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Universidad Argentina de la Empresa

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES

Lic. en Psicología
TRABAJO PRÁCTICO OBLIGATORIO

Cambio Psíquico

MATERIA: Psicología Clínica.

DOCENTE A CARGO: Papaleo, Ricardo.

ALUMNOS:

Bernstein, Ana Paula LU: 1064241

Gamboa,Paula Lu:

Rua, Cyntia Lu:1036840

Vallory,Sofia Lu:

Fecha de entrega: 30/05/2018


Introducción

El objetivo del siguiente trabajo es hacer un desarrollo de lo que significa el cambio


psíquico y cuáles son las vías para alcanzarlo. Se empezará con su pionero, Sigmund
Freud, pero al mismo tiempo se hará un recorrido de todas sus concepciones.
Con ello se intenta conocer su implicancia en la clínica, su modo de observación y su
efecto en el paciente.
El cambio psíquico es una de las metas principales de las psicoterapias, ya que este es
necesario para alcanzar una evolución favorable en el paciente.
Se menciona psicoterapias en plural porque, como se verá en el proceso del trabajo, no
es posible abordar eficazmente a todas las personas que consulten con una única
técnica psicoterapéutica.
Por consiguiente, se utilizará principalmente el articulo “Los caminos del cambio
psíquico. Algunas consideraciones” (Spivacow,2012) relacionándolo con otros autores.
Desarrollo

Modelo integrativo en psicoterapia

En primer lugar, es imposible ubicar al cambio psíquico como resultado de una única
metodología de trabajo. Para cada paciente parece evidente una modalidad de trabajo
específica es la más propicia para él. Algunos parecen beneficiarse con procedimientos
breves que suponen intervenciones acotadas, modificando ciertos aspectos de su
comportamiento, mientras que otros requieren un trabajo más complejo, que implica
transformaciones en la estructura de su personalidad. También, el mismo paciente
puede requerir intervenciones diversas apuntando a diferentes objetivos, y esto ocurre
tanto sucesivamente, como simultáneamente (Fernandez Álvarez, 2008).

Tenemos que pensar al sujeto como un ser social que va a travesando diferentes etapas
de un ciclo vital, lo que van generando diferentes cambios y concepciones en él.

Ya desde la década de los 80´se han desarrollado un número creciente de enfoques


integrativos de psicoterapia. En la práctica se utilizan formas de abordaje que incluyen
elementos provenientes de diferentes enfoques originales, procedimientos
heterogéneos y recursos diversos, para enfrentar más exitosamente los problemas que
aquejan a las personas que padecen. Hay multiplicidad de modelos y variantes. Por
ejemplo el psicoanálisis, como técnica de tratamiento. Originalmente el psicoanálisis
estaba contraindicado para patologías graves, pero a estos desórdenes hoy se aplican
técnicas terapéuticas variadas derivadas del psicoanálisis.

De acuerdo con Fernández Álvarez, la diversidad señalada hizo necesaria la búsqueda


de puntos comunes entre los diferentes modelos y confrontación de los resultados. La
primera en relación a lo teórico y la segunda a lo empírico.

Existen diversos antecedentes de estos intentos.


Las coincidencias sobre las psicoterapias exitosas eran cuatro características:
1- Una relación particular entre el paciente y el terapeuta, con la confianza del
paciente en la competencia del terapeuta para ayudarlo.
2- Sus entornos son designados socialmente como lugares de curación, de modo
que el ambiente genera por si solo una expectativa de alivio.
3- Todas las psicoterapias se basan sobre un mito sobre salud y enfermedad, que
debe ser compartido por el aparato cultural que defienden el paciente y el
terapeuta.
4- Toda psicoterapia implica un procedimiento que resulta de una prescripción
teórica.

Los encuestados de los estudios de efectividad identificaban las mismas razones para
explicar el éxito de sus tratamientos a- la personalidad del terapeuta, b- la capacidad del
terapeuta para entender los problemas que se le presentaban, c-el aliento del terapeuta
para que los pacientes pudieran enfrentar problemas, d-la capacidad para hablar, e-la
ayuda recibida para aumentar la autocomprensión. Es decir, que el éxito del tratamiento
está íntimamente relacionado con la calidad de la relación entre el paciente y el
terapeuta.

Por otro lado, investigaciones sobre la terapia psicoanalítica arrojan los siguientes
resultados:
1- No se cumple la expectativa de que sólo la terapia analítica conduciría a cambios
estructurales.
2- No se verificó la relación entre cambios terapéuticos y resolución de conflictos.
3- No se confirmó la hipótesis sobre la necesidad de resolver determinados conflictos para
producir ciertos cambios.
4- Los cambios obtenidos con técnicas no analíticas (de apoyo) producían resultados tan
durables como los logrados con técnicas analíticas.
5- Los tratamientos analíticos obtuvieron menores resultados que los esperados
(probablemente debido al tipo de pacientes, que presentaban patologías severas).
6- Los tratamientos analíticos eran más directivos de lo esperado y los de apoyo más
dinámicos que lo esperado.

Las comparaciones entre psicoterapias psicodinámicas y conductistas son las más


habituales por la frecuencia en que se emplean. El habitual debate agrio de que para
los psicoanalistas las técnicas conductistas solo servían para hacer desaparecer
síntomas manifiestos, pero dejaban intacta la enfermedad, que respondía a un conflicto
latente, con consecuencias negativas de enmascaramiento de la patología, en
detrimento de la salud del paciente. Y para los conductistas, las proposiciones del
psicoanálisis solo respondían a construcciones mágicas o metafísicas, y sometían a los
pacientes a costosos prolongados procedimientos que no servían para mejorar su salud,
demorándolos innecesariamente, hasta generar iatrogenia.
Una segunda propuesta, son las técnicas mixtas. Las psicoterapias psicodinámicas
(psicoanalíticas, humanísticas y existenciales) apoyadas en un modelo de asistencia
abiertos y prolongados comenzaron a aplicarse mediante técnicas breves. Las técnicas
conductistas de procedimientos a cambios en el condicionamiento de los individuos
empezaron a aplicarse a estructuras e interacciones como la familia y el grupo. Las
técnicas sistémicas, inicialmente pensadas para su aplicación en redes de interacción
se aplicaron a pacientes individuales.

Las perturbaciones psicológicas en este siglo fueron en aumento, una progresiva


proliferación de los desórdenes psíquicos. La fuerza de estos hechos condujo a que los
terapeutas empleen combinaciones de técnicas originadas en enfoques diferentes.
Aparecieron entonces los modelos eclécticos y los modelos integrativos. Los primeros
refieren a utilizar técnicas de diferentes enfoques que resultaron eficaces, bajo la
premisa de que son independientes del grado de conocimiento que el profesional tenga
del marco teórico completo que la sustenta, y que lo importante es el grado de
entrenamiento, capacidad y habilidad de usarlas, esto llamado “autonomía de las
técnicas” (Fernandez Álvarez, 2008).
Los modelos integrativos se diferencian de los eclécticos en que las aportaciones
tomadas de distintos enfoques pueden integrarse en un nivel superior de elaboración
conceptual, una nueva construcción epistemológica justificada (y no una mera
yuxtaposición). El modelo que presenta Fernández Álvarez es el resultado de la
elaboración teórica y clínica, donde verificó que los pacientes que consultan son
personas que padecen de muy diferentes y variados trastornos, que el origen de dichos
padecimientos responde a muy distintas circunstancias y que dichos pacientes pueden
obtener alivio por medio de diferentes recursos terapéuticos.

Por último, Fernández Álvarez sugiere en “Justificaciones de un modelo integrativo en


psicoterapia” que el éxito obtenido en el tratamiento de una perturbación no significa
que ese paciente no requiera un nuevo abordaje terapéutico en algún momento posterior
para un trastorno equivalente o para otra forma de padecimiento. Esto no significa que
la terapéutica haya fracasado o sido insuficiente. Sino que:
“Existen situaciones en las que ocurren tales fracasos resultado de una incorrecta
aplicación terapéutica, pero en muchos casos lo que enfrentamos es por las vicisitudes
alas que está expuesta la dinámica de la vida humana.
Evitar el concepto de alta, descarga en el paciente la responsabilidad de demostrar un
estado ideal de conducta frente a los demás, y creer que ha alcanzado una forma de
perfección de su salud mental. La finalización de una psicoterapia marca el punto en
que paciente-terapeuta consideren alcanzado los objetivos, en un período que debe
depender de las necesidades intrínsecas que cada individuo tiene de producir cambios”.

Psicoterapia

En psicoterapia, existe una relación entre grado de alianza terapéutica, percepción de


cambio, frecuencia de sesiones y estilo de intervención del analista. El desarrollo esta
“alianza terapéutica” implica la posibilidad de cambio cuya expresión general sería la
percepción de la mejoría. Este cambio depende del vínculo en cuya constitución
intervienen elementos de distinto nivel, influido por el encuadre.

La implicación del paciente en el proceso es una variable clave que se relaciona


positivamente con el resultado de la psicoterapia. Esta implicación es motivada por el
“deseo de curación” y se sostiene a partir de la actitud del terapeuta. Sin esto no es
posible que se genere el cambio psíquico.

El concepto de alianza terapéutica incluye tres aspecto: el establecimiento y posterior


desarrollo de un vínculo; acuerdo sobre metas u objetivos del proceso terapéutico; y
acuerdos sobre tareas y responsabilidades para alcanzar esas metas.

Además, cuenta con dos tipos de elementos que fomentan los caminos del resultado de
la psicoterapia, sean de polaridad positiva o negativa. Por una parte, se encuentran los
elementos menos racionales que surgen en la alianza, como lo son el apoyo, el vínculo
afectivo, la confianza, etc. Estos se incluyen más como fenómeno transferencial. A estos
se les atribuye a su vez un mayor poder de producir adherencia y cambio. Por otra parte,
podemos encontrar los factores que serían comunes a toda psicoterapia incluyen la
fuerza del vínculo y del encuadre para promover el cambio. El desarrollo y resolución de
problemas a través de la alianza no es un prerrequisito para el cambio sino más bien
aquí se hallaría la esencia del proceso del cambio.

Otra variable que se puede encontrar es el encuadre analítico, en contraste con lo


variado del proceso y sus vicisitudes. Por ejemplo, la determinación de la frecuencia de
sesiones es un tema controversial, ya que es notorio que no es habitual incluir la
perspectiva del paciente para evaluar su cambio o mejoría. Sigue existiendo una
tendencia en privilegiar la autoridad del analista sobre lo que se entiende por cambio. El
propio análisis del analista es una oportunidad de ser paciente, y valorar desde allí la
percepción subjetiva de mejoría.
Cambio psíquico

El pionero de la psicoterapia fue Sigmund Freud (1856-1939). Ya a fines del siglo 1904
en su conferencia “Sobre Psicoterapia” anunciaba los principios generales de una nueva
manera de abordar las perturbaciones psicopatológicas, el cual recurría a la palabra
como vehículo fundamental para la cura, separándose de las intervenciones médicas
tradicionales (Fernandez Álvarez, Justificaciones de un modelo integrativo de
psicoterápia, 2008).
Pero esa no fue la única revolución psicopatológica que generó Freud, sino que también
realizó una ruptura en cuanto a la concepción del ser humano. Propone la existencia de
un aparato psíquico mapeado, en su obra, por primera vez a lo largo de la historia.
Introduce los conceptos de inconsciente, preconsciente y consciente para entender su
funcionamiento y los procesos anímicos que se suceden en la vida del ser humano y
esos conceptos resultan prioritarios para comprender el cambio psíquico. Nos dice que:
Una representación –o cualquier otro elemento psíquico- puede estar ahora presente en
mi conciencia, y un momento después desaparecer de ella; puede re aflorar intacta
después de un intervalo, y hacerlo, como decíamos nosotros, desde el recuerdo, no
como consecuencia de una nueva percepción sensorial. (Freud, 1984/1912, p.271)
(Gonzalez Cancela, 2015).
Sin embargo, se podría considerar como lo más relevante de Freud, en cuanto al cambio
psíquico, el concepto necesario para que se genere la cura: “Hacer consciente lo
inconsciente".
De ello, la conciencia puede tomar noticia de los funcionamientos inconscientes y tener
mayor control sobre el psiquismo.
Como expusimos que el cambio psíquico se relaciona con la modificación de la defensa,
hacíamos referencia a que desde el punto de vista psicoanalítico freudiano, se modifica
la posición del yo, que ya no expulsará a la pulsión ni al superyó ni a la realidad, sino
que entablara transacciones con dichas instancias, siendo en estas luchas donde se
hace evidente el cambio de defensa. (caride de Mizes,2011).
Entonces la concepción de Freud, se amplia , dando un mejor eficacia en el método
terapéutico con mayor incidencia en el psiquismo del paciente.
Por ellos decimos que el cambio psíquico es entonces hacer consiente , lo
inconsciente, logrado un ensanchamiento del Yo que se apodera de aspectos
del ello, logrando así mayor independencia del superyó y estableciendo
relaciones mas amigables con la libido.
Por consiguiente ,expondremos la participación del analista en el cambio
psíquico , que lo presenta con el proceso de la transferencia donde el paciente,
sea capaz de observarse, de pensar sobre si mismo antes de intentar curarse.
Se accede a un cambio si el paciente se identifica con la parte pensante y
analítica del terapeuta.
Luego el terapeuta lo que realiza entonces son construcciones , unas sobre
otras, para llegar al punto donde el paciente sea quien realice efectivamente el
movimiento del cambio
Para finalizar , se entiende que por si sola la técnica no realiza el cambio sino
que es la interacción entre la técnica y el paciente lo que viabiliza el cambio , se
puede pensar también que esa interacción genera distintos resultados. Y
entonces se podría pensar en la posibilidad que el paciente experimente
repeticiones sintomáticas que son impermeables de modificación lo llamado (No-
cambio).

El médico pone en descubierto resistencias desconocidas del enfermo, el


paciente narra situaciones y nexos olvidados, con el objeto de llenar las lagunas
del recuerdo y vencer las resistencias de la represión. El olvido de impresiones,
escenas y vivencia se produce por un bloqueo; el olvido experimenta otra
restricción al apreciarse los recuerdos encubridores. Los recuerdos encubridores
son a las vivencias infantiles como el contenido manifiesto del sueño a los
pensamientos latentes. El convencimiento que el enfermo llega durante la terapia
es de otra índole: se recuerda algo que nunca pudo ser olvidado porque nunca
se lo advirtió, no fue conciente. Muchas vivencias infantiles que lograron
expresarse con efecto retardado no poseen un recuerdo susceptible de ser
despertado.

El analizado en general no recuerda nada de lo olvidado, sino que lo actúa. No


lo reproduce como un recuerdo sino como acción, lo repite, sin saberlo. Durante
el tratamiento no logra recordar, pero escenifica distintas situaciones de su vida.
Esta compulsión de repetición es su manera de recordar. La transferencia misma
es sólo una pieza de repetición. La transferencia no ocurre solo con el médico
sino en otros ámbitos también. La compulsión de repetir le sustituye el impulso
de recordar. Mientras mayor sea la resistencia, más será sustituido el recordar
por el actuar. Las resistencias comandan la secuencia de lo que repetirá. Repite
todo cuanto desde las fuentes de lo reprimido se ha abierto paso hasta su ser
manifiesto: sus inhibiciones y actitudes inviables, sus rasgos patológicos de
carácter. Durante el

tratamiento repite todos sus síntomas. El hacer repetir durante la técnica


psicoanalítica equivale a convocar un fragmento de la vida real, que puede ser
peligroso. Este es el empeoramiento durante la cura. Desde la introducción al
tratamiento el enfermo cambia su actitud frente a la enfermedad: es preparado
para la reconciliación con eso reprimido que se exterioriza en los síntomas. Al
progresar la cura pueden conseguir la repetición mociones pulsionales nuevas,
más profundas, que no se habían abierto paso.

Para el médico el recordar reproduciendo psíquicamente sigue siendo la meta,


aunque la repetición en acto no lo permita. Cuando la ligazón transferencial se
ha vuelto viable, el tratamiento logra impedir al enfermo todas las acciones de
repetición y permite usarlo como material terapéutico. El manejo de la
transferencia es el principal recurso para transformar la compulsión de repetición
en un motivo para recordar. Esa compulsión se vuelve inocua, y aprovechable;
tiene permitido desplegarse con libertad escenificando todo pulsional patógeno.
Sustituye la neurosis ordinaria a neurosis de transferencia, una enfermedad
artificial y asequible, de la que es curado por análisis. Es también un fragmento
del vivenciar real pero posibilitado por unas condiciones favorables y es
provisional.

Es preciso que una vez expuesta la resistencia, el enfermo se enfrasque en ella


para reelaborarla, vencerla prosiguiendo el trabajo obedeciendo a la regla
analítica. Sólo en el apogeo de la resistencia se descubren las mociones
pulsionales reprimidas que la alimentan y de cuya existencia el paciente se
convence. La reelaboración es la pieza de trabajo que produce el máximo efecto
alterador sobre el paciente similar a la abreacción del tratamiento hipnótico.

Conclusión
Se puede concluir que el cambio psíquico constituye algo más profundo que un insight
en psicoterapia, es hacer consciente lo inconsciente, es promover el cambio positivo, un
antes y un después en el tratamiento. El papel del analista debe ser el de facilitador de
la realización del cambio profundo y real. Con ello, se destaca la alianza terapéutica,
esencial en este proceso. La alianza es lo opuesto a la resistencia de transferencia: es
por tanto no sólo la condición necesaria para el cambio sino que representa un cambio
psíquico en sí mismo. Construir alianza es disminuir resistencias y riesgos de
idealizaciones iatrogénicas. Nadie se cura sin el deseo narcisista de curación que se
deposita en un ideal que promueve la colaboración para vencer las resistencias contra
ese mismo deseo.
Bibliografía

Fernandez Álvarez , H(2008).Fundamento del modelo integrativo en


psicoterapia .Editorial paidos. 11-14

Freud, S.: “Recordar, repetir, reelaborar” (1914). Obras Completas, vol. XII,
151-4, Bs. As., Amorrortu Editores,

Gonzales Cácela , X(2015). Cambio psíquico en psicoterapia psicoanalítica.


Facultad de psicología. 1 (33)

Spivacow, M .(2012). Los caminos del cambios psíquico. Algunas


consideraciones.

Zukerfeld, R, (2007). Alianza terapéutica, cambio psíquico y encuadre analítico.


Publicado en la revista n°007.

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