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Fases de una carrera de atletismo de 100

metros lisos
Deportes individuales 33 Comentarios
En toda carrera de atletismo, los corredores inician su desplazamiento tras la
señal de salida desde una posición estática. A partir de este momento, el atleta
transita por una fase de aceleración más o menos larga hasta que alcanza el
ritmo de desplazamiento que necesita para cubrir la distancia en el mejor
tiempo posible.
Tabla de Contenidos [Ocultar]
 1 Introducción
 2 La intensidad en la carrera de 100 metros lisos
 3 En cada fase de la carrera se trabaja de un modo diferente
 4 Las fases de la carrera de 100 metros lisos
o 4.1 La fase de aceleración
o 4.2 La fase de máxima velocidad
o 4.3 La fase de resistencia a la velocidad, y la llegada
 5 Video

Introducción
Una vez alcanzado el ritmo de competición ideal, el atleta trata de mantener el
ritmo de competición hasta el final, lo que siempre acarrea una forma de fatiga,
de ahí que la resistencia sea un componente fundamental en todo tipo de
carreras, ya sean de fondo o de velocidad.
Cuando el nivel de fatiga del individuo es excesivo se refleja siempre en un
descenso de su velocidad, a pesar de su lucha personal por mantener el
máximo nivel de trabajo hasta el final, por lo que en todas estas competiciones
existe una fase de resistencia en la que la técnica de movimientos es menos
enérgica y fluida.

La intensidad en la carrera de 100 metros lisos


Las fases de una carrera de atletismo de 100 metros lisos son las distintas
etapas por las que transcurre el desempeño de los corredores a lo largo de
esta prueba de velocidad. En la carrera de 100 metros lisos, los corredores
siempre se van a esforzar en alcanzar y mantener su máxima velocidad,
porque se trata de una distancia muy corta que no da pie a la dosificación del
esfuerzo.
El corredor no puede establecer ningún tipo de planteamiento táctico, porque
tiene que trabajar a la máxima intensidad en todo momento; de ahí que en esta
especialidad, los corredores siempre realizan la prueba de la misma forma,
independientemente del nivel de su nivel. Las diferencias en el nivel de los
corredores y en su preparación van a influir, al margen de los resultados, en la
distancia que el corredor va a poder mantener cada una de las fases, ya que
esto va a depender de su nivel de preparación, pero estas fases siempre se
van a suceder en el mismo orden en la prueba de 100 metros lisos.
Cada una de estas fases marcan las diferencias que se producen en la técnica
de carrera del corredor a lo largo de la carrera, la cual evoluciona desde la
salida agachado, a la llegada, pasando por los períodos en los que el corredor
trata sucesivamente de, acelerar e incorporarse, así como de desplegar su
máximo nivel de velocidad.

En cada fase de la carrera se trabaja de un modo diferente


Estas diferencias técnicas se sustentan por ciertas variaciones respecto al
trabajo que realizan los músculos al correr. Resulta curioso que tratándose de
correr en todo momento, se pueda llegar a correr de un modo tan diferente en
el espacio de 100 metros. Así mismo, la capacidad para correr a la máxima
velocidad en cada uno de los tramos de esta distancia, está subordinada a los
distintos mecanismos de producción de energía que intervienen en este
margen de tiempo (en torno a 10 – 12 segundos). Una vez han transcurrido los
primeros 6 u 8 segundos de trabajo, el músculo tiene que recurrir
obligatoriamente a otros recursos energéticos que no le van a permitir alcanzar
el mismo nivel de intensidad que en los primeros metros.
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Al margen de poder interpretar mejor una carrera de 100 metros lisos cuando la
vemos por la tele, o en una competición de pista; estas fases nos van a marcar
el camino para elaborar adecuadamente un plan de entrenamiento de cara a
mejorar nuestro rendimiento en esta distancia. En el plan de entrenamiento del
velocista, resulta necesario que se desarrollen particularmente cada uno de los
elementos que intervienen en el rendimiento de cada fase, ya sean técnicos, de
fuerza muscular, o de resistencia.
Gracias a este trabajo, podremos mejorar cada uno de los aspectos que
intervienen en el rendimiento total de la carrera, y con ello, mejorar nuestros
registros en esta distancia. Así por ejemplo, el entrenamiento de saltos
verticales partiendo de una posición estática y desde media sentadilla, nos va a
ayudar a mejorar directamente en nuestra fase de aceleración, ya que la rodilla
trabaja en ese ángulo al correr en esa fase, sin embargo, este entrenamiento
va a tener mucha menor influencia en la fase de máxima velocidad, en la que la
rodilla apenas se flexiona al realizar el apoyo.

Las fases de la carrera de 100 metros lisos


Las fases que se suceden en la carrera de 100 metros lisos, una vez que se ha
producido la salida, son:

 Fase de aceleración.
 Fase de máxima velocidad
 Fase de resistencia a la velocidad.

La fase de aceleración
El corredor se pone en marcha aprovechando el desequilibrio, el cual nos
obliga a responder con reacciones reflejas para protegernos de la caída. Los
movimientos reflejos son mucho más rápidos que los movimientos voluntarios,
y este es un elemento que nos interesa utilizar a nuestro favor.
En esta posición de caída al frente, el tronco está muy inclinado hacia delante,
con el centro de gravedad más bajo de lo normal, y las piernas trabajan algo
flexionadas.
Los objetivos de esta fase de la carrera son alargar la longitud de los pasos
progresivamente, los cuales son más cortos al principio, así como enderezarse
poco a poco. Todo esto se realiza a lo largo de los primeros 40 – 60 metros,
intentando alcanzar la máxima velocidad antes de pasar a la siguiente fase de
la carrera. Es muy importante que los cambios de postura y longitud de la
zancada se realicen de un modo gradual mientras las piernas tratan de trabajar
a la máxima velocidad. Si el corredor se incorpora de golpe, se podría frenar la
inercia alcanzada con la salida, limitando así la progresión de la velocidad. La
verticalidad se consigue con naturalidad al ir alargando los pasos, y el centro
de gravedad sube.
De este modo, según aumenta la velocidad, el tiempo de contacto del pie en el
suelo se va reduciendo progresivamente, y las piernas pueden trabajar con
movimientos más amplios y rítmicos.
Ya estamos preparados para pasar a la siguiente fase. Respecto al esfuerzo
muscular, en la fase de aceleración, es muy importante el trabajo de los glúteos
para contribuir al enderezamiento del tronco, así como para empujar
fuertemente el suelo hacia atrás para conseguir la aceleración. Por otro lado, el
centro de gravedad está bajo, y los apoyos en el suelo son largos, por los que
el cuádriceps femoral tiene un papel esencial en el impulso para despegarse
del suelo.

La fase de máxima velocidad


Como su nombre indica, la fase de máxima velocidad sería aquella en la que el
corredor se desplaza a la máxima velocidad. Este tramo de la carrera comienza
cuando el corredor ya ha alcanzado la verticalidad y la máxima amplitud de su
zancada, y se prolonga a lo largo de los metros que es capaz de mantenerla,
en función de la técnica, fuerza muscular, y especialmente de la resistencia a la
velocidad del corredor.
Para una carrera de 100 metros lisos, esta fase se desarrolla aproximadamente
entre los 60 y 80 metros. La posición del cuerpo y la inercia alcanzada con su
aceleración, va a permitir al corredor que pueda explotar un poco más la
amplitud de los pasos, y que aumente un poco más la frecuencia de sus pasos
si consigue reducir el tiempo de contacto del pie en el suelo en los apoyos.
En esta fase se puede reducir dicho tiempo de contacto porque el centro de
gravedad está en su punto más alto; de modo que la rodilla y el tobillo tienen
que flexionarse muy poco al preparar la pierna para el impulso del siguiente
paso.

La fase de resistencia a la velocidad, y la llegada


La fase final, o de resistencia a la velocidad, comienza cuando el corredor
empieza a perder velocidad como consecuencia de la fatiga, y se prolonga
hasta el final de la carrera. En esta fase, el corredor ya no puede aumentar más
su velocidad, y su empeño está en mantener la intensidad del esfuerzo, porque
este va a empezar a decaer inevitablemente.
En una carrera de 100 metros, esta fase aparece entre los 70 y 80 metros en
función del nivel de preparación del corredor, y se refleja en un aumento de la
rigidez muscular, que provoca que sus movimientos sean más forzados, a
causa de la interferencia que van a empezar a ejercer las acciones de unos
músculos con otros, y con ello más lentos.
En esta fase es muy importante el nivel de resistencia a la velocidad, para que
la fatiga aparezca lo más tarde posible, y un buen nivel técnico, para que los
movimientos se realicen de la manera más económica posible. Los grandes
velocistas se distinguen por su capacidad para descontraer la musculatura con
facilidad una vez ha realizado su esfuerzo, lo que va a permitir que el músculo
se pueda recuperar mínimamente para la siguiente contracción.

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