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Generalmente, ocurre en una mano o en un pie y no suele causar dolor. Los pacientes, refieren
con frecuencia en las consultas clínicas sensaciones de adormecimiento, hormigueo y
entumecimiento en las manos, piernas, brazos, cara, pies u otras partes del cuerpo (National
Institute of Neurological Disorders and Stroke, 2015).
Estos síntomas sensitivos, sobre todo en las extremidades superiores, suelen ser un motivo
frecuente de consulta en los servicios de atención primaria. En la mayoría de los casos, se debe al
desarrollo de una patología degenerativa o neuropatías por atrapamiento de nervios.
Debido a que se tratan de síntomas leves y poco explícitos, en muchos de los casos, se tiende a
realizar una evaluación incompleta, subestimando algunos de los síntomas que pueden ser señales
de alarma de otras patologías más severas (Barrio Ruíz y Mendoza Lanjaine, 2013).
¿Qué es la parestesia?
En diferentes ocasiones, muchos de nosotros tras estar sentado un tiempo con las piernas
cruzadas o si nos apoyamos durante mucho tiempo sobre un brazo, sentimos una sensación de
hormigueo o decimos que “se nos duerme” un pie o un brazo. Experimentamos una parestesia es
decir, sensación de pinchazos, adormecimiento o quemadura, por el pie o por el brazo, molesto
sin que genere dolor.
La estimulación y sensaciones de las diferentes parte de nuestro cuerpo son trasportadas por los
nervios periféricos hasta la medula espinal. Desde los nervios espinales, las señales son conducidas
hacia el cerebro a través el tronco cerebral. De esta forma, alguna interrupción en esta vía de
señalización podrá resultar en el desarrollo de una parestesia (Sharif-Alhoseini et al., 2012).
Por lo tanto, este tipo de sensaciones molestas se producen como consecuencia de la presión
sobre determinados nervios.
Además, pueden ocurrir como resultado de diferentes afecciones, enfermedades, o trastornos que
van a causar un daño en los nervios. Algunas de las causas pueden ser: tumor cerebral, ictus,
anemia, encefalitis, diabetes, esclerosis múltiple, neuropatía periférica, entre otros.
Síntomas de la parestesia
Las personas que padecen parestesia suelen describir los síntomas y signos que sienten a través de
múltiples términos. Entre ellos podemos destacar: ardor, entumecimiento, picor y/o hormigueo.
Los síntomas suelen presentarse con más frecuencia en los brazos, piernas, manos y pies, sin
embargo también pueden presentarse en otras partes del cuerpo.
Estremecimiento.
Pie caído.
Disartria.
Entumecimiento.
Atrofia muscular.
Dismetría ocular.
A pesar de esta descripción sintomática, éstos van a variar en función de los nervios que se
encuentren involucrado y de la gravedad de la alteración. Por ejemplo, la presión del nervio
cubital puede causar una parestesia en el dedo meñique y en diversas áreas de la mano.
“Obdormition”: con este término nos referimos al entumecimiento que se produce como
consecuencia de la presión prolongada sobre un nervio. La recuperación es inmediata.
Ataques de pánico: parestesias en la boca, las manos y los pies, son frecuentemente
asociadas a los ataques de pánico y la hiperventilación.
Por lo general, es frecuente que aparezca debido a una infección, inflamación, trauma o proceso
anormal que afecte a los nervios. Es menos frecuente que aparezca asociada a trastornos que
ponga en riesgo la vida del individuo, sin embargo, puede ocurrir por el padecimiento de
trastornos cerebrovasculares y/o tumores (Sharif-Alhoseini et al., 2012).
Trastornos del sistema nervioso: es frecuente que esta patología se presente asociada a
alteraciones tanto en el sistema nervioso central y periférico.
-SNC:ictus, hemorragias intracerebrales, infartos lacunares, tumores cerebrales, trauma
craneoencefálico, encefalitis/meinguitis, abscesos, estenosis lumbar, lupus sistémico eritematoso,
esclerosis múltiple, mielitis transversa, punción lumbar, deficiencia vitamina b12, etc.
-SNP: neuropatía periférica, neuropatía por tratamiento, síndrome túnel carpiano, síndrome
cutáneo femoral lateral, neuropatía femoral, síndrome túnel tarsal, ciática, hernia de disco,
espondilosis cervical, parálisis por presión, trastorno de Charcot-Marie-Tooth, neurpatía amiloide,
neuralgia, etc.
Trastornos circulatorios: es suministro insuficiente de sangre puede dar lugar tanto una
parestesia transitoria como permanente. Entre ellos pueden deberse a síndromes
arteriales, venosos o neurogénicos.
Procesos infecciosos: virus del herpes simple, virus herpes zosterm, aftas
bucales, trastorno de Lyme, virus de inmunodeficiencia humana, lepra, sífilis, Síndrome
Guillain-Barré, rabia, etc.
Otros factores: alcoholismo, consumo de tabaco, drogas de abuso, metales pesados, óxido
nitroso, monóxido de carbono, etc.
Los procesos transitorios suelen desaparecer cuando se revierte la presión sin embargo, el
tratamiento de los procesos crónicos implica el tratamiento de las patologías etiológicas que, será
por tanto diferente para cada una de ellas.
Debido a que se trata de una patología que afecta al sistema nervioso existe un riesgo de
padecimiento de dolor crónico, discapacidad, dificulta de respiración, parálisis y por tanto, una
mala calidad de vida.
Por otro lado, cuando la sensibilidad de encuentra significativamente afectada, algunos individuos
puede ser incapaces de percibir algunas lesiones como una herida o quemadura, poniendo en
riesgo la vida de éstos en algunos casos. Además, el entumecimiento de piernas y pies, y
especialmente la pérdida de sensibilidad puede incrementar considerablemente el riesgo de
caídas.
Diagnóstico
La intervención terapéutica se va a centrar fundamentalmente en la identificación de la condición
que causa la parestesia. El empleo de la historia clínica, examen físico y diferentes pruebas de
laboratorio, serán esenciales para su determinación.
La elección del tratamiento para esta condición va a depender en gran medida de la causa que la
está provocando.
Si la parestesia es de tipo transitorio, serán útiles el empleo de mediadas que traten de restaurar
la circulación a través del ejercicio, masajes, o estiramientos de la extremidad que se encuentra
afectada. Estas acciones hará que la sensación de hormigueo y adormecimiento desaparezca de
forma progresiva.
Conclusiones
La parestesia se trata de una condición que puede afectar a miles de personas diariamente,
especialmente aquellas que desempeñan su trabajo sentados o que limitan su movilidad de forma
significativa.
Además, en muchos casos la adopción de posturas anormales durante el sueño puede causar una
alteración de éste y por lo tanto provocar sensaciones de falta de sueño o episodios de sueño
poco reparadores.
La parestesia se define como la sensación anormal de los sentidos o de la sensibilidad general que
se traduce por una sensación de hormigueo, adormecimiento, acorchamiento, etc., producido por
una patología en cualquier sector de las estructuras del sistema nervioso central o periférico1
Los signos y síntomas característicos de la parestesia pueden ser permanentes o transitorios. Sin
embargo, en la mayor parte de los casos, se trata de una patología temporal causada por la
presencia de algún tipo de presión sobre los terminales nerviosos. Además, también puede ser el
resultado de una lesión adquirida o una variedad amplia de condiciones médicas que cursan con
daños en sistema nervioso.2
Este fenómeno puede recibir otros nombres, como: pérdida de sensibilidad, pérdida de las
sensaciones, sensación de hormigueo y entumecimiento, adormecimiento o ardor, o pérdida de la
sensibilidad superficial y profunda.
Índice
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1Tipos de parestesia
2Causas
3Síntomas
4Tratamiento
5Pronóstico
6Referencias
Tipos de parestesia[editar]
El entumecimiento y el hormigueo tienen muchas causas posibles, entre las que se encuentran:
Tabes dorsal.
Neuropatía periférica.
Radiculopatia.
Estenosis espinal.
Enfermedad celíaca, que puede cursar sin ningún síntoma digestivo y las parestestias
pueden ser su única manifestación.5
Esclerosis múltiple.
Mielitis transversa.
Neuritis.
Herpes zóster.
Síndrome compartimental.
Enfermedad de Tay-Sachs.
Espasticidad.
Siringomielia.
Fibromialgia.
Ataque de pánico.
Lesión del nervio particular que alimenta la parte del cuerpo en donde se experimenta
dicha sensación. Si una persona tiene, por ejemplo, una lesión en el cuello, puede
experimentar la sensación en cualquier sitio a lo largo del brazo o la mano. De modo
similar, una lesión en la parte baja de la espalda puede causar ciática: una sensación de
entumecimiento u hormigueo en la parte posterior inferior de la pierna.
Presión sobre los nervios espinales, como la que causa un disco herniado.
Ciertos medicamentos.
Acción tóxica sobre los nervios, como la del plomo, el alcohol o el tabaco.
Radioterapia.
Estados de ansiedad.
Daños en la mielina (células de glía que forman vainas alrededor de los axones neuronales
y permiten el aislamiento y el paso del impulso nervioso).
Síndrome de Sturge-Weber
Síntomas[editar]
Tratamiento[editar]
El tratamiento de elección para esta patología2 depende fundamentalmente de la causa que esté
provocando el cuadro clínico. En este sentido, si la parestesia presenta un curso transitorio, los
especialistas médicos recomiendan el empleo de medidas orientadas a restaurar la circulación
sanguínea de las áreas afectadas: ejercicio, masajes, estiramientos, etc. Todas estas acciones
permitirán que las sensaciones anormales de hormigueo y/o adormecimiento desaparezcan
progresivamente.
Por otro lado, si el curso clínico de la parestesia se presenta de forma prolongada o indefinida,
todas las intervenciones terapéuticas se orientaran hacia el tratamiento de las patologías o
condiciones médicas etiológicas y además, al alivio sintomatológico. En estos casos, muchos
profesionales sanitarios recomiendan el empleo de fármacos anti-inflamatorios o aspirinas, bajo
prescripción facultativa cuando el cuadro sintomatológico es leve.2
Pronóstico[editar]
La parestesia es un tipo de condición médica que puede afectar a cientos o miles de personas en
todo el mundo, en especial a las que diariamente desempeñan una profesión que puede limitar
sus movimientos, como trabajar sentado.2
Por otro lado, las sensaciones derivadas de la parestesia pueden dar lugar a la adopción de
posturas anormales durante las horas de sueño, dando lugar a diversos trastornos relacionados
con el cansancio o la falta de sueño.2
Además, cuando los síntomas que implican entumecimiento, ardor o adormecimiento de las
extremidades están presentes de forma recurrente, es prioritario que la persona afectada solicite
un examen médico, ya que éstos pueden estar indicando la presencia de otro tipo de alteración
neurológica grave.2