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Varela Núñez Tania Ariadna

INTERVENCIÓN ARQ. PROYEC. REGENER. URB.

CARTA INTERNACIONAL PARA LA CONSERVACIÓN DE CIUDADES HISTÓRICAS Y


ÁREAS URBANAS HISTÓRICAS
(CARTA DE WASHINGTON 1987)
Adoptada en la Asamblea General del ICOMOS en Washington D.C, en octubre de 1987.

La Carta de Washington resalta la importancia de los núcleos urbanos como documentos


históricos que relatan los valores de las diferentes civilizaciones urbanas, además de
exponer las medidas necesarias para su protección, restauración y conservación.
Se plantea la idea de poder preservar la historia mediante la conservación de lo material y
espiritual que proyecta la arquitectura; es decir, mantener la forma, tanto urbana como del
edificio, así como su funciones y la relación con la población, esta última siendo
imprescindible para cumplir dichos objetivos.
Debe existir un plan de conservación el cual comprenda un análisis de datos precedido de
estudios multidisciplinares.. La adaptación de las áreas de interés histórico a la vida
contemporánea requiere planificar la infraestructura y el equipamiento de una forma
compatible en ambos casos.

“Se entiende como centro histórico al conjunto de edificios de una ciudad que relatan los
verdaderos hechos de la misma”.

El atractivo de una ciudad se representa a través de la arquitectura y su transformación a


base de necesidades; del mismo modo puede verse reflejado en sus habitantes y como se
desenvuelven en sus quehaceres cotidianos, proyectando así las tradiciones y costumbres
que los distingue y les da un valor cultural como sociedad. Es fundamental conservarla y
darle la importancia necesaria para mantenerla, vivirla y leerla sin que esto afecte el tiempo
y espacio en el que se encuentra.

Para considerar que un edificio es arquitectura patrimonial tiene que contener un valor
histórico, artístico o arqueológico, sin entrar en conflicto con sentimentalismos que no
permitan enjuiciar bien ese espacio, ya que estos propician la conservación de elementos
que no son funcionales a épocas posteriores, o bien, que sus daños son más notables que
sus beneficios. Por ejemplo: conservar sólo fachadas de algún elemento arquitectónico.

En conclusión:

Es esencial envolver a los habitantes de valores que les permitan ponderar y respetar los
espacios que narran su historia asimismo de la información necesaria para conseguirlo.

La adhesión de nuevos edificios debe de contemplar el entorno para integrarse al contexto


histórico que se debe conservar (altura en fachada, dimensiones de entrepisos, texturas,
vanos y macizos, etc.). Sin embargo actualmente los núcleos urbanos han ido creciendo de
acuerdo a las necesidades sin considerar una planificación adecuada o tomando en cuenta
el patrimonio histórico, pasando por alto estos principios.

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