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Femme Fatale

Hoy es día de reencuentros, y no,


no de esos que todos tienen, más bien,
de los que nada más unos cuántos podemos ser cómplices,
las letras, las palabras, la escritura, la poesía.
Solamente venía a saludar,
venía a recordar que mis letras no murieron,
más bien, crecieron; gracias por el salto.
¡Mujeres!, quiero decir,
mujer; de ella,
para ella,
como ella,
con ella,
es ella,
por ella,
¡dios santo!, me tiene dando vueltas la cabeza,
no sólo en la cabeza la pienso,
también en los ojos la observo,
en la nariz la respiro,
en los oídos la escucho,
en los labios la siento,
en las manos le hago caricias,
en los pies corro tras ella,
¡en todos lados la tengo!,
lo mejor de todo no es eso,
¡no!,
lo mejor es que me gusta mucho todo lo que me pasa,
lo que siento en todo el cuerpo,
lo que pienso, lo que sucede, ¡todo!,
¿cómo lo controlo?,

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Primera impresión de la primera edición de Relatos de un Demonio.
Se terminó de imprimir en noviembre del 2016 en la ciudad de Saltillo, Coahuila, México.

Textos del autor Cochisse Freyssinier y Dávila


Diseño, selección, edición, fotografías (excepto una) y prólogo de Lily Ugalde Menchaca
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Desmesura

Relatos de un demonio.
Quizá porque mis dedos no estaban acostumbrados
a la desmesurada belleza de su piel,
Cochisse Freyssinier y Dávila
porque la supresión de mis deseos
se hallaba ligada a su cualidad de ser,
circunspecta

En realidad mis ojos estaban abstraídos


por el incontenible frenesí de su sexo;
apenas se abrían las pestañas
y convertíamos el aire denso
en un aplastante olor a humedad.
Quizá porque mi cuerpo, apresurado,
no estaba acostumbrado al calor humano.

Tengo la certeza de que su cuerpo


y el mío han encajado tan perfectamente,
que mis partes han quedado inmóviles entre las
suyas,
como un rompecabezas;
Sé, profunda y perfectamente,
que no hubiera deseado que fuera con nadie más.

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Demorado perdón de
una mente desasosegada

Hola, no vengo a escribirte un perdón, ‘‘Hay dos cosas que he hecho bien en mi vida:
más bien, elegíaco, por estúpido. Tenerte aquí.
No busco obtener un perdón, La segunda,
ni menos ni más, no lo espero, indisolublemente unida a la posesión
no lo tengo, no lo merezco de tu cuerpo en mis manos:
y mucho menos lo quiero, no de ti, Inmaterializarte aquí.’’
pero quizá sea de más escribirte,
Cochisse Freyssinier
¿por qué después de tanto tiempo
las cosas terminan con los ojos rojos
y una lágrima que se resbala?. ¿Una justificación?,
¿qué espero?,
¿decirte que es mentira, que no es verdad?,

no tengo nada qué decir para éso,


pero sí tengo que decir algo,
no cualquier cosa,
porque lo que digo, lo digo dentro de mí,
todo, hasta las mentiras.

No soy lo que esperas,


no lo soy, no ahora,
¿mañana?, sólo si quien decide,
lo decide así.

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Es quizá lo suficientemente tarde,
para decirte que tus brazos me enredaban
y me decías con los ojos "Te amo";
pero, personalmente, me siento más cerca de ti
ahora que estoy más lejos,
y me siento más lejos de mí,
ahora que ya no estás.

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siga en mi recuerdo apareciendo junto a la voz que me dice
"Se ve ahí, de lejos, de siempre,
iluminada en la noche más obscura".

Sólo sé que ahora a las tres de la mañana, Prólogo y selección de textos


hago como levantarme del sueño inexistente Lily Ugalde
y me digo "Se ve ahí, de lejos, de siempre,
iluminando mis noches más obscuras",
pero lo cierto y lo terriblemente cierto
es que ahora a las tres de la mañana
sólo me lleno de recuerdos y volteo a ver
la misma luz que prendo yo mismo a las ocho,
y a las tres camino, miro, respiro,
me suicido una y otra vez cada noche ausente,
y a las seis vuelvo a apagar la luz
que siempre dejabas prendida;
pero ya no siento oprimir el pecho.

Y es probable que mañana por la mañana,


o por la tarde o por la noche, a las ocho,
a las tres de la madrugada o a las seis,
encuentre el preciso lugar donde se me va la vida,
donde se guarde igual mi vida,
que la que tú guardaste ya hace tiempo.

La noche me convoca con las palabras más tristes


que puedas imaginar, o que pudiste imaginar,
pero lo cierto es que ahora es irreversible.
Es tarde para ti y tarde para mí;
es tarde para decirte que te extraño,
que necesito más de ti en la vida
que lo que tu vida podía necesitar de mí.

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Ausencia

Me sentaré en la mañana cuando llegue el silencio,


el silencio de un rostro que, ayer, todavía me levantaba;
si encuentro en un rincón el preciso lugar
donde sentarme a llorar la ausencia del fantasma
que presionaba el pecho diariamente al verte;
si encuentro en un rincón el preciso lugar
donde guardar la pasión prohibida
que se fue apagando cuando pasaba un año,
o pasaba un mes, un día, una hora, un minuto
sin que apareciera el inexplicable sentimiento
que me inflamaba el recuerdo de tu presencia.

Lo que sucede es que ahora la ausencia inquebrantable


de tu cuerpo y tu rostro que aprendieron igual
a arrebatarme la respiración que las ganas de vivir,
se ha vuelto tan real que no pudiste arrebatarme
más mi vida que la tuya, y me quedé sentado,
y cada mañana trasnochada, me vacila
con el sonido silencioso del recuerdo,
que recuerda más la muerte que la vida.

Se me sigue haciendo sospechoso que la luz del


estudio donde la noche pasaba segundo a segundo,
pintando de aquí a allá los colores
con los que iluminabas mi día desvelado
y que a veces a las tres de la mañana, pensaba
"Ya acuéstate, ven", y me detenía un minuto,
pensaba y te veía de lejos, con el corazón en la mano
igual que con el lápiz y el color en la cabeza,

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Prologo

Me he tomado el atrevimiento de reunir sus letras en un


solo lugar. Puedo asegurar, con poco temor a equivocarme,
cada página fue concebida en momentos precisos y dado a luz
en circunstancias justas y presurosas, ninguno es igual que
otro ni viceversa. Jamás es necesario hurgar en sus palabras, lo
que ha escrito tiene un valor para quien lo lee, el alma se encar-
ga de completar sus restos y todas sus partes encajan. No me
permitiría clasificarlo como una recopilación total de su obra,
prefiero describirlo más bien, como un comienzo, de quien es y
quien será en algunos años al volver a leer esto.
Comenzó alguna vez en algún lugar y en alguna página de
escritorio, que quedo ahí y hasta donde yo sé, no puedes
encontrarlo en un lugar físico. ¿Cómo iba a permitir que esas
letras no trascendieran en más si estaba en mis manos?, no
insinúo que se quedaron estancadas, porque no soy quien las
creo, solo soy yo, que por suerte o destino, en ocasiones, llegue
a leer primero que nadie.
Escribir, es aquello que siempre ha brotado de sus manos
mucho antes que las caricias, eso que hace de manera casi
natural y si pensar demasiado porque de pronto las palabras se
le escapan para tener forma y sentido, y que si no tienen senti-
do ya significan algo, escribir es lo que ya hacía y le mantiene
vivo desde antes de respirar.
Advierto que le conducirán al lector a un aroma, una
persona, un día, una fecha, una vez o todas las veces que sienta
que esto ha sido escrito para usted, quien se atreva a leer entre
líneas, descubrirá ahí, un lugar poco habitado, donde todo se
vuelve cigarro, lluvia, ceniza, polvo, besos, guerra, piel, estre-
llas y estén de vuelta en forma de papel y vida, donde él es
quien quiere y todo lo vuelve suyo. A quien lo lee transmite,
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transporta y vislumbra, sino es así es que esta perdido, marchi-
Amor II
to o muerto, que para bien o para mal, todos estamos hechos de
letras.
Es así como esto se convirtió en las historias de un ser que
vive cada día en su propia realidad (¿o fantasía?) no es que sea
el final, tómelo como un comienzo para entender los relatos de ¿Qué tal si detenemos el mundo un segundo?,
un demonio. que todas las partículas que existen choquen,
colapsamos... y ese segundo que se detuvo
sea preciso, no suficiente, ni bastante, ni poco;
sea lo exacto, lo necesario, lo preciso.

Lo preciso para expulsar toda la fuerza,


toda esa fuerza contenida por una vida de esperas.
Toda la vida detenida por un momento,
momento que buscan todos, pero pocos encuentran.
Sólo necesito un segundo, uno sólo.
Un segundo magnánimo, maravilloso, incontenible.

Una pequeña puerta entreabierta,


por donde cabe todo lo que necesito decirte.
Todo lo que necesito decirte que, sin embargo,
no es mucho, pero es inaccesible para cualquiera.
Un pequeño segundo donde todo se detenga.

Nos detenemos poco, no hace falta más: te quiero,


te quiero con todas las fuerzas que existen en el universo.
Te quiero con esta pequeña parte que soy yo
dentro del incuantificable espacio, de la vida.
Lily Ugalde Te amo con esa pequeña parte de mí, mi vida,
lo necesario para que el mundo se detenga.

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I

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Amor I

Me gusta porque sus ojos


escurren verdad en ríos de colores
y su boca interminable,
embriaga cualquier sentimiento.

Me gusta porque sus manos


escriben "Te extraño" con letras grandes.
Me gusta el vaivén de su vestido,
que anima a arrancarlo con las manos
y me gustan sus piernas que caminan
y plantan la imposibilidad de sugestión

Me gusta porque su cuerpo despide


el olor preciso para que haga presencia
la desidia de olvidarla y no.
Me gusta porque necesito
su alma en mi cuerpo;
y ella necesita
un poco de imperfectos en su vida.

Me gusta porque necesito


un poco de ella,
como ella necesita
un poco de mí.
Necesitamos un poco de vida
para llenar este espacio;
un poco de amor
para llenar esta vida.

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