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Hablando de crecimiento del Estado, afirma que nuestros problemas se derivan de una libertad
excesiva por culpa de los "fundamentalistas del mercado". Dice, en serio, que hemos vivido una
"época dominada por el mercado", cuando el Estado no ha dejado de crecer. Podría el Nobel
haberle preguntado a cualquier contribuyente. Otra falsedad: "Tras el colonialismo,
Occidente había conseguido promover el fundamentalismo de libre mercado en los
países en vías de desarrollo". Es decir, lo contrario de lo que sucedió. Y otra: "El gobierno
debería tener cierta influencia sobre los bancos". Vamos, que no tiene ninguna, los bancos
centrales no existen, y es pura casualidad que haya expolíticos y burócratas en nuestros
bancos.
Viejo error es pensar que la desigualdad es mala porque reduce la demanda agregada, como
si no hubiéramos padecido crisis económicas con un auge de la demanda agregada. Un bulo
derivado es el keynesianismo cañí conforme al cual es malo bajar los impuestos y el déficit, y lo
bueno es siempre gastar más "para invertir en el futuro del país". La clave del crecimiento es
desdeñada con una tradicional falacia: "El dinero que se ahorra es un dinero que no se
gasta". Es tan bobo el odio al ahorro que intenta arreglarlo en plan in the long run we are all
dead: el ahorro es bueno, pero sólo a largo plazo.
También tiene la osadía de criticar el liberalismo porque hay empresarios que se acercan al
Estado en busca de prebendas que termina pagando el pueblo, que es exactamente lo que
vienen denunciando los liberales desde Adam Smith. Otra ficción es asociar la economía
neoclásica con el liberalismo, para dar la impresión de que si uno defiende la libertad, entonces
uno debe ser un delirante que cree que las contrataciones de las personas en los
mercados se ajustan a una necia utopía denominada "competencia perfecta". Relacionado
con esto, y también vinculado con el neoclasicismo, es centrarse únicamente en los fallos del
sector privado. La fantasía paralela a la demonización del capitalismo es la divinización del
socialismo, porque "al socialismo le preocupan las personas corrientes".