde el mismo momento en que aquella le viene atribuida por el ordenamiento, su
desarrollo debe realizarse con respeto a ese ordenamiento jurídico [STC N.º 000015-2005-AI,
fundamento 7].

9.      En esa línea, pues, este Tribunal debe señalar que si bien los gobiernos locales son competentes
para aprobar ellos mismos su propio Reglamento con el fin de autoorganizarse, ello no implica que
el ejercicio de esta competencia pueda contravenir lo establecido por la Constitución y otras normas
que, como la LOM, fijan las pautas para el ejercicio de esta potestad normativa. De ahí que, a través
del proceso de inconstitucionalidad, este Tribunal se encuentre habilitado para evaluar la validez del
Reglamento Interno aprobado por un Concejo Municipal a través de una ordenanza, como es el caso
de autos.

a)      Sobre el requisito de la mayoría simple

10.  En primer lugar, el demandante alega que el artículo 62º del Reglamento, al establecer la “mayoría
simple” como quórum requerido para la aplicación de la sanción de suspensión, contraviene lo
establecido en la LOM, pues ésta habilita al Concejo para tipificar las sanciones disciplinarias que
serán aplicables a sus miembros, pero no para establecer el número de votos aprobatorios, lo que

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estaría reservado a la propia LOM. De este modo, a criterio de los demandantes, la forma en que
debe ponerse en práctica una sanción no podría ser desarrollado por el Reglamento.

11.  Sobre el particular, conviene resaltar que el artículo 17º de la LOM establece que los acuerdos del
Concejo Municipal son adoptados por mayoría calificada o mayoría simple, según lo establezca la
ley. Al respecto, cabe señalar que la LOM no contempla ningún requisito especial de votación para el
caso de los acuerdos que disponen la suspensión de algún miembro del Concejo (como por ejemplo
sí lo establece, para otros supuestos, en sus artículos 23º, 61º y 66º). Siendo ello así, el
establecimiento de una mayoría simple como quórum requerido para adoptar aquél tipo de
acuerdos resulta ser una alternativa válida que ha sido adoptado en el marco de la autonomía
administrativa que asiste a los gobiernos locales y que no compromete ningún derecho ni
competencia reservada a la LOM.

12.  Por lo demás, este Tribunal no comparte aquel argumento del demandante según el cual, dado que
la actual composición del Concejo es mayoritariamente opositora a la labor del actual Alcalde, el
requisito de la mayoría simple obstruiría el normal desenvolvimiento de la gestión municipal, y que
por esa razón la norma cuestionada tenga que ser inconstitucional. Al respecto, cabe señalar que el
demandante no ha probado en su demanda que esta supuesta obstrucción a la labor municipal haya
ocurrido o esté ocurriendo en la realidad, razón por la cual dicho argumento no puede ser tomado
en cuenta por este Tribunal, máxime cuando el propio Alcalde (quien supuestamente es también un
afectado) no ha denunciado ni refutado dicha hipótesis en su escrito de contestación.

En consecuencia, este Tribunal concluye que el requisito establecido en el artículo 62º del
Reglamento Interno, referido a la mayoría simple como quórum para aplicar la sanción de
suspensión de los miembros del Concejo, es compatible con la Constitución y demás normas del
bloque de Constitucionalidad aplicable al presente caso, por lo que la demanda debe ser
desestimada en este extremo.

b)      Sobre el criterio de conciencia

13.  Por otro lado, el demandante cuestiona que el artículo 62º del Reglamento Interno haya previsto al
“criterio de conciencia” como un parámetro para imponer la sanción de suspensión a los miembros
del Concejo, por considerar que ello vulnera el principio de tipicidad y el derecho a no ser
sancionado por acto u omisión que no esté previamente calificado en la ley.

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14.  Al respecto, este Tribunal debe indicar que la aplicación de la sanción de suspensión se encuentra
supeditada a la comisión de una falta grave por parte de algún miembro del Concejo, falta cuyos
supuestos están expresamente previstos en el artículo 64º de dicho Reglamento y cuya verificación
exige desde luego un análisis objetivo de los hechos.

15.  En ese contexto, el llamamiento al “criterio de conciencia”, solo puede entenderse como un
estándar que apela a la razonabilidad de quien juzga y que resulta complementario y, muchas veces,
irrenunciable en el marco de un Estado Constitucional de Derecho en el que, si bien el principio de
taxatividad exige que las reglas que establecen sanciones o tipifican conductas prohibidas cuenten
con la mayor precisión, no obstante, los derechos que pueden ser objeto de restricción a través de
dichas sanciones, están, por lo general, reconocidos en la constitución bajo la forma no de reglas
sino de principios y deben por tanto ser ponderadas al momento de su aplicación. De este modo, el
“criterio de conciencia” al que alude la Ordenanza Municipal bajo control debe entenderse como
una exigencia de que las decisiones en el marco del derecho administrativo sancionador deben
obedecer a criterios de razonabilidad y proporcionalidad en su aplicación.

En consecuencia, este Colegiado tampoco encuentra argumentos para amparar este extremo de la
demanda.

c)      Sobre la tipificación de las faltas graves

16.  En relación a este punto, el demandante ha cuestionado varios incisos del artículo 64º del
Reglamento, por considerar que las faltas graves allí previstas adolecen de indeterminación y
vaguedad conceptual, por lo que resultarían atentatorias del principio de tipicidad. Al respecto, para
este Tribunal resulta evidente que, al igual que cualquier entidad pública o privada, el Concejo
Municipal se encuentra obligado también a respetar este principio a la hora de configurar las faltas
disciplinarias que puedan ser aplicables a sus miembros, así como al momento de establecer las
sanciones respectivas, ello en la medida en que ambas cuestiones conciernen a la potestad
administrativo sancionadora que ejerce dicha Corporación, reconocida implícitamente en el artículo
25, inciso 4 de la LOM.

17.  Al respecto, conviene recordar que el principio de tipicidad o taxatividad en el derecho


administrativo sancionador, tal como lo tiene entendido este Colegiado, constituye una de las

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manifestaciones del principio de legalidad respecto de los límites que se imponen al legislador penal
o administrativo, a efectos de que las prohibiciones que definen sanciones, sean éstas penales o
administrativas, estén redactadas con un nivel de precisión suficiente que permita a cualquier
ciudadano de formación básica comprender sin dificultad lo que se está proscribiendo bajo amenaza
de sanción en una determinada disposición legal [STC N.º 2192-2004-PA/TC, fundamento 5].

18.  Sin embargo, de la lectura de los incisos cuestionados por el demandante, este Colegiado considera
que los mismos cumplen suficientemente con los estándares mínimos de precisión conceptual
requeridos para este tipo de regulaciones, por lo que las acotaciones que el demandante formula a
título de imputación de inconstitucionalidad, corresponderían más bien a eventualidades propias de
la aplicación a circunstancias específicas de un caso concreto, lo que en modo alguno forma parte
del principio de tipicidad que corresponda ser evaluada en el ámbito del control abstracto de
inconstitucionalidad. En consecuencia, la demanda debe ser también desestimada en este punto.

d)      Sobre la supuesta limitación del derecho del alcalde a votar en las sesiones del Concejo

19.  Por último, el demandante advierte una supuesta contradicción entre el artículo 37º del citado
Reglamento (el cual señala que “el alcalde vota sólo en caso de empate y en calidad de dirimente”) y
el artículo 17 de la LOM (que señala que “el alcalde tiene sólo voto dirimente en caso de empate”),
lo cual a su juicio resulta inconstitucional, pues el Reglamento estaría limitando el voto del alcalde
sólo para los casos de empate, limitación que no se encontraría prevista en la LOM.

20.  Al respecto, este Tribunal estima que, si bien la redacción del artículo 17º de la actual LOM resulta
deficiente, es claro que la intención del legislador ha sido limitar la votación del alcalde en las
sesiones del Concejo sólo para los casos de empate. Ello se puede corroborar si comparamos la
redacción actual del artículo 17º con aquella otra que preexistía a la modificación introducida por la
Ley N.º 28268. En efecto, antes de la modificación, el artículo 17º se establecía lo siguiente: “ el
alcalde tiene voto dirimente en caso de empate, aparte de su voto, como miembro del concejo”. En
ese sentido, resulta válido inferir que, si el legislador eliminó esta última parte del artículo, y en su
lugar, añadió la palabra “solo”, su intención ha sido limitar la votación del alcalde solo para los casos
de empate. Por lo demás, a efectos de aclarar el sentido de la norma, resulta útil acudir a la
Exposición de Motivos de la citada Ley modificatoria,  en la cual se puede leer lo siguiente: “(…)
creemos que el Alcalde no debe votar, debiendo hacerlo sólo en el caso exista un empate en la
votación, por lo que amerita una urgente modificación de la ley para subsanar dichos errores y sobre
todo para que el Alcalde vote sólo en caso de empate como era con la anterior Ley 23853”.

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Ello pone de manifiesta que la modificación introducida en la LOM se condice con lo que establece el
Reglamento Municipal cuestionado, por lo que tampoco asiste razón a la demanda en este extremo.

VII.           FALLO

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú

HA RESUELTO

Declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad interpuesta.


 

Publíquese y notifíquese. 

SS.

MESÍA RAMÍREZ

BEAUMONT CALLIRGOS

VERGARA GOTELLI

CALLE HAYEN

ETO CRUZ

ÁLVAREZ MIRANDA

URVIOLA HANI

DIFERENCIAS

La diferencia es propiamente teorico, pues básicamente es lo mismo. Las sentencias las emiten los
tribunales de justicia como lo son un juzgado, una sala, etc. Mientras que las resoluciones definitivas son
emitidos por organos que sin ser tribunales emiten resoluciones dirimiendo controversias, tales como
las juntas de conciliacion o cualquier otro tribunal administrativo

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