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Capítulos I y II
Las dos últimas décadas del siglo XIX señalaron el advenimiento de una revolución
estética que abarcó a todos los pueblos hispanohablantes: el Modernismo. Ya en la
segunda mitad del siglo se habían abierto paso diversas tendencias renovadoras y/o
revolucionarias en las naciones europeas que recibieron distintos nombres (simbolismo,
prerrafaelismo, impresionismo, etc.).
El Modernismo siguió diversas tendencias del período posromántico que ya se habían
manifestado en literaturas como la de Francia; principalmente el Parnasianismo (que
entronizó el culto de la forma) y el Simbolismo que renovó los modos de expresión y la
técnica del verso. El punto de partida del Modernismo fue negativo: rechazaron las
normas y las formas que no se avinieran con sus tendencias renovadoras. Encontramos
incluso ecos del romanticismo que ellos mismo negaron ya que de los modernistas no
negaban la honda emoción lírica y sonoridad verbal sino el descuido de la forma y la
falta de trabajo conciente de algunos románticos. Iban contra la vulgaridad prosaica del
habla cargada de lugares comunes así como también contra el exceso, no contra la
esencia del Romanticismo.
No se puede considerar que haya sido una escuela puesto que el Modernismo careció
de los principios que caracterizan a las escuelas o movimientos; recibió influencias
múltiples al mismo tiempo. Del simbolismo francés se tomó el anhelo por la perfección
formal. El Modernismo rompió con los cánones del retoricismo clásico que mantenía al
verso en un número reducido de metros y combinaciones. A diferencia de los
románticos, este ataque contra el Clasicismo no se llevó a cabo dando especial énfasis a
formas populares (arte menor) sino que se llegaron a realizar muchos experimentos con
la métrica, combinando versos y rimas (llegaron a zarparse y hacer versos de 18
sílabas). Se dio también una recuperación de algunas pautas métricas españolas que
habían caído en desuso como
la estrofa monorrima (la de Gonzalo de Berceo, ver el poema XLII de Versos
sencillos), lo que indica que no había una actitud completamente anti-hispanista
en este movimiento.
El exámetro, que fue explotado por Darío.
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No sólo se recuperaron formas en desuso sino que se crearon nuevas combinaciones;
la novedad y la ansiedad por conseguirla marcan profundamente al Modernismo. Y
como toda renovación estética en la forma, esta conlleva una búsqueda de nuevas
expresiones que den cuenta adecuadamente de la nueva sensibilidad representada; el
Modernismo encontró en la sinestesia una forma de representar esa sensibilidad.
Otra cuestión que aparece en el Modernismo es la “angustia del vivir”, sentimiento
que puede calificarse de “plenamente moderno” y que podría rastrearse hasta el Werther
de Goethe (1775), punto de partida de una profunda crisis espiritual llamada Crisis de
fin de siglo. Ese sacudimiento se sintió especialmente entre los simbolistas y en el caso
de los modernistas, esto se manifestó en una tendencia mística, entendiendo por ello la
sensibilidad por lo misterioso y oculto, no necesariamente lo religioso. Este estado de
profunda duda tenía como posible punto de escape la naturaleza por su sencillez e
ingenuidad, lo cual no era contradictorio con el objetivo de perfeccionamiento de la
forma. Estos dos procesos iban en paralelo.
El Realismo y el Naturalismo también influyeron aunque en el campo de la prosa y
más remotamente; según Henríquez Ureña se ha entendido erróneamente que
Naturalismo y Modernismo estaban enfrentados (lo que dice básicamente el 90% de la
crítica) pero en el segundo cabían todas las tendencias finiseculares mientras que el
lenguaje estuviera trabajado en forma artística (como ocurre en el modernismo español
con Pío Baroja). El Realismo se dio en el cuento y la novela donde los escritores
unieron la búsqueda de la forma a técnicas y procedimientos realistas.
Características:
Evocación de Grecia y recurrencia a mitos de la tradición grecolatina.
Recurrencia a elementos del arte francés del siglo XVIII. Esto puede relacionarse
con una revalorización del Barroco que se dio en este período. Darío se declara en
Cantos de vida y esperanza como “muy siglo dieciocho”.
Exotismo: evocación de tierras y culturas distantes. La mayor muestra de este
exotismo está en que tomaron como inspiración motivos del arte oriental (China y
Japón).
Uso de símbolos con gran elegancia plática: el cisne fue uno de estos símbolos y se
transformó en todo un leit motiv; se lo utilizó mucho haciendo referencia al mito de
Zeus y Leda. El cisne ya aparecía recurrentemente en la poesía de Baudelaire, donde
era un ave que buscaba la libertad pero sólo encontraba una ciudad y ríos de asfalto
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donde no podía calmar su avidez. Para Darío no era sólo un motivo decorativo sino un
símbolo de belleza poética (suavidad, gracia, ensueño); así se lo presenta en Prosas
profanas; lo convierte en símbolo de la nueva poesía que nace con la renovación
modernista; el cisne es aquí el mensajero ideal y la esperanza que anuncia el
advenimiento de una respuesta a interrogaciones graves. Otros símbolos son la flor de
lis y el pavo real.
Uso de cromatismos: se buscó generar impresiones cromáticas con el uso de los
sonidos en la poesía, algo cercano a la sinestesia impresionista; no importa la cosa
sino la impresión que produce. El color es tan importante que llega a los títulos de
poemarios: Azul, Sinfonía en gris mayor, etc. Parte de esto estaba inspirado en la
poética compositiva de Poe y su uso casi onomatopéyico del sonido (especialmente en
el poema El cuervo, cuyo estribillo utiliza sonidos oscuros).
Versolibrismo: la experimentación con versos libres fue una herencia de la poesía de
Walt Whitman.
Posteriormente se va dando en el Modernismo un cultivo del americanismo o
regionalismo literario; se van abandonando las evocaciones de paisajes exóticos en
pos del tratamiento de motivos de raíz americana. Lo mismo pasó en la prosa con los
ensayos y sus temas. El americanismo o regionalismo había comenzado con la
generación romántica argentina en La cautiva y se había convertido en un movimiento
continental. Junto con esto se dio el indigenismo. Por esta historia puede decirse que
en realidad fue el americanismo en que penetró en el Modernismo y no a la inversa.
Etapas del movimiento modernista
1. Culto preciosista de la forma que deviene en refinamiento artificioso. La
expresión literaria parece reducirse al juego de ingenio (como en el Barroco)
que sólo persigue la originalidad y la aristocracia de la rima. No obstante, no
se ignoran temas americanos.
2. Se realiza el proceso inverso: el lirismo personal alcanza manifestaciones
intensas ante el eterno misterio de la vida y de la muerte; el ansia de lograr
una expresión artística cuyo sentido fuera genuinamente americano es lo que
prevalece.
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con arte, habría de culminar en un movimiento coherente como el Modernismo para
romper con la retórica tradicional de una vez.
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refinada que generaron muchos imitadores; se canta allí a un amor errante y
cosmopolita.
Algunas críticas que recibió el poemario señalaron la carencia de temáticas americanas
y preocupaciones nacionales. La emoción de América no aparece en este libro ya que
quedaron fuera de él composiciones como Momotombo, Tutectzimi y A Colón que el
poeta descartó por cuestiones de unidad. Recién con Cantos de vida y esperanza se
podría considerar a Darío como EL poeta de América por la atención que brindó a las
problemáticas de la región en su obra.
Darío recibió fuertes influencias del portugués Eugenio de Castro en cuanto al
versolibrismo. El nicaragüense se dedicó luego a la explotación de las posibilidades
métricas del español.
Cantos de vida y esperanza→ ya no hay allí el galanteo galante de Prosas profanas ni
su exotismo pintorequista. Incluso la representación del cisne, tan frecuente en Darío, es
distinta: es el depositario de preguntas relacionadas con la realidad contemporánea o de
calidad existencial. Es un libro con una gran variedad de metros siendo el alejandrino el
que abunda con una amplia variedad de cesuras. Suelen aparecer también
combinaciones de alejandrinos, heptasílabos y endecasílabos que es la combinación de
la silva. Es importante destacar que el exámetro no fue introducido por Darío pero éste
le dio brillo y sonoridad en su constante utilización.
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