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DISONONANCIA COGNITIVA

La disonancia cognitiva es una hipótesis psicológica que ha sido comprobada


experimentalmente en numerosas ocasiones. Postula que nosotros, los seres
humanos, tenemos una necesidad imperiosa de justificar nuestros actos de
modo que no entren en contradicción con nuestros pensamientos. Cuando esta
contradicción existe, incluso entre distintos pensamientos opuestos, estamos en
lo que se denomina una disonancia cognitiva. Es decir, es una tensión o
desarmonía interna dentre las ideas, creencias y emociones que percibe una
persona al mantener al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto,
o por un comportamiento que entra en conflicto con sus creencias o ideas.

Resulta que esta situación nos provoca una gran tensión psicológica y resulta
extremadamente difícil de mantener, lo que nos obliga a buscar soluciones que
hagan que todo vuelva a estar en su sitio.

No sólo eso, sino que una vez asentadas unas ideas a las que hemos dedicado
esfuerzo y tiempo, y sobre las que hemos basado una buena cantidad de
nuestras acciones, seremos muy reticentes a modificarlas o cambiarlas por otras.
Este es uno de los principales motivos por los que, por ejemplo, los votantes de
un partido político son capaces de defenderlo en situaciones difícilmente
justificables.
Cuanto más esfuerzo y tiempo hayamos puesto, más reticentes seremos a
cambiar nuestro modo de pensar y, si lo hacemos, deberemos encontrar una
justificación suficientemente buena como para que nos permita reducir la
disonancia cognitiva que nos provoca.

Como podemos imaginar, esto tiene importantes implicaciones sociales e incluso


económicas; cuando compramos algo siempre sentimos cierto malestar del tipo
“¿Habré hecho una buena compra?” “¿Era esta la mejor opción?”. El vendedaor
y las técnicas de venta deben tratar de que esa disonancia cognitiva, ese
malestar, sea el menor posible.

La resistencia a la innovación, a la tecnología, tiene también mucho que ver con


esto. Cambiar el modo en que siempre hemos hecho las cosas, supone en cierto
en modo admitir que hasta ahora no las hemos estado haciendo correctamente,
supone entrar en la disonancia cognitiva que con tanta vehemencia tratamos de
evitar.

Y por supuesto, la educación y la formación tampoco están a salvo. Es mucho


más fácil enseñar algo nuevo, que cambiar un concepto previamente aprendido.

Tanto en un caso como en otro, a quienes tenemos la responsabilidad de


introducir cambios tecnológicos o nos dedicamos a la formación, debemos hacer
como el buen vendedor y utilizar la disonancia cognitiva en nuestro favor. A
veces será bueno provocarla, para acto seguido dar la ansiada solución, que
será recibida, a buen seguro, con entusiasmo. Otras veces al contrario,
deberemos cuidar de que esta no sea excesiva “dorando la píldora” e
introduciendo los cambios poco a poco, de modo que demos tiempo a que los
procesos cognitivos normales vayan acomodándose de manera natural a la
nueva situación.
Disonancias Cognitivas
Comprender los procesos psicológicos es esencial para un maestro o un
pedagogo. Al profesional de la educación le conviene entender la psicología
humana, las etapas de la psicología del desarrollo, los mecanismos neurológicos
de aprendizaje y demás entresijos que hacen posible la educación. En este blog
iré añadiendo pequeños artículos para divulgar conceptos e ideas de la
psicología educativa. Hoy hablaré de la teoría de las "disonancias
cognitivas".
Esta teoría fue ampliamente estudiada por psicólogos como León
Festinger (1957) y ha tomado bastante notoriedad en los últimos tiempos.
Explica algunos fenómenos de la personalidad humana, principalmente el auto
enfrentamiento derivado de dos pensamientos conflictivos. Tiene importantes
implicaciones en la toma de decisiones y mucha influencia en áreas ligadas a el
trato personal; como el ámbito educativo. Es fácil de entender mediante
ejemplos. Cuando una persona se ve involucrada en una situación que a él
mismo le disgusta se encuentra ante una disonancia cognitiva. En definitiva, la
disonancia cognitiva es una desarmonía interna, una falta de coherencia
entre el acto y el sistema de creencias de uno. Un conflicto psicológico.
El ser humano está obsesionado por la coherencia de sus acciones,
pensamientos, creencias y convicciones, pero a menudo participa en situaciones
que rompen su delicada armonía interna. Voy a describir una situación de rabiosa
actualidad que resultará enormemente didáctica: Mariano Rajoy, el actual
presidente de España, de ideología conservadora y con tendencia a la economía
liberal, siempre se ha descrito como un hombre contrario a la subida de
impuestos y al control del estado sobre la economía. Pues bien, desde el
momento en que llegó a la presidencia no ha hecho más que contrariar
sus convicciones ideológicas. Ha subido el IVA, a recortado gastos en sanidad y
educación, ha nacionalizado entidades financieras, etc. Es evidente que está
incurriendo en acciones muy incomodas para él, ya que es consciente de la
incoherencia que suponen para con su programa electoral. Rajoy tiene fuertes
disonancias cognitivas en estos momentos.

Ahora bien, ¿qué hace una persona cuando se encuentra ante una
disonancia cognitiva? Respuesta: procura reducir la disonancia y volver al
equilibrio inicial. Se puede explicar muy bien con el ejemplo de Rajoy. Después
de contrariar todo su planteamiento político el presidente recurre al auto
convencimiento de que la suya es la manera más responsable de gobernar, que
no hay más opciones disponibles y que está haciendo bien su labor a pesar de
todo. El mecanismo psicológico que reduce la disonancia es el auto
convencimiento, o en el caso de mentes inmaduras incluso el autoengaño. Digo
esto último porque la disonancia se ha podido producir porque el sujeto ha
cometido un acto mal reconocido socialmente y como no es del todo consciente
de su gravedad se centra en buscar pretextos para "dormir con la conciencia
tranquila".

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