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Nuestra diversidad

“No, no hay país más diverso, más múltiple en variedad terrena y humana; todos
los grados de calor y color, de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos
utilizados e inspiradores…“. José María Arguedas
La principal riqueza del Perú es su diversidad. Poseemos una diversidad étnica,
social, cultural y biológica que determina diversos modos de ser, de hablar, de sentir, de
pensar. La diversidad, entonces, va más allá del color de la piel y los rasgos físicos, se
expresa en las formas de vida, en los sentimientos, las creencias, el sentido de
pertenencia a un territorio, la religión, los símbolos que estructuran lo femenino y lo
masculino, entre otros elementos.
El Perú es un país multicultural y plurilingüe. Según Inés Pozzi Escot, en el Perú
coexisten 43 lenguas originarias andinas y amazónicas, que corresponden a 19 familias
lingüísticas.
Históricamente la costa también tuvo una gran diversidad cultural que aún hoy se
mantiene viva en algunas zonas de la franja costera. Muchos de estos pueblos ya han
perdido su lengua, sin embargo mantienen tradiciones y términos lingüísticos que nos
remiten a un pasado cercano. Por ejemplo, en la región Lambayeque se viene
recuperando el Moche; en los valles costeros de Lima, en las provincias de Cañete y
Yauyos, se habla tres lenguas de larga tradición: el Jacaru, el Culle y el Moche. También
podemos ver, como otra característica de la diversidad cultural de la costa, la presencia
del pueblo afroperuano, especialmente en regiones como Piura, Ica, Lambayeque, Tacna
y en la misma Lima.
Al mismo tiempo, a lo largo de la historia del Perú nos hemos vinculado con
pueblos de otras latitudes, los que han aportado durante siglos a la riqueza cultural que
hoy tenemos como Nación. Así, tenemos la herencia hispánica de la colonia, que no solo
nos vincula con algunas regiones de la península, sino también con la tradición árabe.
Posteriormente, el Perú ha tenido importantes migraciones como la italiana, la china y la
japonesa, que hoy conforman importantes grupos culturales que mantienen su cultura y,
en algunos casos, su lengua, los que ya son parte del patrimonio cultural de la nación
peruana.
Así mismo, como dice Antonio Brack, “El Perú es un país de extraordinaria
variedad de recursos vivos y ecosistemas, que hoy se conocen como diversidad biológica
o biodiversidad. Nuestro país se encuentra entre los países mega diversos del planeta,
entre los cuales ocupa uno de los cinco primeros lugares” ya que cuenta con una
extraordinaria variedad de recursos vivos y ecosistemas y está considerado entre los doce
países del mundo que albergan en conjunto el 70% de la biodiversidad biológica del
planeta. Cuenta con 84 ecosistemas (zonas de vida) de los 104 reconocidos
mundialmente. Esta mega diversidad se ha podido mantener en nuestro país gracias a la
diversidad cultural existente, ya que los diferentes pueblos originarios han conservado el
medio ambiente y han sabido transmitir la importancia de su cuidado y respeto a las
nuevas generaciones.

Contextos multiculturales y el desafío de la interculturalidad

Las ciudades se han configurado como espacios multiculturales debido al creciente


movimiento migratorio a nivel nacional e internacional. Este hecho ha modificado la idea de
las culturas fijas en un territorio, pues las personas llevan consigo su cultura y la recrean
permanentemente. Si bien el reconocimiento de la multiculturalidad ha servido para
promover la tolerancia entre diferentes y para formular políticas de equidad de
oportunidades y de discriminación positiva, no cuestiona las relaciones asimétricas entre
culturas, como fruto de las relaciones de poder político y económico (T UBINO, 2002). En
contextos multiculturales prevalece un modelo de disglosia cultural que atribuye un alto
valor a las manifestaciones culturales del grupo hegemónico en desmedro de las
manifestaciones de los otros grupos (LIENHARD, 1996). No obstante, los miembros de los
distintos grupos se apropian de prácticas culturales diversas y las utilizan de acuerdo a sus
intereses.
En nuestro país, multicultural y plurilingüe, se instaló desde la colonia el modelo
disglósico. La sociedad peruana todavía atribuye gran valor a los conocimientos y prácticas
culturales de origen occidental y poco valor a las de origen andino y amazónico. Este
modelo tiene serias consecuencias en la educación, pues desde inicios de la República se
identificó a la cultura indígena como sinónimo de atraso. Ser educado significó la ruptura o
renuncia a lo andino para insertarse en una cultura moderna en torno a lo “criollo moderno”,
a la “cultura del grupo blanco-peruano” como propuesta “oficial” (PORTOCARRERO, 1992).
Esta manera de abordar la educación como el tránsito de una cultura “tradicional” a otra
“moderna” supone procesos de aculturación, entendida como la asimilación a la cultura
hegemónica con pérdida o negación de las raíces culturales propias. En realidad, como
prueban los estudios etnográficos sobre migrantes, no se da una asimilación total y menos
aún pasiva. Las personas son capaces de resignificar elementos de su propia cultura y
crean formas para expresarlos en nuevas situaciones, manteniendo una línea de
continuidad cultural. Asimismo, se apropian de nuevos elementos culturales en cuanto les
son útiles para integrarse y ser aceptados en contextos diferentes al propio. (ALTAMIRANO,
1998).
Actualmente, aun cuando el fenómeno migratorio ha contribuido a difundir y valorar
algunas prácticas propias de las culturas de origen andino y amazónico, el quechua está
reconocido como idioma oficial y la Ley General de Educación propugna la educación
intercultural, las culturas de origen andino y amazónico siguen siendo consideradas como
“tradicionales” en oposición a lo moderno y por lo tanto de menor valor social.
La diversidad cultural y las marcadas desigualdades en nuestra sociedad plantean
el reto de pasar del reconocimiento de la multiculturalidad y de relaciones culturales
disglósicas a construir una sociedad intercultural. En este tránsito la educación tiene un
importante rol que cumplir para superar las relaciones de desigualdad social, cultural y
política.
Precisamente el concepto de interculturalidad surgió en el campo educativo
(LÓPEZ, 1999) para referirse a un nuevo modelo de relación entre grupos con distintas
culturas. La interculturalidad propugna el respeto mutuo y el diálogo en base al principio de
igualdad de dignidad de todas las culturas y de sus creadores (DE VALLESCAR, 2001).
Esto es posible desde la opción por una interculturalidad crítica que devele y modifique las
ideas, creencias o prácticas, que generan desigualdades en la propia cultura y en otras.
Se puede decir que en las escuelas, de manera consciente o inconsciente, se mantiene la
disglosia cultural, ya que privilegia los conocimientos de origen occidental e ignora o relega
las producciones culturales locales, propias de los estudiantes y de sus familias
considerándolas como folclore o prácticas del pasado

La educación intercultural crítica transformadora es para todos, pero para ser


efectiva no debe ser igual para todos, pues debe responder a las características de cada
contexto, a las condiciones en que se encuentre la diversidad, así como a los niveles de
reconocimiento y visibilidad que se tienen. Por ello la Interculturalidad crítico transformadora
“para todos” que ofrece el Estado a nivel nacional debe ser heterogénea en su forma de
aplicación, porque son variados los contextos y sus protagonistas, pero sus metas deben
ser únicas.
La Educación intercultural tendrá un énfasis en la identificación y reconocimiento
de las particularidades culturales para fortalecer la identidad local y luego incidir a otros
espacios que mantienen vivas algunas tradiciones de las culturas ancestrales que deberían
entrar en esta dinámica para recuperar su identidad cultural o regional e, incluso, aquellas
palabras que remiten a algunas lenguas desaparecidas.

Existen diversas realidades socio-culturales en el país y cada una requiere de un


abordaje diferente desde la interculturalidad crítico en los diversos niveles del sistema
educativo. Veamos:

CONTEXTO SOCIO CULTURAL ALGUNOS ENFASIS EN LA


INTERCULTURALIDAD

Comunidades y pueblos indígenas donde Se debe tener especial cuidado en el


la cultura y la lengua materna siguen muy fortalecimiento de la cultura y la lengua
vigentes y priman en sus actividades materna, que expresa los contenidos
productivas, organización social y culturales. Así mismo, se deben generar las
celebraciones, y hay poco uso del condiciones para una aproximación gradual
castellano. a las características socio culturales
nacionales y de la región.

Zonas, regiones o contextos de población Se pondrá énfasis en el fortalecimiento de


indígena que habla su lengua originaria y el la identidad, el desarrollo de su lengua en
castellano y con un contacto cotidiano con contextos de diglosia, y sus principales
otras culturas como la urbana occidental y amenazas y debilitamientos.
otras culturas originarias.

En estos contextos se atenderá el


En toda la región andina, especialmente allí desarrollo de las variantes del quechua o
donde existe una oposición a la lengua aimara, la recuperación de toponímicos, así
originaria resultado del duro proceso de como la reflexión sobre los procesos de
colonización y negación de las raíces colonización que ha llevado a una
culturales propias. recreación de la cultura originaria. En estos
escenarios se promoverá la recuperación
de las prácticas culturales andinas como
parte del patrimonio y la identidad local,
destacando el aporte hispánico, cristiano y,
siendo críticos, a aquellas prácticas o
mandatos de otras religiones que niegan el
valor de la cultura ancestral.

En estos contextos de conflictos instalados


Zonas monolingües del país castellano históricamente es muy importante
hablantes pero con una clara tradición reflexionar sobre las situaciones de
cultural propia, especialmente exclusión o marginación que sufren los
comunidades campesinas de la costa. miembros de las comunidades cuando se
desplazan a territorios más pluriculturales.
Población afro descendiente, presente a lo En este contexto se trabajará los aportes de
largo del país y que viven en diversas la culturas africanas que llegaron al Perú,
condiciones, algunos más integrados que las implicancias de cómo vivieron en los
otros. primeros siglos, los estereotipos de los que
son víctimas, su valioso aporte a la cultura
nacional en lengua, artes, pensamiento,
valores. La educación intercultural tocará
especialmente las formas de discriminación
y exclusión en que se encuentran.

En los últimos años este fenómeno está en


Población indígena, andina o amazónica aumento y como Estado estamos
en espacios urbanos o urbano-marginales. comprometidos a brindar un servicio
educativo intercultural y bilingüe que los
capacite para encarar las exigencias de la
cultura urbana sin perder la riqueza de su
cultura y lengua originarias.

Es el gran escenario de la educación


Población mayoritariamente hispano intercultural para todos. Aquí se deben
hablante concentrada en ciudades desarrollar varias competencias, entre las
grandes, donde hay una clara identidad que destaca la de combatir el pre juicio de
urbana, grupos culturales con expresiones superioridad cultural y la negación de la
más particulares. diversidad humana. Se promueve una
comprensión histórica de las diferencias
que cuestione los valores, juicios y el
sentido común dominante urbano. Se
ofrece la posibilidad de aprender una
lengua indígena como segunda lengua y se
trabajan conocimientos de los pueblos
ancestrales en relación a los conocimientos
llamados universales.

Población peruana de grupos culturales En estos casos la educación intercultural


provenientes de otras latitudes: Japón, para todos incidirá en el mantenimiento de
China, Israel, Medio Oriente, Europa y que sus raíces culturales, la apropiación de la
han desarrollado una identidad cultural identidad nacional y el reconocimiento de
local con elementos de sus culturas de ser parte de un país pluricultural, donde las
origen y poseen un estatus social relaciones entre culturas se dan en
reconocido. igualdad de condiciones.

Finalmente, esta comprensión de la interculturalidad crítica transformadora no se


desentiende de las lenguas. Si queremos ser consecuentes con esta comprensión, y en el
escenario más óptimo para la diversidad, todos los peruanos debiéramos poder
comunicarnos entre nosotros no solo en castellano, sino por lo menos en una lengua
indígena. Solo así podríamos llamarnos plenamente interculturales.

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