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Institución:

Escuela de Ciencias de la Salud


Unidad Valle de las Palmas

Materia:
Farmacología Básica

Actividad:
Resumen de “Farmacoterapia”

Docente:
Dr. Gilberto Quiñones Palacio

Fila No.2
Integrantes:

Chávez Castro Bryan


Llamas Ruíz Miguel Ángel
Salcedo Flores Karla Michelle
Rocha León Ever
Romero Reyes José Luis
Vargas Pérez Jaqueline

Grupo:
442

Carrera:
Medicina

Lugar y fecha:
En Tijuana, Baja California, a 19 de febrero del 2018
Introducción.

El presente trabajo tiene como objetivo el introducir al lector en una de las ramas
más interesantes de las ciencias farmacológicas que le será de gran utilidad en un
futuro, la cual es la farmacoterapia. En este resumen se tocan puntos claves como
lo son las generalidades de la farmacoterapia, los diferentes tipos de terapias
medicamentosas que existen, así como las interacciones farmacológicas más
importantes que un estudiante debe conocer y una breve conclusión de los autores.

Farmacoterapia.

La farmacoterapia proporciona cada vez más oportunidades de prevenir y tratar


enfermedades y aliviar síntomas. Sin embargo, los fármacos también ponen en
peligro a los pacientes. Los principios básicos de la farmacoterapia sirven como
cimiento conceptual para utilizar los fármacos con la máxima eficacia y con el menor
riesgo de producir efectos adversos.

Pero antes de continuar, debemos de conocer lo que es un fármaco. Denominamos


fármaco a cualquier sustancia químicamente definida que, aplicada sobre una
estructura u organismo vivo, produce una respuesta objetivable, es decir,
cuantificable y reproducible. Si esta respuesta es aprovechable en terapéutica, el
fármaco convenientemente elaborado se denomina medicamento. Para ello, es
preciso que se administre a dosis terapéuticas en unos vehículos o formas
farmacéuticas que faciliten su administración y su absorción.

La terapia farmacológica tiene como objetivos la obtención de resultados clínicos


positivos, la mejora de la calidad de vida del paciente y de su grado de satisfacción,
maximizando la relación beneficio/coste. La selección de fármacos, en base a
criterios de eficacia, seguridad y coste, constituye el requisito previo para la
consecución de dichos resultados. Sin embargo, su cumplimiento no garantiza en
modo alguno la obtención de los resultados esperados, ya que éstos dependen en
gran medida del proceso de utilización de los medicamentos, de su acción que
puede alterarse por la acción de los alimentos, por la enfermedad o por las
características del paciente, todo lo cual también estudia la farmacoterapia.

Es importante mencionar que se reconocen cinco tipos de terapia medicamentosa,


que son los siguientes:

1.- Terapia específica o curativa: aquella en la que el tratamiento se dirige a la


erradicación de uno o más de los agentes etiológicos o causantes de la enfermedad.
Los medicamentos antimicrobianos, tales como los antibióticos, tienen efectos
específicos o curativos. El desarrollo de la terapia génica posiblemente ofrezca
ejemplos de medicamentos para el tratamiento curativo de enfermedades
infecciosas.
2.- Terapia paliativa o sintomática: aquella dirigida a proporcionar exclusivamente
el alivio de los síntomas del paciente o a contribuir a su bienestar sin alterar el curso
natural de la enfermedad. Los medicamentos analgésicos como la aspirina o la
morfina tienen obvios efectos paliativos.

3.- Terapia de apoyo: es aquella dirigida a mantener la integridad fisiológica o


funcional del paciente en tanto se instaure un tratamiento más definitivo o hasta que
la propia capacidad de recuperación del paciente haga innecesario cualquier
tratamiento. Los agentes sedantes, diuréticos, antihipertensivos, etc., se emplean
con frecuencia en este tipo de terapia.

4.- Terapia de reemplazo o sustitutiva: es aquella dirigida a proporcionar una


sustancia presente normalmente en el organismo, pero que se encuentra ausente o
en niveles insuficientes como resultado de una enfermedad, daño o deficiencia
congénita, etc. Las hormonas adrenocorticales, cuando son empleadas en el
tratamiento del mal de Addison, tienen un papel en la terapia de reemplazo.

5.- Terapia restaurativa: es aquella cuya finalidad la rápida restauración de la


salud. Esta terapia generalmente no guarda relación con la enfermedad original y se
emplea frecuentemente durante el periodo de convalecencia. El uso de hormonas
sexuales representa un ejemplo de esta terapia cuando se usan por sus efectos
anabólicos.

Eficacia y seguridad de los fármacos.

Para valorar la eficacia y seguridad de los fármacos, el primer paso es examinar los
experimentos realizados en los estudios clínico; estos estudios clínicos bien
concebidos y desarrollados proporcionan la evidencia científica que constituye la
base de la mayor parte de las decisiones terapéuticas. Esta evidencia se
complementa con los estudios de observación, en particular para evaluar los efectos
adversos que escapan a la detección en los estudios clínicos creados para
determinar la eficacia y que no ocurren con suficiente frecuencia o rapidez.

Las mejores decisiones terapéuticas se toman cuando se conocen las


características de cada paciente que definirán su respuesta al medicamento. Las
diferencias interindividuales en el transporte del fármaco hasta su sitio de acción
repercuten profundamente en la eficacia terapéutica y los efectos adversos. Un
elemento clave para individualizar el tratamiento es obtener una historia clínica
farmacológica exhaustiva, y además es indispensable averiguar en cada encuentro
con el paciente si está recibiendo algún otro tratamiento simultáneamente para
orientar un tratamiento seguro y efectivo. Cualquier reacción adversa a los
medicamentos, alérgica o de otro tipo, se deberá anotar describiendo su gravedad.
Para determinar en su totalidad los efectos adversos, es útil preguntar si los
pacientes o sus médicos han suspendido algún medicamento en el pasado.

Interacciones farmacológicas.

Cuando dos fármacos se administran simultáneamente pueden surgir alteraciones


pronunciadas en los efectos de ambos. Estas interacciones aumentan el efecto que
tiene el fármaco hasta el grado de producir efectos adversos, o bien inhiben el
efecto y privan al paciente del beneficio terapéutico. Siempre que surgen respuestas
inesperadas a los fármacos es necesario tomar en consideración las interacciones
farmacológicas. Las interacciones farmacológicas pueden ser farmacocinéticas o
farmacodinámicas.

Interacciones farmacocinéticas.

Existen varios mecanismos que modifican la afluencia del fármaco hacia su sitio de
acción. Una de las más importantes en el caso de los fármacos orales es la
absorción digestiva deficiente, ya que hay ciertas sustancias dentro de los fármacos
que impiden su absorción. Por ejemplo, los fármacos que incrementan el pH
gástrico, como los inhibidores de la bomba de protones y los antagonistas de los
receptores H2 de histamina, dificultan la disolución y absorción de fármacos que
solo son solubles en un pH ácido.

Entre las interacciones farmacológicas más notables son las de las enzimas
citocromo P450. Estas enzimas hepáticas tienen una función determinante en el
metabolismo de numerosos fármacos, muchos de los cuales pueden inducir su
expresión o inhibir su actividad. La inducción de estas enzimas acelera el
metabolismo de los fármacos que son sus sustratos y reduce de manera
considerable su biodisponibilidad al acelerar su metabolismo de primer paso en el
hígado. Estos fármacos inductores reducen la concentración plasmática de los
fármacos que son metabolizados principalmente por estas enzimas, como
ciclosporina, tacrolimus, warfarina, verapamilo, metadona, dexametasona, entre
otros. La consecuencia lamentable pero predecible de estas interacciones es la
pérdida de su eficacia.

Los transportadores de fármacos constituyen factores determinantes de la


disponibilidad de ciertos fármacos en su sitio de acción, y si éstos se inhiben
aparecen interacciones farmacológicas significativas. El transportador de fármacos
mejor estudiado es la glucoproteína P, la cual se expresa en la cara luminal de las
células del epitelio intestinal, en la superficie luminal de las células de los túbulos
renales y en la cara canalicular de los hepatocitos; si se inhibe el transporte
regulado por la glucoproteína P en estos sitios, la concentración plasmática del
fármaco aumenta el estado estable llevándolo a cifras tóxicas.
Interacciones farmacodinámicas.

Las combinaciones de fármacos a menudo ofrecen ventajas terapéuticas porque


sus efectos beneficiosos son aditivos o sinérgicos o porque se pueden lograr efectos
terapéuticos con menos efectos adversos si se utilizan dosis menores de tales
medicamentos. La terapéutica combinada constituye el tratamiento óptimo de
muchos padecimientos, incluyendo la insuficiencia cardíaca, hipertensión arterial y
cáncer. Sin embargo, también existen interacciones farmacodinámicas que originan
los efectos adversos.

Por ejemplo, la nitroglicerina, los nitratos y el nitroprusiato provocan vasodilatación


por incremento del monofosfato de guanosina (guanosine monophosphate, GMP)
cíclico supeditado al óxido nítrico en el músculo liso vascular. Los efectos
farmacológicos del sildenafilo, tadalafilo y vardenafilo se derivan de la inhibición de
la isoforma tipo 5 de la fosfodiesterasa que inactiva al cGMC en la vasculatura. Por
tanto, si se administran simultáneamente un donador de óxido nítrico como
nitroglicerina con un 5 inhibidor de la fosfodiesterasa, el resultado será una
hipotensión profunda y en potencia catastrófica.

Interacción alimenticia.

Una interacción entre un nutriente y un alimento puede definirse como:


- La modificación de los efectos de los nutrientes por la administración anterior o
simultánea de un medicamento.
- La modificación de los efectos de un medicamento por la administración anterior o
simultánea de un nutriente.

En toda interacción hay, pues, un fármaco o nutriente cuya acción es modificada y


otro u otros que actúan como precipitantes o desencadenantes de la interacción. En
algunos casos, la interacción es bidireccional.
La importancia de una interacción depende de varios factores, unos relativos a los
fármacos en cuestión y otros a la propia enfermedad en tratamiento. Los
medicamentos que con mayor frecuencia pueden ser objeto de interacciones con
alimentos con posibles manifestaciones clínicas importantes son:

- Fármacos con un margen terapéutico estrecho, es decir, cuya dosis terapéutica es


próxima a la dosis tóxica, ya que existiría el riesgo de posibles efectos tóxicos.
- Aquellos que tienen una curva dosis-efecto de gran pendiente, de forma que
cambios pequeños en la dosis producen grandes cambios en el efecto, lo cual es
particularmente importante en interacciones que reducen el efecto del fármaco.
- Fármacos que para ser eficaces deben mantener una concentración plasmática
sostenida.
Existen diversos criterios para clasificar las interacciones entre alimentos y
medicamentos. Una primera clasificación se puede establecer en función de cuál de
ambos sustratos es el que ve modificado su comportamiento por la presencia de
otro:

Interacciones de los alimentos sobre los medicamentos (IAM):


Los alimentos, debido a su ingestión conjunta con medicamentos o a un estado de
desnutrición o malnutrición por parte del paciente (factor que influye en la respuesta
de los medicamentos que toma), pueden alterar el comportamiento del
medicamento, es decir, alterar su actividad terapéutica, que puede verse
aumentada, disminuida, retardada o incluso cualitativamente alterada. Este tipo de
interacciones es de gran importancia, puesto que actúan sobre la respuesta
farmacológica como medio para restaurar la normalidad en el organismo ante una
situación patológica y, por tanto, el medicamento no cumpliría con la misión para la
que fue prescrito.

Interacciones de los medicamentos sobre los alimentos (IMA):


Cuando los medicamentos pueden modificar la utilización normal de los nutrientes y,
por tanto, las consecuencias serían de tipo nutricional debido a la administración de
fármacos. La importancia de las IMA está claramente relacionada con la duración
del tratamiento y, en general, sólo cabe esperar efectos negativos en casos de
tratamientos crónicos o muy prolongados y en poblaciones malnutridas. Un ejemplo
muy conocido de este tipo de interacciones es la deficiencia de vitamina B6, que se
puede producir con un tratamiento prolongado con el tuberculostático isoniazida.

Edad

La mayor parte de los fármacos se estudia al principio en adultos jóvenes y


maduros, de tal modo que la información sobre su uso en niños y ancianos a
menudo es limitada y tardía. En los extremos de la vida, la manera como las
personas manejan los fármacos (farmacocinética) y su respuesta a ellos
(farmacodinamia) son distintas. Con frecuencia estas diferencias obligan a modificar
considerablemente la dosis o el esquema posológico para obtener el efecto clínico
deseado en los niños (Kearns et al., 2003) o en los ancianos.

Índice terapéutico
La dosis de una sustancia necesaria para producir un efecto específico en la mitad
de la población (50%) es la dosis eficaz media, que se abrevia ED50. En las
investigaciones preclínicas de medicamentos, la dosis letal media, tal como se
valora en animales de experimentación, se abrevia LD50. El cociente o razón entre
LD50 y ED50 denota el índice terapéutico, que señala el grado de selectividad que
posee un fármaco para generar los efectos deseados en oposición a sus efectos
adversos.
En estudios en seres humanos puede compararse la dosis, o de preferencia la
concentración de un producto, necesaria para producir efectos tóxicos, con la
concentración requerida para que surjan los efectos terapéuticos en la población a
fin de evaluar el índice terapéutico clínico. No obstante, dada la extraordinaria
variación farmacodinámica que puede presentar la población, la concentración o
dosis del medicamento necesaria para producir un efecto terapéutico en la mayor
parte de ésta suele mostrar traslape con la cifra requerida para producir intoxicación
en parte de la población, a pesar de que el índice terapéutico de dicho medicamento
en un paciente en particular pueda ser grande.

Efectos adversos
Cualquier medicamento, independientemente de la insignificancia de sus acciones
terapéuticas, puede tener efectos nocivos. Los beneficios anticipados de cualquier
decisión terapéutica deben sopesar contra sus riesgos potenciales.
Se calcula que entre 3 y 5% de las hospitalizaciones puede atribuirse a reacciones
medicamentosas adversas, lo que suma 300,000 hospitalizaciones anuales en
Estados Unidos. Una vez hospitalizados, los pacientes tienen 30% de posibilidades
de sufrir un evento adverso al tratamiento medicamentoso y el riesgo atribuible a
cada esquema farmacológico es cercano a 5%.

Los efectos adversos basados en el mecanismo son extensiones de la acción


farmacológica principal del medicamento. Estos eventos ocurren con cualquier
miembro de una clase de fármacos que comparten el mismo mecanismo de acción.
Los efectos adversos que no son consecuencia del mecanismo primario de acción
del fármaco se consideran reacciones fuera del objetivo y son resultado de la
molécula específica del fármaco.

Cuando un efecto adverso es poco frecuente, en ocasiones se le denomina


idiosincrásico, lo que significa que es consecuencia de una interacción del fármaco
con ciertos factores singulares del huésped y no aparece en toda la población.

Conclusión

Tras el análisis de la información que realizó el equipo, se puede apreciar la


importancia y el impacto que tiene la farmacoterapia en nuestra profesión, ya que a
pesar de que en este trabajo solo utilizamos la información que nos pareció más útil,
existe gran cantidad de información referente al tema de manera muy específica
para diversas patologías. También podemos apreciar lo amplia que es la
farmacoterapia, ya que no solo estudia al medicamento y a su eficacia en una
patología, sino que además estudia todas las variantes que rodean a ese fármaco, y
que podrían interferir tanto para bien como para mal, en el cumplimiento del objetivo
final del fármaco que es el mantenimiento y/o restauración de la salud del paciente.
Y por todo lo mencionado en el texto y más, resulta obvia la importancia de conocer
a la perfección el medicamento que le vamos a prescribir al paciente, por ello
nuestro docente hace tanto hincapié en ello, así como rescatar la mayor información
de la historia farmacológica que el paciente nos pueda proporcionar, además de sus
hábitos. El éxito del tratamiento farmacológico requiere de un compromiso tanto del
médico como del paciente, de ahí la importancia de mantener una buena relación y
comunicación médico-paciente, despejando cualquier duda que el paciente tenga
referente a su tratamiento y hablando claro, de manera que el paciente entienda su
papel en el tratamiento y la importancia de su constancia, y si todo marcha bien se
llegara al objetivo común, mejorar la salud y calidad de vida de nuestro paciente.

Referencias bibliográficas:

- Duran, H. (2008). Farmacología para fisioterapeutas. Buenos Aires, Argentina:


Editorial Medica Panamericana. Disponible en:
http://biblioteca.salamandra.edu.co/libros/Farmacologia%20para%20fisioterapeutas.
pdf

- Llopis, S., Tortajada, I., & Jiménez, T. (1997) Sistema de Guía


Farmacoterapéutica: Criterios para su aplicación. Farm Hosp 1997; 21 (1): 123-126.
Disponible en: https://www.sefh.es/revistas/vol21/n2/123_126.PDF

- Goodman & Gilman (2007) Las bases farmacológicas de la terapéutica. McGRAW-


HILL INTERAMERICANA. pp 117-
https://oncouasd.files.wordpress.com/2015/06/goodman-farmacologia.pdf

- Samano, M. (2011). Interacciones alimento/medicamento. Inf Ter Sist Nac Salud


2011;35: 3 - 12. Disponible en:
https://www.msssi.gob.es/biblioPublic/publicaciones/recursos_propios/infMedic/docs/
vol35_1_Interacciones.pdf

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