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La irradiación
telepsíquica es una subsecuencia de la actividad cerebral del espíritu humano.
Es una propiedad del pensamiento.
Es necesario proporcionar la energía, duración y frecuencia a las resistencias que oponen las
características del destinatario.
Las emociones, sentimientos y deseos intensos son los que irradian con eficacia la influencia
invisible por lo que la imposición del pensamiento debe ir acompañada de este recurso.
También es necesario condensar esta energía para emitirla a alta tensión.
Cuando existe un aprecio mutuo entre dos personas (isotónico) se pueden reproducir las
emisiones emitidas de forma sintónica del uno al otro despertando pensamientos iguales. Esta
receptividad provoca la comunicación del pensamiento
La influencia exterior, luego de haber rozado, afectado y después impregnado, cada vez más el
espíritu, termina por predominar.
Conviene expresar a través de imágenes lo que se desea sugerir. Es necesario imaginar lo que
se quisiera que tenga lugar.
La energía de una emisión telepsíquica es igual al deseo que se tiene de afectar al sujeto. La
voluntad debe ser ardiente.
Una emisión diaria de una duración larga es mejor que dos emisiones diarias de duración
corta.
Cada emisión correcta siempre modifica las disposiciones morales del sujeto..
La dificultad consiste en hallar ese estado de vehemencia el tiempo necesario y anularlo hasta
la siguiente sesión, pues la persistencia de dicha vehemencia crea un agotamiento.
Eliphas Levi dice en su ritual de Alta Magia que para realizar prodigios es necesario hallarse
alejado de las condiciones ordinarias de la humanidad, abstraído por la sabiduría o exaltado
por la demencia.
Debemos preocuparnos, por lo menos, de evitar los tóxicos que desequilibran hasta alcanzar la
evolución que nos permita hallar la serenidad abstracta.
Trazar un plan de trabajo detallado y reunir las indicaciones que sean de utilidad.
Establecer un momento del día para actuar en la acción proyectada. Dos horas son una buena
medida. Antes de acostarse es un buen momento.
Examinar la psicología individual del sujeto. Luego de cada emisión es preciso representar su
imagen para establecer la relación. La imagen constituye la personalidad moral y la apariencia
física.
Definir la finalidad con sus subsecuencias. Dar cuenta de las disposiciones morales en las que
debería hallarse el sujeto para actuar como deseamos teniendo en cuenta las impresiones,
emociones y pensamientos que se han de modificar.
El primero percibe vibraciones que provienen de la actividad mental del segundo, que es ahora
sensible para él.
La del sujeto
Todo impulso a una manifestación exterior, todo llamado interior a una satisfacción sensorial,
emotiva o cerebral, traduce un ímpetu del idealismo nervioso que trata de exteriorizarse.
Ceder al impulso o satisfacer el deseo es dilapidar sin provecho esta energía que debería de ser
condensada. Cada vez que por aturdimiento se cede al deseo disminuyen las reservas
nerviosas.
Gestionar el dinamismo cerebral para alcanzar el mayor rendimiento útil de las aptitudes y
facultades.
Cada impresión sirve a exaltar al espíritu y hacer brotar impulsos poderosos de conciencia
dominadores y volitivos.
En la primera etapa debemos anotar estos 2 tipos de impresiones para repetir la mentalización
perfeccionando su dirección
Paso 2: RELACION