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INTRODUCCIÓN

Según proyecciones de la ONU, América


Latina y el Caribe es la región en
desarrollo más urbana del mundo: la
tasa de urbanización alcanza el 78 %,
valor que podría aumentar hasta el 88 %
en 2050.

Por lo anteriormente mencionado, la


FAO ha apoyado proyectos
de agricultura urbana y
periurbana (AUP) en Colombia, Argentina, Ecuador, Bolivia, Guatemala, Honduras, Nicaragua y
Chile, como mecanismo para busca aumentar la seguridad alimentaria de las poblaciones
vulnerables urbanas y periurbanas, produciendo alimentos frescos e inocuos para el
autoconsumo en espacios reducidos
como los patios de las casas y las terrazas
de los edificios.

La AUP tiene una serie de beneficios:


genera ingresos complementarios por la
venta de los excedentes de los huertos y
de la pequeña producción pecuaria;
enriquece la dieta familiar; permite la
planificación participativa del territorio, y
estimula la generación de áreas verdes en
las ciudades.

Otro componente fundamental de la


agricultura urbana es el uso eficiente y
sostenible de los recursos e insumos
naturales, respetando el saber y las
tradiciones locales y promoviendo la
equidad de género.
¿QUÉ ES LA AGRICULTURA URBANA?

La FAO (Organización de las Naciones Unidas para


la Alimentación y la Agricultura) propuso el
término “Agricultura Urbana y Periurbana” en
1999 para referirse al cultivo de plantas y cría de
animales en pequeñas superficies
como huertos, solares, márgenes, terrazas…,
situadas dentro o alrededor de las ciudades, para
consumo propio o venta en mercados locales o para
la explotación intensiva/semintensiva y el posterior
comercio de los productos.

Este tipo de agricultura proporciona una amplia variedad tanto de alimentos procedentes de
distintos cultivos (granos, hortalizas, frutas...) y animales (ganado menor: aves, conejos, cabras,
cerdos, peces…) como de productos no alimentarios: plantas aromáticas, ornamentales o leña
(silvicultura).

IMPORTANCIA Y UTILIDAD DE LA AGRICULTURA URBANA


Aunque en un primer momento la FAO trató de definir y enriquecer la AUP en el marco de la
seguridad y suficiencia alimentaria de países subdesarrollados, y aún hoy en día la mayor parte
del trabajo de la FAO se centra en estos países, la realidad es que este concepto se está
expandiendo también a muchas ciudades de países desarrollados, ampliándose sus objetivos y
fines. Algunos de ellos son:

– Seguridad alimentaria: respuesta a la crisis alimentaria de la población urbana más


desfavorecida permitiendo que dispongan de alimentos frescos y de calidad.

– Salud y nutrición.

– Sostenibilidad de las ciudades y de los medios de subsistencia.

-Colaboración en la conservación del Medio Ambiente y los recursos.

– Creación de ciudades más “verdes”.


¿POR QUÉ HACER UN HUERTO URBANO?
Los alimentos cultivados en nuestro huerto urbano nos ayudarán a consumir más vitaminas y
minerales, necesarios para el bienestar y disfrute nuestro y de nuestra familia, que muchas veces
no podemos consumir en forma adecuada por su disponibilidad. Ayuda a mejorar el medio
ambiente incrementando los espacios verdes en nuestras casas y colonias, y ayudan a disminuir
la temperatura ambiental en tiempos de calor. El huerto urbano nos permite además tener un
espacio para compartir con nuestras familias y
amigos. Un espacio verde y agradable en dónde
podemos trabajar juntos, conversar y relajarnos.
En un principio la producción de este huerto es
modesta, pero nos ayudará a mejorar y
complementar nuestra alimentación, a la vez que
nos permitirá un pequeño ahorro en el gasto
familiar al no tener que comprar estos productos
en el mercado. En la medida en que
perseveremos y lo desarrollemos, podremos
incluso transformar y/o comercializar los
excedentes para completar el ingreso familiar

BENEFICIOS DEL HUERTO URBANO:


Da la posibilidad de consumir más vitaminas y minerales necesarios para nuestro bienestar.
Conocemos el proceso de producción de la cosecha y por tanto la calidad real de los productos
(p.e. riego con agua potable y no con aguas negras, abonos naturales en vez de fertilizantes o
pesticidas químicos dañinos, etc.) Nos aporta una mayor cantidad de nutrientes por ser
productos orgánicos cultivados con sustratos de calidad. Podemos escoger el tamaño y
maduración en que se desea consumir las hortalizas Ayuda a mejorar el medio ambiente
incrementando los espacios verdes y disminuyendo la temperatura ambiental en tiempos de
calor. Permiten un espacio de ocio y trabajo para compartir con familias y amigos. Con un huerto
orgánico urbano podemos ahorrar dinero en la producción, ya que hacemos uso de técnicas de
reaprovechamiento y reciclaje de recursos propios.

¿QUÉ SIGNIFICA PRODUCIR DE MANERA “ORGÁNICA”?


Agricultura orgánica es un método de
producción que enfatiza el uso de recursos
renovables y la conservación de la tierra y
el agua, mejorando así la calidad del
medio ambiente. Practicar una agricultura
alternativa fomenta la creación de un eco-
sistema saludable y sustentable. Se
prohíbe el uso de semillas o plantas
genéticamente manipuladas, abonos
artificiales y pesticidas químicos. En el
huerto orgánico se considera al suelo y su
actividad biológica como un organismo
vivo, al que hay que cuidar y proteger.
LA AGRICULTURA URBANA COMO ALTERNATIVA PARA EL CONSUMO DE
PRODUCTOS ECOLÓGICOS, LA EDUCACIÓN MEDIOAMBIENTAL Y EL OCIO
El consumo de productos de
buena calidad y la preocupación
con la agricultura sostenible está
implícita en los programas de
agricultura urbana, con vistas a
resolver problemas de
deficiencia alimentaria en los
países subdesarrollados, aunque
en los países desarrollados esta
preocupación también existe y
obviamente está desvinculada
de la deficiencia alimentaria.

Esto es así porque, aparte de


situaciones específicas como fueron las dos grandes guerras mundiales y otros períodos de
hambruna que asolaron Europa en diferentes siglos, estos países han vivido en las últimas
décadas un período de suficiencia alimentaria y nutricional que ha hecho que los huertos
perdiesen la importancia que tuvieron en períodos de dificultad.

Sin embargo una vez satisfechas las necesidades primarias, aparecen otras que están implícitas
en un nuevo discurso que reivindica más calidad de vida en las ciudades, la sostenibilidad
medioambiental y la integración social. Todo esto está relacionado con la inmigración hacia las
ciudades y con la densificación de éstas; con nuevas exigencias, como la de estar en contacto
con la naturaleza y consumir productos naturales, y también con experiencias como las de los
huertos urbanos.

Para que se haya producido esta nueva actitud, la información y la concienciación han sido
clave. El interés por alimentos libres de componentes sintéticos y que promueven el equilibrio
del ecosistema ha puesto de manifiesto que la agricultura comercial y a gran escala, forma parte
de sistemas agrarios que a partir de la "revolución verde" incrementaron de forma
descontrolada la energía externa, representada principalmente por los agro tóxicos y
fertilizantes, y que esto ha reducido drásticamente la eficiencia de los suelos y la disminución de
la calidad de los alimentos. Un informe de la Comisión Europea demuestra que el consumo de
productos ecológicos está creciendo a tasas anuales próximas al diez por ciento en los
principales países miembros[46].

También ha contribuido a esta nueva postura, la percepción de que el consumo de alimentos


ecológicos adquiridos mediante venta directa o circuitos cortos disminuye los gastos de
transporte y la contaminación, y refuerza los productos endémicos. Una condición que creemos
necesaria para frenar los efectos de la creciente huella socio-ecológica ambiental, resultado de
un deterioro del medio natural sin parangón que nos está llevando a una situación insostenible
y que solo se resolverá a medida que consigamos aplicar nuevos conceptos de desarrollo[47].

En este sentido son importantes los movimientos urbanos alternativos y contraculturales que
reivindican una sociedad más justa y más respetuosa con el medioambiente, como el
Movimiento 15 M que se inició en Madrid en la Puerta del Sol el 15 de mayo de 2011. Extendido
por la mayoría de las ciudades españolas y contando con el apoyo de organizaciones sociales
como las asociaciones de vecinos (AA.VV.), grupos de ecologistas y anti-sistema, como los
denominados okupas, estos movimientos promovieron, durante sus acampadas, charlas y
talleres, y construyeron colectivamente, en medio de la Puerta del Sol en Madrid y en los
jardines de la Plaza Cataluña en Barcelona, huertos urbanos (figuras 5 y 6). Conocidos como
"huertos de los indignados", simbolizaron, según sus organizadores, por un lado, la necesidad
de que se introduzcan las cuestiones ambientales en el centro de la agenda política; y por otro,
representaron la posibilidad de crear nuevas zonas verdes que diversificaran el paisaje urbano
y promovieran espacios interclasistas e intergeneracionales de encuentro y participación
ciudadana, además de ser una herramienta para promover la educación ambiental[48].

Figuras 5 y 6. Fotos de huertos construidos en las acampadas del Movimiento M 15 de Madrid (a izquierda) y Barcelona (a derecha)

Apuntando en esta dirección, en Europa también aumenta el interés y se amplían las áreas
destinadas a los huertos particulares y comunitarios en las ciudades. Principalmente por la
preocupación por hábitos saludables y la necesidad de estar en contacto con áreas verdes,
donde los índices de CO2 son ínfimos o inexistentes, donde abunda el O2, como en los bosques,
jardines y huertos; y que está asociada a dos tipos fundamentales de proyectos. En uno está
presente la educación ambiental y el aprendizaje sobre los ciclos productivos en los que
participan niños y jóvenes; el otro está relacionado con el ocio y la posibilidad de relacionarse y
de asociarse mediante diversas actividades realizadas paralelamente a las prácticas agrícolas,
como reuniones sociales, comidas y fiestas. En ambos casos, están implícitos, la producción de
alimentos de calidad con bajo coste y el compromiso medioambiental.
PAREDES VERDES
Una pared de cultivo o pared verde es una especie
de jardín de construcción vertical. En las paredes de
cultivo, las plantas se enraízan en compartimientos, entre
dos láminas de material fibroso anclado a la pared. El
suministro de agua requerido se provee entre las láminas,
mediante un sistema de tubería adecuado.

En una variante más tecnológica, las ‘paredes activas’ se


unen al sistema de circulación de aire de la construcción;
ventiladores soplan aire a través de la pared y luego, luego
este recirculado a través del edificio. De esta forma se
filtra y purifica el aire de manera; a la vez que se nutre y
ventila la pared verde; recuerde que, las bacterias en las
raíces de las plantas metabolizan las impurezas del aire; así como, compuestos orgánicos
volátiles. Algunas paredes activas se pueden construir con superficies vidriadas para que los
efectos de los flujos de aire sean más predecibles. También es válido diseñar sistemas
con ‘paredes inactivas’ o ‘pasivas’, las cuales no tienen circulación de aire mecanizada, pero,
están abiertas para promover la libre circulación del aire; por lo que, pueden ser colocadas
tanto en el exterior como en el interior del espacio seleccionado. Como tales, las paredes de
cultivo son una forma de agricultura urbana o jardinería urbana. Urbanísticamente, pueden
considerarse como un trabajo artístico por su belleza y paisajísticamente, mejoran y asocian el
entorno con la naturaleza. Además, sirven para la cura del síndrome del edificio enfermo,
incrementar los niveles de oxígeno en el aire de recirculación y combatir la contaminación del
aire. También son un medio de reutilización del agua utilitaria y pueden servir para purificar el
agua contaminada (agua gris) vía digestión (absorción) de los contaminantes, que a las plantas
sirven como nutrientes disueltos. Las bacterias en las raíces de las plantas mineralizan los
componentes orgánicos para hacerlos
disponibles para las plantas.
Arquitectónicamente, las paredes de cultivo
son muy útiles en ciudades con grandes
espacios o áreas verticales; también para
zonas o áreas áridas ya que, el agua de
circulación en la pared vertical es menos
propensa a la evaporación que el agua en
jardines horizontales. Además, en zonas
urbanas calurosas, estas paredes pueden
formar parte de las paredes externas de un
edificio, para refrescar el entorno.
TECHOS VERDES
Un techo verde es un techo que está parcial o
totalmente cubierto de vegetación; ya sea que
el substrato sea un suelo o un medio de cultivo
apropiado. Se refiere por lo tanto al uso de
tecnologías apropiadas para mejorar el hábitat o
ahorrar consumo de energía; siendo el hábitat, el
ecosistema natural o artificial que se conforma; es
decir, biotecnologías que cumplen una función
ecológica. Es por eso que, en ese sentido el término
techo verde también se usa para indicar otras
tecnologías "verdes" o alternativas tales como, paneles solares fotovoltaicos o módulos
fotovoltaicos.

Los techos verdes se pueden usar para:

 Cultivar frutas, verduras y flores


 Mejorar la climatización del edificio
 Prolongar la vida del techo
 Reducir el riesgo de inundaciones
 Filtrar contaminantes y CO2 del aire
 Actuar como barrera acústica
 Filtrar contaminantes y metales pesados del agua de lluvia
 Proteger la biodiversidad de zonas urbanas

Los techos verdes pueden ser clasificados en:

1. Intensivos
2. Semi-intensivos
3. Extensivos

La clasificación se hace, según sea la profundidad del medio de cultivo y del grado de
mantenimiento requerido.

Cuando se requiere de un espesor de suelo considerable (1 metro o más) para cultivar plantas
grandes o arboles; así como césped, flores y hortalizas de la manera tradicional; se considera al
techo verde como un sistema de cultivo intensivo por el trabajo
que requiere, además de la irrigación, el abono y otros cuidados.

Los techos intensivos por lo general se diseñan como un parque


de fácil acceso; por lo que pueden incluir aspectos recreativos y
especies varas desde hierbas y hortalizas para la cocina, hasta
arbustos y árboles pequeños o frutales. Lógicamente, los
techos verdes intensivos deben construirse en los techos o
azoteas de edificios grandes.

Los techos verdes extensivos en cambio, están diseñados para


requerir un mínimo de atención; en general, se diseñan para se sostengan solos, de manera
natural y se visitan sólo para su mantenimiento. Se los puede cultivar en una capa muy delgada
de suelo (10cm a 30cm); por lo que, la mayoría usa una fórmula especial de compost o lo que se
conoce como "lana de roca", aplicado directamente encima de una membrana impermeable.
No obstante el sustrato puede ser sustituido otras especies como musgos o Sedum.

Los techos verdes semi-intensivos son una ponderación entre ambos extremos, se construyen
sobre capas de suelo de mediano espesor (50cm a 1m) con substratos que pueden ser tanto
minerales como orgánicos; por lo general, se utilizan ambos.

Como distinción importante, los techos verdes semi-intensivos pueden ser horizontales o
con pendiente.

El declive en los techos verdes con pendiente reduce el riesgo de un mal drenaje del agua. Por
otro lado, presenta mayores problemas para mantener húmeda la tierra (escurrimiento).

Los techos verdes horizontales se prestan para una mayor variabilidad de diseño e ideas.
MEDIO AMBIENTE SANO Y LIMPIO ASOCIAR LA GESTIÓN DE DESECHOS A
LA HORTICULTURA AYUDA A MANTENER LIMPIO EL MEDIO AMBIENTE
URBANO, A REDUCIR LOS PELIGROS PARA LA SALUD E IMPULSAR LA
PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS FRESCOS

L a contaminación en las ciudades que se extienden rápidamente plantea una seria amenaza
para la salud pública. La falta de sistemas de drenaje adecuados y plantas para el tratamiento
de aguas residuales hace que muchas ciudades descarguen a diario enormes volúmenes de
desechos humanos brutos y efluentes industriales en el medio ambiente.

En los barrios pobres, la diarrea debida al consumo


de agua contaminada es una de las causas
principales de mortandad de los niños. La basura se
deja descomponer en las calles o se acumula sin
clasificar en vertederos, lo que aumenta la
contaminación de las aguas subterráneas.

La industria y los automóviles contaminan el aire,


causa de una tercera parte de todas las
enfermedades respiratorias en Yakarta. La
población urbana pobre afronta otros peligros
ambientales: los asentamientos construidos en
tierras marginales están expuestos a deslaves e
inundaciones repentinas. La horticultura urbana y
periurbana puede convertir los desechos en un
recurso productivo.

En América del Norte las ciudades acostumbran


reciclar los desechos orgánicos y ofrecerlos a los ciudadanos como composta para los huertos
orgánicos. En Addis Abeba, una empresa privada recoge todos los días 3,5 toneladas de
desechos orgánicos y los convierte en casi dos
toneladas de fertilizantes de alta calidad.

El programa nacional de Cuba para la HUP


prohíbe el uso de fertilizantes químicos en las
ciudades y promueve en cambio la producción
de composta orgánica. El uso de aguas
residuales para la horticultura es más
problemático, los patógenos presentes en
hortalizas cultivadas con aguas residuales sin
tratamiento pueden producir enfermedades
Un futuro mejor para las ciudades del mundo en desarrollo
es obligatorio y posible. Históricamente, las ciudades han sido sitios no de miseria y sufrimiento,
sino de oportunidad –para las economías de escala, el empleo y mejores niveles de vida,
especialmente para las personas del medio rural que buscan una vida mejor. Han funcionado
como motores del progreso social y del desarrollo económico nacional.

Crear las condiciones para que se realice ese potencial –en Kinshasa, Dhaka y otras ciudades y
centros urbanos en crecimiento del mundo en desarrollo‒ es decisivo ahora y lo será en los
próximos decenios. El reto estriba en desviar la urbanización de su rumbo actual, insostenible,
y dirigirla hacia ciudades más verdes, sostenibles, que ofrezcan opciones, oportunidades y
esperanza a sus habitantes.

El concepto de «ciudades verdes» ‒con capacidad de recuperación, autosuficiencia y


sostenibilidad social, económica y ambiental‒ se suele asociar a la planificación urbana en los
países más desarrollados. Indica una eco arquitectura de alta tecnología, rutas arboladas para
las bicicletas e industrias de «circuito cerrado» que no producen desechos.

Sin embargo, tiene una aplicación especial y dimensiones sociales y económicas


considerablemente diferentes en los países en desarrollo de bajos ingresos. Allí, los principios
centrales de unas ciudades más verdes pueden orientar un desarrollo urbano que garantice la
seguridad alimentaria, un trabajo e ingresos dignos y una buena gobernanza para todos los
ciudadanos. Un punto de partida para crear ciudades más verdes es reconocer e incorporar en
la política y la planificación urbana muchas de las soluciones creativas que la propia población
urbana pobre ha desarrollado
para fortalecer sus
comunidades y mejorar su vida.
Una de esas soluciones, y un
rasgo esencial de la
planificación de ciudades
verdes en los países
desarrollados y en un número
cada vez mayor de países en
desarrollo, es la horticultura
urbana y periurbana
CONTRIBUCIÓN DE LA HORTICULTURA EN LA CREACIÓN DE CIUDADES
MÁS VERDES
L a horticultura urbana y periurbana
(HUP) es la producción de una gran
variedad de cultivos, tales como
fruta, hortalizas, raíces, tubérculos y
plantas ornamentales, en las
ciudades y los centros urbanos, así
como en sus zonas circundantes. Se
estima que 130 millones de
habitantes de los centros urbanos en
África y 230 millones en América
Latina practican la agricultura, sobre todo horticultura, para suministrar alimentos a sus familias
u obtener ingresos por la venta de sus productos.

Si bien la población urbana pobre, en particular los que llegan desde las zonas rurales, practican
la horticultura desde hace mucho tiempo como medio de subsistencia y estrategia de
supervivencia, en muchos países una gran parte de este sector está fuera de la economía oficial,
suele ser precario y en ocasiones ilegal.

Pero esto está cambiando aceleradamente. En los últimos 10 años, los gobiernos de 20 países
han buscado la ayuda de la FAO para eliminar obstáculos y dar incentivos, insumos y
capacitación a «agricultores urbanos» de bajos ingresos, de las metrópolis en expansión del
África occidental y central hasta los barrios de bajos ingresos de Managua, Caracas y Bogotá.

A través de proyectos* multidisciplinarios la FAO ha ayudado a gobiernos y administraciones


urbanas a optimizar políticas, marcos institucionales y servicios de apoyo para la HUP, y a
mejorar los sistemas de producción hortícola. Ha promovido la horticultura comercial de
irrigación en las periferias urbanas, sencillos micro huertos hidropónicos en zonas de barrios
bajos y azoteas verdes en los centros de ciudades densamente pobladas.

El programa de la FAO y otras iniciativas parecidas de organizaciones asociadas han demostrado


cómo la horticultura contribuye a emancipar a los sectores pobres de la población urbana y
fortalece su seguridad alimentaria y su nutrición. Pero también contribuye a crear ciudades más
verdes, más capaces de afrontar los desafíos sociales y ambientales, desde el mejoramiento de
los barrios bajos y la gestión de los desechos urbanos hasta la creación de empleos y el desarrollo
de la comunidad.

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