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E.I.A.L.

VOLUMEN 19 -N° 2 (2008)

Publicada con el patrocinio de


la Familia Sverdlin (México-Israel),
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Norman Sverdlin Florman
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Universidad de Tei Aviv, Ramai Aviv,
P.O.B. 39040 (69978), Israel.
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Miriam Greenfield Universidad de Tei Aviv El populismo, entre religión y politica. Sobre las rafces históricas del
antiliberalismo en America Latina
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EMMANUELLE BAROZET, Universidad de Chile 45
CONSEJO EDITORIAL El estado peronista en cuestión. La memoria dispersa del agro argentino
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Alberto Spektorowski Universidad de Tei Aviv *
Tzvi Tal Sapir Academic College / Universidad de Tei Aviv El derrocamiento de Hipólito Yrigoyen: acontecimiento, vacfo y lenguaje
HERNÀN FELDMAN, Emory University 91
CONSEJO INTERNACIONAL Asociaciones civiles y estado en los anos veinte: intervenciones del Automóvil
Edna Aizenberg Marymount Manhattan College, New York Club Argentino y del Touring Club Argentino en vialidad y turismo
Ramón Arzàpalo Universidad Nacional Autònoma de México MELINA PIGLIA, Universidad de Buenos Aires - CONICET. 119
Manuel Barcia University of Leeds Las genealogias de Margot Glantz: del Génesis al Distrito Federai
Gerardo Caetano Universidad de la Repùblica, Montevideo ARACELI MASTERSON, University ofArizona 141
Noemi Girbal-Blacha Universidad Nacional de Quilmes
José Luis Gómez-Martinez University of Geòrgia
KKSENAS DE LIBROS / BOOK REVIEWS
James N. Green Brown University
Tulio Halperin-Donghi University of California, Berkeley ISAAC CARO: Extremismos de derechay movimientos neonazis.
Bernardo Kliksberg Instituto Interamericano de Desarrollo Social, Washington Itcrlin, Madrid, Santiago. LOM ediciones, 2007 -
Alan Knight St. Antony's College, Oxford (iildaWaldmanM 157
Jeffrey Lesser Emory University I I SSIE JO FRAZIER: Sali in thè Sand: Memory, Violence, and thè
Carlos Malamud Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid
\dtion-State in Chile, 1890 to thè Present. Duke University Press, 2007 -
Sandra McGee Deutsch University of Texas, El Paso
l'iilrickBarr-Melej 162
José Moya University of California, LosAngeles
< ( >l,IN A. PALMER: Eric Williams and thè Making ofthe Modern
John Mraz Universidad Autònoma de Puebla
Mariano Ben Plotkin IDES/CONICET
( uiihbean. Duke University Press, 2006 -
Karen Racine University of Guelph, Canada Mainici Barda *. 165
Mario Rapoport Universidad de Buenos Aires M A K ( ' ! • LO ROUGIER y JORGE SCHVARZER: Lasgrandes empresas no
José Luis Rénique Lehman College, CUNY nnifri'ii ile pie: el (o)caso de SIAM. Grupo Editorial Norma, 2006 -
Luis Roniger Wake Foresi University l.unrs liivnnan 166
Mitchell Seligson Vandcrbilt Univorsity II NS K. I I i : N T S C I l K H ( e d . ) : Vargas andBrazil:NewPerspectives.
Thomas Skidmoro liiown t/nivoinily l ' a l j ' i a v e - M a c m i l l a i i , 2006 -
Saùl SosnowKki tlnlvuiftity ut Mìiivluiiil 168
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28 E.I.A.L. 19-2

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ity?" Third World Quarterly 24 (6): 1095-1115. ile tan fértil en el terreno de aquel continente para hacer madurar tan a menudo y
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Workers, and Constructions of Class, Gender, and Populism in Sào Paulo, 1930-1954."
•.nule llamar con un mismo nombre, a pesar de tener rostros e historias muchas
Radicai History Review 58: 80-112.
veces tan diversos entre si?1
lìn America Latina, como en otros lugares, obviamente no hay consenso su-
bì e qué significa el populismo y por qué vuelve con tanta fuerza y regulariclad.
I s inevitable para un fenòmeno tan controvertido y un termino tan polisemia),
nlili/ado para definir tanto regìmenes como partidos, movimientos, lidera/gos,
pulilicas económicas, lenguajes y muchas otras cosas. Ademàs, el heclio de
(|iie el populismo no esté a la derecha ni a la izquierda o, mejor aùn, no sólo a
1.1 derecha ni sólo a la izquierda, ni ocupe un puesto fijo y determinado en la
rsrala social, no simplifica los problemas. <;,Acaso el Perón "fascista" de los

lui IN /anatta(a!unibo.il
30 E.I.A.L. 19-2 I.AS RAÌCES HISTÓRICAS DEL ANTILIBERALISMO 31

anos cuarenta no fue invocado como numen de la "patria socialista" treinta anos ci populismo nació como respuesta a estas convulsiones, como reacción a tales
después? ^Y el Vargas reaccionario del Estado Novo no se convirtió, mas tarde, cxtraordinarias transformaciones, como remedio, eficaz o no, a sus efectos.
en el padre de los pobres de la iconografia progresista? Y en sentido contrario, La esencia de tal respuesta y la razón debido a la cual el populismo impregna
Victor Raùl Haya de la Torre, el emblema del populismo peruano de los anos 20, la historia latinoamericana del sigio XX las veremos posteriormente. Antes es
^no terminò a la derecha su largo viaje que habìa comenzado por la izquierda?2 nceesario observar que, en America Latina como en otras partes, el nacimiento
Para qué continuar con los ejemplos: habrìa una infinidad. En fin, la palabra es del populismo se concibe sólo en un horizonte democràtico, aunque entendido
tan vaga y se usa tanto que provoca irritación y, al mismo tiempo, da ganas de ni sentido amplio y no en términos meramente politicos.4 Es decir, encuentra su
liberarse de ella. Pero vuelve. Mas vale entonces buscar la clave o, al menos, 111111 iiis en un clima histórico caracterizado por la apremiante demanda de ampliar
una clave en la bulliciosa cacofonia de las mil voces que desde Gino Germani 1.1 arena pùblica, de extender la ciudadania politica, social y inorai, de proteger
se han dedicado al populismo en America Latina,3 en un primer momento reco- M los huérfanos de las antiguas estructuras corporativas y comunitarias. En otros
rriendo someramente el enredado debate sobre sus origenes y naturaleza; luego i ' i niinos, se concibe en un horizonte ideai y social en el cual el pueblo es, o se
tornando posición al respecto; y finalmente tratando de explicar las razones i (insidera comùnmente que deba ser, el titular de la soberania, la fuente indis-
históricas del eterno retorno del populismo en America Latina. Todo esto con ' ni iMe de la legitimidad del poder, el centro del orden social. Poco importa, en
el objetivo de entender como y por qué el populismo ha sido en el pasado y • i < • rontexto, que en America Latina la democracia politica fuese una mercancia
sigue siendo boy el mayor y mas peligroso adversario politico e ideològico del min rara en aquella època, y menos aùn que también los gobiernos surgidos en
liberalismo; y por qué elio ocurre en America Latina con mas éxito y arraigo noi i il ire del pueblo soberano por efecto de la onda populista violaran su espiri tu
que en otros lugares. s I r i i a . l''n cambio, es importante subrayar que los populismos nacieron como
l'iomrsas de rescate de la soberania popular incautada y pisoteada por està o
li |i id I a è 1 ite : por la autocracia de Porfirio Dìaz en México y de Augusto Leguia
1. El populismo en America Latina. Breve historia de un concepto M i v i ù, por la democracia bloqueada y fraudulenta de la Concordancia argentina
• 1 1 1 ' • • • . 11ios 30, por el asfictico pacto oligàrquico brasileno de la Repùblica Velha,
Antes de recorrer, de manera sintètica, la trayectoria del populismo como IHII i-I solbcante bipartidismo colombiano en los anos cuarenta o venezolano en
concepto en los estudios sobre America Latina, vale la pena recordar sus origenes 1 i i u i s noventa, y asi por el estilo.5
históricos. Los populismos en America Latina nacen, prosperan y se difunden A pesar de elio, los primeros estudios sobre el populismo latinoamericano
cuando la región, o algunos de sus fragmentos, entran en la "modernidad". • i . ù un una perspectiva meramente "estructuralista", es decir, diluyeron su
Palabra vacua, si se quiere, arruinada por el abuso, pero que aqui tiene un sen- H i u i i politica o ideològica en la dimensión socio-econòmica. Anunciado
tido preciso: los populismos florecen al culminar una larga època de profunda I i.11 lido de la Revolución Mexicana y propagado luego con extraordinario
inmersión en la onda expansiva de Occidente, de la cual America Latina es lai i l i | M ics de la Gran Crisis de 1929, el populismo les pareció sobre todo el
extrema ramificación. Es decir, la onda del capitalismo, asi como también lai ii i" polìtico de la època de industrialización y nacionalismo econòmico
del constitucionalismo liberai. La portentosa globalización que cubrió el àrefl i l ' i io cnlonces. Nada, o casi nada, mas que eso. Inspirados por las dos
latinoamericana desde mediados del sigio XIX y la Primera Guerra MundialM 'h irorias del desarrollo en boga durante los anos sesenta y setenta, las
alterando dràsticamente su perfil demogràfico, social, econòmico, cultural, creM i > M I . . i l im/ación y la dependencia, aquellos estudios reflejaron su inclina-
las condiciones en las cuales emergió el populismo. Lo hizo ya sea desgastandoB "• . n u l u c i r en forma mas o menos mecànica los fenómenos politicos
o destruyendo el orden antiguo, ese orden corporativo de origen colonial, jeràrl imantes socio-económicas. Visto desde esa óptica, el populismo
quico y al mismo tiempo paternalista, ya sea fomentando las fracturas tipica^ « .mo parecìa un fenòmeno peculiar pero transitorio, tipico de una
de la modernidad: la cuestión social, o sea el conflicto entre capitai y trabajo; ifl ii Li lasc ilei desarrollo tardio de un àrea perifèrica y destinado a morir
cuestión politica, o sea el pasaje de la polìtica de pocos a la politica de masaiH II MI M i . i r m i ) . La fase se pensaba como coincidente con el take-offde la
la cuestión espiritual, o sea la seculari/adón, la traumàtica separación entre |T i i IH U H I , la rupUira de las relaciones de producción tradicionales y la
esfera espiritual y la temporal cn una a-uión iinpregnada de unanimidad idi. M I, un r n ' i c i l o ile Irabajadorcs disponiblc para la movilización politica.
dosa; cn fin, la progrcsiva emani ipauon ile la polìlica de la rcligión. Pues bini . m i n a que a esa Icclura, no deliamente avara de intuiciones y resul-
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tados, se le escaparan algunos rasgos polìticos del populismo, como el liderazgo o "estrategia" politica.10 Pero la bùsqueda del nùcleo del populismo latinoame-
carismàtico, la vocación plebiscitaria y la intolerancia por todo vinculo insti- ricano invita a ir aùn mas alla, sobre todo a los historiadores, que no pueden
tucional. Pero tenia la tendencia a considerarlos sobreestructurales respecto de no reconocer en él reminiscencias antiguas. De aqui el creciente esfuerzo de
las polìticas económicas y las bases sociales de los populismos - las primeras, tantos, incluido quien escribe, para individuar una especie de nùcleo ideològico
fundadas sobre el dirigismo estatai y orientadas bacia la industrialización y la del populismo plasmado durante el curso de la historia de America Latina: un
protección del mercado interno; y las segundas, generalmente formadas por las atrevimiento teòrico, por asi decirlo, visto el consolidado lugar comùn segùn el
clases medias, obreras o campesinas atraìdas por las polìticas redistributivas y cual los populismos serian a-ideológicos, pragmatismo puro. Cierto, no se trata
la protección del Estado.6 de negar de este modo la relevancia de los factores económicos y sociales en
Sin embargo, con el tiempo, las cosas han cambiado. Al menos en parte, ya la caracterización de cada uno de los populismos, sino de indagar los origenes
que no se puede decir que el enfoque estructuralista haya sido abandonado; si recónditos de una especie de populismo genèrico, de un humus populista comùn
acaso, se podrìa afirmar que ha sido adaptado, en el intento de quitarle de encima cn contextos socio-económicos diversos entre ellos, a veces muy diversos. Un
los excesos de determinismo del pasado.7 El hecho es que con el paso del tiempo humus que remite a las tramas mas profundas de las sociedades latinoamericanas,
pareció cada vez mas evidente que el populismo en America Latina, o aquella fruto de su experiencia histórica, alimento de sus culturas politicas, reflejo de
cosa para la cual no se encontraba un termino mas apto, trascendia las condiciones la mentalidad, el imaginario y las creencias de muchos de sus habitantes. Sólo
peculiares indicadas por los estructuralistas, para volver a presentarse en forma rastreando a fondo sus raìces, en efecto, sera posible entender como y por que,
magmàtica y omnipresente en los contextos mas abigarrados: a menudo alii tanto en su època clàsica entre los anos treinta y cincuenta como actualmente,
donde las bases sociales y económicas que se suponia lo acompanaban todavia el populismo se ha vuelto una poderosa alternativa del liberalismo, asi como el
no existian o ya no existìan mas; o incluso donde las dictaduras militares de mejor termòmetro de su antigua y persistente debilidad en America Latina.
los anos sesenta y setenta parecìan haberlo extiipado, en generai con métodos
sangrientos. Ni siquiera la democratización de los anos ochenta y la adhesión de
los gobiernos de la región a las politicas liberalistas del Washington Consensus 2. Sobre el nùcleo ideològico del populismo latinoamericano
marcaron la desaparición del populismo, como se habria podido esperar; al punto
que muy pronto, primero en los medios de comunicación y posteriormente en ^Qué es, entonces, el populismo entendido como ideologia? Si bien una
las revistas académicas, se empezó a hablar de neopopulismo para describir las ideologia débil y no estructurada, claro està, o sea, un conjunto de valores y
presidencias de Collor en Brasil, Menem en Argentina, Fujimori en Perù.8 Neo- creencias que, a pesar de no estar organizado en forma sistemàtica, configura
liberalismo y neopopulismo, sostuvieron entonces muchos, eran compatibles, una cierta visión del mundo. Dicho en sìntesis, traducido en una fòrmula, creo
pensaran lo que les gustara pensar los autores del paradigma estructuralista, para que el populismo es la transfiguración moderna, en cierta medida secularizada
los cuales las politicas económicas neoliberales y las alianzas de clases que las y adaptada a la època de la soberanìa popular, de un imaginario social antiguo:
acompanaban, opuestas a las de los populismos clàsicos, no consentian definirlos un imaginario esencialmente religioso. De un imaginario, vale la pena aclararlo,
como tales.9 Y esto no era todo, ya que poco tiempo después el populismo resurgia nada peculiar de America Latina, pero que en su historia, mucho mas que en
también en su forma mas tradicional, por ejemplo en los gobiernos de Chàvez otros lugares e historias, tiene profundas raices y portentosas razones para no
en Venezuela y Morales en Bolivia; para extenderse luego en la multiplicación perder vitalidad.
de movimientos surgidos en reacción a las recetas del liberalismo econòmico, El populismo es moderno al postular la centralidad del pueblo sobre cualquier
desde los cocaleros peruanos y bolivianos basta los piqueteros argentinos, del linaje o aristocracia. Como se dijo, es un producto de la sociedad de masas y vive
indigenismo ecuatoriano basta los sin tierra brasilenos y paraguayos. en el àmbito democràtico, aunque la democracia a la cual tiende s.uele limitarse a
No sorprende, entonces, a la luz de tanto destello populista, que desde los la esfera de las relaciones sociales y expresarse a través de categorìas éticas que
anos ochenta haya levantado vuelo una corriente de estudios, en su mayoria reflejan una clara inspiración religiosa; por el contrario, la esfera de los derechos
politológicos, que intenta elaborar un arquetipo del concepto de populismo civiles y politicos de los individuos no entra en el campo de sus prioridades, o
Imulado sobre sus rasgos politicos e ideales recurrentes. Una corriente que, lo hace sólo en forma accesoria. Al mismo tiempo, el pueblo invocado por el
.mni|iic por diversas vias, ha llegado a la defìnición del populismo como "estilo" populismo, que como toda idea de pueblo es una construcción intelectual, mitica,
34
E.I.A.L. 19-2 LAS RAÌCES HISTÓRICAS DELANTILIBERALISMO 35

selectiva, està edificado con los materiales existentes y disponibles en abundancia alegria y con permanentes tensiones, con esa misura democracia representativa
en la historia, es decir, con simbolos, palabras, valores que muchas personas a la que el populismo clàsico, entre los anos 30 y 60, habia muchas veces cava-
y grupos comprenden y comparten porque, justamente, evocan un imaginario dò la fosa. Precisamente su capacidad de adaptación, por otra parte, revela su
social antiguo, familiar. Aquel pueblo, en efecto, suele ser entendido como una fuerza y arraigo. Fuerza que se trasluce en el caràcter "delegativo" de muchas
"comunidad" homogénea y primigenia, basada en una comunión de historia, jóvenes democracias de America Latina,14 es decir, la tendencia persistente de
identidad y destino, cimentada por vìnculos de solidaridad mecànica, por decirlo los presidentes a invocar la soberania del pueblo para saltar como un fastidioso
con Durkheim,11 y por la aversión comùn a una amenaza que pondria en peligro obstàculo aquel "polo constitucional" -el poder judiciario, el Parlamento, la
su integridad. Una amenaza externa, que en America Latina ha asumido, ante "reglas" en generai— que en las democracias representativas suele garantizar
los ojos del populismo, las semblanzas del imperialismo estadounidense o del contra la tirania de la mayoria. De este modo, de hecho, ellos intentan volver
comunismo, del protestantismo y de la masoneria o de la globalización y del a recorrer, a sabiendas o no y por medio de nuevos senderos, el viejo nimbo
Fondo Monetario Internacional, segùn los casos y las épocas; y una amenaza populista que conduce a la reunión del lider con su pueblo en el àmbito de una
interna, aquella arrastrada por los "caballos de Troya", es decir, por aquellos comunidad holìstica, impermeable a las "divisiones artificiales" impuestas por
que en el seno de aquella comunidad "imaginadcf' instilarian el virus de ideas y las instituciones representativas.
modos de vida nuevos y extranos: los enemigos internos, en fin, cuya gama ha
incluido infinitas tipologìas en la historia del populismo de America Latina.12
En este sentido, la "comunidad" populista es antagonista de la "sociedad" 3. El momento populista en America Latina
liberai, puesto que no se refiere a supuestos contractuales y racionales, sino a
fundamentos orgànicos. Es una comunidad holìstica, donde el conjunto excede Si el populismo en America Latina resiste y regresa no es ùnicamente por el
la suma de las partes; en la cual, en suma, la ciudadania del individuo es con- imaginario que evoca y difunde, sino también por las condiciones favorables que
substancial a su completa inmersión en la comunidad, fuera de la cual se inicia cncuentra y aprovecha. Condiciones que favorecen su frecuente pasaje de cultura
el territorio enemigo habitado por los "antipueblo", una expresión muy comùn politica latente a opción polìtica concreta. Veàmoslas. En generai, el populis-
entre los populistas latinoamericanos de cada tipo y època. En pràctica, por fi- mo suele denostar a determinadas élites -politicas, económicas, intelectuales,
guras que el organismo social encarnado por los populismos no puede ni tiene la icligiosas y otras- en nombre del pueblo, en la acepción de la que se hablaba,
intención de metabolizar, puesto que atentan centra su homogeneidady armonia. ilefraudado de su soberania por una especie de oligarquia, compuesta a veces
Desde Fulgencio Batista en la Cuba de los anos 30 hasta Hugo Chàvez en la por los partidos tradicionales, a veces por los potentados económicos, a veces
Venezuela de los 90, del coronel Perón en Argentina en los anos 40 al generai por intelectuales cosmopolitas, a menudo por todos ellos juntos, culpables de
Velasco Alvarado en Perù en los 70, que sean, se proclamen o sean percibidos de liaber usurpado su representación. Este "momento populista" suele, por otra parte,
derecha o de izquierda, autoritarios o democràticos, los populismos de America > uincidir con la culminación de un largo y profundo ciclo de transformaciones
Latina aparecen emparentados por la aversión a la democracia representativa 11 uè han producido en amplios sectores de la población un efecto o una sensa-
de tipo liberai y a la concepción social que ella implica, a la que contraponen la i uni de desintegración, podria decirse de extravio, inseguridad y de pérdida de
explicita invocación o la implicita pulsión hacia una "democracia orgànica".13 Es ulcntidad.15 En estos casos es muy probable que el populismo encuentre un clima
en virtud de dicha homogeneidad que la comunidad populista se suele expresar lavorable para acoger su promesa de reintegración, sea material o simbòlica.
a través de una voz univoca: la voz del lìder, figura de la que rebosa la historia Ahora bien, este cortocircuito de la representación se ha producido y continua
del populismo latinoamericano, que no representa sino encarna a su pueblo, I >i e 'duciéndose con extraordinaria frecuencia en America Latina, donde, de hecho,
del cual se propone o impone como medium en el camino hacia la redención y ,i una sociedad fragmentada, segmentada a partir del trauma de la Conquista y
« l i - las espesas barreras étnicas y culturales que se fueron acumulando en sus
la salvación.
Por supuesto, el imaginario populista no se manifiesta del mismo modo du- • 'i icdades, corresponde la crònica debilidad de las instituciones democràticas.
rante las diversas épocas y en los distintos contextos. Como conjunto de valores I >u ho de otra manera, existe un vistoso contraste entre las estructuras demo-
y creencias, en efecto, cambia y se adapta; alguna vez es explicito y otras, latente. < i.iiicas de la arena politica y las autoritarias de las relaciones sociales. Dos
1 loy en dia, por cjemplo, pucde convivir o estar obligado a hacerlo, si bien sin • K iiK-nlos, obviamcnlc, que se alimentari reciprocamente y cuyo reflejo es la
Ì6 E.I.A.L. 19-2 I . A S K A I C I ' I S MISTI W I C A S D I G A M M I l i t i K A I ISMO 37

difusa desconfianza de amplios sectores de la población, ansiosos de integración continental han normalmente reivindicado un rol de encarnación de la unidad
material y rescate ètico, bacia la arquitectura de la democracia liberai. Por el nacional, organicistas por estatuto y mentalidad.18
contrario, el imaginario organicista, intolerante de la representación politica pero Es precisamente este peculiar contraste entre instituciones representativas
conectado a una concepción social que postula la unión armònica de la sociedad, raquìticas y un robusto imaginario holìstico lo que encontramos en la fuente del
que invoca al nexo solidario que ligaria a sus miembros desde los origenes y peronismo en Argentina, del asiduo regreso de Velasco Ibarra en Ecuador, de la
reivindica un vìnculo directo entre el pueblo y el que encarna su identidad en revolución boliviana de 1952, del triunfo electoral de Vargas en Brasil en 1950,
una especie de "democracia de la semejanza",16 conserva una difusa legitimidad. ile los sollozos populistas que acompanaron la difìcil consolidación del orden
Guste o no, en efecto, ese imaginario resulta familiar y sus respuestas parecen revolucionario mexicano, de las mil pulsiones populistas que cubren la historia
alentadoras para una gran parte de aquellos que la democracia representativa no peruana, panamena, nicaraguense, paraguaya. Y que ha hecho posible el ascenso
logra representar, porque son pobres, marginales, indios, negros, campesinos sin de lìderes tan diversos como, por una parte, Menem y Fujimori, surgidos de las
tierra o trabajadores sin ocupación, o por miles de otras razones. ruinas del modelo estatai, y por la otra de Chàvez, llevado en candilejas por la
A la luz de todo esto, no es el caso que los pilares del orden populista lati- ugonìa del bipartidismo venezolano. Por otra parte, si estos son los rasgos del
noamericano, alla donde el populismo se ha hecho régimen, hayan estado en "momento populista", se entiende mejor la olà de populismo que cubrió America
los órganos funcionales de la sociedad y no en las tipicas instituciones de la I .atina entre las décadas de 1920 y 1950, vistos los efectos desintegradores de
democracia liberai. Los populismos en el poder, de la comunidad organizada l;i larga modernización que empezó en la mitad del sigio anterior; y también se
de Perón a la repùblica bolivariana de Chàvez, del Partido de la Revolución entiende que el populismo apremie hoy, después de treinta anos de convulsa
Mexicana de Càrdenas al Movimiento Nacionalista Revolucionario de Paz "globalización".
Estensore y al Estado Novo de Vargas, mas alla del involucramiento institucio-
nal en el cual se han envuelto, han fundado un orden basado en los "cuerpos"
del organismo social, o sea en las corporaciones: los sindicatos, los ejidos, las 4. Revolución o regeneración. Las paradojas del populismo
Fuerzas Armadas, la Iglesia, las universidades, los "gremios" industriales, los hitinoamericano
organismos territoriales, las redes familiares, en diversas combinaciones segùn
los casos. Por el contrario, los Parlamentos, los partidos politicos, los gobier- Todo lo anterior ayuda a comprender una aparente paradoja: aquella por la
nos locales, los poderes judiciales, han desarrollado, por lo generai, funciones eual en America Latina los populismos se suelen proclamar revolucionarios sin
propedéuticas para la consolidación de los populismos en el poder, haciende la .n lo. O al menos, sin serio en el sentido tradicional. Por un lado, de hecho, es
mayoria de las veces de canales de reclutamiento clientelar y de ampliación de vcrdad que los populismos entienden regenerar una determinada comunidad
las redes politicas de clanes y familias. Redes cuya extraordinaria fuerza testi- ik'irocando las élites en el poder y su orden polìtico: el porfiriato en México en
monia la escasa autonomia de la esfera politica en un ambiente social dominado I ( ) 11, el régimen de la Concordancia en Argentina en 1943, aquel de la "rosea" en
por un imaginario y por instituciones prepolìticas, donde el populismo cosecha Moli via en 1952, la partidocracia en Perù en 1968 yen Venezuela en 1998, y asì
cn abundancia. 17 I idi ci estilo. En este sentido, por definición, los populismos son revolucionarios,
I )c liecho, el ànima corporativa del populismo encuentra reflejo en su esencia v.i que producen un repentino y dràstico recambio de las élites politicas. Pero si
Ultipolitica, cn el sentido de que supropensión a concebir la sociedad como un 11. n ccen revolucionarios en relación a los regìmenes que los precedieron, o sea a
. " i i | i m i o homogcneo y naturai lo lleva a individuar en la polìtica un vehiculo NIIS "enemigos", no se puede decir que los populismos lo son igualmente en el
de divisioncs nrlilìciales, peligrosas para la salud de la comunidad que anrma un unente en el cual delinean un nuevo orden social, construido sobre las ruinas
'! > • • 1.11 lodo est o se manifiesta en la tipologìa de los lìderes que nor- del viejo. Elio con gran bochorno de los "verdaderos" revolucioharios, o preten-
niiilii h.in II. \ , i d o Ins riendas de los movimientos o regìmenes populistas. I1 n los tales -muchos de los cuales, en la historia latinoamericana, especialmente
\'l i n Ho n\.imi-lite- iiinn'nìers, o seahombres que ostentan y exhiben rii los anos 60 y 70, se acompanaron con este o aquel movimiento populista con
i ili l i ' • i i ' 1.1 « l i - li>i;'mi-o" respectodelmundopolìtico,provienenen In espcranza de alcanzar y comprometer en los propios disenos a aquel pueblo
Imi ili ' ' o '!• I i . lìlnsmililares-Perón, Ibànez, Chàvez, Velasco i l .|iic no encontraban acceso, para encontrarse ante la evidencia que ni los
milo i i" \n ho1, oiio.s , i-s dccir de instituciones que en la historia (iippulismos ni sus pueblos solìan compartir su ideai revolucionario. Aquì estàn,
E.l.A.L. 19-2 I AS RAICES I I I S U m i C A S D I J AN I II l i t i K A I ISMU 39

entonces, los Montoneros que dan la espalda a Perón en 1974, desilusionados por palingenésico, el foso, a menudo abismal, entre las instituciones democràticas
la moderación del viejo lìder, los grupos mas radicales distanciados del APRA liberales y grupos mas o menos extensos de la población.
en Perù, del MNR en Bolivia, del PRI en México y muchìsimos mas. Por el otro lado, sin embargo, los populistas siempre han manifestado una
En tanto factores de la regeneración de la comunidad orgànica formada por esplìcita tendencia excluyente. En nombre de la voluntad del pueblo, de hecho de
el "pueblo", en efecto, es al restablecimiento de armonia que aspiran los popu- u" pueblo, expresan una radicai pulsión autoritaria, por no decir una vocación
lismos. Su revolución, entonces, si bien comporta a menudo virajes radicales loialilaria; lo que, dicho sea paso, hace que también su función integradora sea
a favor de este o aquel sector social, mira a restablecer el equilibrio entre los P.urial y precaria. El pueblo del populismo es la totalidad, el entero, el bien,
diversos órganos del cuerpo social para que contribuyan al unisono a conseguir In virtud, la nación, con sus rasgos eternos y definitivos. Fuera de él se incuba
el fin comùn. El sostén, directo o indirecto, tenue o radicai, a aquella parte de rl mal, la enfermedad que ataca al sano organismo de la comunidad. La lògica
la sociedad que consideran penalizada por las transformaciones en curso, no 111.111 K|uea del populismo no permite escapatoria. Decididos a regenerar al pueblo,
tiene en los populismos el objetivo de dar un vuelco decisivo a las relaciones n i cscalar su identidad pura y amenazada, que pretenden sólo ellos encarnar-
sociales, sino mas bien aquel de recrear las condiciones de la colaboración entre n nurse peruanidad, argentinidad, brosilicmidade o cubanidad -, a realizar un
las clases, cuyo conflicto, fruto del impacio con el mundo externo, amenaza la pi i >\o providencial, una misión de salvación y redención, los populismos son
supervivencia y la reproducción del conjunto. También por este motivo no es m 11» i mcables al pluralismo, en el cual, lejos de ver la fisiològica resultante de
sorprendente que los populismos, y algunas veces basta el mismo movimiento en In i li Incnciación social, individuan la patològica manifestación de las divisiones
épocas diversas, sean alguna vez "progresistas" y otras veces "conservadores", M 11 K- i das artificialmente en el organismo social por los agentes patógenos pe-
una vez vinculados mas bien a los trabajadores, otra vez a los propietarios.19 En " i i ulos desde afuera. Como tal, el pluralismo es una enfermedad a extirpar.
efecto, la suya tiene a menudo el aire de una especie de "revolución preventiva" \ l n donde apacienta el electo, es decir, el pueblo, no puede sino penar el
realizada no sólo en el interés de sus beneficiarios inmediatos, sino también i' nailo, el repudiado. Términos estos no casualmente tomados del voca-
de aquellos que en el momento resultan penalizados: los ricos y poderosos en i " i i U H I bìhlico, desde el momento en que el maniqueismo de los populismos
el caso de los populismos sociales, puesto que el precio que aceptan pagar a "Mincricanos revela su inseparable nexo con un universo religioso cuanto
corto plazo favorecerà sus intereses futures; los sectores populares en el caso 11.11 y concreto, en particular entre las masas populares; un universo cuyos
de los populismos neoliberales, que les prometen para el futuro los frutos de los ii '!"•. y cuyas liturgias, hechas propias por el populismo, han parecido y a
sacrificios sufridos en el presente. En sìntesis, el horizonte ideai del populismo mio lodavia les parecen a esas masas mas familares, significativos y com-
latinoamericano permanece, a pesar de todo, en la colaboración entre las clases y i i ' l o ; qiic los complejosmecanismos institucionales delestado de derecho,
los "cuerpos sociales" en el interior de una comunidad de la que ha rigidamente i irmi rcservados al mundo de las élites sociales y culturales. Herederos,
delimitado las fronteras, una especie de tercera via de tendencia corporativa e i' i i i ' -, o no, del imaginario organicista de raiz católica de la època colonial,
imaginario organicista. il mi .mo liempo profundamente modernos en virtud de su legitimación
Dicho esto, en America Latina como en otras partes, boy como ayer, là M! M i ama popular, los populismos lo secularizan basta proponerse como
ambivalencia del populismo salta a los ojos, aunque los elementos de tal amJ i.l"M di- un nuevo credo, sostenido por una especie de fondamentalismo
bivalencia no revelan una contradicción sino su esencia mas profunda. Por un i . \rlusivismo ideològico.20 El imaginario populista y el religioso, por
lado, de hecho, los populismos han sido y siguen siendo con cierta regularidad i imeii muchos puntos en comùn: el orden naturai al que los populistas
canales a través de los cuales las masas se integran y nacionalizan. Al hacer està n l a comunidad formada por el pueblo tiene mucho en comùn con el
han desempenado una evidente función democràtica, coronada generalmente poi ' MIH del cual, en una perspectiva religiosa tradicional, descenderia el
un amplio consenso, tanto los que han llegado por primera vez al poder a tra \| " H " n al. En ambos casos, la esencia legal-racional del viqculo polìtico es
de elecciones regulares, como los numerosos cuyos transcursos dictatoriales no h i M i io i nbre de un orden revelado al cual se deberia el fundamento de
les han impedido acceder al gobierno mediante el sufragio popular, como m i i" no quita que como fenòmeno politico el populismo sea autònomo
los casos de Perón, Vargas, Ibànez y otros. Como tales, se ha visto claramcnlM i • lerà de lo sacro, al punto de hacer las veces de vector mediante
(|in- los populislas han colmado, con sus modalidades peculiares y su allento innario religioso tradicional se traspone sobreel terreno modernode
40 E.I.A.L. 19-2 LAS RAÌCES HISTÓRICAS DELANTILIBERALISMO 41

la polìtica. En este sentido, es una especie de "religión secular", con su "verbo" mentales y normativas de la cristiandad colonial; un imaginario en el cual se
y su "profeta", sus cultos y sus liturgias: lodo en nombre del "pueblo". han superpuesto unidad politica y unidad religiosa, donde los fundamentos de
\apolis se han plasmado de acuerdo a un principio de unanimidad confesional y
donde por lo tanto la concepción moderna de sociedad abierta y plural no tiene
5. America Latina, tierra electa del populismo fuertes raices. Un imaginario y unas estructuras, finalmente, que la evolución
de la historia latinoamericana, se diria, ha reforzado mas que erosionado, y que
America Latina es, mas que otros, el continente del populismo. ^Por qué? En todavìa hoy plasman los valores y las expectativas de tantos actores polìticos y
el fondo, el nùcleo ideològico del populismo latinoamericano no se distingue en sociales de America Latina. El populismo, obviamente, es, en su extraordinaria
modo significativo del populismo genèrico tipico de la experiencia histórica de reiteración, su emblemàtica forma de adaptación a la polìtica moderna,
Occidente. ^Por qué, entonces, America Latina se presta mas a él, al punto de Ahora bien, aunque estos dos elementos -la sociedad segmentada y la
presentarse como un laboratorio populista siempre en ebullición, basta imponerse vitalidad del imaginario holistico- serìan de por sì suficientes para explicar el
en algunos casos como emblema del populismo consolidado? abundante alimento que nutre el populismo en America Latina, hay un tercero
Para comenzar, se puede decir que, si en generai el populismo representa que le proporciona un carburante inagotable, que actùa como portentosa fuente
un serio modelo antagonista de la democracia representativa, entonces el éxito propulserà. Dicho de manera algo démodée, es el caràcter perifèrico de la moder-
del populismo latinoamericano es especiamente comprensible. A pesar de que nización latinoamericana. El hecho de que las mas profundas transformaciones
la experiencia democràtica de America Latina ha sido a menudo paròdica e de la sociedad, de la polìtica, de la cultura, de las costumbres latinoamericanas
incompleta, en efecto, queda el hecho de que en ella, desde la independencia, se hayan producido históricamente como reflejo, por ósmosis, como la prolonga-
la legitimación teòrica del orden politico ha sido el pueblo soberano. Lo que ha ción de procesos comenzados en Europa o en Estados Unidos, engordó y sigue
hecho tan sòlida y polièdrica la persistencia del populismo en America Latina, cngordando las pulsiones populistas. Que fuera el liberalismo o la masoneria, el
por consecuencia, seria que en ningùn otro lugar se ha vuelto tan profundo el socialismo o el anarquismo, el comunismo o el imperialismo, los monopolios o
surco entre la democracia imaginada y la democracia real, entre las instituciones la burguesìa internacional, las multinacionales o Wall Street -y quien mas tenga
democràticas formales y el efectivo funcionamiento del juego democràtico, entre mas le ponga—, el cambio venia desde fuera. O al menos, asì parecìa. Inùtil decir
expectativas y resultados. Un surco excavado por la distancia entre derechos que los populismos han recabado enormes acreditaciones de tal circunstancia
polìticos teóricos y derechos sociales y civiles efectivos, entre ciudadania formai cada vez que han invocado la union sacrée del pueblo y de la nación centra el
y posibilidad de acceso a sus prerrogativas. Para muchos ciudadanos latinoa- cnemigo a las puertas; centra el extranjero y el extrano que asaltaban las virtudes,
mericanos, en efecto, la experiencia democràtica no ha comportado integración la identidad, la armonìa del pueblo.
y participación ni ha garantizado el acceso a los derechos universales que ella En conclusión, entonces, es legìtimo observar que, apoyàndose sobre bases
deberia asegurar. Entonces, no sorprende que alla donde la democracia represen- lati precarias, la polìtica por lo generai no ha cumplido, en la historia de America
tativa se ha revelado insuficiente para derrocar las vallas materiales, culturales, I .atina, con su deber de articular y metabolizar las diferencias sociales recon-
simbólicas, étnicas, que separan mundos alejados anos luz entre ellos a pesar duciéndolas a valores y reglas compartidas. Por consecuencia, se ha convertido
de convivir dentro de las mismas fronteras, el populismo haya representado un 1 en un territorio peligroso, un campo de batalla donde el populismo ha logrado a
efectivo canai de acceso de las masas a la dignidad social y simbòlica. El caràcter menudo imponerse como un eficaz instrumento de integración de los excluidos
histórica y estructuralmente segmentado de las sociedades latinoamericanas, invocando en su nombre una especie de comunidad originaria.«Una comunidad
aunque unas lo posean mas que otras, es entonces el primer elemento clave para i|iie los movimientos populistas se proponen reconducir a sus raices, las cuales,
comprender el eterno retorno del populismo. como se ha visto, se hunden en la esfera social y espiritual mas que en la polì-
Sin embargo, dicho elemento desemboca en el populismo porque confluye IK ;i y evocan una cosmologìa religiosa. En la actuación del populismo, de està
con un segundo factor, también éste esculpido por la historia: la persistencia y numera, la acción polìtica tiende por lo generai a reflejar una pulsión escatoló-
vitalidad, en la experiencia histórica de America Latina, de un imaginario social l'ii-a, no logrando asi conseguir autonomia, dignidad y legitimidad. La lògica
alternativo al imaginario de la democracia representativa de tipo liberai; es de- muniquea que la inspira tiende a reducir los conflictos a guerras religiosas, a
cir, del imaginario holislico, cuyas raices residen en el fondo de las estructuras •Dfrentamientos entre vcrdades absoliitas y opuestas palingenesias, entre tipos
42 E.I.A.L. 19-2 l.AS RAICES HISTORICAS DELANTILIBERALISMO 43

antropológicos imposibilitados de convivir. En tal sentido, el populismo, aun en 5 Una casuistica relativamente amplia de populismos se encuentra en M. Conniff (comp.),
su modernidad, revela la debilidad histórica del ethos liberai en America Latina, Populism in Lati» America, Toscaloosa, The University of Alabama Press, 1999.
su dificultad de afirmarse como aglutinante politico mas cautivante y promete- f> Sobre el debate en cuestión cfr. D. Quattrocchi- Woisson, "Les populismes latino-
dor, a los ojos de una gran parte de la población, que el antiguo aliciente de una américains a l'épreuve des modèles d'interprétation européens", Vmgtìème Siede,
octobre-décembre 1997.
comunidad homogénea y tranquilizadora encarnada por el populismo, capaz de
7 Cfr., por ejemplo, P. Cammack, "The resurgence of populism in Latin America", Bulletta
dar respuesta a la eterna bùsqueda de sentido y pertenencia de los individuos y ofLatin American Research, v. 19, 2000, pp. 149-161. En este gènero de producción
de los grupos humanos. se inscribe tambien M. Sznajder, "II populismo in America Latina", Ricerche di Storici
Igualmente, en términos históricos, el populismo refleja el peculiar y, en Polìtica, n. 3,2004.
cierto modo, inacabado pasaje de America Latina del orden antiguo al moderno; K Cfr., por ejemplo, K. Roberts, "Neoliberalism and thè Transformation of Populism in
aquel pasaje en el curso del cual a menudo se ha perdido, o no se ha encontrado, Latin America: The Peruvian Case", World Politics, v. 48, n. 1, 1995, pp. 82-116; G.
el camino hacia la ampliación de la ciudadania democràtica que habria podido Philip, "The New Populism, Presidentialism and Market-oriented Reform in Spanish
vaciar poco a poco el paisaje social e ideai dominado por la fuente organicista, South America", Government and Opposition, n. 33, 1998, pp. 81 -97.
por el mito de la armonia social como reflejo de un orden naturai o divino, por ') Entre los mas agudos sostenedores de tal compatibilidad està K. Weyland, "Clarifyng
a Contested Concepì. Populism in thè Study ofLatin American Politics", Comparativi.'
la antìtesis entre redención y condenación, por el repudio del pluralismo visto
Politics, October 2001, pp. 1-22.
como manifestación de una patologia de la vida colectiva, por el dogma del 10 De "estrategia polìtica" habla K. Weyland, "Neopopulism and Neoliberalism in Latin
unanimismo espiritual, trasformado por el populismo en el dogma del unani- America: How Much Affinity?", Third WorldQuarterly, v. 24, n. 6,2003, pp. 1095-1115;
mismo politico y espiritual. cfr. tambien A. Knight, "Populism and Neo-populism in Latin America, Especially
Mexico", Journal ofLatin American Studies, v. 30. 1998, pp. 223-248; C. de la Torre,
"The Ambiguous Meanings ofLatin American Populism", Social Research, v. 59, n. 2,
NOTAS Summer 1992, pp. 385-414.
11 È. Durkheim, De la division du travaii social, 8e. ed, Presses Universitaires de Francc,
1 Este articulo retoma y sintetiza algunas reflexiones realizadas en mis trabajos "II Paris 1967.
populismo. Sul nucleo forte de un'ideologia debole", Polis, XVI, n. 2, agosto 2002, pp. 12 "Comunidad imaginada", en el sentido que le da B. Anderson, Imagined Communitics:
263-292; "Io, il popolo. Note sulla Leadership carismatica nel populismo latinoame- Reflectìons on thè Origin and Spread ofNationalism, London, Verso, 1991.
ricano", Ricerche di Storia Politica, n. 3, 2002, pp. 431-440; y "Liberales y católicos, I* R. Dix, "Populism: Authoritarian and Democratic", Latin American Research Review, v.
populistas y militares. El imaginario organicista y la producción del 'enemigo interno' 20, n. 2, 1985, pp. 29-52; para la fuente organicista en los casos citados cfr. R. Whilncy,
en la historia de America Latina", en M. Garcìa Sebastiani y Fernando del Rey (comps.), State and Revolution in Cuba. Mass Mobiììzatìon and Politicai Change, 1920-1940,
Los desafìos de la ìibertad. Transformación y crisis del liberalismo, Europa y America Chapel Hill and London, The University of North Carolina Press 2001; S. Ellner y I).
Latina (1890-1930), Biblioteca Nueva, Madrid 2008, pp. 316-341. Hellinger (comps.), Venezuelan Politics in thè ChàvezEra, London, Lynne Rienner 2003;
2 Sobre estos ejemplos cfr. R. Gillespie, Soldados de Perón: los Montoneros, Buenos L. Zanatta, Perón yel mito de la Nación católica, Buenos Aires, Sudamericana 1999; S.
Aires, Grijalbo 1987; R.M. Levine, Father ofthepoor? Vargas andHis Era, Cambridge, Stein, Populism in Perù, cit.
Cambridge University Press, 1988; S. Stein, Populism in Perù: The Emergence ofthe I-I G. O'Donnell, "Delegative Democracy", Journal of Democracy, v. 5, n.l, Jainiary
Masses and thè Politics of Social Contrai, Madison, University of Wisconsin Press, 1994.
1980. IS Cfr. Méry y Surei, Par le peuple, pour le peuple, cit.
3 Cfr. las reflexiones de G. Germani sobre el nacional-populismo en su Authoritarianism, Id G. Hermet, Les populismes dans le monde. Une histoin*sociologique, XlXe.-XXe. siede,
Fascism, and National Populism, Transaction Books, New Brunswick, N.J. 1978. Paris, Fayard, 2001, pp. 59-61.
4 En tal sentido, el populismo de America Latina no constituye una excepción. Sobre el 17 Cfr. D. Balmori, S.F. Voss y M. Wortman, Notable Family Networks in Latin Amcrim,
horizonte democràtico en el que se inserta, en lìneas generales, el populismo han insi- Chicago, Chicago University Press, 1984.
stido Y. Mény y Y. Surei, Par lepeuple, pour lepeuple: lepopulisme et ìes democraties, IS U. Loveman, Por la Patria: Politics and thè Armedforces in Latin America, Wilmingloii,
Fayard, Paris 2000. La fundamental observación segùn la cual la esfera dentro de la que SR Books. 1999.
el populismo declina su ideai democràtico es la social y no la polìtica, se remonta a I. I1' lil caso mas asombroso es, cn este sentido, el peronismo, en su parabola de- IVn'm ,i
Bcrlin, Russimi Tltinkcrx. Pcnguin Books, Harmondsworth, 1978. Mencni pasaiulo por Monioneros; cfr. A. Borón et al., Peronismo v MCIÌCIIIÌMIIO. IÌIK-IIOS
44 E.I.A.L. 19-2

Aires, El Cielo por Asalto, 1995. Pero la misma trayectoria y ambivalencia se encuentran
en muchos otros movimientos de raigambre populista, desde el FRI mexicano al MNR
boliviano, del Aprismo peruano a la tradición varguista en Brasil y a aquella adeco en
Venezuela.
20 El imaginario religioso de los populismos puede comportar, como en los casos de Vargas
y Perón durante las primeras fases de sus regfmenes, la alianza entre los populistas y li Populismo ragionai y estado en Chile1
Iglesia. En generai, sin embargo, la forma secular que tienden a imponer al imaginaru
religioso lleva a los populistas a competir en el mismo terreno de las instituciones ecle- EMMANUELLE BAROZET
siàsticas, con las cuales entran en conflicto. Para algunos ejemplos sobre el univei Universidad de Chile
ideai protorreligioso de algunos populismos cfr. R. Di Stefano y L.Zanatta, Historic
de la Iglesia argentina. Desde la Conquista hasta fines del sigio XX, Buenos Aires,
Grijalbo-Mondadori, 2000, pp. 513-555; M. Navarro, Evita, Buenos Aires, Pianeta, 1994;
^Qué aporte se puede hacer desde Chile al estudio del populismo de boy?
D.H. Henderson, Modernization in Colombia: thè Laureano Gómez Years, 1989-1965,
lui la larga lista de lìderes populistas, Chile pareciera ser un contribuidor muy
Gainesville, University Press of Florida, 2001 ; S. Mainwaring, The Catholic Church am
Politics in Brazil, 1916-1985, Stanford, Stanford University Press, 1986. discreto, sin parangones respecto de otros paises del continente. Sin embargo,
si se desplaza la mirada desde el nivel nacional hacia el nivel regional y locai,
no queda ninguna duda de que este particular estilo polìtico tiene aùn muchos
adeptos en Chile, al derapo que mantiene, lejos de las càmaras, una relación
nsistencialista con el Estado, para el beneficio de liderazgos personalistas.
Retomando como marco generai los estudios de la teorìa de la acción co-
lectiva, en especial de la movilización de recursos (Oberschall, 1973; Diani,
McAdam, 2003), y como marco especìfico el anàlisis de redes sociales (Laumann,
l'appi, 1976), nos centraremos en este trabajo en un elemento definido, que
;iyuda a entender como se constraye una autoridad populista y como la misma
logra subsistir en Chile a pesar de la modernización polìtica y del crecimiento
econòmico: exploraremos la instrumentalización de redes sociales, sean éstas
formales o informales, y la relación que dichas redes permiten mantener con la
rslructura estatal. En efecto, como cualquier autoridad polìtica, el lìder populista
requiere de una red estructural dentro de la cual desarrollarse y sostenerse, y
mediante la cual redistribuye beneficios a sus seguidores (De La Torre, 2003).
l'In paises como Chile, donde los partidos polìticos se financian en gran parte
uni los aportes de sus militantes (Huneeus, 1998), y por lo tanto no reciben
i nantiosos recursos de fuentes privadas, no es de extranar que el Estado sea el
pi oveedor, aunque indirecto, de muchos de los beneficios que los lìderes popu-
lislas redistribuyen entre sus seguidores.2 ».
Chile ofrece un caso interesante para el anàlisis del populismo, debido a una
serie de aparentes contradicciones que alberga su realidad polìtica y social. Por

Mrozet@uchile.cl

B.I.A.L., Voi. 19 N" 2(2008)

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