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CON LA CONCIENCIA
Introducción
Los hallazgos científicos en los primeros treinta años del Siglo XX,
representaron una revolución que marcó un acelerado progreso científico hasta
nuestros días. Ésta se inicia en diciembre de 1900, ese año, Max Planck
expuso las ideas generales de la Teoría Cuántica en la Sociedad Alemana de
Física. En 1905, Albert Einstein formuló la Teoría Especial de la Relatividad,
luego, en 1907, Niels Bohr formula el Principio de Complementariedad, que
representa, en opinión de Martínez (2002), la “incapacidad humana de agotar la
realidad con una sola perspectiva, punto de vista o enfoque, con un solo intento
de captarla” (p. 92).
Después Einstein, en 1916 incluiría la aceleración y la gravedad en la
Relatividad Especial y se convertiría en la Teoría General de la Relatividad. En
1925 se daba a conocer el Principio de Exclusión del físico austriaco Wolfang
Pauli, que Martínez (ob. cit.) hace referencia: “hay leyes-sistemas que no son
derivables de las leyes que rigen a sus componentes”. (p.46). Es decir, el
sistema posee características diferentes de la que tienen sus componentes en
forma aislada.
En ese mismo contexto, se plantea algo trascendental, que contrastaba
con la visión de un mundo determinista, fue el Principio de Incertidumbre de
Werner Heidelberg, formulado en 1927, que en líneas generales establece la
imposibilidad de observar una partícula subatómica sin que su velocidad o
posición sea perturbada por el instrumento usado por el observador, de tal
manera que, la intervención del observador altera la realidad que él pretende
conocer, en otras palabras, él forma parte de la realidad que intenta observar.
En esa consideración, Hayles (2000) expresa “…no hay punto de vista
exterior, objetivo, desde el cual observar, porque el observador está ya dentro
del campo, aprisionado en las interacciones mismas que pretende describir, y
constituido a través de ellas. (pp. 13-14). Fue un período que pudiera
describirse también como una revolución kantiana, la rebelión de los
paradigmas y en consecuencia de la manera de entender el mundo.
En consecuencia, el Universo ya no sería visto como un mecanismo de
relojería (Martínez, 1997) y pasaría a ser visto como un mundo donde reina el
azar y el caos, pero que paradójicamente, esas características, pueden inducir
al orden y al equilibrio. Es una revolución orquestada por los físicos de
principios del siglo XX, con la termodinámica no lineal, el principio de
incertidumbre de Heinsenberg que acaba con el principio de causalidad, el
principio de exclusión de Pauli, que ayuda a comprender fenómenos
cualitativamente nuevos y los aportes de Bhör cuando con el principio de
complementariedad señala que puede haber dos explicaciones diferentes del
mismo fenómeno.
La más brillante contribución de Heisenberg a la física fue el principio de
incertidumbre (conocido también como indeterminación) por el que obtuvo el
premio Nobel de Física en 1932. El principio de incertidumbre establece que es
imposible realizar una determinación exacta y simultánea de la posición y del
momento de un cuerpo; al multiplicar ambas indeterminaciones se obtenía la
constante de Plank. Este principio destronó la ley de causa y efecto, que se
había anclado en la ciencia desde la época de Tales y debilitó la filosofía
determinista del universo.
De esta manera, la mecánica cuántica de Planck, Schördinger, entre
otros, nos orienta hacia una nueva visión. Partiendo de las formas cómo se
comporta el mundo subatómico, se presenta la disidencia ante la concepción
de la realidad y el concepto de objetividad y verdad, asociado a la “fidelidad de
nuestra imagen interior con la realidad que representa.” (Martínez, ob. cit., p.
16).
Estos planteamientos, así como desde la biología y la química, la teoría
de sistemas de Bertalanffy, la teoría de rizomas, los fractales, las estructuras
disipativas de Prigonine, entre otros. Así como también los estudios de los
pensadores chilenos Maturana y Varela desde la neurobiología, con su nueva
visión de la realidad, así como las experiencias de Flores y Echeverría desde la
ontología del lenguaje, marcan el resquebrajamiento del pensamiento
positivista y el inició de una nueva lógica de relación con la realidad, con un
sujeto sumamente activo, el cual es requerido para posibilitar el acercamiento.
Es una crisis epistémica que se basa en los avances de la ciencia en el
campo de la física, química, biología, entre otras; pero que trascienden hacia el
espíritu, sentando las bases para entender al hombre en su integralidad y tratar
el tema de la conciencia más allá de un tema subordinado por no tener una
base científica, puesto que la racionalidad con la cual se entendía el mundo
solo permitía verlo como aquel que estaba marcado por leyes y axiomas que
en parte permitieron explicar su funcionamiento a nivel macro, pero que fallaron
para entender al Universo y la relación de sus partículas.
En este sentido, la pretensión en este trabajo de hacer un recorrido por
las diversas teorías que tratan de explicar las fuerzas que intervienen en la
naturaleza, relacionando estas con el tema de la conciencia. Por ello, se
emprende un camino enfocado en las principales bases teóricas y su relación
hacia la comprensión de la vida.
Reflexiones